sábado, 30 de octubre de 2021

Elogio de la cordura: Las maravillas del mundo

 

Sábado, 23 de octubre
FUEGO EN LOS HUESOS

El azar, al menos de momento, parece que me quiere bien. Como hoy no he ido a Avilés, termino mi ración de lectura en uno de los riñones favoritos de mi biblioteca –el McDonald’s de Los Prados--  antes de lo habitual. No sé qué hacer con el tiempo que me sobra, aunque estoy acostumbrado, desde la más tierna infancia, a que me sobre tiempo. Me acerco hasta la cartelera de los Yelmo y compruebo que dentro de cinco minutos comienza la transmisión de una ópera desde Nueva York. El título, Fire Shut Up in My Bones, no me dice nada. Nunca había oído hablar de ella, pero basta una breve consulta en el teléfono para darme cuenta de que no puedo perdérmela. Y qué emocionante desde el principio esta historia de humillación y superación. El libreto está basado en la autobiografía de Charles M. Blow, un periodista de The New York Times; el título procede de un pasaje de Jeremías: “Pero había en mi corazón algo así como un fuego ardiente prendido en mis huesos y aunque yo trabajaba para sofocarlo no podía”.

            Cuánta verdad, cuánta magia y cuánta fuerza en esa madre coraje, Billie, la soprano Latonia Moore, y cómo nos llega al corazón la fragilidad del niño Charles, Walter Russell III, objeto de abusos, demasiado delicado para la rudeza del barrio en que ha de desenvolverse.

            El músico de jazz Terence Blanchard ha sacado a la ópera del museo arqueológico y la ha puesto de patitas en la calle. ¡Ya era hora! Aquí en Oviedo piensan que modernizar la ópera es darles un teléfono móvil a los personajes de La flauta mágica o situar la Agripina de Haendel en un motel de carretera, algo así como si la pintura acabara en el siglo XIX y lo único que nos quedara hacer fuera pintarle bigotes a la Gioconda o repintar las Meninas con los personajes vestidos con ropa actual.

            El teatro neoyorquino estaba lleno –era la última función de la ópera que inició la temporada en septiembre--, pero la sala de cine casi vacía, al contrario de lo que solía ser habitual. Desde tan lejos, se ve mejor y con una propina añadida: nos dejan adentrarnos entre bastidores. Mientras entrevistan al director y a los cantantes, el coro masculino ensaya, o juega a ensayar, lo que yo llamo el ballet de las tentaciones, entre la danza, el encuentro erótico y el combate y ese borrador previo tiene tanto encanto como la representación posterior, con tenerlo esta mucho.

            En un cruce de carreteras, un joven se encuentra con su destino, y qué acierto que este destino lo representa una soprano en la que todo es hermoso: la sonrisa, la voz y el nombre, Angel Blue. Yo también estoy en una encrucijada de caminos. No es la primera vez. Pero no acabo de acostumbrarme.

Domingo, 24 de octubre
LINTERNA MÁGICA

Qué sucesión de maravillas. Ayer fue la música dolorida y vibrante de Terence Blanchard, hoy abrir los ojos asombrados, como cuanto era niño, ante la pantalla convertida en linterna mágica por Wes Anderson.

            No sé cuál de las tres historias que cuenta en La crónica francesa me gusta más si la burla del arte contemporáneo, si el homenaje a mayo del 68 o el thriller gastronómico-carcelario.

            ¿Cuántos años hacía que no me daban ganas de volver a ver una película nada más terminar de verla? El mundo de Wes Anderson es el mundo en que a mí me gustaría quedarme a vivir. Y La crónica francesa –o en su defecto The New Yorker-- el único periódico en el que me gustaría trabajar.

Lunes, 25 de octubre
ELOGIO DEL ERROR

Hay aciertos a los que solo se llega después de haberse equivocado mucho. Yo, que razono tan bien cuando de pura lógica se trata, en las cosas importantes de la vida suelo disparatar bastante. Pero gracias a uno de esos errores, a un afortunado error, estoy ahora donde estoy, que es donde siempre quise estar, aunque no lo supiera.

Martes, 26 de octubre
BIEN HECHO

Los días vuelven a saberme a poco y eso quiere decir que vuelven a saberme bien. ¿Por cuánto tiempo? De sobra sé que estos hermosos días de otoño, como los otros días, tienen los días contados. Pero de pronto eso ha dejado de preocuparme. Del mañana no hay certeza, pero hoy el mundo está bien hecho y se tiende frente a mí y se deja acariciar. 

Miércoles, 27 de octubre
CALLA, CALLA

Lo que tiene interés periodístico interesa mucho hoy, pero poco mañana. Lo que tiene interés histórico interesa siempre. Pero no siempre resulta fácil la distinción.

            ----¿Y por qué no hablas de la lucha por la oficialidad del asturiano, Martín? ¿No crees que tiene interés histórico?, me pregunta Xuan Bello.

            ----Hay muchas cosas de las que no hablo, aunque tenga opinión sobre todo, como todo el mundo.

            ----Tú estás obsesionado con el anterior jefe del Estado y siempre que puedes lo sacas a relucir, como si no hubiera otras cosas interesantes de las que hablar.

            ----Y otras de las que no se puede hablar si no quieres arriesgarte a que te echen del periódico, te cierren tu canal de YouTube o borren tus mensaje de las redes sociales. Y no importa que seas el presidente democrático de un país democrático, te pueden tratar de cerrar la boca igual.

            ----Eres un conspiranoico, Martín. ¿Lo sabías?

            ----¿Cómo no voy a serlo si leo los periódicos?

            ----Pues poco caso les haces. No habrás leído en ellos una sola línea en contra de las vacunas y, sin embargo, todavía no te has vacunado.

            ----Calla, calla. Eso es un secreto. ¿No querrás que me lapiden?

Jueves, 28 de octubre
EL LARGO VIAJE

Asisto a la entrega del premio Jovellanos a Anna Caballé con un cierto recelo. Hoy es la entrega, pero yo hace tiempo que he leído El saber biográfico y lo he reseñado y, como es habitual en mí, le he señalado todos los descosidos.

Pero me recibe muy amablemente. O no conoce la reseña o me conoce lo suficientemente a mí como para que no le sorprendiera. No es un Fernando Valls, a quien no le gustó algo que dije, y ahora aprovecha el prólogo a los diarios de Chirbes, donde enumera a todos los diaristas contemporáneos ,para silenciarme y hacerme así brillar por mi ausencia, uniendo a la mezquindad cierta candorosa ingenuidad.

            Anna Caballé se refiere a los diarios de Jovellanos –tan atentos a todo, tan prodigiosamente enciclopédicos-- y a la noche del 13 de marzo de 1801 en que fue detenido mientras dormía en esta misma casa en que ahora nos hallamos. Acudió a detenerle el regente de la Audiencia de Oviedo, Andrés de Lasaúca, que antes le había investigado sin encontrar nada en su contra. Pero ahora nada podía hacer para oponerse a unas órdenes que venían de muy arriba y que exigían el máximo rigor. Me imagino, mientras escucho a la escritora, aquella escena, que tan bien narró Ceán Bermúdez: “Sorprendido el señor don Gaspar en su cama, antes de salir el sol le hicieron vestirse y que entregase sus papeles. Se le prohibió el trato con sus amigos y parientes, que deseaban verle y consolarle, y solo se permitió el preciso con algunos criados, para disponer lo que había de llevar en el viaje y prevenir lo conveniente al arreglo de su casa. Estuvo encerrado en ella el día 13, presenciando el acto de cerrar su selecta librería y antes de amanecer el día 14 le sacaron de Gijón”.

            El viaje hasta Barcelona, en donde embarcó para Mallorca,  duraría nada menos que un mes y durante ese tiempo se hizo amigo de su carcelero, Andrés de Lasaúca, a quien convirtió en su amanuense. La artrosis le impedía usar la mano derecha. Gracias al regente de la Audiencia que lo acompañaba pudo seguir con su diario. En las últimas líneas es el copista, algo más que copista, quien habla: “La hora de nuestra separación se acerca. ¿Qué hado siniestro la ordena? Pero mi compañero seguro de su inocencia, se entrega en los brazos de la providencia divina y ambos concluimos este Diario, que en tan largo y molesto viaje nos ha ofrecido un honesto e inocente entretenimiento. ¡Denos el cielo algún día el placer de repasarlo juntos con la misma buena unión que lo escribimos!”

            Se despidieron, después de largos abrazos, entre lágrimas. Pocos casos hay de diarios en colaboración, y ninguno como este, concluye Anna Caballé. Pero de súbita amorosa amistad entre cautivo, o cautiva, y carcelero hay más de uno, pienso yo. Y recuerdo la historia del pintor y su guardiana en La crónica francesa.

Viernes, 29 de octubre
ILUSIÓN

“Te haces la ilusión de que sigues la marcha del mundo, pero hace tiempo que el mundo va por un camino y tú por otro”, me digo. Pero no acabo de creérmelo.



 

sábado, 23 de octubre de 2021

Elogio de la cordura: No te acostumbres

 

Sábado, 16 de octubre
DECÍAMOS AYER
 

“En mi tiempo…”. Me divierte esa expresión que escucho a veces en gente de mi edad. Yo no me siento un superviviente de otros tiempos mejores o peores que ha llegado a una época que no comprende del todo. Más bien soy un hombre de este tiempo nacido antes de tiempo y por eso ha tenido el privilegio de vivir en el pasado y de poder volver a otras épocas de las que guarda memoria personal.

Entre 1972 y enero de  1975 se publicaron las entrevistas que Monserrat Roig reunió en Los hechiceros de la palabra y que, en muchos casos, yo leí cuando aparecieron en Triunfo o Destino. Las releo ahora y me doy cuenta de lo arcaica que era lo que yo viví como eufórica modernidad en aquel final del franquismo. Visita a Josep Pla y por el camino se encuentra “con un labrador empujando, paciente, solitario y silencioso, el arado con  un caballo”; antes de saludar al escritor, observa a una mujer “que lava, restriega la ropa con fuerza, en un lavadero situado a la izquierda de la casa si se mira hacia el sur”.

            Dos secretarias aturdidas van y vienen delante de una puerta. “Oye, tú, pregunta que cómo se llama el pueblo aquel de Almería donde se ruedan westerns”. Llaman por teléfono a un amigo de la Transmediterránea que quizá se acuerde. Hace falta saber el nombre de ese pueblo porque lo ha preguntado una voz potente que está detrás de la puerta. Esa voz es de Camilo José Cela, que entonces para cualquier duda que hoy resuelve Internet llamaba a gritos a sus temerosas secretarias, como un todopoderoso señor feudal.

            Pero no son las condiciones materiales las que nos distancian de aquella época en la que yo comencé a trabajar y publiqué mi primer libro. Nos deja atónitos la barbarie moral. Y quien la manifiesta es nada menos que el escritor que entonces mejor representaba la modernidad, Juan Benet. Cita a Faulkner –cómo no-- y dice que la ética de un escritor deber ser escribir un buen libro, “aunque para ello deba matar a su madre, violar a su hermana,  robar a su padre y quemar la comunidad donde vive”. 

Solo una boutade del novelista sureño, por supuesto. Pero  el autor de Volverás a Región y otros contundente ladrillos de la época parece tomársela en serio: “Probablemente, esas cosas no se ponen delante de uno, pero si se pusieran delante, debería violar a su hermana para escribir bien”. La réplica de Monserrat Roig: “No creo yo que sea necesario violar a la hermana de uno para escribir bien…”. Y la respuesta de Benet: “No, si esa fuera la panacea produciría doble satisfacción en mucha gente”.

            Y lo más terrible es que lo escandaloso es el incesto, no la violación. Esa parece que era entonces una actividad bastante normal y bastante corriente, aunque no parece que ayudara a escribir mejor.

Domingo, 17 de octubre
UNA BUENA IDEA

Qué buena idea la que leo hoy en un suplemento dominical. Resulta que una cadena de supermercados holandesa ha decidido instalar, junto a las cajas normales y las cajas rápidas, cajas lentas, para aquellas personas que no tienen ninguna prisa y les gusta tener un rato de conversación con el cajero o la cajera. Personas de edad que por lo general viven solas, la mayoría de ellas.

            Una buena idea que espero que pronto se extienda por aquí. No es que yo las necesite, yo soy más bien de alta velocidad. Lo que no nos vendría mal a los que escribimos es que, en los locales que frecuentamos, entrenaran a los empleados para decir de vez en cuando “Muy bueno ese artículo que hoy publica en el periódico” o “Enhorabuena por su último libro, creo que está teniendo mucho éxito”.

            Al llegar a cierta edad, unos necesitan un rato de conversación y otros uno o dos elogios diarios, aunque sean mera cortesía. Menos mal que nos queda Facebook.

 

Lunes, 18 de octubre
EL PEOR POETA DEL MUNDO

----¿Tienes un momento? Te voy a leer unos poemas que aparecen en El Cultural a ver qué opinas de ellos: “Era quien en noche clara de verano se adentraba. / Su último amor ha largo tiempo se le había ido. / Él no se lamentaba. Mas de púrpura se inflamaba / el rubor de la llaga de su corazón herido”.

----No sigas, no sigas. Sé quién es ese autor.

----Stefan Zweig, el peor poeta del mundo si hemos de juzgar por esta traducción.

----Zweig no es el peor poeta del mundo, pero Richard Gross sí es el peor traductor del mundo, al menos en lo que a la traducción poética se refiere. Es austriaco y se atreve a traducir al español, para el que carece de oído literario: “A guisa de introducción” titula un poema; “Solos, ambos a dos” comienza otro. Y cree que lo primero que hay que conservar al traducir un poema es la rima. Ningún ripio le es ajeno, como ningún arcaísmo o ridículo neologismo.

----¡Y no te parece una vergüenza que reproduzcan esas versiones en un suplemento y que en otro los saluden alborozados como un acontecimiento literario.

----Bueno, Abelardo, eso solo indica que la prensa cultural es publicidad por otros medios, que nada tiene que ver con la crítica. Y que la competencia en materia poética es menos abundante de lo que se cree. Hay muchos profesores y estudiosos tan capacitados como Mainer que carecen completamente de ella. Ese libro que todos elogian, Cuerdas de plata, lleva un prólogo de César Antonio Molina.

----¡Le escribiré preguntándole como puede avalar tal disparate!

----En realidad no lo avala.. El prólogo, extenso, que mezcla literatura de viajes con indagación biográfica y ensayismo, merecía un edición independiente. Yo aconsejo a quienes compren este libro, si tienen algún respeto por Zweig y por la poesía, que abandonen su lectura en cuanto terminen la admirable introducción. Y no lo avala porque cuando César Antonio Molina cita la poesía de Zweig no lo hace con los disparates de Gross, sino en la versión de Fernando Maristany, publicada hace un siglo.

Martes, 19 de octubre
QUÉ DISPARATE

No gana uno para sobresaltos. Leo un titular periodístico: “Sánchez aboga por acabar con la inviolabilidad legal del Rey”. Qué disparate, eso supondría un cambio de Régimen. Generalmente los titulares no recogen la literalidad de las declaraciones, pero en este caso parece que se le aproximan bastante. Sánchez estaría dispuesto “a eliminar o matizar la inviolabilidad del rey en una futura reforma constitucional”, una inviolabilidad que habría servido legítimamente en su momento, pero no sirve ya en una democracia consolidada.

            El jefe del Estado, estimado Pedro Sánchez, es inviolable y no es responsable de sus actos como jefe del Estado porque sus actuaciones no las decide él, sino el gobierno, que es el responsable de las mismas. Si Felipe VI no puede negarse a firmar un indulto a los líderes catalanes, tampoco puede ser responsable de la posible ilegalidad de esa medida. ¿Queda  claro? A la Constitución, en este aspecto, no hay que cambiarla, basta con conocerla, sin mutilarla, y aplicarla, cosa que últimamente –a juicio del Tribunal Constitucional-- parece que no se ha hecho con excesiva frecuencia.

Si yo fuera corresponsal de un periódico importante, en la próxima rueda de prensa de Pedro Sánchez, le diría: “Presidente, en lugar de una pregunta, voy a hacerle un ruego. He traído conmigo un ejemplar de la Constitución. ¿Podría leernos completo el artículo 56.3 y luego el 64, que en él se menciona?“

Después de leerlos en voz alta y en público, con una multitudinaria audiencia por testigo, no se atrevería Pedro Sánchez a decir que hay que eliminar la inviolabilidad del Rey, que le hace a él responsable de su actuación como jefe del Estado, no al monarca, “que carece de responsabilidad”. Ni ningún fiscal, juez o catedrático de Derecho Constitucional se atrevería a volver a afirmar, o a dar a entender, que la Constitución autoriza al rey a actuar en su vida privada al margen del código penal, como un Ceaucescu cualquiera, o que le protege de cualquier actuación legal si delinque, lo que viene a ser lo mismo.

Miércoles, 20 de octubre
ELOGIO DE LA REPETICIÓN 

Un escritor debe ser brillantemente monocorde,  repetir siempre las mismas cosas, pero sin que nunca nos cansemos de escucharle.

Jueves, 21 de octubre
ES IMPORTANTE

“¿Es importante la cultura para el que se dedica a escribir?”, le preguntaron una vez a Francisco Umbral. “Es fundamental, salvo quizá en el caso del poeta lírico. Pero nunca estorba. Sobre todo porque, si no tienes cultura, ¿de dónde vas a plagiar?”

Viernes, 22 de octubre
A LA ESTUPIDEZ, POR EJEMPLO

Aunque a todo se acostumbre uno, hay cosas a las que no conviene acostumbrarse.



sábado, 16 de octubre de 2021

Elogio de la cordura: Mi deporte favorito

 

Sábado, 9 de octubre
DESMONTANDO A EINSTEIN
 

Un bar elegante de Madrid. La hora del cock-tail. Hombres y mujeres ríen, beben, fuman y crean un ambiente de zumbido multiforme que subraya amablemente una melodía amortiguada, surgiendo de un altavoz oculto. En un rinconcito, mi amigo X, un diplomático muy enterado, que vive en el extranjero desde hace muchos años, un diplomático “de carrera” y no “de ocasión”, me habla con la seguridad de quien “sabe lo que dice” y “dice lo que sabe”.

            ----Pero eso que me cuentas --exclamé sorprendido--  ¡es sensacional!

            ----Y completamente cierto. El periódico sueco Nya Dagligt Allechanda denunció ostensiblemente el plagio del judío Einstein, demostrando que había copiado las obras de Goldner. En un cierto sitio de sus cálculos, Goldner había omitido “el factor dos”, y resulta que ciento diez años después “el gran sabio judío”, al ocuparse del mismo problema, “coincidió” olvidándose también en el mismo sitio del factor dos. En Francia, por otra parte, el coronel Cops explicó la teoría de la relatividad reduciendo a muy poco, y a veces a nada, la parte personal de ese matemático judío, lanzado por la prensa de su raza como una vedette de music-hall. Pero nada hay tan significativo para observar la arrogancia de ese judío vanidoso como el incidente acaecido durante una visita a Chile. Un sabio chileno refutó su teoría y como no encontraba argumentos para defenderse ante esa refutación definitiva, dijo: “Nadie en el mundo puede refutar mi teoría y menos que nadie un chileno”. ¡Así es como discute las cuestiones científicas esa vedette judía creada a fuerza de reclamo!

            (Leo Esto, el semanario que dirigía Domingo de Arrese, y que se publicó entre 1934 y 1936. Estaba próximo a la CEDA y a los obispos y pretendía contrarrestar la influencia de Crónica o Estampa. “Misterios del judaísmo” se titula el artículo que aparece en primera página el 21 de junio de 1934. En la entradilla se lee: “La clave del intenso dramatismo mundial se esconde en la penumbra inquietante de la Sinagoga”, y al pie de una de las ilustraciones: “Huyendo de la patria deicida, el pueblo judío –nuevo Caín eternamente errante-- ha invadido todas las naciones”. No se limita a desenmascarar a Einstein el autor de esa sensacional información, Julio Arozena Martí, sino que, gracias al bien enterado amigo diplomático con el que charla en un elegante bar de Madrid, nos descubre las mil y una artimañas de esos deicidas para apoderarse del mundo. No estaba solo Hitler cuando decidió meterles en cintura. Contaba con el aliento y el aplauso de los buenos españoles que votaban a Gil Robles y proclamaban su fervor católico en los malos tiempos de la República).

Domingo, 10 de octubre
UN ELEGANTE BODRIO
 

----Veo que has vuelto a recuperar tus buenas costumbres dominicales. ¿Qué película has visto hoy?

---Madres paralelas.

----Pues no hace falta que me digas nada. Eres más previsible que Carlos Boyero. ¿Cuántos fallos de guion has encontrado esta vez?

----¿Quieres que te los mencione o es una pregunta retórica? Comienzo por los más insignificantes, pero que ayudan a que no te creas nada. Teresa, la mala madre –es de derechas-- de una de las protagonistas, dice: “Me divorcié por el Tribunal de la Rota, y ya sabes lo que es eso. Tuve poco menos que declararme puta y me quitaron la custodia de mi hija”. Pero el Tribunal de la Rota no concede divorcios, sino anulaciones y no las basa en la conducta inmoral de los cónyuges sino en la invalidez del matrimonio religioso, sus argumentos son de otro tipo. Probablemente Almodóvar confunde divorcio con separación, que es lo que existía antes de la ley del divorcio, que es de 1981, anterior a los hechos que se cuentan. Quizá estaba pensando en casos como el de Ana María Matute, que perdió la custodia de su hijo al decidir separarse de un marido maltratador, pero eso fue durante el franquismo. Yo me entretuve –además de en admirar a Penélope Cruz-- en deconstruir el guion de Almodóvar, que parte de dos noticias periodísticas: una joven, al llegar a su mayoría de edad, se hace un análisis genético y descubre que no es hija de sus padres, que hubo un cambio de bebés en el hospital;  al abrirse una fosa común, se descubre junto a los restos de uno de los ejecutados un sonajero. ¿Vas a ir a ver la película?

----Ni loco. Conozco maneras más agradables de perder el tiempo..

----Pues entonces no te importará que te haga algún spoiler. Dos madres comparten habitación y por estas cosas que pasan en los hospitales les entregan los bebés cambiados. Las dos son madres solteras. ¿Y cómo descubren el error? Pues porque el padre biológico de uno de ellos, meses después, cuando lo ve por primera vez, tiene la intuición (¡la fuerza de la sangre!, que diría Echegaray) de que no es suyo. O sea que la madre, que lo tuvo en sus brazos, no nota nada cuando se lo devuelven de una revisión cambiado por otro y el padre, en cambio, lo descubre al verlo meses más tarde por primera vez. No sigo, nada se sostiene en este melodrama más falso que Judas entremezclado con un simplón panfleto sobre la memoria histórica. Una de las madres es una adolescente que ha sido violada, pero cuyos padres, que no han denunciado para no causarle un “trauma”, deciden que tenga el hijo no deseado. Aunque los padres sean de derechas, todo lo egoístas y malas personas que puede ser la gente de derechas según Almodóvar, su comportamiento carece por completo de verosimilitud. Y encima la adolescente violada lleva en el móvil la foto de los violadores, sus compañeros de estudio, como recuerdo. En fin, un elegante bodrio: buenos actores, buena fotografía, buena música y un guion que hace aguas por todos lados.

----Debería haberte contratado a ti como guionista

----Debería haber contratado un guionista y, si quería conservar todo el protagonismo, pagarle el doble para que aceptara que no apareciera su nombre. 

Lunes, 11 de octubre
EL MEJOR NEGOCIO

Encontrar la solución y luego –con la eficaz ayuda de expertos y políticos venales-- crear el problema.

Miércoles, 13 de octubre
LA CONSTITUCIÓN NO HA CAMBIADO

Me repiten tanto que soy como aquel conductor que iba en dirección contraria por la autopista y pensaba que los equivocados eran todos los demás que me han comenzado a entrar dudas. ¿Cómo es posible que solo yo sepa lo que dice el articulo 56.3 de la Constitución, que siempre se cite mutilado, convirtiendo un punto y seguido en punto final? ¿Habrá habido, en los días del terror sanitario, algún cambio encubierto de la Constitución?

Para salir de dudas, consulto con un amigo que ha sido miembro del Tribunal Constitucional. Me asegura que sigue diciendo lo mismo: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65.2”. Me asegura también taxativamente que el artículo 64 –el que indica que los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes-- no ha sido objeto de ninguna modificación. El apartado 64.2 conserva por lo tanto toda su vigencia: “De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden”.

            O sea, que de aquellos actos del Rey en los que no está sujeto a responsabilidad otros son los responsables. La no sujeción a responsabilidad del jefe del Estado no supone que su actuación como tal no esté sujeta a responsabilidad, sino que les corresponde a otros: el gobierno que es quien le da el aval a sus actos.

            ¿Y qué ocurre si un jefe del Estado, insatisfecho con sus “escasos” honorarios, decide montar en Palacio, junto a su compañera sentimental, una especie de gestoría dedicada a facilitar los buenos negocios, dados sus contactos e influencia, cobrando a cambio suculentas comisiones? Pues que o bien tales actividades está sujetas a la inviolabilidad y entonces debe responder de ellas quien las ha refrendado o no ha cumplido con su obligación de refrendarlas, esto es, el presidente del Gobierno, o son actividades particulares de un ciudadano que, como cualquier otro, debe responder ante la ley. La respuesta la doy yo, mi informante decide, en este caso, reservarse su opinión.

Jueves, 14 de octubre
SABIO  Y CARISMÁTICO

No es cómodo ser amigo mío. Mi deporte favorito es poner a prueba la paciencia y la inteligencia de los demás. A José Manuel Feito, sabio y carismático, le gustaba hablar y siempre estaba rodeado de oídos admirativamente atentos. Solo yo le llevaba la contraria (“basta que yo diga blanco para que tú digas negro”, me repetía), pero a pesar de ello seguíamos viéndonos y debatiendo de todo lo humano y lo divino (y nunca mejor dicho esto último porque la teología era uno de nuestros temas favoritos). Hoy se le dedica un homenaje en Avilés y yo escucho a sus buenos amigos tratando de pensar en otra cosa para no emocionarme demasiado, pero al final no puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas. Mi deporte favorito es jugar a la esgrima verbal con alguien inteligente, bien informado y que no piense como yo. Qué buenas partidas jugué con José Manuel Feito, el cura de Miranda. Y las sigo jugando.

 


sábado, 9 de octubre de 2021

Elogio de la cordura: No tengo enmienda

  

Sábado, 2 de octubre
ACAMPARÍA

“Si hubiera hoy elecciones generales, ¿a qué partido votarías, amigo Martín?”, “A ninguno.”, “¿Te quedarías en casa tú que tan partidario fuiste siempre de los socialistas, contra viento y marea, y del apaño del 78?”,”Me quedaría.”, “Y si hubiera otro 15-M, otra enmienda general contra las consecuencias del 15-M y todo lo demás, ¿acamparías en Sol en señal de protesta?”, “Acamparía.”

Domingo, 3 de octubre
VUELVE, BOND
 

“Con extremada tristeza, tomo hoy mi pluma para escribir estas últimas palabras en las que dejaré para siempre constancia de los singulares dones que distinguieron a mi amigo, el señor Sherlock Holmes,”

            Me imagino la desolación y el asombro con que los seguidores de Holmes leyeron en The Strand hace exactamente 131 años, allá por 1891, “El problema final”, la verídica crónica de la desaparición del detective, abrazado a Moriarty, en las cataratas de Reichenbach. Es la misma que siento yo hoy al salir del cine tras asistir al estreno de Sin tiempo para morir. Y las caras largas del resto de los espectadores, su silencio de duelo, me hacen suponer que su impresión es idéntica. Ganas me dan de iniciar una petición via Change.org solicitando ya que James Bond resucite de inmediato.

            Todos sabíamos que este iba a ser el último Bond de Daniel Craig. En Sin tiempo para morir ya ni siquiera es el Agente 007 (ese número mítico corresponde ahora a una mujer, interpretada por Lashana Lynch), pero sigue siendo James Bond y James Bond no puede morir.

            La película, que tan mal acaba, no puede empezar mejor, con imágenes de Noruega y de Italia unidas por una impactante elipsis: Madeleine, niña, escapa de su perseguidor por un lago helado y el hielo se quiebra y se hunde en las aguas y la vemos a punto de asfixiarse; cuando logra salir, estamos en Italia, en esa Italia de aguas azules y ciudades encaramadas en colinas que en el cine representa siempre el paraíso. Luego los títulos de crédito, una obra maestra que no habrían desdeñado en firmar Dalí y Buñuel y que podrían exhibirse independientemente en algún festival de cortometrajes.

            James Bond no puede morir, no debe morir ni tampoco envejecer demasiado. Desaparecido Daniel Craig, ahora queda buscar otro actor –en torno a los cuarenta años, que es la edad ideal del personaje-- que viva nuevas aventuras en ese tiempo sin tiempo, el tiempo del mito, que es el suyo. Y el nuestro cuando abrimos los ojos asombrados y sin parpadear asistimos al trepidante carrusel de unas aventuras que nos llevan de un extremo al otro del mundo, haciendo realidad nuestro ensueño adolescente.

Lunes, 4 de octubre
JUAN RAMÓN SUPERSTAR

También la historia de la literatura se puede contar como un cuento de buenos y malos. José Antonio Expósito, en Ecos de una voz, ha escrito un trepidante disparate, que tiene a Juan Ramón Jiménez por superhéroe y a todos los demás escritores de su tiempo por villanos y rastreros imitadores. ¿Qué era Azorín más que un adulador de Franco que se dedicaba a avillanar su prosa en los periódicos? A Lorca, por su parte, le bastaba ver una foto del poeta en bata para hacerse él otra con la misma doméstica indumentaria. ¿Que Juan Ramón tenía un Ford, regalo del hermano de Zenobia? Pues Pedro Salinas se compraba otro? Hay mucha erudición en este libro --Juan Antonio Expósito conoce bien el archivo del poeta y rescata papeles inéditos--, pero también mucho malintencionado chisme (Juan Ramón Jiménez fue el gran sismógrafo y el gran chismógrafo de su tiempo): Un ejemplo, entre mil: “JRJ le oyó contar a Antonio Machado que en una ocasión ‘un señor canoso, inflado y suavón’ pidió en una peluquería de moda si le podían teñir el pelo de blanco. Y el peluquero le contestó: ‘De blanco no, señor, pero tengo un tinte muy elegante que lo pone violeta’. ‘Pues, hombre, eso es lo que yo quería’. Quien quería lucir el pelo violeta era Eugenio d’Ors”. Anécdota tan fiable como aquella otra en que hace morir a uno de los hijos de Pérez de Ayala en la guerra civil.

            Hay escritores que son también personajes o, sobre todo, personajes. Juan Ramón Jiménez interesa quizá más que como autor de inagotables libros de poesía inéditos, pasto de filólogos, como enredador mayor, para bien y para mal, de la vida literaria de su tiempo. En el ameno libro de José Antonio Expósito da mucho juego como superhéroe, pero en una película de la Marvel quizá quedaría mejor como supervillano.

Martes, 5 de octubre
COMETO UN PREMIO MÁS

Detesto los premios literarios, nunca me presentaría a ninguno, nunca aceptaría ser jurado de ninguno, pero son ya veinte convocatorias las que llevo participando en el Emilio Alarcos. Siempre me digo que nunca más, que esta será la última vez y siempre acabo reincidiendo. Pero, en fin, ya lo dijo Ortega: yo soy yo y mis contradicciones. También me propongo callar en las reuniones, hacer como que escucho atento, no interrumpir a Josefina Martínez cuando nos refiere una vez más sin perdonar detalle su vida y milagros, no discutir con nadie.

Pero el hombre propone y Dios dispone y, año tras año, acabo interrumpiendo a todo el mundo –hasta a Josefina, lo que ya es mérito--, no dejándolos hablar y tratando de demostrar que, no ya lo que dicen, sino su entera manera de razonar resulta errónea, que deberían asistir a clases de lógica. Y lo peor de todo, lo que hace inexplicable que todavía me aguanten, es que en la mayor parte de los casos tengo razón. Una es la Aurora Luque que habla en sus poemas, con tan sabia, precisa y emocionada palabra, y otra la que no acierta más que a enhebrar un tópico banal tras otro cuando se refiere a las redes sociales, a James Bond (“ese insoportable machista”) o al tema estrella de la noche, mi reiterara afirmación de lo dañina para la salud y la integridad de las personas que ha sido la gestión de la pandemia, casi peor, o peor sin casi, que la propia pandemia.

            Cada año, además, me piden que presente al poeta premiado, que pocas veces ha contado con mi voto. Salgo como puedo del compromiso. A fin de cuentas, mentir un poco está socialmente aceptado si se trata de una presentación.

Me alegra conocer a Antonio Praena, todo un personaje cuyas andanzas teológico culturistas sigo desde hace tiempo, y simpatizo enseguida con David Hernández Sevillano, que habla en sus mejores poemas de la aventura de descubrir el mundo con sus hijos. Menos mal que no saben que hice todo lo posible para que el premio no fuera para ellos.

            Tenemos luego, tras el fallo, la lectura de poemas y todo lo demás, una nutrida y disparatada tertulia, como las de antes, en el Chelsea. Allí Berta Piñán se quita la negra mascarilla perpetua de consejera, deja de guardar distancias y vuelve a ser la poeta de siempre. Menos mal que Adrián Barbón no sigue mi Facebook y no ve las fotos, ni tiene tampoco la costumbre de leerme (le amargaría el desayuno los domingos), porque si no, es capaz de ponerla a hacer penitencia por dar tan mal ejemplo. 

Miércoles, 6 de octubre
CONTRA LOS POETAS

Ando últimamente bastante obsesionado conque los poetas –y no solo ellos, claro-- son bastantes ajenos al pensamiento racional, que el razonamiento lógico les resulta una lengua extraña. Por eso en la tertulia virtual de hoy decido poner a prueba la inteligencia, y la paciencia, de los contertulios habituales y les propongo una serie de problemas lógicos. Sencillitos, que no quiero asustar. Por ejemplo: “Tienes dos jarras de agua, una de cuatro litros y otra de tres, Puedes llenarlas y vaciarlas cuantas veces quieras. ¿Cómo conseguirías la cantidad exacta de dos litros en una de ellas?”

            Para mi sorpresa, los contertulios –incluso los que son buenos poetas—salen bastante bien parados de la prueba.

            En un compendio de sabiduría hinduista, leo el siguiente apotegma: “Si quieres saber lo que vales, divide por dos lo que crees que vales; si quieres saber lo que valen los demás, multiplica por dos lo que crees que valen”. Me temo que es lo contrario de lo que yo hago.

Jueves, 7 de octubre
EN LA SUITE PRESIDENCIAL

Un buen amigo que trabaja desde hace años, lo mismo que su mujer, en un importante medio de comunicación, me cuenta que ha sido invitado a pasar unos días en Cádiz alojado en la suite presidencial de no sé qué hotel. “Es la más fastuosa suite en la que yo haya estado nunca, Martín”. Luego, es así de ingenuo, comienza a recitarme las ventajas de la tercera dosis, como si fuera la ministra del ramo, y me anima a que corra a ponérmela. “Te queremos mucho, no queremos que nos faltes”. Yo, como no soy mal pensado, no relaciono una cosa con la otra.

Viernes, 8 de octubre
LA PEOR ALERGIA

La alergia a la estupidez es la peor de las alergias. Se la encuentra uno por todas partes y en todas las épocas del año.



sábado, 2 de octubre de 2021

Elogio de la cordura: El fútbol o la vida

 

Sábado, 25 de septiembre
TÚ TAMBIÉN

“Toda buena acción acaba recibiendo su merecido”, leí alguna vez en alguna parte. Y estos días tengo la ocasión de comprobar su gran verdad. La gratitud por un favor dura lo que dura la esperanza de recibir nuevos favores. “Al maestro, cuchillada”, afirma otro apotegma que suele cumplirse a rajatabla. Para no pensar en la trivial miseria cotidiana, ando dándole vueltas en las horas de insomnio a una pieza teatral, a una tragedia a la manera unamuniana, en la que los protagonistas sean el conde Ciano y Mussolini. Releo para ello el diario del primero. Termina el 8 de febrero de 1943, tres días después de haber sido destituido como ministro de Asuntos Exteriores, con su visita al palacio Venecia para despedirse del Duce: “Me invitó a que fuese a verle con frecuencia. ‘Hasta todos los días’. La despedida ha sido cordial. De esto estoy muy contento, porque a Mussolini le quiero, le quiero mucho, y la cosa que más ha de faltarme será el contacto con él”. El diario termina con esa declaración de amor, pero empieza con unas palabras fechadas el 23 de diciembre de ese mismo año: “Dentro de pocos días un tribunal de comparsas hará pública una sentencia que está ya decidida por Mussolini, bajo la influencia de un círculo de prostitutas y tiralevitas que desde hace algunos años apesta la vida política italiana y que ha llevado al país al abismo. Acepto con serenidad mi inicuo destino”. Sería fusilado en Verona dos semanas después.

            Alterno la lectura del diario con la memorias de Dino Alfieri, que fue embajador en Berlín durante los años en que Galeazzo Ciano era ministro. A su suegro Mussolini debía Ciano su rápida y exitosa carrera política. “Durante los primeros años y durante mucho tiempo, Mussolini demostró a Ciano estimación, confianza y simpatía. Después de que Ciano le había puesto al corriente de los asuntos del día, según acostumbraba a hacer todas las mañanas, el Duce le retenía a su lado para hablarle de varias cosas; y a menudo le mandaba llamar por la tarde al palacio Venecia para comentar con él lo acontecimientos internacionales más recientes, para ponerle al corriente de sus proyectos y para consultarle sobre los cambios en los altos cargos del Estado y del partido”. Le quería como a un hijo y sin duda pensaba en él como su sucesor. Pero a Ciano aquella situación de privilegio se le subió a la cabeza y pronto comenzó a intervenir en asuntos ajenos a su competencia y a criticar en privado las decisiones de Mussolini, a quien seguía adulando en público. Mussolini se enteraba de todo, pero nunca le llamó la atención. Se limitó a ir dejándole fuera de su círculo de confianza. Y Ciano, en lugar de tratar de recuperar esa confianza, fue sintiéndose cada vez más ofendido y acentuando las críticas. Hasta que llegó la sesión del Gran Consejo, el 24 de julio. En ella Ciano vota la proposición que serviría de pretexto al rey para la destitución de Mussolini.  Y cuando este, tras ser liberado por los alemanes, le tiene en sus manos no aceptará las súplicas de su hija, de sus nietos, para librarlo del fusilamiento. La traición de quien había sido su favorito abrió una herida imposible de cerrar de otra manera.

            No escribiré esa obra, pero entretengo el insomnio imaginando un último encuentro entre los dos, tras la sesión del Gran Consejo y antes de que Mussolini visite al rey y sea detenido. “¿Tú también, hijo mío?”, le pregunta dolido aquel trágico fantoche que así quiso emular una vez más a Julio César.

Domingo, 26 de septiembre
SABOR A MÍ

Solo veo cine en el cine y al cine voy siempre dispuesto a dejarme engatusar, divertir, emocionar, conmover. Y las películas que prefiero, aunque hablen de mundos muy distantes, son aquellas que tienen “sabor a mí”. El protagonista de Cry Macho tiene más de noventa años y a esa edad es capaz de derribar a un contrincante de un puñetazo, de escapar en coche a la persecución de la policía, de cumplir un difícil encargo, de enamorar y enamorarse. Mientras suena el bolero de Los Panchos yo pienso también “en esa compañera / que me esperaba y que quizá me espera”. Todavía me faltan algunos años para llegar a esa edad –veinte para ser exactos-- y ya no creo ser capaz de hacer nada de eso. Pero no importa la inverosimilitud del casting: sin Clint Eastwood como protagonista (el guion anduvo rodando por ahí desde 1970), la película sería otra cosa. Vemos su rostro anciano y a su trasluz el de Harry el sucio y el de todos los sucesivos héroes y antihéroes que fue.

            Algo de Lázaro de Tormes y de Huckleberry Finn tiene el protagonista infantil de Cry Macho, reflexión sobre la paternidad biológica y la verdadera, ese tema que ahora me trae a mal traer; enésima historia de frontera y road movie, una ración de melancólica felicidad.

            Envejecer así, como este viejo vaquero, y al final poder decir sin lágrimas, como en el soneto de Guillén, “embiste, / justa fatalidad. El muro cano / va a imponerme su ley, no su accidente”.

 

Lunes, 27 de septiembre
MALA COSA

Tener el síndrome de Casandra: veía venir la desdicha y no podía hacer nada por evitarla. 

Martes, 28 de septiembre
LA CAÍDA DE ÍCARO

Vivimos en una burbuja, en una pompa de jabón. Rueda irisada,  vuela y vuela. Somos conscientes de su fragilidad, pero creemos –o queremos creer-- que es para siempre. Y de pronto, cuando la creíamos eterna, estalla.

            Acaba de estallar. ¿Qué será de mí?

Miércoles, 29 de septiembre
TAN INTELIGENTE

Era tan inteligente que hasta era capaz de darse cuenta de lo poco inteligente que era en los asuntos verdaderamente importantes.

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Jueves, 30 de septiembre
MALA SUERTE

“Procura que tu felicidad no dependa de nadie más que de ti mismo”. Buen consejo, amigo Epicuro ¿Pero cómo conseguirlo si uno tiene la mala suerte de no ser Dios?

Viernes, 1 de octubre
PRÓRROGA

Lo más emocionante de muchos partidos suele ser la prórroga. Es lo que ocurre con el nuevo libro de Carlos Marzal, Nunca fuimos más felices, que tiene por excusa al fútbol, pero que es “un libro de amor: de amor a mi hijo, de amor al fútbol, de amor a las cosas, de amor a la vida”.

            La prórroga tiene dos partes, cara y cruz. En la primera, se nos describe una comida con amigos, la mayor parte escritores, que tuvo lugar el 1 de mayo de 2017. Fue una celebración feliz. Marzal –que es un escritor que ama la divagación y el circunloquio-- no nos ahorra ningún pormenor: la excursión previa por la sierra de la Calderona, el apetitivo (con su teoría correspondiente), el menú y su catálogo de arroces, la variedad de bebidas. Llegamos a impacientarnos un poco ante tanta demorada insistencia y complacido irse por las ramas, pero el autor quiere que quede claro que aquella tarde del 1 de mayo de 2017 estaban todos “en la cresta de la felicidad, o, mejor dicho, en la meseta de la felicidad (en una cresta mesetaria, un fenómeno de la geografía física que existe en mi escritura, en mi gratitud), porque éramos felices de forma sostenida, entre amigos, junto al fuego”.

            Y en un instante, la catástrofe. El hijo de Carlos Marzal –once años entonces-- le pide al poeta Antonio Cabrera que salga con él al patio a jugar un poco a la pelota. Al cabo de un par de minutos, volvió a entrar: “Papá, sal, que Antonio se ha caído y se ha hecho daño”.

            Lo que ocurrió después se nos cuenta en la parte segunda de esta prórroga, escrita con estoica serenidad, sin énfasis melodramático, pero que no se puede leer sin lágrimas en los ojos: “Antonio salió de su casa en  La Vall aquel uno de mayo y no volvió a jamás a pisarla. Cuando digo nunca más, hay que leer y entender eso: nunca más. Nunca más entre sus objetos, entre sus libros tal y como los había dispuesto. Nunca más frente al paisaje que asoma desde sus ventanas. Nunca más en su sillón frente a su flexo de lectura, de los que habló en algún poema. Nunca más al lado de todo lo que queramos añadir. Nunca más”.

Murió dos años después, el 17 de junio de 2019. Un traspiés, una caída aparentemente trivial, un mal golpe en la cabeza y se despertó prisionero en la carcasa de un cuerpo inerte.

Antonio Cabrera era también ornitólogo, amaba el vuelo y hasta el último instante no dejó de volar, amar, soñar, de darnos una lección de serenidad. Cierro Nunca fuimos más felices y abro Tierra en el cielo, su colección de haikus sobre aves. El titulado “Grulla” dice así: “Volar, volar. / Darle al atardecer / su flecha triste”.