Viernes, 4 de diciembre
UN HIJO MÁS
Un joven poeta amigo acaba de publicar su primer libro de
poemas, Permiso de residencia, y en
los agradecimientos finales aparezco yo por un motivo que me sorprende y alegra:
haberle aceptado “como un hijo más”.
De
pronto me veo convertido en padre, y de familia numerosa. Una frustración
menos.
Sábado, 5 de diciembre
AQUEL CIGARRILLO
¿Qué se puede saber de nuevo sobre la muerte de Lorca?
Parece que ya están claros todos los detalles del crimen, salvo el lugar donde
arrojaron su cadáver. Y sin embargo…
Hojeo
distraído el libro de Eduardo Molina Fajardo, Los últimos días de García Lorca, que me pasa mi vecino de despacho
en el Milán, Antonio Fernández Insuela, y de inmediato quedo fascinado con la
serie de entrevistas que contiene. Se hicieron en los años del franquismo, pero
no pudieron publicarse hasta mucho después, ya muerto el autor.
El 22 de
enero de 1970 entrevista a Francisco Murillo Gámiz, chófer de la familia García
Lorca. Un día de julio de 1936,
a las once de la noche, fue a recoger al poeta en su
casa de la Huerta de San Vicente para llevarlo a casa de los Rosales, donde
creían que estaría más seguro. El vehículo era un Nash de siete plazas, azul
marino oscuro, matrícula 1346 de Sevilla. El poeta iba solo, sin maleta ni
bolsa alguna, con una especie de hatillo de vagabundo: “En la blusa del pijama,
hecho un lío, la ropa que llevara él allí. Con las mangas del pijama, un nudo.
Por cierto que el pijama tenía unas rayas anchas blancas y azules. Aquello no
pesaba… Pesar no pesaba mucho. Un liíllo de ropa interior”.
Bien
ligero de equipaje, más que Antonio Machado, partió el poeta hacia la muerte. Y
otro detalle, otro “pequeño detalle exacto”, de los que tanto le gustaban a
Stendhal, el del cigarrillo Lucky. Así lo cuenta el chófer.
–-El día
en que lo habían fusilado, aunque entonces no lo sabíamos, fui yo a llevarle
tabaco al padre. Estaba en su casa cuando llamaron a la puerta. Abrió la
señora, doña Vicenta. “Mire usted, que traemos este papel”. Era una hoja de una
libretilla y decía: “Papá, harás el favor de darle al dador dos mil pesetas”.
Yo estaba a un lado, mirando. El jefe de los que traían la nota abrió la puerta
del todo y me vio. Hizo ademán de saludarme. “¿Conoce usted a Paco?”, preguntó
la señora. Fui yo quien respondió: “Y yo también le conozco a él”. Eran tres.
Habían venido en un Buick cinco plazas de ocho cilindros, un coche de mucha
potencia. Al día siguiente, cuando yo estaba en la parada con mi taxi, el Buick
se detiene frente a mí. “Paco, sube, que tenemos que hablar”. Subí con ellos
lleno de susto, enfilamos la calle Elvira y paramos en el bar Americano. Me
preguntan qué quiero tomar. Digo que no tengo ganas de nada. Ellos mi miran con
malos ojos y luego el que hacía de jefe de la escuadra dice: “Que no se te vaya
a escapar ni una palabra del papelillo que has visto”. Entonces otro de ellos,
el Chato, me dice: “Toma un cigarro”. Y me alarga un Lucky que todavía tengo en
casa guardado. Luego dijo: “Le hemos pegado cuatro tiros ayer por la mañana y
este paquete se lo hemos cogido del bolsillo. Así que de eso que has visto tú,
del papelillo y las dos mil pesetas no se te ocurra decir nada”. Volví andando,
no quise subir de vuelta al coche con ellos. Aquel cigarrillo Lucky todavía lo
tengo guardado”.
Domingo, 6 de diciembre
CUALQUIER CANALLADA
No siempre ocurre lo inesperado. A veces las previsiones
se cumplen y eso es para mí un doble placer. Sabía que me iba a gustar El puente de los espías, la última
película de Spielberg, y no me ha defraudado. Un hermoso cuento con final
feliz, con buenos y malos, como debe ser, con el contraste entre el paraíso
americano de relucientes colores y el siniestro Berlín oriental donde siempre
es de noche y nieva y pululan bandas de ladronzuelos. Pero este cuento de
hadas, tan bien contado, está lleno de alfileres. En la guerra, fría o
caliente, el fin justifica los medios. Si es por el bien de la patria,
cualquier canallada está permitida.
¿Héroe o
criminal de guerra? Todo depende de si está en el bando correcto o en el
equivocado. Y no hay ninguna duda de cuál es el correcto: el que finalmente
gana, aunque pueda perder alguna batalla.
Y qué
fascinante personaje el espía soviético. Al emperador Marco Aurelio le habría
encantado. Va a ser condenado a la silla eléctrica. “No parece que le preocupe
mucho”, le dice su abogado. “¿Ayudaría?”, responde él.
Cómo
quisiera yo mantenerme así de firme ante al adversidad. Un héroe trágico, como
los de Sófocles o Esquilo.
Lunes, 7 de diciembre
UNA CONVERSACIÓN
Mientras, en esta especie de domingo repetido, tomo café
en el Fontán, me llama Abelardo Linares, un editor al que le gusta discutir
tanto como a mí. Llevamos repitiendo la misma conversación, con un pretexto u
otro, desde hace más de treinta años. Ahora le ha dado por reprocharme lo mal
que trato a los amigos en mis reseñas. “Insistes siempre en los errores, aunque
la obra te guste. Del último libro de Miguel d’Ors apenas se han vendido
ejemplares y eso es culpa tuya y de tus críticas”.
Aunque
sepa lo que va a decir, me lo ha repetido infinitas veces, a mí siempre me
divierten estas conversaciones. Cuando termina la charla, como la mañana
festiva es muy larga y no tengo nada mejor que hacer, me entretengo anotando
algunas de mis frases. Sospecho que, como yo las suyas, ya me las ha escuchado
más de una vez.
Lo
difícil no es tener una opinión sobre cualquier asunto. Lo difícil es conseguir
que a los demás les interese tu opinión.
Escribiendo de política es fácil tener seguidores; solo
tienes que decir lo que ellos quieren escuchar.
Gente bien informada, inteligente y que no piensa como
yo. Esos son mis interlocutores favoritos. Lo malo es que yo no soy el de
ellos.
Para que
haya buen periodismo lo primero que tiene que haber son lectores capaces de
diferenciarlo del mal periodismo.
Las
librerías existen no porque exista la gran literatura, sino porque se publica
mucha basura, que es lo que los lectores prefieren.
¿Mejor
ser cínico que hipócrita? Eso va en gustos, Los hipócritas son más amables,
pero lo cínicos resultan más divertidos.
El buen
cocinero prueba su comida, pero no se la come. Yo también pruebo lo que escribo
para ver si consigo el sabor justo, pero jamás se me ha ocurrido leer un libro
mío después de publicado.
Rectificar
me resulta muy fácil. Lo que me resulta verdaderamente difícil es reconocer que
me he equivocado.
A los
críticos complacientes, como a mi amigo José Luis Morante, me gusta repetirles
una vieja obviedad: si te gusta todo, no te gusta nada.
Con mis
amigos estoy en desacuerdo en casi todo, solo estoy de acuerdo con ellos en una
cosa: en lo fundamental.
A mucha
gente que vive de la literatura le aburre la literatura.
Creía
que tenía una voz potente, pero era solo que estaba cerca el altavoz.
Hay quienes temen tanto equivocarse que no aciertan
nunca.
Martes, 8 de diciembre
HAY COSAS QUE NUNCA CAMBIAN
Cuando aprendan que no solo existe la disyuntiva
"o" sino también la copulativa "y", la mayoría de los habituales
agoreros articulistas se quedarán sin tema.
Qué
sorpresa la suya si, antes de escribir la habitual diatriba contra las redes
sociales, observarán lo que pasa a su alrededor. Comprobarían que, aunque se tengan
mil y un amigos en Facebook, la gente sigue saliendo a tomar copas con los
amigos de siempre y que los adolescentes enamorados, además de mandarse
imágenes eróticas por Internet, se siguen despidiendo con interminables besos,
con besos de los de siempre, de los de labios y lengua, en el portal de casa.
Miércoles, 9 de diciembre
ALGUNAS NOCHES
Al dejar de estar enamorados descubrimos que nunca
estuvimos enamorados, que solo creíamos estarlo.
Si solo
te has casado una vez, es como si no te hubieras casado ninguna.
Enamorarse
es perder la cabeza y no echarla de menos.
Solo
algunas noches de verano, durmiendo al raso, con las estrellas mirando
divertidas cómo me acariciaba la luna, me he sentido el rey del mundo.
Jueves, 10 de diciembre
LA CONSPIRACIÓN
En el vuelo de Munich a
Sofía, atando cabos de lo que había oído acá y allá, se me ocurrió de pronto la
idea de la conspiración. Quieren hacer de Albert Rivera el nuevo Suárez, eso ya
es sabido, pero no que a Pablo Iglesias le corresponde hacer el papel que en la
primera transición tuvo Carrillo: domesticar a los que tienen la tentación de
irse por las afueras del sistema. Se trata de conseguir que Ciudadanos sea el
segundo partido más votado, que el primero no consiga en el Congreso los
suficientes apoyos para formar gobierno y que, finalmente, aludiendo a los
Bárcenas y a los Eres, subrayando los muchos puntos que tienen en común en la
lucha contra la corrupción, Podemos dé sus votos a Rivera para que sea
presidente del Gobierno. Una segunda transición, con reforma constitucional que
otorgue nuevos poderes al Jefe del Estado. Porque los conspiradores, los que
han hinchado el globo de Ciudadanos, han dejado correr el bulo de que cuentan
con la simpatía del Jefe del Estado.
Paranoicas sospechas las mías. El próximo día veinte
espero comprobar con alivio que estaba equivocado. Otro Suárez supuestamente
manipulable no, por favor. Aunque luego acaben dando su nombre a un aeropuerto.
Excelente. Estoy de acuerdo en casi todo. Solo un matiz: José Luis Morante tiene la virtud de centrarse en lo bueno, y sabe muy bien que no hay necesidad de difundir lo malo.
ResponderEliminar¿Hoy nada sobre Trapi? Jopetaaaa.
ResponderEliminarAquel cigarrillo stendhaliano ¡y aquellas dos mil pesetas valleinclanescas! ¿Papelillo escrito por Lorca, los asesinos yendo a sus padres para cobrarles el crimen? ¡Qué tremendo si fue así!
ResponderEliminarAsí fue.
EliminarJLGM
Bueno, no creo que fuera así exactamente. Fue otra de tantas muertes absurdas como consecuencia de la situación caótica y de descontrol que provocó el golpe de estado. Lo que sí es cierto es que el padre de Lorca, exiliado en Nueva York, llevó siempre consigo esa nota, tal y como cuenta Ian Gibson en su magnífica biografía del poeta.
EliminarPrevia presentación de todos los respetos posibles a la figura de Federico, me hago varias consideraciones: Unos lo han convertido en un yacimiento inextinguible del que otros siguen obteniendo interesantes rentas; politizar su vil asesinato hasta el punto que se está haciendo tiene más de indecencia que de justicia histórica; discriminar entre muertos de primera y muertos anónimos no es precisamente una actitud demasiado democrática por parte de quienes se llenan la boca invocándola a todas horas; soy incapaz de imaginar si la inmensa relevancia poética que sin dudarlo se le atribuye se le aceptaría a un escritor de derechas que hubiera escrito exactamente sus mismos poemas y hubiera sobrevivido a la guerra civil; tampoco sé si la condición homosexual ha contribuido a darle mayor lustre a su leyenda. Sumo y no llego a nada más definitivo que continuar especulando con lo que realmente fue; con lo que pudo llegar a ser, de no morir; con lo que otros fueron y no se les reconoció; con lo que de él estaría diciendo la historia si simplemente sus circunstancias vitales hubieran sido otras. Especulo, digo, y por un momento me siento un pequeño Javier Marías.
ResponderEliminarSobran especulaciones. Lorca ya era admirado antes de que lo mataran y conocido en todo el mundo cuando no se hablaba de su condición de homosexual (durante mucho tiempo se mantuvo en secreto), los que discriminan entre muertos de primera y muertos anónimos no son los estudiosos de Lorca sino quienes mantuvieron en las cunetas a unos mientras ponían letras doradas con los nombres de otros en las iglesias y en las plazas de los pueblos. En fin que si todo lo que tiene que ver con Lorca nos interesa es por la grandeza de su obra literaria, no porque fuera homosexual o de izquierdas (qué tonterías: cuántos homosexuales o gente de izquierda encarcelados, torturados, ejecutados, y de los que nadie se acuerda.
EliminarMuy cierta la comparación con Javier Marías, ese razonamiento de brocha gorda es muy suyo.
JLGM
Creo que en ningún momento se me ha ocurrido la insensatez de poner en duda la talla de García Lorca. Me releo por tercera vez y vuelvo a sacar la misma conclusión, percibiendo, además, excesiva visceralidad en la respuesta que se me dedica, y en la que se escupe, como suele ser habitual, que quien pone en cuestión lo más mínimo la postura de la izquierda es un inhumano hereje de derechas. Fantástica creencia la de situarse en el flanco de la verdad absoluta practicando el maniqueísmo.
EliminarEn lo que sí he incidido, y no me retracto, es en el hecho de que muchos grandes personajes deben, al menos una parte, de su potencia icónica a circunstancias ajenas a sus muchísimos méritos personales. O dicho de otro modo, la leyenda se agiganta a merced de avatares y gracias al bruñido del paso del tiempo. La mayoría de los grandes genios necesitaron el transcurso de los años e incluso la complicidad perversa de la adversidad para alcanzar el reconocimiento unánime.
Si Cela fuera de izquierdas, gai y muerto a tiros, no estaría considerado como un maldito premio nóbel. Las paradojas y el decálogo de lo "políticamente correcto" tendremos que justificarlos en el futuro, aunque me temo que va ser tarea difícil. Hoy por hoy lo inteligente es arrinconar la soberbia y aceptar que somos muy poco en comparación con los que nos sucederán. Pero tampoco esa advertencia la tuvieron en cuenta nuestros antepasados, en todo momento convencidos de que su época había alcanzado el cénit.
Tal vez Marías nos sorprenda el próximo domingo cuestionando que el Ciudadano Velázquez no se haya decantado ni por Pedro ni por Pablo. De confirmarse la sospecha de su tendencia derechista, debería ser desalojado inmediatamente de las salas de honor del Prado.
Seré visceral, qué le vamos a hacer. Pero eso de que un Cela de izquierdas, gay y muerto a tiros tendría más consideración que la que hoy tiene me parece una tontería, dicho con todos los respetos posibles hacia la persona que se esconde tras J.K.
ResponderEliminarGay y de izquierdas era Cernuda, pero también Emilio Prados y no por eso tiene el aprecio crítico del primero. Y la consideración poética de Aleixandre está a la baja, a pesar de ser también lo uno y lo otro. Pero en fin mejor me callo. Y que cada uno siga con sus prejuicios al respecto. A fin de cuentas, lo de Cela es imposible de comprobar. Pero lo de Prados me parece que no, y tampoco que a Benavente el ser gay no le ha servido de mucho.Ni a tantos poetas de izquierda amigos míos (no todos son Luis García Montero). Otro ejemplo: ¿tiene más aprecio crítico y más apoyo medíático Luis Antonio de Villena que Luis Alberto de Cuenta (ni lo uno ni lo otro)? Lo dudo.
JLGM
Jose Luis, no me escondo tras las iniciales J.K., ya expliqué que te pedí en la Alberti que me dedicaras tu diario y entonces me identifiqué y enseguida asociaste mi apellido. El hecho de "parapetarme" se debe a cierta personaja que me incordiaba aquí y allá, hasta que "desaparecí" oficialmente de las redes. Antes que en este blog lo hice en el de Trapiello.
EliminarDicho esto, no pretendo un campeonato entre más o menos izquierdistas o gays, solo añado que en nuestra época se valoran en exceso ciertas coloraturas que deberían ser intrascendentes o simplemente accesorias.
Cela es un magnífico novelista que cayó en desgracia por motivos ajenos a su personalidad literaria. Y eso me resulta repulsivo. Por la misma razón, hay gentes de todo ámbito que se ven encumbradas a un podio cuya altura no se corresponde en absoluto con su categoría.
En cuanto a la valoración de Villena y de Cuenca, los "jueces" consideran sin duda mucho más guay al primero. Y citando otros nombres, bastante mayor calidad literaria se encuentra en el repudiado de Prada que en otros medianos escritores que se dedican a postrarse ante los críticos de El País en busca de palmaditas en la espalda. No quiero hablar, por discreción, de unos cuantos novelistas y cuentistas que a pesar de su vulgaridad se convierten en referentes de tanto papanatas a base de recitar cada dos por tres los mandamientos de la nueva ley.
E insisto, si imaginamos a un Lorca franquista y marido ejemplar, le rebajamos dos puntos la nota. Una encuesta en busca de la opinión de los españoles sobre su figura arrojaría muy aproximadamente la siguiente respuesta populachera: "Lorca fue un gran poeta que lo mató Franco".
Pues siento no recordar ahora tu nombre, J. K. A mí Cela me parece que, si hubiera dejado de escribir en 1950, ocuparía más o menos el lugar que ocupa en la historia de la literatura. Luego cada vez fue más manierista y redicho. No creo que el haber sido franquista (pronto jugó al desmarque y siempre presumió de sus problemas con la censura) tenga nada que ver. Y en cuanto a Prada... Tiene el don de la retórica y el estilo encopetado, pero me parece que el pensamiento racional no es lo suyo. Pero esto son opiniones. Es posible que eso que tú dices afecte a algún concejal de pocas luces, pero no a los críticos ni a los lectores serios. A mí César Antonio Molina (que fue ministro con un político al que voté) me pareció siempre un poeta muy mediocre y Luis Alberto de Cuenca (que fue casi ministro con un político que no me cuenta precisamente entre sus partidarios) es un poeta al que siempre he admirado.
EliminarEso que dices, si vale, vale solo para quienes no leen. Lorca ya era Lorca antes de que lo matara Franco y Cela siguió siendo el rey del mambo con la democracia. Ahora a algunos nos interesa tan poco (salvo en sus obras iniciales que forman parte de la historia literaria) como Aleixandre. Pero otros le siguen admirando. No creo que el que fuera de izquierdas o de derechas tenga mucho que ver con esto.
JLGM
Me parecen cobardones los anonimatos, por eso en fecha 3 de diciembre te puse estas lineas en tu blog para aclarar mi identidad:
Eliminar"Jose Luis:
Hablando de estaturas, me identifico como el alto personaje que el otro día, cuando en la Alberti te presentaba Trapiello, te saludó al final y al escuchar tú mi apellido inmediatamente me identificaste como familia del comillano "poeta del mar". No me gusta utilizar siglas ni mucho menos alterarlas, pero algún conflicto he tenido usando mi apellido y la mala experiencia me ha aconsejado un cierto embozamiento.
Por cierto, estoy acabando "Nadie lo diría". Me parece muy bien, pese a mi incapacidad para los halagos. Un abrazo".
En cuanto a Cela, curiosamente le pasa como al resto de nuestros cinco premios nobel literarios, que son tratados popularmente como apestados y despreciables. El asombroso fenómeno se llama genuino complejo de inferioridad español, enfermedad desconocida en Francia, donde, por cierto, un novelista del montón como Modiano, también alcanzó el célebre galardón y en cambio es muy admirado.
Nunca tuvo Cela mis simpatías. Sin embargo en mi modesta opinión, y en contra de tu descalificación de su obra más reciente, su Mazurka me parece una obra muy estimable que no recibió justo reconocimiento.
Y a Prada me referí simplemente como un ejemplo de maldito oficial, aunque nadie puede decir que escriba mal ni se le puede negar el valor para meterse en un charco de donde sale empapado y embadurnado. La iconoclasia siempre parece ser acreedora de un cierto respeto.
Y a él, independientemente de resultar empalagoso, le iría mejor ahora si se alineara con otros credos más rentables.
Una precisión: no es cierto lo de "nuestros cinco premios nobel literarios, que son tratados popularmente como apestados y despreciables". A Echegaray no se le lee actualmente, y, por lo poco que yo conozco de su obra, ese veredicto del tiempo me parece justo. Benavente sólo sobrevive de modo parcial, pero, a modo de ejemplo, puede usted encontrar en el catálogo de Cátedra-Letras Hispánicas tanto "Los intereses creados" como un volumen que reúne "Señora ama" y "La malquerida", ambos publicados en los últimos 10 años. Juan Ramón Jiménez está perfectamente vivo, y las reediciones de obras suyas son continuas. Aleixandre, aunque algo apagado, también se reedita con normalidad, aunque hoy se lo considere (lo que probablemente es justo) una figura menor del 27, cuyos nombres mayores son Lorca y Cernuda. Y, respecto a CJC, a lo poco grato del personaje se suma la pésima gestión de su legado, no obstante lo cual hay obras suyas convertidas en clásicos de la narrativa española del siglo XX.
EliminarLo de "apestados y despreciables" tiene muy poco que ver con la realidad, y mucho en cambio, me temo, con ciertos prejuicios suyos.
El más olvidado es Echegaray, yo creo que con justicia (y el premio que se le concedió ya tuvo abundantes críticos en su tiempo), no obstante lo cual en la misma "Letras Hispánicas" tiene usted "El gran galeoto", en edición de 1989. No está más olvidado, pienso, que en Francia Sully Prudhomme (el primer Nobel), o muchos otros autores, ya que en la lista del Nobel alternan nombres fundamentales con otros puramente de ocasión.
Yo sospecho que J. K. es de los que tienen demasiado presente la frase, creo que de Trapiello, según la cual "la derecha ganó la guerra civil, pero perdió los manuales de literatura". Aunque eso hubiera sido en general cierto (y las excepciones son abundantísimas), de la muerte de Franco hace ya cuarenta años, más de los que duró su régimen; y el tiempo (como suele) pone las cosas en su sitio. La censura franquista la sufrieron fundamentalmente gentes de izquierda; Blas de Otero, según cuenta Sabina de la Cruz, sólo pudo publicar en España su "Que trata de España", precisamente, mutilado en, cito, "más de 100 poemas"; Jaime Gil de Biedma hubo de publicar "Moralidades" en México, para no sufrir idéntico destino. Y son sólo dos ejemplos entre, literalmente, miles. La situación actual no es ni lejanamente comparable. Y son hechos que ni conviene olvidar, ni hay por qué hacerlo.
ResponderEliminarJ.K. sigue pensando que las circunstancias de diversa índole que han afectado a determinadas personas (pensadores y artistas, por ejemplo) han agigantado su categoría, adornándolas con una vitola excesivamente brillante que los mitifica sin que nadie se atreva a cuestionar el fenómeno. Por lo tanto, habrá que ser ecuánime para huir del papanatismo y conceder méritos y reconocimientos en la proporción justa que les corresponde. Eso es lo que de diferentes maneras he sostenido desde el principio, igual que repudio y ridiculizo que hayamos abandonado unos mandamientos para postrarnos ante otros dictados por no se sabe muy bien qué grupo de mentes lúcidas. Y sigo. Arrumbar una biblia mortificante e impuesta, para otorgarla a El País la categoría de Biblia del españolito demócrata de hoy, es patético. Liberémonos, pues, y de una puñetera vez, de toda atadura esclavizante, de toda demagogia populista, de toda retórica de salón, y a partir de ahí contrastemos opiniones con la libertad que confiere la ausencia de jueces.
EliminarPor cierto, Trapiello me parece un personaje muy interesante al que le está ocurriendo lo contrario: que no someterse a los cánones de la izquierda actual le supone una injustísima factura, que ya empezó a pagar con su excelente "Las armas y las letras", cuya independencia de criterio al denostar o elogiar todavía no se le perdona.
Aprovecho la ocasión, porque creo que es obligado, para reconocer el tono correctísimo y civilizado con que se está produciendo este debate, sin que se deje contagiar por el hortera, chabacano y decepcionante del pasado lunes, cuando nuestros previsibles timoneles ofrecieron un espectáculo lamentable.
Creo que J.K. mira la realidad de ahora con prejuicios de otra época. El País hace tiempo que ha dejado de ser la biblia de la progresía y detestarlo es casi un deporte nacional. Muchas de sus mejores firmas de otro tiempo ahora están en otros medios. Ninguno de sus colaboradores tiene un prestigio unánime. Y Juan Cruz es, creo yo, uno de esos raros escritores de los que todo el mundo habla mal. Concita más rechazo que Juan Manuel de Prada. Y poner a Andrés Trapiello como escritor marginado por no plegarse a los dictámenes de la izquierda es no haber superado aquellos años ochenta en que publicaba a Sánchez Mazas y algunos le denostaban por ello. Ahora gana premios comerciales y de prestigio (el Nadal), publica en las principales editoriales (grupo Planeta), escribe en El País y en el suplemento de La Vanguardia, cada vez que publica un libro le entrevistan en todas partes... Si eso es desatención y marginación, no hay escritor en este país que no quisiera estar así de desatendido.
Eliminar(No quiere esto decir que no merezca todo ese reconocimiento.)
JLGM
Yo creo que no se le puede negar a la izquierda "guay" su inmensa capacidad para demonizar. Al menos en Madrid se advierte escandalosamente. Por otra parte, tampoco me parece que se le pueda negar a "El País" su inmenso poder para influir en la ciudadanía, hasta el punto de crearles opinión y criterio. Entre la una y el otro han fabricado el decálogo de lo "políticamente correcto" que agarrota y sentencia de forma inquisitorial. Respecto a Trapiello, no diría que sea demasiado considerado literariamente por esa izquierda ramplona y burguesa. A esa "injusta factura" me he referido.
Eliminar¿Y a quién le importa la izquierda burguesa y ramplona, amigo JK? Le das demasiada importancia a lo que no la tiene.
EliminarJLGM
La sociedad española se siente juzgada constantemente por esa izquierda, que ha conseguido marcar la pauta. No reconocerlo no se
Eliminarcomprende. No hay más que ver que en la conciencia popular ha prosperado la creencia de que el único partido corrupto es el PP, como si los socialistas no se hubieran comportado igual de desvalijadores, con el agravante de que unos don los incorruptibles y buenos.
Renuncio a seguir JK: vivimos en mundos distintos. Yo no oigo hablar solo de la corrupción del PP, sino de los famosos ERES (años y años con los ERES) y últimamente de los negocietes de la familia Pujol (hoy mismo una nueva andanada en El País). Pero solo vemos lo que nuestros prejuicios nos permiten ver, como queda comprobado una vez más. Dejémoslo así, y tan amigos.
EliminarJLGM
Pues sí, veinte comentarios parecen suficientes para dar por terminada la civilizada polémica. También sería maravilloso que el veinte no hubiera más de veinte decepcionados y que mucho antes de veinte días los coaligados se dignaran a informarnos de quien va a manejar el timón de esta nave a la deriva.
EliminarPor si el blog se va de vacaciones, desde Jose Luis hasta todos los intervinientes mis sinceros deseos para que las navidades les sean felices. Quién sabe, a lo mejor el futuro nos recrimina el escepticismo.
A mí lo que dice J. K. me pasa con la derechona más casposa.
EliminarLa indisimulable conservadurez de don J.K. (habitual del incensario trapiellense) le lleva al dislate de victimizar a la "sociedad española" por las aviesas y (so)juzgadoras miradas de la izquierda y por sufrir la pauta que le marca como si fuese la parrilla de San Lorenzo al rojo vivo. Tiene cojones que alguien que osa escribir en los tabloides cibernéticos y que sabiendo de dónde venimos y viviendo endonde malvivivimos, venga a hacer la crónica de lo opresión que acogota a los escritores diestros de la patria, por apartarse del dogma oficial en este rojedal leninista que es la España que nos toca. Trapiello escribe y ellos le hacen el coro. País.
ResponderEliminarSepa don J.K. que en Madrid se demoniza mucho menos de lo que se merece a esa derecha montaraz de cuchillo afilado y larga mano que nos ha tocado sufrir.
PS.- El reaccionariómetro de este Café sufre un calentón preocupante desde que lo frecuenta don J.K. Van crecidos, se nota, se siente.
Lo preocupante es ver la mano larga en la derecha, ignorando que la de la izquierda no es más corta. Mire, a estas alturas buscar la división entre buenos y malos es un ejercicio de maniqueísmo barato. Lo que hace falta es que las rapiñas de la Gurtel y de los Eres andaluces no se vuelvan a repetir, aunque la vocación de servicio público de nuestros políticos es muy parecida a la de los trileros y tal vez haya que esperar cincuenta años para la regeneracion, don Abdon.
ResponderEliminarSuyo affmo.
P.D. Le dejo a usted la última palabra para que se sienta mejor y triunfante. En esta aldea no admitimos a los veraneantes, aunque sean ellos los asturianos.
Bueno, don Jota, ya sabía yo que la Guerra Civil fue consecuencia de la torpeza de la izquierda que no supo contemporizar con los sacrosantos intereses de las derechas españolas; y que el asesinato de Calvo Sotelo desencadenó la rebelión militar (urdida en tan solo cinco días, que nuestra derecha no era conspiradora y sí paciente y sufridora, y tan solo en esos pocos días de indignación fue capaz de levantar a un ejército en armas, con una insólita improvisación -la de los inocentes agredidos que se revuelven contra la injusticia insoportable-, que hoy se estudia en ciertos manuales de sociología y milicia: lo nunca visto). Por eso digo -con usted- que hay que huir de las simplificaciones baratas, de los maniqueísmos, de dividir a los españoles entre buenos y malos (¿quién no tiene a un Bárcenas garduña o a un Aznar malvado y psicopático en la familia?). Y le doy toda la razón: no estamos preparados para la democracia y tan solo pasados cincuenta años vamos ser serios y a votar con fundamento.
ResponderEliminarY, ay, que bueno es usted cuando dice que "lo que hace falta es que las rapiñas de la Gurtel y de los ERES no se vuelvan a repetir". Lo que pasa es que usted no dice ni mu respecto a las medidas que hemos de tomar (hoy se vota, recordémoslo) para que esas infamias no se repitan y para que los gandules (y genocidas, que es mucho peor) den con sus huesos en la cárcel. Pero me temo que no va a soltar usted prenda... Y, claro, uno le ha hecho el escaner a vuesa merced y concluye que su voto (si lo hubiere) no va a salir del segmento del abanico que limitan las varillas del PP y de Ciudadanos. Cosas así me hacen pensar que van a ser pocos los cincuenta años de moratoria para que en España "empiece a amanecer".
PS.- Ya tengo en el bolsillo los sobres con las candidaturas de PODEMOS. A ver si alguien que abomine de la corrupción bipartidista se anima. Salute.
Que el voto de don Jotacá "no va a SALIRSE del segmento del abanico...", es lo que he querido decir.
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