Viernes, 23 de marzo
UN DÍA NORMAL
Temía, tras la operación de cataratas de ayer, que tuviera
que quedarme sin leer un tiempo, pero en la revisión de la mañana me dijo el
doctor Bascarán que podía hacer vida normal, que solo tenía que evitar
cualquier esfuerzo físico (algo que he evitado toda la vida, la verdad), y eso
me puso de buen humor.
Para
mantenerlo, trato de no seguir las noticias nacionales, progresivamente más
tenebrosas (aunque es difícil no escuchar los alaridos de gozo de mis
compatriotas cada vez que un nuevo mandoble más o menos judicial cae sobre los
independistas), y viajar a otros tiempos, bastante más infelices, pero limadas
sus aristas por la pátina de la historia: el pasado es ese extraño país donde
ya nada malo puede ocurrirnos.
Rebuscando
en la parte selvática de mi biblioteca (hay otra alfabéticamente ajardinada),
me encuentro con el diario de Joseph Goebbels. Sin duda lo leí en su momento,
pero lo tenía olvidado.
Por muy
siniestros que sean los personajes de ahora, esos que con las mejores
intenciones nos llevan a todos a la catástrofe, seguro que no pueden competir
con el lugarteniente de Hitler. Hojeo al azar el volumen y en seguida quedo
fascinado por el personaje, algo más que el malvado de una pieza del imaginario
colectivo.
El 25 de
septiembre de 1943 anota: “Ingleses y americanos se jactan de haber incendiado
Nápoles. Todos deberíamos entristecernos por los actos de barbarie contra la
cultura que implica este género de guerra. Indudablemente las generaciones
futuras nos maldecirán por haber traído esta ruina a los pueblos de Europa”.
¡Las
generaciones futuras nos maldecirán! No se excluye de esa maldición. Poco
después equipara a Hitler y a Stalin, dejando a un lado al blandengue y
teatrero Mussolini porque no es un verdadero revolucionario como ellos, porque “le
falta la visión universalista de un gran espíritu transformador”.
Por Hitler
siente, como es bien sabido, devoción y ternura casi maternales. Le agrada “que
tenga junto a sí constantemente un ser vivo que le adora”. Pero ese ser que le
adora, no es Eva Braun, sino “su perro Blondi, que se ha convertido en el más
leal de los compañeros. Es sorprendente cómo le quiere el animal”.
El diario
de Goebbels se lee como una novela, según afirma el tópico (como si buena parte
de la novelística que procede del Ulises no
tuviera el tedio como uno de sus ingredientes fundamentales). El prólogo nos
cuenta la habitual historia del manuscrito encontrado, lo que acentúa su
carácter novelero: “Cuando los rusos ocuparon Berlín en 1945, penetraron en los
archivos oficiales germanos con más energía que inteligencia, enviando algún
material documental a Rusia, destrozando algún otro y dejando el resto
esparcido y pisoteado. Frecuentemente siguieron el sistema, difícilmente
comprensible, de tirar los documentos al suelo y mandar a Rusia los cajones que
los habían contenido”.
Páginas del
diario de Goebbels, con otros documentos privados y oficiales, fueron quemadas
en el patio de su ministerio; el resto se vendió como papel viejo. El azar hizo
que cayeran bajo los ojos de un corresponsal de prensa que había sido agregado
militar en Berlín y gracias a eso se salvaron estas anotaciones, que se
refieren a unos pocos meses de 1942 y 1943.
No hay
ningún hombre de una pieza, quizá ni el demonio lo sea, y el doctor Joseph Goebbels
entremezcla, de inextricable manera, fanatismo e inteligencia. Era un maestro
de la propaganda, pero en estás páginas para la historia quiere limitarse a
contar la verdad, su verdad, y por eso no duda en referir los éxitos del
enemigo y no intenta atenuar los fallos propios. Apasionan sobre todo las
páginas que cuentan la traición de Italia tras la defenestración de Mussolini.
La historia adquiere entonces empaque de tragedia clásica.
En esos
días trepidantes de 1943 paso la tarde, olvidado de mi país, hasta que llega la
hora de ir a la tertulia. Aparece por allí Xaime Martínez, uno de los
patarrealistas salvajes, y tengo ocasión de decirle personalmente lo que pienso
del falso documental del pasado sábado. Él me replica que no he entendido nada
y pasamos un buen rato en animada esgrima verbal, mi deporte favorito.
No sé si
eso le irá bien al ojo recién operado, pero el oculista me dijo que podía hacer
vida normal y sin una buena discusión de la que salten chispas ningún día es
para mí normal.
Sábado, 24 de marzo
NO PUEDO QUEDAR EN CASA
La lluvia y el vendaval tratan de encerrarme en casa, pero
sospecho que eso es imposible. Nunca he sido capaz de pasar un día entero, por
mal tiempo que hiciera, por mucho trabajo y entretenimiento que tuviera dentro,
sin salir de casa.
La razón
hace tiempo que la sé, pero no me gusta comentarla con nadie. Podían haberme
quedado secuelas peores de haber estado interminables días aislado en una celda
de la Dirección General de Seguridad.
Domingo, 25 de marzo
GOEBBELS Y YO
Busco algunos datos sobre el diario de Goebbels y me entero
de que el montón de papeles editados en los años cuarenta no era todo lo
conservado, que los rusos no se llevaban los archivos y tiraban los documentos,
como decía el ingenuo prologuista.
En 1992,
aparecieron en Moscú mil seiscientas negativos en cristal con la filmación que
Goebbels había querido hacer de su diario para salvarlo de la destrucción. Lo
había escrito, día por día, desde 1923 hasta mayo de 1945, poco antes de su
muerte (más de setenta mil páginas, de las que ya se han publicado veintitantos
tomos). Al principio escribía a mano, luego dictaba a su secretaria y le pedía
que hiciera copia.
¿Qué lleva
a un hombre a esforzarse por dejar minuciosa constancia de su vida? Los hipocondríacos, cuando leen sobre una
enfermedad, en seguida empiezan a creer ver en sí mismos los síntomas. Es lo
que me pasa a mí cuando leo alguna biografía, aunque sea de alguien tan
siniestro como el doctorcillo alemán. ¿Tengo yo también, como han dicho sus
biógrafos, “los síntomas clásicos de un trastorno narcisista de la
personalidad”? ¿Tengo, como él, “una necesidad patológica de reconocimiento
ajeno”? ¿Son mi vanidad y mi ambición tan desmesuradas como la suya?
La vanidad
puede, aunque por grande que sea me parece algo inferior a la de la mayoría de
los poetastros de tercera fila que conozco, pero la ambición seguro que no: a
mí no me molesta en absoluto jubilarme –ocurrirá dentro de dos cursos– siendo
el último del escalafón.
No me
parece que tenga yo excesiva necesidad de reconocimiento ajeno: con el propio
–que no es fácil de conseguir, por cierto– me basta y sobra; y la devoción por
un líder no es lo mío, yo soy más bien, como buen español, de los que prefieren
ser cabeza de ratón que cola de león; queda la costumbre del diario, pero
Goebbels lo escribía para dejar constancia de su vida, yo lo hago más bien para
escamotear la mía.
Respiro
aliviado: todo era una falsa alarma, no tenemos nada en común. ¿Tampoco un
cierto gusto en manipular a los otros? Tampoco, tampoco, me digo sin demasiada
seguridad.
Lunes, 26 de marzo
UN HOMBRE CUALQUIERA
¿Qué tienen de extraordinario Hítler o Stalin si se los mira
de cerca? Un monstruo no es más que un hombre cualquiera con la capacidad de
hacer realidad todos sus deseos.
Martes, 27 de marzo
LUGARES CON AURA
Nunca
deja de sorprenderme lo rara que es la gente normal. Está visto que unos
tenemos la fama y otros cardan la lana. Se inaugura el primer Starbucks en
Oviedo y dos horas antes de que abra ya comienza a formarse la cola. Durante
todo el día es imposible tomar allí un café, salvo que seas muy, muy paciente.
Cuando yo lo descubrí en Nueva York,
eran locales amplios y cómodos, donde se podía charlar sin prisas, leer o
escribir. En España, años después, me gustaba el de los bajos del Palace,
frente al Prado, porque era un lugar libre de humos (todavía se fumaba en los
locales cerrados) y porque lo frecuentaban sobre todo foráneos que hablaban más
bajo que mis compatriotas.
En Nueva York fueron proliferando,
vulgarizándose, haciéndose cada vez más pequeños; la mayoría acabaron siendo solo aptos
para pedir la consumición e ir a tomársela, si el tiempo acompaña, a un
parquecito cercano. Ahora, cerrada la librería del Citicorp center, solo me
gusta el del Barnes & Noble de Unión Square. ¡Cuántos buenos ratos he
pasado allí, hojeando algún libro, que luego casi nunca compraba, borroneando
la traducción de algún poema, contemplando el mercadillo de productos orgánicos
que acostumbra a celebrarse en la plaza!
Durante mi último viaje descubrí el
de la 7ª Avenida de Brooklyn, donde solía desayunar con mi amigo Hilario
Barrero, acompañados por el tibio sol matinal; su tranquilidad provinciana nada
tenía que ver con el ajetreo de Manhattan. Aparte de esos dos neoyorquinos, mi
otro Starbucks favorito está en Lausanne, en la Place St-Francois, a medio
camino entre el lago y la encumbrada catedral.
Los lugares, como las personas,
tienen su aura y su magia. Entras por primera vez y es como si estuvieras en
casa; te presentan a alguien y es como si lo conocieras de toda la vida.
El Starbucks de Oviedo está en una
hermosa esquina, frente al Campoamor y la Escandalera, pero no me parece a mí
que vaya a desbancar ni a la mesa redonda de la mañana en Las Salesas, ni al
Vetusta a las ocho de la tarde ni, por supuesto, a mi rincón de trabajo
favorito, siempre a las cinco en punto, en el McDonald's de Los Prados
Miércoles, 28 de marzo
AYER MAÑANA
Me pasa el profesor Insuela la fotocopia de un artículo de
Lluis Companys publicado en El diluvio el
26 de abril de 1928. Se titula “La pena de muerte” y se dedica a rebatir los
argumentos de quienes se oponen a su desaparición: “Rechazamos la pena de
muerte porque es un sacrilegio, una monstruosa aberración que repugna a nuestra
conciencia y a nuestro sentimiento. Y nos asombra que existan en estos tiempos
civilizados personas que no lo sientan así”.
El 13 de
agosto de 1940, Lluis Companys, presidente de la Generalitat en el exilio (o
fugado, según dirían hoy los periódicos) fue detenido por la policía alemana a
petición de la española. El día 29 lo entregaron a la policía en la frontera de
Irún. Fue trasladado a la Dirección General de Seguridad, donde le interrogaron
y torturaron. El 3 de octubre fue enviado al castillo de Montjuic para ser
juzgado en consejo de guerra. Se le condenó a muerte el 14 de octubre por el
delito de “Adhesión a la rebelión militar”. Fue fusilado al amanecer del día
siguiente.
Jueves, 29 de marzo
NADA ES LO MISMO
Pienso en las
desventuras de ayer para no pensar en lo que se avecina. A la memoria me
vienen, como un ominoso ritornello, versos de Ángel González: “Nada es lo
mismo, nada permanece. / Menos la historia y la morcilla de mi tierra. / se
hacen las dos con sangre, se repiten”.
Amigo Martín, has britanizado a Eva Braun llamándola Brown.
ResponderEliminarCreo que a ella no le habría importado por esnobismo, a pesar del encarnizamiento entre ingleses y alemanes.
Cosas del corrector automático; ya está cambiado. Gracias.
ResponderEliminarAquí sigue el café esperando a García Martin. Me alegro que la operación fuera bien.
ResponderEliminarMuchas gracias, Hilario. Lo mejor de cualquier local es la buena compañía.
ResponderEliminarLa expresión "la banalidad del mal" fue acuñada, si no me equivoco, por Hanna Arendt y aplicada al nazi Adolf Eichmann. Vemos que también era válida para Joseph Goebbels, el doctor Goebbels. Un tipo capaz de estrechar con calor la mano de sus amigos, de entusiasmarse con las ruinas de Pompeya y Herculano, de querer muchísimo a su mujer y a sus hijos, de disfrutar de la música clásica (siempre que no fuese de compositores judíos). Un tipo corriente, banal, más bien culto. Y sin embargo, promotor y autor de atrocidades casi inimaginables. Banalidad del mal.
ResponderEliminarBien por destapar el tópico de "se lee como una novela", cuando muchas novelas son bastante narcóticas. Algunas de François Mauriac, de André Gide, incluso Madame Bovary, por hablar sólo de franceses, tienen muchas páginas plúmbeas.
Lluis Companys, presidente de la Generalitat en el exilio, fue entregado por la policía alemana a los jueces de la Dictadura. Ahora Carles Puigdemont, expresidente también exiliado, es detenido también por la policía alemana. Y estamos a la espera de que sea, o no, entregado a la policía de un Estado tres o cuatro de cuyos ministros, teóricamente aconfesionales, asisten a procesiones organizadas por una Iglesia, la Católica, donde cantan un Himno de la Legión que dice "soy el novio de la muerte".
No sé si la Historia se repite. ¿Quizás como farsa y burla?
De la segunda parte de su comentario, no digo nada para nuestro fiel Jose no nos vuelva a soltar su discurso de que la ley es la ley y etc etc.
EliminarDe la primera parte, creo que a lo de "la banalidad del mal" se le puede aplicar a Eichmann y a otros burócratas, no a Goebbels, que no era nada banal.
No se preocupe JLGM, que no soy nada amigo de discursos; eso lo dejo para quienes, fieles a sus consignas, son capaces de comparar, y quedarse tan anchos, a la policía alemana actual con la Gestapo (que fue quien detuvo a Companys), y a la democracia alemana actual con el nazismo. ¿Banalidad de la demagogia? Ay, Señor.
EliminarComparar a Puigdemont con Companys. No doy crédito. Tu credibilidad se ha desplomado a mínimos históricos.
ResponderEliminarNo se a quien se refiere ese "tu". Yo me he limitado a glosar un artículo contra la pena de muerte de quien después fue ejecutado por el Estado español. Las relaciones que cada uno establezca entre el último presidente de la Generalitat republicana y el último de la Generalitat autonómica es cosa suya.
ResponderEliminarY encima de tirar la piedra quieres esconder la mano. Has comparado con el mayor descaro a la Gestapo y a la Alemania de Hitler con la policía alemana actual y la actual democracia alemana; al franquismo (una dictadura feroz recién surgida de una guerra feroz) con la España democrática de hoy. He visto ejercicios de demagogia más toscos pero sólo dos o tres veces. No vale todo, Martín.
ResponderEliminarAlucino, vecino.
EliminarPara ser escritor profesional, el señor Piquero hace un uso del lenguaje bastante peculiar. Companys fue detenido por la policía alemana en 1940. ¿Sí o no? Puigdemont ha sido detenido por la policía alemana en 2018. ¿Sí o no?
ResponderEliminarPues eso es lo que se afirma. A este paralelismo, o coincidencia, Piquero lo llama "comparar a Puigdemont con Companys". Y luego, naturalmente, "no da crédito" a lo que él mismo ha montado. Pura poesía, Piquero.
Para Jose, en cambio, se está "comparando" (sic) a la policía alemana actual con la Gestapo. Pero bueno, de las entendederas de Jose ya vamos sabiendo mucho. Con ellas, ¿cómo iba a comprender cuál es la función social de las leyes, por ejemplo?
Por otra parte, o por la misma, confunden "comparar" con "igualar" o con "identificar"
ResponderEliminarCOMPARAR.- Fijar la atención en dos o más objetos para descubrir sus relaciones o estimar sus diferencias o su semejanza (RAE).
O sea, que sería muy legítimo comparar a Companys con Puigdemont o a Churchill con Lenin. Sufro sólo de pensar lo mal que deben pasarlo estos señores que, al ver citados juntos a Cristo y a Mahoma en un mismo texto, saltarán soliviantados de sus asientos exclamando "¡comparar a Cristo con Mahoma!"
Por favor, que hoy día hay diccionarios muy baratos.
Coincido con lo que dice Demetrio Cárdenas. Y no sigo con el tema. Allá cada uno con su mala conciencia.
Eliminar¿De verdad JLGM está de acuerdo en que DC no establece ningún paralelismo entre la situación de 1940 y la actual ("la Historia se repite")? ¿Ni tampoco entre la Gestapo y la policía alemana actual, y el Estado nazi y el alemán de ahora? Pues bueno, será que uno no sabe leer. Ya decía Borges que aprender a hacerlo es tarea de toda la vida... Va a ser eso.
EliminarYo no establecí ninguna comparación. Queda claro que la Alemania actual no es la de Hitler (de España no digo nada).
EliminarAh, quitamos lo de Alemania, pero la España actual es igualita, igualita que la España de Franco en 1940. Estupendo. Objetividad, mesura, sentido común, etc.
EliminarYo no decía, puede verse, que JLGM hiciese ninguna comparación, sino que la hacía DC. Respecto a la España actual, pueden ponérsele las objeciones que se deseen; pero no creo que pueda razonablemente afirmarse que es la de 1940.
EliminarQué fascinante. No querer decir nada de la España actual es decir que es igualita a la de 1940. No conocía yo esas técnicas de interpretación textual. Ya se sabe que la mente de los poetas --Jose también lo es-- funcionan de otra manera.
Eliminar¡Por favor! Es que me troncho.
EliminarTiene JLGM alguna tendencia a leer, no lo que uno escribe, sino lo que a él le parece que debiera haber escrito. ¿Dónde digo yo que el que no quiera hablar de la España actual supone igualarla a la de 1940? Quien hace ese paralelo es DC, no él. Un poquito de calma al leer no estaría de más, me parece.
EliminarPues tal parece, don Jose, que es respuesta a mi "de España no digo nada". Y más apareciendo en el lugar en que aparece y tras la respuesta de José Luis Piquero. Hay que ser un poco benévolo cuando los demás no entienden exactamente lo que hemos querido decir; a veces puede ser que se deba a que no nos hemos explicado bien.
EliminarPuede ser; lo siento.
EliminarYo sí digo que Martín ha querido precisamente eso: comparar la España de 1940 con la actual. No lo ha dicho directamente, pero ha dejado esa sugerencia en el aire como él sabe hacerlo. No es que no te hayas explicado bien, Martín. Tú siempre mides muy bien lo que dices y lo que no dices (donde ha menudo dejas caer muchas más cosas).
EliminarQué cosas. Pero si comparamos, no cabe duda de que ganaría la España actual. ¿Cuál es el problema?
EliminarEl problema, Martín, que no ignoras, es que dejas caer una posible comparación que es simplemente grotesca. Y añadir que "no cabe duda de que ganaría la España actual" -como si fuese ganar por los pelos, como si la comparación fuera posible, pero decidiendo la opción mejor- aún lo empeora más. Eres un maestro en dejar caer la insidia y luego fingir inocencia. Y todos estos cenutrios pican y aplauden con las orejas. Y tú te ríes de todos, de mí y de ellos. Po fale.
EliminarNo es lo mismo un diario que se escribe para ser publicado enseguida que uno que se guarda para que se conozca cuando ya el autor se ha ido. En un caso, no se usa todo el tintero, y en el otro sí, o por lo menos se dice lo que no se dice en público. Esta es otra diferencia entre tu diario (más merito tú porque tienes que lidiar con el silencio, con lo que callas, a menos que contestes que callas poco) y el del escritor alemán.
ResponderEliminar¿Mala conciencia? ¿Qué demonios tiene que ver aquí la mala conciencia? Aquí se trata de una sibilina, abusiva y totalmente desproporcionada comparación entre situaciones que nada tienen que ver, y hecha con mala fe.
ResponderEliminarSupongo que la mala conciencia tiene que ver aquí lo mismo que la mala fe.
EliminarLlámale mala leche, intención sibilina, manipulación interesada.
EliminarYo solo estoy interesado en que triunfe la verdad y la justicia.
EliminarSoplan vientos de ruina, contertulios. No me agrada decirlo, me lastima, mas el país se arrastra por los suelos igual que cuando Cuba y Filipinas. A las gentes las echan de sus casas, aunque sean infectos cuchitriles, si no tienen con qué pagar las cuotas, y los rácanos sueldos que reciben no les dan para huir de la miseria.
ResponderEliminarAguerridos ministros filarmónicos canturrean ser novios de la muerte, y quizás lo peor no es que lo canten, sino que es muy probable que lo sean (novios de la atroz Parca, me refiero) y que tengan la novia que merecen.
Zafias y mentirosas mercachifles apañan doctorados increíbles, títulos que pondrán en las paredes, adornando sus salas pretenciosas. (Demostraciones de un conocimiento que jamas en su vida poseyeron). Mientras, los escolares ordinarios, sin enchufes ni acciones en la Bolsa, se queman las pestañas bajo el flexo para lograr un título modesto que les permita ganar diez euros extra. Qué vergüenza, señores, qué vergüenza.
Jueces que ya olvidaron la justicia quitan y ponen órdenes de búsqueda según convenga al interés político.
Tertulianos de panza prominente con un vaso en la mano de buen whisky, desde sofás mullidos, sentenciosos, debatirán sesudos si tenemos democracia en el corral de gallos. Y concluirán que sí, seguramente, para mayor oprobio al desahuciado.
Contengamos, con todo, los lamentos: compran por metros tela rojigualda los que no tienen para pantalones en los barrios obreros madrileños.
Tiene razón Piquero, no en la discusión contigo, que no lo sé, sino en que esta es otra Alemania. El juez alemán juzgó que no hay delito de rebelión.
ResponderEliminarSigo todo el hilo con gran curiosidad y con gran aprensión. Señor Castellano. ¿Quién ha sostenido, y dónde, que la Alemania actual no sea diferente de la Alemania de 1940?
EliminarEs que empieza a ser un desvarío. La mitad de los participantes se inventa las respuestas del oponente. Literalmente las inventa. Cómo es posible que tanta gente no sepa leer. O que directamente tenga intenciones aviesas y una dialéctica de trilero. Qué país cifuentino.
Señor Anónimo, los dos (Martín y el señor Piquero) han reconocido que las dos Alemania (la de 1940 y la de hoy) son diferentes. Pero uno de los dos se empeña en que el otro las ha comparado como si fuesen lo mismo. Pero suele ocurrir, estoy de acuerdo, lo que usted dice en el segundo párrafo. En un tiempo a eso lo llamaban "diálogo de besugos", que no es el caso presente. Por Martín tengo admiración y por José Luis Piquero respeto. Por el Gobierno actual español y la oposición, siento no tener ni una cosa ni otra.
ResponderEliminarIl signore Cagliostro podría haber puesto la guinda a su tétrico lienzo del Estado con una mención del rifirrafe regio que inunda en estos momentos Youtube. Auténtico como la vida misma. O sea, real.
ResponderEliminarSi el anónimo de 9:58 fuese asiduo de este foro sabría que la dialéctica de trilero está presente aquí desde hace meses. Pero no siempre se origina en intenciones malévolas. En buena medida se debe a simple incapacidad mental, a torpeza, a deficiencia lectora, a la desgracia de sufrir una mente turbia. Lo he explicado más arriba a propósito del verbo "comparar". Algunos no entienden su uso, lo confunden. Deberían enfadarse consigo mismos por obtusos, pero protestan por lo que suponen que se quiso decir, sin haber comprendido.
Claro que no sé lo que es peor.
Puede verse. una vez más, en qué consiste el talante "democrático" de algunos. Si el modo de pensar de alguien es distinto del propio, ello no puede ocurrir (hay imposibilidad metafísica) porque, de buena fe y con inteligencia, ese alguien sostenga una opinión que, sin embargo (y como todas) puede ser errónea, sino porque 1) hay "intenciones malévolas" 2) o, alternativamente, quien nos lleve la contraria padece, copio, "incapacidad mental, torpeza, deficiencia lectora, la desgracia de sufrir una mente turbia".
EliminarY quienes tienen tan tolerante modo de pensar se creen no sólo los más demócratas del mundo mundial, sino capacitados para dar lecciones de eso, de democracia, a quien se deje, e incluso a quien no.
Curioso animal el ser humano, capaz no sólo de tropezar infinitas veces con la misma piedra, sino de echar la culpa... a la piedra, a quién si no.
Adelante, sigan todos (menos el lúcido Piquero “ha menudo” y el ingenuo Jose “puede ser, lo siento”) cortando la rama sobre la que están sentados, con la excusa de que tiene hojas marchitas.
ResponderEliminarUn país con gobernantes sin carácter como España, sí que es una historia repetida “AYER MAÑANA”. Y lo es aún más el hecho triste de ver cómo las ratas (incluso extranjeras, y aquí también las hay) se suman a roer sus grietas… sin disimulos.
Martín, please, corrige en un comentario mío un "ha menudo" que obviamente es errata, no sea que algún imbécil lo use para aplaudirse con las orejas.
ResponderEliminarPiquero, no sé la manera de corregir estos comentarios, por eso los míos van también a veces con erratas. El lector inteligente no repara en ellas.
ResponderEliminarEn cuanto a tu comentario anterior. Creo que está claro lo que pienso sobre el asunto en debate (lo de la comparación entre 1940 y hoy era solo para subrayar que en las dos épocas se persigue a un presidente democrático de la Generalitat) me parece que está claro: creo que los ciudadanos de Cataluña tienen todo el derecho a decidir su futuro político y estoy en contra de quienes, amparándose en dudosas legalidades (en interpretaciones de las leyes por quienes son juez y parte) tratan de negárselo. ¿Queda claro? Tú piensas lo contrario. Pues muy bien. Por mi parte queda aquí cerrado el debate. No hay lugar para la discusión. Pasemos a otra cosa.
Puse aquí ya, en la entrada de este blog titulada "Reflexiones de un alienígena", de Enero de este mismo 2018, nota del 3 de Febrero a las 11.05, las palabras literales del Consejo Económico y Social de la ONU relativas al supuesto "derecho a decidir" que invocan los independentistas catalanes. Como parece que se olvidan, las vuelvo a copiar literalmente:
ResponderEliminar“La aceptación expresa de los principios de unidad nacional e integridad territorial del Estado implica el no reconocimiento del derecho de secesión. El derecho a la secesión de un Estado miembro de las Naciones Unidas no existe como tal en los instrumentos o en la práctica seguida por la Organización, ya que tratar de invocarlo con el fin de romper la unidad nacional y la integridad territorial de un Estado sería una aplicación errónea del principio de autodeterminación y contraria a los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas”.
Luego es falso que quienes se oponen al tal "derecho a decidir" lo hagan necesariamente "amparándose en dudosas legalidades (en interpretaciones de las leyes por quienes son juez y parte)".
A no ser que JLGM considere que la ONU también es "juez y parte" en este asunto. Lo que sería una opinión bien curiosa. Aunque he de reonocer que, en este asunto, uno ha escuchado, y leído, opiniones todavía más curiosas.
No seas pesado, Jose, que todo tiene un límite. La ONU no habla de una vez para siempre, no sienta doctrina inmutable. Sus pronunciamientos se adaptan a las circunstancias concretas y dependen de la presión de los gobiernos. Poco a poco va a entendiendo la situación de Cataluña. No te preocupes, que todo llegará. Seamos optimistas. También hubo un tiempo en que el Sahara español era una provincia española, con representantes en Cortes.
ResponderEliminarNadie sienta doctrina inmutable, ni siquiera JLGM. Pero esta frase suya ("creo que los ciudadanos de Cataluña tienen todo el derecho a decidir su futuro político y estoy en contra de quienes, amparándose en dudosas legalidades (en interpretaciones de las leyes por quienes son juez y parte) tratan de negárselo") parece dar a entender que sólo quienes interpretan las leyes, se entiende que de un modo descaradamente interesado, desde su posición de "juez y parte", niegan a Cataluña el famoso "derecho a decidir" (eufemismo por "referéndum secesionista"). Yo me limito a señalar, con un ejemplo claro, que eso no es cierto, nada más.
EliminarRespecto a lo que pueda ocurrir en el futuro, ya he dicho otras veces que carezco de capacidad adivinatoria. JLGM piensa, en su "optimismo", que la realidad se comportará inevitablemente como a él le gustaría. Yo no estoy seguro de lo que hará, y no me importa nada decirlo. Ya hay, y aquí mismo no faltan, quienes se tienen por portavoces autorizados de ella, y saben sin sombra de duda lo que le corresponde hacer (a la realidad), lo que no tiene más remedio que hacer. Pues bueno.
Un referéndum secesionista es exactamente lo mismo que un referéndum unionista. En un referéndum hay dos opciones y por cualquiera de las dos se debe poder optar con total libertad. ¿Cree usted que Cataluña debe seguir formando parte del Estado español?, esa es la pregunta que podría hacerse. Si la respuesta mayoritaria es "sí" (todos los días oímos que el independentismo es minoritario), pues se acabó el problema, pasamos o otra cosa. Si la respuesta mayoritaria es "no", se comienza a negociar la separación (algo que llevaría tiempo y que pasaría por reformar la constitución). Cualquiera de estas dos opciones es perfectamente democrática y buena para Cataluña y para España. Lo que no es democrático que es que se impida a los ciudadanos de Cataluña manifestarse sobre una cuestión tan importante.
ResponderEliminarY sobre el futuro, yo expreso un deseo, no hago profecías. Sé de sobra que no siempre ocurre lo mejor ni acaba ganando la opción más justa.
Mil gracias por la explicación, de la que tan necesitados estábamos los que no nos enteramos de nada. Por ejemplo, y como repetidamente lo he explicado aquí, Alemania, USA o Italia, que lo han prohibido en sus respectivos territorios. Lo que uno se pregunta es por qué, en lugar de afirmar sin más que no es democrático quien así lo entienda, no se afirma, con algo más de humildad, que simplemente tienen otra idea de lo que es o no democrático.
EliminarQué pesadilla, Jose. No, no es otra idea de lo democrático. Simplemente, no es democrático impedir que los ciudadanos den su opinión sobre un asunto que les concierte y que está tensando toda la vida política de un país. No es democrático. Repito: no es democrático. Y eso de que lo prohíben en Alemania, etc., ¿a qué viene? El matrimonio homosexual, cuando se aprobó en España estaba prohibido en la mayoría de los países, ¿dejaba por eso de ser una necesidad para evitar la discriminación de una parte de la ciudadanía? El referéndum unionista o independentista solo se plantea cuando es una necesidad, cuando una parte significativa de los ciudadanos no está conforme con la pertenencia a un determinado Estado (es lo que pasa en el Sahara con Marruecos, lo que pasó en Crimea con Ucrania). Cuando el partido que gane las elecciones en California sea partidario de la independencia, entonces veremos si se prohíbe en USA un referéndum sobre el tema o no. Hasta entonces solo es una cuestión hipotética. ¿Por qué hubo un referéndum en Escocia y no en Gales? Porque en Gales no hay una mayoría que lo exija. En fin, que prohibir el referéndum cuando es una exigencia mayoritaria no es democrático. Tú crees que sí. Pues muy bien. También en Turquía creen que la ley que prohíbe decir que hubo un genocidio en Armenia es democrática.
Eliminar¿Lo dejamos entonces? Yo seguiré esforzándome porque mi país, España, respete los derechos de los catalanes. Y sospecho que Jose seguirá esforzándose dialécticamente porque no se respeten. Creo que ya está bien clara la postura de cada cual.
Sí, está clara. Como también está claro que yo no he dicho, ni diré, que JLGM seguirá esforzándose para que no se respeten los derechos de los españoles (ya expliqué, en vano, que el TC alemán dijo en su resolución que "la soberanía recae en el conjunto de los alemanes", cosa cuyo posible cambio NO DEPENDE DEL NÚMERO de secesionistas, sino en todo caso de que haya, EN TODA ALEMANIA, mayoría suficiente para cambiar la Constitución), y yo seguiré esforzándome para que sí se respeten. Simplemente, entendemos cosas distintas no sólo por "democracia", sino por "demagogia". Qué le vamos a hacer; dejémoslo.
EliminarUn referéndum secesionista o independentista respeta los derechos de todos. Me gustaría saber de qué palabras mías se deduce que no respeto los derechos de los españoles. ¿No se respetan cuando no se deja a los andaluces votar en las elecciones catalanas y por eso gana Puigdemont y no Inés Arrimada? El que se deje a los catalanes decir si quieren seguir formando parte o no del Estado español no afecta para nada a los derechos del resto de los españoles. Luego, si la respuesta es afirmativa, hacemos una fiesta en Madrid, y si es negativa comenzamos a negociar la reforma de la constitución y todo los demás. Por supuesto, esa independencia, si finalmente se optara por ella, y las condiciones de la misma, deberá ser finalmente aprobada por todos los españoles. ¿Qué derechos no respeto yo cuando pido que se respeten los derechos de los catalanes?
EliminarLos derivados del hecho de que, como dijo el TC alemán, "la soberanía recae en el conjunto de los alemanes" (en este caso, de los españoles), no en una parte de ellos.
EliminarPero ya digo, dejémoslo. Tenemos, eso está claro, opiniones distintas; también, y eso está igualmente claro, actitudes distintas. Yo no descalifico a JLGM porque piense distinto de mí: tiene todo el derecho a hacerlo, aunque yo no comparta su opinión. JLGM entiende, son sus palabras, que tener una opinión distinta de la suya es "esforzarse porque no se respeten los derechos de los catalanes", o dar muestras de un nivel intelectual semejante al de "la cabra de la Legión" (véase la entrada de ese título), o tantas otras cosas.
En resumen: yo respeto el derecho de los otros a discrepar, a pensar distinto de mí. Eso, a JLGM, le cuesta un poco demasiado. Y en eso, no sólo en nuestras opiniones, somos distintos.
Lo que decía: dejémoslo aquí. Las respectivas opiniones, y actitudes, están, efectivamente, del todo claras.
“Por supuesto, esa independencia, si finalmente se optara por ella, y las condiciones de la misma, deberá ser finalmente aprobada por todos los españoles”.
EliminarClaro, la soberanía es de todos los españoles… para rubricar mecánicamente lo que una parte de ellos les ordene. ¿Qué concesivo es usted, eh? Qué tolerante… Por supuesto, hombre, por supuesto… Toda España (no solo “Madrid”) se echaría a llorar emocionada al leerle.
Mandaré okupas a su casa y le dejaré firmar de su propio puño el nuevo contrato de propiedad… para ellos. Eso sí, usted podrá elegir el color de las paredes. Aunque las pintarán como ellos quieran al final, porque usted estará ya durmiendo en un banco en la calle.
Respuesta a Jose:
EliminarMI pertinaz comentarista no respeta los derechos de los catalanes porque no les deja pronunciarse sobre un tema que a ellos les atañe especialmente, no porque piensa de distinta manera que yo. Entender eso es leer de incorrecta manera mis afirmaciones (supongo que no voluntariamente). "La soberanía recae en el conjunto de los alemanes" (¡qué manía con los alemanes), pues muy bien. Pero para saber si los catalanes quieren o no seguir formando parte del Estado español no hay más remedio que preguntárselo a ellos y solo a ellos. Otra cosa es cómo ha de materializarse esa decisión si es contraria a seguir formando parte. Habría que reformar la constitución y aprobar el cambio entre todos, cierto. Y puede no aprobarse. Ya se vería entonces qué hacer.No anticipemos los problemas.
Respuesta a Anónimo patriota. Ningún referéndum es para rubricar mecánicamente nada (eso solo los que organizaban Franco y Ceaucescu), el resultado nunca está decidido de antemano, puede salir sí o no. Si las condiciones de la independencia no son aceptadas por los ciudadanos españoles en referéndum, esta no se hace efectiva. La independencia de Cataluña, si finalmente se lleva a cabo, solo puede hacerse efectiva mediante un pacto con el Estado español, ya que por la fuerza no podrá nunca imponerse. Que no se preocupe mi exaltado patriota.
Hay que confiar en los ciudadanos catalanes.
EliminarBien, dejémoslo ahí. Como ya he explicado otras veces, la providencia de inadmisión del Tribunal Constitucional alemán a la que me refería dice exactamente que el land de Baviera no tiene derecho a celebrar este referéndum porque la votación violaría el orden constitucional. En concreto, señala que los länder no disponen "de espacios para procesos secesionistas" en la Ley Fundamental (Constitución) y que la soberanía recae en el conjunto de los alemanes. Es lo mismo que respecto a un referéndum secesionista en el Véneto dijo el TC italiano, o lo que sobre otro en Texas y otros Estados dijo la Casa Blanca de Obama.
EliminarA JLGM nada de eso le vale. Muy bien. Y piensa que todos ellos, y cualquiera que piense así, "no respetan los derechos" de los respectivos territorios. Vale.
Y si el Consejo Económico y Social de la ONU, al que citaba más arriba, tampoco está de acuerdo con él, no importa. No es que piensen, o pensemos, distinto, cosa que al parecer no es posible (sobre este asunto no cabe más que un pensamiento: el suyo), sino porque. malvados que somos, no respetamos los derechos de los catalanes, los bávaros, los vénetos o los Estados de USA.
Pues así será, si él lo dice. Yo en cambio, ingenuo de mí, pienso que si él está equivocado (pero ya hemos dicho que eso no es posible), lo está de buena fe.
Lo dicho: dejémoslo; al menos yo. No continuaré con mis comentarios: me parece inútil.
“Por supuesto, esa independencia, si finalmente se optara por ella deberá ser aprobada por todos los españoles”
ResponderEliminarEs usted el que puso el ejemplo del “sí” como resultado del referéndum… y la soberanía nacional reducida a comparsa para “aprobarlo” luego. ¿Qué opción le quedaría a “todos los españoles” que asentir, una vez que una parte de ellos decidiera por el todo, rompiendo el principio de soberanía nacional propio de cualquier país? (no solo de la "mania" con Alemania)
Como ya le dijeron, juega usted a donde dije digo… para divertirse, y el tema es serio.
Para exaltados los que cortan carreteras convocan turbas para rodear edificios y destruyen coches policiales… aunque esos no tienen nada de patriotas, desde luego. Y de los que hablan de esclavismo y dictaduras franquistas/nazis no hablemos... muy centrado y sereno usted con sus ejemplos sí señor...
O yo me expliqué mal o usted me ha entendido mal. Un referéndum se gana o se pierde, un demócrata nunca lo entiende de otra manera. No me parece que mi ejemplo sea ambiguo. El "deberá" significa que es necesario, para que un acuerdo sea efectivo, que se apruebe en referéndum. En Escocia se rechazó la independencia. Los políticos catalanes que están en la cárcel ni ha cortado carreteras ni han mandado que se corten. Seamos serios. Y no justifiquemos condenas pasadas por posibles delitos posteriores.
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