domingo, 6 de mayo de 2018

Acción de gracias: Historias de España





Sábado, 28 de abril
POR FIN

¿Puede una obra de teatro ser algo más que una obra de teatro, un acto de justicia? Asistí al estreno de El Rector, un poco por casualidad. Había leído la obra de Pedro de Silva, me pareció poco teatral; y el director, Etelvino Vázquez (con el que había tenido un cierto desencuentro cuando representó mi adaptación de Medea), no me ofrecía demasiada confianza.
            Bastaron pocos minutos para que dejara de lado todos mis prejuicios. Como en una tragedia griega, sabíamos el final, lo que le esperaba a aquel hombre bueno –Leopoldo Alas Argüelles, hijo de Clarín, rector de la Universidad de Oviedo– hiciera lo que hiciera. La prueba de cargo contra él, en la farsa de juicio a que le sometieron, fue una fotografía en la que aparecían, entre otros, “el poeta comunista” Rafael Alberti y María Teresa León.
            Le juzgaron, le fusilaron, le enterraron a dos pasos de este teatro, al que su padre quiso que se le diera el nombre de un poeta admirado, Campoamor. Antes que los militares le había condenado las gentes de bien de Vetusta, los que se sintieron zaheridos por Clarín, los que no tenían bastante con la brutal represión que había seguido a los desmanes de la revolución de octubre.
            En el teatro, asistiendo a la tragedia que se desarrolla en el escenario, están los descendientes del ajusticiado y también los de aquellos que le escupieron y gritaron “crucifícale, crucifícale” mientras iba camino del cadalso.
            Una parte de la Vetusta que aplaudió su fusilamiento, aplaude ahora conmovida este debate sobre el escenario entre la razón y la sinrazón. Y yo pienso: ¿de verdad están todos arrepentidos? ¿Ya no queda nadie en esta Vetusta nuestra, en España nuestra, capaz de fusilar a los que no piensan como ellos? Quiero creer que no, pero sé que sí.
            A la salida, me encuentro con Leopoldo Tolívar Alas, nieto del protagonista de El Rector, como él catedrático de Derecho, como él un hombre sabio y bueno. Me imagino lo que habrá sentido al ver la obra, me imagino su congoja, según se iban cumpliendo los designios de la fatalidad, y también una cierta sensación de alivio: por fin, y en el mejor escenario, se ha hecho justicia, se ha puesto un nombre y un hombre en el alto lugar que le corresponde.


Domingo, 29 de abril
CAMBIAN LOS TIEMPOS

Soy el escritor más y menos profesional del mundo. Escribo solo por encargo y para publicar, pero jamás he escrito una línea por dinero. Si el encargo no me apetece, no lo acepto, aunque me pagaran un millón de euros (no se ha dado ni se dará el caso, por supuesto); si me gusta, me pongo de inmediato a ello, aunque no cobre nada.
            Para mí, no sé escribir; como mero desahogo, tampoco. Una vez publicado, jamás he releído un libro mío, salvo para corregir pruebas en una segunda edición (pero eso no es leer).
            Desde hace unos años, todo lo que escribo lo publico de tres maneras distintas: primero por entregas en la prensa (como los novelistas decimonónicos), luego digitalmente, finalmente en libro.
            Cada una de esas maneras tiene sus ventajas y sus lectores exclusivos. En el periódico, es un plato más a elegir en el variado menú del domingo. Igual que yo me salto la sección de deportes o de información municipal, me imagino a muchos saltándose la apretada página de mi diario, en la que apenas si dejo sitio para la ilustración de Alicia Varela, pero a otros buscándola y sorprendiéndose con mis audacias o riéndose con mis disparates. En el periódico, los que me leen son amigos, aunque yo no los conozca personalmente; quienes no me tragan tienen cosas mejores que hacer.
            Los que me detestan prefieren Internet. O quizá sea solo una impresión porque ahí puedo leer sus comentarios. Cuando hablo de Cataluña, son especialmente virulentos, y eso que yo, sobre ese tema, siempre he tenido una opinión muy moderada y razonada, aunque parece que hay quienes no lo ven así.
            Mientras asistía ayer a la representación de El Rector pensaba que si las cosas, como entonces, se descontrolaban y acababa recurriéndose al ejército para mantener el orden, alguien sacaría un dossier con mis artículos y mi destino no sería muy distinto al de Leopoldo Alas. La misma descerebrada saña con que le persiguieron a él veo yo en algunos comentarios anónimos.
            En libro es otra cosa. En un libro cabe cualquier secreto, cualquier confidencia. En un libro mío solo entran los afines. Nadie que no sea verdaderamente inteligente es capaz de leer un libro mío. Le parecería una forma de perder el tiempo. En los libros puedo decir, sin miedo, cualquier cosa.
            Los ojos aviesos y al acecho prefieren Internet, que es gratis, para descubrir ofensas al honor. La última: citar en broma como ejemplos de oxímoron los manidos “música militar”, “pensamiento navarro”.
            En Los cuernos de don Friolera, un tribunal –militar, por supuesto– condena a don Friolera a que dé muerte a su mujer, que le engaña, para salvar el honor del cuerpo de carabineros.
            Cambian los tiempos, no sé yo si cambian las mentalidades.


Lunes, 30 de abril
PERPLEJIDAD

Al juez Garzón le expulsaron de la judicatura por tratar de impedir que los imputados de la Gurtel (cuando el gobierno en pleno los arropaba diciendo que no era una trama del PP, sino contra el PP) siguieran cometiendo sus delitos desde la cárcel en connivencia con algunos abogados; al Juez del Voto Particular (doscientas páginas que nos avergonzarán para siempre), le defienden no solo todas las asociaciones gremiales (para eso están, para proteger a los suyos con razón, sin razón o contra ella), sino también la entera clase política puesta en pie como un solo hombre (y en ese caso “hombre” significa hombre, no ser humano en general).
            A Rafael Catalá, ministro de Justicia, por decir lo que piensa cualquiera que haya leído el Voto Particular en un asunto especialmente repulsivo (uno de los miembros de ese grupo organizado para el abuso era o es guardia civil), se le pide la dimisión. Y hasta la piden Pedro Sánchez (contradiciendo a Margarita Robles: mujer tenía que ser) y Pablo Iglesias.
            Pero, me pregunto yo asustado, ¿a quién voy a votar yo en las próximas elecciones? Si el sistema son esos señores –el del Voto y los que lo defienden diciendo que lo que hay que hacer es crear una comisión y no entrar en casos particulares–, yo cada vez me siento más antisistema.
            Menos mal que aún nos queda Rafael Catalá.


Martes, 1 de mayo
OTRO MAYO

Comienzo mayo recordando tópicamente otro mayo de hace medio siglo. Yo entonces, al contrario que todo el mundo, no estaba en París. Estaba a punto de cumplir dieciocho años, comenzaba mis estudios en la Universidad, no tenía inquietudes políticas: me interesaban más los versos de Góngora o las perplejidades de Unamuno (también, por supuesto, los diálogos de Platón y las novelas de Dostoievski) que el tiempo en que vivía.
            Una mañana llegamos a clase, yo y otros despistados,  y nos encontramos con que había huelga. “Hay una asamblea en Derecho”, nos dijeron. Nos acercamos hasta el edificio histórico de la Universidad y vimos varias furgonetas de la policía aparcadas delante de la puerta. Nos quedamos mirando desde la plaza de la Escandalera, sin atrevernos a ir más allá. Éramos cuatro o cinco asustados novatos. De pronto, un coche policial se detuvo a nuestro lado. Se bajaron un par de “grises” y comenzaron a darnos palos. Los miramos atónitos mientras escapamos, como conejillos asustados. Recuerdo bien lo que dijo una mujer que se detuvo a contemplar la escena: “Eso, eso… Que estudien”.
            Rememoro mi poco heroico mayo del 68 desde uno de los ventanales del nuevo Starbucks. He traído conmigo el diario de Julien Green que cuenta esos días y el Manual de espumas de Gerardo Diego. El diario de Green tiene un hermoso título, Ce qui reste de jour, muy adecuado para un diario (Kazuo Ishiguro lo utilizó después en una novela), y abarca los años 1966-1972.
            En el 68 –Julien Green tenía exactamente los mismos años que yo tengo ahora–, le asustaron los disturbios, el caos generalizado, la profusión de banderas rojas y negras y la ausencia de la  tricolor. Se tranquilizó cuando el 30 de mayo habló por fin De Gaulle y más cuando al día siguiente una gigantesca manifestación en su apoyo discurrió de la Concorde a l’Etoile. Un ambiente de fiesta, gritos, cánticos, profusión de banderas nacionales. “Francia se ha salvado”, pensó. Pero poco a poco, en las páginas siguientes, se va dando cuenta de que nada volvería a ser como era.
            Cierro el diario de Green y abro, como quien reencuentra un juguete, el diminuto volumen de Gerardo Diego: “Ayer Mañana / Los días niños cantan en mi ventana / Las casas son todas de papel / y van y vienen las golondrinas / doblando y desdoblando esquinas”.
            Tras la cristalera del Starbucks, el Campoamor, la plaza de la Escandalera, la ciudad casi desierta en este atardecer, algún turista despistado, y esa sensación, que conozco tan bien y que dura tan poco, de estar a gusto conmigo mismo y en el centro del mundo.


Miércoles, 2 de mayo
LINCHAMIENTOS

Los linchamientos no los inventaron las redes sociales. En 1982 –ya habíamos dejado atrás la Edad Media (o eso creíamos)–, la revista Los Cuadernos del Norte le dedicó unas páginas de homenaje a Camilo José Cela con motivo de cumplirse cuarenta años de la publicación del Pascual Duarte. Lo inicia el propio Cela con unas líneas no muy entusiastas: “Estoy empezando a cansarme del Pascual Duarte y su familia”. No sabía la que se le venía encima.
            En el diario Región, vocero de la extrema derecha, dieron la voz de alarma. ¡En una revista que financiaba la Caja de Ahorros se había insultado a la Santina!
            Fue tal el revuelo, que si Cela se hubiera presentado entonces en Asturias, a la policía le habría costado proteger su vida. Los ayuntamientos, uno tras otro, fueron declarándole persona non grata. Las cartas al director de los periódicos de entonces están llenas de insultos. Recuerdo una: para que la Virgen le perdonara tendría que venir andando de rodillas desde su casa (por entonces vivía todavía en Mallorca) hasta Covadonga.
            ¿Y cuál fue el motivo del escándalo? Pues que en una serie de notas, noticias recogidas de los periódicos y frases escuchadas al azar, había reproducido una que le contaron en Oviedo: “Doña Josefa puso los ojos en blanco y exclamó: ¿Que la Virgen de Covadonga ye pequeñina y galana? Pues que se joda”.
            Releo ahora las cien notas de “El jardín del ábaco” y, entre gracietas y naderías, y también algún apunte inteligente, encuentro un puñado de ellas que solo se pueden calificar de vomitivas. No ofendía a la Virgen en esas páginas Camilo José Cela (la Virgen seguro que se reiría al darse cuenta de doña Josefa –extranjera y con problemas mentales-- ignoraba que “pequeñina” indicaba afecto, no defecto), sino a las mujeres, a los marginados, a toda la gente de bien.
           


42 comentarios:

  1. Antes eran las mujeres las que "provocaban" a los hombres. Me alegro de que ahora sean ellos los que provocan con sus "jolgorios y regocijos". A mí me encantaría que en realidad esa chica lo hubiera planeado todo conscientemente, cual Minerva, para dar una lección a esa piara de cerdos. Y me temo que eso es lo que muchos quieren pensar. A la mujer se le sigue pidiendo que se sacrifique para que la sociedad asuma sus miserias.

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  2. Andrea Cagliostro7 de mayo de 2018, 18:55

    Manada es nombre demasiado digno que abarca a búfalos, leones y elefantes de bello porte y animal nobleza. Tiene razón María, son una piara, una pocilga nómada, hedionda, cerrada al pensamiento y la empatía. No están en el planeta para esto, sino para ensuciar y perturbar y recordar, a cada paso suyo, que existe el mal, el lodo y la vesania. Son de esa raza, reiterada y atroz, que mira alrededor y no ve prójimos, ni semejantes, hombres o mujeres. Ve sólo instrumentos y juguetes, naderías que trajo un dios al mundo para cumplir caprichos tortuosos de niñatos mal hechos y torcidos, tan tarados y tuertos como ellos.

    Saber de su existencia intranquiliza; desasosiega el mero conocer que hay un punto en la Tierra en donde pisan. Y sólo trae alivio verdadero la certeza total y demostrada de que, por fin, se esfumaron del mundo.

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  3. Era el día dos de este floreal, hacia las siete de la tarde, y la plaza del Sant Jaume herbía en gentes. Habían levantado un tinglado de la parte de Ferrán con un telón de fondo -amarillo y violeta- y en él serigrafiadas las fotos del los presos políticos: se cumplían entonces los seis meses de los primeros encarcelamientos. Sobrios parlamentos de políticos y familiares de los presos. Y entonces que brota el rugido acompasado de un "¡Llibertat presos politics!" que colma la plaza y que se hace eco en el carrer-callejón del Bisbe. Me dejé llevar por la emoción del acto y, sin hacerme violencia que se diga, me vi y me oyeron gritar el "¡Llibertat...!" y hasta algún "¡Visca la República!" sin gentilicio.
    Como mi compañera y yo intercambiamos algo en castellano, una mujer de mediana edad y ojos negros se volvió hacia nosotros y nos preguntó que de dónde veníamos. Le contesté que de esta orilla de la mar. Y ella, que se desprende de un lazo amarillo que llevaba a los pechos y que me lo enhebra en la solapa de la chupa (escocesa) que llevaba. Hizo un respingo y se pasó la palma de la mano por el dorso del antebrazo y dijo: " Siento los vellos de punta; no saben lo que me emociona verlos aquí con nosotros..."
    Pobres catalanes míos, que tan necesitados están de que se les comprenda al sur del padre Ebro y que de manera tan exuberante lo agradecen.
    No soy converso a la causa catalana, siempre estuve con ellos.

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    1. Sólo el pequeño detalle de que los catalanes independentistas no son todos los catalanes.
      Pero es normal que no repare en ese pequeño detalle. ¡Es, efectivamente, tan mínimo, tan irrelevante!

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    2. Solo el pequeño detalle de que son la mayoría. Y en democracia las decisiones se toman por mayoría.

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    3. ¿Seguro que son la mayoría? Si es tan obvio sin medirlo, ¿para qué hace falta pedir un referéndum? Se hace una declaración unilateral de independencia, y ya está. Total ¿qué podría pasar? Ejem…

      Por cierto, creía que (según JLGM y otros) eran los contrarios al independentismo los que “daban su mayoría por hecho”, y por tanto “no deberían temer” una consulta necesariamente favorable.

      Quizá el error (en uno y otro bando) es justo ese: dar las cosas por hecho en una falsa autoconfianza. Por ejemplo, que la mano invisible de la economía lo resuelve todo (error de Rajoy)… o que saltándose la ley a la torera (por la razón que sea) no puede acarrear consecuencias socioeconómicas ni sanción penal alguna (error, este último, de los que quieren pescar con red de arrastre a ver si el Seprona se despista y cuela).

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    4. Has caído en la trampa, Julio Santos. Ya tenemos un partidario más de la consulta. ¿Son o no son la mayoría? La única manera de saberlo es hacer una consulta, legal y pactada, con todas las garantías. Y luego sacar las consecuencias pertinentes. Quienes temen a esa consulta --y tratan de impedirla por todos los medios-- me parece a mí que no son precisamente los independentistas.

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    5. Que sean o no la mayoría, puede discutirse. No, en cambio, que hay muchos catalanes que no son independentistas, y que por tanto F., que habla de "los catalanes" como si todos pensaran lo que él, no dice la verdad.
      Nunca deja de sorprenderme que quienes tan seguros están de ser exclusivos propietarios de la Razón y de la Verdad, con mayúsculas, recurran con tanta facilidad a la falsificación y la demagogia, que ninguna falta deberían hacerles.

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    6. Hablar de "los catalanes" o "los vascos" para referirse a la mayoría de los catalanes o los vascos es una generalización que no va contra la leyes de la lógica. Como no es mentir decir que los portugueses hablan en un tono más bajo que los españoles aunque uno conozca portugueses que hablan a gritos y españoles que susurran.

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    7. Según esa lógica, tan peculiar, no es erróneo referirse a "los españoles" como partidarios del PP, especialmente cuando gobernaba con mayoría absoluta, aunque ni JLGM ni yo lo seamos. Qué quiere que le diga: yo no lo veo así.

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    8. Por enésima vez le insisto, Martín, que atenerse a la aritmética para concluir que la mayoría de los catalanes es independentista es darle incienso a la retórica. La opinión de mi país está escandalosamente mediatizada por los radicales. A no ser, José Luis, que desde Asturias o leyendo los periódicos catalanes o escuchando a los cientos de catalanes con los que usted se trata, esté muchísimo mejor informado.
      Mire, las aguas terminarán remansandose, para desgracia de muchos, y entonces conoceremos que ni la tercera parte de los catalanes deseamos desgajarnos porque, sencillamente, saldremos perdiendo. Y eso, créame, es insuperable para quienes llevamos el pragmatismo en la sangre.
      Piense usted, por ejemplo, en la efervescencia artificial que se esta descubriendo día a día en Asturias y que con el paso del tiempo acabará convirtiéndose en una absurda y paleta reivindicación nacionalista. Los voceros manipulan y lo logran porque la masa está integrada por panolis y papanatas.
      Por mi trabajo trato a muchos catalanes y le puedo asegurar que la mayoría son independentistas de boquilla porque en este momento mola mucho coquetear con el precipicio.
      Y no, replicantes airados, no pertenezco ni al grupo de rebotados ni al de españolistas acérrimos.

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  4. Se me ha escapado ese "herbía". Qué puedo hacer...

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  5. Miguel el Entrerriano8 de mayo de 2018, 9:48

    Desconocía el destino cruel del hijo de Clarín. Todo tan terrible. Una fotografía, unas amistades, y el famoso oxímoron entra en acción. Ayuda mucho a comprender el presente.

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  6. Demetrio Cárdenas9 de mayo de 2018, 11:21

    Como los toreros o la dictadura impune, otra singular aportación española es la curiosa especie de los "demócratas anti-consulta".

    Abundantes entre los tertulianos de TV, no paran de hablar de números, del 40%, de dos millones, de "una minoría", etc. Señores demócratas anti-consulta, no hagan trampas de trilero. Ustedes están radicalmente ilegitimados para hablar de números, puesto que impiden preguntar. Sin consulta, no hay datos. O consulta, o se callan. Todo a la vez es incompatible. La parte contraria cuenta, al menos, con la accidentada votación del 1-O, denigrada por los que no tienen NADA.

    Pero es que repiten el truco de trilero en relación con el Estado. Sostienen que la soberanía y la decisión sobre el estatus de Cataluña radican en el pueblo español en su conjunto. En plata: El Bierzo puede decidir sobre Cataluña. Pero no promueven ni proponen ningún referéndum a ese nivel para saber lo que piensa "el pueblo español". ¿Alguien ha visto a los dependentistas del Gobierno central proponiendo esta consulta, o tramitando una ley al respecto? O no se creen su descabellado principio, o tienen pánico al posible resultado. Posiblemente, ambas cosas.

    Y no olvidemos que de aquella absurda y gratuita prohibición original deriva todo el declive y deterioro institucional presente. Lo están comprendiendo demasiado tarde.

    (Y qué cansina la cantinela sobre los "propietarios de la Verdad y la Razón", cuando la entona el mayor intransigente autoerigido en propietario de la Verdad y la Razón de Estado. Qué ceguera, que no se lo aplique a sí mismo).

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    1. DC es, y aquí vuelve a demostrarlo, de los que son constitucionalmente incapaces de aceptar, o siquiera de entender, que alguien pueda pensar de un modo distinto a él mismo, y hacerlo honestamente y con buenas razones. Hay imposibilidad metafísica, según él, y quien tenga tal osadía, la de no pensar como se debe, es sólo por ese hecho "el mayor intransigente...", etcétera.
      De verdad, no acabo de asombrarme de estos demócratas para quienes el que alguien no piense como ellos es anatema. No entiendo en qué se diferencian, en eso, de quienes no lo son.
      Ni entiendo, de paso, su empeño en la famosa "consulta". "Consultar" si dos y dos son cuatro o veintisiete me parecería un absurdo. Y lo mismo en este caso: puesto que tales peculiares demócratas no dudan ni por un instante de que lo suyo no es una opinión (y, como tal, discutible), sino la Verdad Verdadera, ¿qué sentido tiene consultarlo? Hágase, porque ellos lo mandan, la que según ellos es la Única Posibilidad Razonable, y no se hable más, para qué. Los "pobres catalanes míos" de F. sin duda merecen que se les libere urgentemente de la atroz esclavitud que sufren. Qué mal lo deben estar pasando: ni un día más, diga usted que sí.

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    2. “Sostienen que la soberanía y la decisión sobre el estatus de Cataluña radican en el pueblo español en su conjunto. En plata: El Bierzo puede decidir sobre Cataluña”.

      Lo sostiene la (modificable) ley fundamental de una nación histórica, no el capricho de un grupo de vecinos “raros” de un barrio cualquiera (aunque por su tono displicente se deduce que usted los considera así).

      Si está usted en España (no lo sé) cambie la ley si no le gusta. O coja la maleta, el mundo es grande. A ver si encuentra algún país donde la soberanía no pertenezca al “conjunto”. Solo hay uno en realidad, en el tercer mundo. Sospecho que ahí el “deterioro y declive” lo sentiría usted de veras, sin retórica…

      Por cierto, el ejemplo es al revés: es Cataluña (en realidad una parte de sus habitantes) la que quiere decidir sobre el Bierzo. Los del Bierzo no tienen “pretensiones” son una región pequeña, ni siquiera autonómica (¿los escogió usted por eso?).

      Si las tuviesen y buscasen imponérselas a otros (como es el caso catalán), incurrirían en el mismo error.
      La constitución no “impone” nada. Dictamina, que no es lo mismo que dictar. Es la que hay y puede ser cambiada. Y fue votada en democracia (mayoritariamente en Cataluña). Insisto, cámbiela si puede y sabe (hablar es fácil).

      En posteriores críticas (para las que es muy libre, por supuesto) le recomiendo que no menosprecie con condescendencia lo que pretende rebatir. No es que el hecho de hacerlo le quite la razón, pero no da una impresión muy democrática…

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  7. Contestando a JLGM:

    Yo nunca dije que esté contra un referéndum, señor JLGM, está tan obcecado con el tema que lo reduce todo a bandos. Usted sí afirma estar a favor, para conocer si “son o no son”… pero a la vez, da por hecho el resultado (“sí son mayoría”). Insisto ¿para qué quiere una consulta, entonces? ¿Para tener un refrendo legal ostensible de la mayoría que ya da usted por hecho? Eso sí tendría sentido… si no hubiese defendido usted (reiteradamente) a los que se saltaron la ley en este caso. ¿Qué visto bueno legal quiere, si menosprecia la ley (aunque no todo se reduzca a eso)? Aclárese. Y sin “trampas”: la democracia no es un juego.

    El problema (aunque el asunto, por complejo, es peliagudo en esencia) no son tanto los independentistas. Sino ESTOS independentistas (y sus amistades peligrosas). Y si escucha a quienes les critican por sus actos, como Jose, más que por sus pretensiones (con la excepción de los más reaccionarios, obviamente) entenderá que el mayor miedo es justo ese: poner al lobo a cuidar de las ovejas. Aunque sea un lobo “bonachón” que llora y reza y se porta bien cuando está preso. Se trata de la integridad de una nación histórica, no de escoger quién debe ser el prior en un convento.

    Un saludo a Jose, alias “el leguleyo”. No sé si tiene la razón o no, pero tiene la actitud, que también importa mucho en democracia (ley aparte).

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  8. Está bien el debate sobre Cataluña, pero ya empieza a repetirse demasiado. Va a parecer un disco rayado. Tienen miedo al referendum legal, que ahora no es legal, porque temen perder. Y bonita iba a quedar España sin Cataluña. De apaga y vámonos. La razón no es quién tiene razón. La razón es lo que me conviene para ganar yo.

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  9. No te preocupes, Jesús, que España no perdería nada si Cataluña formara un Estado propio. O sí, perdería un enemigo y ganaría un amigo (si el divorcio fuera de mutuo acuerdo, claro).

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    1. ¿No va a pasar nada, Martín? Como cuando perdieron Cuba, y eso que Cuba era una colonia y Cataluña no. El Sahara fue menos traumático, pero fue un pequeño dolor para los españoles, para muchos. Y además está el posible efecto dominó: Hoy Barcelona, mañana Bilbao, luego Melilla, y no sé si añadir etc.

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    2. Vaya pensamiento el tuyo más "vintage", Jesús. Si Cataluña se independiza (de común acuerdo, democráticamente, sin empleo de la fuerza), España no pierde nada: se hace más grande (en la única grandeza que importa, que nada tiene que ver con la extensión). Y si sigue formando parte del Estado español (de común acuerdo, democráticamente, sin empleo de la fuerza), Cataluña no pierde nada, todo lo contrario.
      Lo tuyo tiene un nombre: miedo a la libertad, miedo a que los ciudadanos decidan libremente su destino político.

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    3. No estoy hablando por mí, sino poniéndome en el lugar de los que no quieren hablar del posible referendum. Yo estoy de acuerdo contigo en cuanto al derecho de los catalanes a seguir el rumbo que ellos quieran. Pero lo que vendría después... tú eres optimista. Quizá sea mejor serlo. Que el entendimiento y las buenas maneras se impongan sobre los intereses creados y los temores infundados. A veces ocurre.

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  10. Respuesta a Jose y Julio Santos: lo que cada uno crea (si los independentistas son mayoría o minoría) importa poco, tan poco como quien cada uno piense que va a ganar las próximas elecciones. Lo que importa es el resultado de esas elecciones, y respetar ese resultado.
    Para saber si la mayoría de los catalanes desea o no la independencia no hay otro medio que preguntárselo, como en Escocia. Una vez que el resultado sea firme, se dan los pasos siguientes: si la mayoría quiere seguir formando parte del Estado español, pues perfecto; si la mayoría quiere formar un Estado propio, pues se inician las negociaciones para que eso sea posible (las negociaciones pueden durar años, cada parte defenderá sus intereses).
    Lo que a Jose y Julio Santos no les cabe en la cabeza es que unión e independencia son dos opciones igualmente legítimas y válidas, que el optar por una o por otra es una decisión de los ciudadanos (al menos en una democracia tal como la entendemos hoy, en otra época dependía del resultado de una guerra: por eso Portugal no forma parte del Estado español y Cataluña sí).
    Tampoco entienden que las leyes (véase lo que ha ocurrido con el caso de la Manada o antes con los desahucios) han de adaptarse a la sociedad y no al revés.
    Pero para que los políticos que están en la cárcel por sus decisiones políticas (esto es, por delitos que en Bruselas, capital de la Unión Europea, no parece que sean delitos) pudieran esperar el juicio en libertad no es necesario cambiar ninguna ley, solo aplicar las que existen con equidad, sin ánimo de venganza.

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    1. ¿Venganza?
      Quizá tenga algo que ver la posibilidad de fuga, ocurrencias mías... Cosa paranoica, claro, porque ningún implicado en el asunto se fugó previamente ni luego ¿verdad?… Además los soberanistas muestran siempre mucho respeto por España, por su cultura y sistema político (“toreros y dictadura”, Demetrio dixit). Y jamás violarían sus leyes ni harían campaña para desacreditarla en el extranjero… Son como Gandhi todos ellos, ahí está Puigdemont apelando humildemente tras las rejas, compartiendo celda con Junqueras. Y pidiendo que nadie pite el himno de España en los estadios, que lo cortés no quita lo valien… bueno, que hay que ser cortés, caray.

      Simplemente están un poco descontentos ellos, pero son leales y sensatos, sí… Pobrecitos, F tiene razón al compadecerlos. Allí aislados, rodeados de una alambrada con los niños asomando sus manitas por un pedazo de pan tumaca… o sin tumaca, incluso, que en Cataluña hay mucha hambre. Qué crueldad.

      P.D. La independencia es válida como cualquier fin: siempre que no se hagan trampas con los medios. Y cuando se hacen (saltarse leyes, adoctrinar en escuelas, hacer campaña antiespañola en el extranjero, etc) es que no se tienen tan claras las ideas como sí los intereses. Y entonces priman los segundos para forzar las cosas como sea (que es lo que ha pasado), lo cual nunca termina en nada bueno.

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    2. Venganza, sí. Ante la justicia, cada uno es responsable de sus actos. Oriol Junqueras se presentó ante la justicia, ha cumplido siempre con sus obligaciones legales, no hay ninguna razón --salvo la que ya dije-- para que continúe en prisión preventiva.
      Y lo de fuga es relativo: se fueron a Bruselas, la capital de la Unión Europea, ahí están a disposición d la justicia.

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  11. Me temo, que, en este asunto, es más bien JLGM quien "no entiende" ciertas cosas. Ya he explicado aquí no menos de una docena de veces que la posibilidad de un referéndum secesionista ha sido rechazada, por contraria a las Constituciones respectivas, en Alemania, Italia o los USA, además de en España; que en las respectivas Constituciones de muchas de las democracias occidentales se descarta expresamente la posibilidad de la secesión de una parte del territorio; y que todo eso NO SIGNIFICA que dichos países no sean "demócratas", sino sólo que hoy por hoy su manera de entender la democracia es distinta de la única que él admite.
    Que "las leyes han de apdatarse a la realidad" es una generalización sin valor alguno. Hungría y Polonia han modificado las suyas en un sentido xenófobo que la UE ha censurado. Quienes allí lo han hecho afirman exactamente eso, que es para adaptar sus respectivas legislaciones a la realidad. Pero, aunque todo puede modificarse, existen unos procedimientos para ello que no son gratuitos, sino un modo de hacer que la legislación de un país, en lo más esencial, no dependa únicamente del arbitrio de unas mayorías cambiantes.
    El proyecto de los secesionistas incluye la idea de que Cataluña, Estado independiente, tenga su propia Constitución. Si eso llegara a ocurrir (y así se recogía ya en más de un proyecto que hemos ido conociendo), no bastaría para cambiarla el que pudiera en un determinado momento existir una mayoría simple contraria a la secesión, cosa lógica, ya que para eso no haría falta constitución alguna; bastaría con una ley ordinaria. Pues ese mismo respeto que los secesionistas querrían para su proyecto es el que ahora se les exige, como se les exigiría en cualquier otra democracia occidental.
    A JLGM eso le parece mal; es su opinión, pero no la generalizada en las democracias occidentales. Por eso la Comisión Europea dejó claro no hace mucho que si no se está de acuerdo con una determinada legislación se puede luchar para cambiarla por métodos democráticos, pero no violarla ni ignorarla. Que es, esto último, exactamente lo que han hecho las fuerzas independentistas. Eso no se admite aquí, pero tampoco en ninguna democracia occidental.
    Salmond, el independentista escocés (y, una vez más, me estoy repitiendo), dejó claro a Puigdemont, en la entrevista que ambos mantuvieron en 2015, que “Cada país debe encontrar una vía propia para resolver sus asuntos, pero dentro de la democracia... Y democracia significa, en primer lugar, respeto a la ley. La vía escocesa, como recordó el ex primer ministro a su interlocutor, se tomó todo el tiempo que consideró necesario: primero, para tratar de convencer a la mayoría de los escoceses; luego, para intentar convencer al Gobierno británico. Todo ello en el marco, siempre, de la más exquisita legalidad”. Ése es el camino. Y la Comisión Europea, por boca de su vicepresidente, también dejó claro que “Si violas la ley, no puedes criticar a un juez por aplicar una ley democrática. Esa es la posición de la Comisión, y si no me equivoco, la de todos los estados de la UE”, y que “En el caso de España, la Comisión Europea no tiene críticas sobre el funcionamiento del Estado de derecho, la democracia, ni la aplicación de los derechos humanos”. Puede que nada de eso le importe a JLGM; no obstante, es real. No se trata pues de que uno "no entienda" ciertas cosas, sino de que JLGM se niega a entender que su postura es sólo una OPINIÓN, y una opinión que es contraria a la opinión, la legislación y la práctica generalizadas, en el Occidente democrático al menos. Él no acepta que en este asunto se pueda tener otra opinión que la suya; pero ése es su problema, no el mío.

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  12. Perdona, Jose, pero creo que te superas a ti mismo. Otra vez con lo que dice o deja de decir la constitución alemana. ¿Entonces según tú no se podría aprobar el matrimonio homosexual en España porque la mayoría de las democracias del mundo lo prohibían?
    Cuando en California o en Baviera, la mayoría parlamentaria del correspondiente Estado decida organizar un referéndum sobre la independencia ya veremos si se permite o no. En ciertas cuestiones, en las que tienen que ver con los derechos y libertades ciudadanos, son las mayorías sociales las que imponen los cambios. Véase lo que está ocurriendo con los delitos sexuales.

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  13. Bueno, lo de superarse uno a sí mismo está francamente bien. Y no, yo no he dicho que no se pueda aprobar algo en un determinado país porque en otros se prohíba; digo sólo que para cualquier modificación legislativa hay unos procedimientos, que no pueden ignorarse impunemente. Como dijo el Consejo de Europa, y como ya he recordado aquí unas cuantas veces, "Si estás en desacuerdo con una ley puedes protestar y luchar para cambiarla por métodos democráticos, pero no violarla ni ignorarla". Las "mayorías sociales" pueden, y hasta deben, "protestar y luchar para cambiar" las leyes con las que no estén de acuerdo; no pueden en cambio, no es su función ni tienen atribuciones para ello, cambiar ellas mismas esa legislación que no les gusta, ni puede hacerlo quien, no teniendo autoridad para ello, se escuda demagógicamente en la "voz de la calle" para asumir una autoridad que no le corresponde.
    Respecto a lo que pueda ocurrir si "la mayoría parlamentaria del correspondiente Estado" decide organizar un referéndum secesionista violando la autoridad de la que la existencia misma de ese parlamento depende, lo que ocurriría es que, al hacerlo, se situaría fuera de la ley. En Canadá, por ejemplo, el Tribunal Supremo dictaminó en su momento que "una declaración unilateral de independencia violaría tanto la Constitución de Canadá como las leyes internacionales". Y
    Stéphane Dion, principal promotor de la llamada Ley de Claridad, allí vigente desde el 2000, lo dejó claro cuando el año pasado le preguntaron sobre el independentismo catalán: "Si en la Constitución de Canadá hubiera habido algo como el artículo 2 de la española, hubiéramos alegado que había que respetar la Constitución. Y si se quiere cambiar la Constitución, hay todo un proceso para hacerlo".
    También dijo, por cierto, lo mismo que ya había dicho Salmond, y que ya he puesto aquí: "la democracia y el principio de legalidad son inseparables". Saltarse la ley sin más, como lo ha hecho el Parlament catalán, es exactamente saltarse la democracia.

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  14. El que debe de estar contento es el ex presidente Pujol, con el que la ley ha tenido manga ancha. Una ley absurda en este caso, que permite independentistas pero no la posibilidad de la independencia, y una política errónea, que no ha hecho sino aumentar el conflicto entre catalanes (muchos) y españoles (demasiados).

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  15. No te preocupes, Jose. Todo sigue por los cauces adecuados. La independencia está hoy más cerca que antes de aplicarse el 155, pero no será mañana. La gran historia -es que está ocurriendo en Cataluña-- hay que hacerla con cuidado para evitar descalabrarse.

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    1. Si alguna vez llega a producirse, la independencia de Cataluña estará, efectivamente, cada vez más cerca: el Tiempo funciona así. Eso aparte, sin la aplicación del artículo 155 dicha independencia ya se habría producido (tal era, al menos, la intención de sus promotores), por lo que su aplicación parece haberla alejado, no acercado.
      Y, obviedades aparte, es curiosa para mí, por parte de quienes son favorables a la independencia, o por lo menos a la "heroicidad" del independentismo, su irresistible proclividad a afirmar que todo lo que se haga, la apoya. Si el Estado español se opone a ella, eso la favorece; si no se opone o se opone menos, también. Yo veo en eso más bien una muestra del viejo wishful thinking, mezclada con no pequeñas dosis de propaganda.

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    2. No, Jose, pertinaz Jose, sin el 155 la independencia no se habría producido: la declaración fue simbólica, expresaba el deseo democrático del Parlament, pero carecía de fuerza para imponerse. Sin el 155, que los convirtió en héroes y en víctimas, los independentistas habrían quedado un tanto desairados ante sus partidarios, al ver que todo seguía igual. Cataluña no es Crimea, no tiene detrás ninguna potencia que la apoye. Solo tiene la fuerza de los votos de sus ciudadanos. Las cosas van así más lentas, pero el resultado es más definitivo. Y más hermoso.
      (Sobre el sofisma: está más cerca un hecho, si en lugar de producirse dentro de diez años, lo adelantamos para dentro de cinco años, y eso no tiene nada que ver con que, seis meses después, se declare dentro de diez o de cinco años, la independencia esté efectivamente más cerca.)

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  16. Demetrio Cárdenas11 de mayo de 2018, 16:22

    La categoría ética y el nivel intelectual de los "demócratas" españoles se autoexplican bien mediante citas de sus esclarecidos representantes: "es al revés: es Cataluña la que quiere decidir sobre el Bierzo", sostiene uno, y seguramente sin pizca de rubor. Me recuerda a un adolescente al que oí de pasada: "es que Cataluña quiere imponerme nuevas fronteras y terminar con el imperio". Lo cierto es que los catalanes quieren algo PARA SÍ. Por lo general, ni mencionan siquiera a España.

    Y otro: "Ni entiendo, de paso, su empeño en la famosa "consulta". "Consultar" si dos y dos son cuatro o veintisiete me parecería un absurdo". A este, Franco le aplaudirá a rabiar desde su tumba. Siglos de Locke, de Tocqueville, de Stuart Mill, los pretende enterrar este autoritario desbocado con una boutade propia de una edad mental de 12 años.

    ¿Para qué seguir, con "aquesta gent"? Lo que haya de hacerse se hará entre personas evolucionadas, civilizadas y con unos mínimos de racionalidad. Los citados se han auto-eliminado de la Historia.

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  17. HISTORIA DE UN DESCALABRO

    Independentista radical (a un líder del PSOE):

    -Ponte este lazo amarillo que cosió a mano para ti en la cárcel el buenazo de Junqueras, ayúdanos a tener estado propio. Con ETA hibernando y con tu apoyo abierto inclinando la balanza, estará hecho. Se sumarán a ti todas las izquierdas y los indecisos de España. Y darán un paso al lado los liberales menos reaccionarios, que ahora están desmotivados por su propia corrupción, sin ganas de pelea. Los verdaderos fachas sí son combativos, pero son residuales (ni un diputado tiene VOX). Aunque, por propaganda, repitamos como un mantra que los del PP son todos franquistas (sus millones de votantes incluidos) para enardecer a los adeptos.

    Líder del PSOE:

    -Bueno… no me parece algo terrible lo de la independencia, pero… Debo mantenerme en medio, entiende, como el amarillo en la bandera española. No estoy muy seguro… si me convencieses mejor…

    Independentista radical:

    -¡Venga, anímate! Fíjate, yo mismo me empoderé y escribí en el lazo: ”¡Abajo la ladrona Turquispain!”

    Líder del PSOE:

    -Mal jugado. Suerte la próxima.


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    1. Qué cosas, Julio Santos, pero ahí queda. Que cada uno juzgue por su cuenta.

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  18. Demetrio Cárdenas insulta muy bien pero no refuta nada.

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    1. Exacto, María, este es un espacio reservado para Martín y sus palmeros, que además se recrean llevándolo bajo palio, costumbre, como usted sabe, muy democrática.
      Lo que no sé es porque no lo cierran a los ojos fascistas y se intercambian elogios y coincidencias a través de WhatsApp.

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    2. Qué bobada, Tere Siero, dicho sea con todos los respetos. Este es un blog en el que José Luis García Martín publica sus colaboraciones de cada semana en El Comercio. Algunas lectores quieren precisar alguna cosa en el comentario, otros les responden. Eso es todo. No es un foro de debate en general ni un medio para intercambiar mensajes personales.

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  19. Para Demetrio.

    Cuanto ad hominem en un solo párrafo suyo. Solo son evolucionados, civilizados y racionales los que piensan como usted, curioso. Y “elimina de la historia” al resto. Así, sin más. Ni referéndum ni leches. Eso suena a exterminio, qué fuerte.

    No tiene que seguir usted con quien no quiera, Demetrio, faltaría más. Y más con esa pulsión suya de eliminar gente, calme la neura. Ya le sugerí que coja la maleta y elija destino. No insistiré sugiriéndole uno concreto “al que podría irse”, porque yo sí soy civilizado con quienes discrepan conmigo. Y en España cabe todo el mundo. Hasta los que la desprecian y maltratan, a los que España permite incluso ser diputados del Congreso, sin “eliminarlos de la historia” como usted.

    La anécdota del “imperio” (y más en un adolescente) es tan rebuscada que parece falsa. En todo caso, el imperialismo español es algo del pasado, sí. Aunque para anacrónico el nacionalismo catalán, que ese sí que sigue erre que erre con sus imperiales “Paisos Catalans” que pretende forzar con calzador. Sin hablar del imperialismo linguistico del Euskera extendiéndose en Navarra pese a sus propios habitantes.

    España solo quiere existir, sin fagocitar ni “eliminar de la historia” a nadie. Quien quiera irse, puede hacerlo a título individual en cualquier momento. O de forma colectiva respetando las normas… y sin eliminar a nadie.

    ¿Estamos?

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  20. Demetrio Cárdenas12 de mayo de 2018, 18:22

    Pues no, señor Santos, por supuesto que no estamos. A usted se le escapa la realidad. En España cabemos todos, sí, pero por desgracia, algunos caben solo a punta de fusil o de Juzgado. Para usted eso no hace al caso, como era de esperar. En cambio, el "imperialismo" de los Països Catalans es a punta de votos, nunca fue otra cosa y por lo tanto no es imperialismo sino democracia. Ah, y al auto-eliminarse de la Historia se elimina usted mismo, no lo elimino yo. ¿Ni siquiera eso, señor hablante del castellano?

    Lamento mucho, María Taibo, tener un concepto de insulto tan diferente del suyo. La acritud ante la farsa será áspera, pero no es un insulto. Y en cuanto a no refutar, ¿cómo se refutan las fuertes imposiciones de Cataluña a El Bierzo? ¿Cómo se refuta la nada? ¿Cómo se refuta la gran abundancia de unicornios en la costa cantábrica?

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  21. El que firma Julio Santos que de santo me parece que tiene poco, tendría que informarse antes de escribir cosas que ofenden:

    "Sin hablar del imperialismo linguistico del Euskera extendiéndose en Navarra pese a sus propios habitantes"

    En la Ribera navarra bastante gente estamos haciendo un esfuerzo grande para recuperar el euskara, una lengua que se habló hasta el Ebro, que consideramos valiosa y que consideramos nuestra y la queremos conservar. En los euskaltegis, o escuelas de adultos, nos juntamos amas de casa, oficinistas, empleados de comercio, maestros etc haciendo un sacrificio de nuestro tiempo libre para el objetivo que nos ilusiona. Es muy desagradable que salga un sujeto que desconoce nuestros motivos y nos cuente ¡a nosotros mismos! la bobada de que nos imponen el euskera por imperialismo contra nuestra voluntad. ¿Y con qué fuerza o con qué derecho podrían hacerlo, santo señor? No estamos en feudalismo. Hace falta ser desaprensivo y cizañero. Lo único que se ha hecho ha sido ofrecer a los navarros que quieran la posibilidad de aprender dicha lengua, y que no tenga que ser con un coste imposible.
    La Ribera navarra tiene problemas económicos como los tiene Huesca o Zaragoza, pero eso es por las políticas económicas que se están llevando. No tiene nada que ver con el euskera ni con imposiciones. Parece que este "santo" lo que querría es imponer que no podamos aprender esa lengua, y a lo mejor para el inglés sí que nos da permiso.
    Para empezar, aprenda a poner los acentos en la suya, y deje a los demás en paz y a su gusto.

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