Sábado, 8 de junio
QUE ME VENDAN OTROS
Como a todas las personas a las que les gusta leer, no me
interesan nada la mayoría de los libros.
Como a
todos los buenos lectores, me aburren las ferias del libro.
Como a
todos los escritores, me halaga que un lector desconocido me pida que le
dedique un libro, pero si en lugar de un lector son doscientos o trescientos
puestos en fila delante de una caseta ya no lo consideraría un halago sino una
pesadilla.
Soy el
lector más caprichoso del mundo y el escritor menos profesional.
Nunca leo
lo que hay que leer, sino lo que me apetece en cada momento; nunca he escrito,
no ya un libro, sino ni siquiera una línea, para ganar dinero.
Soy un
privilegiado, lo sé. No todos los escritores pueden disfrutar de un generoso mecenas
que les financia cualquier capricho (yo mismo), ni de beneméritos editores
(Renacimiento, Impronta) que les publiquen sus ocurrencias sabiendo que el
autor no va a mover ni un dedo para promocionarlas.
Domingo, 9 de junio
EN EL LABERINTO
En el laberinto de la soledad, los libros unas veces son
puerta de salida y otras muro que cierra cualquier salida (Octavio Paz).
Al
minotauro que nos aguarda en el centro del laberinto del universo le llamamos
Dios (Jorge Luis Borges).
Para
tenerlo todo, comienza por renunciar a todo (San Juan de la Cruz).
España es
un país siempre a medio deshacer (José Ortega y Gasset).
El ateo es
el que no cree que cree en Dios (Julien Green).
La Historia
Universal carece de escrúpulos (Hegel).
El mejor
regalo para quien se queda sin palabras es un diccionario (Ramón Gómez de la
Serna).
No sé si el
mundo es comprensible, pero es comprimible: cabe en cualquier cabeza por
pequeña que sea. (Schopenhauer).
Escribir
cartas es hablar sin miedo a ser interrumpido (Madame de Staël).
Al diario
le cuento lo que jamás me atrevería a contarme a mí mismo (Amiel).
Los vivos
son muertos que no están todavía completamente muertos (Miguel de Unamuno).
Nadie
traiciona aquello en lo que no cree (Leopardi).
El tiempo
me envuelve como el humo de mis cigarrillos (María Zambrano).
Tres
incendios equivalen a un matrimonio (Jardiel Poncela).
La realidad
solo acepta ser desmentida por la realidad (Bertrand Russell).
Le es más
fácil a Dios perdonar al hombre que al hombre perdonar a Dios (Blas de Otero).
Un hombre
maleducado no miente nunca (Agustín de Foxá).
La memoria
inventa lo que no recuerda (Sigmund Freud).
El universo
seguirá existiendo cuando se enfríe el sol y desaparezca el último ser humano,
pero ya no habrá universo (Carl Sagan).
“La muerte
no tiene vuelta atrás”, le dijo Dios padre al Hijo pródigo cuando pretendió
regresar a casa (Evangelio apócrifo de San Judas).
El comienzo
del mundo tal como lo imaginan los científicos es más inverosímil que como lo
imaginan los teólogos y quizá por eso es más verdadero (Teilhard de Chardin).
Me
arrepiento de haberme arrepentido más de la cuenta (Nietzsche).
Una mujer
elegante lo sigue siendo cuando está desnuda (Coco Chanel).
Una
verdadera fiesta no empieza hasta que no se marcha el último invitado (Oscar
Wilde).
El mar no
sabe que es el mar, pero se lo imagina (Joseph Conrad).
La comedia
de la vida no tiene final feliz (Noel Coward).
En
filosofía, toda afirmación que no es falsa es una obviedad (Wittgenstein)
El suicida
voluptuoso demora el placer de quitarse la vida todo lo que puede (Cioran).
Quien no
probó el amor no sabe lo que es el amor; quien lo probó, tampoco (Florbela
Espanca).
La mayor
parte de los santos, como la mayor parte de los poetas, eran unos
impresentables (Elías Canetti).
La libertad
casi siempre resulta poco confortable (Jean-Paul Sartre).
El precio
de una cosa lo sabemos cuando la compramos; el valor, cuando la perdemos (Jaime
Balmes).
En la
eternidad no hay tiempo para nada (Emerson).
Al tiempo
le gusta darle una última mano a todas las obras de arte (Marguerite
Yourcenar).
Si no
hubiera habido guerras, seguiríamos viviendo en la prehistoria (Carl Schmitt).
Dios,
cuando se aburre de la conversación con los santos, se da una vuelta por el
infierno (Céline).
El poder,
si es democrático, no es verdadero poder (Benedetto Croce).
El soneto
es la cárcel de la poesía (Marinetti).
La poesía
es esa cabaña que a todos nos gustaría tener en un lugar tranquilo de la costa
(Benjamín Jarnés).
La bondad
solo es tolerable en pequeñas dosis (Marcel Proust).
El ser
envidia al no ser (Spinoza).
Pocas cosas
valen tanto como las cosas que no cuestan nada (Keynes).
No hay
misterio al que no le empeore la solución (Chesterton).
A la poesía
épica le sobra sangre y a la poesía lírica lágrimas (Walt Whitman).
Matarse por
amor es siempre preferible a matar por amor, pero lo mejor de todo es vivir
para contarlo (Goethe).
La novela
de la vida se estropea cuando la cuenta un novelista (Carlyle).
Lo que es
natural en el escenario se convierte en sobreactuación fuera de él
(Pirandello).
La mayor
parte de las obras completas deberían llevar el subtítulo de “Letra muerta”
(Karl Kraus).
Lunes, 10 de junio
QUÉ BIEN ME CONOCES
––Soy un delincuente, le digo a mi psicoanalista, que es la
única persona a la que le puedo decir estas cosas.
––Pues
vamos a ver cuál es tu delito.
––Soy como
Mark Hofmann, un manipulador nato, un falsificador compulsivo.
––No le
conozco.
––Su
historia la cuenta Simon Worrall en un libro que estoy leyendo ahora, La poeta y el asesino. Hofmann es todo
lo que a mí me habría gustado ser (salvo asesino, claro, que en eso no tengo el
menor interés). Figúrate que falsificó un manuscrito de Emily Dickinson que se
subastó en Sotheby’s en 1997 y se vendió por miles de dólares. Y no solo eso,
también falsificó textos sagrados de la iglesia de los Mormones. ¿Te imaginas?
¡Escribir apócrifos de Dios! Yo, en cambio, solo he dado el pego, con poco más de
una docena de aforismos de Oscar Wilde, tres poemas de Jorge Guillén, dos de
Francisco Brines y seis o siete poemillas de Sandro Penna.
––Y ahora
estás arrepentido de ello.
––Arrepentido
por completo. Como otros de fumar, yo he dejado de falsificar, aunque de vez en
cuando tengo recaídas. Ayer, por ejemplo, enciendo como cada mañana el
ordenador y en lugar de escribir la reseña que debía escribir, me pongo a
inventar citas de diversos autores. No tenía la impresión de inventarlas, era
como si fuera recordándolas. Escribí un montón en unos pocos minutos. Y luego
no pude resistirme y las subí a Facebook, aunque cuidándome bien de indicar al
final que eran apócrifas. Pero hoy me encuentro ya con tres de ellas citadas
como verdaderas: la de Oscar Wilde (que siempre es mi mayor éxito), la de Agustín de Foxá (pero atribuida a
Wilde), la de Chesterton y la de Jaime Balmes en el blog de un organización
religiosa.
––¿Y qué
culpa tienes tú? Indicaste que eran apócrifas.
––-Sí, pero
al final del texto, no al principio, y de sobra sé yo que los lectores de
Facebook se cansan a las pocas líneas y nunca llegan al final.
––Tú no
eres un estafador, ni un manipulador nato, como ese Mark Hoffman: juegas a
serlo. Tú solo sabes jugar, eres incapaz de tomarte nada en serio, ni siquiera
a ti mismo.
––Qué bien
me conoces –le digo a mi psicoanalista imaginario, mi interlocutor favorito.
Martes, 11 de junio
SILOGISMO Y HAIKUS
Si las personas inteligentes no se aburren nunca, yo soy la
persona menos inteligente del mundo.
Si el
infierno existe, todas las tardes presentan un libro o dan una conferencia. La
asistencia es obligatoria y buena parte de las veces me toca a mí hacer de
presentador: hablar cuatro minutos y escuchar durante una hora o más. Y sin
posibilidad de interrumpir cuando no estoy de acuerdo ni de cambiar de canal ni
de dar a la tecla de avance rápido.
Yo
aprovecho para escribir haikus o aforismos haciendo como que tomo notas.
Disimulo poco, la verdad. Copio algunos de los que escribí esta tarde mientras
mi hermano Florentino nos contaba minuciosamente el viaje que nos cuenta en su
libro Por los caminos del Cid, que yo
acababa de releer ese mismo día y que es bastante menos aburrido –puedo
asegurarlo– que su presentación.
Llega la
noche / y tú llegas con ella / y el sol contigo.
¿Dónde está
ahora / el niño que yo fui, / agua en el río?
Este camino
/ el crepúsculo y yo / lo hacemos juntos.
Vienes a
verme, /niño que una vez fui / y sigo siendo.
El mar
murmura / un secreto que nadie / quiere escuchar.
Cómo se
aburre / la serpiente sin Eva / en el Edén.
Noche
cerrada. / Se entreabre un momento. / Curiosa luna.
La fuente
seca / y un puñado de avispas / en torno a ella.
En la
montaña, / una nube se sienta / a descansar.
Jueves, 13 de junio
GENIAL Y PLURAL
La historia de la literatura es como la historia de mi
familia. Suena un poco pretencioso, pero es exactamente así. Una parte de esa
historia, la mayor parte, la he leído o me la han contado, pero de otra he
sido, si no protagonista (qué más quisiera), al menos testigo muy cercano.
Pienso
estas cosas mientras camino hasta el edificio histórico de la Universidad para
presentar a Felipe Benítez Reyes. Me envió su primera publicación, un folleto
titulado Estancia en la heredad, allá
por 1978. Reseñé su primer libro de poemas, Paraíso
manuscrito, en 1982. Desde entonces he ido leyendo, y a menudo comentando,
todas sus publicaciones, en tiempo real, según iban apareciendo. La última, El intruso honorífico, la reseño el
próximo sábado.
No siempre
le han gustado, ni mucho menos, mis comentarios, pero por muchos reparos que le
pusiera a algún título concreto (sobre todo a esos novelones a que se vio
obligado para poder convertirse en escritor profesional) siempre he creído que
se trataba de un crack, de un genial funambulista,
de uno de los escritores más brillantemente plurales de su generación.
Charlamos
durante la cena, en los intervalos que deja libres Josefina Martínez, y por
primera vez me siento cerca de la persona, no del escritor. Josefina, que
insistió mucho en la presentación en que era un filólogo y que de esos estudios
(la Fonología de Alarcos en primer
lugar) proviene todo su talento literario, se desilusiona cuando le oye
confesar que no terminó la licenciatura.
––Como
Javier Almuzara –le digo yo–, y gracias a eso os habéis librado de hacer
oposiciones y de lidiar con burocracias educativas. Nada deteriora tanto la
inteligencia y la creatividad.
––¿Y cómo
explicar entonces tu caso?, me pregunta él, dando por sentado –no le engaña mi
falsa modestia– que yo no considero deterioradas ni mi inteligencia ni mi
creatividad.
––Es que
yo, en la Universidad, no he sido más que un “intruso honorífico”, para decirlo
con el título de tu último libro. He logrado sobrevivir sin incurrir jamás ni
en las servidumbres habituales ni en la basura curricular imprescindible para
sobresueldos y ascensos.
Beatus ille -Sr. Martín- qui..."sin incurrir jamás ni en las servidumbres habituales ni en la basura curricular imprescindible para sobresueldos y ascensos".
ResponderEliminar"Nadie traiciona aquello en lo que no cree (Leopardi)" esta frasecita puede dar mucho juego en el ruedo ibérico.
Muy buena la cita del pseudo Freud. Yo tengo una parecida: "La memoria sirve para falsificar el pasado"
ResponderEliminarSobre el ateísmo y la creencia hay una cita brillante que leí en un libro de Martin Gardner, el divulgador matemático, atribuida a Mark Twain:
ResponderEliminar"La fe consiste en creer lo que se sabe que es falso"
Salvo para los místicos que cuando hacen poesía convierten lo falso en verdad.
Eliminar¡ Como buen Géminis que es, cuánto miente JLGM ! Intentar hacernos creer que escribe excelentes haikus (5 de los nueve que copia lo son) porque se aburre en la presentación de un libro de su hermano es exagerar un poco. Si fuera verdad, si escribiera haikus a la velocidad de 5 excelentes por hora (o aunque sólo fueran 5 excelentes al día), en 10 años podría publicar un libro genial de varios miles de excelentes haikus, que haría de él uno de los mayores poetas españoles vivos y uno de los mejores haikuistas del mundo.
ResponderEliminarLa realidad es que, como a todo el mundo, le cuesta meses escribir buenos haikus (y más aún buenos aforismos - especialidad en la que brilla mucho menos).
Sus parodias de citas son divertidas, pero no están muy bien hechas. Para estarlo debería haber también parodiado las traducciones macarrónicas en que suelen aparecer en internet muchas citas de autores extranjeros. El español de sus autores extranjeros, además de ser impecable, suena siempre igual, parece escrito por una sola persona.
"Warrall es todo lo que a mí me habría gustado ser (salvo asesino...". Si el amigo Simon ve que le trata usted de asesino le hace un proceso de los gordos.
Y los nombres de Carl Sagam, Theilhard de Chardin, Cocó Chanel, Margueritte Yourcenar, Karl Schmitt, Celine, están mal escritos: Carl Sagan, Teilhard de Chardin, Coco Chanel, Marguerite Yourcenar, Carl Schmitt, Céline.
Muchas gracias por las correcciones, Paula. Una buena muestra de que escribo con demasiada rapidez y sin paciencia para revisar cada nombre (eso lo dejo para los correctores en el periódico y para los amables lectores en el blog).
ResponderEliminarY en cuanto a los haikus la única manera de confirmar lo que digo es comprobar mi cuaderno de notas después de cada tediosa conferencia (en la de Benítez Reyes solo escribí cinco, pero no cuando él hablaba, sino con los otros presentadores).
Qué divertido eso de que "el español de sus autores extranjeros suena siempre igual". ¿Y qué quería, no ve que el traductor es siempre, o sea, yo?
Para que la parodia hubiera sido mejor aún había que parodiar las malas traducciones también - es lo que he querido decir. Si no se ve demasiado que se trata de una parodia suya.
EliminarCorrección de erratas: "el traductor es siempre el mismo, o sea, yo".
ResponderEliminarTontos son los que le encargan a usted una presentación y luego descubren cómo se ufana de haberles escuchado con inmenso, aburrimiento y a veces hasta con desprecio. Debe ser que entre bobos anda el juego.
EliminarRespuesta a Paula:
ResponderEliminarYo a estos autores los leo solo en buenas traducciones y muy sutil hay que ser para distinguir en una frase el estilo de un traductor del de otro. Yo no lo soy tanto.
Respuesta a Anónima:
¿Aún no se ha enterado usted, estimada Anónima, que insultar desde el anonimato es una fea costumbre? ¿Y tampoco sabe de psicología que ignora que aburrirse con un libro o una película o una conferencia es involuntario? Y lo del "desprecio", ¿no le parece un poco aventurado suponerlo?
Perdón, no se de dónde saca usted que he querido insultarlo. Si me he expresado mal le pido mil disculpas.
EliminarEn cuanto al desprecio, más de una vez le he leído a usted ironías y críticas hacia quien le pide que presente su obra. No deja de ser contradictorio que acepte.
Bueno, Anónima, aceptemos que "tonto" y "bobos" no tienen un carácter insultante, sino que son apelativos cariñosos.
EliminarY cuando uno va a una conferencia o lectura de poemas, lo presente o no, espera que el protagonista diga cosas de interés, respete el límite de tiempo y demás. Yo solo escribo haikus cuando se incumplen esas normas y no puedo escapar sin llamar la atención. A muchos autores los he presentado con gusto y los he escuchado con gran atención. Pero solo lo hago cuando se lo merecen. Yo sé fingir muy malamente. No sería un buen diplomático. ¿Queda claro?
Ni lo uno ni lo otro queda claro, pero no es cuestión de aburrir al respetable en el enzarzandose en una discusión intrascendente.
EliminarErrata: "tan poco".
ResponderEliminarUn derroche de creatividad apabullante. Así no es de extrañar que tanto en el mundillo de los eruditos, como en el de los matraquillas, haya muchos que le tengan gato. Escritos, como esos, representan todo un ataque a la línea de flotación de la mediocridad.
ResponderEliminarMis disculpas, por último, a todos por haberme puesto repollo para dejar constancia de que José L. Martín escribe de puta madre. ;-)
¡ Feliz cumpleaños, JLGM !
ResponderEliminar"We turn not older with years, but newer every day."
(Emily Dickinson. Letter, 1874)
"¿Donde está ahora / el niño que yo fui / agua en el río?". Precioso. Se asoma a tus ojos cada vez que sonríes. ¡Felicidades!
ResponderEliminar"¿Donde está ahora / el niño que yo fui, / agua en el río?". Pregunta al agua.
Eliminar"¿Donde está ahora / el niño que yo fui? / Agua en el río". O niño al agua.
Felicidades atrasadas, Martín. Con el deseo de que en las presentaciones no escribas más de tres haikus.
ResponderEliminarYo tambien felicito, aunque los kaikus sean más de tres.
Eliminar""""
ResponderEliminarLa Trata es factor determinante de la historia del xviii. Ella cuaja los fundamentos de la hegemonía universal inglesa y mantiene sus quillas, sobre el mar que ella rige, en mayor medida que gloriosos dechados de heroísmo como la muerte del general Wolfe, por bizarría, frente a la canadiense fortaleza de Quebec, francesa hasta entonces, durante la Guerra de los Siete Años; en mayor medida que la resistencia indomable de la guarnición de Gibraltar durante la guerra norteamericana de la Independencia; en mayor medida que el triunfal estruendo de Clive de la India en Plassey, vencedor de un ejército que por su número le desbordaba. Todas las colonias del orbe, la argéntea sangría del fabuloso Cerro y de las vetas mexicanas en la América Española, los cargamentos de oro, los fardos de diamantes del Brasil quimérico, el tráfico del Oriente remoto con sus especias y sus aromas y sus brocados, representan ganancia menor que la trata de negros, que el comercio del "ébano" de África. La potencia de la Europa del xviii se nutre así, en proporción enorme, de cruentos raudales, de indecible miseria, de humano clamor al cielo inclemente.
"""
Tomado de Sudamérica. Biografía de un continente, por Ernst Samhaber, Buenos Aires, 1946. (Original alemán de 1941)
¿A qué viene esto? Pues viene a que Martín continúa quejándose de que se aburre, y a mí me ha resultado siempre desasosegante que alguien se pueda aburrir en un mundo tan repleto de alicientes y tentaciones. Este es uno de los libros de Historia más literarios que conozco, en buena medida gracias a la traducción de Ramón de la Serna y Espina (a veces confundido con Ramón Gómez de la Serna), hijo de la cántabra Concha Espina, escritor y traductor a su vez. Ya nadie escribe la Historia con este primor. El libro sin duda agradará a Martín, y como tiene cerca de 800 páginas, se puede apostar que le curará la enfermedad del aburrimiento por una temporada. Es un libro ya viejo, no de los más fáciles de encontrar, pero aún quedan ejemplares en las librerías on line. Que lo disfrute Martín, si se anima. A mí me sirve, sobre la marcha, de regalo de felicitación.
Ay Miguel, si esa prosa desaburre yo no soy de este mundo.
EliminarPues esa prosa tiene la virtud de disolver mi aburrimiento con eficacia notable, tanto como lo disuelve, digamos, la de Juan Manuel de Prada. Otras de frase calculadamente larga/desmedida me ponen, por el contrario, en brazos de Morfeo (El Jinete Polaco es para mí puro narcótico). Se ve que se trata de asuntos muy personales, lamento haber generalizado mi propio caso.
EliminarSi le gusta Prada y en cambio aborrece El jinete polaco tiene usted un gusto literario sobresaliente. Probablemente sea Muñoz Molina uno de los mejores novelistas hispanoparlantes de los últimos veinte años. Lo pienso yo y lo piensan muchos amantes de la narrativa de calidad.
EliminarDisculpa, el fallo es mío. Me hizo pensar el regalar a Martín el Ulises en japonés para que lo traduzca al chino. Pero yo no soy el patrón. Hablo por mí.
EliminarPara mí, Muñoz Molina, Trapiello y JM de Prada son probablemente los mejores prosistas españoles. Me refiero al estilo y al placer que siento al leerlos. Otra cosa es que sus novelas me convenzan
ResponderEliminar"uno de los mejores novelistas hispanoparlantes de los últimos veinte años". Debe haber unos 250 aspirantes a ese título, ex-aequo.
ResponderEliminar"la narrativa de calidad". Deben ser unas 720 narrativas aspirantes al calificativo.
Se coleccionan topicazos.
Nunca compartiría podio Muñoz Molina con otros 250 candidatos, en todo caso con Trapiello y Javier Marías, a pesar de que este último practica una sintaxis de retórica gratuita y sus historias pecan en algunos pasajes de una ñoñez sorprendente, como también le ocurre a Prada.
EliminarPor supuesto, a este selecto grupo enseguida se le incorporarán como respuesta otros tres gigantes argentinos y hasta algún colombiano o paraguayo, faltaría más.