Sábado,
6 de mayo
INCREÍBLE,
PERO CIERTO
Como novela, sería completamente inverosímil;
como guion de una serie de televisión, quizá lo aceptaran. Vamos a ver uno de
los episodios. La policía española está investigando la entrada de cocaína en
España a través del puerto de Barcelona. El 22 de junio de 2010, en un buque de
bandera panameña que trae un cargamento de chatarra, se descubren 186 kilos de
cocaína. Y quien desde su oficina estaba monotorizando la descarga de ese barco
era Josep Mestre, presidente de Tercat (Terminal Catalunya), la principal
empresa dedicada a la carga y descarga de contenedores. Mestre fue inmediatamente
detenido y poco después una comisión judicial se desplazó hasta Pedralbes para
registrar la mansión del empresario. Allí inventariaron los coches de lujo, los
cuadros de Miró, Tàpies y Nonell, los jamones y los vinos exclusivos de la
bodega, los miles de euros, libras y francos suizos guardados en la caja fuerte
para pagos en metálico. Pero eso no fue lo que más les sorprendió, no era nada
que no esperaran encontrar en la casa de un narco. Había además fotos de Mestre
con gente conocida. En una de ellas aparecía con José Montilla, entonces
presidente de la Generalitat, recibiendo un premio al Mejor Empresario Nacional
Logístico, y con Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado de Asturias,
que recibía otro premio. Las fotos que más abundaban, sin embargo, era con Juan
Carlos de Borbón, entonces jefe del Estado español, y la mayoría no estaban
tomadas en actos oficiales, sino en fiestas privadas, muchas de ellas en la
propia mansión del empresario. “¡Hostia,
tío! ¡La hemos cagao! ¿Pero os dais cuenta de a quién hemos detenido?”, me
imagino yo que pondría el guionista de la serie en boca de los asombrados
funcionarios.
Las fotos desaparecieron, al ilustre
traficante la Audiencia Nacional le condenó a doce años de prisión que el
Tribunal Supremo redujo a nueve y de los que cumplió once meses. Los amigos son
los amigos.
Demasiado inverosímil para una serie
de televisión. Pero parece que cierto. José María Olmo y David Fernández lo
cuentan en su libro King Corp. El protagonista se supera a sí mismo en
cada capítulo. Uno creía estar curado de espanto, pero no. Y no son las
canalladas del personaje principal las que más nos sorprenden, sino su innata capacidad
para ensuciar todo lo que toca y convertir en cómplice a cualquiera que se le
acerca.
Si la mitad de lo que en ese libro
se cuenta fuera cierto, la familia Borbón debería pensar en prescindir de un
apellido infamado para siempre.
¿Y no habría también que cambiar el nombre del país —no
el Reino de Marruecos ni Corea del Norte, sino una democracia avanzada, según
dicen— que le rio las gracias durante treinta años y calló con amenazas y
dinero público a quienes podían descubrir la verdad?
Domingo,
7 de mayo
FALSA
VANIDAD
Siempre he dicho, por mi afán de llevar la
contraria, que en lugar de practicar la habitual falsa modestia, yo practico la
falsa vanidad. Ahora sé que es también por otra razón. En uno de los puestos
del Fontán encuentro una edición de El criterio de Balmes, publicada en
1862. Lleva la firma de Ramón Álvarez Buylla, sin duda abuelo o bisabuelo del
Ramón Álvarez Buylla, exiliado en la Unión Soviética y luego en México, hijo de
Arturo Álvarez Buylla, fusilado en el 36, y padre del Arturo Álvarez Buylla que
fue premio Príncipe de Asturias en 2011.
Comienzo
a leer El criterio y quedo asombrado de su modernidad y buen sentido ya
desde las primeras líneas: “Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer
la verdad, es decir, la realidad de las cosas. ¿De qué sirve discurrir con
sutileza, o con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la
realidad? Un sencillo labrador, un modesto artesano, que conocen los objetos de
su profesión, piensan y hablan mejor sobre ellos que un presuntuoso filósofo
que en encumbrados conceptos y altisonantes palabras, quiere darles lecciones
sobre lo que no entiende”.
Hojeo
el libro mientras tomo un café y enseguida encuentro que habla de mí.: “La
exageración del amor propio, la soberbia, en los hombres de temple fuerte y de
entendimiento sagaz, es orgullo; en los flojos y poco avisados, es vanidad. El
orgulloso sin vanidad tiene la hipocresía de la virtud; el vanidoso tiene la
franqueza de su debilidad. A la altivez satánica del orgulloso, opone el
vanidoso su constante súplica del elogio. El vanidoso no desprecia a los demás,
los respeta y quizá los admira y teme”.
Nos
cae mejor el vanidoso que el orgulloso y de ahí mi falsa vanidad, aunque no sé
si engaño con ella a mucha gente. Me esfuerzo todo lo que puedo por
disimularlo, pero creo que algo se me nota mi desprecio por el vulgo municipal
y espeso tan fácil de engatusar y aterrrar y encerrar y llevar al matadero o a
donde convenga.
Lunes,
8 de mayo
ELOGIO
DEL ENEMIGO
Lo bueno de los enemigos es que, al contrario
de los amigos, jamás abusarán de nuestra confianza. Entre los enemigos, no hay
ningún Judas.
Miércoles,
10 de mayo
NADIE
ES PERFECTO
Cada uno es como es. He hecho el propósito de
mostrarme educado y paciente en la tertulia de los miércoles, de dejar hablar hasta
el final, aunque el interlocutor se entretenga en darle vueltas a una idea —o similar— que ha quedado clara desde
sus primeras palabras. Pero nada, no hay manera. En seguida acabo rebatiendo
con vehemencia a unos y a otros. Termino agotado tras tres horas y media de
esgrima verbal en la tertulia. A Abelardo Linares trato de demostrarle que lo
mejor que puede hacer con el libro que ha publicado sobre Brines es retirar la
edición y destruirla por completo: pocas veces se ha escrito nada tan
denigrantemente repulsivo sobre un escritor. Pero él dice que no se cuenta nada
que no esté ya en sus poemas, que a Paco no le habría molestado. ¡Y presumía de
conocerle bien y de ser buen amigo suyo! Por suerte los muertos no tienen la
costumbre de leer lo que se escribe sobre ellos.
Con José Luis Piquero discrepo a
propósito de un poema de un afamado poeta (y ahora novelista) que a él le
parece una maravilla y a mí una idea tópica realizada toscamente. Con todos,
sobre si debe considerarse censura retirar de las lecturas escolares los textos
que ofendan a cualquier minoría o adaptar a la sensibilidad contemporánea los
cuentos tradicionales. “¡Es que a este paso no vamos a poder hablar de nada!”,
claman. ”Pues si es para ofender, mejor callar”, replico yo, que no sé si
predico con el ejemplo.
La verdad es que al rebaño de los
que aplauden cuando hay que aplaudir, se escandalizan cuando hay que
escandalizarse y se encierran en casa sin rechistar cuando lo manda la
autoridad, cada vez lo respeto menos. Yo respeto a todas las minorías, pero no
a esa inmensa mayoría. Nadie es perfecto.
Jueves,
11 de mayo
HACER
LAS MALETAS
Paso por la notaría de Manuel Tuero —cordialidad y encanto antiguos con vistas
al Campo de San Francisco— porque quiero retocar mi testamento.
Desaparece la idea de una fundación a la que legar piso, libros y papeles. Las
fundaciones literarias acaban viviendo todas del dinero público y sirviendo
como medio de vida de su director o directora. Y cuando quieren hacer algo
crean otro premio de poesía, como si no hubiera bastantes para entretener a los
aficionados y profesionales del verso.
Nada
de fundación: mis libros y papeles con algún interés pasan al legado que ya
hice a la Biblioteca de Asturias; el resto, después de que se queden los amigos
como recuerdo lo que les pueda interesar, que se lo lleve alguna librería de
viejo, que es donde mejor están los libros viejos (¡cuántos descubrimientos, y
por muy poco dinero, he hecho yo —buen
lector, pero nada bibliófilo— en ellas!). Y así se evitan problemas como
los de la nonata fundación Ángel González. Afortunadamente, yo no dejo viudas. Indico
también en el testamento algo
muy importante para mí, que la propiedad intelectual de todo lo que he
publicado pasa al dominio público. No voy a esperar ochenta años para ser como
Cervantes, Virgilio o Garcilaso.
Un
testamento nada complicado el mío. Ser pobre tiene sus ventajas.
En
lo material, poco recibí y poco dejo. En otros aspectos, ya me gustaría a mí
dejar tanto bueno como afortunadamente recibí.
Viernes,
12 de mayo
CAMBIO
DE VOTO
Comienza la campaña electoral. Por primera vez
no voy a votar a los que he votado siempre. Ando todavía moralmente resentido
de los palos que me dieron con el pretexto de una pandemia que dejó de tener
importancia en cuanto Putin se puso en marcha para ayudar a los rebeldes de
Ucrania y el negocio armamentístico sustituyó al de la industria farmacéutica.
Por primera vez dejaré de votar a los socialistas y votaré a la izquierda.
Si. Borra, borra. Quema, quema.
ResponderEliminarBorro, borro. ¡Vaya comentaristas que me han tocado en suerte! Para deprimir a cualquiera.
ResponderEliminarQué raro lo que dices. Yo aplaudo cuando me gusta. Me escandalizo cuando algo me ofende. Me encierro en casa cuando tengo que protegerme a mí y a los demás. Tú para aplaudir tienes que esperar a ver si abuchean, para escandalizarte tienes que esperar a ver si aplauden, y encerrarte nanay, que sois legión los negacionistas. Yo soy más libre y tú más gregario.
ResponderEliminarPues mi más sincera enhorabuena por ser tan libre.
ResponderEliminarMartín, ¿conoces la llamada ley de bienestar animal? Lo pregunto por tu intención de voto.
ResponderEliminarMi intención de voto es en las elecciones autonómicas, que son las que se convocan ahora (por cierto, la candidata de Podemos Asturias surgió de unas primarias venciendo al candidato oficial, por eso no la apoyan desde Madrid). En las generales, ya decidiré mi voto. La realidad es complicada y no conviene pensar con brocha gorda.
ResponderEliminarDispense, pero creo que tira de brocha gorda si despacha el affaire candidata Tomé/Dirección de Podemos como si se tratara de una pataleta de ciertos vengativos dirigentes morados porque la ilustre pediatra asturiana osara contravenir las indisimuladas preferencias de aquellos. Pero uno, que suele leer sin prejuicios previos la prensa asturiana de derechas (¿hay otra?), ha llegado a sospechar que existen otras motivaciones para la presunta ojeriza, en vista del encono y la hostilidad con que la señora Tomé venía (no sé si viene) tratando al partido que dice querer representar en el Parlamento asturiano. Poner de vuelta y media al partido de uno mismo en los medios que, encantados por ayudar, brindan sus páginas generalmente malevolentes no parece que sea como para fiarse de un candidato o candidata que así proceda. Usted verá.
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