Sábado, 23 de octubre
FUEGO EN LOS HUESOS
El azar, al menos
de momento, parece que me quiere bien. Como hoy no he ido a Avilés, termino mi
ración de lectura en uno de los riñones favoritos de mi biblioteca –el McDonald’s
de Los Prados-- antes de lo habitual. No
sé qué hacer con el tiempo que me sobra, aunque estoy acostumbrado, desde la
más tierna infancia, a que me sobre tiempo. Me acerco hasta la cartelera de los
Yelmo y compruebo que dentro de cinco minutos comienza la transmisión de una
ópera desde Nueva York. El título, Fire
Shut Up in My Bones, no me dice
nada. Nunca había oído hablar de ella, pero basta una breve consulta en el
teléfono para darme cuenta de que no puedo perdérmela. Y qué emocionante desde
el principio esta historia de humillación y superación. El libreto está basado
en la autobiografía de Charles M. Blow, un periodista de The New York Times; el título procede de un pasaje de
Jeremías: “Pero había en mi corazón algo así como un fuego ardiente prendido en
mis huesos y aunque yo trabajaba para sofocarlo no podía”.
Cuánta verdad, cuánta magia y cuánta
fuerza en esa madre coraje, Billie, la soprano Latonia Moore, y cómo nos llega
al corazón la fragilidad del niño Charles, Walter Russell III, objeto de
abusos, demasiado delicado para la rudeza del barrio en que ha de desenvolverse.
El músico de jazz Terence Blanchard
ha sacado a la ópera del museo arqueológico y la ha puesto de patitas en la
calle. ¡Ya era hora! Aquí en Oviedo piensan que modernizar la ópera es darles
un teléfono móvil a los personajes de La flauta mágica o situar
la Agripina de Haendel en un motel de carretera, algo
así como si la pintura acabara en el siglo XIX y lo único que nos quedara hacer
fuera pintarle bigotes a la Gioconda o repintar las Meninas con los personajes
vestidos con ropa actual.
El teatro neoyorquino estaba lleno
–era la última función de la ópera que inició la temporada en septiembre--,
pero la sala de cine casi vacía, al contrario de lo que solía ser habitual.
Desde tan lejos, se ve mejor y con una propina añadida: nos dejan adentrarnos
entre bastidores. Mientras entrevistan al director y a los cantantes, el coro masculino
ensaya, o juega a ensayar, lo que yo llamo el ballet de las tentaciones, entre
la danza, el encuentro erótico y el combate y ese borrador previo tiene tanto
encanto como la representación posterior, con tenerlo esta mucho.
En un cruce de carreteras, un joven se encuentra con su destino, y qué acierto que este destino lo representa una soprano en la que todo es hermoso: la sonrisa, la voz y el nombre, Angel Blue. Yo también estoy en una encrucijada de caminos. No es la primera vez. Pero no acabo de acostumbrarme.
Domingo, 24 de octubre
LINTERNA MÁGICA
Qué sucesión de
maravillas. Ayer fue la música dolorida y vibrante de Terence Blanchard, hoy
abrir los ojos asombrados, como cuanto era niño, ante la pantalla convertida en
linterna mágica por Wes Anderson.
No sé cuál de las tres historias que
cuenta en La crónica francesa me gusta más si la burla del arte
contemporáneo, si el homenaje a mayo del 68 o el thriller gastronómico-carcelario.
¿Cuántos años hacía que no me daban ganas de volver a ver una película nada más terminar de verla? El mundo de Wes Anderson es el mundo en que a mí me gustaría quedarme a vivir. Y La crónica francesa –o en su defecto The New Yorker-- el único periódico en el que me gustaría trabajar.
Lunes, 25 de octubre
ELOGIO DEL ERROR
Hay aciertos a los
que solo se llega después de haberse equivocado mucho. Yo, que razono tan bien
cuando de pura lógica se trata, en las cosas importantes de la vida suelo
disparatar bastante. Pero gracias a uno de esos errores, a un afortunado error,
estoy ahora donde estoy, que es donde siempre quise estar, aunque no lo
supiera.
Martes, 26 de octubre
BIEN HECHO
Los días vuelven a
saberme a poco y eso quiere decir que vuelven a saberme bien. ¿Por cuánto
tiempo? De sobra sé que estos hermosos días de otoño, como los otros días,
tienen los días contados. Pero de pronto eso ha dejado de preocuparme. Del
mañana no hay certeza, pero hoy el mundo está bien hecho y se tiende frente a
mí y se deja acariciar.
Miércoles, 27 de octubre
CALLA, CALLA
Lo que tiene
interés periodístico interesa mucho hoy, pero poco mañana. Lo que tiene interés
histórico interesa siempre. Pero no siempre resulta fácil la distinción.
----¿Y por qué no hablas de la lucha
por la oficialidad del asturiano, Martín? ¿No crees que tiene interés
histórico?, me pregunta Xuan Bello.
----Hay muchas cosas de las que no
hablo, aunque tenga opinión sobre todo, como todo el mundo.
----Tú estás obsesionado con el
anterior jefe del Estado y siempre que puedes lo sacas a relucir, como si no
hubiera otras cosas interesantes de las que hablar.
----Y otras de las que no se puede
hablar si no quieres arriesgarte a que te echen del periódico, te cierren tu
canal de YouTube o borren tus mensaje de las redes sociales. Y no importa que
seas el presidente democrático de un país democrático, te pueden tratar de
cerrar la boca igual.
----Eres un conspiranoico, Martín.
¿Lo sabías?
----¿Cómo no voy a serlo si leo los
periódicos?
----Pues poco caso les haces. No
habrás leído en ellos una sola línea en contra de las vacunas y, sin embargo,
todavía no te has vacunado.
----Calla, calla. Eso es un secreto.
¿No querrás que me lapiden?
Jueves, 28 de octubre
EL LARGO VIAJE
Asisto a la entrega
del premio Jovellanos a Anna Caballé con un cierto recelo. Hoy es la entrega,
pero yo hace tiempo que he leído El
saber biográfico y lo he reseñado
y, como es habitual en mí, le he señalado todos los descosidos.
Pero me recibe muy amablemente. O no conoce la reseña o me conoce lo
suficientemente a mí como para que no le sorprendiera. No es un Fernando Valls,
a quien no le gustó algo que dije, y ahora aprovecha el prólogo a los
diarios de Chirbes, donde enumera a todos los diaristas contemporáneos ,para silenciarme
y hacerme así brillar por mi ausencia, uniendo a la mezquindad cierta candorosa
ingenuidad.
Anna Caballé se refiere a los
diarios de Jovellanos –tan atentos a todo, tan prodigiosamente enciclopédicos--
y a la noche del 13 de marzo de 1801 en que fue detenido mientras dormía en
esta misma casa en que ahora nos hallamos. Acudió a detenerle el regente de la
Audiencia de Oviedo, Andrés de Lasaúca, que antes le había investigado sin
encontrar nada en su contra. Pero ahora nada podía hacer para oponerse a unas
órdenes que venían de muy arriba y que exigían el máximo rigor. Me imagino,
mientras escucho a la escritora, aquella escena, que tan bien narró Ceán
Bermúdez: “Sorprendido el señor don Gaspar en su cama, antes de salir el sol le
hicieron vestirse y que entregase sus papeles. Se le prohibió el trato con sus
amigos y parientes, que deseaban verle y consolarle, y solo se permitió el
preciso con algunos criados, para disponer lo que había de llevar en el viaje y
prevenir lo conveniente al arreglo de su casa. Estuvo encerrado en ella el día
13, presenciando el acto de cerrar su selecta librería y antes de amanecer el
día 14 le sacaron de Gijón”.
El viaje hasta Barcelona, en donde
embarcó para Mallorca, duraría nada
menos que un mes y durante ese tiempo se hizo amigo de su carcelero, Andrés de Lasaúca,
a quien convirtió en su amanuense. La artrosis le impedía usar la mano derecha.
Gracias al regente de la Audiencia que lo acompañaba pudo seguir con su diario.
En las últimas líneas es el copista, algo más que copista, quien habla: “La
hora de nuestra separación se acerca. ¿Qué hado siniestro la ordena? Pero mi
compañero seguro de su inocencia, se entrega en los brazos de la providencia
divina y ambos concluimos este Diario, que en tan largo y molesto viaje nos ha
ofrecido un honesto e inocente entretenimiento. ¡Denos el cielo algún día el
placer de repasarlo juntos con la misma buena unión que lo escribimos!”
Se despidieron, después de largos abrazos, entre lágrimas. Pocos casos hay de diarios en colaboración, y ninguno como este, concluye Anna Caballé. Pero de súbita amorosa amistad entre cautivo, o cautiva, y carcelero hay más de uno, pienso yo. Y recuerdo la historia del pintor y su guardiana en La crónica francesa.
Viernes, 29 de octubre
ILUSIÓN
“Te haces la
ilusión de que sigues la marcha del mundo, pero hace tiempo que el mundo va por
un camino y tú por otro”, me digo. Pero no acabo de creérmelo.
Como siempre.. Estupendo muchas gracias Mayor Thompson
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado la película.
ResponderEliminarRespecto a la burla del "arte contemporáneo" no puede uno perderse los videos de la mejicana Avelina Lesper. Hay unos cuantos en Youtube. Es lista, es buena, es valiente, es contundente. Desmonta toneladas de estupidez y verborrea pseudo-cultural.
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