Sábado, 16 de octubre
DECÍAMOS AYER
“En mi tiempo…”. Me
divierte esa expresión que escucho a veces en gente de mi edad. Yo no me siento
un superviviente de otros tiempos mejores o peores que ha llegado a una época
que no comprende del todo. Más bien soy un hombre de este tiempo nacido antes
de tiempo y por eso ha tenido el privilegio de vivir en el pasado y de poder
volver a otras épocas de las que guarda memoria personal.
Entre 1972 y enero de 1975 se
publicaron las entrevistas que Monserrat Roig reunió en Los hechiceros de la palabra y que, en muchos casos, yo leí cuando
aparecieron en Triunfo o Destino.
Las releo ahora y me doy cuenta de
lo arcaica que era lo que yo viví como eufórica modernidad en aquel final del
franquismo. Visita a Josep Pla y por el camino se encuentra “con un labrador
empujando, paciente, solitario y silencioso, el arado con un caballo”; antes de saludar al escritor,
observa a una mujer “que lava, restriega la ropa con fuerza, en un lavadero
situado a la izquierda de la casa si se mira hacia el sur”.
Dos secretarias aturdidas van y
vienen delante de una puerta. “Oye, tú, pregunta que cómo se llama el pueblo
aquel de Almería donde se ruedan westerns”. Llaman por teléfono a un amigo de
la Transmediterránea que quizá se acuerde. Hace falta saber el nombre de ese
pueblo porque lo ha preguntado una voz potente que está detrás de la puerta.
Esa voz es de Camilo José Cela, que entonces para cualquier duda que hoy
resuelve Internet llamaba a gritos a sus temerosas secretarias, como un
todopoderoso señor feudal.
Pero no son las condiciones
materiales las que nos distancian de aquella época en la que yo comencé a
trabajar y publiqué mi primer libro. Nos deja atónitos la barbarie moral. Y
quien la manifiesta es nada menos que el escritor que entonces mejor representaba
la modernidad, Juan Benet. Cita a Faulkner –cómo no-- y dice que la ética de un
escritor deber ser escribir un buen libro, “aunque para ello deba matar a su
madre, violar a su hermana, robar a su
padre y quemar la comunidad donde vive”.
Solo una boutade del novelista sureño, por supuesto. Pero el autor de Volverás a Región y otros contundente
ladrillos de la época parece tomársela en serio: “Probablemente, esas cosas no
se ponen delante de uno, pero si se pusieran delante, debería violar a su
hermana para escribir bien”. La réplica de Monserrat Roig: “No creo yo que sea
necesario violar a la hermana de uno para escribir bien…”. Y la respuesta de
Benet: “No, si esa fuera la panacea produciría doble satisfacción en mucha
gente”.
Y lo más terrible es que lo escandaloso es el incesto, no la violación. Esa parece que era entonces una actividad bastante normal y bastante corriente, aunque no parece que ayudara a escribir mejor.
Domingo, 17 de octubre
UNA BUENA IDEA
Qué buena idea la
que leo hoy en un suplemento dominical. Resulta que una cadena de supermercados
holandesa ha decidido instalar, junto a las cajas normales y las cajas rápidas,
cajas lentas, para aquellas personas que no tienen ninguna prisa y les gusta
tener un rato de conversación con el cajero o la cajera. Personas de edad que
por lo general viven solas, la mayoría de ellas.
Una buena idea que espero que pronto
se extienda por aquí. No es que yo las necesite, yo soy más bien de alta
velocidad. Lo que no nos vendría mal a los que escribimos es que, en los locales
que frecuentamos, entrenaran a los empleados para decir de vez en cuando “Muy
bueno ese artículo que hoy publica en el periódico” o “Enhorabuena por su
último libro, creo que está teniendo mucho éxito”.
Al llegar a cierta edad, unos
necesitan un rato de conversación y otros uno o dos elogios diarios, aunque sean
mera cortesía. Menos mal que nos queda Facebook.
Lunes, 18 de octubre
EL PEOR POETA DEL MUNDO
----¿Tienes un
momento? Te voy a leer unos poemas que aparecen en El Cultural a ver qué
opinas de ellos: “Era quien en noche clara de verano se adentraba. / Su último
amor ha largo tiempo se le había ido. / Él no se lamentaba. Mas de púrpura se
inflamaba / el rubor de la llaga de su corazón herido”.
----No sigas, no sigas. Sé quién es ese autor.
----Stefan Zweig, el peor poeta del mundo si hemos de juzgar por esta
traducción.
----Zweig no es el peor poeta del mundo, pero Richard Gross sí es el
peor traductor del mundo, al menos en lo que a la traducción poética se
refiere. Es austriaco y se atreve a traducir al español, para el que carece de
oído literario: “A guisa de introducción” titula un poema; “Solos, ambos a dos”
comienza otro. Y cree que lo primero que hay que conservar al traducir un poema
es la rima. Ningún ripio le es ajeno, como ningún arcaísmo o ridículo
neologismo.
----¡Y no te parece una vergüenza que reproduzcan esas versiones en un
suplemento y que en otro los saluden alborozados como un acontecimiento
literario.
----Bueno, Abelardo, eso solo indica que la prensa cultural es
publicidad por otros medios, que nada tiene que ver con la crítica. Y que la
competencia en materia poética es menos abundante de lo que se cree. Hay muchos
profesores y estudiosos tan capacitados como Mainer que carecen completamente
de ella. Ese libro que todos elogian, Cuerdas de plata, lleva un
prólogo de César Antonio Molina.
----¡Le escribiré preguntándole como puede avalar tal disparate!
----En realidad no lo avala.. El prólogo, extenso, que mezcla literatura de viajes con indagación biográfica y ensayismo, merecía un edición independiente. Yo aconsejo a quienes compren este libro, si tienen algún respeto por Zweig y por la poesía, que abandonen su lectura en cuanto terminen la admirable introducción. Y no lo avala porque cuando César Antonio Molina cita la poesía de Zweig no lo hace con los disparates de Gross, sino en la versión de Fernando Maristany, publicada hace un siglo.
Martes, 19 de octubre
QUÉ DISPARATE
No gana uno para
sobresaltos. Leo un titular periodístico: “Sánchez aboga por acabar con la
inviolabilidad legal del Rey”. Qué disparate, eso supondría un cambio de
Régimen. Generalmente los titulares no recogen la literalidad de las
declaraciones, pero en este caso parece que se le aproximan bastante. Sánchez
estaría dispuesto “a eliminar o matizar la inviolabilidad del rey en una futura
reforma constitucional”, una inviolabilidad que habría servido legítimamente en
su momento, pero no sirve ya en una democracia consolidada.
El jefe del Estado, estimado Pedro
Sánchez, es inviolable y no es responsable de sus actos como jefe del Estado
porque sus actuaciones no las decide él, sino el gobierno, que es el
responsable de las mismas. Si Felipe VI no puede negarse a firmar un indulto a
los líderes catalanes, tampoco puede ser responsable de la posible ilegalidad
de esa medida. ¿Queda claro? A la
Constitución, en este aspecto, no hay que cambiarla, basta con conocerla, sin
mutilarla, y aplicarla, cosa que últimamente –a juicio del Tribunal
Constitucional-- parece que no se ha hecho con excesiva frecuencia.
Si yo fuera corresponsal de un periódico importante, en la próxima
rueda de prensa de Pedro Sánchez, le diría: “Presidente, en lugar de una
pregunta, voy a hacerle un ruego. He traído conmigo un ejemplar de la
Constitución. ¿Podría leernos completo el artículo 56.3 y luego el 64, que en
él se menciona?“
Después de leerlos en voz alta y en público, con una multitudinaria audiencia por testigo, no se atrevería Pedro Sánchez a decir que hay que eliminar la inviolabilidad del Rey, que le hace a él responsable de su actuación como jefe del Estado, no al monarca, “que carece de responsabilidad”. Ni ningún fiscal, juez o catedrático de Derecho Constitucional se atrevería a volver a afirmar, o a dar a entender, que la Constitución autoriza al rey a actuar en su vida privada al margen del código penal, como un Ceaucescu cualquiera, o que le protege de cualquier actuación legal si delinque, lo que viene a ser lo mismo.
Miércoles, 20 de octubre
ELOGIO DE LA REPETICIÓN
Un escritor debe ser brillantemente monocorde, repetir siempre las mismas cosas, pero sin que nunca nos cansemos de escucharle.
Jueves, 21 de octubre
ES IMPORTANTE
“¿Es importante la cultura para el que se dedica a escribir?”, le preguntaron una vez a Francisco Umbral. “Es fundamental, salvo quizá en el caso del poeta lírico. Pero nunca estorba. Sobre todo porque, si no tienes cultura, ¿de dónde vas a plagiar?”
Viernes, 22 de octubre
A LA ESTUPIDEZ, POR EJEMPLO
Aunque a todo se acostumbre uno, hay cosas a las que no
conviene acostumbrarse.
Siempre que leo este blog me acuerdo de Spinoza quien creo que decía que no se podía esperar libertad de aquellos que han hecho de la esclavitud su principal negocio.
ResponderEliminarEl asunto de la inviolabilidad es espinoso por la ambigüedad de la redacción. Si la inviolabilidad de su persona y el refrendo de sus actos se refieren sólo al ejercicio de sus actos públicos, a su actuación en el ejercicio del cargo, entonces no haría falta cambiar la Constitución para juzgarle, porque esa inviolabilidad no se extendería a sus actos privados, y del mismo modo el presidente ni refrendaría ni sería responsable de esos actos privados, sólo de los públicos. Pero es que en ninguna parte se hace distinción entre actos privados y públicos. Creo que ese es el problema, y todo sería una cuestión de interpretación del texto.
ResponderEliminarNo es espinoso. De los actos privados no habla la Constitución, solo de aquellos que han de ser refrendados por el gobierno y para los que es inviolable y carece de responsabilidad. La constitución no garantiza la la impunidad de ningún delito, faltaría más. Da por supuesto que para los delitos al margen de la función de jefe del Estado está el código penal. Todos somos iguales ante la ley, salvo que se indique expresamente lo contrario. ¿Tú crees que yo habría votado la Constitución si permitiera a un Luis Roldán o a un Jack el Destripador jefe del Estado delinquir a su antojo? Siempre hay un responsable.
ResponderEliminarLa única duda es qué tribunal juzgaría al jefe del Estado (llamado Rey, pero que si es solo rey --como Juan Carlos de Borbón-- y no jefe del Estado ya sabemos que es responsable penal de todos sus actos) presunto delincuente; eso es lo que debería desarrollarse por ley orgánica.
Tan ninguna ambigüedad hay en la redacción de la Constitución que nadie se ha atrevido a elevar un recurso al Constitucional para que aclare esa presunta duda. Temen la respuesta.
El Rey, por otra, parte "jura cumplir y hacer cumplir la Cosntituciòn y las leyes". Si no las cumple, es un rey perjuro y esa condición bastaría para inhabilitarlo como tal.
Dudas hay pocas, Piquero; intereses en que no se juzgue al presunto rey perjuro y se nos venga abajo todo el tinglado, muchos.
Bueno, sigo creyendo que esa ambigüedad de no mencionar a qué tipo de actos se refiere (por más que debería sobreentenderse) es lo que enquista el problema. Pero, en general, estoy de acuerdo contigo. (Negaré haber escrito esta última frase).
EliminarQue no hay ambigüedad, Piquero. Lee el artículo completo (siempre se cita solo una parte para dar a entender que hay ambigüedad). Tras ese punto (que es punto y seguido) se aclara todo. La ambigüedad supuesta es un engaño más a los españolitos incapaces ce leer y pensar por su cuenta. Los delitos del antiguo jefe del Estado implican a demasiada gente importante (por acción o por omisión) como para no tratar de impedir que se investiguen, ahora que ya no se pueden negar.
EliminarCopio aquí, íntegra y literalmente, los artículos de la Constitución en disputa.
Eliminar-Artículo 56.3:
"La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65.2".
-Artículo 64:
"1. Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes. La propuesta y el nombramiento del Presidente del Gobierno, y la disolución prevista en el artículo 99, serán refrendados por el Presidente del Congreso.
2. De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden".
-Artículo 65.2:
"El Rey nombra y releva libremente a los miembros civiles y militares de su Casa".
Como se ve, y aunque eso no se mencione por obvio, el texto se refiere siempre a actos PÚBLICOS del Rey; sería perfectamente absurdo que se exigiera refrendo para que el Rey pudiera quitarse o ponerse las zapatillas, fumarse un cigarro si le da por ahí, afeitarse, o realizar cualquier otro acto estrictamente privado.
La duda, como Piquero apunta, estaría en el límite exacto que separa unos de otros, lo que es público y lo que es privado. En general, supongo que habría que entender que todo acto del Rey, sea cualquiera, que pueda tener una trascendencia pública, aunque en sí mismo sea privado (por ejemplo, levantarse o no de la cama), habría que considerarlo como "público" en función de sus consecuencias (si el Rey decide no volver a levantarse, como ha ocurrido con otras personas, ese acto, en principio privado, tendría consecuencias públicas, ya que le impediría cumplir determinadas funciones anejas a su cargo imposibles de llevar a cabo en esas circunstancias).
Pero es asunto, a mi entender, susceptible de discusión, ya que podría entenderse que los actos "no públicos", y en cuanto tales no sometidos a refrendo, son todos aquellos en los que no actúa como Rey, sino como persona privada. Y, en tal caso (si valoramos esos actos por el papel del Rey en ellos, en lugar de por sus consecuencias), es discutible si una actuación privada, por ejemplo una jornada de caza, no puede llevarse a cabo sin previo refrendo (esto es, autorización) de las personas mencionadas en el artículo 64, o si por ser de naturaleza privada no necesita eso; y, caso de que su actuación en esas circunstancias (por ejemplo, lo ocurrido en Bostwana), pudiera resultar criticable, lo es sólo a título de censura moral, privada, o puede acarrear algún tipo de sanción pública.
En cualquier caso, y como de costumbre, lo que me parece fuera de lugar es que JLGM dé a entender una vez más que quienes no suscriban al 100% su punto de vista sean por ello "incapaces de leer y pensar por su cuenta", a no ser que ese "su" no se refiera a quienes le contradigan, sino a él mismo: "incapaces de leer y pensar por SU [esto es, la de JLGM] cuenta".
Exacto, Jose. En es este caso, no sé en otros, no me parece que des ningún argumento en contra de mi opinión. ¿O entiendes tú que de esos artículos que copias se deduce que si el Rey presuntamente asesina a una persona o roba en un banco no puede ser investigado? Me gustaría saber en qué no tengo razón en este punto. La inviolabilidad y la no responsabilidad del Rey en tanto que jefe del Estado se refiere a los actos que han de ser refrendados por el gobierno, que es el responsable. Para que yo cambie de opinión en este punto, en el que la Constitución es meridianamente clara, tendría que haber un pronunciamiento del Tribunal Constitucional en sentido contrario. Os han engañado en este punto, Jose y Piquero, y ya sé que resulta humillante admitirlo, pero no queda más remedio.
EliminarNo sé en qué pueda consistir el "engaño". A mi entender, si el Rey asesina presuntamente a alguien, no estaría actuando al hacerlo como Rey, ya que entre las competencias derivadas del cargo no se incluye la posibilidad del asesinato impune. Y, de ser así, estaríamos ante un acto enteramente privado, ajeno por completo a su condición de Rey y relativo por tanto sólo a su condición de persona privada. Y en este caso, y dado que la ley no exime de responsabilidad por el asesinato a ninguna persona privada, estaría sujeto a la ley en los mismos términos que cualquiera.
EliminarY no, no resulta humillante, al menos para mí, admitir que me haya equivocado, si fuera el caso. Pero sí me llama la atención que JLGM, que tantas veces ha proclamado su disposición a ser corregido en sus afirmaciones si se equivoca, e incluso a agradecer que eso se le señale, diga ahora que el hacerlo le parece humillante. Quizá eso explique su resistencia más que numantina a admitir la posibilidad de que él realmente (no sólo en teoría, que nada cuesta) pueda equivocarse, y su lamentable tendencia a descalificar, en términos digamos poco amables, a quienes osen llevarle la contraria. No verá que yo lo haga, precisamente porque (al contrario que él) no creo tener razón siempre, ni pienso que me disminuya en nada el admitir que, puesto que "errare humanum est", soy efectivamente humano, y en cuanto tal sujeto a error.
Amigo Jose, releo tu primer párrafo. Resume exactamente la opinión que yo sostengo y afirma exactamente lo contrario de lo que afirman políticos, jueces, fiscales, catedráticos de Derecho Constitucional. No lo afirmaron en otro tiempo, lo siguen afirmando ahora y por eso Pedro Sánchez dice que habría que cambiar la Constitución en lo que a la inviolabilidad se refiere. ¿Se engaña? ¿Nos engaña? Que cada cual se forme la opinión que crea conveniente.
EliminarExplico el segundo párrafo. A quien ha sido engañado, al timado, le resulta humillante tener que reconocer que ha hecho el primo. Eso es lo que le pasa a buena parte de la población española. ¿Imagínate lo que podría pensar un juez que rechazó una demanda de paternidad contra Juan Carlos si lee la Constitución y se entera de que no le protege en los asuntos de bragueta y que todo hijo tiene el derecho de reconocer quién fue su padre y a reclamar manutención y herencia? ¿No hará todo lo posible ese juez, no buscará todas las excusas posibles, para no tener que reconocer que no cumplió con su deber?
En fin, me alegra de que en asunto tan importante como este para la dignidad de España coincidas conmigo (y con la Constitución) y no con Pedro Sánchez y los fiscales del reino que quieren dar carpetazo a los asuntos fiscales y no fiscales del rey perjuro (te recuerdo que juró guardar y hacer guardar la constitución y las leyes).
Ignoro si Pedro Sánchez, o todas las demás personas citadas, han dicho eso, esto es, que el Rey no está sujeto a responsabilidad de ningún tipo, sean públicos sus actos, sean privados. Si lo dicen, pienso que se equivocan. Me parece que los actos del Rey no sujetos a responsabilidad deben ser, según la Constitución (y según la lógica) aquellos en los que actúa como Rey, ya que la responsabilidad derivada de ellos quedaría, por la propia Constitución, transferida a las personas que los han refrendado. Ya digo que, también en mi opinión, los límites entre lo público y lo privado pueden ser a veces confusos, y es ahí donde pueden producirse, legítimamente, discrepancias en la interpretación. Discrepancias que NO equivalen, aunque JLGM parezca pensar otra cosa, a incapacidad de pensar por cuenta propia, sino sólo a la posibilidad de ver los mismos hechos desde puntos de vista distintos.
EliminarPues lo siento mucho, pero yo no veo la confusión. Si un acto es público necesita el refrendo del gobierno o carece de validez; si es privado, no. O sea que un determinado acto presuntamente delictivo del rey o lleva el refrendo del gobierno o no: en el primer caso el responsable es el gobierno; en el segundo, debe responder ante el código penal como cualquier ciudadano.
EliminarY si ignoras lo que ha dicho Pedro Sánchez y lo que han dicho recientemente los fiscales que quieres archivar las diligencias contra el rey porque se refieren a actos que ocurrieron cuando era inviolable, pues no esperes que yo te ponga aquí enlaces. Te dejo que lo confirmes por tu cuenta.
Freud habría disfrutado con esa frase, según la cual cualquier acto privado del rey "debe responder ante el código penal". No, hombre: la inmensa mayoría, la casi totalidad, de los actos privados del rey, como de los de cualquiera, nada tiene que ver (afortunadamente) con el código penal.
EliminarCreo que es más complicado todavía. Cuando se dice que el presidente refrenda los actos del rey y es responsable de ellos es evidente que se refiere a los actos públicos, a lo que el rey hace como rey (el discurso sobre Cataluña, por ejemplo), no lo que hace como ciudadano particular. Lo que hace en privado (cometer un delito) es obvio que el presidente no lo puede refrendar, en primer lugar porque el rey lo oculta. No creo que llame al presidente para contarle que va a cobrar una comisión ilegal (1). Hasta ahí deberíamos estar de acuerdo y entonces el presidente no podría ser responsable.
Eliminar¿Lo sería el propio rey? Aquí el problema es que dice claramente que su persona es inviolable, lo que podría entenderse como que en ninguna circunstancia (ni aun matando a alguien, por muy fuerte que parezca) se le podría acusar. Sus actos “carecen de validez” sin el refrendo pero ¿carecer de validez significa que se pueden perseguir? Insisto en que no es tan fácil como lo pinta Martín.
Otra cosa que hay que decir, porque conozco las trapacerías dialécticas de Martín: no estoy argumentando así porque desee que el rey se vaya de rositas. Nada me gustaría más que verle responder por sus delitos.
(1) Otra cosa es que el presidente SÍ estuviera al tanto de esos chanchullos, cosa que aun no sabemos, y en todo caso es otro tema.
No hay trapacería dialéctica. La "persona" del rey es inviolable solo en tanto y en cuanto es jefe del Estado (Juan Carlos de Borbón sigue siendo persona y sigue siendo rey y ya no es "inviolable") y en los actos que deben ser refrendados por el gobierno. De los otros no dice nada la Constitución y por lo tanto, si incumplen la ley, están sometidos al código penal como los de cualquier otro ciudadano. Las cosas son más simples, basta con leer la Constitución, de lo que se nos ha querido dar a entender para encubrir las presuntas fechorías de un jefe del Estado que al parecer ya comenzó a cometerlas antes de ser monarca constitucional.
EliminarPara Jose: es obvio que cuando nos referimos a los actos privados del rey por los que debe someterse al código penal nos referimos a aquellos presuntamente delictivos. No hay lapsus freudiano, sino los sobreentendidos habituales en el lenguaje.
EliminarLa cuestión de si "cualquier tiempo pasado fue mejor" (o peor) es insoluble porque implica demasiados aspectos mal definidos. Creo, y no estoy solo en ello, que nunca más volverá a haber músicos de la talla de Bach o Mozart, dotados de su creatividad y su conocimiento.
ResponderEliminarPero el ejemplo de Benet remite, más que a "un tiempo pasado", al ambiente de perversión, atropello y abuso que genera una dictadura. Violar a la hermana, si necesario fuera, con tal de lograr un gran libro, puede que fuese una boutade de Benet para provocar y hacerse el enfant terrible; es dudoso que hablase en serio de cometer una violación. Aún así, la mera frivolidad de referirse a la violación como si se tratase de un juego, o un recurso admisible, ya es muy significativa.
Mucho peor me parece el caso de cierta "narrativa" de Cela. Unos cuantos de los que leímos en su día Oficio de tinieblas 5 y todavía más Cristo versus Arizona tuvimos la impresión inequívoca de estar ante el producto de un perturbado mental. No se trata aquí de obscenidad o pornografía, cuyo propósito es excitar, al estilo de Casanova o de la Justine de Sade. La sexualidad que aquí se exhibe tiene el propósito principal de humillar, denigrar y mancillar, tanto a la sexualidad en sí como a sus protagonistas, especialmente a las mujeres. La huella negra del nacionalcatolicismo, con toda su carga de suciedad y de culpa, está presente en estas obras de Cela como un alquitrán viscoso y atenazante. Son obras simplemente atroces, emanaciones de una mente desquiciada. Muy necesarias en la bibliografía de cualquier sanatorio de psicópatas.
Supongo que lo de violar y matar a la familia queda dentro de lo escrito, no se refiere a hacerlo en la realidad. Me recuerda una cosa que decía Taibo II hace tiempo, que la literatura podía permitirle matar a su suegra, matarla por escrito. Por otra parte, mucho de lo que se escribe es una forma de soltar lastre de lo que al escritor le obsesiona. Asustarse o condenarlo es como hacer lo mismo con lo que el cuerpo expulsa. No es bonito pero es necesario, mantiene la salud.
ResponderEliminarExactamente, Castellano. Es como "lo que el cuerpo expulsa" que suscita asco y desagrado muy extendidos, coprófilos aparte. Y se expulsa en lugares privados, en excusados, por respeto a los demás. No se da a la luz pública.
ResponderEliminarAntonio, ¿qué hacemos entonces?, ¿quemamos la obra de Sade o las gracias y desgracias que Quevedo vio en...? No todas las expulsiones, por otra parte, dan asco. La del burro al contrario, y es muy nutritiva para la tierra.
ResponderEliminarAunque no es tan exagerado, recuerdo un cuento de Guinea, el de una avispa que quería hacer miel. Una abeja la fue instruyendo hasta que le mandó que añadiese un poco de mierda de vaca. A la avispa eso le dio asco y se quedó sin poder hacer miel.
En fin, lo que se pretende esconder busca salida, y a veces es peor el remedio que la contrariedad.
El escatológico ocasional Quevedo no tiene nada que ver con lo que comento. Y Sade tampoco demasiado. No me estoy refiriendo a obscenidad o a lujuria.
ResponderEliminarQué hacemos? No creo que haya nada "que hacer", ninguna recomendación de validez general. Cada cuál sabe cómo reacciona a un psicópata. Por mi parte, sufriéndolo, estudiando su trastorno, interrumpiendo su lectura, avisando de que se trata de un psicópata. Nada más.
Es una opción. Pero no es lo mismo matar a alguien que escribir que lo matas. ¿No sustituye el papel al diván del psicoanalista? Sade no es sólo obscenidad, sino también crimen y asquerosidad al cuadrado, pero me temo que era el reflejo más de su entorno que de él mismo. Una sociedad de psicópatas. Psicópatas con poder, de acción, no de escritura. Bueno, quien esté libre de pecados...
EliminarVeo que no hay gente mayor de 18 años.
ResponderEliminarAdiós que me voy, linda dama española..