Sábado, 20 de
enero
ADIVINANZAS
Era
tan antipático que para conseguir algo necesitaba el doble de esfuerzo y de talento
que cualquier otra persona.
Nunca empleaba menos de seis páginas
para decir lo que cabía holgadamente en media, pero su retórica abrumaba.
Insistía tanto en su vanidad que
acababa resultando poco creíble.
Era un poeta muy sensible, en cuanto
dejaba de ser el centro de la conversación se deprimía.
Domingo, 21 de
enero
OTRA PELÍCULA
A
los pocos minutos de empezar, ya sospecho que La zona de interés, de
Jonathan Glazer, no es más que un pretencioso bodrio. Qué idea tan original.
Las autoridades encargadas de los campos de concentración no tenían cuernos ni
rabo, no comían carne cruda, no maltrataban a sus mujeres, querían a sus hijos.
Vivían incluso en casas con jardín y piscina, paseaban por los alrededores a
caballo. Y para que nos imaginemos el sufrimiento inimaginable de los que están
tras de los muros del campo al director no se le ocurre otra cosa que dejar
interminables minutos la pantalla en rojo o en gris mientras suenan sonidos
extraños.
Se aguante como se puede esta tediosa
versión descafeinada de la novela de Martin Amis, aunque hay algunos valientes
que se atreven a dejar la sala sin miedo a que los acusen de antisemitas. Yo me
entretengo imaginando otra película, esta sí provocadora y hasta quizá útil: el
eficaz comandante que cumple órdenes y disfruta todo lo que puede de la vida de
familia forma parte del ejército de Israel y al otro lado de los muros el campo
de concentración donde se masacra, por vengativas razones, a hombres, mujeres y
niños no se llama Auschwitz, sino Gaza.
Lunes, 22 de enero
MÁS ANÓNIMOS
---¿Has
leído el último número de Calle del Aire? ¿Qué te parece lo que se dice
de ti?
---¿Hablan de mí? Lo he leído, me
han interesado los poemas de Salvago y las minucias de Abelardo sobre Chaves
Nogales, pero no vi que hablaran de mí.
---Te dedican una de las reseñas
anónimas de “Mesa de novedades”. Yo no he leído ese libro, Ideas al vuelo,
al parecer una selección de tus aforismos preparada por no sé qué profesor,
pero me ha divertido mucho lo que dicen de Amazon. No sé lo que sabrá el
anónimo de literatura --a lo mejor sabe mucho, y acierta en sus palos--, pero
del mundo real sabe poco.
---Se tratará de Juan Bonilla,
resentido por algunos de los reparos que puse a sus novelas y otros trabajos
alimenticios.
---Pues a lo mejor como literato
vale algo, pero como analista del mundo contemporáneo mejor que se dedique a
otra cosa. Mira lo que escribe a propósito de tu libro: “Disponemos de dos
ejemplares, uno enviado por el editor y otro comprado en Amazon, que es el
único lugar donde se vende. El primer tomo es no solo digno, sino
sobresaliente: tapa dura, lomo cosido, buena impresión, buen gramaje de papel.
El segundo es un ‘print on demand’ (¿cómo traducir ‘print on demand’ sino
demandando al impresor?). Son una fotocopias en folio blanco, en tapa blanda,
en el que el corte de la guillotina casi se come la última letra del título,
lomo pegado que decuajaringa el volumen en cuanto se abre. Es evidente que
Amazon sirvió al editor una cantidad de ejemplares bien confeccionados y que
luego pone a la venta –bajo petición-- un apresurado proceso de impresión que
resulta denunciable”.
---¿De verdad ha escrito eso? Sería
la primera vez que un crítico, además del ejemplar que le regala el editor,
compra otro. Y es un comprador algo despistado, porque basta teclear el título
en Google para comprobar que el libro se ofrece en dos formatos: en tapa dura,
al precio de 22 euros, y en tapa blanda a 19,76 euros. Él pidió, si es que lo
pidió y no todo es autoficción, el ejemplar más barato y por eso no estaba
encuadernado, al contrario del que le regaló el editor. Por lo que cuenta, si
lo que cuenta es cierto, le llegó un ejemplar defectuoso y en lugar de hacer lo
que haría cualquier persona normal, devolverlo, elucubra una teoría sobre el
funcionamiento de Amazon y no solo la expone en la mesa del café, sino que
tiene el atrevimiento de escribirla con manifiesto desprecio de la inteligencia
de sus lectores (quizá por eso lo del anonimato): los libros que vende Amazon
constan de dos ediciones, una de lujo para el editor y una chapuza denunciable
para los compradores. ¡Menuda manera de hacer negocio! ¿Cómo se explicará el
bueno de Juan Bonilla el éxito de Amazon? ¡Una empresa que acaba con todos los
competidores a base de defraudar a los usuarios! Pensamiento infantil o
pensamiento mágico se llama esa figura.
---Mucho te odia cuando para
devaluar un libro tuyo no duda en hacer el ridículo.
---No lo creo, solo no le caigo
bien. Es un profesional que malvive de lo que escribe y yo de vez en cuando me
he permitido poner reparos a su mercancía. Pero no creo que mi opinión –al
contrario que la de Vargas Llosa que le hizo agotar dos ediciones de un libro
sobre Mayakovski con una página en El País— influya en las ventas de sus
productos.
---También dice que hay en ti “un
invencible narciseísmo, es decir, un gustarse a sí mismo con tal fuerza que
parece que el suelo le tiembla”. Y añade: “como decía Julio Caro Baroja de Juan
Benet, tiene tan alta opinión de sí mismo que es muy difícil estar de acuerdo
con él”.
---Qué bien me conoce. Mejor que a
Amazon.
Martes, 23 de
enero
YA ERA HORA
Me
encuentro con Felipe, hermano del Juan Manuel Pendás obsesionado siempre con la
literatura (y unos años conmigo), autor de centenares de cartas a los
periódicos, que una vez, en los primeros ochenta, me dedicó un artículo ditirámbico
--“El genio de Rivero” se titulaba (yo aún vivía en la casa a la que vuelvo
todos los sábados)-- que terminaba con una frase que me hizo mucha gracia:
“Solo hay una cosa que no comprendo, ¿cómo un hombre tan inteligente puede ser
socialista?”
La vida no fue demasiado amable con
él ni con su familia. Era sobrino de Juan Benito, el fundador de Tribuna
Ciudadana. Al padre de Juan Benito, al abuelo de Pendás (así le conocíamos
todos), lo asesinaron en 1937 por haber sido concejal de Izquierda Republicana en el
Ayuntamiento de Oviedo. Tenía la enfermedad que transmitió a varios de sus
descendientes. Un capitán médico firmó un certificado afirmando que estaba sano
y era asesinable.
Tras evocar viejas historias, Felipe me
dice de pronto:
---¿Te has enterado de que han
despedido a Savater de El País después de 46 años?
---¡Ya era hora!
---¿Te parece bien?
---Me parece que han tardado mucho. Hace
tiempo que no leía su columna de los sábados para no indignarme. Savater,
aunque seguía firmando así, hacía tiempo que había dejado de serlo. Intelectualmente
fue una de las víctimas de ETA. Una parte de su cerebro dejó de funcionar. Y por ahí
sigue, como un zombi, dando palos de ciego contra todo lo que suene a
progresismo.
Miércoles, 24 de
enero
PASEO SOLO
Para presentar un libro, llego a Avilés al atardecer, la hora más melancólica del día. Paseo solo por las viejas calles y me dejo asaltar por los fantasmas. Los reconozco a todos y los voy saludando por su nombre. Pienso que pronto (esperemos que no demasiado pronto) yo también seré uno de ellos, y un poco después, cuando nadie nos recuerde, ellos y yo nos desvaneceremos para siempre. No me pone triste ese previsto final. Hay que ir dejando libre el escenario para que lo ocupen otros.
Jueves, 25 de
enero
VANIDAD
Me
gusta alardear de defectos que no tengo para esconder mejor los que me
avergüenzan.
¿Soy tan vanidoso como aparento? ¡Ya me
gustaría! El vanidoso es un ser inseguro que necesita de continuo la aprobación
ajena. A mí me basta con mi propio reconocimiento, que no es fácil de
conseguir. Las medallas, los premios, los homenajes para quien los necesita. En
mi caso, serían un incómodo desperdicio.
Viernes, 26 de
enero
ORGULLO
No
todo son desventajas en esto de cumplir años. Se inaugura en Gijón una
exposición sobre la poesía española a partir de 1975. Todos los libros que se
exponen de algún interés los fui leyendo según aparecían; en bastantes de las
guerras literarias de esos años, participé; asomo en algunas fotos; apenas hay
poeta de algún nombre del que no tenga algo que contar, para bien o para mal.
Aunque yo figurara muy en segundo plano, la
historia de la poesía española del último medio siglo es también, de alguna
manera, mi propia historia. Suplente o titular, me alegra haber jugado en esa
liga, aunque las medallas se las llevaran otros. A mí me basta con formar parte
de un club del que también formaron parte Bécquer, Machado o Juan Ramón.