sábado, 8 de junio de 2013

Nada personal: Todo es dádiva


Sábado, 1 de junio
RESPIRAR POR LA HERIDA

“¿Has leído Miseria y compañía, el último diario de Andrés Trapiello?”, me dice un amigo.
            ––Hace tiempo que me lo envió, pero no me atrevo a leerlo. Temo que me defraude y luego no sea capaz de callármelo y se enfade.
            ––¡Buena cosa te importa a ti que nadie se enfade!
            ––He leído el prólogo, que me ha parecido prescindible, como de costumbre, y las primeras páginas, que algo tienen de vacuo ejercicio de estilo.  A mí eso de comenzar un libro diciendo “Me vieron antes de la cena escribir en este cuaderno…” no me acaba de convencer. ¿Y qué me vieron escribir mis hijos si esas son las primeras líneas? ¿Algo que taché? ¿Y no están acostumbrados a verme escribir? ¿Qué curiosidad pueden sentir a estas alturas? No sé, todo eso me suena un poco a escribir por escribir, que es a lo peor que puede sonar un escritor. Luego seguro que el libro levanta el vuelo, como de costumbre. Especialmente cuando quiere vengarse de alguien, cuando ridiculiza algún aspecto de la vida literaria, con equis tras de las que se adivinan nombres muy concretos. Es inevitable que los escritores demasiado prolíficos acaben cansando a sus lectores habituales.
            ––Pues aplícate el cuento.
            ––No, si ya sé que esto que digo quizá se aplique más a mí que a Trapiello, que estoy respirando por la herida. Por eso no lo he leído de inmediato, según costumbre que dura ya casi un cuarto de siglo, porque temo verme reflejado en los errores, no en los aciertos.

Domingo, 2 de junio
PEQUEÑO, DULCE Y PUNZANTE

Soy de esas personas a las que les sobran dos o tres horas al día, y cuatro o cinco los domingos. No he aprendido a hacer las cosas despacio y por eso el entretenimiento se me acaba demasiado pronto. Esta tarde, tras leer y releer el libro de Pessoa que he de comentar mañana, me da por recordar, o por inventar, no sé bien, breves poemillas satíricos de otro tiempo. Comienzo por la definición: “El epigrama ha de ser / pequeño, dulce y punzante / para que cause placer”.
Voy a hablarte ingenuamente: / tu soneto, don Gonzalo, / si es el primero es muy malo; / si es el último, excelente.
Tu crítica tan sincera / de las obras que escribí, / amigo, poco me altera. / Mas pesadumbre tuviera / si te gustaran a ti.
¿Por qué juras que esos versos / de repente los hiciste, / si ellos, aunque tú lo calles, / muy claramente lo dicen?
Solo alabas, solo aplaudes / a los difuntos poetas. / Permite, amigo, que en esto / complacerte no pretenda; / no estimo tu voto en tanto / que por lograrle me muera.
Donde Tomás brilla más / es en los versos, Calisto. / Y lo peor que yo he visto / son los versos de Tomás.
A las críticas de Antón / quise responder un día, / ya muy harto, y con razón. / Traté de hablarle en su lengua, / probé a rebuznar, no supe / y le dejé sin respuesta.
Tu versos son inmortales. / Por toda la eternidad / a sus huéspedes mejores / se los lee Satanás.

Lunes, 3 de junio
UN MAESTRO

Presento una edición digital de La Regenta, prologada y minuciosamente anotada por Andrés Amorós. Las notas no molestan (solo aparecen si tocas la pantalla), al contrario de las de una famosa edición suya de Troteras y danzaderas, que yo utilizo a menudo como mal ejemplo. Le escucho luego hablar de la novela de Clarín con la misma admiración con que lo hago cada año en las reuniones del jurado de los premios Príncipe de Asturias. Tras las ásperas discusiones habituales, toma él la palabra y es bálsamo sobre cualquier herida, la música de Orfeo que calma las fieras. Maestro en diplomacia y en tantas otras cosas, me gana en todo, hasta en falsa modestia, que ya es decir.
            Claro que yo últimamente a la habitual falsa modestia suelo preferir la falsa vanidad. Pero se me da tan mal fingir que en seguida se nota que es verdadera.


Martes, 4 de junio
MUY VISTO

La verdad es que soy algo vanidoso, y se nota, por mucho que trate de disimularlo. Por eso, cuando peor lo paso en las reuniones de los premios Príncipe de Asturias es en el previo encuentro con la prensa. Alrededor de los miembros del jurado pululan fotógrafos, cámaras, periodistas, que a veces se acumulan ante alguna novedad (este año, Luis Alberto de Cuenca) o ante alguna de las estrellas mediáticas habituales, como Fernando Sánchez Dragó. El único al que jamás, jamás, le han preguntado nada es a mí. Paseo aburrido entre unos y otros, invisible para los periodistas, tratando de tomarme a broma lo que me molesta el que nunca se me tenga en cuenta. Cuando le estoy hablando de esto a Carmen Riera, veo que se me acerca Eduardo García. Me saluda muy amablemente. La novelista me mira irónica, como burlándose de mis vanidosas susceptibilidades, y entonces el periodista dice: “Vengo a hablar con esta señora”. Cuando Rosa Navarro Durán se libera del cerco de fotógrafos y periodistas, trata de consolarme: “Es que a ti ya te tienen muy visto”.

Miércoles, 5 de junio
HISTORIA VIVA

Con qué emoción escucho, en el antiguo palacio de Toreno, la voz educada, precisa y rotunda de Fernando Rodríguez Miaja, sobrino del general Miaja, testigo directo de los últimos momentos de la guerra civil.
Historia viva, nunca mejor dicho. El último testigo, como aquel al que se refiere Borges en El hacedor: “En el tiempo hubo un día que apagó los últimos ojos que vieron a Cristo; la batalla de Junín y el amor de Helena murieron con la muerte de un hombre. ¿Qué morirá conmigo cuando yo muera, qué forma patética o deleznable perderá el mundo? ¿La voz de Macedonio Fernández, la imagen de un caballo colorado en el baldío de Serrano y de Charcas, una barra de azufre en el baldío de un escritorio de Caoba?”
Fernando Rodríguez Miaja estaba con su tío cuando le avisaron por teléfono de que Besteiro se había sublevado contra el gobierno de Negrín. Él le acompañó el 29 de marzo en el avión que les llevó a Orán cuando abandonaron España en el último momento.
Nadie más puede contar aquellos heroicos y terribles días en primera persona. Al darle la mano, al final de la presentación de su libro Testimonio y remembranzas, tengo la sensación de que se la doy a lo mejor del pasado de mi país.


Jueves, 6 de junio
LA MUERTE, EL ÉXITO Y EL CHOCOLATE

El hueco que dejamos al morir, qué pronto se llena. Desaparecemos y no dejamos más huella que el agua que alguien saca del mar.
            Hoy me ha dado por pensar en la muerte. Me aterra la de la gente que quiero, pero la mía me preocupa cada vez menos. Al contrario que Unamuno no me obsesiona la inmortalidad. Creo que la nada es más confortable que cualquier paraíso. Incluso estoy seguro de que a Dios, si existe, lo que más le gustaría es llegar algún día a no existir.
            Le cuento estas estoicas melancolías a un amigo. “¿Y no te preocupa lo que va a pasar con tus libros? ¿No te preocupa que se sigan leyendo, que no sean olvidados?”, me pregunta.       
––Hombre, me gustaría que duraran un poco más que yo. Y no hay duda de que durarán un tiempo, rodando por las librerías de viejo. Pero estoy acostumbrado a ser poco leído, así que no creo que después de muerto me preocupe mucho más de lo que me preocupa ahora. Una de las frases que repito a menudo es que el éxito y el chocolate me gustan mucho, pero puedo prescindir perfectamente de ellos.


Viernes, 7 de junio
ALGO DE AUTOCRÍTICA

Recibo, como regalo de los editores de La Regenta que presenté el otro día, la edición digital de Historia de los heterodoxos españoles, de Menéndez Pelayo. Son más de tres mil páginas que no añaden peso ninguno a mi iPad, el compañero ideal de las horas vacías en los aeropuertos y en las habitaciones de hotel.
Lo más parecido a los libros electrónicos que yo había manejado hasta la fecha eran los viejos tomos en papel Biblia de la editorial Aguilar. Como favorito para acompañarme en los viajes tenía el Nuevo glosario o el Novísimo glosario de Eugenio d’Ors: más de mil páginas de mínimas maravillas, uno de esos libros que nunca se acaban de leer.
            La Historia de los hetedoroxos es otra de esas obras inagotables. Qué fascinantes las historias de herejes que nos cuenta o las propias herejías, tan fantasiosas. La ortodoxia resulta siempre bastante más aburrida, salvo que el ortodoxo se llame Chesterton.
            Lo peor de esta edición es el prólogo, de un poeta que admiro, Aquilino Duque, pero que hace tiempo que no puede hablar de nada sin sacar a relucir a Franco y arremeter contra la democracia. Todos tenemos nuestras obsesiones ideológicas (y las mías me parece que están bastante claras), pero de vez en cuando debemos aparcarlas para hablar de otras cuestiones.
            Pero Aquilino Duque escribió versos tan hermosos que yo le perdono cualquier cosa, incluso aquel prólogo a una traducción española de Os Lusíadas en el que decía que el portugués no era más que un castellano mal hablado.
            Dejo de juguetear con la tableta y busco en mi biblioteca de papel (y de babel) unos versos suyos que reflejan muy bien mi estado de ánimo actual: “Los montes altos y las nubes bajas / y descansar de no hacer nada, / ver llegar el otoño, ver levantarse el viento / y tratar de olvidar la carrera del tiempo, / y tratar de olvidarse de uno mismo, / de los pecados y de los castigos. / Ya he escrito cuanto había de escribir / y vivido de sobra cuanto había de vivir. / Todo es ahora dádiva, todo es añadidura / y el alma solo anhela su larga noche oscura”.
            ¿Ya he escrito cuanto había de escribir? Quizá sí, pero yo hago como que no me entero. Y no le digo a nadie que ya está bien de diarios para que no me digan a mí lo mismo.
            En lo que estoy completamente de acuerdo es en que ahora “todo es dádiva”. Como siempre lo fue.


26 comentarios:

  1. Nada Personal:

    Ultimamente los comentarios de este blog son más politicos que literarios. Me alegra que se hable de Trapiello aunque sea mal.

    Tardar más de un cuarto de siglo en descubrir que un autor se repite es sorprendente.

    El último tomo es más limpio y cervantino. A mí me conmueve y me divierte. Es verdad que tiene una capacidad para herir que ni el mismo domina posiblemente por lo certero que es.

    Quedarse en eso, en las "X" y las heridas de tomos pasados es una mezquindad nada certera.

    Recomiendo la descripción del legionario portero, el encuentro de beso en las proximidades de su casa, la visita a ramón Gaya y sobre todo las partes poéticas que abundan.



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  2. Me alegra que se elogie a mi amigo Trapiello. Pero lo de la mezquindad por quedarse en las X no me parece muy adecuado. No se hace una reseña del libro, que no se ha leído (como claramente se afirma), sino que se formulan algunos temores que luego quizá se desmientan. Simplemente se dice que el comienzo no anima a seguir. Por eso está bien que Carmen nos recomiende algunos pasajes (pero para encontrarlos hay que leerse el libro entero: quizá le vendrían bien títulos y capítulos).

    JLGM

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  3. Pablo (leclavierbientempere@gmail.com)12 de junio de 2013, 9:25

    Descubro este blog por el blog de Trapiello. Leyendo la rúbrica "Aforismos", veo que en ella hay una cantidad impresionante de plagios de aforistas franceses. Miro esta primera página y me encuentro con el célebre "Vivre avilit" de Henri de Régnier traducido: "Vivir envilece."

    Étrange...

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  4. Pues no recuerdo haber leído ese aforismo de Henri de Regnier. La memoria juega esas malas pasadas. Espero al menos que todos los aforismos plagiados valgan igualmente la pena.

    JLGM

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  5. Pablo (leclavierbientempere@gmail.com)12 de junio de 2013, 18:27

    Me pregunto si no son todos traducciones...

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    1. Trascendental pregunta, que nos ilumina acerca de sus preocupaciones estéticas y metafísicas.

      "... porque lleno estoy de palabras, y me apremia el espíritu dentro de mí." JOB, 32,18

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  6. Sin defender a nadie ¿desde cuándo es importante la originalidad en literatura o arte? Pregúntele eso al señor que compuso del Clave Bien Temperado.

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  7. Quizá, Pablo. Pero de originales leídos hace mucho tiempo y olvidados o inventados.

    JLGM

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  8. Pablo (leclavierbientempere@gmail.com)13 de junio de 2013, 6:50

    @ Anónimo

    Sobre la originalidad se puede discutir. Pero no sobre el plagio (ayer se hablaba aquí del nuevo caso de plagio de Alain Minc - el primero, en su libro sobre Spinoza, le costó 15.000 euros - y también del programa que utilizan las universidades para detectar los plagios en las tesis de sus alumnos). Se puede, por supuesto, adaptar un texto clásico extranjero, pero "il faut annoncer la couleur", como decimos aquí, hay que decirlo, prevenir al lector.

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  9. La verdad está en los detalles. Tienes razón, Pablo, pero hay que matizar. No es lo mismo un texto científico que un texto literario. Buena parte de la mejor literatura, de Virgilio a Borges, es reescritura. Uno de los más citados sonetos de Quevedo ("Buscas en Roma a Roma, oh peregrino") traduce un texto francés que a su vez traduce un texto latino y en ningún caso se indica. Los poemas de Blas de Otero (acaba de aparecer su obra completa) están llenos de versos ajenos, alterados o no, sin indicar el autor, jugando con la memoria del lector (y dando mucho juego a los eruditos posteriores). Lo fundamental es que el nuevo texto sea distinto del anterior y valga la pena.
    Pero tampoco hay que pasarse, claro. Y conviene poner una nota al final del libro con los préstamos fundamentales. Yo se la pongo a "Vivir envilece" (habiéndosele ocurrido antes a Régnier tiene más valor, pero yo al escribirlo ya pensaba en la frase: "¿Vivir? Eso lo dejamos para nuestros criados".).

    JLGM

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  10. Pablo (leclavierbientempere@gmail.com)13 de junio de 2013, 12:10

    Antes se podía plagiar porque no existía la noción de autor. Hoy la ley lo prohibe. Plagiar no es lo mismo que adaptar o hacer variaciones sobre un texto (anunciándolo). Que Blas de Otero (poeta de 3ª o 4ª categoría) plagie, o que muchos autores mediocres lo hagan, no da derecho a nadie a plagiar. Y es, además, una actividad peligrosa para quien lo hace: el buen lector, cuando reconoce plagios en alguien, deja de leerlo. A mí, que me interesan mucho, y desde hace muchos años, los aforismos franceses y españoles (hago una antología de ambos), los tuyos dejaron de interesarme cuando me di cuenta de que eran plagios (como hay autores en Francia que no leeré nunca por la misma razón: Jean-Hedern Hallier, Jacques Attali, Alain Minc, Joseph Macé-Scaron, Gilles Bernheim...).

    Con el Net el plagio se ha incrementado de tal manera que hoy profesores y editores someten los artículos, tesis y libros a programas como Compilatio para saber si son originales y evitar los problemas jurídicos y los escándalos. Es evidente que el plagio tiene cada día menos futuro.

    Por cierto, "¿Vivir? Eso lo dejamos para nuestros criados", también es un plagio.

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    1. "Los devastadores de palabras, ¿qué tengo yo que ver con ellos?

      ¿Qué queda de los mitos bajo sus cuchillos?

      E. CANETTI, "El suplicio de las moscas"

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  11. Sí, y "nada en demasía" también es un plagio. Al aludir a esa frase en mi comentario daba por sentado que todo el mundo sabía que estaba citando (no literalmente, de memoria) una famosa afirmación de algún decadentista francés (¿del autor de los "Cuentos crueles"?).
    Los problemas jurídicos --y la discusión a cómo debe entenderse el copyright-- no los hay cuando se trata de textos del dominio público (todos los clásicos).
    Pero, en fin, no se trata de convencer a nadie. Y por supuesto que quien considera a Blas de Otero un poeta de 4º o 5º categoría no debe perder el tiempo leyéndome: comparado con él, yo soy de 10ª o 11ª, como poco.

    JLGM

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  12. Pablo (leclavierbientempere@gmail.com)13 de junio de 2013, 18:07

    ¿Y no tienes miedo de que alguien te denuncie como plagiador, que alquien escriba un artículo mostrando que lo que publicas como tuyo son simples traducciones? ¿O en tus libros te abstienes de hacerlo?

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  13. Estaría encantado de que alguien lo hiciera. Mis traducciones nunca son simples.

    JLGM

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  14. Qué más da calificar a un poeta de 3ª o 6ª división. Como decía el otro, condenados a la libertad por nuestras interioridades andamos todos. Más triste parece decirlo. Pregonar por ejemplo nuestro acercamiento sin gracia a la poesía, con espíritu de “sélectionneur” de azules o rojos. Perdone, Pablo, pero por una vez sigo su ejemplo: Cero en Templanza.

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  15. Chavalotes:

    Copiar a uno es plagiar.

    Copiar a dos es adaptar.

    Copiar a tres es crear.

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  16. Cuando leí en este blog el aforismo "Vivir envilece", sintonicé al momento e hice mi comentario. No se me ocurrió ni por un instante poner en cuestión el asunto de la autoría, por irrelevante, supongo. Luego vino el horror de una polémica "culturalista" de un bizantinismo extremo, como a la postre son todas las polémicas que pierden el norte de lo esencial...

    Y efectivamente, "Vivir envilece", y me importa un bledo quien lo diga.

    "Menos cultura y más cultivo" que decía Juan Ramón.

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  17. Pablo (leclavierbientempere@gmail.com)14 de junio de 2013, 16:06

    @ Manuel

    Una de mis divisas es: "Il faut être intolérant pour être libre" (Georges Darien).

    @ Aldonza Lorenzo

    ¿Tú por aquí, Zumo de poesía?"

    @ Concha

    "...el horror de una polémica "culturalista" de un bizantinismo extremo..."

    "Tout ce qui exagéré est insignifiant" (Talleyrand)

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    Respuestas
    1. (…) ATENIENSE

      Por muy infierno que nos parezca el otro, si la intolerancia lleva a no respetarlo gravemente, atentando contra su libertad, ¿no será entonces exagerada nuestra postura? Si, por otra parte, “tout ce qui est exagéré est insignifiant”, ¿no será entonces nuestra postura lo insignificante y con ella insignificantes nosotros mismos también aunque al mostrarnos al mundo tan desmesurados parezca lo contrario?

      CLINIAS

      Sin duda. (…)

      [¿TÚ TAMBIÉN POR AQUÍ, PABLO?]

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    2. Pablo (leclavierbientempere@gmail.com)15 de junio de 2013, 12:52

      @ Concha

      No conozco a ninguna Concha. ¿Quién eres? (Sobre tu respuesta: no veo en qué me concierne)

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    3. Nos conocemos y desconocemos todos. No sobraría, amigo Pablo, reconocer alguna vez lo bueno de aprender a razonar a la griega, incluso de anónimos o "desconocidas" como Concha. La ciencia siempre lo hace casi por definición. Pero las débiles "letras", o "humanidades"… bien que pueden necesitarlo bastante en un futuro tan electrónico de insultos, espías y de sabe Dios qué tipo de terrores. No sólo vistuales, claro. Terrores que puedan multiplicarse también en Europa devolviéndola a aquellas monstruosas guerras de nuestros antepasados.

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    4. No sólo virtuales, claro.

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  18. Sé, estimado José Luis García Martín, que el procedimiento no es el más ortodoxo. "A falta de pan, buenas son tortas", que dice el saber popular: necesito ponerne en contacto con usted y no hallo el canal adecuado. Habito en mi blog Limbos

    http://pascualgalvezramirez.blogspot.com.es/

    El asunto es José María Quiroga Plá. En la versión digital de Poetas del novecientos ha cambiado la fotografía del poeta: la desconocía y quisiera seguirle el rastro para, desde su cabo, poder llegar a datos reveladores (o no, como en tantas otras ocasiones)
    Perdone la posible impertinencia de la forma en que me dirijo a usted. Es el efecto colateral del ciberespacio: casa de todos, sin serlo de nadie.
    Un saludo cordial desde Sant Cugat del Vallès. Gracias por su atención.

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  19. Estimado amigo, yo no intervine en la versión digital de "Poetas del novecientos" y soy por eso ajeno al cambio de la fotografía.
    Quizá en el Instituto Cervantes le puedan proporcionar esos datos.
    Siento no poder serle más útil.
    Un cordial saludo

    JLGM

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  20. Gracias. Quiroga Plá, desde su limbo particular, sigue aproximando a personas. Sigo su blog por su mediación. Seguiré la pista que me deja.
    Un saludo cordial.

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