sábado, 29 de enero de 2022

Elogio de la cordura: Campeón, campeón

 

 

Sábado, 22 de enero
FUNCIÓN DE GALA

Gran función de gala en el teatro Campoamor. Llegan los reyes de las Españas, Isabel y Fernando, a imponer una condecoración al Virrey de las Asturias. Ricas vestiduras. Mascarillas de armiño y bordadas de oro con el yugo y las flechas. Las espadas han de dejarse en el vestíbulo y hay algún inicio de altercado cuando cierto bravo caballero, el Cid Campeador, se niega a entregarla. “¡Mi Tizona va conmigo donde yo vaya!”. Se resuelve el conflicto dejándole entrar con ella en el palco municipal. Aplausos, más aplausos, interminables aplausos cuando la reina coloca sobre el pecho del Virrey la gran condecoración de Chantajista Mayor del Reino. “Yo, reina de las Españas, tuve que promulgar el Decreto de Expulsión para los que se negaban a aceptar la salvífica vacuna del bautismo; Adriano Celentano, virrey de las Asturias, ha conseguido lo mismo con una medida menos traumática. Prohibiendo a los herejes entrar en saunas, gimnasios, cines y cafeterías ha conseguido que cinco mil asturianos, nada menos que cinco mil, se decidan a recibir en su cuerpo la buena nueva del ARN-Mensajero. ¡Honor y gloria a vuestro virrey que con su gran ingenio logra vencer a los rebeldes más recalcitrantes! Termino con un anuncio que os llenará, como ha llenado mi augusto pecho, de esperanza. El papa Francisco me ha anunciado la inmediata proclamación de una bula por la que se prohíbe rigurosamente la entrada al cielo de las almas que no estén vacunadas con la dosis completa”. Aplausos, más aplausos, interminables aplausos, el teatro parece venirse abajo. El virrey de las Asturias, rompiendo el protocolo, da un gran abrazo a la reina Isabel ante la mirada airada del rey Fernando.

            (Últimamente tengo sueños muy extraños. El de esta noche, que anoto al despertar antes de que se me olvide, no tiene ni pies ni cabeza. Freud lo relacionaría con mis represiones sexuales. Yo no le encuentro ningún sentido.)

Domingo, 23 de enero
LO QUE YO PIENSO DE TI

—¡Hay que ver cuánto cuento tienes, Martín! Cómo te quejas por no poder ir al cine. ¿Es que no tienes Netflix? Mírame a mí. Hace veinte años que no piso una sala de cine y tan contento.

—Pero de vez en cuando tomarás una cervecita, ¿no?

—Hombre, eso sí, una cervecita y algo más. Sin un buen vino, no hay comida que valga la pena y un whisky de vez en cuando y un gin tonic…   

—¿Y qué te parecería que se prohibiera el alcohol, como durante la ley seca, con la justificada razón de los daños que causa a la salud física y mental?

—Rediós. Si se atreven con algo así, me lanzo a la calle y no sé lo que haría.

—¿Y qué te parecería si yo te dijera que no es para tanto? ¿Que yo llevo 71 años sin probar el alcohol y sin echarlo de menos y tan feliz? Pues lo que tú pensarías entonces de mí es lo que yo pienso ahora de ti.

Lunes, 24 de enero
YA ABURRES

“Siempre con lo mismo, siempre las mismas quejas. Ya aburres, tío. ¿No tienes otras cosas de qué hablar?”, le reprocha el verdugo a la víctima mientras le aplica otra tanda de latigazos.

Martes, 25 de enero
UN PRESUNTO DELITO

Después de escuchar las declaraciones de Adrián Barbón en la Ser jactándose de que con el pasaporte Covid ha conseguido que cinco mil asturianos más se vacunen, un amigo me envía la definición del delito de coacciones: “El que, sin estar legítimamente autorizado, impidiere a otro con violencia hacer lo que la ley no prohíbe, o le compeliere a efectuar lo que no quiere, sea justo o injusto, será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años o con multa de 12 a 24 meses, según la gravedad de la coacción o de los medios empleados. Cuando la coacción ejercida tuviera como objeto impedir el ejercicio de un derecho fundamental, se le impondrán las penas en su mitad superior, salvo que el hecho tuviera señalada mayor pena en otro precepto del Código”.

            ¿Estaba legítimamente autorizado para hacer lo que hizo? Parece que no. El Auto del Tribunal Superior de Justicia de Asturias del 23 de diciembre de 2021 autorizó la medida para hacer frente “a la crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19”, pero no para coaccionar a quienes, en uso de su derecho, habían optado por no vacunarse. Las declaraciones del presidente contradicen lo que afirma el decreto, que es para lo que fue autorizado. Luego tiene diez días para mandar un informe sobre su incidencia en los derechos fundamentales. A ver lo que dice, a ver cómo se defiende. Claro que, como en las circunstancias actuales basta apelar a la salud para promulgar cualquier disparate, lo tendrá fácil. Y por otra parte, si hay responsabilidades penales, dispone de una cabeza de turco: el consejero de Salud que firmó la resolución. 

Miércoles, 26 de enero
TERTULIA

La tertulia de este miércoles tenía como lema unas palabras de Azorín: “La vida es ilusión. Y la poesía no sería nada si no fuera ilusión. Tan apegados estamos a la ilusión que muchas veces, leyendo un poema, ponemos en él mucho más de lo que en ese poema existe. Poemas que admiramos no los admiraríamos si los consideráramos de un poeta mediocre. Poemas que desdeñamos los admiraríamos si los creyéramos de un poeta predilecto”.

            Nos pasamos más de tres horas analizando, elogiando y, sobre todo, destrozando poemas cuyo autor solo descubrimos al final. Por primera vez participa Jon Juaristi, que da mucho juego con su erudición y su humor bilbaíno. Como yo comienzo quejándome de mi situación actual (¡soy un paria al que le tienen vetada la entrada en casi todas partes!), me invita a su tertulia de Madrid: “Te quedas en mi casa y nos acompañas. Aquí puedes entrar en cualquier sitio, que para eso ganó Ayuso. Los habituales suelen ser Félix de Azúa, Cayetana Álvarez de Toledo, Savater…”

            No le digo nada, pero prefiero morirme de frío en una terraza antes de tomar café en tan selecta compañía. ¡Solo faltaría que apareciera la Preysler del brazo de no Nóbel!

            Uno de los poemas que yo llevo para comentar es de Inmaculada Lergo, que asiste a la tertulia. Interpela a Santo Tomás a propósito de la inexistencia de Dios. Me recuerda aquella vez que, en el instituto Carreño Miranda, nos preguntaron en el examen de Religión por las pruebas de la existencia de Dios según Santo Tomás. Yo —tendría once o doce años—  contesté rebatiéndolas una tras otra. El profesor, muy irritado, me llevó al despacho del director. Era un mal ejemplo para los otros niños.

Jueves, 27 de enero
VÍSPERAS DEL GOZO

Tenía el pentagrama de mi vida muy bien pautado. Me levanto a las siete y media, escribo —lo que corresponda: poema, reseña, diario— hasta algo antes de las diez (en mi vida he escrito más de una hora seguida, soy un poco vago para esos menesteres). Luego me voy con el libro que corresponda hasta la cafetería Noor; allí, en la mesa del fondo, leo durante una hora. Paso después por el despacho del Milán, contesto a algunos correos. Voy —iba— hasta en torno a las doce hasta Los Porches, donde hojeo libros recién llegados y charlo con algún amigo que se acerca a saludarme. Después de comer, leo con atención —antes he hojeado otros— el diario de siempre; ahora me interesan especialmente las noticias de la guerra interminable, con sus mentirosos titulares. Leo algún libro (los de la mañana nunca son los de la tarde), acompaño a Martín a clase de inglés o al parque, luego subo hasta otra cafetería, más lectura, salvo que sea viernes y entonces hay tertulia. Hago la compra en el Mercadona de la Plaza de la Poesía y vuelvo al despacho a trabajar un poco hasta las diez, en que termina mi jornada laboral —lo de laboral es un decir: ya se sabe que yo no trabajo, solo juego a que trabajo— y vuelvo a casa a cenar y ver un rato la televisión —Asia o Europa desde el aire,  viajes en tren, arqueologías varias, cosas así— mientras me llega el sueño.

Esta era mi vida —un sitio para cada libro y cada cosa a su hora— hasta que una imprevista coz la desbarató hace exactamente un mes. Hoy termina el último capricho de quien una vez (cuando inconstitucionalmente el gobierno central le permitió hacer de su capa un sayo durante seis meses, los de cierres perimetrales y otras martingalas) comparé con Calígula, pero que no pasa de un servicial y bienintencionado monaguillo. Hoy, a las doce en punto de la noche, se levanta el interdicto. No hay mal que por bien no venga. Soy como un niño a la espera de los Reyes Magos. Pocas veces me he sentido tan feliz.

Viernes, 28 de enero
POR LA PUERTA GRANDE

Primer día en el que recupero todos mis derechos de ciudadano libre en un país libre. Respiro hondo, orgulloso de no haber bajado la cabeza y alzado el brazo. Entro de nuevo, después de tanto tiempo, en Noor. Como soy un mitómano, me imaginaba un recibimiento triunfal: todos los clientes puestos de pie, aplaudiendo y gritando “campeón, campeón”. Pero todo se reduce a un “buenos días, ¿lo de siempre?”, como el “decíamos ayer” de Fray Luis. Y esta tarde vuelve la tertulia al Savanna y mañana podré escuchar la ópera del Metropolitan desde Los Yelmos y el domingo podré por fin admirar a Cate Blanchett en El callejón de las almas perdidas. Un regreso a la normalidad por la puerta grande tras haber resistido al chantaje.

Si yo fuera tan mal hablado como el presidente de Francia, le haría un corte de mangas a cierto personajillo de cuyo nombre no quiero acordarme y le gritaría “jódete, mamón”. Pero como soy una persona educada, y procuro respetar incluso a quienes no me respetan,  me limito a sonreír satisfecho.





17 comentarios:

  1. Los sueños vividos no son sueños, sino pesadillas.
    Anoche tuve un sueño. Trabajaba de profesor en un centro inmenso, situado en, más o menos, Llano Ponte. Pumarin.
    Era de secundaria, ya mayores. Mi director era Luis Mañeru (dtor. que yo tuve en Navarra, muy bueno). Me advertía que aquellos chavales, con los que yo jugaba al fútbol, podían meterme una paliza, al final de clase. Se interesaba por dónde salía del centro, y yo salía por un callejón que daba a la plaza Primo de Rivera, lo que le tranquilizó.
    El profesor de ciencias sociales era Novak Djokovic, en serio.
    Qué cosas. A ver si me sale el p

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  2. Enhorabuena, me alegro de tu libertad recobrada. Por aquí no tenemos tanta suerte.

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    1. Valencia, siempre dando la nota. Se están luciendo en esta cuestión.

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  3. Joaquín, Joaquín. Tú crees que vacunarte de "estas" vacunas que ponen en duda los mismos que las aplican es bueno para la salud, pues te vacunas y santas pascuas. Pero, haz el favor, de dejar en paz a los que toman una decisión contraria porque la consideran más apropiada. Te respetan, respeta. Y no defiendas a quienes los castigan por defender su derecho (aunque pueda estar equivocado). Está feo ponerse del lado del verdugo.

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  4. Es usted un crack. Don José luis... Todo volverá a la normalidad en Asturias... Podria poo favor decirme su último libro de los diarios.. Donde vivo en la profunda castilla la vieja fallan las comunicaciones.. Muchas gracias.. Mayor Thompson

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    1. Mi último tomo de los diarios publicado se titula "Sin propósito de enmienda" (Renacimiento).

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  5. Mil gracias don José Luis.
    Mayor Thompson

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  6. Nuevos artículos suyos muy agradables, llenos de ilusión pura. Me fastidia expresarlo así, pues otros van a pensar que pueda ser miembro de una clandestina clac manejada por Vd. (¡Campeón, campeón...!). Lo cierto es que así lo expreso porque mi mujer y yo coincidimos con lo que dicen su excelente y sencilla prosa (¡qué sana envidia!) de tan buen oficio.
    Ahora a esperar una nueva encerrona, que seguro la habrá. Pero..., ¡Vivan las caenas!

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  7. La "resiliencia" es una palabreja que nos han impuesto. Para cambiar la realidad nada mejor que cambiar la gramática...lo saben las autoridades.
    Palabra desarraigada, no proviene del latín. Significa soportar las adversidades, sin protestar. En "Román paladino", si te joden te jodes y callas.
    Así, Martín, resignate y se "resiliente".
    Salud. Victor Menéndez

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  8. O sea. "Cómo hacer cosas con palabras" a cómo hacer esclavos con palabras, parafraseando a los filósofos del lenguaje.
    Victor Menéndez

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  9. Mayor Thompson, no hay mayor felicidad que leer, y releer, el libro de la naturaleza.
    Su aislamiento, en Castilla la Vieja, a mi me provoca envidia.
    Por lo demás aquí tiene amigos para discutir novedades literarias, cinematográficas, etc.
    Un saludo. Victor Menéndez

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  10. Bueno Enrique, para estar tirando pedradas, pues tampoco. Unos a otros me refiero.
    Que escriba otro u otra.
    Sin ánimo de levantar polémica, espero que esta sexta ola sea la última, nos olvidemos de mascarillas y restricciones.
    Pero, ojo, 35000 ancianos muertos, abandonados en las residencias.
    Ahora se exigirán responsabilidades.
    Salud. Víctor Menéndez

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  11. El de Enrique B. sí que es un comentario poco apreciable.

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  12. Gracias a todos por sus comentarios. Mayor Thompson

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