jueves, 14 de mayo de 2009

Al margen de Samuel Butler

Para saber si una persona tiene talento literario lo mejor es pedirle que componga una inscripción. O que le ponga nombre a un gato.

Lo que tienen de más agradable los perros y los niños es que se puede hacer el tonto con ellos, y que no solo no nos lo reprochan, sino que hacen también el tonto con nosotros.


El creyente llama Dios a Dios; el ateo prefiere llamarle de otra manera.

El mejor viaje es el que soñamos hacer en el barco que parte sin nosotros.

No hay que perder nunca de vista la verdad: es una bestia peligrosa.

Hay hombres que, cuando se quedan solos, están en muy mala compañía.

Decir la verdad está al alcance de cualquiera; para mentir se necesita algún talento.

El que se queda llega a menudo más lejos que el que parte.

En cualquier grano de arena está todo el misterio del universo.

Nunca sabrás nada de tu pueblo si antes no te has dado una vuelta por el resto del mundo.

El hombre feliz no le pide al día de mañana nada que no le regale el día de hoy.

Cuando nacemos, nos regalan el universo.

En la eternidad no hay libro de reclamaciones.


Si no te odias a ti mismo, nunca podrás odiar a nadie.

Qué difícil admirar de verdad a alguien que todavía no haya muerto.

Los milagros son los arrepentimientos de Dios.

Dios es un asunto de este mundo; en el otro no preocupan esas cosas.

Ni siquiera las grandes religiones son empresas siempre rentables.

Sin la mala gente, cuánta buena gente no podría ganarse la vida.

Poco me importa la mentira, pero odio la inexactitud.

Una mujer verdaderamente decente jamás le cuenta a su marido ciertas cosas.

La cortesía amansa a las fieras.

¿Cómo pretendes ser un sabio si no has dicho nunca ninguna tontería?

Las doctrinas filosóficas tienen sus absurdos, como las religiones su lógica. Sigas a Darwin o a Jesús siempre tendrás que comulgar con alguna rueda de molino.

El éxito póstumo es el que menos molesta a los amigos.

La primera obligación de un gran hombre es estar muerto.


No agradecemos la ayuda recibida, sino la que esperamos recibir.

Los verdaderos amigos son aquellos que nos aguantan todo aunque no les aguantemos nada.

He malgastado mi vida como un colegial malgasta su dinero. No lo lamento: es la única manera de pasarlo medianamente bien.

Hay algo todavía más incómodo en sociedad que querer tener siempre razón: tenerla.

Qué le voy a hacer si las mujeres que más me gustan son siempre las que menos me convienen.

La virtud suele ser más dañina que el vicio, y a menudo igual de aburrida.

Qué poco divertido suele resultar divertirse.

Dios no nos quiere ni demasiado buenos ni demasiado malos. Para él un pequeño exceso de maldad es más disculpable que un exceso de virtud.

Para escribir bien hay que saber lo que se quiere decir y no decirlo del todo.

Siente una cosa, piensa otra y escribe todo lo contrario.


Era tan grande el amor de su mujer que le buscó un amante para que le ayudara a soportar la carga.

Si no despreciamos un poco aquello que deseamos, no lo conseguiremos nunca.

En amor una eternidad dura muy poco tiempo.

Dios lo sabe todo, pero no se entera de nada.

Sin imaginación se puede ser poeta, pero no hombre de ciencia.

No muere quien no sabe que muere.

La vida, como la música, es cuestión de oído, sentimiento e instinto.

No utiliza adecuadamente las reglas del arte quien no ha aprendido a olvidarse de ellas.

Cuesta acostumbrarse a los otros, pero no tanto como acostumbrarse a uno mismo.

Todo autorretrato es siempre el retrato de un desconocido.

4 comentarios:

  1. "Para escribir bien hay que saber lo que se quiere decir y no decirlo del todo"

    Pero no basta ¡ay! para escribir mal, con saber lo que se quiere decir y con decirlo..

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  2. "Cuando nacemos, nos regalan el universo"

    Y un lápiz para que los demás sepan lo que nos han regalado.

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  3. "Decir la verdad está al alcance de cualquiera; para mentir se necesita algún talento"

    Pregúntadle a un mentiroso si la Tierra es esférica -contestará que no. Preguntadle porqué no y se irá por los polos sin ningún talento.

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  4. "Sin imaginación se puede ser poeta, pero no hombre de ciencia"

    El enfermizo y peligroso optimismo colonizador anglo-estadounidense.
    Cuando la Historia realiza que ese optimismo ha sido excesivo -y llevado a cabo- las bombas tecnológicas masivas -o masivamente selectivas- han sido elevadas ya a la categoría de arte bello. Lo bello queda reducido a lo eficaz; y aún no reconocen que esa confusión más reducción define su auténtico ser, su verdadero credo ¿ Si Stalin estaba ya -y sigue estando en los "¿socialistas?"- en Marx; no será que el imperio ciego no estuviera ya en Jefferson o Washington? La confusión terrible y reductora entre lo bello natural y lo eficaz, que dicta y dura. La razón y el cientificismo sin vergüenza y sin límite como justificación de arbitrariedad y de imperio por imperio. Esta es la crítica. ¡Y ahora, reformemos!..

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