Sábado, 16 de noviembre
VIVIR DEL CUENTO
---¡Siempre
estás con eso de que te leerán dentro de cien, doscientos o quinientos años, Martín,
como si entonces te fuera a importar algo! Debe de ser para compensar lo poco
que te leen ahora.
---De que me lean poco, no creo que
me hayas oído quejarme nunca. A mí me basta con media docena de buenos y fieles
lectores conocidos y con otros tantos, o pocos más, desconocidos. Otra cosa son
mis editores actuales. A ellos sí que no les hace ninguna gracia que, si yo
alguna vez soy un best seller, lo sea dentro de un siglo o dos o tres.
La verdad es que si hablo de la posteridad que me espera lo hago en broma. De
sobra sé yo lo que me espera. Pero algo hay de verdad en esa broma. Cuando
comencé a interesarme por la literatura (no por la lectura, leer leía, si no
desde antes de nacer, yo creo que desde poco después), la literatura era
Unamuno, era Galdós, era Antonio Machado, era Chejov o Shakespeare. Todos
autores muertos. Cierto que también estaba Azorín, que aún vivía cuando me
regalaron su novela El escritor, la primera obra suya que leí, pero la
literatura, la gran literatura, había sido escrita por gente de otro tiempo
para que la leyera yo y encontrara mi lugar en el mundo. Nadie de mi entorno leía
(y menos escribía), nadie se imaginaba que escribir fuera un oficio al que uno
pudiera dedicarse para ganarse la vida. Por muy absurdo que parezca, sigo
siendo fiel a esas primeras impresiones. Tan fiel que nunca he escrito una
línea para ganar dinero. Cierto que algún dinero he ganado escribiendo, pero
era porque se trataba de lo habitual en ese medio. Y siempre me pareció como
una propina que debía devolver a la literatura, contribuyendo a financiar una
revista o el libro de algún amigo. Ya sé que estas cosas no debería decirlas,
que la de escritor es una profesión como otra cualquiera y que los escritores
deben asociarse y defender sus derechos laborales. ¿Una profesión como otra
cualquiera? Bueno, sí, lo es en parte,
en la parte que se refiere a la literatura comercial: premios Planeta, sagas de
ciencia ficción, crímenes en serie en el valle del Baztán o en California,
cosas así. Cuando el dinero que cobra un escritor procede del tanto por ciento de
sus derechos de autor, se puede decir que lo ha ganado con su trabajo, como un
electricista o un médico. Pero la mayor parte de lo que cobran los escritores
literarios (poetas, narradores más o menos experimentales) procede de premios oficiales
y subvenciones, es dinero público. Que quizá estaría mejor empleado en otra
cosa. Digo “quizás”, que yo de la economía no sé mucho. Pero eso de que la
Unión Europea o el gobierno español financien a un poeta para que viva un
tiempo en Roma o en Nápoles y escriba un libro de versos (Manuel Vilas o
González Iglesias sin ir más lejos), la verdad es que a mí me parece una manera
bastante tonta de tirar el dinero de los demás. Y no digo nada de lo de dar una
beca a un principiante que de mayor será poeta o simplemente adulto para que
escriba un libro de versos, como si la oferta en el género no fuera bastante superior
a la demanda. Y sin que nadie compruebe la calidad final del producto. Yo, si
quisiera ganarme la vida con la literatura, me atendría a la demanda del
mercado. En caso contrario, prefiero subvencionarme yo el tiempo que dedico a
ella, que es lo mejor de mi tiempo. Me parece, si no más correcto, al menos más
elegante. Pero hay opiniones y no soy ya nadie para llevarle la contraria a los
que viven o malviven del cuento cultureta.
Domingo, 17 de noviembre
EDADISMO
---¿Has
oído hablar de edadismo, Martín? Ya sabes, la marginación por causa de la edad.
Parece que va a prohibirse que nadie te pregunte tu edad para evitar que te
rechacen de un trabajo por tener sesenta años en lugar de veinte o treinta. Me
temo que, como sigamos así, pronto va a aprobarse una ley por la cual, lo mismo
que puede uno escoger el sexo qué prefiere, pueda decidir a su conveniencia los
años que tiene.
---¡Ojalá que se pudiera hacer algo
así, escoger la edad!
---¿Y tú cual escogerías?
---Yo, como siempre, la que tengo.
No me importaría nada seguir teniendo setenta y cuatro años durante los
próximos veinte. Luego, a los noventa y cuatro, ya veré si me gusta esa edad o
prefiero otra. Está muy bien lo de
evitar la marginación por la edad, pero me temo que no basta con no decirla
para que no se note por mucho maquillaje y gimnasio que le echemos
Miércoles, 20 de noviembre
LO BUENO DE TRUMP
---¡Qué
lata tener que presentar un libro! Para mí, ser un triunfador, sería no tener
que hacer promoción cuando uno publica. Pero me temo que no me libraría de ello
ni aunque fuera un Pérez-Reverte o un López Otín, de quien me cuentan que en la
última presentación se pasó cuatro horas firmando. Para mí sería la peor
pesadilla.
---No te quejes, Martín, que tú solo
presentas un libro una vez y lo habitual es presentarlo unas docenas de veces
en todo lugar que se ponga a tiro.
---Me quejo, pero luego tampoco lo
paso mal en las presentaciones. En la de hoy, lo pasé muy bien. Casi todos los
que asistieron eran amigos. Allí estaban desde los más antiguos, desde quienes
lo son desde los años de estudiante, allá por los sesenta, hasta los que
nacieron ya en este siglo. A mí los amigos, si son escritores, me duran poco:
hasta que comento uno de sus libros de manera no adecuadamente elogiosa. Y ya
se sabe que yo soy algo cicatero en los elogios y muy certero en los reparos.
---Titulas el libro No sabe, no
contesta, pero tú eres más bien un sabelotodo de esos que no dejan pregunta
sin respuesta.
---Quizá
por eso me gustó tanto la presentación porque mi periodista favorita, Pilar
Rubiera, se dedicó a hacerme preguntas, como en tantas entrevistas para su
periódico, pero esta vez de manera oral. Lo malo es que, cuando hablo, tiendo a
decir más de lo que debería decir. Por escrito, me controlo más. Nunca
escribiría, por ejemplo, que desde 2020 estaba deseando la vuelta de Trump. Es
la única posibilidad de que la guerra en Ucrania no acabe convirtiéndose en la
guerra de los cien años, cierto. Yo quería que volviera, aunque ese fuera un
deseo que ni me atrevía a confesarme a mí mismo, porque una de las razones por
las que Trump perdió por la mínima ante Biden fue su razonable actitud ante la
pandemia. ¡La de ataques que le cayeron por haberse atrevido a decir que era
una especie de gripe y que el contagio se evitaba de la misma manera! Y luego
las risas a propósito de frasecitas sacadas de contexto, como la de la lejía.
La verdad es que en lo que se refiere a la pandemia y a la tontemia
generalizada que provocó, la actitud de Trump coincidía bastante con la mía. En
eso y en lo de Ucrania.
---¡Eres
un antivacunas, Martín!
---Y
creo que la Tierra es plana, no te jode. La de majaderías que he tenido que oír
solo por tomar una decisión personal ante una opción que no era obligatoria y la
de presiones y chantajes que he tenido que resistir (aquí en Asturias durante
un mes nos prohibieron ir al cine a los no vacunados, como a niños
desobedientes). Y no sigo hablando de esos años oscuros en los que el remedio
fue peor que la enfermedad porque sería el cuento de nunca acabar. A Trump,
tenlo por seguro, nunca le elogiaría en público. No quiero que me apedree la
buena gente progresista. Pero con su victoria me siento vengado de los que me
obligaron a llevar mascarilla cuando paseaba solo por lugares solitarios para
respirar aire puro y proteger mi salud (nunca les hice caso, todo hay que
decirlo).
Jueves, 21 de noviembre
LA PRIMERA SONRISA
Como el
Cándido de Voltaire, últimamente me dedico a cultivar mi jardín, ajeno en lo
posible a los desmanes del mundo, sobre todo a los que escapan a mi voluntad.
Claro que yo no tengo jardín, sino una pequeña terraza llena de flores frente a
las que desayuno: la primera sonrisa del día.
Mis
preferidas son las guineas, blancas y rojas, tan sensibles. De vez en cuando,
sin razón ninguna (necesitan mucha agua y yo las riego con regularidad) les da
por languidecer y me las encuentro con la cabeza gacha. Unas palabras cariñosas
y reviven. A mí me pasa lo mismo.
Tu último ejercicio de irresponsabilidad y frivolidad intelectual me tiene pasmado. Vuelves a superarte a ti mismo. Ya no sé qué pensar contigo. Muy decepcionante.
ResponderEliminarGracias por aplicarme los versos de Calderón:
EliminarCon cada vez que te leo
nueva admiración me das
y cuanto te leo más
muy más leerte deseo.
Muy apropiada la cita, salvo que no hace que te admire, sino que me admiro de los extremos a los que puedes llegar, y que no me anima a leerte más. Hubo un tiempo en que pensabas más de lo que solía pensar la gente y aportabas opiniones novedosas. Ahora, sólo por ir a la contra, incurres en posturas y opiniones que dan vergüenza ajena, las del negacioniso y las del apoyo a personajes que aún quiero creer que te repelen, pero no lo dices. ¿Alguna persona medianamente ilustrada, medianemente educada, medianamente noble, puede elogiar a Trump, por la razón que sea? Insisto: muy decepcionado.
EliminarDisculpas por la intromisión. No sé si de verdad hubo un tiempo en que José Luis ‘pensaba más de lo que solía pensar la gente y aportaba opiniones novedosas’... Lo único cierto para los lectores de su blog es que este «José Luis» cada día está más cringe, ¿será un bot de Alvise? Un saludo.
EliminarEjemplo de cringe (y de todo lo demás) encontrado en la jukebox de Café Arcadia:
https://www.youtube.com/watch?v=n-fmBlKSGZ8
Está por configurarse el club de los tres emperadores, Trump, Putin y Netanyahu, a cada cual más delicuente, negacionistas del cambio climático, etc., y hay quien lo recibe como una buena noticia... Y aprovecha para colocarnos de paso su «Grandes éxitos» de la pandemia: que si a las 9 en casita y castigados sin cine y palomitas... Se conoce que a algunos la tontemia ya les venía de muucho antes.
ResponderEliminarCordialmente. (Yo tampoco me vacuné)
Yo creo que Netanyahu no niega el cambio climático, pero puedo estar equivocado. Y Putin me parece que no cree que la tierra es plana ni niega la eficacia de las vacunas (hasta inventó una).
ResponderEliminarBueno, digámoslo de otra manera. Netanyahu no niega el cambio climático, pero lidera un régimen castrense (véase su nuevo gabinete de ministros) favorable por tanto a la guerra, la cual, como sabemos, es una actividad totalmente devastadora para el planeta (por su alto consumo de combustibles fósiles) y poco o nada respetuosa para con las personas... Y Putin por supuesto que no cree que la tierra es plana, como Siberia, así como tampoco ignora que Siberia limita con China... En cualquier caso no se niega el carácter eminentemente criminal de los nuevos emperadores de occidente. Y dos de ellos presidentes de dos estados (Usa e Israel) que se dicen democráticos. En fin y como decía el poeta: Cuando la pandemia llegó, la tontemia algunos ya la traían de serie...
ResponderEliminarLeyendo una antología de fabulistas del siglo XVIII encuentro casualmente unos octosílabos que vienen muy bien aquí.
ResponderEliminarSi es el sabio quien rechaza,
me avergüenzo y desespero.
Pero qué alegría más grande
si quien lo hace es Piquero.
Lo que no sé es si debo alegrarme o preocuparme por la coincidencia con "Amelia" en la opinión sobre Netanyahu.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarCité los versos de memoria. Vuelvo a la fabulilla y encuentro que me equivoqué al citar el tercer verso. En realidad, dice: "Pero qué gran alegría".
ResponderEliminarNo es una «opinión». Es un evidencia. Y vale lo mismo para Putin, Trump y el pelagatos de Mazón.
ResponderEliminarhttps://www.rtve.es/noticias/20241120/mazon-ficha-a-otro-general-para-dirigir-gabinete-vicepresidencia-para-reconstruccion-valencia/16338454.shtml
Cuánto abundan hoy las evidencias, "Amelia". Las hay de todas las tallas y para señora, caballero y niño. Cada uno puede encontrar la evidencia más de su gusto en un enlace a una noticia periodística o a un video de youtube. Ahora, en el Black Friday, creo que además están de saldo.
ResponderEliminarResumiendo, “José Luis”, café de máquina para todos...
Eliminar"Amelia", "Amelia", "Amelia", los nombrecitos de Internet son disfraces del cobardón anónimo (de ahí las comillas) mientras no haya constancia de la identidad del firmante, como es mi caso. En las antiguas "cartas al director" de los periódicos (el equivalente impreso de estos comentarios) se pedía el nombre completo del firmante y el número de su DNI, para que se hiciera responsable de sus afirmaciones. Una buena costumbre que se ha perdido.
ResponderEliminarAy José Luis, “José Luis”... Qué manera tan “sutil” de desviar la atención... ¿Y también hay que presentar carnet de vacunación para participar en Café Arcadia?
ResponderEliminarEl motivo de comentario estaba bien claro: «La verdad es que en lo que se refiere a la pandemia y a la tontemia generalizada que provocó, la actitud de Trump coincidía bastante con la mía. En eso y en lo de Ucrania», JLGM.
Lo dicho, a ver si sacan de una vez esa vacuna contra la tontemia, cada día más necesaria. Tus lectores presentes y futuros, conocidos y anónimos, te lo agradecerán.
Para más información:
https://www.youtube.com/c/AmeliaAi
¿Quién será nuestra querida Amelia? Casi seguro que es alguien que está sin ser, ejem-ejem, y ya se sabe que quien está sin ser ni está ni es. Pues eso. Visto lo visto, yo no sé si es bob@ o se lo hace. Quedémonos con la duda. «Dios nos dio el pensamiento como prueba. / ¡Dichoso quien no sabe que lo lleva!» (Unamuno). Para "ella/él", en fin, la perra gorda de saltar más alto en la colchoneta. Qué cosas.
Eliminar(Con el permiso del administrador y por intempestivas y “estúpidas” alusiones varias)
EliminarErgo... Dichoso tú, Alejandro Lérda. Lo que no sabíamos era de tu querencia por el salto de cama... elástica. Menudo diablillo estás hecho... Pero, ¿también brincas o solo miras? Déjalo, tampoco nos interesa, pero si quieres contar...
Lo único, un consejín, bob@, no te agaches demasiado que no llevo bragas... ¡Pues sí que está caldeadito el Café Arcadia... menudo ambientazo! Y qué buena la música. Pero sobre todo, Ale, ese estilazo que desprendes dentro y fuera de la pista... ese culebreo irresistible... ¿estás seguro de que detrás de tu nickname no se esconde un avatar de Salma Hayek o algo...? Qué cosa...
https://www.youtube.com/watch?v=EdznDnhY9r4
Pues sí, en esas dos cosas la actitud de Trump coincide bastante con la mía, y en lo de ser abstemio y casi vegetariano coincido bastante con Hitler. Y en lo de llamarme José con Stalin.
ResponderEliminarQué argumento más infantil. ¿No se te ocurrió que también coincides con Hitler y Stalin en tener dos piernas? Lo malo e imperdonable es coincidir en creer legítima la invasión de tal o cual país o desatar una guerra.
EliminarQué argumento más infanti. Coincidir con Hitler o Stalin en ser vegetariao o llamarte José es una tontería. También coincides con ellos en tener dos piernas, por si no te habías percatado. Lo malo es coincidir con ellos en considerar legítimo invadir países y provocar guerras.
ResponderEliminarEstamos de acuerdo. Salud.
EliminarNo es un argumento, impulsivo Piquero, es una broma para tomarle el pelo a "Amelia". Aunque, de algún modo, también es un argumento. No es malo coincidir con un "malo" siempre que no coincidamos en su maldad. Yo coincido con Trump en querer acabar con la guerra de Ucrania lo más pronto posible, no eternizarla para bien del "demócrata" Zelenski (¿cuándo tocan elecciones?) y los fabricantes de armas. Y estoy orgulloso de coincidir, en eso, con él y no con Biden o contigo. Coincidí también con Trump en muchas cosas durante la gestión, tan desastrosa y dañina, de la pandemia. Y estoy orgulloso de haber coincido con él y no contigo.
ResponderEliminarDonald Trump, el «vengador» de las mascarillas, en un ejemplo de coherencia política sin precedentes, amenaza con romper unilateralmente (¿criminalmente?) el tratado de libre comercio con Cánada y México, firmado, mejor sería decir impuesto, por él mismo durante su primer mandato. ¡Y todavía hay quienes dicen «coincidir» con tan ilustre mentecato...! Viva la tontemia generalizada y Trump, su profeta.
ResponderEliminar«Uno de los principales resultados del primer mandato de Trump fue el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (...) Un arancel del 25 por ciento sobre todos los productos mexicanos y canadienses sería una clara violación de ese acuerdo, y podría afectar el futuro del propio acuerdo.»
NYT 27 nov 2024
https://www.nytimes.com/es/2024/11/27/espanol/estados-unidos/trump-mexico-canada-china-aranceles.html
Amelia, Amelia, que no es tan difícil de entender: que el aprobar una de las medidas de un político significa solo aprobar esa medida y no todas las demás.
ResponderEliminarPor cierto, en lo de los aranceles ni entro ni salgo.
No hace falta entrar ni salir, los aranceles están por todas partes. En ciertos casos, las “vacunas” contra el covid han sido una especie de “arancel”...
EliminarNo, lo que llama especialmente la atención es el empeño del personaje (y de una parte del stablishment financiero internacional) por endosarle a China los desmanes de una globalización de la que Estados Unidos ha sido el principal promotor y beneficiario.
En mayo de 2020, en plena pandemia y siendo todavía presidente, Trump ya pedía «castigar» a China con sanciones y aranceles por haber creado y propagado el covid-19. Hoy, casi cinco años más tarde y superada la pandemia, sigue pidiendo lo mismo, esta vez por culpa del fentanilo y, cómo no, la invasión de inmigrantes... Y le han votado 76 millones de conciudadanos y aplaudido muchos más fuera de su país.
Créeme, José Luis, la tontemia es la verdadera pandemia y es muy anterior al coronavirus...
1 de mayo de 2020
Trump amenaza a China con aranceles por su respuesta a la pandemia
https://www.france24.com/es/20200501-trump-china-aranceles-pandemia-amenaza
25 de noviembre de 2024
Trump promete imponer aranceles a México, Canadá y China. El presidente electo dijo que impondría aranceles generalizados en su primer día de mandato y que se mantendrían hasta que los tres países detuvieran el flujo de drogas y migrantes.
https://www.nytimes.com/es/2024/11/25/espanol/estados-unidos/trump-arancel-25-por-ciento-canada-mexico.html
¡Y dale con los aranceles! No me parece que esté sea el lugar adecuado para debatir la futura política económica de los Estados Unidos.
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