sábado, 4 de mayo de 2019

Revelación de secretos: Demasiado



Sábado, 27 de abril
TAMPOCO HAY QUE PASARSE

Me escribieron del periódico en el que colaboro habitualmente para pedirme que evitara hoy sábado, jornada de reflexión, y mañana, día de elecciones, cualquier elogio a un partido y cualquier ataque a otro, que querían ser rigurosos en lo que a la neutralidad política se refiere. “Ningún problema”, respondí, “hace tiempo que evito los asuntos políticos. Me he dado cuenta de que mi opinión no tiene ninguna eficacia y que solo sirve para que se enfaden algunos lectores”.
            Hoy, sin embargo, recibo un correo indignado de un contertulio ocasional que milita en Podemos. “¡Ya empiezas con tu propaganda subliminal! ¡Ya estás preparando el camino para que los socialistas, si ganan, que parece que van a ganar, traicionen de nuevo a su electorado pactando con la derecha!”
            No entendí nada. Me quedé tan estupefacto como con la famosa cartita en la que un poeta, amigo en remotos tiempos, me acusaba de miseria moral casi insuperable. Telefoneé a ver si me aclaraba el asunto.
            ––No te hagas el inocente, que nos conocemos. ¿Cómo se titula el libro de Antonio Manilla que reseñas hoy? Nunca has reseñado ningún libro suyo, ¿por qué se te ocurre hablar de este libro precisamente hoy? Pues porque querías comenzar a poner en circulación un mensaje, el mensaje de la traición y la alevosía, preparar la colaboración con el enemigo.
            ––Sigo sin entender nada.
            ––¿Cómo se titula el libro que reseñas? Suavemente Ribera. Más claro, agua. Suavemente nos queréis ir colando la colaboración futura con Ciudadanos.
            Yo sonreí ante la sutil hermenéutica de mi amigo. Tampoco me fiaría demasiado de que, si se diera el caso de su victoria, que parece muy probable, Pedro Sánchez fuera capaz de resistir la presión de los poderes fácticos a favor de un gobierno que garantizara, según ellos, la estabilidad. Pero, afortunadamente, Ciudadanos se ha atado de pies y manos durante la campaña para evitar que eso ocurra. No sé si lo lamentarán después. Quizá no. Parece que solo aspiran a ser el primer partido de la oposición.


Domingo, 28 de abril
ALIVIO

Pasadas las once de la noche, empiezo a recibir llamadas de mis amigos.
            ––¿Qué? ¿Qué te ha parecido el resultado de las elecciones?
            ––Respiro aliviado. La España que piensa ha ganado a la España que embiste.
            ––Y la España que piensa es la España que piensa como tú, ¿no es cierto?
            ––No te creas. A mí pensar se me da bien, pero hay quien dice que embestir se me da mejor.


Lunes, 29 de abril
LLANTO POR TONY STARK

He ido dejando de una semana para otra Dolor y gloria de Almodóvar, una obra maestra, o eso dicen, que no me apetece nada y que probablemente desaparecerá de la cartelera antes de que yo encuentre un momento para admirarla, pero me he apresurado a ver Vengadores: Endgame.
            Como quienes me leen detestan este tipo de cine (por americano y por comercial), puedo incurrir en algún spoiler sin que nadie me lo reproche. En ella muere Tony Stark, Iron Man, mi superhéroe favorito: multimillonario, genial, filántropo, playboy, cínico, brillante e ingeniero. Todo lo que a mí me gustaría ser. Y los ojos se me llenan de lágrimas en las escenas finales.
            Con las películas de la Marvel disfruto como cualquier adolescente. O como cualquier contemporáneo de Sócrates con las enrevesadas peripecias de los dioses, los héroes y los semidioses. Suspendo mi incredulidad, abro los ojos asombrado, y me creo que media humanidad desaparezca con un chasquido de dedos del Titán dueño de las Joyas del Universo y que luego, gracias a la mecánica cuántica, podamos volver atrás y hacer regresar a los que desaparecieron.
            Sigo siendo el niño que fui. Tengo todas las edades que he tenido.
           

Martes, 30 de abril
MEDIO SIGLO DESPUÉS

“Un paso insignificante para la humanidad, un paso grande para un hombre”, pienso al entrar en el colegio de San Pedro de los Arcos. En él realicé mis prácticas de Magisterio durante el curso 1970-1971, hace ahora medio siglo. No lo había vuelto a visitar desde entonces.
            Asisto a una clase de asturiano. Toca hablar de la música tradicional asturiana y resulta que la alumna en prácticas es toda una profesional, Paula Amieva, hija del gaitero Xuacu Amieva, y nos da una espléndida lección a la vez que interpreta los más diversos instrumentos. A mí me sorprende uno que no había visto nunca, aunque sí me parece haberlo oído en alguna película del oeste, el arpa de boca, que en principio da un poco de miedo porque parece un corrector dental (la lengua ha de ponerse hacia atrás, la caja de resonancia es la misma boca).
            En una de las paredes, hay enmarcado un poema escrito por Amalia, de ocho años, nacida en Medellín, Colombia. “A veces llueve / y a veces non. / A veces canten los sapos / y a veces non”, dice el estriblillo. “Un día tantu y tantu llovió / que l’agua con too arrampló: / cola nevera y les pites, / cola silla de la güela, / cola mesa la cocina, / cola ropa los armarios, / colos cuadernos d’escuela, / colos tiestos y les rises”.
            El arpa de boca se toca solo en algún remoto lugar de Asturias, pero también en Turquía y en la India y en Mongolia y en la cultura mapuche. ¿Hubo viajeros que lo llevaron de un sitio a otro o se inventó en todos esos lugares? En algunas partes se hace de bambú, con lo que resulta menos amenazante.
            Pocos alumnos se atreven con el arpa de boca, pero todos quieren probar el tambor y, sobre todo, la botella de anís, que se toca con una cuchara.
            Mientras asisto a esta clase de músicas varias, me vienen a la memoria las anécdotas de hace cincuenta años. Siempre cuento que un día, en el recreo, un alumno se me acercó gritando: “Maestro, maestro, Luis está jugando al fútbol con una calavera”. Y resulta que era verdad, jugaba a darle patadas a una calavera como la de Yorick en Hamlet. Resulta que el patio del colegio estaba construido sobre lo que había sido el cementerio de la iglesia. Lo habían derribado poco antes y todavía, a los lados de aquel patio aún sin vallar, quedaban montones de tierra con algún que otro hueso olvidado.
            Eran otros tiempos. Lo primero que nos dijo la directora fue: “Tenéis que saber mantener la disciplina cuando os quedéis solos a cargo de una clase. El año pasado, el primer día, a un maestro en prácticas se le escaparon varios niños por la ventana”.
            Eran otros tiempos. Franco todavía parecía eterno. Recuerdo las charlas con Mariluz Fernández mientras paseábamos, después de la comida (comíamos en el comedor escolar) hasta santa María del Naranco. Por allí estaba también la poeta Esther García López, tan joven e hiperactiva ahora como entonces.
            No había vuelto a San Pedro de los Arcos desde entonces. Me alegra volver. Una zancada de medio siglo, un paso grande para un hombre, pero pequeño para la humanidad. O no tan pequeño. Si bien se mira, el mundo en ese tiempo ha cambiado más que yo. Y no digamos España. La España de entonces no se reconocería en la de hoy, pero aquel joven de veinte años que daba sus primeras clases y escribía sus primeros versos, si apareciera ahora, seguro que no me extrañaría: “Te pareces bastante a lo que siempre quise ser”. Y es que nunca fuimos muy ambiciosos, ni él ni yo.


Miércoles, 1 de mayo
SOY UN HIPÓCRITA

––¿Cuándo dices que se presenta tu próximo libro? ¿El día 16? Vaya, lo siento mucho, ese día no puedo acercarme a Asturias, estoy en Moscú –me dice Martín López-Vega mientras tomamos café en el Dos de Azúcar–. Y antes tengo que ir a Turín, donde he que hablar en la Feria del Libro, que se celebra en el Lingotto, un lugar que si no conoces, te gustará mucho, y luego he de pasar por Venecia, donde inauguramos el Pabellón de España en la Biennale.
            ––Uf, qué ajetreo –le respondo con la más hipócrita de mis sonrisas–. Yo no soportaría llevar una vida así. A mí me cuesta cada vez más recuperar las costumbres después de un viaje, y también adaptarme a un nuevo lugar. Pero ya descansarás cuando te vayas como director al Cervantes de Pekín. Allí, todo lo más, algún paseíto por la muralla china el fin de semana.
            ––Pues parece que finalmente no voy a ir a Pekín. El lunes, tras conocer el resultado electoral (ya sabes que, si ganaba la derecha, iba a dimitir inmediatamente del cargo), me pidió Luis que reconsiderara mi petición, que él sabía que soy un enamorado de la cultura china, pero que teníamos muchos proyectos en marcha y que le gustaría que siguiera como director de Cultura.
            ––Eso quiere decir que está muy contento con tu trabajo.
            ––A Pekín iré, pero en viaje de ida y vuelta, no a quedarme allí cinco años, cuando vuelva de Moscú, a inaugurar una exposición de Picasso.
            ––O sea que vas a seguir viviendo en Madrid, trabajando en Cibeles, frente al Banco de España, y viajando en business hoy a Berlín, mañana a Buenos Aires, pasado a Roma…
            ––Así seguiré todavía algún tiempo. Dos semanas después de volver de Moscú, me voy a Praga.
            ¡Y yo aquí, “atado a un escalafón y a un horario”! Digo “qué fatiga”, pero lo que pienso es  “qué envidia”. La vida que lleva mi amigo Martín López-Vega es exactamente la que a mí me gustaría llevar, aunque –soy un hipócrita– jamás lo reconocería delante de él ni de nadie.


Jueves, 2 de mayo
MEJOR NO

El ser humano es una criatura paradójica. “Un animal absurdo que necesita lógica”, como escribió Antonio Machado. Y yo me temo que soy más paradójico que nadie. Veinte años lamentando que se enfadara conmigo un poeta al que siempre he admirado, Miguel d’Ors, y cuando por fin consigo que acepte mis disculpas, o eso parece, resulta que una frase de su carta me hace perder todas las ganas de ser amigo suyo. Ni siquiera terminé de leer esa carta. Llegué a la frase en que afirma que mi conducta le pareció –y le sigue pareciendo– “de una miseria moral casi insuperable” y dejé de seguir leyendo. ¿Me sentí ofendido? En absoluto. Pero eso es como lo de “felón” aplicado por Pablo Casado a Pedro Sánchez, que dice mucho del que lo dice, demasiado.


Viernes, 3 de mayo
UNO DE ELLOS
              
Hay amigos que, cuando se enfadan contigo, te quitas un peso de encima.
            Me temo que yo soy uno de ellos.




15 comentarios:

  1. "La España que piensa ha ganado a la España que embiste." Ufff, madre mia, casi preferiría que volvieras a habla de política. Al menos podría saltármelo. Saludos.

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  2. Juan Luis Seisdedos, ya sé que no tenemos demasiado tiempo, pero convendría leer entera la entrada titulada "Alivio" antes de hacer un juicio sobre una de sus frases. Sospecho de que no te has dado cuenta de que incluye su propia crítica.

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    1. Sí, me he dado cuenta y, desde luego, la autoironía se agradece. Pero la premisa -tan vintage ella- ha sido tan usada y abusada por la propaganda zurda que es difícil eludirla por mucho curacura que le pongas al final. Y además, admirado JLGM, llueve sobre mojado y eso cansa.

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  3. Cómo puede ser hipócrita (JLGM) si reconoce, por escrito y ante todos los lectores, qué lo que realmente siente es envidia de MLV.

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  4. Lo que todos envidiamos de MLV no es su puesto, ni sus viajes, sino la cantidad ingente de puntos que acumula con sus vuelos. Debe de tener una tarjeta de categoría especial como viajero frecuente, recurrente y persistente.

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  5. Martín no es hipócrita ni envidia a nadie. Eso se nota en su escritura. Es saludable porque es valiente y prudente al mismo tiempo. Sus paradojas de Pero Grullo (ej: "Esto no se lo diré a nadie", y lo dice en público) no se oyen sino como un estribillo donde lo que importa es el resto del cuento. Y lo de embestir es con la palabra, con el pensamiento. No es nuestro autor hombre de trompadas.

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  6. Pues la verdad es que soy bastante hipócrita, amigo Jesús, pero como suelo decir lo contrario de lo que pienso, y los lectores ya conocen el truco, a veces digo lo que pienso para que crean que pienso lo contrario. No sé si me explico.
    Y envidiar claro que envidio a mucha gente, a todos los que tienen más talento que yo. No a los que viajan más --como mi admirado López-Vega--, que ya no estoy para tantos trotes.

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    1. Me hace recordar esto aquella historia que contaba Freud, y que al parecer gustaba mucho a Lacan:

      “En una estación ferroviaria de Polonia, dos judíos se encuentran en el vagón. ‘¿Adónde vas?’, pregunta uno. ‘A Cracovia’, es la respuesta. ‘Pero mira que eres mentiroso –se encoleriza el otro–. Cuando dices que vas a Cracovia, me quieres hacer creer que viajas a Lemberg. Pero yo sé bien que realmente vas a Cracovia. ¿Por qué mientes entonces?’ ”.

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    2. Genial el chiste de quien conoce a Trapiello desde hace veinte años. Doble suerte.

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    3. No sabía (ni podía imaginarme siquiera) que Freud, quien como digo es el que contaba esa historia, conociese a Trapiello desde hace veinte años. No cabe duda de que era un ser humano muy especial. Pero tanto...

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    4. No, no, el que cuenta el chiste es usted.

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  7. Cuanta bobada. Chistes judíos, o chistes de judíos, ¿no es una contradictio? Están muy atosigados por complejos de culpa (por cierto muy justificados). Y Trapiello ya ha vuelto a armarla, esta vez con la señora Rahola. El activista ultra no para de meter cizaña contra Podemos y contra los políticos catalanes presos, cargando las tintas y poniendo su granito de arena para que los condenen a lo máximo que se pueda, compatible con que no expulsen a Spain de la UE por abusos.
    Tiene derecho a su opinión y a su opción política. A difamar, calumniar o mentir, no tiene ningún derecho. Pero es que cuando no se sabe hay que inventar.

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  8. Tal vez fuere oportuno que JLGM, desde su condición de magnífico escritor y convicto socialista, nos regalara una breve semblanza de ese político ejemplar que era Alfredo Pérez Rubalcaba, hombre de bien y de estado.

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    1. Demetrio Cárdenas11 de mayo de 2019, 16:30

      Esto de "hombre de Estado" yo ya no sé si es elogio o denuesto. Es leer u oír "hombre de Estado", o "razones de Estado" y a algunos se nos encienden varios pilotos de alarma:
      - Cloacas del Estado.
      - Fondos de reptiles.
      - Imputaciones falsas y construidas.
      - Operaciones especiales.
      - Partidas no registradas.
      - Señor X,

      etc, etc, etc

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    2. Yo, ante tal número de virtudes descubiertas a este personaje, propongo oficialmente su canonización inmediata, con tal de acallar la ridícula y vergonzosa histeria colectiva que se ha desatado. Quien hasta ayer era considerado un hábil marrullero y tramposo, es a su muerte regalado de los ditirambos más empalagosos y ñoños. Cómo somos los españoles.

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