Javier Marías y Juan Manuel de Prada tuvieron buena parte de
la culpa de que yo durante un tiempo estuviera a punto de convertirme en
contrabandista de arte. Residía por entonces en Nápoles, muy cerca de la aguja
de San Gennaro y la iglesia del Pio Monte de la Misericordia, con su
cinematográfico Caravaggio, y tenía la costumbre de dar una vuelta por el
mercado de Porta Capuana, donde escaseaban los puestos de libros, pero
abundaban los de pintorescos cachivaches que yo me entretenía en fotografiar.
Un día, en uno de ellos vi unas cuantas copias al óleo de obras famosas: una
gioconda, una última cena y cosas así. Había también una Virgen con Niño que me
resultaba vagamente familiar. De pronto, me vino a la cabeza la polémica entre
un irascible Javier Marías y mi entonces amigo Juan Manuel de Prada acerca de
una Virgen de Giovanni Bellini que estaba en la veneciana Madonna dell’Orto y que
fue robada en 1993. Lo que tenía ante mí parecía ser una copia de ese cuadro. Marías
hablaba del niño como “una especie de energúmeno que no se sabe si está a punto
de ahogarse o de saltar al cuello de su increíble Madre”. Ese cuadro de pequeño
tamaño, ahora sustituido por una reproducción en una de las capillas laterales
de la iglesia, desempeña un cierto papel en la novela La tempestad, con
la que Prada ganó el Planeta, y al describirlo se refiere a “la postura un
tanto quejicosa del Niño, que parecía a punto de ahogarse y de saltar al cuello
de su Madre, quizá para estrangularla”. En las líneas de Prada hay un claro
homenaje a Marías, cuyo “Venecia, un interior”, incluido en Pasiones pasadas
es una de las mejores interpretaciones de esa ciudad siempre a punto de
desaparecer en las aguas de la mala literatura. Marías, ya dije, se lo tomó como la peor de las ofensas. Ahora yo tenía ante mi la imagen de ese niño que
mira boquiabierto a su madre, de rostro hermosamente apacible, y me apetecía
llevarme a casa la imagen de la discordia.
---¿Cuánto
quiere por ese cuadro?
----Mil
euros.
Hice ademán
de marcharme.
----Se lo
dejo en cuatrocientos. Es una copia antigua.
Acababa de
sacar cuatrocientos euros del cajero, que debían durarme hasta el fin de
semana, pero sin pensarlo dije “de acuerdo, me lo quedo” y volví al hotel con
la Virgen y el Niño bajo el brazo, un poco arrepentido ya de aquel capricho.
Pero luego, ya en mi habitación, volví a contemplarlo y me sedujo el rostro
sereno de aquella mujer. Lo pondría sobre mi mesa de trabajo y seguro que me
ayudaría a concentrarme cada día a la hora de escribir. Lo miré atentamente y
en efecto parecía una copia antigua de verdad, no una chapucera copia actual.
Tengo un amigo, Jaime García-Máiquez,
que trabaja en el Prado y se me ocurrió enviarle una fotografía del anverso y
otra del reverso. Le dije lo que me había costado. Me respondió de inmediato:
“Has hecho una buena compra”.
Mi sorpresa
fue encontrármelo en Barajas a la llegada de mi vuelo.
----¿Has
venido a esperar a alguien?
----A ti.
¿Has traído contigo el cuadro de la Virgen y el Niño?
----Por
supuesto. Aquí lo tengo. ¿Quieres verlo?
----Aquí
no. En mi casa. Esta noche duermes aquí, ya regresarás mañana a Oviedo.
Le miré
extrañado, sin saber lo que estaba pasando.
----Me
encontré con Javier Barón y le enseñé tus fotografías, que eran de buena
calidad y se podían ampliar. Él me dijo que debíamos analizar el cuadro porque
parecía una copia de época, quizá del propio taller de Bellini.
----¿Y por
qué no el propio cuadro robado?
----Es una
hipótesis. En cualquier caso, podrías haber cometido un delito al sacarlo de
Italia sin declararlo ante las autoridades.
Por casa de
Jaime, pasaron Barón –a quien yo conocía de su tiempo de profesor en la
Universidad de Oviedo-- y un experto en pintura italiana renacentista. “Habría
que llevarlo al Prado y analizarlo adecuadamente para estar seguros, pero yo me
inclino por pensar que es el original”.
----Y si es
así, ¿cuánto puede valer?
----No se
puede vender. Pero seguro que el que lo encuentre recibirá una buena recompensa.
Al día siguiente, a primera hora,
subí al Alsa para Oviedo con el supuesto Bellini en la maleta. Soñé con
subastarlo en la Internet profunda y que me daban por él medio millón de euros,
pero en bitcoins y yo no sabía qué hacer con ellos. Soñé que la Interpol me
detenía por venta ilegal de obras robadas. Hablé con el director del Museo de
Bellas Artes de Asturias. Me dijo que, si se les entregaba un cuadro así para
analizarlo, ellos deberían informar de inmediato a la policía.
Tuve miedo
y se me ocurrió la absurda idea de volver a Italia y entregar el cuadro allí.
Entre unos y otros, me había metido en la cabeza la absurda idea de que era el
cuadro original ¿Un Bellini robado, buscado por la policía de todo el mundo, en
el mercadillo de Porta Capuana a la espera de cualquiera que quisiera
llevárselo por cuatro perras? Seguro que era una falsificación, bien hecha,
pero una falsificación. Volví a Italia con el cuadro en la maleta, me alojé en
el mismo hotel y a la mañana siguiente fui al mercado y busqué el puesto. Allí
estaba. El vendedor pareció alegrarse mucho de verme.
---He hecho
todo lo posible por encontrarle. Le vendí un cuadro por error. Era un recuerdo
de familia. Lo conserva usted todavía, ¿verdad? Se lo vuelvo a comprar por
cuatro mil euros.
----Lo
tengo en el hotel, luego voy a buscarlo, pero antes, si no le molesta, me gustaría
hacerle algunas preguntas.
----¿En qué
hotel se aloja usted? No hace falta que se moleste, díganos la dirección e
iremos a recogerlo.
No sé por
qué supuse que, si le decía la dirección, iba a tener menos ganas de contestar
a mis preguntas.
----¿Cómo
se hizo usted con ese cuadro? ¿Por qué es tan valioso?
----No es
valioso, pero hay unos clientes que quieren recuperarlo por razones
sentimentales. Me tocó vaciar un piso. Antes, los familiares del dueño, que
vivía solo, se llevaron todo lo que tenía algún valor. Por descuido quedó esa
Virgen con Niño, a la que tenían mucha devoción, entre un montón de trastos
viejos. Menudo disgusto me llevé yo cuando vinieron a buscarlo al día siguiente de que usted lo hubiera
adquirido.
En ese
momento, dos individuos se acercaron a mí, colocándose uno a cada lado, como
los policías cuando detienen a un sospechoso. Pero no eran policías.
----Basta
de cháchara. Llévenos a su hotel, devuélvanos el cuadro y olvídese del asunto.
---Vuelva
luego por aquí, yo le devolveré su dinero --dijo el vendedor.
Me pareció
que iban armados, no puedo asegurarlo. En cualquier caso, ni se me pasó por la
cabeza tratar de escapar.
Cuando
llegamos al hotel, acababan de limpiar la habitación y el cuadro no estaba
donde yo lo había dejado. Al ver la cara que pusieron, me asusté.
---No traté
de engañarnos. Somos expertos en conseguir que la gente nos diga todo lo que
sabe.
Respiré
tranquilo cuando lo encontré, vuelto contra la pared, al otro lado de la cama.
Sin duda la limpiadora lo había colocado allí y luego se había olvidado de
volver a ponerlo donde yo lo dejé.
----Ni se
le ocurra hablar de esto a la policía.
Volví junto
al vendedor de Porta Capuana. Sabía del asunto tanto como yo y había pasado
tanto miedo como yo.
---Amenazaron
con ir matando uno a uno a los miembros de mi familia si no les decía dónde
estaba el cuadro. Yo insistía en que lo había vendido y no conocía al
comprador. Recé mucho. Verle aparecer fue como si San Gennaro se hubiera
acordado de mí.
Me vio
interesado en los libros que había amontonados en un rincón del puesto.
----En casa
tengo más. ¿Por quë no pasa por allí y los mira? A lo mejor hay alguno que le
interesa.
Quedamos en
que me llevaría por la tarde, cuando cerrara el mercado. Fui en su furgoneta
hasta uno de esos barrios desahuciados que aparecen en Gomorra.
---No tenga
miedo. Aquí hay mala gente y buena gente, como en cualquier parte.
Encontré un
libro que me interesaba, las Poesías de don Alberto Lista, editadas en
Madrid, en la imprenta de don León Amarita, plazuela de Santiago, en 1822. Sin
duda las había llevado a Nápoles un exiliado del trienio liberal. De Alberto
Lista –y no de Martínez de la Rosa, como yo creía--, son unos versos que me
vienen con frecuencia a la memoria: “Feliz el que nunca ha visto / más río que
el de su patria / y duerme anciano a la sombra / do pequeñuelo jugaba”.
Nos hicimos
amigos el vendedor y yo, intercambiamos de vez en cuando algún whatsapp y
siempre que vuelvo a Nápoles paso por el mercado para saludarle. De aquel
cuadro que tan inexplicablemente pasó por sus manos y las mías no hemos vuelto
a saber. La policía tampoco ha tenido la menor noticia del Giovanni Bellini
desaparecido de la Madonna dell' Orto en 1993 y sobre el que Juan Manuel de Prada
fantaseó en La tempestad.
Qué miedo pasaria¡.. Mayor Thompson
ResponderEliminarEnhorabuena, Martín, por este relato en el que todo parece ser muy real, excepto alguna cosa, como diría uno de los coprotagonistas de otro cuento real, El caso Bárcenas.
ResponderEliminarFeliz el que nunca ha visto / más río que el de su patria / y duerme anciano a la sombra / do pequeñuelo jugaba”.
ResponderEliminarAcuérdate de ello más de vez en cuando!
Sin proponértelo salvaste la vida de un hombre, arriesgando sin saberlo la tuya. Creo que el relato estaría más completo poniendo aquí el cuadro de Bellini.
ResponderEliminarEstá al alcance de cualquiera en Internet, Jesús. Y muchas gracias por tu corrección de erratas.
ResponderEliminarAyer lo vi. Tuve dudas porque hay varios con el mismo motivo, la Virgen y el niño. Supongo que es uno donde el niño (rechoncho y un poco cara bobalicona) acaricia el cuello de su madre.
EliminarLo otro es más que nada una muestra de agradecimiento por este regalo de los sábados y el otro de los viernes. Deformación profesional, veo las erratas sin querer. Yo creo que hasta me gustan.
Hay varios, Jesús, pero si pones "Bellini Virgen con Niño Madonna dell'Orto" solo te aparece el robado.
ResponderEliminarNo me queda claro si el disgusto de Marías con Prada fue por plagio o por delación. Pero no tiene mucha ciencia hacer pasar a Marías del estado irascible al estado iracundo. La dimensión de juzgador moral es hipertrófica en este escritor, aparte de un tanto imprevisible. Puede irritarse por un motivo como por su contrario.
ResponderEliminarYo creo que a Bellini lo que de verdad le gustaba era pintar (sub specie virginitatis) a las bellezas núbiles que tomaba como modelos, igual que le ocurriría a Botticelli, o antes a Filippo Lippi, que pintaba sobrecogedoras Madonnas estilizadas). Bellini con frecuencia omite la aureola, volviéndolas más terrenales y deseables y apartando la referencia al plausible sacrilegio.
El niño parece entonces un incordio añadido con cierta desgana, de ahí que le salgan grandullones, rollizos, hoscos y toscos, y a veces con ademán escasamente filial. Hay al menos tres en las imágenes de la galería con gesto más que displicente. Parece el pintor celoso de la criatura que osa acercarse tanto a la madre. Criatura tal vez lactante, no olvidemos, por si fuera poco.
Vaya por Dios, el ínclito Antonio P perdonándole la vida a Giovanni Bellini (éste: https://www.wikiart.org/es/giovanni-bellini/madonna-and-child-1510), y de paso y por el mismo precio a Botticelli y Fra Filippo Lippi. Muy generoso de su parte; gracias, en nombre de los tres.
EliminarPues Juan Manuel de Prada ha encontrado el camino, ha visto la luz. Lo escuché en un programa de tve sobre libros (no sé cuál) y también lo vi. Sonreía beatificamente. Hablaba sobre el cristianismo, en una presentación de su último libro, "Una biblioteca en el paraíso".
ResponderEliminarBien está, además de Chesterton y Hilari Belloc, Bernanos, Joseph Roth ("La leyenda del santo bebedor"), etc.
Me caía mal. Ahora igual lo leo.
Victor Menéndez
De ínclito yo tengo... tirando a poquito. Lo que no obsta para que opine o imagine sobre los intereses principales de un artista, en este caso, la celebración de la belleza femenina adolescente.
ResponderEliminarNo sé yo si el albacea sobrevenido de Bellini, Boticelli y Lippi, a saber, este Jose v4.0, comprende la expresión figurada "perdonar la vida". A los pintores citados, y a muchos otros, más bien les agradezco su vida por los placeres estéticos procurados. Un agradecimiento que a ellos, eternamente ausentes, no les incumbe, pero que a mí me alegra y me alienta.
Mire los cuadros y disfrute del verano, señor albacea; y no le ponga tanto vinagre al gazpacho.
"Hay personas que, cuando hablan o te miran, lo hacen con tal gesto de superioridad, que parece que te están concediendo un privilegio". Tal es el significado, que no tiene usted claro si comprendo, de "perdonar la vida".
EliminarRespecto a Botticelli (no "Boticelli") y los demás, me parece muy bien la opinión que ahora manifiesta y el tono en que lo hace. No se parecen mucho a los de su mensaje anterior, pero eso está también muy bien.
El "fenómeno Jose v4.0" tiene más miga de la que parece. Trasciende. Para convencer de que comprende de sobra la expresión "perdonar la vida", esgrime una definición que justamente le desmiente, ya que yo nunca he mirado ni he hablado (más quisiera uno) con Botticelli, Lippi ni Bellini, cuanto menos con superioridad o suficiencia. Ni siquiera acerca de su obra. Me había limitado, ingenuamente, a abundar en la opinión de Prada y Marías: magníficas Madonnas, niños malencarados.
ResponderEliminarHay en este fenómeno un oscuro pero creciente subsuelo. Y es que los foros, las redes sociales, los blogs, son acechados a diario por una legión de odiadores, ibero-haters que buscan presas propicias donde hincar los caninos, con cualquier excusa. Entiéndase bien el orden de los factores. No hablo de justicieros en busca de sinvergüenzas o de ignorantes a los que ajustar cuentas. (No: me corrige *Boticelli* mientras él clava un *éste*). Es a la inversa. El hater empieza con un elenco de frustraciones acumuladas y oxidadas, con una ristra de rabias añejas. Está ebrio de resentimiento y necesita con urgencia un evacuatorio donde desahogar su hez. Entonces se lanza a las redes a buscar su chivo. En esta ocasión me tocó la china, pero no le doy importancia, el fenómeno es extenso y bien conocido.
Jose v4.0 pertenece a un colectivo ya tan typical como el lince ibérico, con una lamentable diferencia: mientras el lince está en peligro de extinción, la legión de haters está en plena ola expansiva.
Sólo le corregiré en un punto, que si no esto sería el cuento de nunca acabar. "Boticelli" está mal escrito, no se llamaba así. Respecto a la tilde en los pronombres demostrativos, en cambio, la RAE dice literalmente esto:
Eliminar"Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas". SE PODRÁ.
Del resto de sus barbaridades, ni una palabra; se bastan ellas solas.
Amigo Jose, en cuestión de tildes (como en tantas otras cuestiones) lo que no es necesario sobra. Pero ya se sabe lo difícil que es prescindir de ciertos hábitos ortográficos. Todavía se encuentran ancianos catedráticos que siguen escribiendo "fé" como aprendieron en la escuela.
EliminarBueno, eso puede discutirse. La Academia, por ejemplo, acepta "setiembre", aunque recomienda "septiembre". Según lo que dices, la "p" no sería necesaria, sólo recomendable; luego, según eso, sobraría. Yo no lo veo igual; y la Academia, tampoco. Lo que no es necesario, no es necesario; pero eso no quiere decir que tenga que sobrar.
EliminarLa Academia no recomienda "éste", todo lo contrario. Lo acepta como algo residual para evitar que a la gente de cierta edad le entre un trauma si se considera que cometen una "falta de ortografía". Lo mismo vale para "solo", sea adjetivo o adverbio, que no es la función de las tildes distinguir categorías gramaticales.
EliminarNo comprendo la relación entre la respuesta de JLGM y lo que yo decía. El hecho es que la Academia acepta "setiembre", aunque recomiende "septiembre". Luego la "p" no es necesaria, sólo recomendable; de donde, según JLGM, sobraría. Y es muy de agradecer que la Academia, además de sus otras funciones, se preocupe por evitar "traumas" a la gente "de cierta edad", que debe ser (lo de la edad) mi caso; no, evidentemente, el suyo, curado de traumas y de espantos como debe estar.
EliminarEl resumen: traumas aparte, la Academia hace recomendaciones, que uno puede o no seguir según su criterio. De hecho, y como JLGM no ignora, hay académicos que no las siguen, en esto de la norma respecto a las tildes diacríticas. Y no creo que tengan más edad, ni necesiten mayor protección frente a posibles traumas, que los académicos que sí las siguen.
La Academia hace recomendaciones, cierto. Pero los últimos cambios ortográficos tienen que ver son la eliminación de ciertas tildes innecesarias. Lee a Salvador Gutiérrez, el académico que fue el encargado de esas reformas. Solo la oposición de ciertas personas hizo que se siguiera aceptando casos como el de "solo" con tilde, aunque lo que se recomienda es que no la lleve. Irá desapareciendo, ahora queda como un rasgo "vintage" y nos permite reírnos de los razonamientos para sostenerlo de gentes como Javier Marías, que afirmaba que sin tilde los camareros se iban a armar un lío y no serían capaces de distinguir entre quienes querían un café solo y quienes querían tomarse solamente un café y no dos o tres. Como si alguna vez se hubiera confundido un camarero cuando se lo pedimos de viva voz, que es como suelen pedirse en las cafeterías. El bueno de Javier Marías ignora la función del contexto que impide que confundamos un bote (de tomate) con un bote (de remos) sin necesidad de recurrir a ninguna tilde.
EliminarY ya sabe don Jose que la vejez no es solo cuestión de edad, sino que tiene que ver con la falta de flexibilidad, y eso a unos les ocurre antes que a otros.
Seguro que los camareros ven la tilde cuando les piden un café sólo. En la escritura, que es donde están las tildes, a veces es necesaria: Estoy solo pensando o estoy sólo pensando.
Eliminar"Acerca el bote". ¿Es necesaria, Jesús, la tilde para saber si se trata de un bote de refresco o del salvamento? No, lo aclara el contexto. Esa tilde a las que se aferran aquellos que no quieren abandonar las rutinas de la escuela solo es "necesaria" en ejemplos fuera de contexto.
EliminarMartín, ninguno de esos botes que yo sepa ha llevado nunca tilde. Si la ha llevado, lo ignoraba. Aquí, no sé si ahí, se dice también bote a la propina, quizá porque en un principio ese dinero se ponía en un bote, no en un bote real sino en miniatura.
EliminarBote tiene muchos significados. Y es verdad, el contexto los distingue. En el solo de solamente estoy como Jose, me cuesta no poner la tilde, por lo menos en algunos casos. Voy solo a verte a ti / voy sólo a verte a ti. Es solo un ejemplo.
Pues claro que no ha llevado nunca tilde. Las tildes sirven para, con las menos posibles, saber cuál es la sílaba tónica de una palabra. O si un monosílabo, que puede ser tónico o átono (se/sé, de/ dé) es tónico o átono. Es la parte más racional de la ortografía y por eso la que más ha cambiado para mejorar. Lo que yo quiero decir es que, si fuera necesario la tilde para deshacer ambigüedades, no solo habría que ponerla en "solo", sino en otras muchas palabras. Pero es muy difícil cambiar la inercia adquirida. No importa: a los niños ya se les enseña de manera adecuada. Y ellos son el futuro.
EliminarMenos mal que lo aclaraste, porque ya estaba yo intrigado con un posible bote con tilde.
EliminarEn el caso de bote, los significados son muchos. Ponerle la tilde a uno no deshace la (improbable) confusión que pueda tener en otros usos. En cambio en sólo/solo solo hay dos posibilidades. O solo (ya me estoy acostumbrando a quitársela) de solamente o solo de estar solo. En los monosílabos tónicos o átonos no había caído conscientemente. No lo sabía a ciencia cierta. Gracias a ti, ya lo sé. Bueno, lo dejo aquí. Voy arriba. Bella historia de amor.
EliminarMartín, no aclaras lo que te atrajo del cuadro. ¿Sólo lo que dijeron Marías y Prada? ¿El motivo de la compra fue más literario que pictórico? (En el primer párrafo, por la parte de abajo, "esas ciudad".)
ResponderEliminarMira, albacea de tres al cuarto, mis denuncias son barbaridades solo por una razón: porque son TODAS ciertas. Si no, serían simples flatus vocis.
ResponderEliminarY si estás de verdad convencido de que mi primer comentario merecía tu desequilibrada respuesta de las 9:24, entonces, lo siento mucho, pero necesitas tratamiento psíquico especializado.
Yo, en cambio, creo que comentarios como éste suyo no requieren "tratamiento psíquico especializado"; bastaría con un poco de buena educación (y algo menos de soberbia por su parte, todo hay que decirlo).
EliminarEs verdad que en el cuadro de Bellini el niño Jesús parece que quiere estrangular a la madre pero no sospechaba yo que esos instintos homicidas influirían de tal manera en los tertulianos de este café. Sosiéguense, que el calor es muy peligroso. Recuerden "L'étranger"
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