sábado, 12 de febrero de 2022

Elogio de la cordura: La vida literaria

 

Sábado, 5 de febrero
EL PERFECTO ESCUDERO

No hay escritor que no diga despreciar la vida literaria, aunque luego no haya ninguno que deteste participar en cualquier evento más o menos literario en el que tenga algún protagonismo.

            Pasa por Oviedo Alejandro Duque Amusco y yo recuerdo los días en que le miraba con envidia porque él participaba en la vida literaria y yo no, yo había tenido que inventármela en una revista llamada Jugar con fuego. Una de las primeras veces que coincidí con él en Madrid, estábamos charlando tranquilamente en una terraza cuando de pronto miró el reloj y dijo sobresaltado: “Perdona, pero tengo que dejarte. He quedado con Vicente y ya sabes cómo es Vicente. O estás allí a la hora en punto de la cita o pasa el siguiente”.

            Ese Vicente no era, por supuesto, ningún dentista, sino Vicente Aleixandre, al que yo entonces admiraba y tenía por el patriarca de la poesía española. Cuando no quedaba con Vicente, Alejandro Amusco (como firmaba entonces) estaba citado con Paco o con Carlos.  Cuarenta años después, sigue fiel a esas devociones. Yo hace tiempo que valoro poco a mis maestros de entonces.

—El miércoles pasado —le cuento— comentamos en la tertulia un poema verdaderamente deplorable, “Para una ciudad resistente”. Luego supimos que era de Aleixandre.

—-Sí, es un poemilla en pareados con rimas no muy felices. Pertenece al libro En un vasto dominio, que Aleixandre escribió a toda prisa para poder presentarlo al premio Etna-Taormina, que le habían dicho que se lo iban a dar. Lo tenía Guillén. Era la segunda vez que se lo prometían. Luego resulta que se lo dieron a Ana Akhmatova. Y más tarde a Alberti, con quien siempre tuvo una gran rivalidad, cosa que tampoco le hizo mucha gracia. Ese premio entonces era muy importante como reconocimiento internacional. Anda por ahí un vídeo en el que se ve a Quasimodo, que parece vestido de enterrador recibiéndolo mientras se celebra un desfile de alta costura. También se lo dieron a Jorge de Sena.

            Aleixandre, me parece ahora, más que un gran poeta fue un gran empresario de sí mismo. La caída del pedestal de Carlos, Carlos Bousoño, no fue menos estrepitosa. En los años setenta, aprendí mucho de él a la hora de leer la poesía contemporánea. E incluso admiraba su poesía, que contaba con pocos valedores. Luego no solo se dedicó a escribir cada vez peores poemas, sino a estropear los anteriores. El crítico no benefició al poeta.

            Alejandro Duque Amusco siguió siendo hasta el final amigo de todos y sigue siendo su principal estudioso. Educado, cortés, es el secretario perfecto, el heredero de José Luis Cano. No hay poeta que no quisiera tener un estudioso como él. Yo soy un iconoclasta, mi deporte favorito es derribar ídolos, sobre todo aquellos de los que fui devoto.

Domingo, 6 de febrero
AL MAL TIEMPO

Tener un gran amor imposible y muchos pequeños amores posibles. Esa es la clave de la felicidad.

No sacrifiques la pequeña felicidad de hoy por la gran felicidad de mañana.

Crees estar a punto de llegar a la cumbre y hace tiempo que has comenzado el descenso.

Era tan sobrio que no abusaba ni siquiera de  la alegría.

Basta cambiar la explicación de la realidad para que cambie la realidad.

Al mal tiempo, buena cara. Hasta que te la partan.

Lunes, 7 de febrero
LA MALETA LISTA

La lección del estoico: “Prepárate para vivir cien años, pero ten la maleta lista por si tuvieras que partir esta misma tarde”.

            (Yo la tengo casi lista, solo me quedan dos o tres asuntillos que resolver.)

 

Martes, 8 de febrero
ENCUENTRO EN FLORENCIA

Andan por Italia, en viaje cultural, los poetas del régimen —Leopoldo Panero, Luis Rosales, José María Souvirón—, todos ellos muy piadosamente católicos, muy seguros de su talento, muy desdeñosos de los españoles que andan por esos mundos sin ser capaces de acogerse a los brazos generosos y amantísimos del Caudillo. Al pasar por Florencia, aquel selecto grupo de patriotas coincide con un ilustre compatriota. Así lo refleja Souvirón en su diario: “En el hotel nos hemos encontrado a D. Maremágnum Guillén del Pío, poeta español  algo momificado por dentro y por fuera. Ha comido a las mismas horas, nos ha visto, pero se ha hecho el longui. ¿Por qué? Cualquiera sabía. De pronto en la calle encontronazo con don Facilísimo del Pío, que va con su amorcito, una patizamba retaca y culibaja. Tampoco nos saluda, claro está”. Se adivina el deseo de los tres buenos españoles, sobre todo si iban algo subidos de copas, de apedrear al réprobo, Jorge Guillén, que en Maremágnum había cometido el delito de arremeter en algún poema contra Franco, él, tan poeta puro.

Miércoles, 9 de febrero
CREÍ QUE ERAS JOSÉ AGUSTÍN

La vida literaria es uno de los más divertidos temas literarios. Por eso no nos cansamos nunca de leer La novela de un literato de Cansinos, las memorias de González Ruano o las biografías y caricaturas que Gómez de la Serna dedica a sus contemporáneos. La vida literaria siempre tuvo mucho de novela picaresca. Nos interesa más la de otra época que la nuestra, salvo cuando somos jóvenes. Entonces recibimos con avidez cualquier noticia de los escritores que admiramos. Recuerdo la vez que fui a Madrid, allá por 1979, a presentar Jugar con Fuego. Lo presentaba Luis Antonio de Villena, que entonces era para mí como el embajador de la nueva literatura. Entre el público, estaban Brines, Rosa Pereda, Marcos Ricardo Barnatán, Jaime Siles, Jesús Munárriz, no sé si también Carlos Bousoño. Para mí era encontrarme con la plana mayor de los escritores que admiraba. Luego fueron perdiendo su aura y en la mayor parte de los casos dejaron de ser amigos míos no sin que yo hiciera todo lo posible para conseguirlo. A Jaime Siles, cuyo Canon tanto admiraba entonces, le dediqué una reseña feroz. Hay quien todavía se sabe párrafos de memoria. Dionisia García me contó que, muchos años después, Siles le confesó “quiero olvidarla, pero la tengo clavada aquí” y se señaló la frente. Con Villena creo que fui especialmente injusto. Le admiraba como erudito y como poeta. Una vez le dije —acertando sin saberlo--  que su caso podría asimilarse al de António Botto, el amigo de Pessoa, célebre en los años veinte por la libertad erótica de sus versos y luego publicando cada vez más versos con menos interés hasta el final trágico en el Brasil. Villena representaba el aire de libertad de los años ochenta. No supo crecer, o eso me parece a mí. Siguió siendo el perpetuo Peter Pan con un sintaxis cada vez más embarullada. Pasé de admirarle mucho a tratarle casi como Souvirón a Guillén. Recuerdo que lo primero que conté en mi diario fue un encuentro de poetas jóvenes que él organizó en Tenerife y en el que tenía como se secretario a Leopoldo Alas, a quien luego me lo volví a encontrar homenajeado en Arnedo. Ahora los congresos de escritores me parecen el tema menos literario que existe. Pero el paso del tiempo los vuelve a mitificar. Dos anécdotas con José Agustín Goytisolo en los encuentros de poetas del cincuenta celebrados en Oviedo. “Cuidado con criticar a ese chico —me avisó una vez, en que me oyó poner reparos a un joven poeta—, llegará lejos. Conviene llevarse bien con él.” Ese chico era Luis García Montero. Otra vez, en la cena, me pidió que le cambiara el sitio porque tenía que decirle algo a Ángel González. Yo se lo cambié, por supuesto (ya estábamos esperando el café) y de pronto sentí una mano posada sobre mi rodilla. Miré, primero intrigado, y luego asustado, porque la mano comenzó a avanzar. Reconocí a una profesora (me había dado clase) que hablaba con la persona del otro lado. Me rebullí en la silla y entonces ella se volvió para mirarme. “Ah, perdona, creí que eras José Agustín”.

Jueves, 10 de febrero
¿ESTUVISTE MALO? 

—-¿Pero de verdad no vas a volver a tu mesa redonda en Las Salesas? Creo que eres un poco rencoroso. Qué culpa tienen ellos de que las autoridades, por probar todas las maneras de hacer el ridículo, impusieran lo del pasaporte. Ya viste que lo quitaron en seguida y que ni siquiera vigilaron su cumplimiento. No volviendo a tu sitio favorito solo te perjudicas tú. Ahí es donde te encuentra la gente sin necesidad de quedar citado contigo. Ayer entré yo y pregunté por ti. “¿No ha venido el poeta?”, “Hace unos días que no viene, debe de estar de viaje”, me dijeron. Deberías ser menos sensiblemente vanidoso. Me recuerdas a Marino Gómez Santos, que a los veinte años escribió un libro sobre Clarín y se fue con él a Madrid y consiguió que se lo prologara Gregorio Marañón. Pronto comenzó a escribir en los mejores periódicos. Después de unos meses de ausencia, volvió a Oviedo y se presentó en su tertulia habitual esperando recibir las felicitaciones de todos. Pero nadie le hizo caso. Ya en el momento de la despedida, el que llevaba la voz cantante se volvió hacia él y le dijo: “Hace tiempo que no venías por aquí, Marinín, ¿estuviste malo?”

Viernes, 11 de febrero
VENECIA EXPRESS

Soñé que moría acuchillado en un tren y que Poirot descubría que todos los pasajeros, antes de avisar a la policía, dieron una gran fiesta en el vagón restaurante. Los pasajeros eran escritores que iban a Venecia para participar en un homenaje a Antonio Gamoneda organizado por el Ministerio de Cultura. “¡Ya se murió ese perro!”, cantaban cuando llegó el detective.


9 comentarios:

  1. Cuanto se agradece este blog semanal en las tierras de castilla la vieja. Gracias don José Luis... Por cierto nadie me ha comentado nada del ultimo libro de franzen.. Saludos a todos... Mayor Thompson

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    1. Quizá nadie lo haya leído. Yo al menos. Sin embargo sí parece un escritor interesante.
      Se molestará JLGM sí nos salimos del tema.
      Víctor Menéndez

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  2. El caso de Luis Antonio de Villena es preocupante. Ha desaparecido de la vida pública hace ya años.
    Ignoro si sigue escribiendo poesía, antologías y artículos.
    Es una pena, a mi entender, que sólo se entiende por una gran depresión.
    Victor Menéndez

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  3. Díez negritos.

    Hay algunos escritores a los que la muerte les llega prematuramente. ¿Qué ha sido de Marcos Ricardo Barnatan? ¿Qué podemos esperar de Jaime Siles? ¿Dónde está Villena?
    Una daga negra e impecable les ha segado la "vida literaria", el tiempo.
    Como en la "dolce vita" hoy nadie los lee. Quizás sigan bailando la vieja balada, como los Panero.
    Como una diva ajada. Qué triste
    Víctor Menéndez

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  4. No publiques esto, así lo públicas. Qué crueldad, desde "Jugar con fuego".
    Pero donde las dan las toman. Recuerdo a un tal Juio Llamazares, escritor de éxito, porque es bueno. Te mandó a freír espárragos a las primeras de cambio.
    Algo te pasó con Antonio Gamoneda, al que eres tú el único que citas, obsesivamente.
    Lo mismo con otros, poco tiempo después, como Trapiello.
    No te ofendas.
    Victor Menéndez

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  5. Joaquín, si quieres boxeo, hay sitios mejores, porque retiro mi comentario sobre JLGM y sus relaciones con otros escritores. No es asunto mío.
    Boxeo hay en la política, nuestro ring favorito. Ya ves Casado, García Egea y Martínez Almeida intentando linchar a Diaz Ayuso. Con agentes secretos y todo.
    Se suicidan. ¿Quién gana?. Vox.
    Victor Menéndez

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  6. Gracias por los comentarios. Mayor Thompson

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  7. Qué razón Joaquín.... Aqui en España todo el mundo mete la mano en la caja..... Publica.. O
    Mayor Thompson

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