domingo, 29 de noviembre de 2015

El arte de quedarse solo: A todos los que habitan la soledad del mundo


Viernes, 20 de noviembre
NUEVO ELOGIO DE LA COSTUMBRE

Diversos compromisos más o menos laborales, me habían hecho faltar tres viernes seguidos a la tertulia. Nunca antes, en los más de treinta años que llevamos reuníéndonos, había ocurrido algo así. La semana pasada, tras los atentados de París, uno de los contertulios me mandó un mensaje: “Faltas tú, Martín, y el mundo comienza a derrumbarse”.
            Sonreí, pero es más o menos lo que yo pienso, aunque no referido al mundo en general, sino a mi pequeño y precario mundo: incumplo alguna costumbre y corro el riesgo de que todo se venga abajo.


Sábado, 21 de noviembre
UNA SONRISA

Se acabaron los días de un otoño indolente que parecía prolongar indefinidamente el verano. Yo, para poner al mal tiempo buena cara, recuerdo un viejo poema chino: “Qué me importa el invierno, / el vendaval la nieve / que nos encierra en casa, / si en tu sonrisa encuentro / un jardín donde siempre es verano”.
            Pero tú ya solo sonríes en la memoria.


Domingo, 22 de noviembre
EL PRIMER PERIODISTA

El azar, que es mi mejor guía de lecturas, me ofrece hoy en el Fontán uno de los tomos del Correo general de España, publicado por Francisco Mariano Nipho en 1771 (es edición facsímil, claro, pero para mi curiosidad lectora vale lo mismo que el original). Comienzo a leer y lo primero que encuentro es que el primer periodista español es también el inventor de la Wikipedia.
            Pretende ofrecer una “descripción natural, geográfica y económica de todos los pueblos de España” y para ello necesita de la colaboración ajena: “Pocos podrán alegar pretexto justo para eximirse de ese encargo: todos somos hijos de una ciudad, villa o lugar; y todos debemos interesarnos por la gloria de aquella que quiso concedernos el cielo por patria, sea la que fuere; pues Ulises, con ser Ulises, y un príncipe a quien debió tanto honor la Grecia, no se desdeñó de ser hijo de Ítaca árida, estéril y montuosa. Si cada uno de los hombres hábiles que dan los pueblos de España, formara una relación histórica de su país, sin olvidar el descuidado, pero utilísimo artículo de la Historia Natural, compondríamos una colección de noticias las más importantes para hacer la Historia General de España. Medítese esta pasajera advertencia y se conocerá que a muy poca costa, y en muy corto tiempo, se podría conseguir este plausible proyecto”.
            Entre todos lo sabemos todo: es el lema de la denostada y admirable Wikipedia. No necesitó Internet el incansable Nipho para revolucionar el periodismo o para crearlo casi de la nada.
            Mientras me tomo un café, leo en este tomo las descripciones de la villa de Alcoy o del Puerto de Santa María, la precisa información sobre el arte de teñir la seda, una real cédula, “a consulta de los señores del Consejo”, por la que se manda que todas las cátedras de las universidades “no sean perpetuas, sino temporales, como son en Italia y en otras partes; porque de ser perpetuas se siguen muchos inconvenientes y daños, especialmente que después que han habido sus cátedras no tienen cuidado de estudiar ni aprovechar a los estudiantes; y de ser temporales se siguen muchos provechos, porque las tornan a proveer y acrecentar los salarios y tener mayor concurrencia de estudiantes y trabajan por aprovecharlos y escriben y hacen que los estudiantes tengan conclusiones y hagan otros ejercicios en las Letras; y así mismo manda que los dichos catedráticos no tengan sustitutos”.
            No se tuvieron muy en cuenta esas sensatas ideas de Carlos III y así nos fue. Y así nos va.


Lunes, 23 de noviembre
UN POCO DE IRONÍA

Decía Pessoa que la ironía es eso que no comprende nadie. Yo procuro no usarla para evitar malentendidos. Pero a veces es demasiado fuerte la tentación.
            En Argentina se han celebrado elecciones. Mauricio Macri ha ganado por la mínima. Me imagino que ahora, para que la izquierda y la derecha europea los tenga por verdaderos demócratas, la oposición oficialista de Daniel Scioli hará lo que hizo la oposición venezolana cuando también perdió por la mínima: no reconocer los resultados, organizar manifestaciones violentas en la calle, crear una comisión que viaje por el extranjero pidiendo a los diversos gobiernos que no reconozcan al gobierno de su país salido de las urnas.
            Me temo que como no hagan todo eso  no van a ser considerados como una oposición verdaderamente democrática. Claro que, a lo mejor, en Argentina no se usan los mismos parámetros que en Venezuela. Solo se usarían si quien hubiera ganado por la mínima hubiera sido Scioli y no Macri.
            Mi amigo Abelardo Linares me acusa siempre de defender al indefendible Nicolás Maduro. Y yo ni quito ni pongo presidente en  Venezuela (eso que lo hagan los ciudadanos de ese país), simplemente me limito a no comulgar con ruedas de molino.



Martes, 24 de noviembre
LA DIOSA SOLITARIA

¿Bastan unos pocos versos para salvar un libro de poemas? Del de Juan Lamillar, Las formas del regreso, que recibo hoy y leo esta tarde melancólica en Vetusta, me quedo con los siguientes: “Música, yo te nombro / la diosa solitaria / que entrega su consuelo / a todos los que habitan / la soledad del mundo”.


Miércoles, 25 de noviembre
BORGES Y SHERLOCK

No se me va de la memoria un breve poema de Rudyard Kipling del que Jon Juaristi se apropió en uno de sus libros: “¿Te preguntas, viajero, por qué hemos muerto jóvenes? / Nuestros padres mintieron. Eso es todo”.
            Se refería Kipling a los muertos de la Gran Guerra, La inmensa y estúpida carnicería que comenzó por un quítame allá ese ultimátum y que todo los que entraron en ella imaginaban como un breve y triunfal desfile.
            ¿Estamos ahora en una situación semejante? A ratos pienso que sí. Se nos llena la boca con la palabra terrorismo y con que hay que estar unidos contra el terrorismo, pero Turquía derriba un caza ruso para evitar una alianza que pueda acabar con el Estado Islámico, enemigo de su enemigo Al Asad y por tanto, aunque sotto voce, aliado suyo.
            Tras los atentados de París, que no podrían haber ocurrido sin la desidia belga a la hora de vigilar a los extremistas, Bruselas se convierte en una ciudad fantasma, con el ejército en la calle y la gente aterrada en sus casas El Estado Islámico consigue así dar un segundo golpe (más eficaz propagandísticamente que el primero) y sin dar golpe. Otros presuntos aliados de Francia contra los yihadistas lo único que hacen es hacerse una foto junto a los rivales políticos ya que están en elecciones y hacer algo, sea lo que sea, les podría restar votos.
            A veces pienso, con desesperación, que solo los fanáticos tienen la cabeza clara, saben lo que quieren y actúan de la manera más eficaz osible para conseguirlo.
            La tarde se llena de nubarrones negros, pero Sherlock Holmes viene como siempre en mi ayuda. Al pasar por la librería Cervantes lo encuentro reclinado en un sofá, con la pipa en la mano y la mirada perdida en sus abstracciones. Tras él, la pirámide de la plaza de Mayo (un obelisco en realidad) y el inicio de la avenida del mismo nombre. El título no puede resultarme más sugestivo: Sherlock Holmes en Buenos Aires. Enrique Espina Rawson, periodista experto en Gardel, recibió de una lejana pariente suya, fallecida en 2005, entre otros objetos sin demasiado valor, “dos cuadernos forrados en tela roja y escritos en inglés”. Los firmaba el doctor Watson y uno de ellos contenía la historia cuya traducción al español me dispongo a leer.
            Lo hago con el mismo estado de ánimo de la adolescencia cuando me evadía de las aristas grises de la realidad con las aventuras del detective que era pura inteligencia envuelta en un montón de manías.
            Me desilusiono pronto, sin embargo. Y no solo porque se aluda a una frase (“Elemental, querido Watson”) que nunca aparece en el canon, aunque fuera popularizada por el teatro y las parodias, sino porque sobra costumbrismo bonaerense y falta magia. Estoy en condiciones de decirle a Enrique Espina Rawson que esos cuadernos que heredó de su lejana pariente son falsos, no los escribió el doctor Watson, sino un desmañado imitador.
            Pronto dejo de lado la historia del cuaderno rojo y me imagino yo otra en la que una atribulada dama porteña, Elsa Astete, recurre al detective, que ha sido invitado por Victoria Ocampo a dar una serie de conferencias en Buenos Aires, para que encuentre a su marido, del que no ha vuelto a saber nada desde que salió una mañana a su trabajo en la Biblioteca Nacional.
            Me distraigo de los sinsabores de la realidad escribiendo una página apócrifa del diario de Bioy Casares en la que este, testigo mudo y divertido, reproduce el diálogo entre el detective y Jorge Luis Borges en una confitería cercana a la Recoleta: “¡Cómo le envidio, Sherlock! Usted nunca cometió el error de casarse. Yo poco menos que tuve que salir de casa saltando por la ventana para escapar de esa trampa”.


Jueves, 26 de noviembre
SIEMPRE EN GUARDIA

“¡Qué mal tratas a tus amigos! A veces pienso que es más cómodo ser enemigo tuyo que amigo”, se queja un amigo escritor que no ha recibido de mí la elogiosa reseña que esperaba sobre su último libro.
            Y me temo que tiene toda la razón. A los rivales que no dan la talla me limito a ignorarlos. No hablo de ellos ni bien ni mal. Pueden decir de mí lo que quieran: no entro en polémicas. Me gustan las peleas, para qué lo voy a negar. Pero escojo a mis contrincantes: todos han de tener un cierto nivel y respetar las reglas. Como en el boxeo, hay ciertos golpes que están prohibidos y descalifican para el combate.
            Ser amigo de algunas personas, a las que les gusta ponerlo todo en cuestión, no es demasiado cómodo: hay que estar siempre en guardia. Pero resulta estimulante.


domingo, 22 de noviembre de 2015

El arte de quedarse solo: La Historia y otras historias


Viernes, 13 de noviembre
DON BENITO

Leo poemas en el colegio Claret de Don Benito para un inquieto auditorio de adolescentes. Son cerca de un centenar, alumnos de bachillerato. Dejo pronto los poemas, temeroso de que les suenen a chino, y pasamos al coloquio. Les han repartido un cuadernillo con unos cuantos textos míos, entre ellos una selección de aforismos. La primera pregunta: “Usted ha escrito que nadie verdaderamente inteligente se dedica a la crítica. ¿No se considera inteligente?”. Sonrío: “Bueno, no hay regla sin excepción”.
            Lo cierto es que presumo demasiado de ello como para ser inteligente: dime de qué presumes… Pero de que la inteligencia es la cualidad que más admiro no me cabe la menor duda. ¿Y qué entiendo yo por inteligencia? La capacidad de ver claro, de no dejarse obnubilar por los prejuicios, de tomar la decisión más adecuada con los datos de los que se dispone, de entender el mundo y sus gentes, de hacerlo más habitable. Es la única cualidad que envidio. No me importa que alguien sea más rico, más joven, tenga más éxito que yo. Lo que me fastidia es que tenga más talento.
            Don Benito, hasta hoy, era para mí solo el escenario de un crimen famoso. Curiosamente, uno de los profesores que dirigen el aula Guadiana, en la que me toca hoy participar, se llama como el asesino de las dos indefensas mujeres, Carlos García de Paredes, y mi amiga, la profesora Inés Illán, que nació en Don Benito, tiene de segundo apellido Calderón, como Inés Calderón, la joven víctima. Aquellos hechos ocurrieron en 1902 y pudieron haber quedado sin esclarecer ni castigar si el pueblo no se hubiera puesto en pie contra los caciques.
            Este Don Benito, de calles anchas y casas blancas, apacible y próspero, poco se parece a aquel. Tiene una hermosa biblioteca en un edifico construido por Rafael Moneo y un fascinante museo etnográfico en la Casa del Conde, un edificio modernista construido a principios del XX por los condes de Orellana. Más que un museo, es una máquina de viajar en el tiempo: en sus diversas estancias, con la escuela a la que yo fui, con la botica de mi infancia, la droguería, el consultorio médico, con lo que fue la vida tradicional, en la ciudad y en el campo, hasta casi ayer mismo. Vale la pena venir hasta Don Benito solo para ver este museo y para dejar de asociar su nombre a un remoto crimen.
            En la plaza principal, frente a la iglesia de Santiago, una gran fuente con un empaque clásico que reconozco bien. Me acerco y, como me imaginaba, es de Pérez Comendador, el escultor de Hervás que no solo sabía esculpir frailes y conquistadores. Aquí el río, como en la estatuaria clásica, es un hombre desnudo, medio tendido, y la tierra un desnudo de mujer; el uno en piedra y el otro en bronce. No sé por qué les encuentro una pátina de pretenciosidad desarrollista, muy años sesenta. Nada que ver con las líricas geometrías de mi paisano Ángel Duarte, a las que no le ha salido ni una arruga.


Sábado, 14 de noviembre
CRIMEN EN EL PARAÍSO

El hermoso día de otoño se nubla con las noticias de la noche de ayer. Antes de dormirme, no veo ni escucho ningún informativo y eso me permitió descansar apaciblemente. Me despierto temprano, como de costumbre, y desde la terraza de la habitación veo amanecer tras el castillo de Medellín, que se recorta fantasmagórico en lo alto de una colina; a sus pies, el caserío del pueblo y al otro lado el largo puente sobre el Guadiana construido por los Austrias. Naturaleza e historia: un poco más allá está la llamada “bolsa de la Serena”, uno de los últimos reductos republicanos durante la guerra civil, y en Medellín nació Hernán Cortés, cuya estatua se alza poderosa en medio de la empequeñecida plaza del pueblo.
            A Hernán Cortés ya no se le admira tanto como cuando yo era niño. También el heroísmo tiene fecha de caducidad. A fin de cuentas, un genocida no viene a ser a menudo más que un héroe visto desde el lado de las víctimas.
            No es el momento de pensar en esas cosas, hoy que sangra París. Pero yo no puedo dejar de pensar en ello y algo más. En el fracaso clamoroso que ese múltiple crimen supone. No fue obra de un fanático aislado, sino de varios grupos que tuvieron que organizarse, coordinarse, armarse. ¿A qué se dedicaban los servicios de inteligencia de Francia? ¿Y los de Estados Unidos, esos que interceptan sin control alguno las comunicaciones de millones de ciudadanos? ¿A espiar a Angela Merkel?
            En toda guerra siempre hay dos bandos, ellos y nosotros, y este atentado terrorista vale por una gran batalla que han ganado ellos. Ahora a ver cómo reaccionamos. Me imagino que bombardeando Siria, sacando el ejército a la calle, cerrando las fronteras, haciéndoles la vida más difícil a los refugiados y a los que viven en barrios marginales de París o Bruselas. Y esa será una segunda batalla que también ganarán ellos. De qué poco vale la fuerza sin inteligencia. Pensamos en los integrantes del llamado Estado Islámico como en una banda de fanáticos descerebrados. Y así nos va. No solo son más crueles que el civilizado mundo occidental, también más hábiles y astutos. La guerra será larga. Y lo más preocupante es que quienes dirigen el bando del que yo formo parte fueron los mismos que se dedicaron a dar patadas en el avispero de Oriente y dejaron libres a toda esa bandada de terroríficas avispas que ahora nos amenazan.


Domingo, 15 de noviembre
ELLOS Y NOSOTROS

Mientras paseaba por Trujillo, un espléndido azul sobre los caserones de piedra, no podía dejar de pensar en las paradojas de la historia. Toda esta riqueza, todos estos testimonios de un glorioso pasado, no son más que fruto del exterminio y el saqueo. Un ecuestre Pizarro, con fantasioso atuendo, luce orgulloso sobre su alto pedestal en medio de la plaza. En Perú todavía quedan admiradores suyos, al contrario de lo que ocurre en México con el más refinado y culto Hernán Cortés.
            Es momento solo para el duelo, para lamentar los muertos alevosamente asesinados una hermosa noche de otoño en París, pero yo no puedo ponerle riendas a la imaginación. ¿Qué pasaría si esta guerra la ganan, con dos o tres golpes de audacia, como los de Cortes en el imperio azteca o los de Pizarro en el inca, los partidarios del Estado Islámico, ni más mi menos fanáticos que quienes llevaron el cristianismo a América, el piadoso cristianismo que aceptaba la esclavitud y todo tipo de barbarie contra los herejes? ¿Quiénes serían entonces los héroes? ¿De qué muertos no se acordarían nadie, serían solo una estadísticas como la de los miles y miles de indígenas asesinados en América?
            Estas cosas no se pueden decir en voz alta. Y yo no las digo. Solo las pienso. No hay piedad en las guerras. La razón la tiene siempre el que gana y estas primeras batallas las están ganando ellos.
            Ellos, nosotros. Sí, en las guerras no se puede no tomar partido. En las guerras todo el que no está conmigo está contra mí.
            Paseo por Trujillo, subo a la Torre de la Aguja, entro en iglesias y palacios, compro dulces en un convento de clausura, y no puedo dejar de pensar en toda la sangre inocente que sirvió de cimiento a esta dorada tranquilidad.
            También el civilizado mundo de hoy está construido sobre la injusticia, unos ponen bombas y otros bombardean. Un día mueren docenas de inocentes en París, todos los días mueren centenares de inocentes en Siria o Irak. Pero cuando llega el momento de tomar partido cada uno se junta con los suyos. A mi me duelen más los muertos de París que los de Mosul. En esta guerra sé quiénes son los míos, sean cristianos o musulmanes, que eso importa poco. Y sé quién es el enemigo: los que ponen su fe y su Dios por encima de todo.  


Lunes, 16 de noviembre
EL EQUILIBRISTA

Juego con tres o cuatro platos a la vez. Los lanzo al aire, los recojo, me doy la vuelta, me inclino saludando a los espectadores. Y ninguno cae al suelo.
            Ninguno ha caído todavía al suelo. ¿Cuánto tiempo durará el milagro?
            El mundo parece temblar sobre sus cimientos, silban las balas en torno mío, y yo sonrío feliz, como si nada de ello fuera conmigo.


Martes, 17 de noviembre
DOBLE ERROR

No actuar antes, sobreactuar después. ¡Qué inútil tratar de compensar un error con otro error!


Miércoles, 18 de noviembre
UNOS AMIGOS

Por la mañana comento en clase los haikus de Lluvia menuda (“Juega el niño / a enterrar a su padre. / Día de playa”) y por la tarde, inesperadamente, aparece en el café Vetusta su autora, Susana Benet. Ha venido a conocer Oviedo acompañada del pintor Gabriel Alonso. Me entrega su último libro, Lo olvidado, impreso en el otro Medellín, el de Colombia, que nada tiene que ver con el que apacible sestea entre el castillo y el largo puente sobre el Guadiana y del que yo acabo de regresar. Al comienzo del libro, una cita de Cheng Chu-Yu. “Soy más grande que el infinito / y más pequeño que un grano de arena”.
            Perfecta definición del haiku, de Susana Benet, de mí, de cualquier ser humano. Mientras paseamos la noche de Oviedo recuerdo, o invento, versos suyos: “Unos amigos. / Omnipotente y solo / Dios los envidia”.


Jueves, 19 de noviembre
EL MUNDO ESTÁ BIEN HECHO

Tras un día trabajosamente rutinario, sin la alacridad de costumbre, con plomo en las alas, el colofón feliz de Mozart y sus bodas en el teatro Campoamor. El mundo vuelve a estar bien hecho, aunque sea solo durante tres horas. Cae el telón y otra vez silban las balas.



domingo, 15 de noviembre de 2015

El arte de quedarse solo: De todas las historias de la historia



Viernes, 6 de noviembre
CONAN DOYLE Y MAS

Mientras caminamos por la calle Princesa, tras la presentación del más reciente tomo de mis diarios, le comento a Abelardo Linares lo mucho que me ha sorprendido uno de los relatos de Conan Doyle incluidos en Una agitada víspera de Navidad, que acaba de editar. Se titula “El último recurso” y lo escribió en 1930, el último año de su vida. En él nos cuenta cómo se acabó con la corrupción en una gran ciudad norteamericana. Son los tiempos de la ley seca. Estamos lejos del mundo de Sherlock Holmes en que la inteligencia puede solucionar cualquier problema. Lejos o no tan lejos. Ahora el protagonista se llama Gideon H. Fanshave: “Algunos pensaban que estaba loco. Otros creían que era un genio. Era un hombre rico, muy rico. Se pasaba la vida metido en su biblioteca entre libros y ensoñaciones, pero de vez en cuando se espabilaba y entonces empezaban a suceder cosas”.
            Lo que esta vez sucede es que organiza un complot con los pocos hombres buenos que quedan, detiene  por sorpresa a gánsteres y corruptos y los encierra en una gran sala de baile, el Odeón; allí, tras el correspondiente sermón en defensa de la ley y la democracia, unas ametralladoras, hasta entonces ocultas, comienzan a disparar: “Los vi correr hacia las puertas. Trepar hasta las ventanas selladas. Amontonarse en las esquinas como hacen las ratas cuando se suelta un terrier. Los vi correr y gritar, esconderse unos detrás de otros y amontonarse los cadáveres”.
            ––Ese sueño de Conan Doyle, hacer limpieza --le digo al editor–, es el que tuvieron Hitler, Pinochet y todos los salvadores de la patria que en el mundo han sido.
            ––Más bien fue lo que ocurrió en Paracuellos. .
            ––Hombre, Abelardo, no es lo mismo. Madrid era una ciudad sitiada, había bombardeos sobre la población civil, el gobierno había marchado a Valencia…
            ––Tú siempre buscando justificación para los bolivarianos y los nacionalistas.
            ––No justifico nada. Pero las circunstancias son muy distintas. Los ejecutados en el relato de Conan Doyle son casi todos de origen extranjero, hispanos e italianos especialmente, solo hay entre ellos algunos norteamericanos que se han dejado corromper. Fascismo en estado puro, me parece. Conan Doyle, el perfecto caballero británico, habría acabado apoyando a Hitler. Triste final para Sherlock Holmes.
Y yo pienso en la suerte de que en España ya no tenemos quien quiera hacer una limpieza de ese tipo. Ahora las discrepancias las arreglamos más civilizadamente. Y lo que pasa en Cataluña, contra lo que pudiera parecer, es el mejor ejemplo. Quién lo dude,  qué poco conoce la historia de España.
            ––Conan Doyle era un fascista y Mas un perfecto caballero. ¡Lo que hay que oír!


Sábado, 7 de noviembre
LEER BIEN, VIVIR MEJOR

No veranillo, sino pleno verano este hermoso día de otoño madrileño. Me acerco hasta las naves de Matadero (qué feo nombre: solo faltaría que se celebrara en ellas una exposición sobre la guerra civil) y allí me encuentro, en la Casa del Lector (este sí un hermoso nombre), con un viejo amigo: Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Aquí está el manuscrito de El Gatopardo, muchos de sus libros, las fichas en que los fue clasificando, el archivador de madera en que las guardó.
            Y muchas cosas más: un retrato al óleo de su bisabuelo, Giulio Fabrizio Tomasi, en quien se basó para crear al príncipe de Salina, y una pitillera y una fosforera de plata que fueron suyas. De la primera se ha eliminado cuidadosamente una de las palabras de la inscripción que todavía figura entera en la segunda: “Spes mea in deo est”. ¿En qué momento dejó el príncipe Tomasi de poner su esperanza en Dios?
            Aquí están las imágenes en blanco y negro de infancia y juventud y las residencias veraniegas de la familia y el palacio de Palermo en el Vicolo Lampedusa– destruido por las bombas.
            “Leer bien para vivir mejor” se titula la exposición. Leer para sobrevivir, podría ser otro título. La inauguró Gioachino Lanza Tomasi, uno de los jóvenes de los que Lampedusa se rodeó en los últimos años y al que acabó adoptando. Me habría gustado conocerle.
            Aquí están también carteles y fotografías de la película de Visconti, inseparables ya de la novela, ¡Ese paseo de Angelica y Tancredi por los pasillos y los cuartos abandonados de Donnafugata! Pocas veces los fantasmas del deseo se han expresado con tan maravillosa y casi dolorosa intensidad.
            Y el puerto de Palermo y la silueta de la ciudad en un óleo dieciochesco, que parece pintado para ilustrar las palabras de Goethe cuando quiso transmitirnos “la imagen de esta incomparable y extensa bahía” en su Viaje a Italia.


Domingo, 8 de noviembre
CONTAR UN CUENTO

Me siento en la butaca, abro bien los ojos y me dejo seducir desde la primera imagen como el niño ante un cuento de hadas, como el adolescente que pasa página tras página de Los tres mosqueteros o de La isla misteriosa sin levantar la vista del libro, como el beduino que se incorpora al corro en un mercado árabe para escuchar los lances de Las mil y una noches.
            Magia del cine, magia de Spectre, la última película de James Bond. Los esqueletos que danzan en las calles de la ciudad de México, el helicóptero haciendo mortales piruetas sobre el Zócalo lleno de gente. Y el Lungotevere romano, el ponte Sisto, las conversaciones en el restaurante del tren, las conspiraciones misteriosas, la estación en medio del desierto, las terrazas y los sótanos de Londres…
            ¿Que todo al final se desvanece como una irisada pompa de jabón al viento? Poco importa si antes hubo dos horas y media de irresponsable felicidad.


Lunes, 9 de noviembre
HACER HISTORIA

¿Asistirá Dios a la historia del mundo como nosotros a las películas de James Bond, como a un brillante espectáculo en el que es imposible aburrirse?
            Imposible aburrirse en el capítulo de la historia de España que nos ha tocado vivir. Imposible también parece no tomar partido. Yo lo hago, según quijotesca costumbre, por los más débiles, que casi siempre son también los que tienen la razón de su parte.
            Hay gente asustada por lo que está pasando, o por lo que puede pasar en Cataluña. Yo estoy más bien ilusionado. Ningún problema es verdaderamente grave mientras se pueda resolver votando.


Martes, 10 de noviembre
PARÍS-MODIANO

Los libros nuevos de cada día son parte del placer del día, la mejor parte. Hoy me llegan, entre otros, un breve diario de Concha García, Los antiguos domicilios; el diario romano de Bruno Mesa, en el que aparezco (“Llegan García Martín, Xuan y Almuzara a la Academia para participar en un recital en el que hago el papel de introductor. Antes de saludar a Martín ya estoy discutiendo con él”); Nuestras calles, de Alesssandra Lavagnino; una antología de poesía amorosa de Benítez Ariza y, sobre todo, el maravilloso París-Modiano de Fernando Castillo.
            Hojeo todos los libros, pero es este último el que más me seduce: el París en blanco y negro de la ocupación, el París difuminado y doliente de las novelas de Modiano, uno de esos lugares a los que siempre gusta volver, en cuyos laberintos emocionales queda uno enredado para siempre.
            Nunca he sentido el síndrome de los demasiados libros, tan bien estudiado por Gabriel Zaid. Los libros nunca son demasiados: no hay que leerlos todos.
            ––¿Nunca has leído un libro por obligación?, me preguntan a veces.
            ––Nunca, me resultaría tan imposible como hacer el amor por obligación (compadezco por eso a los casados y a los estudiantes de literatura).
            ––Pues también has leído, o al menos reseñado, libros muy malos.
            ––Los malos libros son a menudo los que más me divierten. Disfruto mucho destrozando un libro vacuo y pretencioso.
            ––Te gusta hacer sangre, incluso tus mejores amigos han tenido ocasión de notarlo.
            ––Tampoco es para tanto. En mi esgrima verbal nunca paso de algún rasguño más o menos ligero en la vanidad.
            ––Esas son precisamente las heridas que no se curan nunca.


Miércoles, 11 de noviembre
LOS MISTERIOS DE BARCELONA

La realidad nunca deja de fascinarme. Es la mejor novela de misterio y aventuras, la de peripecias más inesperadas. No tendrá que esforzarse mucho el gobierno español para hacer descarrilar el independentismo catalán, de eso ya se encarga la CUP.
                Contra lo que pudiera pensarse, el hombre de Rajoy en Cataluña no es García Albiol, sino Antonio Baños. A la memoria me viene El hombre que fue Jueves, con aquella organización subversiva en la que todos los integrantes de la cúpula eran policías.
            Pero no es necesario pensar en fondos reservados. Para hacer el juego al sistema el perfecto militante antisistema no necesita estar a sueldo de la policía: lo hace gratis.


Jueves, 12 de noviembre
CONTINUARÁ

“De todas las historias de la historia / sin duda la más triste es la de España / porque termina mal”, escribió Gil de Biedma. Yo no soy tan pesimista, ni mucho menos.
            En primer lugar, porque no termina. Al final de cada capítulo, siempre aparece la palabra “continuará”. Y en segundo lugar porque siempre podemos repetir el verso de Machado: “si el hoy es malo, el mañana es mío”.
            La que termina, sin continuará posible, y termina mal, inevitablemente, es otra historia: la mia, la tuya, la de cada uno de nosotros. Pero mejor no pensar en ello y seguir atentos a la pantalla: ni las películas de James Bond ni la actualidad se cansan nunca de asombrarnos.


domingo, 8 de noviembre de 2015

El arte de quedarse solo: Otoño mágico


Jueves, 29 de octubre
EL MAGO BIENVENIDO

El local se llama la Judería, pero al ser un nombre de uso demasiado frecuente en Hervás se le conoce como Los Cordobeses, por la procedencia de sus dueños. El camarero, de poco más de veinte años, es mago y cuando le apetece entretiene a los clientes con algún truco. Durante nuestra cena, se limita a los juegos de mano con la baraja, pero como también adivina el pensamiento yo me lo imagino trayéndoles a los clientes lo que desean comer antes de que estos se lo pidan.
            Tardo en dormirme. Decido salir un rato a la terraza de mi habitación, en el Jardín del Convento, a pesar del frío de la noche, y entretenerme con la fosca silueta de las montañas que cierran el horizonte y co el cielo cuajado de estrellas. Paso un rato abstraído en mis pensamientos y de pronto noto algo extraño, vuelvo la cabeza y veo al mago Bienvenido (ese es su nombre) apoyado en el otro extremo de la barandilla, sonriente, fumando y bebiendo de un gran vaso con un extraño licor verde que parecía tener una luz y todo lo volvía de ese color.
            ––¿Qué haces aquí?
            ––En realidad no estoy aquí, pero como soy mago puedo estar donde no estoy. He venido porque adiviné que algo te preocupaba. Dime qué es.
            ––No es algo que se pueda arreglar con ningún truco.
            ––Yo soy un mago de verdad, no un ilusionista. No engaño a la gente haciéndoles creer que ven lo que no ven. Si no fuera un mago de verdad, ¿cómo iba a estar aquí?
            ––Pues te voy a contar lo que me pasa, seas un mago o no. A menudo tengo la impresión de que no soy real, de que nada es real.
            ––La vida es sueño, ya lo dijo Calderón.
            ––O más bien de que yo soy real, pero no es real nada de lo que me pasa. Solo soy un actor que interpreta un papel que han escrito otros.
            ––Como todos. El gran teatro del mundo, también lo dijo Calderón.
            ––Y otra cosa peor. Que hubo un error de casting, que mi vida es un desastre porque el papel que me asignaron no era el que más me convenía.
            ––“A debida distancia, / cualquier vida es de pena”.
            ––¿También has leído a Brines?
            No me respondió, bajó hasta el jardín e iluminado por la luz verde de lo que me había parecido un vaso y era una lámpara, desapareció caminando por la huerta.

       
Viernes, 30 de octubre
DE LA MANO DE LA  MELANCOLÍA

He venido a Extremadura como pregonero del “Otoño Mágico” que se celebra los fines de semana de noviembre en el valle del Ambroz, el río de mi pueblo. Afortunadamente el pregón es en Hervás, donde siempre me encuentro a gusto, y no en Aldeanueva del Camino, donde no hay un rincón que no esté lleno de viejos fantasmas, de punzantes esquirlas..
            Salgo del paso como puedo, con recuerdos de infancia, vagos elogios y verdadera emoción. Hablar de estas tierras ya no es para mí hablar solo de estas tierras, sino de otras cosas demasiado importantes como para hablar directamente de ellas. Termino con tres sonetos. El verso siempre ayuda a decir las cosas de la manera más memorable y con las menos palabras posibles.

De las cuatro estaciones de la vida,
la fama se la lleva primavera,
pero para pasar la vida entera
sin duda es la mejor la que hoy convida

a gozar de los frutos y los oros
de este valle, estos bosques y este río.
Más dulce el fruto cuanto más tardío,
el tiempo nunca agota sus tesoros.

Baños, Hervás, Segura y Abadía
donde aún dialogan Lope y Garcilaso,
Garganta, Gargantilla, paso a paso,
de la mano de la melancolía,

hasta Casas del Monte, hasta un camino
que en Aldeanueva marca mi destino.


 Sábado, 31 de octubre
CORRIENTES AGUAS, PURAS, CRISTALINAS

Hablé del valle del Ambroz y luego recorrí los pueblos al norte de mi pueblo: Gargantilla, Segura de Toro, Casas del Monte. En todos ellos, lo que más me sorprendió fue el insistente rumor de las aguas, la banda sonora de los arroyos que bajan de la montaña. Parecían ponerle música a los versos de Garcilaso que una y otra vez volvían a mi memoria:

Corrientes aguas, puras, cristalinas,
árboles que os estáis mirando en ellas,
verde Prado de fresca sombra lleno,
aves que aquí sembráis vuestras querellas,
yedra que por los árboles caminas
torciendo el paso por su verde seno...

            Un virgiliano edén, pienso. Pero si a Adán no le hubieran expulsado del paraíso, ¿cuánto tiempo habría continuado siendo un paraíso?


Domingo, 1 de noviembre
LA MÁS ANTIGUA COSTUMBRE

“Morir es una costumbre / que sabe tener la gente”, escribió Borges en una de sus milongas. Y a veces pienso que no es una mala costumbre, siempre que se practique a su debido tiempo.
            Si yo pudiera escoger el mío, ¿qué tiempo sería ese? Cuando dejara de interesarme por lo que pasa en el mundo, cuando pensara que todos los políticos son iguales, que ya no se publica nada que valga la pena, que los jóvenes hablan cada vez peor, que ya no se respeta la ortografía, que a dónde vamos a ir a parar… Cuando escuchara cualquier tópica tontería (la diga quien la diga, incluso un buen amigo), y no me dejara llevar por las maleducadas ganas de rebatirla de inmediato.
            Antes pensaba que cuando dejara de ser capaz de enamorarme, pero ya he aprendido que sin estar enamorado se vive bastante mejor..
            Sin estar enamorado de otra persona, quiero decir. Porque sin estar enamorado de mí mismo creo que no podría vivir ni medio minuto.


Martes, 3 de noviembre
A TODO HAY QUIEN GANE

El próximo viernes, Andrés Trapiello presenta una obra mía en la librería Alberti. “Es una librería pequeña –me advierte un amigo–, quizá no quepan en ella dos egos tan grandes”.
            Llevo discrepando de Andrés Trapiello desde hace más de treinta años. No hay libro suyo que no haya elogiado públicamente (salvo quizá sus novelas) ni del que no haya discrepado. Lo último, su versión del Quijote, que a mí me parece muy atinada cuando pone en lenguaje contemporáneo lo que hoy no se entiende de la novela para que podamos leerla como los contemporáneos de Cervantes, y un completo disparate cuando le quita innecesariamente su sabor y su color a la prosa cervantina, como un aplicado y poco ducho corrector de estilo.
            A pesar de todo, sigue siendo amigo mío. Yo creo que es el que más tiempo me ha resistido. Me gusta discutir, ponerlo todo en cuestión, no aceptar tópicos y eso supone demasiada tensión para la mayoría de la gente, sobre todo a partir de cierta edad. De vez en cuando, algún amigo se harta y no quiere saber más de mí (el último, mi librero favorito). Lo lamento, claro, pero no demasiado: mientras queden otros con los que entretenerme llevándoles la contraria..
            Yo, en cambio, no me canso de nadie, por muy dogmático, pesado y de derechas que sea. En realidad, cuando menos se parezca a mí una persona más me gusta hablar con ella; me fascina la infinita variedad de la mente humana.
            Siempre recuerdo lo que me dijo Martín López-Vega: “Tú no trabajas, juegas a que trabajas”. Es verdad. Y también que yo no me peleo con la gente: juego a que me peleo. Pero todo tiene una excepción. Esta vez, esta única vez, he sido yo quien se ha cansado de colaborar con una vieja amiga, de tratar de ponerle razonables compuertas a su desmedido afán de imponer a toda costa su voluntad.
            Recuerdo una cena con Ángel González, Luis García Montero, Jon Juaristi y creo que Aurora Luque. García Montero, medio en broma, dijo que Josefina Martínez y yo nos parecíamos bastante. Respondí de inmediato que no teníamos nada en común, que no podíamos ser más opuestos, que yo no, que yo nunca, que etc., etc. Por entonces, ya era en sus últimos años, Ángel González hablaba poco; se sentaba en una esquina de la mesa, escuchaba y sonreía. Yo me sentaba a su lado. En voz baja le escuché decir: “Algo os parecéis; sois los dos igual de cabrones”. “¿Cómo?”, “Que sois los dos igual de cabezones”.  “Ah, qué susto. Creí oír otra cosa”. Pero sigo creyendo que la primera vez oí perfectamente.
            Por una vez he sido yo el que no ha tenido paciencia. ¿Quiere eso decir que por fin he encontrado a alguien todavía más tercamente insoportable que yo o solo que me estoy haciendo viejo?


Miércoles, 4 de noviembre
CADA VEZ MENOS

Lo que de verdad nos mantiene vivos es tener un buen enemigo que combatir. Yo voy teniendo cada vez menos enemigos (ventajas de no ser importante), pero para compensar sospecho que los amigos se fían cada vez menos de mí. 




domingo, 1 de noviembre de 2015

El arte de quedarse solo: Las cosas claras


Viernes, 23 de octubre
¿MONARQUÍA O REPÚBLICA?

Como era de esperar, nada más llegar hoy a la tertulia, tras los fastos principescos, me enzarzo en una nueva discusión sobre monarquía o república. Sin escuchar mis argumentos, hay quien replica “eres un vendido, Martín, eres un vendido”. Y yo, que soy inasequible al desaliento y nunca me canso de repetir las mismas ponderadas razones, vuelvo a tratar de poner las cosas en su sitio.
            ––A igualdad de los otros términos, la elección del Jefe del Estado por parte de los ciudadanos (y por un periodo limitado de tiempo) resulta preferible a su carácter vitalicio y hereditario. Si se crea un nuevo Estado, siempre será republicano, a nadie en su sano juicio se le ocurrirá optar por la monarquía. ¿Pero cómo cambia de régimen una nación que ya lleva años o siglos funcionando con uno determinado? O por medio de unas elecciones o mediante la acción revolucionaria. Y en el primero de los casos solo ocurre cuando el régimen anterior fracasa, no por el mero deseo de cambiar. La dos repúblicas que tuvo España llegaron por medio de los votos: la primera tras la abdicación de Amadeo de Saboya; la segunda tras el incumplimiento por parte del rey Alfonso XIII de sus deberes constitucionales con su apoyo a la dictadura de Primo de Rivera. Las intentonas revolucionarias republicanas fracasaron siempre (no, por desgracia, las antirrepublicanas). De la misma manera, la tercera República llegará cuando los españoles quieran.
            ––¡Y cómo vamos a saber que la quieren si no nos dejan votar! ¿Para cuándo un referéndum que nos permita elegir entre monarquía o república?
            ––No fue necesario ningún referéndum para que llegara la segunda República: bastaron unas elecciones municipales. Bastarían unas elecciones generales, las próximas por ejemplo, para que comenzara el principio del fin de la monarquía actual: para ellos sería suficiente con que los partidos republicanos obtengan mayoría en el próximo congreso de los diputados.
            ––¡Pero eso no va a ocurrir!
            ––Pues si no ocurre, lo democrático es que España sea una monarquía; en estos momentos, y mientras los españoles no cambien de opinión, solo una dictadura podría cambiar el régimen.
            ––¡Tú serías de los que no dejan a la gente manifestarse por la república y contra los premios!
            ––Esa es otra cuestión. Hay quienes piensan (o la han decidido sin ponerse a pensar en ells siguiera) que estar a favor de la república es estar en contra de los premios Princesa de Asturias. No, es solo estar en contra del nombre que llevan. Una hipotética tercera república española, si actúa con inteligencia, no prescindiría de estos premios: solo les cambiaría de nombre y los entregaría, como ahora, el Jefe del Estado, no su heredero (cargo que no existiría). La Academia de España en Roma fue una idea de Castelar durante la primera República a la que dio definitiva forma jurídica el rey Alfonso XII. La Universidad Menéndez Pelayo fue un invento republicano, con el nombre de Universidad Internacional de Santander, continuado por los regímenes posteriores.
            ––O sea que los premios son como la Semana Negra: cambian los alcaldes de Gijón, pero no hay quien la elimine.
            ––Algo así. Una buena idea al margen de connotaciones políticas. Eso no quiere decir que no sean mejorables, como se intenta hacer cada año. Valorarlos no te convierte en monárquico. Yo me los imagino perfectamente siendo entregados por Emilio Lledó, presidente de la tercera República española. Pero tampoco están mal tal como están. A mí me gusta mucho la parte didáctica de los discursos de Felipe de Borbón. Habría sido un buen profesor. Como Fidel Castro, por otra parte, al que no se parece en nada, pero al que me recuerda en su gusto por convertir los discursos en didácticas explicaciones.


Sábado, 24 de octubre
ALGO HEMOS AVANZADO

Leo las cartas a su hija de Madame de Sevigné, escritas con tanta alacridad como amor a las pequeñas cosas de la vida, y de pronto me encuentro su referencia a la represión de un motín popular: “Se ha prendido a sesenta; mañana comenzarán a colgarles. Esta provincia es un buen ejemplo para las otras, y sobre todo para enseñar a gobernadores y gobernados que no se debe injuriar, que no se deben tirar piedras contra los jardines”.
            El delito de aquellos alborotadores: arrojar piedras al parque de uno de sus amigos, el duque de Chulnes, que alguien le llamara “gros cochon” cuando paseaba a caballo. A la dulce y espiritual madame de Sevigné no le importa que paguen justos por pecadores (la mayoría de los alborotadores ha escapado) con tal de que su amigo y ella misma puedan pasean tranquilamente por los bosques en “esos hermosos días de cristal del otoño en que el sol ya no calienta y aún no ha llegado el frío”.
            Algo hemos avanzado, supongo. Pero no sé yo si Madame de Sevigné no seguiría escribiendo de la misma manera si viviera, por ejemplo, en Israel.


Domingo, 25 de octubre
MUERTE EN EL OLVIDO

Me entero de la muerte de Carlos Bousoño, que llevaba ya muchos años fuera de escena, y trato de recuperar mi antigua admiración por su poesía. Abro un libro y otro y otro y todos me dejan indiferente. El verbo admirar no admite el imperativo.
            Sospecho que el tiempo ha sido tan impiadoso con su poesía como con la de su maestro Vicente Aleixandre. La Teoría de la expresión poética me parece que ha resistido mejor, al menos en mi recuerdo (todavía sigo explicando ciertos poemas tal como aprendí en ella); no me atrevo, sin embargo, a releerla.
            Pero uno y otro poeta siguen gozando oficialmente de toda consideración. Seguro que mañana y pasado se publican artículos laudatorios en todos los periódicos (artículos que nadie leerá, por supuesto). Luego volverá el inmisericorde olvido.


Lunes, 26 de octubre
SER FELIZ

Ser feliz es ser feliz solo de vez en cuando. Yo, que no soy nada ambicioso, me conformo son serlo dos o tres veces al día.


Martes, 27 de octubre
ROMPO POR PRIMERA VEZ

Nunca he dejado a nadie, siempre me han dejado. De esa forma, a la tristeza de terminar una relación, nunca se ha añadido la mala conciencia. Ha sido así no solo en las relaciones de amor, sino también en cualquier otro asunto. ¿La razón de ese comportamiento?  Mi mayor amor ha sido siempre el amor a la rutina.
            Pero a veces hay que tomar una decisión. La tarde de ayer, que se prometía feliz, fue poco a poco convirtiéndose en una pesadilla. Lorenzo Oliván, un viejo amigo, un admirado poeta, hablaba del tema “Poesía y universidad” y presentaba el libro “Homenaje a los poetas de la Cátedra”, todo ello en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo. Leían luego sus versos varios de los poetas jóvenes antologados. Comenzó Raquel Fernández Menéndez con un hermoso poema dedicado a la profesora Amparo Pedregal, recientemente fallecida, y luego indicó su intención de leer un poema en asturiano. Vi la cara de la directora de la Cátedra, me temí lo peor. Y lo peor vino después con una intervención ofensiva para la lengua asturiana y para mí que había invitado a los poetas a formar parte de la antología y a participar en el acto.
            Y como propina la cena, una de esas cenas que se sabe cuándo empiezan, pero no cuánto terminan. Como soy inasequible al desaliento, traté de hacer entender a la directora de la Cátedra que cada uno puede tener los prejuicios que quiera, pero que con dinero público no se deben hacer discriminaciones. En vano.
            Llevo más de quince años discrepando con ella en cuestiones fundamentales. Ya debería haber dejado de contar conmigo para las actividades de la Cátedra, que yo siempre me he esforzado en lograr que fueran lo menos patrimonialista posibles. No se financia (como ocurre con otras fundaciones, casi ninguna española) de manera privada, sino íntegramente con dinero público. Pero ella no ha prescindido de mí, como debiera haber hecho hace tiempo, y yo he seguido colaborando por este maldito apego mío a la rutina y por mi incorregible vanidad que me lleva a pensar que, sin mí, todo habría resultado aún más personalista.
            Recibo hoy la carta de protesta que Raquel Fernández Menéndez dirige al Ayuntamiento y la avalo con mi firma.
            Me resulta inexplicable que alguien pueda considerar una ofensa que un poema en asturiano se lea en la Universidad de Oviedo. No tengo ni la más mínima duda de que Emilio Alarcos, que fue mi profesor, del que soy atento lector y editor de buena parte de sus libros, firmaría también sin ninguna duda la carta de la poeta, pensara lo que pensara sobre la cuestión de si el asturiano debe o no convertirse en lengua oficial.


Miércoles, 28 de octubre
LAS DOS ORILLAS

Tiempos complejos estos. En treinta años no cambié una vez de voto y ahora ando en continuas vacilaciones. Escucho a un simpático Pablo Iglesias decir en El intermedio que él aceptaría los votos de los socialistas si los necesita para ser presidente del gobierno, pero que en ningún caso votaría por un candidato socialista. ¿La razón? Populares y socialistas son la misma cosa, acaban uniéndose siempre para frustrar las aspiraciones populares.
            Eso me suena. Es exactamente la teoría de las dos orillas de Julio Anguita. Me alegra que Pablo Iglesias se haya mostrado tan clarificador. A no ser que den un vuelco las encuestas (todo es posible, pero no parece probable), el próximo presidente del Gobierno será Mariano Rajoy o Pedro Sánchez, y parece que cualquiera de ellos necesitará algo más que los votos de su propio partido.
            Tras las declaraciones de Pablo Iglesias, sabemos que quienes deseen que sea presidente el segundo, que haya un gobierno de izquierdas en España, tienen dos opciones: votar PSOE o votar a Izquierda Unida en sus diversas coaliciones electorales. Los que desean que continúe Mariano Rajoy tiene en cambio tres opciones: votar PP, votar Ciudadanos o votar Podemos.