sábado, 5 de febrero de 2022

Elogio de la cordura: La rueda de la fortuna

  

Sábado, 29 de enero
UN FRACASADO

Aunque no lo parezca, soy un hombre bastante práctico, más Sancho que Quijote. Para no agobiarme cuando tarda el sueño, se me ha ocurrido recurrir a algo que siempre me entretiene: sacar un tema de debate. Tengo varios preparados. El de esta noche ha sido si puedo considerarme un triunfador o un fracasado. Se me da bien eso de encontrar contundentes razones para defender una posición y la contraria. Después de mucho debatir, llego a la conclusión de que soy más lo segundo que lo primero. Hasta hace poco opinaba lo contrario; cierto que mis libros no se venden demasiado, no he obtenido ningún premio, no soy rico. Pero tengo todo el dinero que necesito, siempre he creído que los premios manchan el currículum (pobre Brines que creía que había llegado a la cima del Parnaso cuando le dieron ese premio que tiene mucho de extremaunción, el Cervantes) y en cuanto a la escasa venta no estoy muy lejos de opinar como aquel discípulo de Mallarmé que valoraba tan poco a sus contemporáneos que, en cuanto vendía más de cien ejemplares, comenzaba a deprimirse.

Yo me consideraba un triunfador; de incógnito, por supuesto, pero un triunfador. Desde que he descubierto mi verdadera vocación, ya no me considero así. Debería haberme dedicado a la política. A mí lo que más me gusta, ahora lo sé, es el poder. Solo teniendo poder se puede cambiar el mundo, mejorar la vida de la gente. Claro que el poder de los políticos es también limitado, quizá mejor estar entre los que pueden comprar políticos y periódicos. Estas cosas me las digo a mí mismo, mientras llega el sueño, pero por supuesto me cuidaría mucho de decirlas en público. Pero de dedicarme a la política sí que habría sido un fracasado porque los dos únicos puestos que me interesarían son el de presidente del gobierno o el de presidente de la República, Draghi o Mattarella. Bien mirado, aunque sea alérgico a los premios, tampoco estaría mal ese que dan unos académicos suecos  y la gente cree que lo da el Espíritu Santo, el premio Nobel. A García Márquez le consultaban jefes de Estado. Si yo fuera premio Nobel, seguro que no me costaría mucho conseguir una charla privada con Felipe de Borbón o con Pedro Sánchez. “Aconséjame, por favor, García Martín, que yo ya no sé cómo salir del embrollo en que me han metido mis asesores con su restricciones de quita y pon y su rentable vacunación perpetua”, me suplicaría Pedro Sánchez. “Es muy sencillo —respondería yo—. Lo primero…”

            En estas gratas fantasías me entretengo mientras llega el sueño. Luego duermo como un bebé y me despierto descansado y feliz. No seré un triunfador, pero no me las apaño del todo mal en mi vida de fracasado.

Domingo, 30 de enero
EL REGRESO

En todas partes cuecen habas, también en el Met. El Rigoletto de Bartlett Sher se ambienta en la república de Weimar, no en la corte de Mantua ni la de Francisco I en la que Víctor Hugo situó la obra en que Piave basó su libreto. Pero en la ópera cambiar de época es simplemente cambiar vestuario y decorado. Nadie soportaría hoy en escena la obra de Víctor Hugo, pero la música conserva este impactante melodrama como si se hubiera escrito ayer mismo. Cómo nos llega el dolor y la tragedia de Rigoletto en la voz —y el gesto: ventajas de la realización cinematográfica— de Quinn Kelsey, y el loco amor de Gilda, capaz de sacrificarse por salvar a quien se burla de ella, el duque de Mantua, en la de Rosa Feola.

            Este Rigoletto neoyorquino me recuerda a otro, de hace muchos años, en Newark, a donde nos llevó Hilario Barrero en un tren que partía de lo que yo llamaba la cicatriz, la zona cero. Luego comimos bacalao en el barrio portugués y era como estar en la Baixa lisboeta.

            Rigoletto lo volvería ver, a oír, cien veces, sin cansarme nunca. Con El callejón de las almas perdidas, a pesar de todas las visuales maravillas que encierra, no creo que repita. No me sentí cómodo en ningún momento, todo tiene un aire de pesadilla. Seguro que, a partir de ahora, en mis peores sueños, aparecerá la doctora Lilith Ritter, una gélida Cate Blanchett, para descuartizarme psicoanalizándome.

Lunes, 31 de enero
POR PRIMERA VEZ

El acto duró dos horas. Intervinieron tres conferenciantes, dos tediosa y tendenciosamente académicos y el otro, un orador de moda que despertó el entusiasmo de los adormilados asistentes. Pero si pasó a la historia, si se ha contado miles de veces, si se seguirá contando, fue por los cinco minutos finales. Me refiero a la celebración del Día de la Raza el 12 de octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca. Incluso hubo recientemente quien se atrevió a negarlo y los periódicos lo dieron como una gran noticia. Lo que se negaba era solo que la versión de Luis Portillo fuera otra cosa que una impactante recreación literaria, cosa que todos sabían, salvo quizá un despistado historiador, Hugh Thomas. Ahora, en el libro Vencer no es convencer: la última lección de Unamuno, Pollux Hernúñez ha reconstruido ese acto de la manera más precisa posible, como un arqueólogo un jarrón o una estatua destrozados por la incuria del tiempo. Tiene en cuenta todos los testimonios, los de la primera hora y los que han ido apareciendo con el paso de los años, como unas cartas de Unamuno retenidas por la censura. Nos describe cómo era el local, cómo estaban sentados los participantes, la llegada tardía de Carmen Polo, que obliga a redistribuir la mesa presidencial. Había mucho público en el Paraninfo de la Universidad y mucha gente fuera, que escuchaba por los altavoces. Sabemos ahora que el acto fue retransmitido por radio, pero que solo había un micrófono en el atril de los conferenciantes, no en la mesa presidencial desde la que habló Unamuno, Sabemos que había taquígrafos que recogían las intervenciones, para publicarlas al día siguiente, pero si alguien recogió la de Unamuno no se ha conservado. No todos oyeron las palabras del rector, o no todos las oyeron con claridad, de ahí en parte las distintas versiones. El vozarrón de Millán Astray al interrumpir se oyó con mayor claridad, pero pronto los aplausos y los gritos impidieron escucharle bien. ¿Gritó “Muera la inteligencia” o “Mueran los intelectuales"? No se sabe. Tampoco si el “Viva la muerte” salió de su boca o de la de algún legionario. Pollux Hernúñez nos permite asistir a aquel acto como si estuviéramos en una de las primeras filas. Podemos escuchar —leer— todas las intervenciones, irritantemente tediosas, y comprender mejor el gesto final de Unamuno. Los militares a los que había apoyado mataban a sus mejores amigos, se mostraban más bárbaros que la barbarie que decían venir a combatir. Unamuno no sería Unamuno si se hubiera quedado callado. Nadie en ese momento se habría atrevido a decir lo que él dijo. Fueron sus últimas palabras en público. Las que le salvan para siempre, las que compensan tantos bandazos y errores, las que le dan un lugar de honor en la historia de la dignidad humana. Por primera vez, las podemos escuchar de la manera más exacta posible.

Martes, 1 de febrero
DEL AMOR

Ricardo Álamo recopila mil aforismos sobre el amor y otras pasiones, algunos míos. Como no me gustan ni los míos ni buena parte de los ajenos, me dedico a escribir otros. Al principio pensaba ir atribuyéndoselos a distintos autores. A Santo Tomás de Aquino, por ejemplo: “En el paraíso, la castidad es obligatoria”. Pero luego pensé que mejor que todos fueran de mi autor favorito, Oscar Wilde.

            Amar a una sola persona de cada vez es complicado, pero no imposible.

            Quien mucho ama mucho yerra.

            El sexo dentro del matrimonio es como el café descafeinado.

            No se pueden escribir poemas de amor sin haber estado enamorado. Ni estándolo.

            El odio es amor más tiempo.

            Siempre se ama menos de lo que se dice.

            Dios es promiscuo. Ama a cualquiera.

            Los amantes felices no se aburren nunca, pero aburren a todo el mundo.

            En amor, quien acierta a la primera no sabe lo que se pierde.

            El matrimonio es un error compartido.

            La fidelidad bien entendida admite tres o cuatro excepciones.

            Quien bien te quiere puede hacerte la vida imposible.

            Lo peor de los canallas es que solemos ser muy atractivos.

Miércoles, 2 de febrero
COLABORACIONISTAS

Cuando la histeria de la caza de brujas, también hubo dos posturas entre la gente de la calle. Unos lamentaban el destino de las pobres mujeres y escondían la leña, mientras que otros llevaban toda la que encontraban a la plaza y se quedaban a contemplar el espectáculo.

Jueves, 3 de febrero
PREMIO AL MÉRITO

Después de la tertulia de ayer, se me ocurrió que debería crear un Premio al Mérito para ir dándoselo a mis amigos escritores según el tiempo que llevan siendo amigos míos. De los años setenta, resisten Manuel Neila,  Abelardo Linares; de los ochenta, Andrés Trapiello (con sus más y sus menos), Jon Juaristi. Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero; de los noventa, algunos más. De todos ellos he ido comentando sus publicaciones; me temo que todos guardan algún zarpazo en su vanidad aún no completamente cicatrizado. Hoy le tocó el turno de queja a Jon Juaristi: se hablaba de Unamuno y del reciente libro de Póllux Hernúñez, que él decía haber leído y yo lo dudaba (sigue creyendo que el escándalo del Paraninfo fue un invención de Luis Portillo). De ahí pasamos a su biografía de Unamuno y del mucho espacio que dedica en ella a Delfina Molina, la pintoresca enamorada. “Tú me acusaste de no hablar de la poesía de Unamuno, de copiar solo cuatro poemas suyos. Pero ¿por qué tenía yo que copiar sus poemas, no era una antología?”. Ni me acuerdo de lo que escribí, pero José Cereijo lo busca de inmediato y resulta que yo subrayo que apenas se ocupa de la poesía de Unamuno y que solo copia un soneto a propósito de otra cosa mientras que se explaya con la chifladura de Delfina. Afortunadamente no llega la sangre al río, pero aparecen otras viejas heridas, como mi reseña de Los árboles portátiles. El primer Premio al Mérito, al aguante, dudaría si dárselo a Juaristi (a quien tantas veces le reproché sus cambios de chaqueta) o a mi editor, Abelardo Linares, que tiene conmigo más paciencia que un santo. Al final, pido disculpas por la vehemencia con que discrepo de todo el mundo, por no dejarles hablar, por empeñarme en tener siempre razón y, lo más grave de todo, por tenerla a menudo. “Tarde, pero aprendo”, les digo. “Ya por lo menos no estoy orgulloso de mis defectos, antes lo estaba. Soy un poco lento en mejorar, pero creo que para dentro de treinta o cuarenta  años ya seré un caballero educado y cortés, respetuoso incluso con los disparates ajenos”.

Viernes, 4 de febrero
PLUTONIO

“¡Ándate con cuidado!”, me dice un amigo que presume de haber trabajado con Villarejo y estar muy relacionado con las cloacas del Estado. “No sigas por ahí presumiendo de no estar vacunado, de no usar la mascarilla cuando no es necesaria y cachondeándote de barbones y macrones”. “¿Qué van a hacer? ¿Mandar a un agente para que choque conmigo en la calle y me pinche con una aguja infectada?”. “Eso ya lo han hecho. Lo que pasa es que, como no tienes la costumbre de andar con test de antígenos para arriba y para abajo, ni te enteraste. Este maldito Covid  no le hace nada al noventa o al noventa y cinco por ciento de los infectados y así no hay gran negocio que funcione. La próxima vez te van a pinchar dos veces, una con el virus famoso y otra con plutonio, como al espía ruso. Se te va a caer el pelo. Todos los periódicos se olvidarán del plutonio y titularán: ‘Negacionista en peligro de muerte por no estar vacunado’. Ya sabes cómo funciona hoy la información. Tienes un ictus después de la vacuna y nadie menciona la vacuna; mueres de infarto con covid y nadie menciona el infarto”.



 

23 comentarios:

  1. Gracias como siempre por su blog.. Mayor Thompson
    Hoy me quedo... La paciencia de mi editor. Veo al srLinares como un hombre tranquilo

    ResponderEliminar
  2. Como es un blod de personas cultas y amantes de la la literatura..los reyes me han traido el último de Franzen.... Qué. Opinan sres y sras del blog de don José Luis...... A cerca d el escritor estadounidense.. Muchas gracias. Mayor Thompson

    ResponderEliminar
  3. "Lo peor de los canallas es que solemos ser muy atractivos".
    Cuánta vanidad, ¿no? (Y lo digo por la primera parte de la frase, más que por la segunda).

    ResponderEliminar
  4. José Luis, de nuevo has pronunciado la palabras maléfica: vacuna. Lo cual es mentar la jeringuilla en casa del “inmunizado” (con hijos en edad escolar):

    LVA, 6 de enero de 2022 - «Desde el punto de vista epidemiológico, no tiene sentido vacunar a los niños», Pedro Arcos, epidemiológico y director de la Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo
    https://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2021/12/28/punto-vista-epidemiologico-sentido-vacunar-ninos/00031640689816660666155.htm

    LVA, 27 de enero de 2022 - Asturias iniciará la segunda fase de la vacunación infantil el 9 de febrero. El Principado cumple con dos semanas antes el objetivo marcado a nivel nacional al recibir el 72% de los niños de entre 5 y 11 años la primera dosis frente al coronavirus
    https://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2022/01/27/asturiasiniciara-segunda-fase-vacunacion-infantil-9-febrero/00031643286515980215980.htm

    LNE, 11 de enero de 2022 - ¿Cuántos padres asturianos han rechazado la vacuna de sus hijos? Esto es lo que dice la estadística tres semanas después del primer pinchazo a menores. “Los padres son más conservadores y exigentes con lo que tienen que ver con sus hijos que para ellos", explican los expertos
    https://www.lne.es/asturias/2022/01/11/padres-asturianos-han-rechazado-vacuna-61352601.html

    ResponderEliminar
  5. Luego te extrañará que Pedro Sánchez no quiera escucharte o que deserten del blog, en vacunado rebaño, José Luis Piquero, Carlos de la Mar, Enrique B., y tantes otres. Despierta, José Luis, así nunca te van a llamar de Estocolmo…

    https://es.wikipedia.org/wiki/Centro_Europeo_para_la_Prevenci%C3%B3n_y_Control_de_Enfermedades


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amelia, lo siento, pero yo no he desertado del blog de Martín. Salud y vacunas (de todo tipo).

      Eliminar
  6. Era tan vanidoso, tan vanidoso, que presumía de su vanidad en vano.
    Hay cosas peores, la falsa humildad por ejemplo.
    Victor Menéndez

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bien me conoces, Víctor. Yo prefiero la falsa vanidad o la falsa humildad.

      Eliminar
  7. Amelia, verdades de Pero Grullo. Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo.
    Cojonudo. Estaremos preparados para terremotos y tsunamis, para un virus no tanto.
    ¿De quién depende esa Unidad? ¿ A qué departamento, a qué facultad? Convendría saberlo.
    Victor Menéndez

    ResponderEliminar
  8. Cuando he hablado aquí del INSS, ni exagerada ni bromeaba.
    Te rompes un dedo y en el parte de alta la información que da el médico de turno, en "Antecedentes profesionales"(¿?) es, por ejemplo, "Bebe. Si. Cerveza." Podría decir la marca, Mahou, San Miguel... Fuma sí. Podría decir, y dice, lo que fumo.
    Nada tiene que ver con el dedo roto. Terrible, y vamos a peor.
    Victor Menéndez

    ResponderEliminar
  9. A ti, JLGM, te conozco desde que fuiste a San Pedro de los Arcos, de maestro de prácticas. Allí estaría don Gabriel, de matemáticas, don Eduardo, de no se qué, y mi padre, don Jesús, que tenía su apodo.
    Así que cuidate y no lamentes tener amigos, ajenos a la literatura, o no tan ajenos.
    Salud. Víctor Menéndez

    ResponderEliminar
  10. Yo no lamento tener amigos, faltaría más; lamento tener pocos.

    ResponderEliminar
  11. El "chalupa" llamaban a mi padre. Buena persona y buen maestro.
    Recuerdo que durante el franquismo él mantenía relaciones con Mariano Arias, maestro de la República, y relegado de la docencia. Padre de Luis Arias Arguelles-Meres.
    El mundo es un pañuelo.
    Victor Menéndez

    ResponderEliminar
  12. Te adjunto un documento que no verás en ningún medio de "comunicación". A este experto de primer nivel no cesan de llamarlo "negacionista" desde entonces. Desde luego que no sabían lo que iba a decir. Esto demuestra la censura férrea a la que nos someten los medios subvencionados por el gobierno, es decir: todos. Lamentablemente, quedan pocos periodistas que merezcan este nombre. Cada día vamos siendo un poco menos libres.

    https://www.youtube.com/watch?v=Y0Iu8xInZMo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. División de opiniones. "Las afirmaciones falsas o sin evidencia científica de Joan-Ramon Laporte sobre las vacunas contra la COVID-19 en el Congreso":
      Salvador Bergoñón Fuster, experto en investigación clínica y epidemiológica y profesor en el departamento de Farmacología de la Universidad de Barcelona, Roger Solanas, farmacéutico y experto en ensayos clínicos y Guillermo López Lluch, catedrático de Biología Celular de la Universidad Pablo de Olavide.

      9 de febrero de 2022
      https://maldita.es/malditaciencia/20220209/joan-ramon-laporte-vacunas-covid-19-congreso/



      Eliminar
  13. Buena poesía, ahí va:
    Thank Heaven! the crisis-
    The danger is past,
    And the lingering illness
    Is over at last-
    And the fever called "Living"
    Is conquered at last

    A disfrutar.
    Victor Menéndez

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Oh yeah, Víctor, viva el arte…

      https://www.youtube.com/watch?v=_O9FCvT4MYs



      Eliminar
  14. ¿Y quién es "un triunfador", José Luis? ¿Dónde los hay?
    ¿Quizás Vargas LLosa, con su Nobel otorgado por el Espíritu Santo? Por Dios, no se me ocurre nada más patético que ese señor abducido por el liberalismo más despiadado y ramplón, al que debe y entrega loas casi diarias, mientras se apoya en su lujoso bastón/Preysler. Quizás entonces Landaburu, el de Patria (o Aramburu, estoy en duda) reciclado ahora, según dicen, en psiquiatra de la nueva y problemática masculinidad.

    A mi entender y a mi estimar, triunfador es el lúcido, el que penetra con su mirada la niebla, el que ha visto más allá que nadie.
    Lo sería Verdi ya solo por Rigoletto, aunque no hubiese Traviata ni Aida ni...

    Y fue triunfadora, por lúcida, Florbela Espanca, con una lucidez que cercenó implacable a los 36 años.

    TORRE DE NÉVOA

    Subi ao alto, à minha Torre esguia,
    Feita de fumo, névoas e luar,
    E pus-me, comovida, a conversar
    Com os poetas mortos, todo o dia.

    Contei-lhes os meus sonhos, a alegria
    Dos versos que são meus, do meu sonhar,
    E todos os poetas, a chorar,
    Responderam-me então: “Que fantasia,

    Criança doida e crente! Nos também
    Tivemos ilusões, como ninguém,
    E tudo nos fugiu, tudo morreu!...”

    Calaram-se os poetas, tristemente...
    E é desde então que eu choro amargamente
    Na minha Torre esguia junto ao céu!...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Curioso razonamiento el suyo. Habla de si es o no triunfador Vargas Llosa, y lo hace en base a lo que usted imagina sus ideas, o su comportamiento privado. Sobre la calidad de su literatura, ni una palabra. Sería inacabable la nómina de escritores que han hablado de dicha calidad y de la justicia del Nobel. Aquí (https://www.20minutos.es/noticia/836806/0/reacciones/nobel/vargas-llosa/) tiene algunos ejemplos. Cito también la opinión (expresada en su diario, "La tentación del fracaso", el 16 de marzo de 1964) de Julio Ramón Ribeyro acerca de la primera novela de Vargas Llosa, "La ciudad y los perros": «Está prodigiosamente bien construida, escrita, elaborada en sus menores detalles. De un coup de pouce [‘impulso’] maestro ha elevado la novela peruana y latinoamericana a un nivel literario universal». Y ya digo: sería inacabable la lista de escritores, de cualquier filiación política, que han expresado su admiración por la obra de VLl. Sirva de último ejemplo la de Javier Cercas: "Cuando Vargas Llosa está en su punto más bajo, es mejor que casi todos los demás novelistas cuando estamos en nuestro punto más alto". "Uno de los mejores novelistas en español de cualquier época", además de "el mejor crítico literario de nuestra lengua y un ensayista brillantísimo".
      Pero claro: no gustándole a usted sus ideas, o su modo de vivir, nada de eso tiene la menor importancia.
      En fin.

      Eliminar
  15. Sí, escribía buenas novelas don Mario cuando era escritor y mientras lo fue. Conversación en la Catedral, por ejemplo. Pero ¿cuánto tiempo hace de esto? Luego se hizo ideólogo, mitinero, propagandista, famoso del couché, personaje del HOLA. Y adiós a la Literatura, aunque no para Cercas, parece, lo que no es un gran aval.
    De todos modos, incluso en las obras mejores, siempre me pareció estar "por debajo", ser menos creador que el cubano Alejo Carpentier o que el uruguayo Juan Carlos Onetti.
    Pero todo esto es accesorio. Es la noción misma de "triunfador" la que está en juego, sobre todo cuando se yuxtapone a una pérdida del respeto por uno mismo tan escalofriante como la que está a la vista.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sigue usted en las mismas. Su descalificación de Vargas Llosa no está basada en motivos literarios; según usted, la condición de "personaje del HOLA" supone el "adiós a la Literatura". Como si una cosa tuviera que ver con la otra.
      Me recuerda usted la anécdota, bien conocida, acerca del rechazo, por parte de André Gide, del primer volumen de "En busca del tiempo perdido". Gide conocía a Proust y lo tenía por un frívolo y un snob. Cuando le llegó el manuscrito para decidir su publicación, le echó un somerísimo vistazo por encima, que le bastó para
      confirmar sus prejuicios, y descartó la publicación.
      Claro que esa historia tiene una segunda parte. Como Proust era rico, pudo pagarse de su bolsillo la publicación (Bernard Grasset, 1913). Más tarde, empezaron a llegarle a Gide rumores, que él sabía procedentes de gente con criterio, según los cuales el libro de Proust era una obra maestra. Hizo entonces lo que tenía que haber hecho desde el principio: sentarse y leerlo de veras. Inmediatamente escribió a Proust una carta, que conservamos, pidiéndole toda clase de disculpas y ofreciéndose a que la NRF no sólo reeditase el libro, sino publicara cualquier cosa que Proust quisiera darles en el futuro.
      Dejarse llevar por los prejuicios es lo fácil, tanto que incluso a alguien de la talla de Gide puede ocurrirle. Saber reconocer que lo son, y rectificar en justicia, en cambio, es cosa que está al alcance de muy pocos. No parece que sea su caso.

      Eliminar