Hace pocas semanas, una amiga me invitó a pasar unos días en su casa. Dudé antes de aceptar. Muy cerca del Parque Natural de Redes, en el concejo de Laviana, entre ásperas montañas y verdes praderíos, el caserío de mi amiga Catarina está en un lugar privilegiado. Pero a mí la naturaleza, que no me desagrada, me suele cansar pronto: a los quince minutos, más o menos. Disfruté, sin embargo, con los innumerables gatos, las gallinas, el cacareo insolente del gallo, los perros, el jardín y la huerta, el arbolado y umbrío rincón, junto al arroyo, donde habitan las xanas. La casa, además, tenía su misterio. Contraída por un famoso pintor comunista, amigo de Picasso, en ella se habían alojado Carrillo y la Pasionaria , Víctor Manuel y Ana Belén, y la leyenda dice que allí se repartía con prodigalidad el Socorro Rojo y que en algún lugar del inmenso bosque que la rodea hay una ayalga, un tesoro escondido: varias sacas de deslumbrantes lingotes del oro de Moscú. Y verdaderamente había un tesoro en la desordenada biblioteca, llena de cajas de libros y montones de amarillentos papeles; una separata, de no sé qué revista (faltaba la primera página), con poemas inéditos de Ramón de Campoamor. Los publicaba Joaquín de Entrambasaguas y la revista quizá fuera Árbor, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pero no he podido confirmarlo. Ramón de Campoamor, el poeta más leído y admirado de su tiempo, goza hoy de un descrédito no enteramente inmerecido. Pero sigue contando con el aprecio de un puñado de lectores, que no temen que los tilden de anticuados, entre los que me cuento. He tenido la paciencia de repasar las mil quinientas páginas de sus Obras poéticas completas, publicadas en 1945 por Aguilar, y no he encontrado estos poemas que Entrambasaguas dio a conocer como inéditos. Si no pueden considerarse entre los mejores del poeta de Navia, creo que no carecen del todo ni de su ingenua malicia ni de su encanto.
EL ERROR Y EL DESEO
Más que la luz de la razón humana
amo la oscuridad de mi deseo,
y más que la verdad de cuanto veo
quiero el error de mi esperanza vana.
CANTARES EPIGRAMÁTICOS
No hay cosa que no se venda
del mundo en el gran bazar,
salvo aquello y solo aquello
que yo quisiera comprar
Un misterio que el más sabio
no logra desentrañar:
dónde la ilusión termina
y empieza la realidad.
Dice el refrán con razón:
el que espera desespera.
Para aquel que nada espera
no hay desesperación
En el jardín del amor
se puede coger mil veces
la misma flor.
No es para que me recuerdes
el recuerdo que te di.
Es para que te acuerdes
de que me acuerdo de ti.
Mira qué amargo castigo.
La mujer que yo más quiero
vive en mí, mas no conmigo.
En la orilla de la fuente
se escuchaba este cantar:
“Vivir es un sueño vano,
morir es la gran verdad”.
Pero qué dulce ese sueño
y qué amargo el despertar.
Nunca a nadie le diré
lo que no puedo decir.
Ni siquiera tú sabrás
lo que yo siento por ti
Nunca a nadie le diré
lo que no puedo callar.
Yo me muero por tu culpa.
y no te puedo culpar.
Amar es ya ser amado
aunque el amor no nos quiera.
El mundo es solo ilusión,
Pero ilusión verdadera.
EL BUEN SALVAJE
Una tarde de verano,
un doctor en varias ciencias
se encontró con un pastor
sentado junto a una acequia.
Miraba pasar las nubes
bebía del agua fresca,
y comía queso y pan
mientras dóciles corderos
triscaban entre la yerba.
Con envidia el buen doctor
pensaba de esta manera
tras saludar al pasar:
“¿De qué sirve tanta ciencia
si quien no tiene ninguna
la tiene ya toda entera?
Sabe que nada se sabe
y lo que a todos espera
Sabe gozar de las horas
como si fuesen eternas.
Que otros recorran el mundo
en busca de la riqueza.
Todo lo que este hombre tiene
pasta ahora entre la hierba.
Quizá no sepa leer,
pero sabe la manera
de dejar pasar los días
sin que ninguno le hiera”.
Mas con súbito silbido
rozó su sien una piedra
que le lanzara el pastor
para abrirle la cabeza
y quedarse con los cuartos
que llevaba en la cartera.
HUMORADAS
“Es mejor estar solo
que mal acompañado”,
su madre le decía.
Pero el bueno de Manolo
siempre que se queda solo
queda en mala compañía.
*
¿Un amor que no termina?
¿Un amor que no sea triste?
El que no empieza.
El que no existe.
*
En las noches de verano
cuando brillan las estrellas
los amantes mano a mano
logran llegar hasta ellas.
*
Don Juan lo afirma sin ninguna duda:
en entrever, no en ver, está el encanto.
Entre las ramas Venus se desnuda
y en sátiro convierte al mayor santo.
*
Si no hay otra verdad, si todo acaba en muerte,
deja que en mis mentiras me haga fuerte.
INÉS Y NICOLASA
Estaba Inés cierto día
en la puerta de su casa.
Vio pasar a Nicolasa.
Notó que se sonreía.
––¿De qué te ríes, mujer
si este mundo es un dolor
y hay una pena mayor
que el hecho de envejecer?
Por tus sesenta ahora mismo
cambiaría yo mis veinte,
que no sabes lo que siente
quien habita en un abismo.
––Abismo no hay más que uno
y a ese todos llegaremos.
El momento no escogemos,
oportuno o importuno.
––No sabes lo que es querer
y no ser correspondida.
–-Yo sé que se va la vida
para nunca más volver.
Y porque hace sol sonrío.
––Tú no estás enamorada.
––No, mas no me duele nada.
Nada tengo y todo es mío.
Don Juan se siente viejo, está cansado
y renuncia a seguir con sus amores.
Quiere morir cuidando de sus flores,
lejos de todo, en un jardín murado.
De vez en cuando alguna noche mala
vienen a visitarle ambiguos seres
y le torturan sombras de mujeres
y mira con amor pistola y bala.
Una noche más dura que ninguna,
cuando su cuerpo entero todo ardía
y tenía senos de mujer la luna,
sonó de pronto rara melodía
y entró la más temida y deseada
http://www.youtube.com/watch?v=FKJFcxsKLIQ&feature=results_video&playnext=1&list=PLF1CE43359CA51416
ResponderEliminarAdmirable Campoamor. Nunca entendí por qué había gentes que se sentían oblogadas a elegir entre Bécquer y Campoamor. ¡Los dos!
ResponderEliminarExcelente rescate de inéditos.
"Hace pocas semanas, una amiga me invitó a pasar unos días en su casa. Dudé antes de aceptar"
ResponderEliminar¡Qué sabia, ya recobrados la quietud y el seso, la duda de los hombres..!