sábado, 29 de abril de 2023

En la retaguardia: Dele Dios mal galardón

 

 

Viernes, 21 de abril
CLAROS CLARINES

Como la sede central del Cervantes, también la Biblioteca Pública de Gijón fue en principio un banco, uno de esos bancos que se disfrazaban de templos griegos para disimular mejor lo mucho que tenían de guarida de Al Capone.

            Con su solemne columnata y las dos estatuas que la guardan, tiene un empaque entre neoclásico y germánico que a mí me fascinó desde la primera vez que me detuve ante ella: así debe ser siempre la entrada al paraíso.

            La visito hoy con motivo de la exposición sobre Clarín, que se inaugura con material nuevo. No se podrá quejar la revista de sus funerales. ¿Funerales? Ahí sigue, tan viva como siempre, y siempre con una inédita sorpresa para el lector que se encuentre cualquiera de sus números en una biblioteca pública o en una librería de viejo.

            Recuerdo mi asombro cuando descubrí —mediados de los años sesenta— que en la biblioteca Bances Candamo de Avilés tenían la colección completa de la Revista de Occidente. Uno a uno fui leyendo aquellos elegantes tomos. Iba de maravilla en maravilla: de los primeros versos de Cernuda a las precisas notas de Benjamín Jarnés o de Fernando Vela. Recuerdo bien unas páginas de Baroja dedicadas a Marsella y el comienzo del ensayo en que Antonio Marichalar da noticia del Ulises: “Cesa de llover; cae la última gota en la Rue de L’Odéon. La atmósfera, recién esmerilada, hierve en imperceptible borboneo. De súbito, perforando la gris veladura, desemboca un claror; llega el silencio solemne de un espléndido Rolls. Trae ingrávido el paso y apagado el mirar de cristal de sus faros estupefactos. Apenas ocasiona rumor el mullido girar de las ruedas que se van despegando suavemente del suelo mojado”.

            De Jarnés, de Marichalar, de tantos otros colaboradores de la Revista de Occidente aprendí que la crítica literaria podía ser literatura, gran literatura. ¿Descubrirá algún lector los tomos de Clarín, dentro de treinta o cincuenta años, con el mismo entusiasmo deslumbrado?

            “Ahora estas cosas no interesan e interesarán cada vez menos, ahora los jóvenes están solo atentos al móvil”, dirá algún trasnochado apocalíptico. Pero sospecho que tampoco, cuando yo la descubrí, la Revista de Occidente era la lectura favorita de los jóvenes. Al terminar la licenciatura, allá por 1976 (lo he contado ya varias veces), un compañero se vanagloriaba de haber aprobado la asignatura de Martínez Cachero, y con buena nota, sin haber leído ninguna de la lecturas obligatorias: le bastaron los resúmenes de La vida es sueño o de La Regenta para responder adecuadamente a la preguntas de control. No lo volví a ver hasta años después, cuando daba clases en un instituto de Luarca. Le pregunté qué tal le iba: “No me puedo quejar, pero los alumnos son un desastre, no son como nosotros, no les interesa la literatura, no leen nada”.

Sábado, 22 de abril
ACERCA DEL PARAÍSO

 De vez en cuando, antes de dormirme, y para tener buenos sueños, me gusta imaginarme el paraíso, ese paraíso que cada uno inventa a su medida, y que no se parece en nada —al menos en mi caso— ni al de las huríes del profeta ni al de los translucidos bienaventurados que cantan perpetuamente la gloria de Dios.

            Soy tan poco imaginativo, o tan conformista, que en el paraíso no añadiría nada a la vida que llevo, solo le quitaría algunas cosas: seguiría pasando el tiempo, pero solo para los niños y los jóvenes (los mayores de sesenta tendríamos siempre sesenta y pocos años), nadie enfermaría, nunca me enamoraría, seguiría viniendo a Avilés los sábados, tomando un café a las doce en Las Salesas, saboreando libros nuevos cada día…

            La verdad es que esta vida es la mejor de las vidas. Para ser perfecta, solo bastaría con que Dios hubiera sido un poquito humilde y antes de crear el mundo se hubiera dejado aconsejar por algún experto. Yo mismo le podría haber dado algunos buenos consejos.

Domingo, 23 de abril
LO QUE NO SE DICE

Si amas la lectura, detestarás la mayor parte de los libros.

            ¿Compra muchos libros? Seguro que lee poco.

            El peor regalo que nos puede hacer un amigo es un libro escrito por él.

            La industria editorial no necesita lectores, sino compradores de libros.

            Si solo te interesa la buena literatura, no te metas a editor ni a librero. 

Martes, 25 de abril
ALTOS COMISIONADOS

¿Has visto la desfachatez de Lula en el Parlamento portugués? ¡Atreverse a pedir que el gran Zelenski y el impresentable de Putin pacten la paz! ¡Y atreverse a formular semejante ignominia nada menos que el 25 de abril, cuando se conmemora la revolución de los claveles, la fiesta de la democracia! No, señor. No, señor. Zelenski tiene que ser el nuevo Churchill y no cejar hasta que Rusia, como la Alemania de Hitler, sea completamente arrasada, hasta que no quede piedra sobre piedra ni en Moscú ni en San Petersburgo. Y si para ello son necesarios millones de muertos, pues que haya millones de muertos. Cualquier sacrificio es poco para mantener a salvo la democracia. 

            —Tampoco hay que pasarse, Josep. No es necesario arrasar Rusia. Basta con recuperar Crimea y el Donbás, expulsar a todos los habitantes que no se sientan ucranianos, sino rusos, aunque sean mayoría, y llevar allí a los ucranianos que tenemos acogidos en la Unión Europea, que buenos dineros nos cuentan. Con eso basta para acabar el problema.

            —Qué complaciente eres, Ursula. Rusia es culpable. Rusia deber ser aniquilada, aunque perezcamos todos en el empeño. Eso es lo correcto, eso es lo único que debemos pensar aquí en Bruselas.

            —Eso es lo que los mandamases de la OTAN quieren que pensemos, Josep, que siempre has sido un ingenuo. Como a Biden le convenga hacer las paces para ganar las elecciones, ya verás como acaba invitando a Putin a la Casa Blanca. Todo dependerá de lo que digan las encuestas.

            —¡Rusia debe ser arrasada, arrasada! Y luego la reconstruimos con Fondos Europeos, pero a condición de que entre en la OTAN.

            —No me seas halcón, Josep.

            —-No me seas paloma, Ursula,

Miércoles, 26 de abril
YO NO TENGO ESE PROBLEMA

Era tan insignificante que nunca consiguió que nadie le odiara, ni siquiera su exmujer.

Jueves, 27 de abril
DECIDME DÓNDE SE ESCONDE

Todas las mañanas, al salir de casa, mientras esperaba en el semáforo para cruzar la calle y contemplaba el árbol que florecía al otro lado, junto a la imprenta de la Universidad, me venían a la memoria unos versos de Eugénio de Andrade. “Despertar, ser en la mañana de abril / la blancura de este cerezo, / arder de las hojas hasta la raíz, / dar versos o florecer de esta manera. / Abrir los brazos, acoger en las ramas / la luz, el viento, los ojos de la gente; / sentir latir el tiempo, / mientras teje el corazón de una cereza”.

            Pero ya no es posible. El pasado nueve de marzo, “temprano madrugó la madrugada”, temprano levantó la muerte el vuelo. Mientras los niños iban al colegio, el hacha homicida lo destrozó con saña. Alguien quiso protestar, saber la razón del atropello. “Señora, déjenos hacer nuestro trabajo”, le respondieron con malos modos. No eran bárbaros venidos de no se sabe dónde, eran dóciles empleados municipales. Martín, un niño, que no acaba de acostumbrarse a ver destrozar los árboles a los operarios de Parques y Jardines, ni de contemplar cómo asesinan minuciosos, en cuanto asoman su blanca sonrisa, a las margaritas del parque de San Julián, les dijo: “¿Y no podéis ganaros la vida de otra manera?”

            Juan Carlos Villaverde, que no quiere que quede impune ese atentado contra la primavera, me cuenta hoy, mientras esperamos a que salgan los alumnos del Novo Mier, que está investigando de dónde partió la orden. Le han dicho que ese terreno no depende del Ayuntamiento sino de la Universidad. El decano del Milán no sabe nada, ya le ha preguntado. Es un buen investigador, se mueve como nadie por los dispersos archivos que esconden los restos de la España aljamiada, encontrará la mente perversa y odiadora de la belleza que dio la orden. Y ya me encargaré yo de hacer circular su nombre, para vergüenza eterna, junto con el verso final del romance del prisionero: “¡Dele Dios mal galardón!”



 

 

 

3 comentarios:

  1. https://elcuadernodigital.com/2023/04/27/trifon-carmenes-y-los-escolasticos-de-cafeteria/

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    1. Le falta a Ricardo Labra mencionar a la Chata de Pumarin, ignoro si lo hace en otro lugar.
      "Eso lo sabe hasta la Chata de Pumarin", decimos en Oviedo. Y esta señora, según creo, existió alguna vez. Vendía verduras, o chuches, donde la avenida Pumarin pierde su nombre, un pequeño alto.
      Oviedo es una ciudad siniestra. De la mano de Angel González podríamos dar.una vuelta por sus oscuros muros y callejones, que conocía bien. Otro día.

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  2. Alfonso X y José Luis Martín: Hablen con Él.

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