sábado, 1 de abril de 2023

En la retaguardia: Historias de España

  

Sábado, 25 de marzo
LLENA DE LUZ

Exposición sobre el viejo Avilés, pero no tan viejo que yo no lo recuerde, en la Casa de Cultura. Una fotografía panorámica de más de metro y medio de largo que abarca los terrenos en los que se estaba construyendo Ensidesa, figura como “donativo de José Luis García Martín”. Debería llevar el nombre de Andrés Trapiello. Él fue quien la encontró un domingo en el Rastro. No figuraba autor ni fecha —es de Alonso y fue hecha en 1954— y como en una esquina del sobre que la contenía alguien había escrito “Avilés”, a Trapiello se le ocurrió regalármela.

¡Cuánta historia mía en estas viejas fotos! En torno a 1954, vino mi padre a trabajar a Avilés y luego se trajo a la familia. Hay dos imágenes que reflejan toda la dureza de aquellos días. Están tomadas en el Fondo de Valliniello y en ellas aparecen ruinosas viviendas pegadas a los muros de la siderurgia. En una de esas casas, pasé parte de mi infancia. La escuela era un improvisado barracón de madera donde se amontonaban niños llegados de todas partes con un solo maestro, don José Ramón. Estas dos fotografías de Valliniello parecen tétricas estampas de los años más duros de la revolución industrial. Pero en mi memoria aquella dureza está llena de luz. 

Domingo, 26 de marzo
EL PRESIDENTE EN LA NUNCIATURA

La quema de conventos a principios de la República es un tema recurrente en los conversos al revisionismo histórico. Con Abelardo Linares, con Andrés Trapiello, he discutido más de una vez del tema. Para ellos, como para la primera propaganda franquista, el principal responsable de esos desmanes fue Manuel Azaña, a quien Miguel Maura —encargado entonces del orden público— atribuyó años después una frase muy repetida: “Todas las iglesias de Madrid no valen lo que la vida de un solo republicano”. Un artículo de Francisco Madrid, publicado en el diario habanero Alerta allá por 1950, rescatado ahora por Renacimiento y no me parece que tenido en cuenta por nadie, añade nueva luz sobre esos sucesos.

            —Don Niceto Alcalá Zamora, aquel domingo, 11 de mayo de 1931, se hallaba en El Pardo. Al enterarse de lo que ocurría en Madrid, subió de inmediato a su automóvil y se dirigió al palacete en que residía monseñor Tedeschini, nuncio del papa. Alcalá Zamora iba a presentar sus disculpas por lo que estaba sucediendo. Le hicieron pasar al salón principal de la nunciatura mientras avisaban a Tedeschini. Al poco, entró el nuncio con gesto no precisamente amigo. A pesar de ser uno de los más atentos diplomáticos, incapaz de una incorreción, apareció altivo y ofensivo. Alcalá Zamora, tras saludarle, le dijo que ya podía suponer a lo que iba y luego volvió la mirada hacia la pared principal del salón. Comprobó que el rostro de Tedeschini se demudada al ver lo que había sorprendido al presidente unos momentos antes: bajo un dosel con la bandera bicolor, los retratos del rey y de la reina. El nuncio balbuceó excusas: “Como apenas se usa este salón, no nos hemos dado cuenta de que siguen ahí los retratos de los reyes. Los mandaré quitar ahora mismo. La iglesia se comprometió a respetar el régimen político que se ha dado el pueblo. Ha sido un descuido imperdonable. Un olvido que.. .que…”. El presidente aprovechó su tartamudeo para decir: “Pues como se han olvidado ustedes de quitar esos retratos, se han olvidado los sacerdotes de respetar desde el púlpito a las autoridades legales”. Monseñor Tedeschini se ablandó inmediatamente y Alcalá Zamora, fervoroso católico, pudo hablar con mayor serenidad, prometiendo hacer todo lo posible para acabar con los ataques a la iglesia mientras el nuncio se comprometía a que los clérigos respetaran un régimen reconocido por el Vaticano y no hicieran política en las iglesias. Esto lo contó Alcalá Zamora a algunos ministros reunidos antes del Consejo del 12 de mayo. A  mí me lo refirió Marcelino Domingo y me lo confirmaron después Fernando de los Ríos y Casares Quiroga.

Lunes, 27 de marzo
CON MACHADO

Me alegra coincidir cada vez más con lo que afirma Antonio Machado en su borrador del discurso de ingreso en la Academia: “Soy poco sensible a los primores de la forma, a todo cuanto en literatura no se recomienda por su contenido. Lo bien dicho me seduce solo cuando dice algo interesante, y la palabra escrita me fatiga cuando no me recuerda la espontaneidad de la palabra hablada”.

Martes, 28 de marzo
 
FALSO TESTAMENTO

No es la primera vez que un escritor quiere demostrar una tesis y demuestra exactamente la contraria. Guillermo Gortázar —historiador metido a político en las filas de la derecha, aunque comenzara, como tantos, en el extremo opuesto— nos desvela en El secreto de Franco que su testamento fue escrito por un joven político, Javier Carvajal, y no por encargo del dictador, sino por iniciativa propia. Logró hacérselo llegar a Franco y a este le gustó tanto que no solo se limitó a aceptarlo como suyo, sino que se levantó moribundo de la cama, se encerró en su despacho y lo copió a mano para que nadie pudiera dudar de su autoría. Tiene razón Gortázar al insistir en que ese mensaje supuso un gran apoyo a los reformistas del régimen y que sin él le habría sido más difícil al rey llevar a cabo el desmontaje, tan inteligentemente pilotado por Fernández-Miranda, de la legalidad franquista para dar paso a otra legalidad. De ahí que más de uno dudara de su autenticidad y que se pensara que procedía del entorno del sucesor, a quien estaba destinado uno de los principales párrafos: “Por el amor que siento por nuestra Patria, os pido que perseveréis en la unidad y en la paz y que rodeéis al futuro rey de España, don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido”. Parece que Adolfo Suárez presumió ante Juan Carlos de ser el inspirador de esas líneas que Arias Navarro leyó lloriqueante, y que de ahí partió su inicial buena fortuna.

Ante las dudas sobre el testamento, la duquesa de Franco concedió una entrevista a Alfonso Paso, publicada en El Alcázar, el 26 de marzo de 1976, en la que desvela que ese testamento no lo dictó Franco, sino que lo encontró manuscrito en su despacho. Y por primera vez se reproduce el manuscrito. La letra parece corresponderse con la de Franco, pero no ha sido posible comprobarlo adecuadamente porque ese documento se encuentra en paradero desconocido.

Pero un Franco moribundo y con Parkinson no iba copiar a mano, como un escolar aplicado, el texto que había escrito a máquina un colaborador de acuerdo con sus indicaciones, solo garabatearía su firma. La existencia de ese inverosímil y desaparecido manuscrito confirma la falsedad del testamento, al contrario de lo que pretende Gortázar. Quien, por cierto, no deja de aprovechar la ocasión para arrimar el ascua a su sardina y criticar a esos desagradecidos revisionistas que critican la ejemplar transición y pretenden reabrir heridas sacando los restos de los vilmente asesinados de las cunetas y dándoles digna sepultura. 

Miércoles, 29 de marzo
GOBIERNO MILITAR

“Buenos días, soy el comandante Pinto. Le llamo desde la Delegación de Defensa”. Larga pausa. “Creo que se ha equivocado de número”, respondo yo un tanto inquieto.

Pero no se había equivocado. Mi amiga Ana Vega le había dado mi nombre para que fuera jurado en el concurso literario en el que los escolares han de escribir una carta a un militar.

Acepté encantado. La actual Delegación de Defensa sustituye al antiguo Gobierno Militar y a ese edificio de la plaza de España tuve que acudir yo durante 1975 a firmar todas las semanas —al principio tenía que desplazarme hasta Madrid— mientras me encontraba en situación de libertad provisional. Recuerdo el temor con que entraba, temiendo que no me dejaran salir. Volveré casi medio siglo después y me siento un poco como si yo también, aunque en mínima parte, fuera historia de España.

Jueves, 30 de marzo
EL DELITO MAYOR

Hace cien años, en marzo de 1923, pasó Unamuno por Avilés invitado por la Biblioteca Popular Circulante que había fundado el poeta Luis Lumen pocos años antes. Hizo una lectura comentada de algunos de sus poemas. Causó especial impresión el dedicado al Cristo yacente de Palencia, un “Cristo pesadilla” que parece decirnos: “No es ni un sueño la vida; todo no es más que tierra; todo no es sino nada, nada, nada… ¡y hedionda nada que al soñarla apesta!”

            Unos meses después comienza la dictadura de Primo de Rivera, que trae consigo el destierro de Unamuno; luego, la efímera ilusión republicana interrumpida por la guerra civil. A Unamuno se le rompe el corazón el último día de 1936, a Luis Lumen lo fusilan en su Avilés unos meses más tarde, el día en que cumplía 45 años, por el delito de haber fundado la Biblioteca Popular Circulante que ponía en las manos de todos libros como los de Unamuno. También los puso en las mías, cuarenta años después de que la visitara Unamuno.


5 comentarios:

  1. A propósito de A.Machado:

    'Las viejas de Castilla', el poema inédito de Antonio Machado

    Ha aparecido en el Fondo Zugazaga que atesora la Institución Fernán González. Aún se está estudiando y analizando, pero todo apunta a que es, en efecto, desconocido, y que el universal autor andaluz pudo desecharlo para su libro 'Campos de Castilla'

    https://www.diariodeburgos.es/noticia/Z98FAC8AD-0344-C7CD-1433D4A4B2F4C3B9/202303/las-viejas-de-castilla-el-poema-inedito-de-antonio-machado

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  2. Ya hemos comentado ese poema en nuestra tertulia virtual de los miércoles. El poema es de Machado, pero el título parece una mala transcripción: quizá fuera "viajes" en vez de "viejas".

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  3. Pues vamos a contenidos revisionistas, amigo José Luis. Presta atención a las declaraciones de Yolanda Díaz en su lanzamiento como candidata a presidenta, más inteligentes que las del cínico de Sánchez,.
    "Los partidos son herramientas", dice. Esta mujer que procede de la extrema izquierda gallega, lo cual da un poco de yuyu, ha superado el marxismo-leninismo, el socialismo incluso.
    ¿Cabe una izquierda liberal?, ¿hay banqueros anarquistas?
    No me extiendo.
    Salud

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  4. No creo que Yolanda Díaz venga de la extrema-izquierda. Y sigue estando a la izquierda.

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  5. Nunca voy a Palencia (he ido unas cuantas veces, aunque no hay ninguna razón para ir a Palencia) sin acercarme a ver ese Cristo en las Clarisas. Es imponente y terrorífico, el reverso espeluznante del Cristo del Otero en la misma ciudad.

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