domingo, 27 de diciembre de 2015

El arte de quedarse solo: Corregir al que yerra


Jueves, 17 de diciembre
HISTORIA NEGRA

Se alza el telón y el escenario aparece dividido en dos partes. En la superior, un grupo de soldados, vestidos con uniformes negros vagamente nazis, cantan: “Viva la Spagna, evviva iluso re!”; en la inferior, desolados ciudadanos recogen los cadáveres mientras murmuran: “Sia Spagna maladetta e il suo re. / Ovunque il terror l’accompagna, / rischiaran i roghi sua fe! / Morte alla Spagna, morte al suo re!”
            ¡Muerte a España, muerte a su rey!, repiten. Cerca de mí, una espectadora indignada exclama en voz alta: “¡Otra vez la maldita leyenda negra!”
            Cuentan que cuando se estrenó el Don Carlo de Verdi en París, la emperatriz Eugenia de Montijo, para dejar constancia de que se sentía ofendida en su españolismo, volvió la silla del palco de espaldas al escenario. Nadie hace hoy lo mismo en Il duca d’Alba, la ópera de Donizetti que terminó Matteo Salvi, pero una cierta incomodidad recorre al público del Campoamor. No a todos: bastantes de los abonados habituales han preferido quedarse en casa y su lugar lo ocupan espectadores adolescentes. Algunos asisten a una ópera por primera vez y se divierten con los aparatosos guerreros en escena, las armas escondidas en los barriles y el canto a la cerveza: “Liquor che inganna, / del vin l’ebbrezza, / pien di tristezza / ci lascia il cor. / I sensi afana / e d’ogni lite / ê della vite / causa l’umor! / Viva la birra!”
            Yo, a la vez que disfruto con la música, las maravillosas voces y la melodramática peripecia que se entremezcla a la lucha por la libertad, pienso en ese curioso sentimiento que se llama patriotismo, cuando es propio, y nacionalismo, cuando ajeno.
            Si un alemán no se siente en la obligación de salir a defender a Himmler  al oír enumerar sus crímenes al frente de la Gestapo, ¿por qué los españoles apelamos a la leyenda negra cuando se habla de la actuación del tercer duque de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, en los Paises Bajos? Hubo días en que ordenó quinientas ejecuciones. Incluso el Estado Islámico se vería con dificultades para superarlo. Y mataba, como ellos, para defender su fe.
            ¿Leyenda negra? Historia negra, de la que ningún país se salva.


Viernes, 18 de diciembre
APLICADO APRENDIZ

Se acerca a la tertulia Avelino Fierro, fiscal de menores en León, y me deja el nuevo tomo de su diario, Ciudad de sombra, recién editado. En la solapa, tras un elogio de Félix de Azúa, aparece otro mío: los dos somos amigos suyos. Y es que Avelino Fierro domina el arte de ser amigo de todo el mundo. Le envidio por eso, además de por su curiosidad infinita y su inteligente bonhomía. Yo soy maestro en otro arte: el de ser enemigo de todo el mundo. ¿Maestro? Exagero. En eso, como en todo, no paso de aplicado aprendiz.


Sábado, 19 de diciembre
JORNADA DE REFLEXIÓN

La paso leyendo Une génération perdue. Les poètes guerriers dans l’Europe des années 1930, de Maruzio Serra, escuchando a Mozart y escribiendo haikus.

Lo que habrá visto
la luna y nunca a nadie
le dice nada.

Sabes de sobra
que lo poco que sabes
también te sobra.
           
Cómo echo en falta
todo aquello que aún
tengo conmigo.


Domingo, 20 de diciembre
CUENTAS Y CUENTOS

Parezco humilde y errante, como Baroja, pero en el fondo soy de esas personas a las que nada les gusta más que sentirse diferentes y, si es posible, superiores a los demás. O sea, que soy como todo el mundo.
            Mientras me acerco a votar, pienso que pocos españoles tendrán más experiencia en esto que yo. Voté las dos veces que ganó Suárez, las cuatro veces de Felipe González, las dos de Aznar, las dos de Zapatero y la de Rajoy. Voté también en los varios referéndums: el de la reforma política, el de la constitución y el de la OTAN. Sin duda, hay otros españoles que igualan mi récord, pero que lo superen no lo creo: tendrían que tener más de cien años para haber votado en las elecciones de febrero del 36 y no haberse abstenido luego nunca.
            Como soy algo Sheldon Cooper, el insoportable y tierno protagonista de Big Bang Theory, mientras tomo el habitual café de los domingos les planteo a mis amigos cuestiones al estilo de  “Diversión con banderas”: ¿Quién fue presidente del gobierno de España sin haber ganado nunca unas elecciones a la presidencia del gobierno? Calvo Sotelo. ¿Quién fue el único presidente del gobierno de España que no perdió antes ninguna elección? Rodríguez Zapatero.
            Irse haciendo viejo también tiene su gracia. Ya puede uno contar parte de la historia de España desde un punto de vista estrictamente autobiográfico. No todos podemos ser protagonistas de nuestro tiempo (ya me habría gustado a mí, ya), pero todos podemos ser testigos: para eso basta con no morirse demasiado pronto y vivir con los ojos abiertos.


Lunes, 21 de diciembre
AL BUEN CALLAR LLAMAN SANCHO

Me preguntan mi opinión sobre el resultado electoral. Prefiero no darla. Ya hay demasiadas opiniones, una para el gusto de cada votante. A mí no me gusta hablar de política. Es difícil hacerlo sin que se enfade alguien. Siempre que hablo de Cataluña se irritan mis amigos catalanes, que son todos, voten a izquierda o a derecha, de los de España una por la gracia de Dios, o de la Constitución. En realidad, en política (como en todo quizá) solo hay dos clases de opinión: la equivocada y la que coincide con la nuestra. Ya se sabe que el mejor analista político, a juicio de cada cual, es el que encuentra convincentes razones para justificar nuestros prejuicios.
            ––Pues a mí también me gustaría conocer tu opinión – me dice mi amigo Marcos–. No vas a enfadar a nadie porque yo no la voy a repetir. ¿Qué opinas del resultado de Ciudadanos?
            ––Te voy a contestar con refranes, como haría Sancho Panza, y el que quiera entender que entienda. ¿Ciudadanos? Lo que viene fácil, fácil se va.
            ––Podemos.
            ––Mucho ruido y pocas nueces.
            ––Partido Popular.
            ––A cada cerdo le llega su San Martín.
            ––Izquierda Unida.
            ––Quien tiene boca, se equivoca.
            ––Socialistas.
            ––A mal tiempo, buena cara.
            ––Por el partido de tu amigo Andrés Trapiello y tu admirado Savater no te pregunto. Ya sé lo que me vas a contestar: menos es nada.


Martes, 22 de diciembre
NO CERVANTES, SINO CERBANTES

Anuncian una nueva edición del Quijote (Reino de Cordelia) con la peculiaridad de “respetar la voluntad de Cerbantes, que siempre firmó con b”. Sonrío imaginándome lo nerviosos que va a poner a los talibanes de la ortografía, esos que creen que el olvido de una hache en un mensaje telefónico socava los cimientos de la civilización occidental. Y recuerdo una anécdota, quizá apócrifa, de Francisco Rico. Visitaba con otro académico, popular novelista, una exposición cervantina y este, al salir, le dijo muy serio: “Queda claro que Cervantes era un ingenio lego, ni siquiera sabía escribir correctamente su nombre”. Luego le preguntaron a Rico que puntuación se daba a sí mismo como académico. “Un cuatro”, respondió. Y la periodista: “¡Qué modesto!”. Y él: “¿Modesto? Usted no sabe la puntuación que doy a mis colegas”.


Miércoles, 23 de diciembre
MIS OBRAS DE MISERICORDIA  FAVORITAS

Ya no están de moda las obras de misericordia, pero yo practico dos todos los días: corregir al que yerra y dar consejo al que lo ha de menester (e incluso al que no, soy así de generoso). Puedo asegurar que no es una actividad que despierte demasiadas simpatías.


Jueves, 24 de diciembre
HOY COMAMOS Y BEBAMOS

Día propicio para el recuento y la melancolía. Mejor comer hasta hartarse, beber hasta emborracharse y cantar hasta enronquecer alegres villancicos: “La Nochebuena se viene, / la Nochebuena se va / y nosotros nos iremos / y no volveremos más”.
            Y no volveremos más.





5 comentarios:

  1. No soy, ni quisiera, uno de esos agresivos cazadores de erratas (y de quienes las cometen) que por aquí asoman de vez en cuando, para dejar claro lo mucho que en su opinión valen. Pero ese "hecho en falta", que supongo cosa del corrector automático, ay. Por lo demás, muy buena entrada, como de costumbre.

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  2. Sí, mucho ruido y pocas nueces, eso ocurrió con PODEMOS. Pocas nueces después del ruido ensordecedor de las cañoneras mediáticas, sí señor. Una pena, vaya usted a conformar ahora a los que pensaban que éramos un pueblo sensato y que ahora se dan de bruces con el hecho de que el fragor mediático, el fuego artillero mercenario fue capaz de achatar los picos de la gráfica que les daba hasta el 31 por ciento de los votos, allá por la primavera de la patria. Y claro, con presupuestos tan pánfilos, tan crédulos, tan optimistas, es fácil que se halle que los sesenta y nueve (qué número, además) es menguada cosecha nucular. Peor están otros, por seguir los consejos de viejos crápulas a quienes los vientos nuevos les despegan el cartel: por abajo y por la derecha. Mal amparo para hacerse una foto.

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  3. Todo el mundo desea que vuelva Zapatero.

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  4. Rogelio Esquivias Bronte30 de diciembre de 2015, 11:12

    Pablo vio la luz y se cayó de la mula albaceteña. Iba a una razia de patriotas contra una acampada libre de estudiantes de Manresa y aconteció el destello: uno de los campistas leía -al amor de una fogata de embalaje de toronja- el verso enardecido del Canigó de Mossén Cinto Verdaguer. Sacudida y costalazo, catarsis y resurrección.
    Seis meses después, durante las vacaciones de la Uni, tomó bordón y mochila y, trocha alcarreña primero, remontando el valle del Jiloca después, con parada y fonda en Alcañiz (se hospedó en un alberque de moteros) arribó a la ceñudas masías tarraconenses. En Vimbodí vio el monasterio de Poblet -que en su ignorancia catalanofóbica desconocía- y pidió asilo al cillerero que conoció en el estanco del pueblo. Se quedó dos largos años. Hoy, este converso ama a Cataluña (servidor lo mismo, aunque nunca se haya aposentado en sagrado) y propaga la nueva fe por los secarrales de la estepa central. Y resúltase que su mensaje tiene mejor acogida de lo que algunos castizos se atrevieran a confesar.

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  5. Tal como está el patio de sucio, habrá que resignarse a ofrecer y recibir fe, esperanza y caridad con altura de miras. Hasta casi ayer mismo, la patria una alergia, la bandera un trapo y el himno un estribillo vulgar. Y de repente asistimos a un campeonato de patriotas entusiastas que buscan el bien de España. Cosas veredes

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