Sábado, 11 de enero
CAMINOS FORESTALES
No conoceremos a nadie mientras no sepamos cuál es su idea
de la felicidad. Por eso me gustan los libros en los que el autor comienza
tratando de precisar la suya. Para Logan Pearsall Smith la felicidad está al
alcance de la mano aunque resulte inalcanzable: “Los jugadores de críquet en el
parque, los campesinos recogiendo el heno al sol del atardecer, las pequeñas
barcas que navegan empujadas por el viento, todas estas cosas crean en mí una
ilusión de felicidad, como si un reino de placer luminoso, un fragmento del
paraíso perdido, estuviera oculto no en mares lejanos o tras montañas
inaccesibles, sino en un valle cercano. Ciertos caminos forestales cubiertos de
hierba parecen llevar allí; los pájaros del bosque hablan de ello entre los
árboles”.
También yo,
en mis paseos solitarios, he creído a veces entrever ese valle. Afortunadamente
nunca he llegado hasta él. Por eso lo sigo buscando y esa búsqueda es lo más
parecido a la felicidad que encontraré nunca.
Domingo, 12 de enero
REPETICIONES Y VARIACIONES
“Perdona que te lo diga, pero hace tiempo que he dejado de
leerte. Te repites mucho”, me reprocha un conocido al que le acabo de comentar,
no demasiado favorablemente, un libro inédito de poemas.
Hablamos
luego de otras cosas, pero cuando vuelvo a casa no dejo de pensar en esas
palabras. De sobra sé que las dijo solo para fastidiarme, un tanto molesto por
mis observaciones a sus versos. No por ello deja de tener razón. Me temo que me
he convertido ya en uno de esos ancianos que repiten una y otra vez las mismas
anécdotas. ¿Cuántas veces habré contado en la tertulia esta o aquella
aventurilla erótica (siempre frustrada) de Víctor Botas? ¿Cuántas aquel
rocambolesco primer viaje a París cuando todavía en la aduana registraban el
equipaje en busca de libros prohibidos? La única disculpa es que los
contertulios se renuevan y siempre hay alguno que escucha las viejas historias
por primera vez.
¿Se
renuevan también los lectores? No estoy yo tan seguro. Pero no todos tienen la buena
memoria de aquel amigo que un día, cuando yo comencé a recitar un poema de Li
Po (“¿Cuánto podrá durar para nosotros / el disfrute del oro, la posesión del
jade?”) lo terminó él diciéndome que, por favor, no lo repitiera más porque en
la tertulia todo el mundo había acabado sabiéndoselo de memoria.
“Lo mismo
de siempre” tituló un crítico su reseña de una obra de Somerset Maugham y él,
aceptando el reproche, usó ese título para su siguiente libro. En el prólogo
anota con melancolía: “Llega un momento (si el escritor es lo suficientemente
imprudente como para vivir hasta una edad madura) en que advierte que los
lectores se alejan de él con cansancio. Demostrará sensatez si se da cuenta de
que, habiendo dicho todo lo que tenía que decir, le toca resignarse a guardar
silencio”.
Pues yo no
pienso resignarme todavía. A fin de cuentas, la repetición también tiene su
encanto. De repeticiones y variaciones está hecha la música. Y también la
literatura. Y mi vida, y cualquier vida.
Lunes, 13 de enero
HABLA EL GATO DE WISLAWA SZYMBORSKA
“Hay cosas que uno no se merece. ¿Qué puede hacer un gato en
un piso vacío? Restregarse contra los muebles, subirse por las paredes. Nada ha
cambiado, pero nada es como antes. Nada ha cambiado de sitio, pero nada está en
su sitio. Anochece y nadie enciende la luz. Se oyen pasos en la escalera, pero
nadie abre la puerta. Alguien estaba aquí desde siempre, y de repente
desapareció y se empeña en no estar. He buscado en los armarios, he recorrido
los estantes, incluso he roto la prohibición de revolver los papeles. ¿Qué más
puedo hacer? Solo dormir y esperar. Pero pobre de ella cuando regrese, pobre de
ella cuando aparezca. Se va a enterar de que estas no son maneras de tratar a
un gato. Cuando quiera acariciarme, me alejaré muy despacio, sobre unas patitas
muy, muy ofendidas. Y por supuesto nada de brincos ni de ronroneos ni de
frotarme contra sus piernas. ¡Dejarme solo en un piso vacío! Eso es algo que no
se le hace a un gato”.
Dejar a
alguien solo en un piso vacío, en un mundo vacío… Eso es algo que no se le hace
a un hombre, compañera.
Martes, 14 de enero
FORMAS DE LA FELICIDAD
Un corto viaje en tren y una novela de Simenon: Maigret y el caso Nahour. Me gustaría
que el viaje fuera más largo para poder terminarla entera. Pero mejor así.
Mejor solo la sugerencia del comienzo. A Maigret, que está teniendo una
pesadilla. consecuencia de una copiosa cena en casa de su amigo el médico
Pardon, le despierta el timbre del teléfono. Es ese mismo amigo quien le pide
que vuelva urgentemente. Y entonces descubro una curiosa coincidencia: “Estaban
a 14 de enero y la temperatura de París había sido, durante todo el día, de
doce grados bajo cero. La nieve, que había caído en abundancia durante los días
anteriores, se había endurecido hasta tal punto que había sido imposible
quitarla, y a pesar de la sal esparcida por las aceras, quedaban trozos helados
por los que resbalaban los transeúntes”. Acompaño a Maigret, bien abrigado, por
las calles ateridas. Le acompaño también, al día siguiente, hasta un hotelito
de la avenida del Parc-Montsouris, en el distrito catorce: “La circulación era
lenta y difícil. Por aquí y por allá se veía, inmovilizado en la calle, un
coche que había resbalado, y por las aceras los peatones andaban con muchas
precauciones. El Sena estaba de un verde oscuro, sembrado de carámbanos que se
deslizaban lentamente por la corriente”. El hotelito había sido construido a
finales de los años veinte y mostraba la elegante geometría y los adornos
dorados del art déco; delante tenía
un pequeño jardín con un gran árbol descortezado.
La mujer
herida de bala que, muy avanzada la noche, se presenta en la consulta del
médico amigo de Maigret acompañada de “un guapo muchacho, suave en apariencia,
un poco melancólico, sin duda español o sudamericano”; el cadáver bajo una mesa
de caoba en una villa alquilada a un pintor cerca del barojiano Montsouris… No
necesito más para no seguir leyendo y fantasear yo mi propia novela mientras el
tren sigue su marcha. La de Simenon la termino luego, antes de dormirme. Pronto
solo recordaré de ella un viaje en tren y el helado París de otro 14 de enero.
Miércoles, 15 de enero
CAFÉ LA
CORTE
Termino de hojear los libros que he traído conmigo. No
aparece nadie por el café a hacerme compañía, así que saco mi cuaderno y me
pongo a anotar ocurrencias que, muy probablemente, si tienen algún interés, ya
se le han ocurrido antes a otro.
Sin un
gramo de locura. el guiso de la sensatez resulta insípido.
Una mala
reputación aumenta el atractivo de cualquier persona.
Llegó a los
noventa años y el único disgusto que dio fue el de morirse.
Me gusta
mostrar mi corazón al desnudo. Pero es un corazón falso; el verdadero lo
escondo en casa y no se lo enseño a nadie.
Lo malo de
ser rico es que casi nunca se es lo bastante rico.
Los amigos
están para escuchar nuestras quejas no para aburrirnos con las suyas.
Más
importante que lo que un escritor quiere decir es lo que dice sin querer.
Un poco de
buen gusto no hace daño a nadie, el exceso resulta mortalmente aburrido.
Hace más
daño la bondad que las armas de fuego.
Nadie es verdaderamente
serio si no sabe hacer payasadas.
Los amores
no correspondidos son los únicos que no acaban mal.
Solo hay
dos cosas que se me dan verdaderamente bien: perder paraguas y perder amigos.
Jueves, 16 de enero
HABLA LOGAN PEARSALL SMITH
"La gente dice que lo importante es vivir, pero yo prefiero leer".
Viernes, 17 de enero
NO TODO ESTÁ PERDIDO
–-Pero vamos a ver, Martín, el hecho de que tú pienses una
cosa y el resto del mundo otra, ¿no te lleva a sospechar que puedes estar
equivocado?
–-Pues
claro, y me lleva a revisar mi razonamiento. Pero para cambiarlo necesito algo
más que el hecho de que la mayoría piense otra cosa. En el calamitoso vodevil
de François Hollande, por ejemplo, creo que la única persona que no ha hecho lo
correcto ha sido su compañera, Valérie Trierweiler.
––¡Eso!
Encima de cornuda, apaleada.
––Si uno
decide no casarse, lo decide con todas sus consecuencias. También a mí me han
roto el corazón más de una vez, pero siempre ha sido una cuestión estrictamente
privada. En mis asuntos de cama, no quiero que se meta nadie. Por eso no me he
casado. En los de Hollande, otro solterón, tampoco debería meterse nadie. Que
tenga una compañera sentimental y luego la cambie por otra, tras un período más
o menos conflictivo, como siempre ocurre, es asunto suyo. Pero si a la primera le
ponen un despacho en el Elíseo y utiliza fondos públicos solo por acostarse con
el presidente, entonces la cosa cambia, adquiere trascendencia política. O sea
que Valérie Trierweiler, mujer adulta, independiente, y con profesión propia,
no debía haber aceptado que su relación sentimental la convirtiera en “primera
dama” (esa institución un tanto ridícula). Por cierto, no hay “primeros damos”.
––¡Pero es
que también estás de parte de los tres diputados catalanes que rompieron la
disciplina de voto! ¡Eso me parece impropio de un demócrata!
––Al revés.
Ya sabes que yo, que no he estado afiliado nunca a ningún partido, desde 1982
he votado socialista. Últimamente, en asuntos clave, estoy cada vez más alejado
de los propuestas oficiales de ese partido. Los tres diputados catalanes me han
demostrado que se puede ser socialista y ser demócrata. El resto dan la
impresión de que, antes que demócratas, se consideran españoles. Están en su
derecho. Otra cosa es que Pere Navarro, con su decisión de negar a sus
electores el derecho a decidir, ha acabado con su carrera política en Cataluña.
A partir de ahora, y lo veremos en las próximas elecciones, a lo más que puede
aspirar es a un cargo político en Madrid.
Los tres diputados catalanes que votaron de acuerdo con sus
irrenunciables principios democráticos y no de acuerdo con las directrices del partido,
me han devuelto el orgullo de ser socialista. ¿Y quién crees que me ha devuelto
el orgullo de ser español? Pues no solo el juez Castro sino muy especialmente,
quién lo iba a decir, el pseudosindicato (como lo llama habitualmente El País) Manos Limpias, el único que
representa la acusación popular en el caso de la infanta Cristina.
––¡Tú ya
das por sentado que es culpable!
––-Yo lo
único que doy por sentado es que, si no hay razones para imputar a quien forma
parte como vocal de una sociedad dedicada al saqueo de fondos públicos,
entonces no habría razón para imputar –ni quizá para condenar– a nadie. Para mí
los socialistas que están en contra de que los ciudadanos de Cataluña expresen
su opinión sobre cómo deben organizarse políticamente no es que sean malos
demócratas es que son malos españoles, como son malos españoles (de los que le
hacen avergonzarse a uno de tenerlos por compatriotas) los que, cuando algo
huele a podrido en una determinada familia, miran para otro lado. Pero, en fin,
aún quedan diputados capaces de enfrentarse a los prejuicios nacionalistas, aún
quedan jueces como José Torres y “pseudosindicatos” como Manos Limpias. No todo
está perdido.
Usté, como JRJ, no se repite, insiste. Siga con lo suyo: la misma que hay gente nueva.
ResponderEliminarPelayín.
"¿Y quién crees que me ha devuelto el orgullo de ser español? Pues no solo el juez Castro sino muy especialmente, quién lo iba a decir, el pseudosindicato (como lo llama habitualmente El País) Manos Limpias, el único que representa la acusación popular en el caso de la infanta Cristina".
ResponderEliminarSobre "Manos Limpias" (artículo a su nombre de la wikipedia): "Habitualmente es descrito como ultraderechista. En esta línea, en el año 2000, compartió su sede en Madrid con la del sindicato Fuerza Nacional del Trabajo". "...un reportaje de El Mundo en el que Bernad [su presidente] reclamaba su afinidad con Blas Piñar". "Su relevancia en España no se debe a sus acciones sindicales, sino a las abundantes denuncias presentadas sobre temas variados que afectan a la política municipal y nacional, fundamentalmente contra políticos socialistas y nacionalistas vascos". "Entre los asuntos recurrentes en los que el colectivo ha sido muy activo está el sumario y juicio por los atentados del 11-M". "Otro de sus frentes de actuación es la homosexualidad. Ha denunciado ante el Defensor del Pueblo la ley que habilitaba los matrimonios entre personas del mismo sexo; a Los Lunnis ante el Defensor del Menor por mostrar una familia homoparental en un episodio; a José Mantero, el párroco de Valverde del Camino que fue, en 2002, el primer sacerdote católico español en reconocer su homosexualidad; y al guardia civil de Mallorca que, a finales de 2002, solicitó convivir en la casa cuartel con su pareja". "Asimismo ha interpuesto denuncias contra las instituciones que apoyan a las selecciones deportivas catalanas; contra Nunca Máis; contra piquetes sindicales en una huelga del Metro de Madrid o contra la acampada de los trabajadores de Sintel en el Paseo de la Castellana".
¿No teme que alguien piense en el viejo refrán: "Dime con quién andas..."? Ciertas compañías pueden ser un poco demasiado características, a no ser que uno se distancie claramente de ellas. Aquí no lo hace, que yo pueda ver.
Esa es la gran paradoja, que una asociación con semejante trayectoria sea la única que se atreve a plantar cara a las corrupciones de la familia real mientras tantos demócratas, de derechas y de izquierdas, miran para otro lado, presuntamente "para evitar males mayores", convirtiéndose así en cómplices de sus latrocinios.
EliminarJLGM
¿Por qué el partido socialista (que lo hizo en el caso de los trajes de Camps) o izquierda unida no ejercen la acusación popular en el caso de la infanta Cristina? ¿Por qué dejan ese papel en exclusiva a Manos Limpias? Esas son cosas que uno no acaba de entender.
Lo que más importa aquí:
Eliminarlimpias o sucias las manos,
que juegue don José Luis.
Y eso no parece malo.
"...terminarla entera". Pleonasmo.
ResponderEliminarU orgasmo o..., según cuál sea el antecedente de "-la".
Eliminar" España " se convertirá en el interlocutor válido de otros entes territoriales totalmente en paridad llamados " Catalunya ", " Euskadi ", quizás " Galiza " o la misma " Castilla ". Caminamos o ya estamos en plena confederación Ibérica sin Portugal.
ResponderEliminarSin ser agoreros ni inanes catastrofistas, a la crisis o recesión económica, se le suma la crisis política de desgaste partitocrático, la crisis territorial catalana y la crisis demográfica que hace o hará de " España " un país envejecidísimo.
Que decidan, hala, que decidan, cuando han convertido el texto constitucional unos en papel mojado inservible de todas todas y otros en tótem- fetiche- mamporro legislativo simbólico de unidades sacras que se detestan.
Lo bueno de " España " es que nunca ha sabido lo que es y lo que ha sido, convertida ahora en los cascotes inveterados del imperio castellano, que incluso coleó en el texto constituyente constitucional, más una Andalucía cada vez más
flamenquita, mitificadora de lo aljamiado, exótico y de Abderrahmán andalusí.
Catalunya es una unidad de destino en lo universal y el resto, cascotes, del montón montonero, que los zurzan, empobrecidos, amputados y ... burlados.
Todo esto sin obviar que el nacionalismo español es delirante también, autoritario, nostálgico de prietas filas, correajes caudillistas y políticas alejadas de los avances sociales de una sociedad civil democrática, pluralista, participativa y de autonomías, aunque se han pasao, ...
Gracias, Sr. García Martín, le admiro.
Yo diría que la actitud de "Manos Sucias" (uy, perdón por el error, en qué estaría yo pensando) no es paradójica, sino perfectamente coherente con quienes son enemigos de una monarquía democrática (con todas sus limitaciones, de las que no carece por ejemplo la inglesa, o cualquier república, como obras humanas que son), porque son enemigos de la democracia.
ResponderEliminarPero no se trata sólo de eso. JLGM parece convencido que el que no se acepte el llamado "derecho a decidir" en el caso catalán es una prueba irrefutable de que España no es democrática. (No es, por otra parte, el único que defiende semejante cosa). Ahora bien, el caso es el mismo que el de los USA (con Tejas, y su famosa "Lone Star"), Bélgica, con Valonia y Flandes; Italia, con la Padania; Francia, con Córcega; o el mismo Reino Unido, con Irlanda del Norte. De donde se sigue que ninguno de ellos es un país democrático. (No obstante lo cual, los muy "democráticos" independentistas suspiran por ser admitidos en la compañía de tales monstruosidades no-democráticas. O sea, haz lo que te digo, pero no hagas lo que hago..., como saben bien los independentistas araneses).
Lo que a mí me recuerda grandemente el "razonamiento" de ciertos independentistas catalanes, que, cuando se les recuerda que la actual Constitución obtuvo, en el referéndum correspondiente, un apoyo superior al 90% de los votos, cosa que ni en los sueños más delirantes del independentismo imaginan para su propia causa, afirman que quienes viven ahora no tuvieron en su mayoría (por razones de edad) ocasión de votarla, con lo que aquella votación "ya no vale". Lo que implicaría que las respectivas Constituciones de la mayor y más sólida parte de las democracias occidentales han dejado de tener vigencia hace decenas, y a veces cientos, de años: luego tampoco son democráticas.
Me temo que las conclusiones apresuradas suelen ser muy poco sólidas. (Y, de paso, si llegara a haber una Constitución catalana, ¿cuál sería su "período de vigencia", o si se prefiere su fecha de caducidad?). En fin, que conviene no dejarse llevar por ciertos aires demagógicos, sino más bien razonar con calma, y con eso, con razones.
Pues vamos a razonar con calma, amigo Anónimo. En primer lugar, ¿cuál debe ser el período de vigencia de una constitución? Pues el tiempo que decidan los ciudadanos que libremente se la han otorgado. Una veces se cambia por completo y otras se le añaden enmiendas (como en Estados Unidos). La constitución española fue resultado de un acuerdo. Hoy una "nacionalidad" no considera válido ese acuerdo. Habrá que ver la manera de volver al consenso. Imponérselo a una comunidad por la fuerza no parece que sea el método más adecuado.
ResponderEliminarY no mezclemos países. Cada uno tiene su situación peculiar. Valonia y Flandes pueden decidir y deciden continuamente y cada uno tiene su lengua y no admite la del otro (solo Bruselas es bilingüe) y tienen sus propios partidos políticos. España no tiene nada que ver con Bélgica. Y ni en Tejas ni en Córcega (y menos en Irlanda del Norte) habría ningún problema en preguntarles a sus ciudadanos, si la mayoría de esos países así lo desearan, si desean o no seguir unidos a Estados Unidos, Francia y el Reino Unido: la respuesta sería mayoritariamente afirmativa (lo es incluso en Puerto Rico). El caso de Escocia es ejemplar: se abre la puerta y a la vez se explica muy claramente que estarán mejor dentro que fuera. Luego, que los ciudadanos decidan.
En fin, que el derecho a ser preguntado no es exactamente lo mismo que el derecho a la secesión unilateral. No hay ninguna razón para impedir que se les pregunte a los ciudadanos de una comunidad cuáles son sus preferencias políticas. Ninguna razón democrática, quiero decir.
Y qué pobre idea de España tienen los que piensan que las comunidades autónomas son españolas solo porque la ley les obliga a ello.
Yo tengo más positiva idea de mi país: pienso que quien no quiera ser español no merece serlo. Y que Cataluna y España, separadas pero juntas en Europa, estarán mejor que mal unidas a la fuerza. Pero puedo estar equivocado, por supuesto.
JLGM
No es "la ley": es su propia decisión, con una mayoría que el actual independentismo no alcanza ni de lejos (ERC, por ejemplo, apoyó el NO a la Constitución). Y ya recordé que ese "derecho a decidir" que los independentistas catalanes reclaman para sí mismos no han dado ninguna muestra de estar dispuestos a concederlo a los araneses, a pesar de la existencia allí de un movimiento independentista. Respecto a Escocia, el actual partido gobernante se presentó por dos veces a las elecciones con un programa abiertamente independentista, y las ganó ambas, la segunda (la actual) con mayoría absoluta. Y han publicado un "Libro blanco" explicando las consecuencias de la independencia, para que se sepa exactamente qué defienden y pueda ser públicamente discutido. Son actitudes que me gustaría ver por parte del independentismo catalán. Pero ya sé que soy demasiado ingenuo.
ResponderEliminarYa sé que discutir estas cosas es un poco inútil. Cada uno está en posesión de su verdad y no parece dispuesto a dejar que se la cambien. Pero yo no renuncio a llegar a un punto común. Vamos a ver si me explico bien. Habla Anónimo de "una mayoría que el actual independentismo no alcanza ni de lejos". ¿Y entonces qué problema hay? Acallémosles de la mejor manera posible: con una consulta al pueblo de Cataluña que los deje en evidencia. ¿Estaría de acuerdo mi contradictor en que se efectuara esa consulta? Y no me diga que no es "legal". Es legal en cuanto se acepte la solicitud de la Generalitat. Y si mi comentarista se empeña en buscar argucias para que esa consulta no se celebre creo que queda desautorizado para argumentar con que los independentistas son minoría. Y tampoco eche en falta que no haya partidos que se presenten con tesis abiertamente independentistas: en las próximas elecciones no van a faltar. Pero incluso los no independentistas, si son demócratas, se presentarán pidiendo que los catalanes puedan pronunciarse abiertamente sobre su futuro.
ResponderEliminarJLGM
Lo único claro es que, por hache o por be, mi comentarista no está dispuesto a aceptar una Cataluña independiente, aunque lo desee el cien por cien de los catalanes. O eso es lo que yo creo entender de sus palabras,
Una deducción, la última de JLGM, ciertamente demasiado arriesgada. No se preocupe, que ni por mí dejará Cataluña de ser lo que desee ni yo tendría (aunque lo quisiera, que no es el caso) posibilidad alguna de impedirlo. Pero me parece que razona exactamente igual que algunos independentistas que conozco. Empiezan diciendo que en Inglaterra sí hay una verdadera democracia, no como aquí, y que véase el caso de Escocia; y cuando uno les hace observar lo poco que se parece la actitud del independentismo catalán a la del escocés, se olvidan de su propia afirmación y concluyen que sólo aceptando el referéndum que ellos proponen (y que ni en el caso escocés ni en el canadiense serían aceptables, empezando por la redacción de la pregunta propuesta) España mostraría la voluntad democrática de que ahora carece. Tampoco sirve de nada, como aquí, recordar otros casos en que no se ha autorizado dicha pretensión independentista, en países cuya condición democrática no se discute. O casos (yo acabo de hacerlo) como el independentismo aranés, en que no han demostrado la más mínima disposición a conceder lo que piden para ellos. Aquí no hay más que una verdad, la suya, y lo demás no cuenta. Pues, en efecto, yo no lo veo así. Y ni soy el único, ni (a pesar de lo imposible que le resulta entenderlo) eso me excluye como demócrata.
ResponderEliminarMe produce urticaria tu entusiasmo por una organización filo-fascista como Manos LImpias, con su trayectoria derechista, homófoba y (atención, Martín) anti-catalanista, sólo porque se persona en la causa contra la Infanta. Es como si un anticlerical diera vítores a Lefevre porque critica a la jerarquía vaticana. Sin tener que juntarte con la gandalla, hay otras fuerzas y organizaciones que (aunque sin personarse) han pedido de un modo rotundo e insistente que se la juzgue igual que a cualquier otro ciudadano.
ResponderEliminarLo han pedido, Piquero, pero no donde hay que pedirlo. Si no fuera por la acusación particular de Manos Limpias no habría sido posible imputar a la infanta. Yo solo defiendo ese comportamiento concreto y digo que me avergüenza que solo ellos hayan mostrado (más que el partido que voto o que otros partidos) un poco de dignidad en este asunto ( me refiero a mostrarla donde importa: en el juzgado, no en declaraciones periodísticas)
ResponderEliminarY en cuanto al Anónimo, de Escocia y el valle de Arán, qué le voy a decir. Que yo hablo de cosas concretas, no clasifico a las democracias. La actitud del gobierno del Reino Unido con Escocia me parece inteligente y sabia; de lo del valle de Arán, no opino porque no estoy informado. Si piden que se haga una consulta entre los habitantes del valle y alguien se la niega, pues estaría en contra, por supuesto. Pero no creo que si quieren consultar a los vecinos del valle nadie les ponga los trabas que tienen los catalanes cuando quieren expresar su opinión (eso es lo que se plantea ahora, lo de la independencia depende de que sea una sentimiento mayoritario y supone otros problemas):
JLGM
En fin, al menos no me ha descalificado como demócrata. Ya es algo, y se lo agradezco. Respecto al Valle de Arán, como respecto a la Ley de Claridad canadiense o a las siguientes declaraciones de Artur Mas: “si ese día [el de la consulta] hay una mayoría clara del pueblo catalán que vota la libertad, si la gente vota libertad, Cataluña será libre ese día”. (Lo que es tanto como acusar, a quienes osen pensar de un modo distinto al suyo, de enemigos de la libertad). Respecto a todo eso, como a muchas otras cosas, de verdad que no cuesta mucho informarse. Basta un poco de voluntad.
ResponderEliminarDisiento. Será quizá la presión popular (más que una entidad personada en la causa) la que impida que hagan el chanchullo que quieren hacer. Pueden desestimar el recurso de Manos Limpias con enrevesados argumentos judiciales pero al final tendrán que hacer lo que tienen que hacer para evitar que arda Troya, por decirlo así.
ResponderEliminarLo que me sorprende es tu entusiasmo. A la extrema derecha no hay que arrimarse, ni cuando hacen lo correcto por casualidad y por sus propios intereses, no por afán de justicia.
Resulta difícil introducir elementos reflexivos ante tanta pasión. Uno sólo se ve con energías para anotar una pobre apostilla: Anónimo: enemigos de la libertad son quienes se arrogan el derecho a decidir por otros y a negarles el derecho a decidir por su cuenta, libremente. Por supuesto que nos asiste también el derecho a oponernos a decisiones libremente manifestadas que supongan un menoscabo de los derechos humanos fundamentales, de la ética o de la justicia...No es el caso de los soberanistas catalanes...Asunto bien distinto es que una posible secesión de Cataluña nos vaya a perjudicar al conjunto de los ciudadanos del Estado Español y no digo nada si el País Vasco sigue el mismo camino...Puedo compartir esa inquietud y le daría además la vuelta al argumento nacionalista español de que esas comunidades quedarían automáticamente fuera de la Unión Europea: es que el Estado Español quedaría sin esos motores económicos en una situación mucho peor que la de Rumanía, pongo por caso...Teniendo esto en cuenta:¿ Es oportuna o no la alternativa secesionista de Cataluña y el País Vasco? Como ciudadano de una comunidad tan dejada de la mano de Dios como Asturies y solidario con el resto de los ciudadanos de ese posible Estado Español amputado de sus dos principales motores económicos, no me parecería conveniente. Como demócrata, sin embargo, me resultaría costoso aceptar que mi conveniencia particular pueda oponerse a un sentimiento y una voluntad mayoritarios -por lo que se ve- en otras comunidades que quieren seguir su propio camino. En cuanto a Manos Limpias, entiendo a JLGM y comparto su vergüenza de que no haya habido ningún colectivo, sindicato limpio o sucio, organización política o plataforma ciudadana de izquierdas que haya hecho el mínimo esfuerzo de personarse como acusacion particular en el caso Urdangarín -un asunto tan grave que implica en posibles hechos delictivos a una miembro de la Familia Real, posiblemente a la misma institución monárquica por las intervenciones en negocios particulares de los Duques de Palma de altos funconarios de La Zarzuela o del mismo Rey-, por ejemplo....Ante la apuesta por correr un tupido velo del PSOE o formar frente común con el PP en no tocar a la Institución Real, la demagogia inactiva de IU y esas cosas, es que también a mí me dan ganas de aplaudir a esos tipos de Manos Limpias, por mui sucias de ultraderechismo que las tengan...Coincido plenamente con Martín en que es una vergüenza que tenga que ser un "seudosindicato" de funcionarios fachas el que lleve a la Infanta a declarar por los dudosos negocios de su empresa familar...Y la última apostilla: tampoco acabo de entender muy bien que en un blog donde se habla mayormente de literatura y de las vueltas de la vida, los asuntos que más pasión y controversia susciten sean los políticos,,,Bueno, supongo que esa es la sal de la vida que anima también la literatura o como decía Baroja, que el caso es entretenernos con estas cosas al día, para pasar el rato...
ResponderEliminarVaya, me alegra encontrar con alguien como Marín Estrada que expresa lo que yo pienso mejor de lo que yo lo hago. Gracias, Pablo Antón.
ResponderEliminarY en cuanto al anónimo, yo no le descalificaría como nada. Pero costar, me cuesta bastante entender su manera de razonar. Descalificar a una persona --Artur Mas-- por frases sacadas de contexto en un discurso político me parece poco adecuado. Y además yo no veo nada malo en sus declaraciones, y desde luego si alguien no deja votar en libertad a los catalanes (voten lo que voten) es enemigo de la libertad, y esto lo digo sin insinuación ninguna.
Si se estudia seriamente el proceso actual de Cataluña, lo que se puede comprobar es que ha sido respetuoso e impecablemente democrático. Surgió por impulso popular, los partidos (algunos partidos) tuvieron que acelerar el paso por las demandas de los ciudadanos, han sido siempre respetuosos con la ley (aunque pretendan cambiar la ley, porque todas las leyes pueden ser cambiadas), no han recurrido a la violencia... Yo admiro la madurez de la nación catalana (forme o no un Estado independiente, eso depende de que lo deseen y de que lleguen a un acuerdo con el Estado español). Y creo que, en este asunto, nos están dando un ejemplo de sensatez y madurez. Naturalmente, puede haber otras opiniones al respecto, igualmente bien intencionadas y democráticas.
JLGM
No me extraña que la política, en estas especiales circunstancias en las que vivimos, llame la atención de mucha gente. Respecto a la "pasión" que, supongo que también en mi caso, ve p. a., reconozco sentirme un poco desconcertado: no sé dónde he puesto ese exceso de pasión que parece reprocharme. Agradezco en todo caso a JLGM su no-descalificación, que es exactamente lo mismo (no descalificar) que yo, en contra de lo que él afirma, he hecho con Artur Mas: me he limitado a citar unas palabras suyas, y a extraer de ellas lo que me parece su conclusión inevitable. (Estaría bien, en todo caso, que JLGM nos explicara qué afirmaciones de Artur Mas hay que tener en cuenta, y cuáles no valen y han de darse por no producidas). Para que se vea que no me las invento, pongo aquí enlace a un artículo que las recogía: http://www.lavanguardia.com/politica/20130929/54390170535/artur-mas-dia-consulta-si-pueblo-catalunya-vota-libertad-tendra.html
ResponderEliminarEn todo caso ambos (p. a. y JLGM) me parecen basarse en la aceptación incondicional del llamado "derecho a decidir". Pero semejante supuesto "derecho" es cosa no indiscutible, sino todo lo contrario, y sobre ella se ha discutido, se discute y se discutirá. Pongo aquí otro enlace, para que se vea que dicha discusión se produce también en la propia Cataluña. De modo que presentarlo, como ellos parecen hacer, como algo indiscutible, me parece erróneo.
http://elpais.com/elpais/2013/09/25/opinion/1380126541_633408.html
El derecho a decidir ya existe y lo aplicamos todos los días los ciudadanos. En Asturias decidimos quién nos gobierna y en Cataluña también; lo que se trata es de si hay cuestiones politicas que afectan al conjunto de los ciudadanos y que esos ciudadanos no puede decidir sobre ellas. Yo creo que si las hay no debería haberlas.
ResponderEliminarEn cualquier caso, de momento lo que se trata es simplemente del derecho a ser consultado. ¿Ustedes, ciudadanos de Cataluña con derecho a voto, quieren seguir formando parte del Estado español o no? A mi, por muchas vueltas y legalismos que mi anónimo contrincante le dé al asunto, pretender que no se pueda preguntar eso es, además de contrario a cualquier principio democrático, imposible. Se va a preguntar directa o indirectamente. Si se impide una consulta legal (como la que pretenden los catalanes), no se podrá impedir que en las próximas elecciones esa pregunta forme parte del programa de diversos partidos y que se pueda contar los votos que sacan.
Lo que diga o no diga a estos respectos Artur Mas es irrelevante y menos todavía la presuntas conclusiones inevitables que alguien pretenda sacar. Aunque diga que le gusta comer niños crudos, los catalanes tienen derecho a decidir su futuro. Ese es un derecho fundamental. Claro que yo lo único que puedo hacer al respecto es no votar a cualquier partido que pretenda negarles ese derecho. Por coherencia democrática.
Otra cosa es que la mayoría de los catalanes pretenda seguir formando parte del Estado español, cosa también posible. A mí esa decisión me alegraría mucho. Exactamente lo mismo que la contraria.
JLGM
Es tema éste sobre el que podríamos discutir ad infinitum sin convencernos, me temo. El derecho a decidir existe, naturalmente: eso no está en discusión. Pero tiene límites: yo no tengo derecho a decidir si robo a mi vecino o me salto un semáforo. Hay, como digo, límites, previstos por la ley, que no coartan mi libertad: sólo la articulan, esto es, hacen posible su ejercicio ordenado. Y esos límites sí son discutibles. Que en esa discusión no sea JLGM capaz de ver nada más que "vueltas y legalismos" es cosa suya; yo me limito a dejar constancia de que ésa no es, ni tiene por qué serlo, la opinión de todo el mundo.
ResponderEliminarUn ejemplo práctico: la actual Ley de Claridad canadiense, allí vigente desde el año 2000. Según ella, un referéndum para la secesión (recuérdese que allí tienen el caso del Quebec) 'solo será posible, en caso de que lo solicite el legislativo regional, si lo convoca el propio Parlamento de Canadá. Este también ha de considerar si la pregunta es clara y versa únicamente sobre la soberanía, y determinar qué mayoría manifiesta sería aceptable para una eventual secesión'. (La frase entrecomillada está tomada literalmente de un editorial de El País sobre el tema, que puede verse aquí: http://elpais.com/elpais/2012/09/05/opinion/1346873092_478078.html). Como se ve, SÍ hay límites. Y límites (que sea el Parlamento nacional quien lo convoque, decida si la pregunta es válida, y decida también sobre la mayoría -"manifiesta"- necesaria para la aprobación) que, según todos los inidicios, los independentistas catalanes en ningún caso aceptarían.
Respecto a lo que dice Mas, efectivamente es cosa diferente de lo que aquí tratamos. Pero ilustra la pretensión de algunos de que sólo su punto de vista es legítimo, pretensión que, a mi parecer, tiene muy poco que ver con la democracia. Y que resulta especialmente incómoda cuando procede, como en este caso, de la autoridad máxima.
Qué daño hacen los sofismas de Fernando Savater o Javier Cercas, incluso a personas tan ponderadas como mi anónimo polemista. Yo puedo saltarme o no un semáforo, la gente lo hace continuamente y por lo general sin consecuencias. Pero eso no tiene nada que ver con lo que estamos hablando. Ni tampoco el que tenga que haber regulaciones a la hora de ejercer cualquier derecho. Pues claro que hay unas normas a la hora de votar. De lo que se trata es de si existen determinadas cuestiones de interés general sobre las que los ciudadanos no pueden dar su opinión. Y qué maravilla el ejemplo de Canadá. Ya quisiéramos tener una ley así. Que solicite el referendum el legislativo regional, que lo convoque el parlamento nacional, que se formule una pregunta clara, que se acuerde previamente qué mayoría es necesaria para que se produzca la secesión... No hay ningún ciudadano de Cataluña, por muy catalanista que sea, que no aceptara esos limites que impone la ley de claridad canadiense. ¿Pero aceptarían una ley así los nacionalistas españoles, los Rajoys, los Savateres, los Azúas, los demócratas en todo, como mi anónimo comentarista, menos en aceptar el derecho de los ciudadanos a decidir libremente cómo se organizan políticamente? Me temo que no.
EliminarJLGM
No me atrevería yo a meterme en medio de un debate tan encendido (y tan estéril, ay, como los mejores debates) si no fuera para comentar que algunos partidos de izquierdas a nivel nacional sí que apoyan que a Cataluña se le dé la posibilidad de elección (¡albricias, Alvarfáñez!). Es el caso de "Podemos", recién creado por Pablo Iglesias y que pretende agrupar a la izquierda española al estilo de un Frente Popular redivivo. Proponen "una candidatura que, frente a unos gobiernos al servicio de la minoría del 1% reivindique una « democracia real » basada en la soberanía de los pueblos y en su derecho a decidir su futuro libre y solidariamente. La democracia no nos da miedo a las y los demócratas; estamos encantados y encantadas de que escoceses y catalanes puedan hablar y decir qué futuro desean. Por tanto, que apoya la celebración de la consulta convocada en Catalunya para el 9 de noviembre". http://podemos.info/es/manifiesto
ResponderEliminarAmigo Anónimo: en ningún caso hablar de apasionamiento significa una descalificación de los argumentos razonados que expones (otro asunto es el que puedan contener más de un razonamiento algo interesado o parcial, un arrimar el ascua a tu sardina, desmontable fácilmente con un argumentar alternativo). El ejemplo de la legislación canadiense es cierto -obvio, más bien- que establece unos límites, trazados por la mayoría partidaria del parlamento nacional, acordes a Derecho, etc., sólo eso, no significa que sean la expresión oracular de la Democracia o del Orden: ¿Es comparable, en serio, saltarse un semáforo o atracar a una anciana con pretender escoger el modo de convivencia de una comunidad? Y dale con el señor Mas...De este señor podemos entender que se trata de un político oportunista, alguien que pretende alejar la atención de sus acciones de gobierno en materia social y a la vez intentar que sus competidores de ERC no se le pongan por delante, pero aquí hablamos de un sentimiento mayoritario en la sociedad catalana...tampoco se pone en duda que exista un sentimiento contrario al soberanismo no menos importante...Se defiende aquí que todo eso pueda dirimirse de la única manera aceptable en un sistema democrático mediante la posibilidad de expresar la voluntad de los ciudadanos en una consulta... Hablas de Canadá, podíamos también hablar no sé de la Confederación Helvética, ese estado del que ni siquiera se sabe el nombre del Presidente de Gobierno y donde se somete a referéndum desde el límite de velocidad en las autopistas hasta si debe existir un área determinada en las ciudades para la expansión libre de los perros...En fin, con el mismo apasionamiento que achacaba al tono general de los comentaristas, vuelvo a insistir en que no debería haber ningún límite a la capacidad y el derecho a decidir mientras no se ponga a consulta popular el menoscabo de los derechos humanos, la ética, la justicia, la igualdad ante la ley, etc. y por supuesto (recordando de nuevo el salto de los semáforos o el estrangulamiento con robo a venerables ancianitas) al sentido común, que no aparece lesgislado, por desgracia en ninguna norma nacional o universal...y no sé si será por eso que así nos va en el mundo, querido amigo Anónimo, discúlpame si has vislumbrado en mi apostilla del que pasaba por aquí asomo alguno de descalificación...no acostumbro a descalificar ni menospreciar a quien argumenta y razona, aunque crea que lo hacen sólo para vestir el santo de su verdad, respetable sólo hasta el punto de que admita o no una vuelta a esa verdad y la duda de que sea la única que cabe ante asuntos tan flexibles como los político-ideológicos...
ResponderEliminarPor quitar hierro al asunto...Qué gracia me hace esa humorada que los programadores de estos servicios de blog gratuítos te proponen para enviar un comentario: "Demuestra que no eres un robot"...Ojalá se `pudiera demostrar con una prueba algo más compleja que copiar una serie de números y letras más o menos distorsionados o quién sabe, ojalá pudiésemos demostrar que en ciertos asuntos podríamos razonar como robots de un tiempo futuro en el que existan androides capaces de bloquearse en banda ante la posibilidad de formular un pensamiento ilógico...
ResponderEliminarSólo ahora me han permitido mis ocupaciones leer las respuestas de JLGM y de p. a., que desde luego agradezco. Respecto a la primera, debo decir que me recuerda lo que me ocurrió hace un tiempo, en una discusión sobre el aborto en otro blog con un interviniente que es persona de honda religiosidad católica. Defendía él la convicción de que el aborto provocado es siempre un asesinato, y como tal, inaceptable por principio; y decía de mis argumentos en contrario que estaban sacados de El País, al que en su opinión yo me limitaba en lo esencial a seguir, o a copiar. Lo mismo parece pensar JLGM, cuando en su respuesta cita a Savater o Cercas. A mí no se me ocurría con él, ni se me ocurre con JLGM, negarles la capacidad de pensar por su cuenta, aunque en efecto las ideas o las convicciones de uno y otro coincidan con las de mucha gente o muchos medios de información pública. Es obvio que, aunque esto sea así, JLGM tiene inteligencia y conocimiento propios más que suficientes como para que sus ideas sean enteramente suyas; lamento que él no me conceda igual beneficio, y crea, o diga creer, que las mías no están en ese caso, sino que son consecuencias ("dañadas" consecuencias) de haber leído a unos o a otros. Pienso que se equivoca.
ResponderEliminarY, por lo que respecta a lo que dicen ambos, es claro que los límites que discuten a la decisión popular y su valor SÍ EXISTEN, como mi ejemplo lo mostraba, en la legislación canadiense. Yo supongo que habrá allí (no conozco con suficiente detalle la situación) personas a quienes eso no guste, y que crean que no debiera haber ninguno. Es una opinión, muy respetable; pero obviamente no la única, ni allí y en este momento la mayoritaria, o al menos la que la ley establece. Sólo digo eso: que NO ES CIERTO, en la práctica, que no se pueda ni deba poner limitación alguna a esa expresión de la voluntad popular. Puede discutirse la idoneidad de semejante planteamiento; pero no que existe, y debidamente sancionado por la legalidad constituida, en países (como el Canadá) a los que nadie que yo conozca niega por eso el carácter de verdadera democracia.
También en la propia Cataluña, cuando se produjo la aprobación del actual Estatut y la declaración posterior por el TC de parte de su articulado como no ajustado a la Constitución, había (y hay) mucha gente que consideraba semejante cosa inaceptable, y motivo para creer que en la España actual no existe una democracia real, y que por tanto la única salida posible era la independencia. Pongo enlace a un artículo entonces publicado en El País, del que destaco aquí los dos primeros párrafos: "Muchos creen que el constitucionalismo moderno nació en Estados Unidos a raíz de una sentencia de la Corte Suprema, el llamado "caso Marbury contra Madison", que dejó por primera vez establecido, con total claridad, que la Constitución debe prevalecer sobre cualquier otra ley y que debe existir un tribunal que sea garante de esa primacía, con capacidad para declarar inválidas disposiciones del Parlamento, leyes de la nación y cualquier tipo de normas que, a su criterio, sean contraria a la Carta Magna.
Desde entonces, 1803, las Cortes Supremas de muchos países democráticos, sobre todo los federales, han declarado inválidas, total o parcialmente, leyes aprobadas por Congresos o respaldadas por votos populares. No es habitual, por supuesto, pero tampoco un escándalo, que en Estados Unidos de América o en Alemania una ley aprobada por el Parlamento o por los cuerpos legislativos de los estados federados sea corregida por decisión de su propia Corte Suprema o equivalente". El enlace es éste: http://elpais.com/diario/2010/07/04/domingo/1278214236_850215.html
(sigo, que el sistema no me acepta el mensaje en un solo envío):
ResponderEliminarY por fin, que esto ya es larguísimo: afirma JLGM que "no hay ningún ciudadano de Cataluña, por muy catalanista que sea, que no aceptara esos limites que impone la ley de claridad canadiense". Yo tengo amigos catalanes, algunos de ellos independentistas, y conozco más de un caso al que dichos límites le parecen inaceptables. Cosa por lo demás lógica; quien no acepta que el TC tenga derecho a declarar no ajustado a la Constitución, y por tanto inválido, algo aprobado por el Parlament de Cataluña y refrendado por el voto popular, ¿por qué habría de aceptar que el Parlamento español fijara la mayoría necesaria para aprobar la secesión, o las condiciones del propio referéndum?
Termino: mi propia convicción es que el poder de decisión de un Parlamento regional, o la validez de un voto popular, tienen y pueden tener límites determinados por la ley (como ocurre en Canadá, o como ocurriría si en Tarragona se adoptase una decisión con esos apoyos que el Parlament catalán no aprobase, o el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña considerase no ajustada a derecho); y que esos límites, perfectamente defendibles, pueden discutirse, pero no negar su misma posibilidad, o acusar a quienes los defienden de antidemocráticos, o a mí por afirmarlo de arrimar el ascua a mi sardina o de que mi inteligencia está "dañada" por mi seguidismo inmoderado de unas u otras opiniones.
Y basta. Prometo no intervenir más; creo que mi punto de vista y mis razones están, a estas alturas, más que claros. Sólo señalaré que, si Cataluña llega alguna vez a ser un país independiente, mi afecto por ella, y menos aún por los amigos que allí tengo, no sufrirá por eso ningún cambio; igual que tengo amigos en países que alguna vez pertenecieron a España, y ni me lamento de que eso ya no ocurra ni los estimo menos por tal motivo .
Muchas gracias por ese extenso comentario. Formalmente impecable, pero poco ajustado a la realidad. El tribunal constitucional no es un tribunal como los otros que se limite a aplicar la ley, el tribunal constitucional crea la ley. Me explico. La constitución española es un texto abierto y ambiguo, y no por torpeza de los redactores, sino porque esa fue la manera que encontraron para que fuera apoyada mayoriamente por los partidos: dejar los pasajes problemáticos abiertos. La consecuencia de esto es que el tribunal constitucional "crea" constitución. En consecuencia, nadie puede afirmar que algo es o no constitucional hasta que el tribunal constitucional diga que lo es. Explica eso la importancia de que una ley se recurra o no. Se da así la paradoja de que unas determinadas normas se declaren inconstitucionales en el estatuto de Cataluña (porque lo ha recurrido el PP), pero las mismas normas sean perfectamente constitucionales en otro estatuto (el de Andalucía) porque no lo ha recurrido nadie. Si no se ofende mi comentarista anónimo, le diría que tiene una manera de razonar muy simplista, aunque él crea otra cosa. ¿Cómo se explica él el empeño del PP en recurrir a un determinado miembro del tribunal constitucional antes de la votación del estatuto catalán? Si se tratara solo de determinar si un texto se amolda o no a las disposiciones de otra disposición previa, bastaría con que los miembros del tribunal tuvieran la suficiente capacidad técnica para apreciarlo. Pero la constitución es esencialmente interpretable, refleja la voluntad popular y si esa voluntad cambia se interpreta de otra manera. Por eso es constitucional el matrimonio homosexual, aunque los redactores de la constitución no pensaran en esa posibilidad. En fin, que el estatuto de Cataluña era o no constitucional según fuera la mayoría en el tribunal constitucional. Porque esa decisión es una decisión política. Como el que se pueda hacer o no una consulta a los ciudadanos de Cataluna sobre si desean o no que su comunidad siga formando parte del Estado español. No lo impide la ley, que ni siquiera necesita cambiarse (basta que el Gobierno central transfiera al de Cataluña la capacidad de realizar consultas no vinculantes), sino la voluntad política del gobierno central.
ResponderEliminarY yo creo que esas dos decisiones no son igualmente "democráticas", igualmente defendibles. Y hablo de un asunto concreto, no de si el gobierno central es más o menos respetuoso con las normas democráticas que el de la generalitat. En ese asunto, quien niega a los ciudadanos de Cataluña o de Asturias o de Andalucía o de cualquier otra comunidad la posibilidad de opinar sobre un asunto político fundamental en esa comunidad, no actúa democráticamente, no tiene razón, y solo podrá impedir el ejercicio de ese derecho con la razón de la fuerza.
No confundamos el ejercicio de un derecho con la articulación, con la realización práctica de ese derecho. Y tampoco embrollemos el asunto. ¿Qué sentido tiene ahora sacar a relucir que algunos catalanes no acepten que el gobierno central decida la mayoría necesaria para independizarse? Para entrar a discutir ese punto, primero tendría que aceptar ese gobierno la posibilidad de que una comunidad pudiera independizarse, y estamos muy lejos de ello.
De lo que se trata ahora es de la simple posibilidad de realizar una consulta para que los catalanes expresen su opinión. Una vez que sepamos esa opinión, ya se verá que otros pasos habría que dar. Negar la posibilidad de esa consulta (como ha hecho el sector mayoritario, en la ejecutiva, del PSC es algo que a mí, desde una sensibilidad democrática y de izquierda, no me cabe en la cabeza.
JLGM
Gracias por el elogio formal, que viniendo de quien viene es de mucho valor para mí. Que la decisión sobre la posible consulta sea política y no jurídica es algo que me parece sólo parcialmente verdadero; el TC es un órgano jurídico, y formado como tal por especialistas en la materia. Lo que sí ocurre es que las decisiones que afectan a la ley tienen muchas veces, no sólo en este caso, esas dos vertientes, la política y la jurídica.
ResponderEliminarRespecto a lo de sacar a relucir que algunos catalanes no acepten, etcétera, no fui yo quien habló del tema, sino JLGM quien afirmó que nadie en Cataluña disentiría de lo que dispone la Ley de Claridad canadiense; yo me limité a observar que me consta que no es así.
Y en fin, nuestra discrepancia, que no creo posible solventar en una conversación electrónica, consiste simplemente, a mi ver, en que usted no cree que puedan ponerse límites al llamado "derecho a decidir", mientras que yo (y otros, como mostré con el artículo sobre el tema al que puse enlace) no pensamos lo mismo. La diferencia está en que yo no creo que quienes no están de acuerdo conmigo en esto no sean por ello demócratas, o lo sean menos, mientras que usted (y muchos de los que coinciden con sus ideas en esto) sí parecen descalificar como no democráticos a quienes se les oponen. Pienso de veras que están en un error.
Pero en fin, ya digo que no espero convencer a nadie; me he limitado a exponer mis ideas, y algunas razones y hechos que, a mi parecer, las apoyan. Lo que realmente acabe sucediendo, es cosa que ya se verá. Ocurrirá en todo caso sin que yo haga nada para evitarlo (nada más que decir lo que pienso, cuando tenga ocasión). Tampoco podría; pero es que aunque pudiera no iba a hacerlo. Las cosas se arreglan, o no, hablando, exponiendo razones y argumentos, y llegando finalmente a un resultado que (es inevitable) no complacerá a todos. Para cualquier otra actitud, que no cuenten conmigo.
Acepto que se pueden poner límites al derecho a decidir, sobre todo si se formula así en abstracto (pero no cualquier límite, en todo caso). No acepto que, en democracia, se pueda impidir la expresión de una opinión sobre temas políticos. Si yo opino sobre la posibilidad de cambiar el encaje de Cataluña en el Estado español, ¿cómo no van a poder los catalanes en su conjunto expresar su opinión? Quienes les niegan esa posibilidad (sea mi anónimo contrincante, el gobierno del Estado o los diputados del PSC), en ese punto concreo, no actúan como demócratas. Yo no hago juicios de valor general. Los hago sobre un comportamiento determinado. Y me reafirmo (no para convencer a mi interlocutor, sino a posibles lectores de estos comentarios) en que quienes niegan a los catalanes el derecho a ser consultados sobre sus preferencias políticas, no actúan como demócratas, y todas sus justificaciones al respecto son sofismas. Se puede pensar de distinta manera que yo y ser demócrata, por supuesto. En muchas cosas, pero no en todas. Si alguien piensa que hay restringir el derecho al voto de las mujeres, por ejemplo, no sería demócrata.
ResponderEliminarPor lo demás, creo que han quedado claras las dos posturas. Y a lo mejor, con suerte, hemos contribuido a que alguien tenga más argumentos para formar su propia opinión. De eso se trata, no de convencer a quien ha meditado bien el asunto (como mi interlocutor) y tiene ya formada su opinión.
JLGM
No debería decir más, pero me puede el carácter. Si en España, el gobierno de pronto decidiera formular una ley como la Ley de Claridad canadiense, puede estar seguro mi interlocutor que todos los catalanes partidarios de la independencia declararían ese día un día de fiesta. Sería un paso de gigante en sus pretensiones. Pero no parece probable que ocurra, así que no podemos saber quién tiene razón, si mi interlocutor (que piensa que algunos independistas se disgustarían) o yo, que creo que sería un avance fundamental en el respeto a Cataluña, al resto del Estado y a los derechos democráticos.
Creo que, en efecto, las respectivas posturas han quedado más que claras. Gracias, en todo caso, a JLGM, por su paciencia y ponderación. A mí, en cambio, no me puede el carácter, o eso intento; en estos temas, toda templanza me parece poca.
ResponderEliminarJose Luis, ¿Podrías decirme algo más del cartel de RENAU que reproduces? Me podría interesar. Por otra parte, estaría muy bien que crearas un tercer blog, aprovechando que ya tienes dos, para hablar de política... o de literatura. A elegir: o sermones o moradas. Aunque tu seas más partidario de los sermones, debieras darnos a (muchos de) nosotros, tus lectores, más alternativas que la de no leerte cuando te pones erre que erre.
ResponderEliminarPues sí, Abelardo, puedo decir algo más del cartel de Renau: que el único ejemplar conocido se encuentra en los almacenes de la librería Renacimiento, y que la mano que lo sostiene en la fotografía es la de Abelardo Linares. ¿Le conoces?
ResponderEliminarJLGM