Sábado, 3 de abril
TALISMÁN
El pequeño Martín,
que ha pasado la semana en Arnedo acompañando a su padre --le ha tocado
estrenarse como profesor por aquellas tierras--, me trae como regalo una moneda
que se ha encontrado cerca de la iglesia de San Pedro, en Enciso, el pueblo
famoso por estar lleno de huellas de dinosaurios. Está muy gastada, se nota que
ha ido durante años de mano en mano, pero se lee claramente una fecha: 1870. Y
con más esfuerzo: “Cinco gramos”. En el reverso: “Doscientas piezas en kilog.” y “Cinco céntimos”, en torno a un león que
sujeta un escudo.
¡1870! El año en que las cortes
votan un nuevo rey, un rey decente (casi un oxímoron en este país), el año en que
Galdós publica su primera novela, el año en que muere Bécquer, el año en que
asesinan a Prim, el año en que Amadeo de Saboya llega a España. ¡Qué bien me
conoce Martín! No podía haberme hecho un regalo mejor.
Parece que al león los guasones españoles
lo confundieron con una perra y de ahí que a esta moneda la llamaran “perra
chica”, frente a la de diez céntimos, que era “la perra gorda”. ¿Cuántas veces
me habrán dicho a mí, cansados de discutir conmigo (yo no me canso nunca) “para
ti la perra gorda”? En Asturias, la perra gorda era una perrona. Y yo todavía
manejé perrinas y perronas, perras chichas y perras gordas, porque cuando era
niño me daban de paga una peseta y con ella se podían comprar muchas cosas.
En 1870, la peseta era una recién nacida,
solo tenía dos años. Y en las primeras pesetas, como en las primeras perras
chicas y perras gordas, no figuraba el nombre de España. Un olvido del gobierno
provisional que nada tuvo que ver (contra lo que pudiera pensar la carcundia)
conque esas monedas se acuñaran en Barcelona.
El 22 de diciembre murió Bécquer, al parecer a consecuencia de un enfriamiento por regresar a casa viajando en la parte alta del tranvía. Es curioso que también Isabel II falleciera a consecuencia de unas corrientes de aire en su palacio de Castilla: hoy las corrientes de aire –si hacemos caso a nuestras autoridades “sanitarias”, son lo más saludable del mundo. Unos días después de la muerte de Bécquer asesinaron a Prim en la calle del Turco (papeles recientes, de cuya autenticidad algunos dudan, presentan al poeta involucrado con Montpensier en el magnicidio) y el mismo día que matan a Prim desembarca en Cartagena Amadeo de Saboya, que pronto tendría como amante a una de las hijas de Larra. La novela de la historia. Y la otra novela, la de la intrahistoria. ¿Por cuántas manos pasaría esta perra chica que Martín se encuentra a la entrada de una iglesia, escondida entre las piedras? ¿A quién se le caería? Creo que estuvo en circulación hasta 1939, así que yo me imagino que alguien la perdería en los días de la guerra civil. Y ahí estuvo escondida hasta que la encontró el pequeño Martín, que no sale de casa sin volver con algún tesoro del que me hace partícipe. Nunca perdonaré a la mala gente que le tuvo encerrado en casa durante largos meses, a sabiendas –lo sabían todos los que sabían algo de la propagación del virus-- de que no había ninguna razón sanitaria para ello, de que era solo un sacrificio, como el de los pueblos primitivos para propiciar a los dioses. Pagarán por ello, Martín, yo me encargaré de que esa barbarie no se olvide.
Lunes, 5 de abril
MÁS VALE
----¿Es cierto eso
de que en los centros de vacunación han colocado un cartel que dice: “Más vale
morir con arreglo a las normas sanitarias que vivir con vilipendio de ellas”?
----¡Qué va ser cierto! Infundios de los negacionistas. Lo que dice el cartel que se está pensando enviar a todos los vacunódromos es muy distinto: “Más vale enfermar con arreglo a las normas sanitarias que estar sanos con vilipendio de ellas”. Y es hay gente muy irresponsable, incapaz de comprender que la salud pública y los sacrosantos intereses políticos y farmacéuticas están muy por encima de la salud particular de cada uno de nosotros.
Martes, 6 de abril
EN VOS CONFÍO
“¡Santa Isabel
Ayuso! Tengo más esperanza en ella que en las vacunas”, me dice medio en broma
un amigo madrileño.
----Pues a mí me pasa lo mismo, aunque políticamente siga estando en el
extremo opuesto. Lo primero es que nos devuelvan la libertad y la dignidad, que
luego ya arreglaremos todo lo demás. Y les arreglaremos las cuentas no solo a
los políticos, sino a los expertos sanitarios que avalaron los extremos más
pintorescos de la barbarie, como poner el ejército y la policía a vigilar los
parques y los bosques para comprobar que nadie paseaba por ellos sin ir
acompañado de un perro.
----¡El famoso perro espanta Covid!
----Ahora quien espanta al virus es el humo del cigarrillo. Cómo
envidio a los fumadores cuando voy por la calle y veo que son los únicos que
pueden quitarse las mascarillas y respirar libremente.
----Vas a acabar repitiendo conmigo: Santa Isabel Ayuso, en vos confío.
¡Quién lo iba a decir! Tú, que estuviste siempre en la izquierda del PSOE; tú, el partidario del derecho a decidir de
los catalanes; tú, el primero en no tragarse que la Constitución amparara las
corruptelas de ningún coronado…
----No será santa, pero ha hecho ya dos
milagros. El primero, lograr la salida del gobierno de Pablo Iglesias, que no
dijo ni mú cuando encerraron a los españoles en sus casas y cerraron los
parques y el campo abierto, que era (no podía no saberlo) lo más saludable que
había. El segundo, conseguir que Pedro Sánchez anuncie, un mes antes de que
termine, que no va a prolongar el estado de Alarma, poniendo así en ridículo a
todos los jefecillos autonómicos (que se amparaban en él para sus palos de
ciego) y poniéndose en ridículo a sí mismo porque deja ver a las claras que la
permanencia o no del estado de Alarma se debe a razones de conveniencia
política, no a la evolución de la pandemia.
----O sea, que tú crees que es solo
una medida política –no sanitaria-- para contrarrestar el efecto Ayuso.
---Exacto.
Miércoles, 7 de abril
EL VENTUROSO ANTIDOTO
“Cada día se nota
más que estás en contra de las vacunas. No lo dices claramente, pero se nota,
se nota”, me repite una y otra vez en la tertulia digital mi amigo Enrique
Bueres.
---En contra de las vacunas, no. Uno de mis poemas favoritos del siglo XVIII es la oda de Manuel José Quintana a la expedición americana de don Francisco Balmis para oponer “de la vacuna hidrópica al estrago / el venturoso antídoto”. Estar en contra de estas vacunas exprés, aprobadas deprisa y corriendo por razones económicas y políticas, no es estar en contra de las vacunas en general, como estar en contra de la nefasta Talidomida (que tardó en prohibirse) no es estar en contra de los medicamentos. Estas vacunas, que compiten unas con otras como los yogures en el supermercado, no se aprueban o desaprueban por razones sanitarias, sino políticas y económicas. Por eso se le ponen reparos a la vacuna rusa y no se suspende de una vez por todas la AstraZeneca aunque cuando está en juego la vida de las personas toda cautela debería ser poca.
Jueves, 8 de abril
A FIN DE CUENTAS
¡También Calígula
tiene su corazoncito! Ahora nos permite estar una hora más en la calle y
tumbarnos en la playa sin mascarilla y no sé cuántas regalías más. Deberíamos
besarle la mano generosa.
La verdad es que me da un poco de pena ese buen hombre. Le espera el terapéutico olvido o el ridículo ante la historia. A fin de cuentas, si ha hecho tanto daño ha sido con la mejor intención y tampoco parece el peor de los burócratas de la política sobrepasados por la situación. Mi amiga Susana Benet me cuenta que se estaba tomando una cerveza al sol tan ricamente y a las seis de la tarde le dijeron que tenían que cerrar la terraza, que si quería seguir bebiendo que se sentara en el bordillo de la acera. A todo hay quien gane.
Viernes, 9 de abril
SUGERENCIA
Toda vida debería
llevar al final una fe de erratas.
Leo, horrorizado, la carta que publica una hija sobre la muerte de su madre anciana en una residencia, de cuyo nombre no quiero acordarme.
ResponderEliminarSola durante días, abandonada atada a una cama, falleció el 2 de abril del año pasado, en pleno confinamiento.
¿Qué habrá pasado por la mente de esa anciana en su agonía? Sin poder ver a su hija.
Pues debo dar la razón a Martin. El culpable es Sánchez. En esa misma residencia .murieron más de 40 personas (no digo ancianos) en similares circunstancias.
Poco más de 15 días después de la aprobación del estado de alarma, cuando Sanidad había tomado toda capacidad de decidir.
Muchas otras residencias, muchos muertos en abandono.
Hay cosas que claman al cielo. Los responsables deberían ser juzgados como genocidas, pues no tiene otro nombre.
Rendirán cuentas, y espero que pronto.
Víctor Menéndez
Recemos para que el final del estado de alarma no esté dañado con normas y leyes que, en cierto modo, lo prolonguen y nos tengamos que acostumbrar a lo decidan.
ResponderEliminarLo que supone el final del estado de alarma, Jesús, es que ya no vale cualquier arbitrariedad que se le ocurra al jefecillo autonómico de turno, como en Corea del Norte, sino que tendrá que respetar la ley (ahora no: con alarma todo vale) y que puede recurrirse ante los tribunales.
ResponderEliminarAunque parezca el pregonero. (Dicho sea de paso, yo conocí a uno en Artajona, más pelma que otra cosa. A las 10 a.m.,puntual, "el de Bermizana con pescado"...). Hoy aparece en la prensa, no voy a decir cuál, esto es un comentario, una especie de "manifiesto" de científicos alemanes expertos en aerosoles. Va dirigida a Merkel y demás autoridades. Con la desconfianza que uno ya tiene al oír hablar de "expertos", por lo menos a estos los avala la ciencia y no la política y las leyes, el "manifiesto" coincide plenamente con la opinión de algún comentarista de este blog. Es decir muchas medidas son ineficaces y contraproducentes.
ResponderEliminarResumo. Salir a pasear, o correr, al aire libre, en soledad y con mascarilla es insano. Los contagios se producen en interiores mal ventilados. Nos ponemos mascarilla por la calle y nos la quitamos en el bar.
A los fumadores (yo lo soy) ¿ tanto cuesta prescindir de ese cigarrillo andando por la calle?.
El toque de queda no soluciona nada, incluso es pernicioso, pues invita a la gente a reunirse en lugares cerrados, donde está el peligro, etc.
Y un largo etc. Ya vamos sabiendo algo del bicho en cuestión, tómense medidas justas, proporcionadas y eficaces. Es decir, sensatas.
Víctor Menéndez
La ironía y la paradoja de García Martín con los fumadores es imparable. Precisamente él, que fue muy partidario de la ley y normativa que prohibió fumar incluso en bares y locales que tenían compartimento estanco para ello, echando a los fumadores a la puta rue y a las inclemencias atmosféricas. Está visto que cada uno se rasca donde le pica. Ante una situación tan crítica como la presente quién hace política es la vieja hortelana del visillo, que ni fuma, ni viaja ni na de na, pero también quiere una economía boyante. Es lo que hay. La verdad es que estamos ya un poco hartos de todo esto. Ha durado demasiado. A ver si se acaba de una vez.
ResponderEliminar