sábado, 23 de septiembre de 2023

Coraje y alegría: Por malos que nos parezcan

 

 

Sábado, 16 septiembre
EL REGALO DEL FANTASMA

Ayer encontré un tesoro, y no metafórico. Paso por la librería del centro Reto que está al lado de mi casa, en Bermúdez de Castro, y en un rincón, entre manoseados bestsellers, saldos y títulos sin mayor interés, me estaban esperando la tercera edición de La realidad y el deseo, la última que preparó su autor, la que leyeron y admiraron Brines, Valente y los otros poetas que le homenajearon en La caña gris, y a su lado Sombra del paraíso, de Aleixandre, en la edición de Adán, de 1944, y Todo más claro y otros poemas, el último libro que publicó en vida Pedro Salinas, y siguen las sorpresas. Una sensación mareante.

            En todos los volúmenes, la misma firma: José Vega Merino. Busco su nombre en Internet y no encuentro más datos que un libro suyo, Lo que a mí me pasa, publicado en la colección Provincia, de León, en 1980. Por entonces, yo estaba suscrito a esa colección, así que pensé que probablemente lo tenía en Avilés. Y aquí estaba. Es un primer libro y una especie de poesía completa, lleva el subtítulo de 1949-1979. Miro la contracubierta para conocer algunos datos de ese poeta que era tan buen lector y que parece no volvió a publicar más, pero, redactada en primera persona, no ofrece ningún dato concreto: "No creo que tenga demasiada importancia para el hipotético lector de estos poemas saber si fue en este o en aquel lugar del vasto mundo donde los hados decidieron un día que yo apareciera, pues a mí me parece que tanto monta uno como otro. Tampoco creo que interese a nadie conocer la fecha en que se produjo tan fausto acontecimiento. Mayor peso sin duda que este par de anécdotas para la vida de cada uno tienen otras muchas circunstancia que sería farragoso e impúdico enumerar".

            ONU fantasma, un auténtico fantasma desvanecido en el tiempo es quien ayer viernes me hizo tan maravilloso regalo. Lo único cierto que sé de su vida es que una tarde de noviembre de 1954 visitó a Vicente Aleixandre y le leyó su versos, según consta en la dedicatoria de Nacimiento último, el único de estos libros que está dedicado. También sé que era un buen lector y no solo por las sutiles marcas que ponía en el índice señalando, sin duda, los poemas que más le había gustado, y que suelen ser los mejores (o al menos los que yo también prefiero), sino porque el ejemplar de En un vasto dominio, el libro en que Aleixandre se convierte en abanderado del realismo y la poesía social, está intonso a partir de la página 89 (y tiene 250); parece que no necesitó más para saber que no merecía la pena seguir leyendo.

Domingo, 17 de septiembre
OTRO REGALO

El viernes un regalo mayor, hoy un regalo menor. Desde tiempo inmemorial, tengo la costumbre de ir al cine los domingos, una buena costumbre que espero no perder. Hoy toca Misterio en Venecia y, por al azar de los puntos de la tarjeta Yelmo, resulta que la entrada me sale gratis. Lo considero un regalo de Poirot, con quien tengo algunas cosas en común, como la vanidad y la confianza en las células grises.

            La película recrea una historia de Agatha Christie, como las dos anteriores de Kenneth Branagh, pero lo hace, afortunadamente, con muchas libertades, aproximándola a Henry James. El palacio en que transcurre la historia es un personaje más, como en Los papeles de Aspern, y algo tiene que ver la atmósfera con la de Otra vuelta de tuerca. También está Poe, a quien lee un niño sabihondo que da un poco de miedo. Y luego está la altana del palazzo en que se aloja Poirot, con sus vistas sobre el Gran Canal y el de la Giudecca. Y qué maravilla el plano aéreo final, al que se sobreponen los títulos de crédito, que parece acariciar minuciosamente la ciudad. Mientras los más apresurados abandonan la sala, yo voy poniendo nombre a las cúpulas, los Campaniles, Los Campi.

Lunes, 18 de septiembre
LEER PARA VER

No soy un fetichista ni un fanático de las primeras ediciones. Me gusta leer los libros en la mejor edición, pero a menudo, sobre todo cuando es una edición anotada o está incluida en la poesía completa, la mejor es la primera.

            Releo Sombra del paraíso y me deslumbra casi tanto como cuando lo descubrí en la adolescencia. Todo más claro creía haberlo leído, pero algunos poemas me suenan ahora como nuevos. Quizá los pasé por alto –son extensos y algo divagatorios-- en las poesía completas.

            Me detengo sobre todo en los poemas neoyorquinos. Con “Pasajero en museo” recorro el Met. Me imagino una edición ilustrada de este poema. Sería la mejor guía del museo. Se detiene ante los retratos de Al Fayum: “Tú, mozo egipcio con mirar de brasa, / tan joven consumido en pura llama / que no sabrás jamás de tu ceniza”. Y a continuación ante un Vermeer: “Tú, en pie, dama holandesa, alma en los ojos / --que no se ven-- leyendo / una carta, esa hoja amarillenta / suelta de un indeciso continente, / detrás, en la pared, mapa de octubre”. Luego un ángel flamígero, el timbre de las cinco, le expulsa del edén y sale al mundo, descendiendo un escalón tras otro hasta la Quinta Avenida el primer sábado de otoño. Alza los ojos, como yo los alzo ahora del libro, y contempla –contemplo-- las nubes doradas que acuden a ofrecerle su marco a la hermosura celeste de la tarde para invitarla a que se quede.

Miércoles, 20 de septiembre
ARMANDO GUERRA

Como un dinosaurio escapado del parque Jurásico, reaparece un político al que admiré hace tiempo, en otro siglo. Presumía entonces de no dejar espacio para nadie a su izquierda, ahora se esfuerza en no dejarlo a su derecha.

             “Qué difícil es, cuando todo baja, no bajar también”, que diría nuestro común Antonio Machado. 

Jueves, 21 de septiembre
EL INNOMBRABLE

Hay curiosas coincidencias. Ayer aburrí en la tertulia contando mis actuales desventuras con Felipe Benítez Reyes, que últimamente la ha tomado conmigo y, cuando menos me lo espero, me fulmina un desabrido correo que me amarga el día. Hoy, mientras tomo  el café habitual de la mañana, se me acerca un conocido con un libro que acaba de conseguir por Amazon y que quiere le dedique. Es Poesía española 1982-1983, un anuario que no tendría continuación y que armó cierto revuelo en su momento. Voy al índice y veo que el primero de la sección “Los que se incorporan” es mi Némesis actual, Felipe Benítez Reyes. Termino afirmando que, tras este su primer libro, Paraíso manuscrito, “no podrá ser excluido de ningún recuento de la joven poesía española”. Parece que acerté. Hoy sigue siendo válida esa afirmación si prescindimos de la palabra “joven”. Y en los cuarenta años que han pasado desde entonces he reseñado la mayor parte de sus obras, le he antologado, le he citado en incontables artículos sobre poesía, le he publicado en todas las revistas que he dirigido o editado, he comentado sus poemas en clase. Es uno de mis clásicos contemporáneos.

            ---¿Y por qué crees tú que te odia?, me preguntaron en la tertulia.

            ---Ni idea. Siempre le he admirado y elogiado, aunque con matices que tienen que ver con las novelas (que me interesan menos) y con un dejarse llevar a veces por ciertas virguerías estilísticas.

            ---Es mejor escritor que tú. ¿No será que le tienes envidia?

            ---Pues entonces debería ser yo el que me metiera con él, no él conmigo. A veces leo un artículo de los que publica en los periódicos de Vocento y no puedo evitar ponerle un mensaje felicitándole. Benítez Reyes es grande incluso en lo pequeño, en lo más circunstancial. Es el Ramón Gómez de la Serna de su generación, pero con menos prescindible aturullamiento.

            ---¿Y por qué no le dices a él lo mucho que le admiras en lugar de decírnoslo a nosotros?

            ---Mi admiración la considera la peor de las amenazas. Eso al menos es lo que me dice en la última carta. En una anterior, más amenazadora, me prohibió terminantemente que mencionara su nombre.

            ---¿Puede hacerlo? Si uno publica un libro, ¿cómo va a prohibir a nadie que hable de ese libro?

            ---Afortunadamente vive en Rota y hace años, siglos, que no nos vemos.

            ---Afortunadamente, porque yo en tu caso no estaría tranquilo si me topo con él en un lugar solitario.

Viernes, 22 de septiembre
YO PREGUNTO

En el artículo de Eliot sobre Milton que inicia el número 10 de Realidad, la revista que en los años cuarenta publicaron en Argentina Guillermo de Torre y Francisco Ayala --lo encuentro en Reto (¿otro regalo de Vega Merino?) --, aparece, subrayada, una frase: "Yo pregunto si alguna guerra civil seria ha concluido jamás".

            La política, a veces, parece la continuación de la guerra por otros medios. Mucho mejores, por malos que nos parezcan.



 

19 comentarios:

  1. Salinas es un poeta de cuarta o quinta categoría, pero en "Todo más claro" lo es de octava o novena. Qué verborrea tan poco inspirada, cuánto falso lirismo, cuánta prosa mal disfrazada de verso en ese libro...

    En cuanto a Felipe Benítez Reyes:

    "Termino afirmando que, tras este su primer libro, Paraíso manuscrito, “no podrá ser excluido de ningún recuento de la joven poesía española”. Parece que acerté. Hoy sigue siendo válida esa afirmación si prescindimos de la palabra “joven”. Y en los cuarenta años que han pasado desde entonces he reseñado la mayor parte de sus obras, le he antologado, le he citado en incontables artículos sobre poesía, le he publicado en todas las revistas que he dirigido o editado, he comentado sus poemas en clase. Es uno de mis clásicos contemporáneos."

    Pues cómo deben de ser los poetas mediocres de esa generación... Porque Benítez tiene muy poco de poeta auténtico y mucho de falso poeta típicamente ibérico de una generación que ha producido mucha mala poesía (por tener muy poco que decir). Un buen poeta no comienza un poema así:

    "El tiempo, al invertir su curso en la memoria, deja de ser real para ascender al ámbito inestable de la fantasía, y te lleva a quien no eres, a donde no estás..."

    Y no intenta hacer pasar por poesía un texto tan prosaico (y sin el mínimo interés) como éste:

    "NIGHTMARE

    En medio de este túnel, tropezando con sombras de asesinos y paredes manchadas por la sangre de las niñas suicidas, te persigo y no avanzo, y ya zarpa ese buque, ya se oye su sirena espectral, alejándose, y alguien tiende guirnaldas en el puente. Está la noche rara y el agua adormecida. Un avión corta el aire y la moneda de nieve de la luna, y me pregunto adónde te has marchado y por qué,
    agitando pistolas, banderas y cirios encendidos, llamándome canalla y queriendo matarme. ¿Por qué te besas tú con ese tipo? Estamos en un bar lleno de gente, y a mi espalda oigo el leve chasquido glacial de una navaja automática. Y de nuevo el barco que se aleja, y de nuevo los hombres que al parecer han puesto su honor en liquidarme. Esta noche –lo sé— estoy perdido. Te has fugado dejándome la ira de todos tus amantes, que reclaman tus joyas, tu abrigos, tu piel de plata oscura que brillaba. ¿Qué son esas estrellas y ese fuego? ¿Por qué gritan los niños y vuelan sobre el agua? Ese barco se hunde, reina mía, y he perdido de vista a tus lacayos. Ahora estás en el túnel, con las piernas cruzadas, pintándote los labios, sin saber que te apunto, sin saber que tu cara de ángel va a arder en el Infierno. Un viejo silba coplas por la calle."

    Si esto es lo que produce uno de sus "clásicos contemporáneos", pobre poesía española contemporánea...

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  2. Mucha gente que no sabe escribir presumen de ser poetas, o dedicarse a tan dudoso oficio como la literatura.
    Me entretengo y me divierte, Martín.
    Podria hacer crucigamas.
    Un saludo

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  3. Narciso era bello pero no así buena parte de los aquejados de narcisismo. Conscientes y lúcidos, algunos de los menos agraciados de entre ellos se desesperan ante la ardua contradicción que supone sentir así y verse feo en el espejo. La síntesis suele cristalizar en
    un desprecio impostado hacia la belleza ajena, el desdén por la gloria inalcanzable y hasta atisbos de misantropía.

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  4. Hacía años que no leía a Felipe Benítez Reyes, un poeta que nunca me pareció importante. Releyéndolo me he dado cuenta de que buena parte de sus poemas "suenan" a otros de grandes poetas. Y de que hay muchos que recuerdan las modas de su época.

    Benítez carece de voz propia, de una visión del mundo personal. ¿Quién sería capaz de reconocer un poema suyo no firmado?

    Por otra parte muchos de sus poemas son prosaicos, además de superficiales (a veces dan la impresión de una inmadurez sorprendente). Dos ejemplos, puestos en prosa (porque prosa son):

    "En aquel tren, camino de Lisboa, en el asiento contiguo, sin hablarte - luego me arrepentí. En Málaga, en un antro con luces del color del crepúsculo, y los dos muy fumados, y tú no me miraste. De nuevo en aquel bar de Malasaña, vestida de blanco, diosa de no sé qué vicio o qué virtud. En Sevilla, fascinado por tus ojos celestes y tu melena negra, apoyada en la barra de aquel sitio siniestro, mirando fijamente -estarías bebida- el fondo de tu copa. En Granada tus ojos eran grises y me pediste fuego, y ya no te vi más, y te estuve buscando. O a la entrada del cine, en no sé dónde, rodeada de gente que reía. Y otra vez en Madrid, muy de noche, cada cual esperando que pasase algún taxi sin dirigirte incluso ni una frase cortés, un inocente comentario... En Córdoba, camino del hotel, cuando me preguntaste por no sé qué lugar en yo no sé qué idioma, y vi que te alejabas, y maldije la vida. Innumerables veces, también, en la imaginación, donde caminas a veces junto a mí, sin saber qué decirnos. Y sí, de pronto en algún bar o llamando a mi puerta, confundida de piso, apareces fugaz y cada vez distinta, camino de tus mundos, donde yo no podré tener memoria."

    *

    "Aminta, con un noli me tangere siempre en los labios. Amarilis, que dormía en pensiones distintas cada noche y alguna vez en casa. Marie, niña belga que huyó de amanecida, dejándose las medias blancas sobre la alfombra. Lucinda, lectora —a esas alturas— de Marcuse. Melancólica Carmen, con un gusto sublime para el calzado (y recuerdo la escena del tren). Rubia Leda, con los ojos rasgados y el alma quebradiza, libertaria musa de los antros peores, sin dinero y descalza. Demasiado evidente la experiencia de cama en Licori, cuerpo desdibujado en la playa, de noche. Con su rostro afilado y su negra melena derramada me viene a la memoria Galatea."

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  5. Vuelve Pablo Morales a hacer de las suyas. El que a él le gusten o no los poemas de Felipe Benítez Reyes carece de interés.
    Algunas precisiones, sin embargo: es un autor que lleva publicando poemas cuarenta años, su poesía ha evolucionado con el tiempo, no es lo mismo un poema de los años ochenta que otros de este siglo. Habría que poner fecha a las citas. El truquito de escribir los versos seguidos como si fueran prosa y luego decir que son como prosa ya está muy manido; ignora que al verso lo hace la pausa final, sin ella desaparece el ritmo del verso (los malos actores recitan los versos del teatro clásico como si fueran prosa). En fin, no perdamos más tiempo.
    Para el pertinaz Morales,
    qué se le va a hacer,
    no hay más poeta
    que Baudelaire.

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    1. "El que a él le gusten o no los poemas de Felipe Benítez Reyes carece de interés."

      Para usted. Espero que no se considere ni como el único ni como el máximo lector de poesía hispanohablante.

      En cuanto a la evolución de un poeta en el tiempo, usted sabe muy bien que los primeros libros de un poeta suelen ser los mejores y que la juventud tiene poco que ver con la calidad de los poemas (entre paréntesis, el "poema" de Benítez que cito más arriba y que comienza "El tiempo, al invertir su curso en la memoria, deja de ser real para ascender al ámbito inestable de la fantasía, y te lleva a quien no eres, a donde no estás..." pertenece a su último poemario "Un mentido color", Visor, 2021).

      Sobre el "truquito de escribir los versos seguidos como si fueran prosa y luego decir que son como prosa" (que tiene mucho menos de truco que lo contrario: cortar prosa trivial para intentar convertirla en verso) le diré que sólo se puede hacer con los falsos poemas, con la prosa mal disfrazada de verso (pruebe usted a hacerlo con grandes poemas y verá el resultado - y de paso dígame, en los ejemplos de Benítez que pongo en prosa, dónde está la poesía).

      "Para el pertinaz Morales,
      qué se le va a hacer,
      no hay más poeta
      que Baudelaire."

      No, conozco a poetas contemporáneos españoles mucho más importantes que Benítez, poetas que escriben poemas que el autor de "Paraíso manuscrito" sería incapaz de escribir.

      Eloy Sánchez Rosillo, por ejemplo:

      PRINCIPIO Y FIN

      Puede ser que te digas: “El verano que viene
      quiero volver a Italia”, o: “El año que hoy empieza
      tengo que aprovecharlo; con un poco de suerte
      acabaré mi libro”, y también: “Cuando crezca
      mi hijo, ¿qué haré yo sin el don de su infancia?”.
      Pero el verano próximo, en verdad, ya ha pasado;
      terminaste hace muchos años el libro aquel
      en el que ahora trabajas; tu hijo se hizo un hombre
      y siguió su camino, lejos de ti. Los días
      que vendrán ya vinieron. Y luego cae la noche.
      A la vez respiramos la luz y la ceniza.
      Principio y fin habitan en el mismo relámpago.

      O Mario Míguez:

      AGONIZANTES

      Luchan por respirar otro aire nuevo
      como si el aire nuestro de esta vida
      no les valiese ya, fuese muy turbio,
      enrarecido y denso, y los ahogase.
      Luchan por acceder a otro aire limpio
      distinto del de aquí, de una indecible
      pureza que es mortal para la carne.
      Y hacen gestos de esfuerzo, que parecen
      impotentes, inútiles, absurdos:
      dificultosamente empujan con el pecho
      una puerta de bronce, y la entreabren;
      tras ella está el espacio inconcebible
      de ese aire que es luz pura y que es la muerte.
      No bastan los pulmones. Todo el cuerpo
      resulta insuficiente. Sin embargo
      su expiración postrera nunca es signo
      de abandono o fracaso: es la llegada.
      Quedan quietos de golpe: al fin respiran.

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    2. O Miguel d'Ors:

      OTRO POEMA DE AMOR

      Qué dicha no ser Basho, en cuya voz
      florecían tan leves los ciruelos,
      ni ser Beethoven con su borrasca en la frente
      ni Tomás Moro en el taller de Holbein.
      Qué dicha no tener
      un bungalow en Denver (Colorado)
      ni estar mirando desde el Fitz Roy el silencio
      mineral de la tarde patagónica
      ni oler la bajamar de Saint-Malo

      y estar aquí contigo, respirándote, viendo
      la lámpara del techo reflejada en tus ojos.

      O Julio Martínez Mesanza:

      SAN LUIS

      Hay algo noble en todas las espadas.
      Hay algo noble en todos los jinetes.
      Y espadas nobles hay en manos regias,
      y audaces horas y monarcas santos
      que cabalgan enfermos, poseídos
      por una gracia que el temor destruye.
      Ellos nunca quisieron ser los dioses
      pues Dios era su sueño y su vigilia.
      Hay espadas que empuña el entusiasmo
      y jinetes de luz en la hora oscura.

      O incluso un tal J.L.García Martín:

      LO IMPOSIBLE

      Por odio de lo fácil detesto la aventura.
      ¿Qué mayor ventura que abrir una ventana,
      mirar pasar las nubes mientras pasa la tarde,
      acariciar tu pelo, acostarse temprano,
      escuchar una voz que canta en otro siglo?
      Por odio de lo fácil. Déjame que sonría
      ante tantos que anhelan lo que jamás les falta.
      No se pisa dos veces en el mismo lugar.
      Nadie abraza dos veces a la misma persona.
      No se detiene nunca la nave que nos lleva,
      incansable da vueltas en su viaje estelar.
      Mírame: ya soy otro. Y te sigo queriendo
      a ti que ya no eres quien ayer sonreía.
      Cuatro estaciones tiene el tren en que viajamos
      y en ninguna dejan detenernos.
      Por odio de lo fácil detesto la aventura.
      ¿Qué mayor aventura que mirarte a los ojos
      y ver en ellos juntas mi dicha y una lágrima?
      ¿Qué mayor aventura que no saber siquiera
      si el día de mañana seguiremos con vida?
      Aspiro a lo imposible: a la monotonía.

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  6. AL LENGUARAZ PABLO MORALES,
    CON MI MALA LENGUA

    Como al buey, de los belfos le gotea
    —¡carambita!— un carámbano de baba
    y amarillita hiel de tontolaba,
    charlatán, parlanchín que lengüetea,
    se lame y se relame y babosea.
    ¿Limpia las culpas, los pecados lava?
    Su bilis negra escupe y cuando acaba
    qué menea y qué escurre y qué chasquea.
    De trapo y estropajo, lengua amarga
    de Maestrillo Liendres... Por cascarle,
    machacar sus huevitos de piojoso
    toro castrado y animal de carga,
    vareo mi aguijada hasta picarle:
    «Muge, ganado, un mustio ¡muuu! y mugroso».

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    1. Veamos si pasa la prueba de la prosa:

      "Como al buey, de los belfos le gotea —¡carambita!— un carámbano de baba y amarillita hiel de tontolaba, charlatán, parlanchín que lengüetea, se lame y se relame y babosea. ¿Limpia las culpas, los pecados lava? Su bilis negra escupe y cuando acaba qué menea y qué escurre y qué chasquea. De trapo y estropajo, lengua amarga de Maestrillo Liendres... Por cascarle, machacar sus huevitos de piojoso toro castrado y animal de carga, vareo mi aguijada hasta picarle: «Muge, ganado, un mustio ¡muuu! y mugroso»."

      Pues no. Tan nulo como los puestos en prosa más arriba...

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  7. ¿Y por qué no pone en prosa los poemas que pone en verso a ver si pasan la prueba de la prosa? ¡Menuda prueba! Seguro que está científicamente probada.

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    1. Si usted no ve (no oye, más bien) la diferencia entre este comienzo de poema de Julio Martínez Mesanza: "Hay algo noble en todas las espadas. Hay algo noble en todos los jinetes. Y espadas nobles hay en manos regias..." y éste de Benítez, puesto también prosa: "El viento golpea la puerta del cuarto siempre cerrado. El viento llama a la puerta. El viento quiere abrir la puerta [...] El viento araña la puerta"...

      O entre estos versos suyos "traducidos" a prosa: "Por odio de lo fácil detesto la aventura. ¿Qué mayor ventura que abrir una ventana, mirar pasar las nubes mientras pasa la tarde, acariciar tu pelo, acostarse temprano, escuchar una voz que canta en otro siglo?"

      Y estos de Benítez: "Los amigos que tengo hacen vida de barra, distraen a las perdidas, salen sólo de noche. Los amigos que tengo maldicen a la vida apoyados en barras... " ("versos" de un "poema" en el que el autor acaba diciendo "Yo tengo unos amigos que no sé si los tengo...")

      si usted, pues, no ve en esos ejemplos la diferencia que hay entre la poesía y la pseudopoesía, lo siento por usted.

      Pero más allá del sonido, de la música de un poema, de su aspecto formal, para mí el problema principal del pseudopoeta Benítez es que no tiene nada que decir, contrariamente a los otros poetas que cito. Se nota a quilómetros de distancia que escribe "versos" porque, como el 99 % de los "poetas" que publican en España (que debe de ser el país en el mundo que más poesía publica) desea ser considerado como poeta, no porque lo sea. Como tantos otros pseudopoetas de esa generación, ha leído demasiado (con frecuencia a los autores extranjeros en traducciones macarrónicas), ha visto demasiado cine, ha sucumbido a las mitologías literarias que han estado de moda, e integrando plenamente el mundillo literario ibérico y recibiendo todos los premios posibles (que todo el mundo sabe cómo se dan en España), se ha creído uno de los Grandes Escritores de su época.

      Su problema es que basta leer su poesía para darse cuenta de que dentro de 50 años, nadie sabrá quién fue.

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    2. Para constatar de manera evidente (con perdón del pleonasmo) que el problema principal de la pseudopoesía de Benítez no es "la forma" sino "el fondo", basta comparar alguno de sus versos más prosaicos con los de algún veradero poeta:

      "Imagínese usted, en este día raro, a un personaje de Meyrink atravesando un bosque que no termina nunca y que es de niebla, o a un hada de Mujica temblando en una estrella mientras cae la lluvia sobre un patio de Córdoba, donde un árabe escribe un poema festivo. Imagínese a Ovidio discutiendo con Kafka sobre la verdadera identidad de Álvaro de Campos. Pero mire: ahora sale de casa Pío Baroja maldiciendo esta lluvia y este sol amarillo, y Chesterton conduce un carro de caballos mitológicos, propiedad de una secreta cofradía de anarquistas, por las calles mojadas de un Londres de papel. Si en la extensa soledad de los sueños luché con marineros de Melville y de Stevenson ¿de quién es ese barco de banderas siniestras? Un griego antiguo ha escrito ya nuestro epitafio y las novias que tenemos lo fueron de Luis Mejía. Este día amarillo ilumina los libros, los dora y atormenta con un aire de vida. Por eso hoy ha subido, sin pensarlo, en su coche a Marlowe y a Sigfrido, a Bartleby el sombrío y a Odette la casquivana; por eso le saluda Pat Hobby desde lejos, borracho en una gasolinera de Los Ángeles..."


      Sum qualis eram

      Qué mal me amaba yo cuando era joven
      pues no sabía aún ser el que yo era.
      Cuánto he tardado en aprender a amarme,
      en aprender a ser el que fui siempre.
      Soy por fin el que ya era, el verdadero,
      el que estaba ya en mí desde el principio,
      y puedo amaros ahora como me amo
      ofreciendo este amor que en mí sentía.
      Y todos decís no reconocerme...
      No... Es que nunca me habíais conocido.

      Mario Míguez


      Canción para terminar

      Con tan poco como tienes
      –acordes, palabras, signos–,
      temblando a solas, ¿pretendes
      que te hable el Dios prometido?

      Mira el jilguero. No es nada:
      miedo y plumas. Sin embargo,
      escondido entre las ramas,
      puede hacer que cante un árbol.

      José Mateos

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  8. Tengo la ligera sospecha de que Pablo Morales no existe. Es un hacker creado con la inteligencia artificial.

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    1. Pablo Morales es muy anterior a la inteligencia artificial. Quien ha jugado un poco con ella (con el CHAT GPT, por ejemplo) sabe que su incultura literaria es grande. Cuando se le pide que escriba un soneto, por ejemplo, es totalmente incapaz. La I.A. por el momento no es más que una super Wikipedia, que sabe casi todo lo que está publicado en internet y es capaz de combinarlo para redactar textos más o menos bien redactados.

      Hace unos años un joven "geek" discutió aquí con usted del hecho de que un día se podrán ver todos los plagios que hay en los libros, cuando todos los libros que existen en el mundo (entre 100 y 120 millones) estén digitalizados. Usted lo negaba pero el joven informático tenía razón. Con la IA, encontrar plagios será un juego de niños.

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    2. Yo creo que el autollamado Pablo Morales es muy anterior a la inteligencia, simplemente.

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  9. He de seguir la senda de los raros:
    que mendigar sufragios de la Plebe,
    acarrea perjuicios harto caros.
    Y ya que otro no chista, ni se mueve,
    quiero yo ser satírico Quijote
    contra todo Escritor follón y aleve.
    Guerra declaro a todo Monigote;
    y pues sobran justísimos pretextos,
    palo habrá de los pies hasta el cogote.
    No me amedrentes, Lelio, con tus gestos,
    que ya he advertido, que el callar a todo
    es confundirse tontos y modestos.
    En vano intentas con severo modo
    serenar el furor que me arrebata,
    ni a tus pánicos miedos me acomodo.
    ¿Quieres que aguante más la turba ingrata
    de tanto necio, idiota, presumido,
    que vende el plomo por preciosa plata?

    José Gerardo de Hervás y Cobo de la Torre. De su "Sátira contra los malos escritores de su tiempo".

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  10. PARA EL SILENCIOSO PABLO, IN CRESCENDO

    El sol calienta y canta la chicharra
    —¡al acecho!— su incómoda canción,
    ese cri-cri molesto y machacón
    que —¡vive Dios!— no arrojas de la parra.
    ¿Que el crisantemo espanta a esa macarra
    al desaliento inasequible? ¡Hostión
    o alpargatazo de ira (y con razón)
    si, al alma, le da brasa y la achicharra!
    No es un rumor sedante o melodía,
    sino insultante enojo ¡y qué pesado!,
    robándote el descanso su chirrido.
    ¡Ay si yo fuera el Bosco, la usaría
    para ilustrar la imagen del pecado
    y el Mismo Mal con su infernal chillido!

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  11. LA JAULA DE PAPEL PARA EL TAL PABLO

    La irritante cotorra porculera,
    de vecindona cháchara satírica,
    acarrea un prejuicio y paja lírica
    en su cogote: «Es prosa sonajera»,
    rechista y no se calla. En su llorera,
    repite el loro su canción, «Llorírica»¹.
    Triunfa en su voladera, pero es pírrica
    su gloria: vuela en jaula pajarera
    su pajolera idea aquí y ahora.
    A tenor de su afán de pajarraca,
    tras la picada reja parladora
    con su pico de oro y su matraca,
    el poco alpiste que el papel decora
    ya es pena de su alero, negra caca.

    __
    ¹ Cantinela del lloro lírico del loro.

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    Respuestas
    1. Demasiada histeria nula y demasiada vulgaridad ("negra caca") para mi gusto. Abandono, pues, la "discusión"...

      (Los últimos "versos" los guardo para mi "Antología de la poesía fecal española" - no teniendo nada en ella de su autor, me alegro de haber encontrado esto).

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