Sábado,
28 de mayo
OBVIEDAD Y PARADOJA
Todas las guerras
son justas, todas son en defensa de la patria, la religión, la libertad, la
democracia o lo que se lleve en cada momento. Todas las religiones son
verdaderas. Nunca en la historia se ha dado ningún gobierno que dudara de la
justicia de su causa, nunca ningún creyente que no creyera serlo del verdadero Dios.
Pero en toda guerra hay dos
contendientes y los dos no pueden tener razón; pero las religiones son mil y
una y no todas pueden ser verdaderas.
O quizá sí. Por eso, en un conflicto
bélico, más que subirse al carro de uno o de otro, conviene escuchar las
razones de uno y de otro y tratar de encontrar puntos en común, llegar a un
acuerdo que beneficie a ambos, aun a costa de dolorosas concesiones. Por eso
hace tiempo que se dejó de quemar a los herejes y de prohibir otros cultos que
el nuestro, que es por definición el verdadero.
Domingo,
29 de mayo
YA LO DECÍA YO
Sonrío al leer las
dos páginas que El País
de hoy dedica al anterior jefe del Estado: “El
trato benévolo de los poderes públicos libró a Juan Carlos I de ser juzgado”. Ahí
se dice, como sin darle mucha importancia, una obviedad que yo llevo años
repitiendo: que el Tribunal Constitucional nunca se ha pronunciado sobre el
alcance de la inviolabilidad que regula el artículo 53 de la Constitución, que eso
de que sirve para tapar cualquier delito privado (violación y asesinato
incluidos) es solo una interpretación que dudosamente se sostiene con la
lectura del texto íntegro del artículo, aunque haya catedráticos de Derecho
Constitucional que la apoyan. Debería haberse pedido hace décadas (cuando el
tufo delictivo comenzó a trascender) una aclaración al Constitucional. Hay
catedráticos de Derecho Penal, como Luis Rodríguez Ramos, que se atreven a
decir en voz alta lo que unos pocos hemos pensado siempre: que las conductas
privadas del rey no entran bajo el paraguas de la inviolabilidad. Y hay otros
puntos en ese esclarecedor artículo —esclarecedor no solo por lo que dice, sino porque
se atreva a decirlo y porque la empresa editora no se lo prohibiera— que coinciden
con lo que yo he repetido muchas veces sin que nadie hiciera caso, como si
fueran ocurrencias de poetas, y no obviedades de ciudadano que piensa: “Sin
quitarle responsabilidad a don Juan Carlos, creo que hay otros responsables:
todos los presidentes de Gobierno sin excepción, desde Felipe González hasta
Mariano Rajoy, y todos los jefes de la Casa del Rey, que tenían la obligación
de advertirle y la necesidad moral de dimitir si el rey seguía bordeando la
ley”. Yo añadiría a jueces y fiscales que miraron para otro lado. Y aún hay
más. El aforamiento exprés tras la forzada abdicación (ya era imposible aguantar
más el hedor), que un ministro que participó en esa decisión cuenta así: “El
día que el rey abdicó había dos demandas civiles presentadas contra él por
juicios de paternidad que podían ir a Plaza de Castilla y ahí podía ocurrir
cualquier cosa. Deprisa y corriendo se redacta una modificación de la Ley
Orgánica del Poder Judicial para poder aforarle no solo ante la sala segunda del
Supremo para posibles responsabilidades penales, sino también ante la sala
primera para cualquier tipo de responsabilidad civil”. Y yo me pregunto: ¿qué
pasó con esas demandas de paternidad que no podían caer en manos de cualquier
juez, no fuera uno de esos que se empeñan en aplicar la ley sin distinción de
persona? A la sala primera del Supremo me parece que no llegaron. ¿Hubo un
acuerdo privado para que se retiraran? Si fue así, ¿quién corrió con los
gastos? ¿Pagó el rey abdicado la indemnización correspondiente o corrió a cargo
de los contribuyentes, como en otros casos en que hubo que tapar demandas y
posibles chantajes, como en el caso de Bárbara Rey?
No sigo. Se puede engañar a algunos durante un tiempo, pero no a todos durante todo el tiempo. Hasta el más sordo —y no hay peor sordo que el que no quiere oír— tendrá que acabar escuchando que la democracia española se restauró en 1978 con una bomba fétida dentro que más pronto o más tarde tenía que estallar pringándonos a todos. Costará un tiempo que alguien decente pueda volver a estar orgulloso de ser español.
Lunes,
30 de mayo
ME DICES QUE NO TE QUIERA
Como todo el mundo,
o como casi todo el mundo, yo también guardo un amor imposible escondido en las
entretelas del alma. Fue hace tanto tiempo que parece que ocurrió en otra vida.
Pero de vez en cuando me lo recuerda una copla que escucho cantar la fondo, muy
al fondo, de la memoria: “Me dices que no te quiera / y yo quiero no quererte;
/ de un tirón me arranco el alma, / solo por obedecerte”.
Martes,
31 de mayo
NO SOY LO QUE PAREZCO
En la realidad, soy
el hombre más pacífico del mundo, nunca he tenido ambición de nada, nunca he
aspirado a ningún cargo, vivo feliz con mis libros, mis rutinas y mis tertulias
en las que debatir de todo. Y sin embargo una vez soñé que era Fidel Castro,
otra que era Mussolini tras las marcha de Roma y ayer con que encabezaba una
revolución que me convertía en líder absoluto, no ya de mi país, sino de Europa
y lo primero que hacía era llegar a un acuerdo —muy beneficioso para ambas partes— con la apestada Rusia.
Menos mal que los sueños sueños son y quedan ahí escondidos dentro de uno sin
que nadie se entere de ellos. Sospecho que, en el fondo, tras mi apariencia
insignificante, soy un carismático dictador frustrado. Si creyera en la
transmigración de las almas, pensaría que lo había sido en otra vida y que quizá
lo sea en la siguiente; en esta, el poder, como el amor, lo he probado poco.
Miércoles,
1 de junio
COMIENZAN LOS FESTEJOS
Mi cumpleaños nunca lo celebro un solo día, el 17 de junio, sino todo el mes. Hay a quien le deprime cumplir años, supongo que también me ocurrirá a mí en algún momento, pero todavía no. Todavía no hay día que no me traiga una felicidad, a veces mínima, pero por pequeña que sea tengo los ojos y la memoria bien entrenados para no dejarla escapar. Hubo también tropiezos con las esquinas de la realidad, como no podía ser de otra manera, pero mi piel es dura y cicatrizan rápido. Mis rencores suelen llevar pronta fecha de caducidad. Si los amores eternos me suelen duran un fin de semana (o dos, tampoco hay que exagerar), los odios me duran menos tiempo. En fin que si vivir envilece, como dijo el moralista francés, conmigo lo hace tan poco a poco que todavía no me he dado cuenta. Comienzo el mes de mi cumpleaños con una petición: “Ámame y mímame, vida, / al menos un año más”.
Jueves,
2 de junio
NO TODO VALE
Ayer leíamos en la
tertulia virtual un puñado de poemas contra la guerra que Alejandro Duque
Amusco ha publicado en El
Ciervo. Cuánta banalidad,
cuantas vacuas buenas intenciones o cuanta bondadosa bobería, como yo prefiero
decir. Aurora Luque nos ofrece una variación sobre el que ella considera “el
poema pacifista más antiguo de la historia”, unos versos de Safo: “Dicen —unos— que una danza de misiles, / otros, los
tanques rusos / y otros que los drones de Turquía / junto a la Negra Mar / es
lo más deseable. / Mas yo digo / que la vida que cada cual adora / y quisiera
salvar entre sus brazos”. ¡Qué cosas, Aurora! ¿Pero de verdad tú crees que
alguien puede considerar más deseable los drones de Turquía —todavía si fueran
las delicias turcas…— que la persona que ama? Safo afirmaba algo distinto: “Dicen unos que
una tropa de jinetes, otros la infantería / y otros que una escuadra de navíos,
sobre la tierra / oscura es lo más bello; mas yo digo / que es lo que una ama”.
El equivalente a los jinetes y a la infantería de que habla Safo sería un
desfile militar, con sus himnos y banderas al viento, no una danza de misiles
en busca de su objetivo; eso nadie lo considera deseable, sino inevitable en
ciertos casos. En fin, que en poesía —y ni siquiera hace falta para ello estar
en tiempo de guerra— parece que vale cualquier tontería.
Viernes,
3 de junio
ESTO ES LO QUE HAY
Carácter es
destino, como le gustaba repetir a Cernuda. Si yo fuera un poco más adulador,
si yo fuera un poco más hipócrita, si tuviera claro —lo tengo, pero no hago caso— a quien hay que apoyar en cada momento y contra
quien hay que arremeter, ahora sería un triunfador. O lo que generalmente se
entiende por un triunfador, que no es exactamente lo que entiendo yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario