domingo, 3 de abril de 2016

El arte de quedarse solo: La vida es almoneda


Sábado, 26 de marzo
POR ESPAÑA Y CONTRA EL REY

Leo: “Como no tenía la seguridad completa de que continuaría siendo rey hasta su muerte, apela a los negocios para juntar una fortuna rápidamente. Por esto ha arriesgado muchas veces el prestigio de la monarquía comprometiéndose, con la ligereza propia de su carácter, en todos los negocios que se le proponen. Es esas más que cuestionables transacciones, aportaba su influencia personal. Actuaba, en suma, como un influyente comisionista que no hacía gala de tener demasiados escrúpulos”.
            El rey tenía intereses en los casinos de San Sebastián, Deauville y Montecarlo; estaba “a sueldo de la casa Krupp y de todas las casas alemanas que quieran darle una buena propina”; tenía acciones de la Compañía de Transporte Transmediterránea, cuyos vapores transportaban las tropas y el equipamiento para la guerra de Marruecos, de donde se deduce “el interés financiero del rey en que dure la guerra. Mientras más se prolongue, la Compañía Transmediterránea hará negocios mayores y él podrá cobrar mayores dividendos”.
            Leo Por España y contra el rey, el combativo libro de Blasco Ibáñez y no sé hasta qué punto sus acusaciones contra Alfonso XIII son verdaderas o fruto de la pasión política del momento. Pero me gusta el reto con que concluye su alegato: “Estoy dispuesto a aceptar un tribunal, formado por los monárquicos más irracionales y más obtusos de España; los de más notoria brutalidad. Yo les presentaré un estado de lo que poseo (que no es poca cosa) y casas extranjeras de una responsabilidad universal justificarán todas las cantidades que me han dado por mis trabajos literarios, desde el primer dólar hasta el último. Tengo la certeza de que Alfonso XIII y la mayoría de sus partidarios no tendrán el valor de hacer esa misma prueba. El actual rey de España no aceptará seguramente la revisión de sus cuentas por un tribunal internacional compuesto de personajes de notoria imparcialidad. Tendría que explicar muchos ingresos extraordinarios, y así como yo presento a los editores que me pagan por mi trabajo, él se vería en la obligación de hacer mención de Pedraza, de Marquet, de la Transmediterránea y de otros consocios que no llegaron a ‘cuajar’ por culpa de la resistencia de sus gobiernos, pero que habían preparado negocios terribles para la nación”.
            ¿Podría presentar sus cuentas “el actual rey de España” ante un tribunal internacional de notoria imparcialidad o, simplemente, ante la opinión pública de su país? Creo que, quizá por primera vez, sí. Ya no es posible que ningún Blasco Ibáñez le lance un reto semejante. Algo hemos avanzado.
            Tampoco sería posible escribir lo que escribe Primo de Rivera en su manifiesto de septiembre de 1923 cuando se subleva contra la legalidad para rescatar a España “de los profesionales de la política”, causa de su decadencia: “Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar, los días buenos que para la Patria preparamos”.
            La barbarie y la estupidez de ayer nos consuela de los desastres de hoy. Algo hemos avanzado.


Miércoles, 30 de marzo
EINSTEIN, LA ROSA Y LA ESTRELLA

Román Antonio Álvarez, que fue concejal de cultura del Ayuntamiento, presenta en el Palacio de Ferrera su libro Avilés. La huella de Sepharad, que es algo más, bastante más, que los devaneos eruditos de un político jubilado. Más gente de lo habitual y los mismos agradecidos tópicos de siempre, que a mí me aburren tanto. Pero las presentaciones ya no son lo que eran desde que se han inventado los teléfonos móviles. Una cita del libro, firmada por Einstein, me llama la atención: “Hasta la más pequeña gota de rocío, caída del pétalo de una rosa al suelo, repercute en la estrella más lejana”.
            ¿Eso lo escribió Einstein? Lo dudo. Busco en Google y encuentro repetida la cita en páginas sobre la teoría del caos, discursos de empresarios, manuales de autoayuda. En ninguna parte se indica la procedencia. Y en todas aparece así, con ese redundante “al suelo” (¿a dónde iba a caer?).
            Quien la inventó se la atribuyó a Einstein, prototipo del sabio, porque está muerto y no podía desmentirlo, al contrario que Paolo Coelho, al que le habría venido que ni pintada. Alguien, más cauto, señala solo “atribuida a Einstein”.
            De frases apócrifas sé un poco. He puesto a circular unas cuantas. Mi especialidad son las paradojas de Oscar Wilde. Algunas las he visto repetida en libros muy serios. También las citas que aparecen al frente de alguna obra mía son inventadas. Las de Al doblar la esquina, por ejemplo. La primera se la atribuyo a González Serrano, un olvidado ensayista español: “El poeta habla como ventrílocuo por la boca de la persona que representa, es todos y ninguno, hombre y mujer, anciano y niño”. Convertí así a González Serrano en un antecesor de Pessoa. La cita que le atribuyo a Hegel también me gusta mucho y la he visto repetida en más de una ocasión: “Los únicos poetas que importan son los que al contar su propia historia cuentan también, de alguna manera, la historia de la humanidad”.
            De una cita falsa, a poco hábil que uno sea, es prácticamente imposible demostrar su falsedad. Al no citar la obra de la que procede, ni el mayor especialista puede estar seguro de que no se encuentra en alguna página perdida del autor citado.
            Pero lo de la gota de rocío, el pétalo de la rosa y la estrella más lejana es difícil de tragar, aunque circule tanto por ahí, incluso para el lector más desatento. ¿Hay alguna manera de saber si algo de lo que pasa en la tierra, no ya la caída de una gota de rocío, sino el mayor terremoto, repercute o no en la estrella más lejana? No. Ningún científico habría por lo tanto afirmado jamás semejante cursilería, sugerida por la aquello de que una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo.
            En estas cosas me entretengo mientras se suceden breves intervenciones y minuciosos currículos de los presentadores. Y en pensar en el misterio de los judíos, esa marca de agua que aparece casi siempre que miramos la historia del mundo al trasluz. A mí me gusta imaginar que desciendo de criptojudíos. El único fundamento para esa fantasía es una frase que le oí muchas veces a mí madre cuando era niño. Siempre, a la hora de servir la mesa, cerraba las contraventanas, que en la casa del pueblo estaban al nivel de la calle. “Que no vean lo que comemos”, decía. A mí no me gustaba nada ese comer medio a oscuras. ¿Tenía algo que ver con ancestrales miedos de denuncias a la Inquisición? La matanza del cerdo, en cambio, era un ritual que se hacía ante la puerta, en medio de la calle, como queriendo demostrar que no se tenía nada de judío.


Jueves, 31 de marzo
ELEGÍA EN LOS PRADOS

Cada vez me vienen a la memoria con más frecuencia los versos de Borges: “Si para todo hay término y hay tasa / y última vez y nunca más y olvido, / ¿quién nos dirá de quién, en esta casa, / sin saberlo nos hemos despedido?”
            Ayer estuve tomando café, leyendo, escribiendo, como todas las tardes desde hace años (el centro comercial se inauguró en 2002) en el Caffè di Roma, de Los Prados, junto a la gran cristalera, sin importarme el barullo que podían hacer los otros clientes, casi siempre familias con niños. Soy un solitario al que le gusta la gente.
            Hoy encuentro cerrada la cafetería y a las camareras recogiéndolo todo con cara de funeral. Como yo, seguro que ayer no sabían nada de que iba a ser su último día. Termina el mes, hay que renovar el alquiler, la recaudación baja. Yo encontraré pronto oficina allí cerca (yo soy de los que pueden leer a Kant o escribir versos en una esquina del McDonalds). Espero que ellas también encuentren pronto otro trabajo.


Viernes, 1 de abril
NUNCA SE SABE

La semana pasada, como hago desde 1988, reseñé un nuevo libro en el suplemento cultural del periódico. Esta vez era una biografía de Aleixandre que causó cierto revuelo en los medios porque por primera vez hablaba claramente de que uno de sus grandes amores fue el poeta asturiano Carlos Bousoño.  La prueba eran cartas a él, de las que citaba amplios fragmentos, de inequívoco contendido sexual. Pero no se citaba su procedencia. A mi reproche por esa falta de rigor, me responde Emilio Calderón, el autor de la biografía.
            “Me sorprende tanto que me descalifique por evitar citar la procedencia de mis fuentes como que no sepa usted mismo que es el propio matrimonio Bousoño quien aporta un lote de cartas de amor entre don Carlos y Vicente Aleixandre como prueba en sede judicial. Unas cartas de las que yo solo he transcrito fragmentos, con las que el matrimonio Bousoño pretendía demostrar por qué Vicente Aleixandre quería que fuera don Carlos, y no otra persona, quien recibiera su archivo tras su muerte. Es, por tanto, el matrimonio Bousoño quien elige estas cartas y no otras de contenido menos sexual, para demostrar la relación de ‘íntima amistad’ entre su persona y el premio Nobel. Ruth Crespo, que en la vista pública –de la que existe copia grabada a la que pude acceder cualquier ciudadano– se declara abogada de profesión, era plenamente consciente de que al aportar dichas cartas como prueba, una copia de las mismas iba a ser entregada a la parte demandante, es decir, a los herederos legítimos del señor Aleixandre, depositarios de los derechos de propiedad intelectual del Nobel. ¿De verdad que usted no sabía que Historia del corazón está plagado de versos inspirados por Carlos Bousoño, siendo encima el señor Bousoño asturiano? Es cuando menos preocupante.”
            Pues no, no estaba yo al tanto de esos enredos judiciales, que darían para una buena novela. Parece que a Ruth Bousoño no le importaba airear intimidades con tal de amarrar mejor los muchos euros que pensaba cobrar por un legado que había acabado en sus manos de manera algo sospechosa.
            Continúa Emilio Calderón: “Me reprocha también no tener el valor de incluir fotocopias de las cartas, que usted presume apócrifas, como demostración de que digo la verdad. ¿Acaso desconoce que la reproducción de todo documento está sujeta a derechos de la propiedad intelectual, y que de la misma manera que el matrimonio Bousoño vendía por cinco millones de euros el archivo de Aleixandre, los herederos del poeta también tienen derecho a lucrarse haciendo públicas las cartas cuando les venga en gana? La vida es almoneda, señor, ¿acaso no se ha enterado todavía?”
            La polémica me ha servido para confirmar mi opinión sobre Ruth Crespo (me la presentó Bousoño cuando solo era su alumna predilecta) y para destruir ciertas cartas que no me gustaría que un día fueran publicadas. Pero las peores, las escritas por mí, están en manos ajenas y son difíciles de recuperar.  Claro que ya he tomado la precaución principal: no ser importante. Nadie dará jamás un euro por ellas. Pero nunca se sabe.




15 comentarios:

  1. Obdulio Bode Arenosillo3 de abril de 2016, 12:14

    La primavera ha venido: todos saben cómo ha sido. Tras la plétora del agua y del humo azul en las torres de los castillos y en los conos de las pallozas boreales, ahora nos deslumbra un sol aún ladeado pero que hace valer sus fueros en nuestra piel descuidada: guárdate, Marcia, del sol de abril.
    El despendole pituitario trae el burbujeo de la sangre como secuela deliciosa. Son tiempos para la esperanza. Olvidémonos de que en esos cielos impolutos pueda brotar el hongo nuclear. Los hay que ya les tienta la idea...
    Salute.

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  2. De lo que escribe sobre Bousoño (el último párrafo), se podría deducir que también usted mantuvo relaciones amorosas con el autor de "Teoría de la expresión poética" (lo cual explicaría de paso su comportamiento extraño con los comentarios míos y suyos al artículo sobre la biografía de Aleixandre). Vista desde lejos, su reacción a dicho libro es muy misteriosa.

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    1. Curiosa deducción la de Pablo75 (y curiosa obsesión la suya con la vida erótica de los poetas). Lo que puede deducirse es que yo también, como todo el mundo, he escrito cartas de amor ridículas. Pero ya dijo Pessoa que, finalmente, solo son ridiculos los que que nunca han escrito cartas de amor.

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  3. Dice JLGM que el actual rey estaría en condiciones de someterse al dictamen de una auditoria internacional que investigara la procedencia de sus caudales y que iba a salir inmaculado de la encuesta. También dice que este borbón muy probablemente sea el primero en el oficio que pudiera presumir de semejante honradez, con lo que está admitiendo sus serias reservas sobre si esto mismo pudiera decirse del progenitor. Pues bien; no tengo por qué llevar la contraria a Martín en ninguna de sus especulaciones..., pero quiero hacerle una pregunta: si sus presunciones resultaran ciertas, ¿debería el rey actual devolver -en todo o en parte- a Hacienda o a Patrimonio -o vaya usted a saber a qué más- lo que en su día haya de heredar de su padre? ¿Sí? ¿No? Porque de haber habido "comisiones" ya sabemos lo caras que las pagamos los plebeyos. A ver...

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    1. Lo que le puedo asegurar a F. es que el actual Jefe del Estado no aceptará ninguna herencia cuya procedencia no sea legítima. Ni siquiera acepta los regalos que recibe, pasan todos al Patrimonio Nacional. Y eso que, en ningún caso, se trata de Ferraris o de yates.

      JLGM

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  4. No es que no se pueda saber si una gota de rocío puede influir en una estrella, sino que, al igual que puede ocurrir tal fenómeno, también puede darse otro que anule el efecto de aquel.

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    1. No, Miranda, en el estado actual de los conocimientos es imposible saber si la caída de una gota de rocío (o la erupción del Vesubio) afecta a la estrella más lejana.

      JLGM

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    2. Por cierto, mis felicitaciones a la dibujante.

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  5. ¿Qué me dices de la pasta de papá -si la hubiese- que viniera de los paraísos fiscales? Pongamos que hablo de Panamá. ¿Se extenuaría nuestro flamante mandatario analizando hasta la prueba de la parafina de dónde procede tanto papel moneda, tanto pagaré, los fajos de valores bursátiles, las suntuosas participaciones en empresas, los bienes inmobiliarios en paraísos -si no fiscales sí de flora y fauna-, las vajillas zapotecas, los mantones de Manila por cientos... ¿No se arrugaría -de ser todo ello posible, repito-, desalentado, ante la ingente labor que le aguardaba si quisiera saber el árbol genealógico de tanta riqueza acumulada (si es que ella existiese, reitero)? Yo, en su caso, me confieso incapaz de semejante auditoría. Y me iba a quedar más pancho que un ocho (8).

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    1. No acepará nada que venga de paraísos fiscales. Pasará todo a las arcas públicas. O a otros familiares. Pero no entremos en esos asuntos. Hay otros problemas más inmediatos de los que ocuparnos.

      JLGM

      JLGN

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    2. Abusando de tu paciencia, Martín..., ¿cómo ves el asunto de la formación de gobierno?, ¿cuál es -a tu juicio- la opción más probable?

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    3. Tenemos dos escritores defensores desinteresados de los actuales monarcas. Elvira Lindo se ha manifestado en numerosas ocasiones muy simpatizante de Letizia, y ahora JLGM de su real esposo. Sinceramente, veo mucho más escaladora a la Lindo que a JLGM, incluso pretende a veces la memez de adelantar a su Antonio, situado a infinitas millas por delante.

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    4. ¿Cómo lo voy a ver, F? Mal como todo el mundo. Lo que parece claro es que el próximo jefe del Gobierno será Pedro Sánchez (tras un acuerdo en el último minuto en el que Ciudadanos vote sí y Podemos se abstenga) o Mariano Rajoy tras unas nuevas elecciones (su táctica es la misma que la de Esperanza Aguirre cuando llegó a la alcaldía de Madrid, pero esta vez para tener una segunda oportunidad no le hace falta comprar Tamayos).

      JLGM

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  6. Hartos los españoles de tan pringosa corrupción, a partir de hoy tenemos la oportunidad de demostrar que los defraudadores a Hacienda son solamente un puñado minoritario de incivilizados. El día en que dejemos de llamar corruptos a los demás empezaremos a ser un país decente.

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  7. Abdón Bode Zomweb6 de abril de 2016, 13:17

    Hay quienes afean el silencio de los intelectuales pero en vista de la basura que sale por la boca de algunos (qué poca cosa deben de ser en calzoncillos, con los pelos revueltos y la barba mañanera encanecida) mejor siguen callados los felisazúas de nuestras desdichas. Vergüenza de país (Blanco White in memoriam).

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