UN MAESTRO SIN PIEDAD
Veinte
años después de presentar en Oviedo Las
máscaras del héroe, acompaño a Juan Manuel de Prada en la presentación de Mirlo blanco, cisne negro, una especie
de ajuste de cuentas consigo mismo y con el mundo literario.
Me aburren, por lo general, las
novelas y más si están escritas en una prosa tan recargada y enfática como la de
mi amigo Juan Manuel, a quien siempre, aunque a veces lo disimulara, le he
tenido simpatía. A pesar de la contundencia de su prosa, de la seguridad con
que esgrime los más peregrinos argumentos, tiene algo de niño grande.
Mientras él habla de su novela e
insiste en que no es una novela de tesis (y cuanto más insiste más despierta
por descubrir las caricaturas de conocidos escritores que se agazapan en sus
páginas), yo me entretengo en analizar las razones de su éxito. Fue uno de
tantos jóvenes de los ochenta y los noventa, cuando los anticipos generosos y
las ayudas a la creación, que quisieron vivir de la literatura, ser solo
escritores. Es casi el único que lo ha conseguido plenamente. Como sus
admirados Cela o Umbral, nunca tuvo que ocupar ningún cargo más o menos
político ni condescender con cualquier otra ocupación.
¿La razón de ese éxito? Primero
llamó la atención con los fuegos de artificio de un estilo más brillante que
preciso y con un cierto gusto por el domesticado escándalo (muy en la línea de Umbral o
Cela) y muy pronto supo adaptarse a las exigencias del mercado (aceptó el
encargo del Planeta y supo salir airoso de él con una novela de género). Buscó
también el seguro asilo de una opción ideológica no demasiado bien vista por
los intelectuales, pero que constituye una de los más poderosos grupos de
presión del mundo. Eso le permitió jugar a la marginación y el victimismo (tan
rentable para cualquier escritor), a la vez que asentaba firmemente los pies en
la roca imbatible del integrismo católico.
Pero nada de eso le habría servido
si no contara con una inagotable capacidad de trabajo y un innato dominio de la
prosa. Podrá uno no estar de acuerdo con lo que dice (yo no lo estoy casi
nunca), lo que no podrá es dejar de admirar el preciso andamiaje estilístico.
En estas cosas pienso mientras mi amigo
Juan Manuel, vende, y muy bien, con modulada voz y abundantes argumentos, su
novela, a medias sátira de la vida literaria y a medias análisis de las turbias
relaciones literarias entre maestro y discípulo, entre el joven ilusionado que
fuimos y el desengañado adulto en que acabamos convirtiéndonos.
"Menos mal --me digo--, que los
pensamientos no pueden leerse, porque si no seguro que volvería a enfadarse
conmigo como aquella vez en que no respondí de inmediato a su solicitud de que
le publicara una entusiasta e inmensa conferencia sobre la poesía de Aleixandre".
La verdad es que lo sentiría. Aunque
discrepe de él en casi todo, tengo la impresión de que coincidimos en lo
fundamental. Y le tengo esa admiración un poco retorcida que "un maestro
sin piedad" (así me llamó en la dedicatoria de Las máscaras del héroe) le tiene a su discípulo más aventajado.
Sábado, 26 de
noviembre
LOS
PEQUEÑOS DETALLES
Soy un maniático de los pequeños detalles.
Comienzo a leer Simone, de Eduardo Lalo, un diario del tedio y la
anonimia puertorriqueña disfrazado de novela, y me encuentro con lo que dice de
un jubilado: “Cada semana pasa por lo menos una noche en el Aeropuerto
Internacional. Transita por los grandes pasillos como un viajero más. Recala
por los puestos de comida, lee el periódico o una novela como alguien que mata
el tiempo en una larga escala, sentado en el bar que queda cerca de las puertas
de embarque”.
¿Y
cómo se las arregla para pasar por el control de seguridad?, me pregunto yo.
Porque los aeropuertos hace tiempo que han dejado de ser como las estaciones de
antes y ya no es posible irse a ellos a pasar la tarde: las tiendas y los
restaurantes, lo que tienen de centro comercial, se encuentra tras el control
de seguridad, no antes.
––¿Y
esa nimiedad te basta para rechazar un libro?, me reprocha Luis Acebal a quien
se lo comento en el Vetusta.
––Me
basta y me sobra, sea un diario o sea una novela; para que me crea una historia
los pequeños detalles tienen que ser exactos.
––Con
las películas hay mucha gente como tú que se entretiene en descubrir errores en
los que nadie se fija. Y que además carecen de importancia. ¿Qué importa que el
Brad Pitt de Aliados se despierte una mañana en la cama, junto a Marion
Cotillard, elegantemente despeinado y cuidadosamente afeitado? Recuerda el
microrrelato de Andrés Newman, una historia de terror: “Tras dormir toda la
noche, se despertó recién afeitado”. Brad Pitt en esta película no es un actor:
es un modelo de Armani o de cualquier otra firma. Nadie como él luce tan bien
los trajes.
––Es
además un criminal de guerra que remata a los heridos. A mí, mientras veía la
película, se me ocurrió una definición de terrorista: “Héroe que se ha
equivocado de bando”. ¿Y de dónde sacó el guionista que la ley dice que si uno
se casó con una traidora, como el bueno de Pitt, debe ejecutarla con sus
propias manos? ¿Quién da el visto bueno a estos disparates de guion? Es una
lástima desperdiciar tan brillante envoltorio para una nadería. De lo de
estrangular a un oficial alemán en la cabina telefónica del hotel y luego
meterle pan en la boca para que parezca que se ha atragantado, ni hablo.
––Pues
parece que a la gente le gusta; en cambio a la película de Trueba la boicotean,
por no sé qué declaraciones que hizo, y no va a verla nadie.
––Lo
del boicot en las redes es una tontería. La ultraderecha nacionalista no iría a
ver una película en la que se ridiculiza a Franco hubiera o no dicho el
director aquello de que no se sentía español. Lo que pasa es que la mezcla de
denuncia y sainete no acaba de funcionar. Se echa en falta a Azcona.
Domingo, 27 de
noviembre
ALIENS
Resulta que Antonio Buero Vallejo creía en
los extraterrestres. En una de sus cartas a Vicente Soto, leo lo siguiente:
“Más que los satélites, me interesan los platillos volantes. Cada día creo más
en que tras ellos hay una impresionante realidad, no precisamente terrestre.
Los datos son ya numerosos y curiosos. Hace unos días el ABC publicó unos datos de una escuadrilla portuguesa que te dejaba
patidifuso”.
No
era el único. Recuerdo que en un encuentro de poetas de la Fundación Caballero
Bonald, en Jerez, Carlos Bousoño contó como una vez un extraño objeto volante,
que emitía una luz verde, les persiguió durante largo rato a él y a Claudio
Rodríguez por una carretera de Ibiza.
Mi
experiencia, si es que puede llamarse experiencia, es muy remota. Tendría yo
diez o doce años, era una calurosa noche de verano en la que deslumbraban todas
las estrellas. Dormía con el balcón abierto y en él surgió de pronto lo que me
pareció una luna inmensa, un gran disco blanco con algunas manchas oscuras.
Salí al balcón. Descendía lentamente, hacia el oeste, hacia los campos de más
allá del río. Según se acercaba a la tierra se iba volviendo cada vez más
oscuro, hasta ser solo un manchón negro rodeado de estrellas. Dejé de verlo, me
dormí y al día siguiente, cuando salí a la calle, me enteré de que había un
gran revuelo en el pueblo. En una de las plantaciones de tabaco, más allá del
río Ambroz, había una especie de redondel, como si un objeto muy pesado se
hubiera posado allí, aplastado los tallos y hundido ligeramente el terreno. No
sé si los periódicos hablaron de ello. Yo conté la historia de la gran luna,
pero nadie más la había visto y todos creyeron que era una fantasía. Se atribuyó
a una broma pesada de la gente de Hervás y a punto estuvo de provocar un
conflicto entre los dos pueblos vecinos. Pero creo que la cosa no pasó a
mayores. Las plantas de tabaco tronchadas se mezclaron con las otras, se
llevaron a los sequeros y luego se arrancaron sus hojas y se apretujaron en
fardos que se enviaban a Tabacalera. Sería curioso saber si el tabaco que se
preparó con ellas tenía otro sabor.
Martes, 29 de
noviembre
EL SUJETO BOSCOSO
Una de mis debilidades como lector se llama
Vicente Luis Mora. En las páginas culturales de los periódicos, se habla mucho
de él como teórico literario de las nuevas tecnologías. Pero para mí destaca
sobre todo por ser el mejor humorista involuntario de un género, la crítica
poética, en el que no escasean precisamente. Cuando me enteré de que le había
dado el Premio de Investigación Literaria Ángel González, y por un libro de
título tan prometedor como El sujeto boscoso. Tipologías subjetivas de la
poesía española contemporánea entre el espejo y la notredad (1978-2015), me
froté las manos. Seguro que Ángel González también se habría divertido mucho.
º Pero
mi gozo en un pozo. Paso por la librería de la Universidad y me dicen que no tienen
el libro. Me avisarán cuando lo tengan. Hoy recibo un correo: “Le escribimos en
relación a un libro por el que usted preguntó ayer. Hecha la consulta esta
mañana, nos han comunicado que parece que no está previsto que vendamos ese
libro, ya que la obra se publica a través de la editorial Iberoamericana
Vervuert. En el Servicio de Publicaciones desconocen si en el futuro habrá algún
acuerdo con esta editorial o con la Cátedra Ángel González para poder venderlo”.
Tampoco
en la librería Cervantes ni en Ojanguren venden libros de esa editorial,
especializada en obras que financia el autor para presentar como mérito en
sexenios y oposiciones. ¡Con las ganas que tengo yo de pasar un rato divertido,
olvidado de los desastres del mundo, con los disparates más o menos boscosos
del bueno de Mora!
Aunque,
bien mirado, el mayor disparate es que en la Universidad de Oviedo se cree una
cátedra para estudiar a Ángel González y la poesía contemporánea y luego sus
publicaciones no puedan venderse en la librería de la universidad.
Pero
al menos de este disparate no se puede culpar a Susana Rivera, que es quien,
como benemérita viuda, suele cargar con todas las culpas.
Jueves, 1 de
diciembre
A DEBIDA DISTANCIA
Me pide Javier Fórcola un ejemplar de uno
de mis viejos diarios que no encuentra por ninguna parte. Se inicia con una
cita de Oscar Wilde que podría haber escrito yo: “A debida distancia, cualquier
hombre no es más que un pobre hombre. Por eso la primera obligación de un
caballero consiste en no dejar que los demás se acerquen demasiado y en
distraerles echando leña al fuego de su mala reputación”.
Seguramente se le había acabado el paquete de tabaco y ante la pereza de salir a la calle, el trasgu de este blog se fumó mi comentario (previsiblemente el número 36) a la entrada anterior y también los 4 anteriores que ayer mismo sí aparecían.
ResponderEliminarEn cuanto a la entrada de hoy, diría que si algo me agrada de JMDP, aparte de algunos fragmentos prosísticos verdaderamente destacables (su prólogo de "La vida invisible" me pareció brillante), es su decisión de situarse en el flanco de lo políticamente incorrecto hasta llegar gozosamente a la iconoclasia. Se le podría acusar de encontrar ese resquicio para medrar sin competencia en el país de los ciegos, pero sería simplificar excesivamente su postura. Y si verdaderamente es tan creyente como pretende demostrar, a quienes somos católicos de a pie y madreña (aunque simplemente asturianos, no romanos ni apostólicos) nos debe agradar que se manifieste sin melindres.
https://www.amazon.es/sujeto-boscoso-btipolog%C3%ADas-subjetivas-contemporánea/dp/8484899799/ref=sr_1_6?ie=UTF8&qid=1480857638&sr=8-6&keywords=Vicente+Luis+Mora
ResponderEliminarParece que se vende en Amazon, pero no en librerías, qué cosas, como una autoedición.Supongo que también se podrá pedir a la editorial.
EliminarJLGM
JLGM
Si va a venir usted por aquí a ponerse tan sabihondo como en el foro de AMM (conciso, apabullante e inquietante) casi mejor se queda por allí en aquel club de fans de bwana.
EliminarMe refiero al pedante de Ramos, un intelectual que asombra.
EliminarDel diario El Comercio de hoy:
ResponderEliminarEl presidente de la fundación Pablo Iglesias, Alfonso Guerra, ha afirmado hoy en Gijón, que "el odio a la derecha no puede ser el programa del PSOE" y que debe evitar cualquier ambigüedad ante nacionalismos y populismo con un discurso "de mayorías" como única vía para recuperar el apoyo de la sociedad.
A su juicio, si se constata que los partidos nuevos son autócratas y PONEN EN PELIGRO LA DEMOCRACIA actuando desde la superioridad moral, el PSOE "lejos de imitarlos, DEBE COMBATIRLOS" en una sociedad que ha perdido el sentido de la responsabilidad y donde se vota desde la emoción y no desde la razón.
¿Qué será lo que está poniendo en peligro este sujeto impresentable?
¡Y pensar que yo fui un tiempo uno de sus partidarios! Si no fuera porque he decidido no hablar de política hasta que no haya nuevas elecciones y acabe esta legislatura amañada, diría lo que pienso de las palabras de Alfonso Guerra. (Por cierto, también el gobierno amañado de Primo de Rivera fue muy aplaudido en sus comienzos, incluidos los socialistas.)
EliminarJLGM
Sí, esto supondrá un paréntesis en tu propósito de orillar (no hay por qué comprometerse a no tocarla en ningín caso) la políca, pero es que lo de Guerra supera cualquier prudencia y cualquier propósito de la enmienda.
ResponderEliminarPero, ¿sabes qué te digo, buen Martín? Este podemita enmascarado está esperando como agua de mayo la venida de don Pedro Sánchez a su pueblo, para jalearle y romperse las manos aplaudiéndole. Porque un PSOE decente es muy necesario y con él ha de contar cualquier opción de cambio duradero en este pobre país. Pero otro PSOE: con el de la Gestora, ni a "pañar" oro.
Que no decaiga, Kurtz. La esperanza digo.
Diríase, Martín amigo, que de un tiempo a estas partes hallas más solaz en la urdidumbre de la fábula que en la fábula misma, y no encontraría yo nada en ello que reprochar, si no fuera que por mor de gozar el hallazgo del error ajeno, a menudo incides en el propio; llevándote ello a confundir el detalle con la minucia y la verdad con la mentira. Sé que has recorrido no pocos aeropuertos, pero no quiero irme lejos de donde nos hallamos. Dime si no podría el jubilado de la novela de Eduardo Lalo dar sus paseos por los grandes pasillos y leer sus novelas y periódicos en el bar que queda cerca de la puerta de embarque... en el aeropuerto de Asturias. Más largos son sus pasillos antes de pasar el control que después de hacerlos; cerca del embarque está también la cafetería. Y aunque de tiendas hablase, y no lo hace por aquello que tienes a bien citar, igualmente las hallaría en mayor cantidad antes de pasar el límite que tanta desazón te causa. Y no es el de Asturias el único aeropuerto en el que sería verosímil su fábula: Barcelona, Lisboa... tienen zonas comerciales amplias antes de cruzar el control policial. Si todos esos detalles que pides exactos los analizas con el mismo juicio temo, Martín amigo, que no sólo estés perdiendo el disfrute de más de una buena obra de arte, sino tu buen juicio, que tanto pregonas y no siempre practicas.
ResponderEliminarNo, amigo. Ni siquiera lo que dices es válido para el aeropuerto de Asturias. La cafetería más cerca de las puertas de embarque está detrás del control policial. Y el intenso centro comercial del aeropuerto de Lisboa (en el que uno se pierde y le cuesta dar con los carteles que indican las puertas de embarque) también. Y así en todas partes. Antes suele haber alguna cafetería entre el barullo de las colas ante los mostradores de facturación, pero ni siquiera tienen donde sentarse. Y lo sé por experiencia: en mi último viaje a Nueva York llegamos con demasiado tiempo al JFK y tuvimos que esperar aburridos sentados en un banco antes de pasar a la zona comercial con sus tiendas y restaurantes.
EliminarJLGM
Está claro que el Anónimo no sabe de aeropuertos (debe de viajar por RENFE y hablar de oídas: uno de tantos que tiene miedo a volar), que confunde las puertas de acceso a la zona de embarque con las puertas de embarque propiamente dichas (por las que se accede a la pasarela que nos "mete" en el avión). En nuestro minúsculo aeropuerto de Asturias, el vejete en cuestión sí que podría tomar un café, pasear, e incluso admirar el madreñogiro de Pinin antes de pasar el control de ambarque. Pero acercarse a las puertas de embarque, ni por el forro.
EliminarMucha habilidad la suya, don José Luis:
ResponderEliminar- habla de Juan Manuel de Prada pero todo su interés es que quede claro que le llamó a usted maestro.
- habla de Buero y otros grandes escritores para que quede claro que usted también vio un ovni.
- habla de un libro de su universidad para que quede claro que es una caca el autor, el libro, la universidad que le paga a usted.
Curioso lo suyo.
Curioso lo suyo, anónimo. Juan Manuel de Prada me llamó maestro hace más de veinte años, cuando empezaba y tenía la amabilidad de llamárselo a todos los escritores mayores que él. La gracia no está en el trivial maestro, sino en lo de "sin piedad".
Eliminar¿Y qué esperaba que dijera de Buero, que escribió "Historia de una escalera"? Decir lo que no se ha dicho, lo que llama la antención: ese es uno de los secretos de no aburrir.
Hablo de un libro de mi Universidad para dejar claro que no se puede comprar en la librería de la Universidad ni en ninguna librería de Oviedo. Cosa, me parece, bastante notable.
Hay que saber leer, amigo anónimo. Y criticar con fundamento, algo que no está al alcance del primer anónimo al que le dé por ahí.
JLGM
La precisión extrema en el uso de los términos es a mi modo de ver la característica que mejor define el estilo de Juan Manuel de Prada. Elige los sustantivos y los adjetivos con rigor y exactitud de orfebre, pero por encima de todo usa los verbos con una adecuación al acto descrito muy difícil de superar, hasta el punto de que a veces puede parecer sobrecargado o redicho. "Me pregunto cuáles fueron los estímulos que guiaron nuestro empeño de otorgar corporeidad a una quimera...". "Una muchacha que sobrevuela las asechanzas carnales, incontaminada de mezquindades". "Desertaba con la excusa de un apremio urinario". El léxico más riguroso está siempre disponible y a mano para él. También sabe dar con imágenes felices y contundentes: habla, por ejemplo, de las manos carnosas de un personaje, una apoyada sobre otra, diciendo que "parecían dos sapos mellizos que han decidido aparearse".
ResponderEliminarPolíticamente Juan Manuel es también muy rara avis. Mientras la derecha neolib española pasa muchísimo ética y de mandamientos, y se erige sobre criterios económicos, Prada es un derechista de base religiosa, católica, que ha criticado valientemente la economía especulativa (nada menos que desde las páginas de ABC, entre otros) denunciando el desastre social y moral a que conduce. Esto ha convertido al novelista en un personaje incómodo entre sus contertulios de Intereconomía, 13TV y demás caverna, siendo finalmente marginado y excluido.
Juan Manuel es un escritor singular y muy interesante, por mucho que se disienta de sus posiciones.
La verdad es que uno lee la entrevista a Juan Manuel de Prada en el último número de Clarín y, aunque no le mueva a leer la novela (eso no, que aún podemos elegir), casi simpatiza con él. Pero pasa a leer su artículo sobre Mel Gibson y se recupera uno del ataque de simpatía sin que queden secuelas. Para escribir artículos como ese no sólo hay que escribir mal (salvo que la prosa-floripondio se considere buena prosa) sino que hay que ser muy chungo, pero que muy chungo, para defender a alguien no por lo bueno que haya podido hacer en la vida sino por lo más despreciable que ha dicho y hecho, que es mucho. Uys, cuántas ch me han salido.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, Piquero, en lo que se refiere a ese artículo y a tantos otros de mi, por otros conceptos, admirado amigo Juan Manuel de Prada. Parece que hay una parte de su personalidad alérgica al razonamiento abstracto y a los matices. Pero buena parte de su éxito se lo debe a esos ideológicos desahogos viscerales. Nadie es perfecto.
EliminarJLGM
Que el articulo de Prada, que acabo de leer, es exactamente eso, un "desahogo ideológico visceral", lo prueba, además de su lenguaje tabernario (y cavernario), el que constituya una incendiaria exaltación de una película que, como reconoce en el propio artículo, ni siquiera ha visto.
EliminarPor lo demás, la idea de que es propio de un "católico acérrimo" el "follar a chorro libre", reconozco que es pintoresca. Puede, eso sí, que corresponda a un "macho alfa sin parangón en el globo terráqueo".
Pero me temo que, aunque en la revueltísima cabeza de JMdeP las cosas puedan confundirse hasta ese extremo, el ir por la vida derrochando testosterona no le convertiría a uno ni en un gran artista ni un "católico acérrimo": las gónadas y la religión (o el arte) tienen menos que ver de lo que se imagina este embarullado señor, que me imagino tendrá a San Juan de la Cruz por un acabado ejemplo de esa desvirilización que tan nervioso le pone.
Desconocía el artículo de Prada sobre Mel Gibson. Me parece lamentable. Muestra un Prada exaltado, desmesurado, energúmeno e insultador, un inquisidor iracundo que gozaría persiguiendo a los que no profesan su creencia, o no la profesan con el ardor que él desea. La escritura es aquí grosera y zafia, sin atisbo de elegancia, tosca y sucia. He aquí un exquisito a quien la exaltación mística convierte en espumeante embestidor. Jekyll y Hyde. Talibanismo.
EliminarNuevos motivos para aborrecer la creencia religiosa encarnizada y ferviente.
Yo de ese artículo me había apartado tras las primeras líneas. Un amigo me lee el último párrafo. De vergüenza ajena. Qué lamentable.
EliminarJLGM
Pues a mí me parece un gran artículo, si se tiene en cuenta que es un texto panfletario. Leído objetivamente, por alguien que no es un "políticamente correcto" y haciéndolo desde un punto de vista literario, es incontestablemente un gran texto, lleno de aciertos literarios:
Eliminar"mientras os coméis atildadamente vuestra ración de alfalfa posmoderna, mientras seguís escudriñando las cagarrutas del arte anémico, asténico y sistémico que habéis entronizado."
"su genio, que es como un magma ardiente que anega vuestra insignificancia de mingafrías"
"nunca pudisteis soportar su versión salvaje de la Pasión de Cristo, cuyos fotogramas caían sobre vuestra alma lechuguina y bardaje como el agua bendita cae sobre la piel del poseso [...]. ¡Estabais tan cómodos y satisfechos con ese catolicismo meapilas y sentimentaloide, almibarado y mansurrón, que predican los curas modositos!"
Prada recuerda a Bloy, del que debe de ser un gran lector. Un Bloy sin tapujos sexuales, que no duda en abofetear al lector con frases brutales como la última del artículo. Una frase eficaz, que hace el efecto que busca, es decir chocar. Literariamente, para cerrar un artículo violento, a mí me parece un gran acierto.
Yo creo que tanto José Luis Piquero, como Anónimo, Antonio P o José Luis García Martín juzgan ese texto desde un punto de vista político (y, claro, opuesto al de Prada), no desde un punto de vista exclusivamente literario. Y a los tres primeros se les nota demasiado que soportan mal el hecho de que un "enemigo" político pueda tener tanto talento literario.
Algún día habrá que analizar el uso que del término "políticamente incorrecto" se hace en nuestro país. Vale lo mismo para un roto que para un descosido. Juan Manuel de Prada presume de ser políticamente incorrecto y Pablo Iglesias presume de lo mismo por no guardar un minuto de silencio. No hay majadería, frase sexista o racista, estupidez a secas, que no encuentre quien la defienda y elogie al autor como "políticamente incorrecto".
EliminarJLGM
"Corrección política."
Eliminarhttps://es.wikipedia.org/wiki/Correcci%C3%B3n_pol%C3%ADtica
Pues yo lo juzgo desde el punto de vista estrictamente literario y me parece un lenguaje bastante vulgar (por lo manido) y al alcance de cualquiera que, sabiendo escribir, pretenda (iluso de él) escandalizar con una prosa procaz y aparentemente faltona (no llega a provocar el disgusto de ningún aludido, más bien el desdén): un lastimoso enfant terrible el tal de Prada. Si Agustín Villalba se deja fascinar por un estilo tan fresco e innovador, debe de ser porque solo lee a los místicos.
EliminarPues hombre, Agustín, yo creo que el insulto burdo, la sal gorda, el descenso a la hormona y al calificativo sexual, o el regodeo en la escatología no suelen considerarse literariamente brillantes, sino más bien recursos fáciles y de fácil efecto, al alcance de cualquiera. A mí todo eso de "mingafrías", "polla blanda", las "cagarrutas" y la "alfalfa posmoderna" me suena a aquellas broncas parvularias:
Eliminar-¡Cállate, pata-coja, tarugo, cabezón!
Conocemos bien el insulto ingenioso, en el que fué maestro Quevedo (que tampoco rehuyó el grosero) y el sutilísimo, practicado muy finamente por Borges, por ejemplo. Y hay libelos que son históricas piezas maestras. Pero esto de Prada parece simple exabrupto de bocazas, lo cual, aparte de ofensivo, resulta fraudulento cuando se conoce la alta capacidad del autor.
Yo tengo pocos problemas con la corrección política, que por otra parte no es objetiva, sino dependiente del marco político de referencia. Para la secta nacional-católica seguro que el artículo de Prada es super-correcto políticamente. Qué digo, seguro que la secta indulta al propio Gibson, con su estela de agresiones físicas y verbales. Será un poco bruto, pero no deja de ser un machote católico.
Como resulta inmediato, lo políticamente incorrecto solo puede ser lo opuesto a lo políticamente correcto, es decir la aversión y total repulsa a ese código maloliente y pringoso redactado por intelectualoides de la ramplona izquierda actual para embaucar y terminar dominando a los cientos de miles de panolis y papanatas que andan por la vida como zombies sin criterio y necesitan ser ilustrados por esos cerebros grises y por El País. Afortunadamente, estimado Martín, esa masa variponinta, donde a su vez también abundan listillos de diverso pelaje, aunque de muy similar atuendo y maneras, no suponen más allá del ochenta por ciento de la población. De ahí que personajes tan antagónicos como, por ejemplo, Prada e Iglesias, coincidan puntualmente, si bien el cerebro y pose de este último coquetean frecuentemente con la masa informe mucho más de lo que él mismo cree. Si se le hiciera una encuesta al redicho y cursi administrador de humo se quedaría patidifuso al comprobar sus numerosas coincidencias con la izquierda ramplona que tanta alergia le produce.
EliminarOtra cosa bien distinta, Martin, es que quien se encuentra incapaz de encontrar un calificativo adecuado para definir a persona o situación, utilice el término "políticamente incorrecto" como sinónimo de interesante iconoclasta, mostrando por enésima vez que es un ciudadano leído y por tanto alineado hasta la alienación.
Bla, bla, bla, Blas. Y perdona que siguiendo la moda sea maleducado, o esa, "politicamente incorrecto". (No conozco a nadie en este país, escriba en El País o contra El País, que no presuma de ser políticamente incorrecto: esforzarse en ser políticamente correcto y en no ofender gratuitamente a nadie, y además presumir de ello, es la única manera de ser raro y diferente hoy en día.)
EliminarJLGM
Usted, Antonio P, no debe de haber leído a muchos panfletarios. Menos mal que cita a Quevedo, al lado del cual Prada es casi púdico.
EliminarPodría también haber citado a Swift, Bloy o Céline - si se hubiera rebajado a leerlos.
Creo que olvida usted el contexto del texto: se trata de un artículo de periódico dedicado a gente que desprecia violentamente a Prada y a todo lo que él defiende y en lo que cree, no un discurso brillante ante un auditorio selecto de condesas como los de Ortega y Gasset. Prada no hace más que devolverles el desprecio tranformado en bofetón escrito con el único tono que ellos entienden. Si a usted los aciertos literarios de ese texto le parecen propios de disputas de párvulos, es evidente que está usted perdiendo el tiempo no dedicándose a la literatura, para la que, vistos sus juicios, parece
estar usted superdotado.
En el género del panfleto pasa como en la música con el oído: o se tiene sentido literario para apreciarlo o no se tiene. Usted visiblemente no lo tiene. Lo siento por usted, porque es un género literario que ha dado obras maestras.
Qué va, ser maleducado (algo que no afirmo de usted) es políticamente correctísimo, digno de elogio porque supone vivir sin esos prejuicios absurdos con que la derechona encadenó al pueblo. Y, repito, que la gente utilice "políticamente incorrecto" (y por lo tanto envidiablemente transgresor) como sinónimo de guay es la fórmula más extendida.
EliminarY a continuación me expongo a la lapidación.
Una mujer alienada, con pretensiones de intelectualidad, procurará siempre un aspecto ambiguo: cana brava sin teñir, ausencia orgullosa de maquillaje, gafas de montura negra, vestimenta de colores "rata" sucios, y modos y maneras entre hombrunos y arrogantemente desprejuiciados. Mujer, por tanto, políticamente correcta, que puede llegar a ser respetadísima y admiradísima si además es deslenguada, no es agraciada y le sobran kilos. Martin, no me diga que exagero, que usted y yo somos del cincuenta y hemos visto muchas películas...
Por cierto, una pena que mi comentario (¿36?) a la entrada del otro día se lo hubieran merendado entre trasgus y xanas, porque abría (creo yo), a propósito de "los papeles secretos", un debate interesante sobre la paradójica relación de los demócratas con los aliados, al comenzar la segunda guerra mundial. Una pena que los magníficos estudios publicados al respecto por el interesante Moradiellos los desconozca tanto pedante que simplifica como un niño la historia.
El artículo no va por vosotros, patulea; es de aliento y regocijo para la discreta mayoría.
EliminarEsta discusión es ridícula. Prada es el más grande de nuestros escritores vivos, y la gente que aquí lo critica son, con perdón, mindundis. El artículo sobre Gibson es atronador, es salvaje, es deslumbrante; el mejor articulo en español del 2016. De pabilos humeantes y cañas rotas. Háganme el favor de no blasfemar contra el purto amo de la literatura española.
EliminarDichosos los que viendo la asquerosa babosa que viene a ser la mariposa posada en una rosa, se abstraen en la purpurina de las alas y olvidan al bicho que hay debajo camuflado. Miro a esa mariposa posada en una rosa y no veo otra cosa que abdomen, tórax, cabeza, antenas, espiráculos y trompa: horrorosa.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con usted, JLGM, sobre el cómico Vicente Luis Mora. Yo cuando quiero divertirme un rato voy a su blog (https://vicenteluismora.blogspot.fr/) y leo alguno de sus párrafos. Siempre se encuentra en ellos alguna perla digna de una "Antología de la estupidez literaria". Es un caso clínico de la "crítica" de libros. Difícil de toparse con alguien que tenga una empanada mental mayor que la suya.
ResponderEliminarNo hay que proseguir la lectura de un libro que nos pesa como el plomo: hay tanto escrito bueno que no vamos a llegar a leer que es pérdida de tiempo. No hay que gastar los cuartos en comprar la obra de alguien que detestamos como persona, hacerle los honores de nuestro tiempo: sobran mejores en todo que lo ocupen y que merecen prioridad.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNormal, Bonifacio, que no le guste a usted Prada. En su página de Google + cita usted una frase de Tolkien de una trivialidad vertiginosa: "No hay nada como buscar bien, si deseas hallar algo. Normalmente sí lo logras, si haces eso."
ResponderEliminarNo merece la pena rebatirle a usted sus afirmaciones una a una: la insignificancia de su cita lo explica todo.
La cita termina: “Pero no siempre es exactamente lo que deseabas encontrar»
EliminarTraduje la (muy famosa) frase tal cual es, pues se suele citar mal. Y en el contexto de la colaboración de alguien en mi página, en la que sí encaja perfecta (no siempre se usa bien, tampoco).
Lo que nunca he visto es citarla incompleta quitándole el sentido, como usted hace.
Le invito a entrar en mi blog de frente, no de reojo sin leer bien. Aunque le advierto que soy capaz de citas peores (y de cosas peores). Pero nunca son “a ciegas” mis citas, yo siempre leo bien primero (aunque me equivoque igual después, algunas veces).
En cuanto a de Prada hablé sólo del grotesco artículo que mezcla semen con tinta y que da vergüenza ajena más que provocar, que es lo que su autor pretende. En su obra como escritor (lo otro no es escribir) no entro.
Señoras, señores,
ResponderEliminarse les ve a casi todos bastante irritados por esa especie de vómito injustificado e inaudito de De Prada. ¿Cuál será esa "patulea" a la que se dirige la rabieta? No lo explican ustedes. Bueno, yo creo que es el mundo entero. De Prada está enfadado con el mundo. Con un mundo descreído, sin religión, habitado por gente muy poco alumbrada (no digamos calcinada) por dios. Gente que fornica sin remordimiento, que se divorcia, que aborta, que persigue el bienestar material, que no reza ni hace novenas "a la santa".
Y aún con todo esto, lo más importante no lo he dicho. También es un mundo con mucha gente guapa, con treintañeros y cuarentones esbeltos, ágiles, torneados de gimnasio y saludables. La vomitona de De Prada es la de un envidioso, un resentido y un frustrado. Tiene ese sello. Cualquier psicólogo sabe que sólo esto explica una agresividad tan genérica e indiferenciada. Una rabia que le ciega, le priva de sus destrezas expresivas y convierte sus modales en los de un hampón. No sé si se recuperará de este mal paso.
No, mujer, la patulea a la que se refiere Prada está claramente identificada: son los fariseos que no queréis reconocer el talento porque Dios no os lo ha dado, los caínes que os morís de envidia ante el resplandor terrible de la belleza.
Eliminarke fuerte valla comentarios
ResponderEliminarpasa tia
EliminarPrada es DIOS. CAda libro suyo es un chute de liteartura, en medio de la bazofia que nos invade. Y sus artículos, adrenalina en vena.
EliminarQue meapilas y progres se espanten por igual de su lenguaje brutal es la prueba más evidente de su éxito.
O quizá solo la prueba de que la brutalidad espanta a todo el mundo.
EliminarJLGM
No hay más que ver el lenguaje que utilizan, para "endiosarlo", ciertos admiradores de Prada, para comprender qué es lo que les gusta. No precisamente la "liteartura" (le falta la hache, lástima, pero la errata es de lo más expresivo) sino "adrenalina (sectaria) en vena". Con lo literario, todo esto tiene tanto que ver como ese lenguaje de megáfono con la razón.
EliminarLástima, a de Prada se le olvidó meter lo del “chute de adrenalina en vena” en el famoso artículo, con los demás fluidos. Junto con el semen, la saliva, la sangre, la bilis, el metano y la testosterona.
ResponderEliminarEn la Biblia que el católico de Prada ha leído a conveniencia (como casi todos los cristianos, católicos o no) se dice que “una sola mosca basta para arruinar el mejor perfume”.
Que es como el borrón del escribano, pero con consecuencias a la larga. Aunque aquí la mosca saldría vomitando, con tanto cóctel químico…
Claro que, según de Prada (y eso sí que es muy católico, aunque tampoco es bíblico) con pedir perdón a Dios se arregla todo. Hasta los “pollazos en la jeta”, me imagino. Aunque si Dios es ubicuo, no sé cómo se va a tomar ese detalle…
Perdone, don Bonifacio, pero de Prada no tiene por qué perdir perdón por su artículo.
EliminarCierto, la impunidad es la madre del mal gusto, y del exceso en general.
EliminarSobre todo cuando te aplauden (y defienden) cualquier cosa.
Aunque no todo es malo (en este caso pésimo) en el autor, como dije más abajo. De hecho escribe muy bien, cuando no se infla (o le inflan, que es peor).
Grandísimo escritor, sin duda:
ResponderEliminarhttp://www.abc.es/cultura/cultural/abci-sangre-talada-201612151147_noticia.html
Buen artículo, éste sí.
ResponderEliminarUn poeta (o escritor) que toma medicina para el párkinson, como el autor dice de Adares, puede controlar la escatología algo mejor. Aunque se le escapan un poco aquí a De Prada los esfínteres. Con la "boñiga recién cagada" (sic) y su buen olor “que da gloria” incluso (para él).
Lo malo es cuando llega el atardecer (o la nocturna luna llena) y el brebaje pierde efecto para moderar los síntomas, haciendo que "se arruinen los andares". Tal como también cuenta De Prada acerca del popular poeta callejero.
Entonces el lobo vuelve a ser lobo, aunque lo llamen “tipo raro”.
Por eso lo mejor es madrugar para robar la miel, como se dice que el poeta salmantino hacía cuando niño.
Siempre la hay para quien sabe buscarla, como en este artículo y en su propio autor también.