sábado, 27 de noviembre de 2021

Elogio de la cordura: Un sol que descansa el alma

 

Viernes, 19 de noviembre
UNA CITA PARA EL 2050

Hago un alto en Burgos, y al ver las torres de la catedral asomándose por encima del Arco de Santa María de pronto me viene a la memoria mi primera visita a esta ciudad en el verano de 1971, hace ya medio siglo. Fue mi primer viaje literario. El grupo Artesa había concedido un premio a mi libro Marineros perdidos en los puerto. Otro premio, no para libros sino para poemas inéditos, lo recibió Alfonso López Gradolí, por entonces un poeta en alza. Nada más llegar, el organizador, Antonio L. Bouza, me enseñó el poema premiado y yo nada más verlo dije: “Pero este poema no es inédito. Se ha publicado en Papeles de Son Armadans”, “¿Seguro?”. “¡Segurísimo!”,. “Calla, calla, no digas nada”. No dije nada, por supuesto, pero ya entonces empecé a desconfiar de la chapuza de los premios. Luego Gradolí ganó otro, el González de Lama, con un libro que ya estaba publicado en la colección Hontanar de Valencia.

            Sentado en un banco del paseo del Espolón, cierro un momento los ojos y cuando los abro encuentro junto a mí, como en el cuento de Borges, al jovencito de entonces.

            ----Imagínate que no soy yo el que te sueña, sino tú el que me entrevés medio siglo más tarde. ¿Te alegrarías o te entristecerías al ver en qué te has convertido?

            ----Hombre, podías haberte casado, podías tener una casa en la playa o en la montaña, podías ser académico de la Lengua, tener el Cervantes…

            ----¿Ese era el futuro que deseabas?

            ----Te tomo el pelo, parece mentira que no me conozcas. La verdad es que no me imagino un futuro mejor que el de volver a estar aquí sentado, cincuenta años después, cincuenta años más viejo, pero igual de joven e igual de impertinente. A ver si cuando cumplas cien años, aunque no sean de vida literaria, sino solo de vida a secas, pasas de nuevo por Burgos y volvemos a celebrarlo juntos.

Sábado, 20 de noviembre
ELOGIO DE LA ARQUITECTURA

Cada uno tiene sus fobias y a veces da un poco de vergüenza confesar las propias. Llego a Logroño, poco después de las cuatro de la tarde, dejo la maleta en la habitación, salgo a la calle y me invade una irracional sensación de angustia. ¿Qué hago desde ahora hasta que llegue la hora de acostarme? Pero doblo la esquina y lo primero que me encuentro es Portales, la calle de Calle mayor, y a dos pasos la catedral. Brilla todavía el hermoso sol de la tarde, pero yo sigo sintiéndome desamparado e inerme sin la armadura de costumbres. Camino entre la gente, algo reconfortado por la animación crepuscular (“lo malo será cuando oscurezca”, pienso). De pronto, me sorprende una plaza triangular como un compás abierto hacia la avenida, una plaza que me recuerda no sé por qué a  Giorgio de Chirico. Lorca habló de geometría y angustia. Aquí encuentro geometría sin angustia y comienzo a volver a sentirme en casa. La plaza abierta esconde otra plaza cubierta y, tras ella, un auditorio, el más discreto que haya visto nunca, y un poco más allá, el Ebro. El río, que primero fue una cantilena infantil (“el Ebro nace en Fontibre, provincia de Santander…”), se despereza bajo los últimos rayos de sol. Camino por su orilla hasta un puente de piedra. Contemplo desde él el borde armonioso de la ciudad y luego vuelvo a adentrarme en ella por una calle de hermoso nombre, Rúa Vieja. Mi desasosiego de gato doméstico ha desaparecido. Ya estoy  de nuevo en casa. Frente al portal, tengo una cafetería que abre temprano y desayuno en ella la primera vez como si lo hiciera desde siempre, hojeando el diario La Rioja como hojearía El Comercio en el Dindurra En cuando termino, otra vez Portales adelante (entro en la catedral, me detengo en los escaparates, admiro sus caserones) hasta llegar a la plaza que me reconfortó a mi llegada, la del Ayuntamiento, obra de Rafael Moneo, según me ha enterado la sabia Wikipedia. Algún día me gustaría escribir sobre el valor terapéutico del urbanismo y la arquitectura.

Domingo, 21 de noviembre
LA HOSPITALIDAD DE ARNEDO

Nunca antes había estado en Arnedo, pero tuve el mejor guía. Unos conocidos de Logroño, que iban a hacer una ruta por los alrededores de Arnedillo, me dejaron junto a la estación de autobuses a las diez de la mañana para pasar a recogerme a las dos. “¿Has traído lectura? Te vas a aburrir. Es el pueblo más feo de La Rioja”, me dijeron. Pero no me aburrí, Ya dije que tuve el mejor guía. Un amigo que estuvo aquí como profesor el curso pasado me trajo de regalo unos zapatos y dejé que fueran ellos los que me llevaran de un lado a otro. La primera sorpresa fue encontrarme, junto a la iglesia de Santo Tomás, una hermosa estela de esa arenisca dorada tan característica de la zona en recuerdo de las víctimas del genocidio armenio. La inscripción nos dice que fue inaugurado “en tiempo del Catolikos Supremo de todos los armenios Garegin II” y que es una muestra del agradecimiento de la comunidad armenia a la hospitalidad de Arnedo. La última sorpresa fue averiguar, ya de regreso, consultando su nombre en el teléfono, quién era ese Leopoldo Alas Mínguez a quien se dedica la biblioteca municipal y cuyo nombre aparece en el inmenso trampantojo libresco que cubre las paredes del edificio frente a ella. Se trata de Leopoldo Alas, el poeta postnovísimo a quien conocí en un congreso canario de 1989 y que murió de sida a los 45 años. Pronto dejó la poesía para dedicarse a la novela, al ensayo y al activismo gay. En un cuaderno de autógrafos que comencé a preparar por entonces me escribió un poema, “Claro de sol”, que no sé si está incluido en alguno de sus libros: “Con este sol que me descansa el alma / (la luz, la nitidez del cielo, / esos aromas naturales / que de un tiempo a esta parte he desdeñado), / me es fácil olvidar que el mal resiste / en los días que obscenamente pasan”.

            Con un hermoso sol que me descansa el alma deambulo por todos los rincones y paseo por la arbolada orilla del Cidacos y cuando mis amigos que no han querido pisar Arnedo me recogen en la estación de autobuses, llevo conmigo un puñado de imágenes: el alto castillo roquero con ecos de la última carlistada, la crucería gótica de Santo Tomás y la silueta barroca de San Cosme y San Damián, la algarabía de los niños que juegan en el jardín de la Baronesa, la silueta protectora de Peña Isasa y las cuevas que se abren como una invitación a descubrir tesoros en las colinas rojizas que rodean el caserío.

            Llegué con Arnedo en los pies y salgo con Arnedo en el corazón.

Martes, 23 de noviembre
ALEMANES EN PELIGRO

----¿No tienes miedo, Martín? ¡Yo estaría aterrado! Que un ministro te amenace de muerte no es cualquier cosa.

----¿Pero qué ministro me ha amenazado a mí de muerte? De alguno me temo lo peor, pero no hasta ese extremo.

----Lee, lee las declaraciones del ministro de Sanidad alemán que trae en portada El País: “Todo el mundo en Alemania estará al final del verano vacunado, recuperado o muerto”.

----Menos mal que no soy alemán. Parece que en Alemania hay al menos quince millones de personas no vacunadas; si hemos de dar alguna validez a las estadísticas, no se contagiarán más de medio millón, pongamos un millón, o sea que para que se cumpla la profecía del ministro y al final del invierno todos los alemanes estén o vacunados o recuperados o muertos habrá que proceder a la exterminación masiva de al menos catorce millones de personas. Si yo fuera alemán, estaría ciertamente muy preocupado, pero soy español y aquí aún no se piensa en eso.

----Dices bien: aún. A ver qué hace Sánchez si se extiende por aquí una nueva variante del virus y le desinfla sus triunfalismos vacunatorios.

-----Le quedan los niños para seguir haciendo caja. Ya dijo la Ministra de la Tercera Dosis que comenzarán en diciembre (la aprobación por las autoridades sanitarias, una vez que Pfizer las da de paso, es puro trámite). Pero al menos no hay que temer a Barbón, que el tribunal constitucional le impide seguir con tan ineptas ocurrencias como esos cierres perimetrales que prohibían a los avilesinos pasear a solas por la playa, aunque la tuvieran a dos pasos, porque era de otro concejo.

Miércoles, 24 de noviembre
LUCE EL SOL

El de Arnedo fue el último día de sol. Bastó cruzar el túnel del Negrón para que comenzara una lluvia que aún no ha terminado. Pero también tienen su encanto estos días que invitan a encerrarse en casa, encender el fuego de la chimenea y abrir una novela policíaca de las de antes, de esas en las que el cadáver era solo un pretexto para los ejercicios de la inteligencia.

            Llueve en la ciudad, pero no llueve en mi corazón. Ahí sigue luciendo un sol que me descansa el alma.





 

 

 

 

jueves, 18 de noviembre de 2021

Elogio de la cordura: El precio de la libertad

 

Sábado, 13 de noviembre
EL INMORTAL

“Morían mis abuelos, mis tíos, fallecieron mis padres y hasta algunos amigos, pero yo seguía siendo inmortal”.

            En la revista Licencia poética, Carlos Ortega, que fue director de la Biblioteca Nacional y ahora dirige el Cervantes de Hamburgo, inteligente ensayista y poeta sin demasiado interés, publica “Veinte versos sueltos”, que no son tales, sino aforismos, greguerías y ocurrencias varias, una de las cuales coincide exactamente  con lo que yo siento: sé que también, como todo el mundo, he de morir, pero no acabo de creérmelo.

            Supongo que algo así nos pasa a todos hasta que la edad o la enfermedad hacen sonar la campana que anuncia la última estación. Pero hay quien llega a ella sin ningún aviso previo. Esos son inmortales durante toda su vida.

Domingo, 14 de noviembre
UN PUÑETAZO

Voy al cine como el niño que se sentaba junto al fuego para que le contaran un cuento. El que cuenta Way Down es entretenido, sin mayor trascendencia, y acaba con un tonto chiste final, pero para mí encierra tres regalos: un héroe, una caverna y un puñetazo.

            El héroe es Thom Johnson, un joven de aspecto anodino, que viste de cualquier manera, pero capaz de resolver el más intrincado problema con su prodigiosa inteligencia. Así me gustaría a mí haber sido de joven, así me gustaría ser de viejo. Desde que se apagan hasta que se encienden las luces, sueño despierto, me identifico con él, mis fantasías se hacen realidad.

            La caverna, la gruta del tesoro de los cuentos, es la cámara acorazada del Banco de España. Está sepultada a muchos metros bajo tierra. Tiene primero una gran portón de quince toneladas de peso. Dos veces al año hay que frotarla minuciosamente con gasolina para que no se oxide. Cualquier descuido en la conservación puede hacer que no se abra y que los tesoros que guarda se pierdan para siempre. Tras esa primera puerta, hay un foso y dos ascensores que bajan hasta 36 metros de profundidad. Luego hay que cruzar un puente. Más tarde, otra puerta acorazada y, tras abrirla, a seis metros nos encontramos con otra más. Nunca se abre la segunda sin cerrar antes la primera. Las puertas fueron fabricadas por la casa York en Estados Unidos. Se instalaron en los años treinta para proteger unos lingotes de oro que pronto comenzarían a volar hacia Moscú. La gran cámara final está cubierta de espejos, basta asomarse a ella para contemplar cualquier silueta, nadie puede esconderse allí. Pero es que además hay una trampa mortal que parece invención de los guionistas de la película, pero que se le ocurrió a una mente perversa en los años de la República. Dos arroyos, que fueron canalizados a un aljibe durante la construcción de la cámara, la inundarían al detectarse la menor irregularidad. Ningún intruso escaparía con vida. ¿Es legal semejante mecanismo? ¿Es constitucional? Es como de cuento de terror. Y aún hay más. Ese espacio lo recorrían guardias civiles. Habitaban bajo tierra con sus familias. Sus hijos salían diariamente para ir a la escuela, pero ellos no veían el sol en largos meses. Esto último quizá sea leyenda, no lo sé. Pero siempre que paso por Cibeles (el agua de la fuente viene de uno de los dos arroyos, el Oropesa, que inundarían la cámara acorazada) sueño con descender y explorar esa misteriosa caverna. Yo no me llevaría ni una moneda, me bastaría con estar allá abajo y volver para contarlo. Way Down me permite hacer realidad ese sueño.

            El puñetazo es el que el estreñido jefe de seguridad –inspirado quizá en Grande Marlaska cuando azuzaba a las fuerzas del orden contra los irresponsables que se atrevían a pasear solos-- le propina inesperadamente al gobernador del Banco. Me dieron ganas de aplaudir. Algún día contaré por qué. Solo diré que al tontorrón del gobernador lo interpreta Emilio Gutiérrez-Caba, con quien coincidí durante un curso de verano en la Menéndez Pelayo.

Lunes, 15 de noviembre
NO SIMPLIFIQUEMOS

Nadie es de una pieza. Y sin embargo, cómo nos gusta simplificar. Releo Europa, que reúne las glosas de Eugenio d’Ors publicadas en los últimos meses de 1920, y me encuentro con un emocionante homenaje a Francesc Layret, fundador del Partit Republicà Català, elegido en 1919 diputado a Cortes por Sabadell y poco después, cuando salía de su casa para interesarse por los sindicalistas y republicanos que Martínez Anido había detenido en una de sus redadas, muerto a tiros por pistoleros del Sindicato Libre.

Eugenio d’Ors, defenestrado el año antes de sus cargos políticos en Cataluña, asistió a la gran manifestación de protesta que constituyó el entierro: “En el crepúsculo color de sangre avanzaba el ataúd, en hombros de los obreros, que con agria veneración se disputaban el honor de llevarle. ‘Ahora me toca a mí’, ‘Tú ya lo has sostenido una vez’. Otros grupos de obreros transportaban ostentosamente las grandes coronas y las cintas de esas coronas eran como estandartes desplegados. Seguíamos luego, en inmensa multitud, a pie, por haberse declarado en huelga los coches, a través del amplio suburbio, a paso de carga, porque los caballos de la Guardia Civil, que ya había cargado frente a la Universidad, pisaban nuestra retaguardia inquieta…”

            Europa se publicó en 1922, ya comenzada la derechización del escritor. Cuando un cuarto de siglo después, en 1947, se volvió a editar en el primer tomo del Nuevo glosario, el fascista d’Ors, el ideólogo y escenógrafo del franquismo, no cambió ni una línea de ese homenaje a quien había sido considerado “paladín del anarco-sindicalismo en el Parlamento”. Y la censura lo dejó pasar, quizá sin enterarse..

Martes, 18 de noviembre
NO PINTO NADA

La libertad y la independencia tienen su precio. A mí nunca me ha importado pagarlo, incluso me ha sido fácil porque jamás me ha interesado escalar ningún escalafón y mi vanidad ha ido por otro camino que el de los premios y homenajes.

Tarde me he dado cuenta de que eso no era todo, de que había otro impuesto más gravoso: el de la inoperancia. Yo puedo decir lo que quiera, pero lejos, cada vez más lejos del altavoz. Para combatir a un partido has de apoyarte en otro. Las mentiras de un medio se desmienten desde la competencia. Pero la tribuna nunca es tuya, solo te la prestan si te vuelves ciego para los tejemanejes de quienes te sostienen.

Puedo desgañitarme todo lo que quiera, voz que clama en el desierto, que ni pinto ni pintaré nunca nada.

            Con la razón sola no se llega a ninguna parte. Siempre acaba teniendo razón el que cuenta con fuerza suficiente para imponer sus razones.

Miércoles, 17 de noviembre
ACUSICA

Durante varios veranos, di una clase sobre poesía en el curso que dirigía Rosa Navarro Durán en la Universidad Menéndez Pelayo. Era un curso de iniciación a la universidad al que asistían becados los alumnos que habían  terminado el bachillerato con las mejores notas. Intervenía gente de diversas especialidades, recuerdo coincidir varios años con Encarnación Roca, actual vicepresidenta del Constitucional.

Nunca disfruté tanto dando clases. Ningún alumno iba a estudiar letras, pero escuchaban con gran atención y siempre hacían preguntas inteligentes. Al final de la tarde, tenían actividades complementarias. Una vez vino un conocido actor a explicarles cómo había que leer poesía: la palabra “brisa”, por ejemplo, había que pronunciarla como un susurro y la palabra “huracán” ahuecando la voz; “tortuga” debía pronunciarse muy lentamente, mientras que “gacela” a toda velocidad, casi como si constara solo de una sílaba. Al final, en el turno de preguntas, me permití indicarle que quizá eso serviría en una lectura escenificada para niños, pero no para la lectura habitual de poemas, en voz alta o baja. Se tomó muy a mal la observación, tan a mal, que al final fue a quejarse no sé si al presidente de la Comunidad, al rector o solo al director de los cursos. El caso es que, por el cauce reglamentario, me llegó una velada amonestación. “Ni siquiera ha cobrado por venir”, me dijeron para justificar el malestar de la estrella. Más se habría molestado si se enterara de lo que nos reímos luego, en privado, algunos alumnos y yo, de sus consejos: si se leía a Bécquer, convenía suspirar de vez en cuando entre palabra y palabra.

            Ese actor tan sensible a la crítica era Emilio Gutiérrez-Caba. Cuando en Wait Dawn le dan un puñetazo, el único acto de violencia de la película, por tontorrón, a mí me dieron ganas de gritar: “¡Y por acusica!”

Jueves, 18 de noviembre
COSAS QUE NUNCA HE HECHO

Nunca me he emborrachado. Nunca me he casado. Nunca digo Diego donde dije digo.



 

sábado, 13 de noviembre de 2021

Elogio de la cordura: Científicamente probado.

 

Sábado, 6 de noviembre
PEQUEÑAS COSAS

“Enumera diez pequeñas cosas que hacen tu vida más feliz”, me preguntan en una entrevista a propósito de mi nuevo libro, Sin propósito de enmienda.

            Pues así, a bote pronto, y sin orden ni concierto, se me ocurren las siguientes: pasear por la orilla del mar un soleado día de otoño; abrir el buzón y encontrarme con un libro apasionante del que ni siquiera había oído hablar; debatir sobre las cosas que pasan con alguien inteligente y bien informado; acompañar al parque al pequeño Martín; desayunar en la terraza de un hotel contemplando los tejados y la cúpulas de una ciudad a la que llegué la noche antes y que todavía no conozco; el café y el periódico una mañana de domingo en mi cafetería favorita; terminar un trabajo, cualquier trabajo; solucionarle un problema a un amigo; desmontar las mentiras oficiales; cumplir la palabra dada.

Domingo, 7 de noviembre
IRRACIONAL O ESTÚPIDO

----Martín, ¿tú qué eres, irracional o estúpido? Quien dice que eres una cosa u otra no soy yo, sino nada menos que Antonio Damásio, director del del Instituto del Cerebro y la Creatividad en la Universidad del Sur de California y premio Príncipe de Asturias. Eres irracional o estúpido. Te leo sus declaraciones: “Si sabes que existe la posibilidad de que mueras y aún así decides no vacunarte, es que eres irracional o directamente estúpido. No hay vacuna contra la estupidez”. ¿Qué tienes que replicar?

---Con lo último, estoy de acuerdo: no hay vacuna contra la estupidez.. En cuanto a lo primero, vamos a analizarlo. Es un ejercicio que debería enseñarse en las escuelas: la práctica del pensamiento crítico, no fiarse de los argumentos de autoridad. “Si sabes que existe la posibilidad de que mueras…”. Hombre, Damásio, esa posibilidad –que más que posibilidad es una certeza--  existe, te vacunes o no. Aceptemos que es una manera de hablar. Lo que quiere decir es que existe la posibilidad de que mueras de Covid si no te vacunas y que no existe tal posibilidad si te vacunas. Pero las vacunas no te protegen al cien por cien. Los vacunados también se contagian y mueren de Covid. Aunque los periódicos tienen la consigna de no informar de ello, alguna vez se descuidan y lo hacen. ¿Es menor la probabilidad de que mueras si estás vacunado que si no lo estás? Eso nos dicen, pero yo no conozco ningún estudio serio al respecto. Difícil de hacer, por otra parte. Lo cierto es que la inmensa mayoría de los contagiados por Covid, estén vacunados o no, no solo no mueren o no necesitan hospitalización, sino que ni siquiera presentan síntomas. No doy cifras concretas porque están al alcance de todos los que las busquen sin dejarse engañar por los titulares periodísticos. Y te recuerdo que no doy opiniones, eso está prohibido en los ejercicios de análisis crítico. Debe basarse el razonamiento en datos compartidos y aceptados. Damásio, en esa entrevista, habla de vacunarse, como si hubiera una sola vacuna. Pero hay varias, que compiten entre sí, y parece que no todas igualmente eficaces, si hemos de hacer caso a las autoridades. ¿Es menos estúpido el que se vacuna con Pfizer o Moderna que el que se vacuna con AstraZeneca o con Jansen? Y no hablo ya de la vacuna rusa, avalada por científicos, pero no por la OMS, que es más una organización política que científica. En cualquier caso, no nos dan la posibilidad de escoger. Te toca la que te toca, aunque luego te digan que una de ellas –la más barata—“tiene indeseables efectos secundarios y por eso te vamos a poner la segunda dosis de otra mejor y las que nos sobran de la primera las mandamos a Costa de Marfil, que somos muy solidarios con los pobrecitos subsaharianos, como en tiempos del Domund con los negritos”.. Bueno, ahora estoy burlándome un poco, cosa que no debería.  “Si con las vacunas evitas la posibilidad de morir y si te vacunas evitas esa posibilidad”, pues cierto que es estúpido no hacerlo, a menos que tengas tendencias suicidas. Pero esas vacunas, aprobadas en un tiempo exprés, forzando al máximo todos los controles, pueden ser útiles para los grupos de riesgo, pero para el resto de la población resultan innecesarias. Yo propondría un reto a Antonio Damásio, que averigüe cuántos individuos sin enfermedades previas de entre 12 y 30 años han muerto de Covid y cuando han muerto por la vacunas contra la Covid. Se sorprendería. La progresiva extensión de la obligación de vacunarse contra la Covid –y con Pfizer o Moderna, que es donde está el negocio-- no obedece a una razón sanitaria, sino política y empresarial.

----¡Eres un antivacunas de libro, Martín!

----Un antivacunas raro. Mañana me vacunan contra la gripe, Lo hago desde que cumplí sesenta años y me va muy bien. Pero nadie me obliga a ello, ni directa ni indirectamente. Lo hago porque creo que me conviene. ¿Me convienen también esas otras vacunas que te permiten viajar a Estados Unidos (siempre que las acompañes de una PCR reciente que ni Biden se fía demasiado de ellas), entrar en un restaurante y otros privilegios? Yo prefiero tomar otras precauciones para reducir riesgos: evitar aglomeraciones, no usar mascarilla cuando no es necesaria, no tener encuentros íntimos con personas desconocidas, esas cosas. Ya sé que no hay seguridad total, pero tampoco la hay por mucho que te vacunes con tres, con treinta dosis o con las que la buena marcha de los negocios crea necesarias.

----¡Eres un negacionista de libro, Martín!

----Es que no puedo evitar no pensar. Yo creo que esa vacuna contra la estupidez, que Damásio cree que no existe, a mí me la pusieron nada más nacer.. ¿Sabes la cantidad de enfermedades que acechan a cualquiera, especialmente a quien pasa de los setenta años? Pues voy a decir una herejía (que no es tal, solo una obviedad), pero de todas ellas –cáncer, infarto, ictus y tantos etcéteras-- la que menos me preocupa es la de dar “positivo”.

Lunes, 8 de noviembre
LO MÁS CERCA DE LA FELICIDAD

¿Es posible tener nostalgia del presente? Borges en un poema declaraba tenerla de Islandia cuando aún estaba en Islandia. Yo me imagino en un futuro próximo, cuando se derrumben sobre mí todas las inclemencias de la edad que hasta el momento me han respetado, y ya siento nostalgia de estos días iguales que parecen pasar sin dejar huella, de estos días contemplativos y combativos, en los que no faltan los problemas, pero que quizá sean lo más cercano a la felicidad que no es permitido estar.

Martes, 9 de noviembre
VA A SER QUE SÍ

----¡A cualquier cosa llaman una elección democrática! Resulta que hay miles de votos por correo de electores con el mismo número de teléfono o de nacidos el mismo día, el uno de enero de 1918, o sea, con 103 años cumplidos.

            ----Eso ocurrió en Nicaragua, ¿no? Daniel Ortega es el mejor discípulo de Chávez a la hora de manipular elecciones.

            ----Pues no. Te leo el comienzo de la crónica que Iker Seisdedos, corresponsal en Washington, publica hoy en El País: “Los republicanos de Racine, condado de Wisconsin de doscientos mil habitantes entre Milwaukee y Chicago, descubrieron hace tres semanas veintitrés mil votos de las presidenciales de 2020 procedentes de electores registrados con el mismo número de teléfono. No solo eso. Había otros cuatro mil atribuidos a ciudadanos de 103 años nacidos el mismo improbable día: 1 de enero de 1918. Como Biden se llevó el Estado por veinte mil votos, al fin salían las cuentas de la conspiración”.

            ----¿Es cierto eso? ¿Le retiraron la victoria a Biden en ese Estado?

            ----Sigo leyendo: “La Comisión Electoral de Wisconsisn aclaró que la obligación de aportar un teléfono y una fecha de nacimiento dejó de ser efectiva hace tiempo y que al migrar las bases de datos muchos municipios con menos de cinco mil habitantes rellenaron los registros con cifras genéricas”.

            ----¿Eso pasó en Estados Unidos? ¡Eso no pasa ni en Nicaragua!

            ----Eso es lo que cuenta el corresponsal de El País, que se traga y quiere que nos traguemos la explicación de que poner como fecha de nacimiento a unos miles de votantes el 1 de enero de 1918 es “rellenar los registros con cifras genéricas”. Va a acabar resultando que las sospechas de fraude no eran simple paranoia. Pero me cuidaré mucho de comentar esto en público, que con aludir al negocio redondo de ciertas farmacéuticas ya me he ganado fama de conspiranoico. Tampoco investigaré quiénes son los más generosos donantes del Instituto del Cerebro y la Creatividad  que dirige alguien que se ha atrevido a llamarme irracional y estúpido porque pongo en cuestión los abusivos ingresos de determinadas empresas.

Miércoles, 10 de noviembre
CONTENIDO PATROCINADO

“Científicamente probado” era una muletilla que se repetía en los anuncios de televisión para que creyéramos que un detergente lavaba más blanco que otro. Ahora cualquier disparate (encierro de niños, cierres perimetrales, vacunación a los adolescentes contra una enfermedad que tienen escaso o ningún riesgo de padecer) se justifica de idéntica manera. Entonces se sabía que era publicidad, hoy no. Esas informaciones y entrevistas a científicos que nos llaman imbéciles o estúpidos porque no hemos perdido la costumbre de pensar por cuenta propia deberían ir acompañadas de la indicación “contenido patrocinado”, que es la manera elegante de decir que se trata de mensajes publicitarios.


sábado, 6 de noviembre de 2021

Elogio de la cordura: Ni olvido ni perdono

 


Sábado, 30 de octubre
UN BUEN NEGOCIO

“Te propongo participar en un negocio, Martín. Rentabilidad segura. Tiene que ver con la vanidad y eso no puede fallar. Una empresa al estilo de Glovo, pero que no lleve a casa alimentos para el cuerpo, sino para el espíritu. No, no se trata de libros, que eso no sería novedad. Se trata de distribuir elogios bajo pedido. ¿Te sorprende? Deja que me explique. Seguro que tú, además de socio de la empresa, serás un buen cliente. Imagínate que estás una mañana en Los Porches o una tarde aburrida en cualquier cafetería. El libro que has llevado contigo prometía mucho, pero se desinfla a las pocas páginas. Nada te gustaría más que el que apareciera alguno de tus lectores para elogiarte y darte conversación. Los amigos tienen la mala costumbre de aparecer solo si tienes una lectura apasionante. Y lo único que suele aparecer es un poetastro para que leas sus poemas y se los comentes “con total sinceridad”, aunque pobre de ti si lo haces. ¿Qué te parecería si en ese momento pudieras marcar un número y al poco tuvieras contigo a una persona dispuesta a comentar tu último libro o a debatir sobre la supuesta inviolabilidad total del jefe del Estado, según la Constitución española? No tendrías que pagar nada, por supuesto, bastaría con que estuvieras suscrito al servicio por una módica cuota mensual. También la empresa se encargaría de patrocinar trabajos de fin de Grado o de fin de Máster, o incluso tesis doctorales. ¿Qué escritor no estaría encantado de recibir a un joven estudioso interesado en su obra? Cualquier estudiante, cualquier licenciado, cualquier desempleado aficionado a la lectura podría darse de alta en nuestro servicio. Para dar conversación, no hace falta ser experto en el autor que nos contrate. Basta con que busque sus datos en Internet y a partir de ahí le haga alguna pregunta. A los escritores nada les gusta más que hablar de sí mismos. ¿Te apuntas entonces? Con diez mil euros sería suficiente para iniciar la empresa. Antes de un año, comenzarás a recuperarlos con intereses. ¿Que eso es una especie de prostitución intelectual, que los elogios comprados no satisfacen a nadie? Parece mentira que digas eso, Martín, tú que estás cansado de torear vanidades ajenas. Los poetas intercambian elogios por elogios, adulan para conseguir una mísera reseña, los editores invitan a comer al crítico a un buen restaurante para que les trate bien. Todo tiene un precio, Martín, los suplementos culturales son casi solo publicidad encubierta. ¿Sabes cuánto cuesta cada reseña elogiosa de la última novela de Pérez-Reverte, por ejemplo? Lo que nosotros ofrecemos es un complemento para paliar la soledad del escritor. Con un elogio a tiempo, se curan muchas depresiones. ¿Tú no te apuntarías a un servicio de elogios y conversación sobre el tema que más te interesa, tú mismo, a domicilio? ¿Y qué estudiante de Literatura que no sabe a qué tema dedicar su TFG o su TFM no aceptaría una pequeña beca para dedicarlo a un determinado autor, que además le facilitaría todos los datos y todo el material que necesita? Piénsalo bien. Es un negocio seguro, con futuro”.

Domingo, 31 de octubre
EL BUEN PATRÓN

¿Quién no podría poner nombre y apellidos a ese buen cabrón, a ese patrón paternalista que Fernando León de Aranoa ha convertido en protagonista de su última película? Todos hemos conocido a alguien así, aunque a veces no fuera un empresario, sino un político simpático y caciquil, como suelen ser los alcaldes que arrasan en las urnas.

Lunes, 1 de noviembre
SOL DE OTOÑO

Playas de San Pedro, de Aguilar, de Xilo, solitarias en este día festivo en el que los que siguen en el camino recuerdan a los que ya han llegado a la meta. Se anuncia mal tiempo, pero hoy el otoño ha querido mostrarnos su mejor cara y se ha puesto las mejores galas y el sol nos acaricia con delicadeza mientras caminamos por la orilla del mar.

            A la memoria me viene el endecasílabo de Manuel Machado: “el mar, el mar, y no pensar en nada”. Pero yo pienso en muchas cosas, incluso en algunas en las que pensar no quiero.

Martes, 2 de noviembre
ANTE EL ESPEJO

De Monforte de Lemos me llega una larga carta a la antigua, de las de tinta, papel y sello, en la que un para mí desconocido Víctor Vázquez Quiroga, me dice que tardó en leerme porque en los círculos ovetenses en los que él se movía por los años ochenta y noventa, yo era considerado un “tontaina narcisista”.

Sonrío. Lo de “narcisista” pase (aunque yo soy de los que le preguntan al espejo no si hay alguien más guapo, sino si hay alguien más listo), pero lo de “tontaina”… Eso creo que ni entonces ni ahora.

Miércoles, 3 de noviembre
BUENAS RAZONES

Si la importancia de una persona depende del número de sus enemigos, va a resultar que yo soy más importante de lo que creía. Bastó que José Luis Piquero publicara en su Facebook una fotografía en la que aparecemos juntos allá por 1987 o 1988 para que un laborioso escritor asturiano iniciara una sarta descalificaciones e insultos. El odio le salía por las orejas. ¿Que le habré hecho a este hombre?, pensé. Y no tardé en recordarlo. Si el amor puede ser sin porqué, el odio tiene siempre su porqué. Hace años este escritor me pidió que presentara una novela suya. Me resistí todo lo que pude, entre otras cosas porque el género no se encuentra entre mis favoritos. “Antes muerto que casado, y antes casado que novelista”, suelo repetir. Pero insistió e insistió y cometí el error de aceptar. “Yo hablo cinco minutos y luego tú comentas la novela”. El salón estaba lleno, doscientas o trescientas personas, había fletado autobuses desde su pueblo. Comenzó a hablar, le cogió gusto y siguió hablando durante casi una hora. Al principio tenía gracia, pero luego era un chiste alargado y alargado. Yo me aburría. Soy muy impaciente y la impaciencia me vuelve un poco agresivo. Resultado: que cuando me tocó hablar en lugar de decir lo que pensaba decir de la novela dije lo que pensaba de la novela. Poco faltó para que tuviera que salir del local protegido por la policía.

            Ya sé que no dice mucho a mi favor, pero no sé de ninguna persona que me odie que no tenga buenas razones para hacerlo.

Jueves, 4 de noviembre
LA VERDAD ES LA VERDAD

“Caminamos con bastante descaro hacia una forma –que la gente traga--  de dictadura. Se están tomando medidas –decretos leyes-- que se saltan a las bravas la Constitución y cualquier sombra de Estado de Derecho. Corresponderían a un estado de excepción, pero no al de alarma. El parlamento se ha ‘eclipsado’, y así evita Sánchez cualquier oposición; se establece la censura de los medios de comunicación que no están comprados por el gobierno; la mentira se apodera de la nación, y la gente sigue tragando. Solo Vox está haciendo una oposición contundente, y acaso cuanto esto pase pueda llevar a los tribunales a esta gente. Pero ni PP ni Ciudadanos plantan cara que perturbe mucho al presidente”.

            Eso es lo que pensaba, y escribía, en abril de 2020 el poeta José María Álvarez en el diario inédito que ahora publica en el libro Tigres en el crepúsculo. Eso es lo que entonces pensaba y decía yo, lo que pensaban quizá algunos más, aunque lo callaban. Ahora ya lo piensa más gente, incluso el Tribunal Constitucional.

Lo de dictadura aplicado a aquella etapa en que, “para proteger nuestra salud” (qué ironía más orweliana), se nos impedía dar un paseo a solas por el campo si no íbamos acompañados de perro no era una metáfora, sino el más exacto calificativo jurídico. Felipe VI tuvo un gobierno al margen de la Constitución como lo tuvo Alfonso XIII en tiempos de Primo de Rivera. Esto ahora lo decimos José María Álvarez y yo. Más pronto o más tarde figurará así en los libros de historia.

            ----¿Y no te da vergüenza coincidir con Vox?

            ----Pues no, amigo Piquero, en este punto concreto, que es en el único en el que coincido, no me da vergüenza. Ya se sabe que la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero, aunque algún porquero no esté de acuerdo. En aquel tiempo en que la contención de una grave epidemia sirvió de pretexto para las mayores barbaridades contra la salud y la integridad de las personas, solo Santiago Abascal se atrevió a denunciarlo en voz alta: “El Gobierno trata a los españoles como a niños y a los niños peor que a los perros”.

Viernes, 5 de noviembre
SIN SALIDA

Siempre presumiendo de ser más listo que nadie (dime de qué presumes…) y he caído en un enredo sentimental del que no sé cómo salir sin hacer daño y sin hacerme más daño aún. ¿Cómo no lo vi venir? ¿Cómo un supe retirarme a tiempo? Hay tonterías disculpables a los veinte años, pero a mi edad… Claro que yo, para ciertas cosas, dudo mucho que haya superado la adolescencia.