domingo, 25 de marzo de 2018

Acción de gracias: Hablando claro



Sábado, 17 de marzo
PATARREALISMOS

¿Por qué el arte presuntamente más rupturista, epatante, anticonvencional está siempre subvencionado? Me lo preguntaba esta mañana mientras veía Óliver Punk, un falso documental producido por SACO, la Semana del Audiovisual Contemporáneo ovetense, en el parking del Carbonero.
            Tenía cierta curiosidad (el Óliver del título alude a nuestra tertulia de los viernes y yo mismo soy uno de los que intervienen), pero no tardé en perder todo interés y según fueron pasando los minutos aquello me pareció una tabarra interminable, la broma infinita de David Foster Wallace.
            Si hubiera estado sentado, podría dedicarme a mirar el teléfono y a pensar en mis cosas, que es lo que suelo hacer en conferencias y recitales. Pero había que estar de pie, más de una hora de pie, mirando una pantalla reiterativa o escuchando a los poetas del patarrealismo salvaje –“silvestre” habría quedado mejor– leyendo incoherentes retahílas con lámparas de minero en la cabeza.
            Quizá soy algo injusto (siempre lo soy con quien me hace perder el tiempo), quizá pertenezco a otro siglo y no comprendo a los mimados millennials. Quizá, pero no lo creo. El documental, inspirado en el libro del mismo título (en el que, por cierto, muero asesinado por un mayordomo robot), cuenta que Miguel Floriano, un poeta cíborg, un joven poeta en el que los componentes humanos han sido casi completamente sustituidos por implantes cibernéticos, ha desaparecido. Sus amigos contratan a un detective para buscarlo. ¿Y qué es lo que vemos en primer lugar? Pues al joven Miguel Floriano tendido sobre unas rocas marinas como en un anuncio de perfume; luego le contemplaremos paseando lánguidamente por bellos paisajes en sepia o blanco y negro y le escuchamos leer uno de sus poemas vagamente celebratorios a la manera de Claudio Rodríguez. ¿Pero no habíamos quedado en que era un cíborg? Es arte de vanguardia, la coherencia importa tan poco como en la puesta en escena de una ópera.
            Un actor teatral, un poco a la manera del Fernando Fernán Gómez de El viaje a ninguna parte, finge –poco– ser un profesor que nos da una charla sobre las fallas tectónicas o la inmortalidad del cangrejo, da igual (en cualquier caso aparece demasiado para no decir nada); el detective es también propio de una función escolar. Todo se repite, la situación se alarga, cuando parece por fin ha acabado volvemos escuchar a uno o a otro decir vaguedades sobre por qué ha desaparecido el poeta Miguel Floriano, algo que ha dejado de importarnos a los dos minutos de comenzar la proyección. Solo se salva la intervención de Saúl F. Borel, mi contrincante en un famoso debate sobre la biblioteca de Babel borgiana, con su monólogo digno del club de la comedia, y no sé si algo más
            Miré el reloj no sé cuántas veces, quise resistir hasta el final pero a la hora (a mí me parecía que habían pasado tres o cuatro), escapé de aquel antro oscuro.
            Y menos mal que los patarrealistas no tienen la costumbre de leerme, porque en caso contrario es posible que el asesinato que se cuenta en Óliver Punk, la novela, cambiara de género y se convirtiera en un asesinato de no ficción.


Domingo, 18 de marzo
PORQUE SOY POBRE

Parece que mi reiterada descalificación de los premios literarios va haciendo su efecto. Acabarán siendo vistos más como un baldón que como un galardón. “En mayo saco libro de poemas –me escribe un ilustre amigo–, que te enviaré, aunque me temo que tendrás que aplicarle tus razonables prejuicios sobre los premios, ya que tuve que presentarlo a uno por razones de economía doméstica, por lo general incompatibles con el orgullo y el decoro. A veces, ay, las circunstancias obligan a asumir humillaciones, en evitación de otras”.
            Algo así, pero con menos utillaje retórico, venía a decir Félix Grande cuando le preguntaban por qué razón, siendo ya un escritor prestigioso, se seguía presentado a premios: “Porque soy pobre”.


Lunes, 19 de marzo
HONOR Y HUMILLACIÓN

Me llaman de la Casa Real para invitarme a la comida que, como cada año, celebrarán los reyes en honor del premio Cervantes, Sergio Ramírez. Un inmerecido honor, que declino amablemente, por razones obvias, pero también una humillación.
            Cuando yo esperaba un destierro como el del Cid tras la jura de Santa Gadea, resulta que Felipe VI, más magnánimo que el rey Alfonso, vuelve a sentarme a su mesa.
            ¿Más magnánimo? No, simplemente que, como yo sospechaba, en su entorno no han leído mis palabras sobre su famoso discurso, tan alabado por unos, tan fuera de su papel institucional para otros, entre los que me incluyo.
            Escribir con libertad es fácil cuando lo que escribes no tiene ninguna importancia porque no lo lee nadie.
            No puedo aceptar, y bien que lo lamento (lo he pasado siempre muy bien en esas comidas: los reyes son los mejores anfitriones) porque a mi entender el jefe del Estado, en un asunto crucial, el más trascendente de su reinado, no ha querido o no ha podido mantenerse ecuánime, ha tomada partido.
            ¿Pero que pasaría si acepto la invitación y aprovecho para intercambiar unas palabras con él? Por unos instantes me siento tentado a hacerlo.
            –Majestad –le diría en el distendido ambiente del salón chino, tras la comida en el comedor de gala–, es cierto, como le dijo a Ada Colau, que su misión no es hacer de intermediario entre los partidarios y los detractores de la constitución, entre los que quieren hacer cumplir la ley y los que se niegan a cumplirla. Pero ni la constitución ni la ley pueden interpretarse solo en el sentido más restrictivo de los derechos y las libertades.  ¿Va contra la constitución Mariano Rajoy cuando defiende una ley, la de la prisión permanente revisable, recurrida ante el tribunal constitucional y con muchos visos de ser inconstitucional? ¿Va contra la constitución quien defiende que es posible, sin necesidad de reformarla, una consulta a los ciudadanos de Cataluña sobre si desean o no la independencia? Lo inconstitucional sería, si esa decisión fuera favorable, declarar la independencia sin antes reformar la constitución. Yo creo, señor, que es en los momentos difíciles cuando se reconoce a un estadista. Permitir a los catalanes, en un referéndum acordado con el Estado español, votar si quieren o no seguir siendo españoles no es favorecer al independentismo, sino todo lo contrario: quitarle su principal argumento. Claro que en ese referéndum, como en cualquier otro, se corre el riesgo de perderlo. Pero hay que aceptar ese riesgo. Solo aceptándolo se está en democracia a la altura de las circunstancias.


Martes, 20 de marzo
PASARSE DE LISTO

Cuando se habla de ortografía, hasta las mentes más sensatas suelen desvariar. El último en hacerlo es de quien menos lo esperaría, Alex Grijelmo. En Nueva Revista, una publicación de la derecha ilustrada (colaboradores habituales son Luis Alberto de Cuenca o Jon Juaristi), me encuentro con un artículo suyo de sugerente título “Escribir y hablar bien en la era digital”.
            Comienza muy sensatamente por constatar que “el ser humano nunca había escrito tanto como lo hace hoy”, para terminar en pleno desvarío. Si un amigo tiene una mancha en el traje, se lo advertimos amablemente para que se limpie; con los fallos en la escritura, se actúa de otra manera: “Se observan y se juzgan, pero sin verbalizar la sentencia. Tal vez porque una mancha en el traje se puede disculpar como accidental y no descalifica por sí misma a la persona. Se borra o se limpia, y asunto resuelto. Pero la escritura constituye una prolongación de la inteligencia, y una mancha en el lenguaje sirve como termómetro de la educación recibida. No lo creemos un fallo lingüístico, sino un fallo de pensamiento”.
            ¿Un fallo de pensamiento que alguien, discutiendo por WhatsApp, se olvide de poner la tilde en “pero qué me dices”? La ortografía es una convención, no tiene nada que ver ni con la inteligencia ni con el pensamiento. Resulta casi imposible que una persona culta, que habla varios idiomas, tenga una perfecta ortografía en todos ellos. Por eso es necesaria la figura del corrector.
            Pone como ejemplo de  la importancia de  la ortografía el caso de aquel aspirante a la presidencia de Venezuela que, en un mensaje manuscrito que publicó en la primera página de un diario escribió “entuciasmo” en lugar de “entusiasmo”. Tuvo, al parecer, que retirarse de la política.
            ¿Ha visto Alex Grijelmo los manuscritos de  Lorca, de Valle-Inclán, de Ramón Gómez de la Serna? Tendrían que haberse retirado de la literatura.
            Un error ortográfico (esa variante de la errata) no indica más que descuido, falta de adecuada revisión. Pero esa revisión no tiene por qué ser obra del autor, con cosas más importantes de las que ocuparse, sino de su secretario o del corrector editorial. Hagamos un dictado escolar –como los de Miranda Podadera– a los grandes políticos de  hoy y ya veremos si cometen o no faltas de ortografía (y no digamos de puntuación) y no por eso son mejores ni peores políticos.
            La ortografía, en tiempos de Cervantes, era cosa de los impresores; hoy se llama ortotipografía y es propia de unos profesionales que no deben faltar en ninguna editorial, en ningún periódico ni en el equipo de ningún político.
            Si tienes que ocuparte de la corrección de tus propios textos, es que eres un don nadie. Es lo que me pasa a mí. Y siempre aparecen con algún inevitable descuido en quien escribe y piensa rápido. Me los señala amablemente mi amiga Rosa Navarro Durán o inquisitorialmente, como si fueran un pecado, algún anónimo lector. Yo doy las gracias, los corrijo y no tengo la menor mala conciencia por ello.
            Y a veces el fallo no es propio, sino del corrector automático, que tiene la mala costumbre (como todos los fanáticos de la ortografía) de pasarse de listo.


Miércoles, 21 de marzo
PARA UN HOMENAJE

Un buen lector de poesía lee poca poesía. Un buen lector de poesía no aceptaría jamás ser jurado de un premio de poesía. Quien lee un libro de poesía de un tirón es un mal lector de poesía. Leer cien libros inéditos de poesía incapacita para volver a leer poesía.
Habría que premiar a los lectores de poesía, no a los poetas. Con buena voz todos los gatos son bardos. Para escribir poesía no hace falta saber escribir. Deberían crearse clínicas de desintoxicación poética. Los poetas jóvenes o no son poetas o no son jóvenes. Las palabras poéticas no tienen cabida en un poema.  Es poeta el que no puede ser otra cosa. Se puede ser poeta sin corazón, pero no sin inteligencia. Con media docena de verdaderos poetas se llena un siglo, aunque sea el de oro. Si solo escribe versos, habla como un poeta y se viste como un poeta, seguro que no es un poeta.




56 comentarios:

  1. Álex Grijelmo : la ortografía se hizo para el pensamiento y no el pensamiento para la ortografía. Pero eso en Hispania cuesta mucho entenderlo. En inglés, en cambio, no hay normas en sentido estricto. El lenguaje es de la people y lo hacemos entre todos.

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  2. Me emocionaste. Fui corrector, tú sabes. Por culpa tuya. Me criticaste la sintaxis y tuve que aprenderla, mal pero tuve que hacerlo. Mi caso es que terminé amando las erratas. Me decían más que la palabra escrita correctamente. Hay una bobería con la corrección gramatical que repudio. A ti te la acepto, la dominas tú a ella y no ella a ti.
    Y tenías que haber ido a la cena del Rey. Como narrador. No hubiera estado mal oírte el cuento. Ver lo que hubiera contestado el Rey.

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  3. ¿Ahora no vas a esos banquetes en los que te lo pasabas tan bien? Algo tarde. ¿Cómo era eso de Roma que decías? A mí sólo me invitaron una vez con el rey y no fui. Fue fácil: bastaba con no ir.

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  4. Fui cuando tenía puestas todas mis esperanzas en el nuevo jefe del Estado, tan distinto del anterior. Dejé de ir cuando, tras su discurso de octubre pasado, las perdí. Coherencia se llama esa figura. Todavía tengo esperanzas de que, mejor aconsejado, rectifique.

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    1. Permíteme señalar que ninguneas a tus lectores: ¿como Felipe Borbón no te lee, no te lee nadie?

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    2. No me lee nadie quiere decir que no me lee casi nadie, que mis observaciones políticas no son importantes, María.

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  5. La autodeterminación es un derecho básico que debe predicarse para todo colectivo pluripersonal, sin restricciones ni odiosos límites, y por tanto no sólo para las comunidades autónomas, sino también para las provincias, las comarcas, los municipios y las barriadas.



    Sobre su extrapolación a las urbanizaciones y comunidades de propietarios podría también hablarse con fundamento.



    Lo que no tiene sentido es poner puertas al campo.



    Todos los años (o quizá  semestralmente) debe haber un referéndum de autodeterminación en cada ámbito territorial, pues la gente puede cambiar de opinión y por ello es deseable y progresista que no se coarte con trabas espaciotemporales el ejercicio de tal derecho fundamental en este país.

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  6. No se si seré un ingenuo pero para mi es evidente. ¿Cómo va a rectificar? Está defendiendo su trabajo no el de los miles de jóvenes que tienen que huir de ¡¡Espaaañaaa!! Ha oído la palabra república y se ha puesto nervioso. ¿Quién le va a aconsejar, su amiguito López Madrid? Esa gente vive en un mundo irreal que no tiene nada que ver con el del resto de los mortales, al menos con el mío. Yo esperaba que su mujer, que procede del mundo real, le bajara a la tierra pero me temo que la transformación ha sido a la inversa

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  7. Cuánto sofisma, DaniPovedano. De lo que aquí se trata es de respetar o no las decisiones de un parlamento elegido en unas elecciones libres y democráticas. Y si algunas de las leyes que emanan de ese parlamento son inconstitucionales, porque así lo decreta el tribunal constitucional, quedan sin efecto, pero no se mete en la cárcel --no se ha hecho nunca-- a los que las aprobaron.

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    1. Como ya he puesto en una entrada anterior, precisamente el TC advirtió a los políticos independentistas catalanes, ANTES de que hubieran tomado ninguna decisión, de las CONSECUENCIAS PENALES que podrían tener, si efectivamente se producían, las que habían anunciado su intención de tomar. Y ellos lo hicieron conociendo perfectamente esa advertencia, y despreciándola. Que se produzcan, por tanto, las consecuencias penales que ya se les habían anunciado no es extraño: es lógico. Porque un Parlamento, por muy libre y democráticamente que haya sido elegido, no queda por eso autorizado a saltarse cualquier límite.

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    2. El tribunal constitucional de la constitución de 1978, a la que yo voté, no tenía por misión advertir a nadie de las consecuencias penales de sus actos (para eso bastaba el código penal), sino decidir si una ley era o no constitucional. El cambio fue introducido deprisa y corriendo por el gobierno del partido popular con mayoría absoluta para "frenar /castigar" a los independentistas catalanes. Algún día se verá quien, en esta cuestión, ha respetado menos la ley, quien la ha retorcido más en contra de la justicia y la democracia.

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    3. Las competencias concretas del TC no están sino apuntadas en la Constitución, en la que se dice concretamente (artículo 165) que "Una ley orgánica regulará el funcionamiento del Tribunal Constitucional, el estatuto de sus miembros, el procedimiento ante el mismo y las condiciones para el ejercicio de las acciones".
      Respecto a lo que dice del cambio "introducido deprisa y corriendo", lo fue bastante menos que los efectuados para permitir las votaciones del 6 y 8 de Setiembre en el Parlamento catalán, desautorizados como inconstitucionales por el propio Consell de Garanties Estatutàries, al que los independentistas no hicieron ningún caso.
      Desde el momento en que una ley orgánica está vigente, puede ser denunciada (si se cree en su injusticia) incluso ante Tribunales internacionales; lo que no se puede hacer (como ya recordó, y ya lo puse aquí, la Comisión Europea) es ni violarla ni ignorarla. Que es exactamente lo que el Parlament catalán hizo en Setiembre. Así no es como se hacen las cosas en democracia.
      Como también he señalado aquí, el independentista escocés Salmond recordó a Puigdemont, en 2015, algo obvio, a saber: democracia significa, en primer lugar, respeto a la ley. También he dicho ya más de una vez que el nombre "Estado de Derecho" no es un ruido vacío; significa exactamente eso.

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    4. Otra vez con la misma tabarra (dicho sea con todos los respetos). "Respeto a la ley" es solo una frase bonita. ¿Quién recurre una sentencia no respeta la ley? La ley --las leyes-- son ambiguas y contradictorias, por eso los jueces diversos las interpretan de distintas maneras, por eso tienen tanto trabajo los abogados, y por eso un buen abogado logra que sea absuelto su cliente y otro abogado no (si todo fuera respetar la ley, el juez debería limitarse en ambos casos a aplicarla). En todo lo que tiene que ver con el conflicto catalán, se trata de interpretaciones de las leyes. Cuando hay duda, se considera que una sola es la correcta: la de una de las partes en conflicto. El juez actua como juez y parte, lo que es contrario a todo principio jurisdicional. De antemano ha determinado que aplicar el programa electoral de quienes ganaron las elecciones en Cataluña (quienes tienen mayoría en el Parlament) es delito y todo su esfuerzo se emplea en lograr convencer a los jueces europeas (en España no tiene que convencer a nadie) de que es verdaderamente un delito. No lo consiguió en Bélgica, espera conseguirlo en Alemania.

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    5. Jose repite que las sesiones de septiembre fueron inconstitucionales porque lo dijo el Consell de Garanties Estatutàries (hizo mucho caso el gobierno al Consejo de Estado en la investidura de Puigdemont...) pese a que sabe que el TC las declaró constitucionales en noviembre. Eso es mala fe.

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    6. Decir que "las leyes son ambiguas y contradictorias" es una generalización inaceptable, y si un conductor, pongo por caso, circula a 200 Km/h en un tramo limitado a 50, no hay nada de ambiguo en que ha quebrantado la ley.
      Por otra parte, ya unas cuantas veces (¿de nuevo con la misma tabarra?) he dicho aquí que NO ES CIERTO que los procesados lo estén por "aplicar el programa electoral", sino por hacerlo violando la Constitución española, el Estatut y otras leyes.
      Si, un poner, un partido racista gana unas elecciones, toma medidas racistas y se le condena por ello, no se le estará condenando por "aplicar su programa", sino porque el racismo no está aceptado en la generalidad de las democracias europeas.
      Ganar unas elecciones, y mis notas anteriores ya lo dejaban claro, NO AUTORIZA a quebrantar la ley; sólo, en todo caso, a tratar de cambiarla por medios democráticos, lo cual es muy distinto.

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    7. Iba a decir "tonterías", pero lo retiro. Jose confunde las normas con las leyes. Quien incumple una norma tiene una sanción administrativa, no va a la cárcel. Y claro que hay leyes claras, pero pocas. La mayoría tienen muchos matices: por eso hay tribunales de primera y de segunda instancia, infinidad de abogados, no se sabe si un pleito se va a ganar o perder, etc. En la realidad jurídica, nada es blanco o negro.
      ¡Cuánto cuesta reconocer que uno se ha equivocado! Un partido racista no puede presentarse a las elecciones españolas, no sería legalizado su programa electoral. Si existe un partido independentista es porque su programa es perfectamente legal, constitucional, y si ese programa es legal y constitucional, ¿cómo va a ir uno a la cárcel por aplicarlo si gana las elecciones? Esa es la obligación de cualquier político (aunque estén acostumbrados a no cumplirla). Si al aplicarlo, incumplen alguna norma pues sus decisiones no son válidas, quedan sin efecto, pero no van a la cárcel. El juez del supremo afirma que los encarcelados participan de un "plan criminal" que sigue activo: para él buscar la independencia es un plan criminal, pues entonces debería pedir al constitucional que ilegalice a esos partidos. Mientras sean legales, todo su operativo es dudosamente constitucional. Y esto ya se verá cuando estos asuntos lleguen a tribunales imparciales.
      Y hay que tener en cuenta que esos encarcelamientos son solo decisión personal de un juez, no de un tribunal después de un juicio con todas las garantías. Hoy mismo podrían estar todos en la calle, el procesamiento seguiría adelante y se respetarían todas las leyes. La aplicación de las leyes debe ser de manera proporcionada. La cárcel, en este caso, no es justicia, sino venganza.

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    8. Pues eso, "ya se verá cuando estoa asuntos lleguen a tribunales imparciales". A mí no me cuesta nada reconocer que me he equivocado, cuando sinceramente lo creo así. Sólo que eso, hasta ahora y en este asunto, no ha ocurrido. Me pregunto si, en caso de que las decisiones de esos "tribunales imparciales" que dice no coinciden con lo que JLGM desea, él reconocerá su error, o seguirá pensando que tiene toda la razón, y es sólo que esos tribunales, como cualquiera que no le dé la razón, eran en realidad menos imparciales de lo que parecía.

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    9. Habrá que esperar a esos tribunales y a cómo razonan sus decisiones. Pero hay muchas cosas en las que no voy a cambiar, por supuesto: siempre pondré por delante el respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos sobre el atenerse al pie de la letra a cualquier reglamento. Las leyes están para garantizar los derechos de los ciudadanos, no para conculcarlos. Y siempre estará a favor del viejo principio "in dubio, pro reo". Y siempre estaré orgulloso de haber sido uno de los pocos españoles que ha defendido, desde el principio, la libertad de los presos políticos catalanes (o de los políticos catalanes presos, si lo prefieres) y el derecho de los ciudadanos de Cataluña ha decidir sobre su futuro político.

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    10. No es una cuestión de lo que yo prefiera: es que un "preso político" es alguien que está preso por sus ideas; y, como ya señaló en su día Amnistía Internacional, ése no es el caso de los dirigentes independentistas catalanes (prueba: hay muchos otros que no están presos, ni nadie ha pensado en detenerles), sino que éstos lo están porque, cito a AI, “están acusados de actuaciones que pueden constituir delito”. Por sus ACTOS, no por sus ideas.
      Por otra parte, ya recordé que el TC, precisamente, de Alemania, ante una solicitud bávara para un referéndum secesionista, dejó claro que "la soberanía recae en el conjunto de los alemanes". Luego no están por la labor de reconocer "el derecho de los ciudadanos" de una determinada región "a decidir sobre su futuro político". Es difícil creer que el tribunal alemán que ahora tiene que decidir vaya a hacerlo en contra de ese criterio; pero ya se verá, en efecto.
      Nada digo de los "demócratas" que aquí mismo califican de "talibaneses" (sic) a quienes simplemente no comparten sus "certezas". Se supone que los talibanes no aceptan otras ideas que las suyas, que para ellos son La Verdad; y proceden violentamente, cuando pueden, contra quienes no comulgan con ellas, o descalifican (si no pueden reprimirlos físicamente) a quienes lo hacen.
      Es claro que ése es justamente el caso con el múltiple Higgins o con Miguel, ellos sí "talibanes" en esto. Mi propia actitud es exactamente la contraria; como ya expliqué, también, aquí mismo hace un tiempo, si llegase a gobernar un partido que en cada momento tomara exactamente las decisiones que tomaría yo mismo de estar en su lugar, pero no dejase espacio para quienes legítimamente disintieran, ese partido me tendría en contra. Eso es democracia; lo otro, lo de Miguel, Higgins y alguno más, su negación. Dime de lo que presumes...

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    11. Todos los presos politicos del mundo están acusados de delitos: los de Sudáfrica cuando Mandela, los de Argentina o Chile cuando sus dictaduras, los objetores de conciencia ayer en nuestro país, los de Venezuela o España hoy. ¿Hay alguien de buena fe que dude, no sé si los de Venezuela (no conozco bien el caso), pero sí que los de España son presos políticos? Están en la cárcel, se les acuse de los delitos de que se les acuse (el juez se ha esforzado mucho en tratar de encontrar delitos, o apariencia de delitos, que encajen en los códigos penales europeos) por algo que hicieron a la vista de todos: tratar de dar cumplimiento al mandato electoral para el que fueron elegidos. Muchas de las leyes que incumplieron se crearon deprisa y corriendo para cortarles el paso, para impedir que los catalanes pudieran votar. Si sus delitos no son delitos políticos, que venga Dios y lo vea. Pero da igual como los llamemos: están en la cárcel por la decisión arbitraria de un juez (el que unos estén fuera y otros dentro --los de la CUP fuera, Oriol Junqueras, moderado y hombre de bien, dentro-- depende enteramente de su capricho). Y yo le agradezco mucho a Jose que me permita una y otra vez repetirlo, así puedo dejar constancia de que no soy cómplice, ni por activa ni por pasiva, de los graves atropellos contra los derechos humanos que está cometiendo la democracia por la que yo luché (y un gobernante que gobierna gracias precisamente a una trampa más o menos legal de quienes yo voté para que no lo hiciera: pero esa es otra historia).

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    12. ¿Por qué JLGM empìeza su nota con una pregunta que él sabe de sobra que es puramente retórica? Claro que hay, como él sabe perfectamente aunque prefiera aparentar que lo ignora (¿a ver si cuela?), mucha gente que NO ESTÁ DE ACUERDO en que los políticos catalanes detenidos sean "presos políticos".
      Amnistía Internacional, y ya lo he puesto aquí varias veces; el Consejo de Europa (idem); Manuela Carmena; Pedro Sánchez, y tantísima gente más, dicen que NO SON PRESOS POLÍTICOS; pero para JLGM, bien se ve, dado que no piensan como él, no existen.
      Hasta el presidente de la Asociación Catalana de expresos políticos del franquismo, Carles Vallejo ("el encarcelamiento provisional dictado por la Audiencia Nacional para los líderes sociales independentistas y presidentes de ANC y Òmnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, no les convierte en "presos políticos") lo ha dicho. Otro que no existe. Y no es el único; vea aquí, si quiere: https://politica.elpais.com/politica/2017/11/08/actualidad/1510172608_804192.html
      Se puede, naturalmente, opinar que todos están equivocados; pero lo de que ni siquiera existan, ¿no es demagogia pura y simple? Un poquito de por favor, oiga.

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    13. Allá cada uno con lo que dice, pero son presos políticos. Esto es como el genocidio de Armenia. En Turquía todos dicen que no fue un genocidio porque, en caso contrario, van a la cárcel. Los organismos internacionales no acaban de decidir que lo fue para no molestar a Turquia. Pero el asesinato de más de un millón de armenios fue un genocidio, y no hace falta que lo certifique la ONU para que lo sea. Lo mismo pasa con los presos catalanes: están presos (de manera provisional, sin haber sido juzgados y condenados como el famoso Urdangarín) por su actividad política. Eso es todo. Cuando cambie la situación, serán héroes --ya lo son para muchos-- y pasarán a los libros de historia de su país. Eso son los presos políticos. No tienen nada de qué avergonzarse. Sus hijos se sentirán orgullosos de ellos (no estoy tan seguro de que se sientan así los descendientes de quienes aplaudís su encarcelamiento). Tiempo al tiempo, amigo Jose, un poco de paciencia. La historia pondrá a cada uno en su sitio. Ahora se impone la razón de la fuerza (disfrazada de legalidad). A ver si conseguimos que triunfe la fuerza de la razón. Difícil lo veo, la verdad. Pero aquí seguimos: sin demasiada esperanza, pero con convencimiento.

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    14. Me parece muy bien que JLGM piense así. Sigue siendo cierto, sin embargo, que lo que decía en su nota anterior (recuerdo: "¿Hay alguien de buena fe que dude, no sé si los de Venezuela (no conozco bien el caso), pero sí que los de España son presos políticos?") es pura demagogia.
      O quizá significa que sólo tienen "buena fe" quienes piensan como él, y los otros (entre los que se incluyen, como ya lo indiqué, toda una serie de presos políticos, éstos sí, bajo el franquismo) actúan de mala fe. Con lo cual volvemos a lo de siempre: los "demócratas" que no aceptan de ninguna manera que se pueda pensar de otro modo que ellos, los que creen que la democracia consiste en que sólo es legítimo pensar como ellos piensan. Y eso, hasta el punto de que los hijos de quienes, horror, no cultiven su Pensamiento Único habrán de avergonzarse de su ascendencia.
      De verdad, ¿ni por un momento se le ocurre a JLGM la idea de que esa actitud suya nada tiene de democrática, que es pura intolerancia dictatorial? Pues debería. No verá, y lo he dicho muchas veces, que yo, con toda mi mala fe y mi vergüenza a cuestas, diga eso de quienes piensan como él: es del todo legítimo que disientan de mi modo de ver las cosas. Aunque eso, aceptar que otros puedan pensar de otro modo sin achacarles por eso mala fe o asegurar que deben avergonzarse de hacerlo, le resulte a él tan imposible de aceptar. Mala cosa.
      (De la comparación de la situación catalana con el genocidio armenio ya no digo nada, para qué. Pero, hablando de avergonzarse, ¿de veras que JLGM ni por un momento duda de que es justa? ¿Ni un poquitín? Pues vaya).

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    15. Por cierto, y de paso, ¿dónde ha visto JLGM que yo, como él asegura, "aplauda" el encarcelamiento de los políticos catalanes? Una cosa es que para mí resulte claro que au actuación ha sido manifiestamente ilegal, y en un tema de especial gravedad; otra, muy distinta, que crea por ello que la medida de encarcelarles sea la única posible en estas circunstancias, o siquiera la mejor.
      Mucho me temo que, en esto como en tantas cosas, JLGM esté alineándose claramente, acaso sin darse cuenta, con una política de blanco/negro según la cual o aceptas en bloque y sin matices una manera de pensar, o tienes que aceptar, igualmente en bloque y sin matices, la contraria. No es mi caso.

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  8. Demetrio Cárdenas26 de marzo de 2018, 16:22

    Respecto a la cena regia, no veo otra postura coherente con la actitud que Martín viene mostrando que la de no acudir.
    En cuanto a la ortografía, supongo que todo el mundo es indulgente con las erratas y los errores de tecleo. Otra cosa es el menosprecio sistemático de las reglas. Ahí soy menos indulgente que Castellano y María Taibo. Creo que la ortografía en el que escribe es un poco como aquello que se llamaba "urbanidad": modos respetuosos, aspecto, olor y color no ofensivos para los sentidos ajenos.
    Los ingleses siempre andan a vueltas con el spelling, parece que le dan algún valor.
    Por cierto, me pareció entender que María es hija de Rafael Taibo, el presentador de música clásica del que se decía "si Dios hablase tendría la voz de Rafael Taibo". Qué sorpresa. Y qué recuerdo de buenos ratos escuchando sus retransmisiones.
    ¡Saludos!

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  9. Si leo "La celestina" prefiero hacerlo tal como la escribió su autor, y no corregida con las normas ortográficas actuales. Lo mismo pásame con el Martín Fierro y otros libros. Son casos de autores que sabían escribir. Otros no tanto, y no es escribir "ablar" en vez de "hablar" falta de urbanidad. Lo que se está diciendo si puede serlo. La manera de escribirlo, si se entiende, no. No es menosprecio por la norma. Procuro usarla yo también. Pero si cometo errores pueden llamarme ignorante, pero no falto de urbanidad. Es lo que me parece, tampoco sé si estoy en lo cierto, Demetrio. Un saludo.

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    1. Vaya barullo, Jesús. "La Celestina" se publicó no con la ortografía del autor (o de los autores), sino con la de la los impresores (aún no había una ortografía fijada y una misma palabra se encontraba escrita de distintas maneras). Debes leer a los clásicos con ortografía actual, respetando solo las ortografía de entonces cuando tenía un valor fonológico. Eso es leerlos tal como ellos escribieron.

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    2. Yo la leí con la ortografía de los impresores y las palabras "mal escritas" brillaban más que la otras. El sonido era más alto. Pero bueno, ya no doy más lata con esto. Ni con lo de ponerle o no el cascabel al... Ojalá te lea. Le vendría bien.

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    3. ¿Leíste la primera impresión de la Celestina? ¿Leíste una edición facsímil? ¿Y cómo sabes cuál era el sonido de esas palabras? (La pronunciación del castellano ha cambiado con el tiempo.)

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    4. ¿Facsímil? Era una edición moderna, creo que de Cátedra. No sé si el sonido que yo oía era el original de la época, pero yo oía hablar a los personajes. Y la ortografía, que sí era fiel (supongo) a las ediciones antiguas, tuvo que ver en el modo de percibir la música de las palabras.

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    5. Era un libro de tapas blancas y una letra elegante. Una vez tuve en las manos una edición con ortografía actual y no lo leí, no pasé del primer acto. El que te digo pasó todo lo contrario. Aún oigo hablar a una pupila de Celestina de lo que conviene en esta vida, y el enfado del padre y la respuesta de Melibea. Deberían representarla como quiso el autor.

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    6. Jesús, Jesús, tú lo leíste como lo imprimió un erudito actual, no como lo escribió el autor. Un poco de coherencia, por favor.

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    7. Martín, la incoherencia es hablar sin tener el libro delante, discúlpame. Y hablar de representación y ortografía; en una representación no se ve la ortografía. Y no sé si al menos estás de acuerdo en que el erudito se aproxima bastante a como la escribió el autor, o autores. Los impresores corrigen cosas, no todo.

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  10. Y no veo coherente la postura de Martín en cuanto a la cena. Si va allí a bailarle el agua al Rey, sí, pero no es su caso. Puede que lo que nuestro autor tenga que decirle, a él le entre por un oído y le salga por el otro, pero decírselo es importante.

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    1. No es una cena, sino una comida en honor del premio Cervantes y uno no va allí precisamente a recriminar nada al anfitrión (faltaría más), sino a intercambiar palabras amables con los asistentes y, si se tercia, también con el monarca. Naturalmente, que te inviten es una deferencia y un honor; aceptar es también un voto a favor de quien te invita. Yo he sido un decidido partidario suyo; ahora no lo soy en un asunto concreto y crucial, en el que me parece que ha estado mal aconsejado; pero sigo respetando y apreciando a la persona; eso es todo.

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  11. Yo creo que sí le lee el rey. No olvidemos que la magnanimidad, no el castigo, es la máxima expresión del poder.

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    1. Ni me lee ni tiene por qué leerme; yo me refería a sus asesores.

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  12. Mal que le pese, Martín trata con una evidente reverencia a Felipe VI, la que estoy seguro de que no iba a tener con un eventual presidente de la República Española. Son atavismos difíciles de desprender, parte de esa costra secular con que pareciera que venimos al mundo los españoles. Se nota cuando elogia la "preparación" del Borbón, porque alberga la convicción subconsciente de que en una dinastía que dio ejemplares tan obtusos, basta con desenvolverse con cierta soltura para ser un dechado de talentos.Y así, le celebra las gracias (?) del mismo modo que los cortesanos prorrumpian en aplausos cuando Carlos III atinaba a quebrar la cáscara de un huevo pasado por agua con una cucharilla de plata.
    Nadie es perfecto, cuente Martín con mi indulgente comprensión.

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  13. Mal que le pese, Martín trata con una evidente reverencia a Felipe VI, la que estoy seguro de que no iba a tener con un eventual presidente de la República Española. Son atavismos difíciles de desprender, parte de esa costra secular con que pareciera que venimos al mundo los españoles. Se nota cuando elogia la "preparación" del Borbón, porque alberga la convicción subconsciente de que en una dinastía que dio ejemplares tan obtusos, basta con desenvolverse con cierta soltura para ser un dechado de talentos.Y así, le celebra las gracias (?) del mismo modo que los cortesanos prorrumpian en aplausos cuando Carlos III atinaba a quebrar la cáscara de un huevo pasado por agua.
    Nadie es perfecto, cuente Martín con mi indulgente comprensión.

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    1. Tonterías. Yo aprecio a la persona, aunque me parece que en esta ocasión no ha actuado adecuadamente. Y le aprecio no porque sea rey, eso es accesorio. Las calidades humanas no tienen que ver con el cargo.

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    2. ¿Tiene Martín suficientes elementos de juicio para alabar tanto las cualidades humanas de este señor? ¿Se compadece ser tan partidario de la racionalidad y luego dejarse influir por una escenografías de opereta? ¿Tendrán los justos compiyoguis afanacarteras?

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    3. No me parece que alabe tanto; solo hablo de mi aprecio y simpatía. Y de mi total desacuerdo con sus últimas decisiones políticas.

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  14. Miguel el Entrerriano27 de marzo de 2018, 10:55

    Lucen radiantes los tabarneses, ahora también los povedanos, por lo que se ve, con la paradoja que han descubierto, o mejor inventado, émulos de Zenón de Elea. Zenón demostró la imposibilidad del movimiento, pues la flecha en cada instante está en un punto, luego está en un punto todos los instantes, luego no se mueve; también demostró que Aquiles nunca alcanzaría a la tortuga, y es fácil entenderlo pues, por lenta que camine, cuando Aquiles llegue a su sitio ella ya no estará allí. Y no hace falta decir más. La paradoja de los povedanos y tabarneses no es física, sino política: la democracia no puede existir, pues cuando haya votado el país querrá votar y tendrá que votar la provincia; y después de votar esta tiene derecho a votar el pueblo, después el barrio, luego la calle, después la cuadra, o la manzana, y al final los inquilinos de cada puerta. Ergo no hay consulta consistente, ni derechos a decidir, ni voluntades políticas ni vainas. Resultado suculento para la España de hoy, caudillista, idólatra de la plata y mayoritariamente enemiga de que las personas decidan y elijan. (Alguna vez entendieron lo que significa democracia?)

    A la España de hoy día, encantada en su gran parte con el autoritarismo, indulgente con la corrupción, la van a tener que venir a salvar de fuera. Desde dentro no hay visos de redención. Quién iba a decirle a Machado que la mayoría habría de alinearse con los que "han de helarte el corazón".

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    1. Gracias por lo del salvamento, pero de salvapatrias de verdad que está uno más que harto; son especialistas en que sus remedios resulten infinitamente peores que la supuesta enfermedad.

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  15. Anónimo (Veneciano)28 de marzo de 2018, 11:00

    Si quieren saber de verdad lo que está pasando en Cataluña (no simplifiquemos, en realidad en España) lean este artículo de Suso de Toro.

    https://www.ara.cat/es/opinion/suso-de-toro-dictadura-jueces-interpuestos_0_1984601772.html

    Lúcido, inteligente, valiente. DICTADURA POR JUECES INTERPUESTOS. No se me había ocurrido, pero es exacto.

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  16. Los ta(li)barneses que tanto jalea cierta masa -mayormente ceceante-, se ufanan (y tiene por qué) de que sus estropajosos argumentos hayan prendido entre gentes que no tienen repajolera idea de qué cosa es democracia y que tienen los molares esmerilados de tanto roer caena. He llegado a pensar que Mendel no tenía razón cuando decía que los caracteres adquiridos por cultura no se transmiten a la prole; ¿cómo se explica, entonces, que sigamos repitiendo los mismos esquemas mentales que ya nos limitaban cuando los Tercios de Flandes, por citar algo cercano?
    Los chuscos talibarneses opinan que el mismo derecho tiene Sabadell a independizarse del resto de Cataluña que esta del resto del Estado español: parece que el turbante les aprieta demasiado y que no circula la sangre como debiera.
    El Pacto Internacional de Derechos Civiles, (ONU, 1966), habla del derecho de los PUEBLOS a la determinación. Si conviniéramos que Cataluña es un pueblo diferenciado de los otros que constituyen el Estado español, estaría claro que es objeto de ese derecho. Pero Tarrasa, Besalú o el barrio del Carmel (que yo sepa) NO constituyen un pueblo diferenciado dentro de Cataluña, por lo que es absurdo que se les aplique ese derecho internacional al que nos referimos.
    El turbante y el burka ensimisman demasiado a los talibarneses...
    Y es un buen diagnóstico el que hace Entrerriano del estado de la tribu: carece de recursos propios para salir de la miseria en que está sumida.

    PS.-Habría que preguntarse cómo es que el PSOE, que gobernó durante varios lustros la nación, y que no lo apean de algunas Autonomías ni con agua hirviendo- ha podido desaprovechar todos esos años para hacer ciudadanía, siendo que a esta altura de los tiempos somos peores ciudadanos (?) que en 1978. La República, en unos meses, hizo mucho más.

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  17. Miguel el Entrerriano29 de marzo de 2018, 13:31

    Hubo en tiempos aportaciones españolas de relieve al Derecho y a la Política, como las de los curas Juan de Mariana y Francisco Suárez. La genial contribución española del presente siglo es el Derecho a Impedir que Otros Decidan, tal como lo presenta el clan Savater-Azúa (con secuaces de menor peso). Según estos "filósofos", los murcianos y palentinos deben decidir sobre el futuro de Cataluña, pues la soberanía española la ostentan en conjunto los ciudadanos españoles. Nunca han propuesto tan descabellado referéndum, por lo que es difícil suponerlos sinceros. Ponen nomás palos en la rueda.

    Mientras tanto, el pintoresco reino de la Justicia española ofrece hoy el espectáculo de Mr Urdanga en la calle sin fianza. (Algún español esperó nunca otra cosa?)

    La cuestión no es ya si se trata de un Estado de Derecho. ¿Es siquiera un "Estado" en el sentido técnico? O una simple organización clientelar para el trasvase de recursos de las clases humildes a las colocadas, y para el control y administración de privilegios?

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    1. ¿Y qué tal por Argentina, D. Miguel? Háblenos de su país, que aquí todos somos "gallegos".

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    2. De nuevo, chapó. Y otra cosa, ¿para poder criticar un país hay que haber nacido en él?

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  18. Miguel el Entrerriano30 de marzo de 2018, 10:31

    Bien conoce María el tema por el que pregunta. Me parece.
    La diferencia es que la dictadura argentina se juzgó, se saldó, se liquidó. Acá no sólo no se hizo, sino que las fuerzas afines a la dictadura siguen imponiendo. Tribunales dependientes, Pazo de Meirás, Iglesia usurpadora de bienes del Patrimonio (España todavía teocracia?, y hablamos del Islam), exaltación del dictador y los suyos en muchos sitios. La injusticia patente sin complejos, el escarnio al ciudadano, aquí abruman. En el Cono Sur la injusticia existe, pero con menor descaro.

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    1. Los argentinos siempre tan proclives a juzgar a la madre patria. Ya lo hacían en los setenta, cuando huían en manadas de las garras de Vídela y al poco de estar instalados aquí se asombraban de la dictadura franquista, cuya injusticia se practicaba, como usted dice, con mucho mayor descaro que allí.
      Miguel, entre la picaresca española y el teatro italiano, comprendo que se rebelen ustedes ante sangre tan bulliciosa.
      Por cierto, qué nota nos pondría ahora?

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  19. Miguel, vos ya sabés de qué pie cojea la derecha intratable de la "madre patria". No te tomés el laburo de tratar de reducir al territorio de lo razonable a cualquier espécimen de esta rara especie acantonada entre Gibraltar y Pirineos. Dejalos con sus Cristos legionarios, sus cabras y su quijada de burro siempre presta.
    Chao, comendador.
    PS.- Hoy salí por Colegiales y recalo por Callao. Caminito...

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    1. La derecha cojea con la derecha igual que la izquierda lo hace con la izquierda.
      Venga, hombre, afile el lápiz y sáciese de espuma, por mi parte no va a haber réplica.

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  20. ¿Es que me invitas a una birra, buen Cancio? Generoso...

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