Sábado, 20 de febrero
FIN DE UN AMOR
La vanidad es una
de las enfermedades profesionales del escritor. Y todavía no se ha inventado
ninguna vacuna contra ella. Los hay que utilizan la falsa modestia como pomada,
pero lo único que consiguen es que se infecte y se haga más evidente. Yo la mantengo
a raya como puedo. Cada vez que me da por quejarme de que se me hace menos caso
del que merezco, me consuelo pensando que no hay, ni ha habido un nunca, ningún
escritor al que se haya hecho tanto caso como él creía merecer.
Y no ser un autor de éxito ni de los
que pasan con letra grande a la historia de la literatura también tiene sus
compensaciones. Leo el libro que Sergio Vila-San Juan le ha dedicado a Baltasar
Porcel --no sé si un gran escritor, pero sí una figura muy mediática e
influyente en la Cataluña del último tercio del pasado siglo-- y sé que a él no
le habría gustado que se contara la historia de su ruptura, que se reprodujeran
las cartas que su primera pareja le escribía mientras él estaba en París,
presuntamente por motivos de trabajo y en realidad disfrutando de la compañía
de su nuevo amor, una estudiante de veinte años a la que había conocido en el
tren. Leo las cartas de Concha Alós y es como si hurgara en una herida reciente:
“Querido, no sé qué pasa que no llegan cartas tuyas. Supongo que se ha perdido
alguna o algo así. ¿Cómo va el trabajo? ¿Has empleado ya las 27 horas de la
cinta de Scorza? ¿Cómo es el calor de París?”
De lo que menos tenía ganas Porcel,
en aquellos felices días de París, era de escribir a la que todavía se creía su
compañera, una mujer mayor que él y que le había ayudado decisivamente en los
comienzos de su trayectoria literaria.
Nunca se refirió a esa historia
Baltasar Porcel ni tampoco Concha Alós, de desdichada trayectoria posterior.
Ahora nos la cuenta un periodista indiscreto.
No ser un escritor importante, ni
una figura ni un figurón, tiene sus ventajas. Ando yo estos días un tanto
maltrecho, casi llorando por las esquinas (bueno, solo lloro cuando nadie me
ve), desbaratado como un castillo de arena el futuro que yo creía tan firme, y
nada me disgustaría más que el que alguien viniera a poner nombre y apellidos, a entrar
en detalles, a publicar súplicas, a ridiculizarme en unas páginas chismosas
disfrazadas de serio estudio con notas a pie de página.
“Y si finalmente ocurriera, si hubiera un Ian Gibson, o en su defecto un Vila-Sanjuan, que investigara hasta el más mínimo detalle tu biografía, ¿ no te sentirías halagado?”, me pregunta mi vanidad. Y la verdad es que no estoy muy seguro de la respuesta.
Domingo, 21 de febrero
CALLES PERDIDAS
“Llueve en mi corazón / y llueve en la ciudad”. Cuántas veces habré citado esos versos de Verlaine en la traducción de Diez-Canedo (lo que el poeta escribió fue “il pleure dans mon coeur / comme il pleut sur la ville”). Me paso el día yendo y viniendo por calles perdidas y vuelvo a casa empapado hasta los huesos de melancolía.
Lunes, 22 de febrero
QUÉ PAPELÓN
Enrique Moradiellos, catedrático de Historia Contemporánea, autor, entre otras obras admirables, de una modélica biografía de Negrín, es un gran historiador, nadie lo duda, pero sobre su deontología profesional, leyendo el artículo sobre el 23-F que hoy publica en El País, me entran algunas dudas. La España oficial tiene miedo de que la caída de un ídolo con pies de barro, el anterior jefe del Estado, arrastre también toda una etapa de la historia, de la que él fue protagonista, y que se nos había contado con tintes rosas. Por eso el ajado periódico de referencia, obedeciendo a altas instancias, ha pedido a prestigiosos historiadores que revaliden el papel decisivo que tuvo el rey a la hora de abortar la intentona golpista. Pero de lo que cada vez hay menos dudas es de que tuvo un papel decisivo a la hora de su puesta en marcha y de mantenerlo activo hasta que fue consciente de su fracaso, cuando Tejero rechazó la oferta que Alfonso Armada le hacía “a título personal”, pero autorizado por sus superiores, el primero de ellos el rey. Cuántas mentiras, o medias verdades, Enrique Moradiellos. ¿Qué es eso de que ni Armada ni Milans pudieron contar con su aval ni previo ni posterior al asalto al congreso? Los dos actuaron siempre en nombre del rey y obedecieron de inmediato sus órdenes, solo que esas órdenes tardaron largar horas en llegar. Hasta las 22.35 no envió un télex a la cúpula militar con la orden defender la Constitución (el dato lo señala Moradiellos). ¿Por qué no lo hizo antes? A las 21.50 pidió a TVE que enviara un equipo de grabación “sorteando el cerco de los golpistas” (la frase, ambigua, es del catedrático). Los golpistas nunca cercaron al rey, siempre fue libre para dirigirse a los españoles. ¿Por qué no lo hizo hasta el día siguiente? A las siete de la tarde del día 23, ya debería haberse dirigido por radio (por radio nos enteramos del golpe) a toda la nación, proclamando su acatamiento de la Constitución y ordenando a Milans la anulación de su bando y la vuelta de las tropas a los cuarteles. Podemos estar seguros (y Moradiellos, el bueno de Moradiellos, qué papelón le hacen hacer, seguro que también lo está) de que Milans, el más fiel servidor de la monarquía, no habría tardado ni un segundo en obedecerle.
Martes, 23 de febrero
ÉTICA PERIODÍSTICA
¿Qué democracia es
esta que necesita de la mentira, del falseamiento de la historia, para
sostenerse en pie? ¿No habíamos quedado con que eso de las “fake news” era cosa
del trumpismo? Toda la prensa oficial, con una unanimidad digna de la antigua
prensa del Movimiento, se ha puesto de acuerdo en apuntalar la “verdad” sobre
el 23-F, no vaya a ser que el descrédito del “héroe” de entonces se lleve por
delante el complicado andamiaje de la Transición. Leo en el editorial de El País: “Los golpistas pretendieron desde que dieron su primeros pasos
transmitir la idea de que el Rey amparaba su iniciativa, para sumar de esa
manera apoyos que pudieran resultar decisivos, y aun cuando la conducta del
jefe del Estado desmintió drásticamente aquel falso señuelo ha quedado ahí como
una artimaña que favorece las lecturas que tanto festejan algunos como una
conspiración fallida”. No hace falta indagar en ocultos archivos para desmentir
ese párrafo. Tampoco para desmentir lo que afirma –o lo que da a entender—en
portada. La noticia se refiere a las trece mil páginas del sumario, “a las que
ha accedido El País” (¡por primera vez después de cuarenta
años!). Copio: “Milans sostuvo que creía que la operación se hacía ‘con
conocimiento de Su Majestad’, pero recibió tres llamadas de Juan Carlos I esa
noche para que retirara las unidades desplegadas”. Se da entender que el rey le
llamó insistentemente para que obedeciera y que él desobedeció la orden. No
hubo tal. Y eso no lo digo yo, lo dicen los pasajes del sumario que se
reproducen más adelante. El rey llamó a Milans, efectivamente, tres veces: “La
primera, hacia la una de la madrugada, que coincide con el télex de Su Majestad
que ordena que retire las unidades. Vuelve a llamar hacia la una y media y me
pregunta si estoy retirando las unidades, a lo que contesto que sí. La tercera
llamada es alrededor de las 4.30. Me dice que retire el manifiesto, a lo que
digo que ya lo he hecho”.
Mientras Enrique Moradiellos no encuentre documentos que demuestren que el rey llamó a su leal Milans a las seis y media del día 23 y que este se negó a obedecerle, la verdad real –no la oficial-- es que el golpe del 23-F duró exactamente lo que el rey quiso que durara, ni un minuto más ni un minuto menos. Eso es un hecho. Que no lo paró hasta tener la certeza de que fallaba el “golpe de timón” de Armada es solo una hipótesis, aunque bastante verosímil.
Miércoles, 24 de febrero
CELEBRACIÓN Y ELEGÍA
El día amanece de
un azul tan espectacular que parece imposible no ser feliz. Por si fuera poco,
hoy abren los bares y yo recobro uno de los rincones favoritos de mi biblioteca:
la última mesa del fondo en la cafetería Noor, de la Tenderina. Ahí puedo leer
tranquilo, sin visitas, sin interrupciones. Atravieso el parque luminoso y
fresco; hago algunas fotos, como de costumbre, a la iglesia de San Julián de los
Prados: atravieso el puente sobre la autopista y entro en el local. “¡Muy
buenos días, caballero! ¿Lo de siempre?”, me dice el dueño. “¡Lo de siempre!”,
respondo yo. Para mí no hay mayor placer que lo de siempre. Durante una hora
–el tiempo que tardo en leer el libro de Fernando Castillo, Rapsodia italiana, que me acaba de llegar-- paseo por Roma,
Nápoles, Palermo. Disfruto con la compañía del autor, buen discípulo de
Modiano, de Bonet y de Tintín, capaz de convertir la erudición en magia y
perpetua aventura. Sus lugares preferidos de esas tres ciudades son también los
míos en gran parte, aunque de vez en cuando habla de una iglesia, un jardín o
una librería de viejo que no conozco y que anoto para visitar en cuando me sea
posible. Aunque, para reanudar los viajes, cuando nos dejen, ya tengo antes dos
lugares: Avilés y Estambul, el primero y el más reciente de mis muchos amores.
Pero ya se sabe que la felicidad
tiene siempre, no ya los días, las horas y los minutos contados. Cierro el
libro, abandono mi ensoñación viajera y, antes de salir de la cafetería, echo
una ojeada al teléfono. De pronto se nubla el sol: ha muerto Concha Quirós, a
quien no hace muchos días me encontré en la calle y me contó con el entusiasmo
de siempre sus proyectos para mantener a flote en estos malos tiempos su
librería, la librería Cervantes, que este año cumple cien años. Contagiaba
energía. Yo le dije: “Deberían nombrarte consejera de Cultura del Principado, Conchita.
Mejor nos iría a todos si así fuera”.
Se nubló el día, pero yo pronto encontré algún consuelo: “Vivió ochenta y cinco años, era conocida y querida por cientos de autores, por miles del lectores, no pasó un día sin un libro en las manos, nunca perdió la curiosidad ni el entusiasmo, no fue torturada por una larga enfermedad ni encerrada en una residencia. Todos los finales son tristes, pero como también son inevitables, ¿quién no quisiera para sí un final semejante?”
Jueves, 25 de febrero
CUIDADO CON LO QUE DESEAS
Un joven mercader de Bagdad, según cuenta una antigua leyenda de Oriente, estando una mañana solo en el lecho, deseoso de compañía, pidió a grandes voces ser amado por todas las mujeres. Se le apareció entonces un genio que fingiendo apiadarse de él le dijo: “Tu deseo será cumplido. A partir de hoy, serás amado por todas las mujeres”. El joven mercader saltó de la cama y salió a la calle dispuesto a gozar de los más variados placeres. Apenas dio unos pasos, cuando una vieja arrugada y legañosa que filtraba vino en un sótano, encendida nada más verle en un ardiente amor, le envió besos por el tragaluz. Él volvió la cabeza hacia otro lado con disgusto, pero antes de que pudiera alejarse la vieja le agarró por una pierna, le metió en el sótano y allí le tuvo encerrado para su disfrute durante veinte años.
Viernes, 26 de febrero
TIEMPO AL TIEMPO
----¡Eres
insoportable, Martín! Todo el mundo se equivoca menos tú. Les das lecciones de
derecho constitucional a los catedráticos de derecho constitucional, de
historia a Moradiellos, ¿no crees que te pasas un poco?
----Me equivocaré en muchas cosas, como cualquiera (sobre todo en esos asuntos que tienen que ver con el corazón y otras vísceras, en los que no hago más que meter la pata), pero no en sostener que, al contrario de lo que afirman los letrados del Congreso y los catedráticos de derecho constitucional, la Constitución no ampara que un individuo pueda campar a sus anchas en la jefatura del Estado al margen de la ley, ni me equivoco en considerar la historia oficial del 23-F como un cuento chino. Tiempo al tiempo, amigo Ángel, que ya se irá viendo, en esos dos asuntos concretos, quién tenía razón.
"Toda la prensa oficial, con una unanimidad digna de la antigua prensa del Movimiento, se ha puesto de acuerdo en apuntalar la “verdad” sobre el 23-F, no vaya a ser que el descrédito del “héroe” de entonces se lleve por delante el complicado andamiaje de la Transición".
ResponderEliminarSustitúyase "transición" por "establishment", acomódese algún término local más, y nos encontraremos con lo que los partidarios de Trump, tan seguros de que la "verdad" oficial de su país no es sino una elaborada e interesada forma de la mentira, afirman acerca de los USA.
Pero mo hay nada que hacer: unos y otros están tan seguros de su particular forma de la verdad, que no sirve de nada plantearles objeción alguna. Es así, y no hay más que hablar; y quienes se permitan la duda acerca de "verdades" tan notorias, una de dos: o son tontos, o tienen intereses inconfesables que les mueven a decir lo que dicen.
O las dos cosas.
Exacto, Jose, lee el sumario y luego habla. Criticabas a los partidarios de Trump y eres como ellos, ni siquiera te preocupas en buscar los datos --no las opiniones-- que desmontan tus prejuicios. Datos, por cierto, que no rebaten ni Moradiellos ni la prensa oficial: el golpe solo se paró cuando el rey ordenó a su fiel Milans que lo desconvocara (y tardó lo suyo en hacerlo, vaya usted a saber por qué).
Eliminar"¡Qué tiempos éstos en los que hay que luchar por lo que es evidente¡" ¿Dürrenmatt?
Eliminar"Qué democracia es ésta que necesita de la mentira, del falseamiento de la historia, para sostenerse en pie? ¿No habíamos quedado con que eso de las “fake news” era cosa del trumpismo?" Pues suma y sigue. Hoy, "el periódico de referencia", sondea a exministros de distintos gobiernos sobre la corrupción del emérito y no sólo niegan haber tenido conocimiento de su conducta irregular sino que -algunos- firman con un anónimo para cabrear a JLGM. ¡Pero qué broma es ésta!, que diría un amigo.
ResponderEliminar23-F
ResponderEliminarGOLPE DE ESTADO BORBÓN FALLIDO DEL 23 DE FEBRERO DE 1981
Autor: El Rey Juan Carlos I
Juan Carlos I a Milan del Bosch: “Retira los tanques (de Valencia) porque después de nuestra última conversación por teléfono, ya no puedo dar marcha atrás” (Cable que se escuchó por televisión TVE y estuvo en la Agencia EFE hasta las 3:00 del 24 de febrero tras la retirada y destrucción del original por un Capitán ordenado por Sabino Fernández Campos)
*Confesión del rey de que era el autor del Golpe de Estado junto con Armada y que dio marcha atrás, al ser frustrado por Tejero (que estaba involucrado en el complot pero no sabía que un miembro del partido comunista iba a formar gobierno)
Del 11 al 13 de febrero de 1981. El Rey Juan Carlos I hizo dimitir a Adolfo Suárez obligándole a reunirse con dos capitanes generales. (Verdadero Golpe de Estado; días antes del 23F) [Fuente histórica: Libro de visitas de la Casa Real de Sabino Fernández Campos]
Adolfo Suárez pronuncia un discurso de “dimisión” en el que dice por televisión TVE (en la página web de TVE no sale… sospechoso) que “dimitía para no ser un paréntesis entre dos dictaduras”. (La de Franco y la del Rey Juan Carlos, se entiende)
Armada, sin el permiso del Capitán General de Aragón/Cataluña, se presenta en la Casa Real y hace cancelar la visita del primo del rey Alfonso de Borbón con Juan Carlos. (Tachado en el Libro de visitas de la Casa Real del día 13 de febrero)
Armada sale de la reunión con el rey con aires altaneros con pretensiones de Jefe de Estado.
Proponen que el Gobierno de concentración esté formado por Armada de presidente, junto con Felipe González, Mújica (PSOE) y un miembro del partido comunista, etc.
Alejandro Rojas Marcos, diputado andalucista, pide a Don Antonio García-Trevijano un discurso para el 23F y este le propone preguntar a Adolfo Suárez en la sesión de investidura de Calvo Sotelo: -“¿Por qué ha dimitido? ¿Quién le ha hecho dimitir? ¿Ha sido el rey? ¿Qué dictadura teme?”
Alejandro Rojas Marcos no pronuncia dicho discurso, lo que hubiera supuesto un acontecimiento histórico mundial al anticiparse en directo a un Golpe de Estado televisado que transcurrió minutos más tarde.
Tejero, inmerso en el complot, frustra el Golpe al enterarse de que un miembro del partido comunista estará en el Gobierno.
Además el intento de Golpe de Estado del rey es televisado (no estaba previsto).
El resto de la función teatral: Solución del Elefante Blanco. El pacto del Capó.
**Información proporcionada por Sabino Fernández Campos (jefe de la Casa Real) a Don Antonio García-Trevijano Forte en el restaurante ¿Colón? en la Plaza de las Salesas (donde vivía Sabino).
***Tratadistas de los Golpes de Estado: Gabriel Naudé, Curzio Malaparte.
–> Un Golpe de Estado se da al jefe de Estado (Palacio de la Zarzuela) y no en el “Congreso” ni “RTVE”.
Fuente: https://bibliotecatrevijano.wordpress.com/23-f-2/
Solo una precisión: el asalto al Congreso no fue televisado en directo, solo se estaba transmitiendo por radio. Se estaba grabando y se emitió después.
EliminarRecuerdo ahora, con JLGM, aquella frase de Artigas que citó Hugo Chávez en su respuesta al exabrupto (¿por qué no te callas?) del anterior jefe del Estado español: “Con la verdad ni ofendo ni temo”.
ResponderEliminarEl café Noor Coffe & Co. tiene mesas cómodas, sofás, bizcochos, pinchos (parecen) ricos y, lo mejor, venden periódicos. Sólo me falta saber si tienen leche sin lactosa. No conocía el lugar, pero la próxima vez que vaya a Oviedo, se te acabó la tranquilidad. Si quieres que no te molesten, no des los nombres de tus lugares secretos, porque dejarán de serlo. Un saludo. El amigo del ganador del Planeta 2019.
ResponderEliminarEnrique, el café Noor está en un barrio y la gente de Oviedo es muy clasista, nunca se aleja del centro. No creo que te atrevas a llegar hasta la Tenderina.
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ResponderEliminarMuy interesantes todas las citas. Y muy atinado el último comentario: el anterior jefe del Estado tuvo muchos cómplices que le taparon las vergüenzas. En eso confiaba para salirse con la suya. Y a algunos de esos cómplices yo los he votado. Ahora me siento un poco sucio, como cualquier español con algo de conciencia en estos días.
ResponderEliminarVíctor Menéndez
ResponderEliminar¿Por qué Milans sacó los tanques a la primera de cambio? ¿Por qué al fin se retiró la Brunete? ¿Por qué Tejero no dejó a Armada formar un gobierno de coalición? ¿Por qué no pudieron tumbar a Gutiérrez Mellado? ¿Por qué dimitió Suárez? Y, por último, ¿por qué tardó tanto Juan Carlos I en dirigirse a los españoles?
Un video muy interesante, creo que para todos, pero en especial para los "blanqueadores de infamias" de plantilla, tan pertinaces en este foro:
ResponderEliminarhttps://twitter.com/inafinogenova/status/1363825095941177346
Juan Carlos I fue un hombre del Régimen franquista, amamantado por el dictador, quizá mal asesorado pensó que con la llegada de los comunistas al Congreso se recuperaría el debate sobre al República y eso le hizo caer en manos de los golpistas, viendo el fracaso de la intentona, defendió el orden constitucional por la fuerza de los hechos, se dio pues a la buena vida y de ahí a la corrupción de corinas y emiratos, y así hasta hoy en que intenta salvar, malamente, los pocos muebles que le quedan a la monarquía española.
ResponderEliminarVíctor Menéndez
ResponderEliminarBueno José, Juan Carlos I era el hijo de don Juan, verdadero heredero al trono.
Nunca fueron fáciles las relaciones entre monárquicos y franquistas. Los primeros veían a Franco como un usurpador.
Tampoco se podría entender una "monarquía dictatorial".
No muestro ni mis simpatías ni mis antipatías.
Sucedió así
Martin no se equivoca en tantas cosas, en algunas sí
ResponderEliminar.A Moradiellos le sucede lo mismo.
El golpe triunfó de las 6.23 hasta la 1.15 de la mañana siguiente. Ocuparon RTVE, otros centros neurálgicos.
La división acorazada Brunete, que hubiese hecho triunfar el golpe definitivamente, se retira inesperadamente.
Antes del Rey habla Sabino Fernández Campos, con la famosa frase "ni está ni se le espera".
El papel del Rey Juan Carlos I deja mucho que desear.
El mismo Fernández Campos vaticinó, con conocimiento de causa, la caída de la monarquía.
Victor Menéndez
No sé de dónde saca Víctor Menéndez lo de que Sabino Fernández Campo (no "Campos") "vaticinó, con conocimiento de causa, la caída de la monarquía". Lo que yo conozco es un artículo de Iñaki Anasagasti en el que asegura que Fernández Campo le permitió, muchos años después del 23-F, echar un vistazo a los "Recuerdos" (así les llama, según Anasagasti) que, asegura el mismo Anasagasti, estaba escribiendo. (Puesto que nunca se publicaron, no tenemos más que su palabra, la de Anasagasti).
EliminarY afirma: "Reproduzco aquí las notas que allí mismo tomé a vuelapluma y cuando él me lo autorizó, pues no quiso dejármelos ni para sacar fotocopias".
El texto es largo, lleno de diálogos reproducidos (se supone) textualmente, de detalles y de nombres propios. Lo de "notas a vuelapluma" ("lo que se hace deprisa y de manera improvisada o inesperada, sin apenas detenerse a pensar ni corregir") es absolutamente inverosímil.
Pero ni siquiera es eso lo más importante. Lo que allí se lee es que, en la conversación que tras la lectura mantiene el propio Anasagasti con Fernández Campo, el primero le dice: " -- Es que podría ser hasta la caída de la Monarquía. Y Fernández Campo contesta: -- No lo creo. Aunque muchos no lo crean España no tiene ahora mismo otra salida que la Monarquía".
Como ahí se ve, lo que dice Fernández Campo (o lo que le hace decir Anasagasti, más bien) es EXACTAMENTE LO CONTRARIO de lo que usted nos cuenta: que él cree que la monarquía no caerá, porque en su opinión España no tiene "ahora mismo" (y ese "ahora mismo" debe ser 1995, ya que el memorialista asegura que "voy a cumplir 77 años") otra salida que la monarquía.
Estaría bien que quienes ponen en duda, o directamente niegan, la versión oficial (que docenas de historiadores de prestigio sustancialmente confirman), por "falta de rigor", fueran siquiera mínimamente rigurosos en sus objeciones, ¿no?
Hombre, Jose, muchas gracias por recordar ese comentario atribuido a Sabino Fernández Campos. O sea que él creía que "ahora mismo", en los años noventa, España no tenía más salida que la monarquía. ¿Diría lo mismo en 2021? Puede que sí, puede que no.
ResponderEliminarNadie puede contestar a eso. Yo me limitaba a hacer constar que, hasta donde yo sé, y ahí puede verse, lo que respecto a una posible caída de la monarquía dijo Fernández Campo es exactamente lo contrario de lo que Víctor le atribuía.
EliminarBueno José, quito la "s", Fernández Campo. No la vaticinó exactamente en aquel momento, sino tras el matrimonio de Felipe VI con Letizia Ortiz Rocasolano.
ResponderEliminarDesconozco si seguía siendo Jefe de la Casa Real, pero esas manifestaciones se pueden consultar en todas las hemerotecas.
Un saludo. Víctor
La duda que dice tener es fácil de resolver. Sabino Fernández Campos fue jefe de la Casa Real hasta el 8 de Enero de 1993. Felipe VI se casó el 22 de Mayo de 2004. Sobre lo de que "puedan consultarse en todas las hemerotecas", supongo que no soy yo el único que agradecería que nos pusiera un enlace a esas manifestaciones, tan fácilmente localizables según dice.
EliminarParece que el general, después de su cese, sangraba por la herida y largaba bastante. No sólo Anasagasti da una versión distinta de la oficial. La del periodista Julio Merino es parecida pero más completa. Y verosímil
ResponderEliminarhttps://www.google.com/amp/s/elcierredigital.com/amp/investigacion/33005820/Noche-23F-zarzuela-conde-barcelona-sabino-fernandez-campo-pararon-golpe.html
La verdad, que encuentre usted "verosímil" lo que respecto al 23-F dice Miláns del Bosch, uno de los protagonistas del golpe y entrevistado, según el periodista, en la cárcel donde cumplía condena por serlo, es llamativo para mí. Tanto más cuanto que en el propio artículo que nos enlaza hay una contradicción flagrante entre lo que, supuestamente, dice Sabino Fernández Campo y lo que dice Miláns. El primero asegura que con Miláns "no se pudo hablar", porque "no aparecía". Miláns, en cambio, dice que "intenté confirmarlo directamente con el Rey y no pude hacerlo, porque me dijeron que SM no estaba en la Zarzuela y él no me llamó". Uno de los dos al menos no dice la verdad (más exactamente: lo que el periodista cuenta de uno y otro es contradictorio, ambas cosas no pueden ser ciertas).
EliminarYo me temo que demasiada gente encuentra "verosímil" no lo que en sí mismo lo es, sino lo que más confirme sus ideas preconcebidas.
Cuando digo que me parece verosímil me refiero a lo que el periodista pone en labios del general Fdez Campo. Lo que digan Armada, Tejero o Milans no me vale. Es usted un especialista en coger el rábano por las hojas. Y me temo que lo de las ideas preconcebidas es una autoreflexión si se me permite la tautología. Yo no tengo ideas preconcebidas, estoy acostumbrado a analizar los hechos y documentos por mi formación académica. Pero nunca he comulgado con ruedas de molino. Saludos
EliminarEn su nota anterior no aclaraba que sólo diese validez a las declaraciones de Sabino Fernández Campo, de modo que no hay rábano que valga. (Por cierto, y aunque esto sea cosa menor, la frase no es "coger" el rábano por las hojas, sino "tomarlo", en el sentido de confundir las hojas, por ser la parte visible, con lo más alimenticio del rábano, que es la raíz).
EliminarJose, prácticamente todo lo sucedido el 23f de 1981 está clasificado. "Top secret". Por tanto la labor de los"historiadores", es historia reciente, es muy limitada.
ResponderEliminarHay muchos protagonistas que aún viven, caben opiniones y elucubraciones. La "verdad" no se sabrá hasta dentro de muchos años.
Cuando desclasifiquen los documentos los historiadores podrán trabajar.
No estoy de acuerdo: los historiadores trabajan, aquí y en cualquier país civilizado, incluso mientras no están desclasificados determinados documentos. Lo que sí es cierto es que eso limita sus posibilidades. Pero siguen existiendo; y sigue siendo más creíble su labor que la del primer tertuliano que opine. Y no sé qué cantidad de documentación está o no clasificada; dudo de que sea ni de lejos tanta como usted dice, ya que de no ser así no se entendería que tantos de ellos digan, como repetidamente han dicho, que lo esencial de lo que pasó es bien conocido.
EliminarSí, Benito, he leído la entrevista de Julio Merino a Fernández Campo, esta noche, por tu referencia.
ResponderEliminarEfectivamente, Fernández Campo había sido cesado de mala manera en 1993 o 94.
Habla de escribir un libro de "recuerdos", no memorias, pues da a éste término una dimensión más seria. O sea, se cura en salud.
La imagen que da de Juan Carlos I es patética, lloroso, acojonado, incapaz de dirigirse a sus generales. En cambio, su padre, en conde de Barcelona muestra mucho más empaque
Si hemos de dar crédito a esta versión, menudo "heroe" el monarca el 23f
Por cierto al hablar del matrimonio, me refería al entonces Príncipe Felipe.
Sabino Fernández Campo ya hacía mucho que había dejado la Casa Real.
Un saludo, Víctor Menéndez
Jose, las declaraciones de Fdez. Campo a que hice referencia aparecen en una entrevista para "La nueva España" poco después de la boda del príncipe y además como titulares, más o menos: "El final de la monarquía vendrá por sus propios errores".
ResponderEliminarMe sorprendió tanto que aún la recuerdo.
Hoy da más que pensar, todavía.
Un saludo
Dado que no tiene datos que permitan localizar esas declaraciones, es imposible confirmarlas o desmentirlas. Lo que sí es obvio es que ese titular que usted cita NO SIGNIFICA (por sí mismo al menos) que Fernández Campo estuviera vaticinando la caída de la monarquía (puede significar sólo que él temiese que, de no corregirse algunas cosas que él encontrara desacertadas, acabase cayendo en el futuro), mientras que las declaraciones que yo citaba, y cualquiera puede ver, dicen exactamente lo contrario de ese supuesto vaticinio.
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