Sábado,
14 de mayo
SOY UN CONSERVADOR
Al salir de Las
Salesas me encuentro con una mesa de la “Consulta Popular Estatal Monarquía o República”.
Voto con alegría en ese referéndum no vinculante. ¿Preferiría que lo hubiera
sido? Por supuesto, pero no estoy muy seguro de que ese caso hubiera votado a la
república. Los cambios de régimen, siempre ilusionantes para una parte de la
población y traumáticos para otra, solo se producen con una quiebra clara del
régimen precedente. Y si eso no ocurrió con el anterior jefe del Estado —el regalito que nos dejó Franco y que aceptamos
como mal menor—, menos parece que vaya a ocurrir en fecha próxima con el actual,
honesto y capaz. Si hubiera hoy un referéndum para decidir la forma del Estado,
creo que ganaría por mayoría abrumadora la monarquía. Los votos republicanos no
pasarían del treinta por ciento.
—¡Y entonces por
qué tanto miedo a un referéndum? ¿Por qué la prensa no habla de este en el que
has votado? ¿Por qué en muchos lugares se ha tratado de impedir la colocación
de las mesas?
—Hay “demócratas”
a los que les aterra dejar decidir a los ciudadanos. Mira lo que pasó en
Cataluña. Si yo fuera miembro del Consejo de Estado…
—¡Eres un
megalómano, Martín!
—Es una manera de
hablar, Marcos. Quiero decir que si me pidieran consejo sobre cómo dar mayor
legitimidad a la monarquía de Felipe VI, como marcar una ruptura clara con la
de su padre, propondría una reforma de la Constitución para el final de esta
legislatura. Una reforma de solo el punto en que ningún partido puede estar en
desacuerdo: la desaparición de la preferencia del hombre sobre la mujer en la
sucesión a la jefatura del Estado. Luego habría que someter esa reforma a
referéndum y disolver las cortes. Los españoles tendrían una nueva ocasión de
votar la Constitución y, por tanto, la forma monárquica del Estado.
—¿Y si no la
aprueban?
—Ese el es miedo de
algunos. La aprobarían, tenlo por seguro. Yo votaría sí. Podría salir el no,
pero ese es un riesgo consustancial con la democracia.
—¡Estás hecho todo
un hombre del sistema, Martín!
—La verdad es que
soy poco aventurero, más bien un conservador. Pero conservador solo de lo que
merece ser conservado.
Domingo,
15 de mayo
AMÉRICA CHÁVEZ
Mientras veo Doctor Strange en el metaverso de la locura recuerdo unos versos de Ángel González: “Yo mismo
me encontré frente a mí mismo / en una encrucijada”.
Como a la mayoría
de los adolescentes, me gustan las películas de superhéroes, que me parecen la
versión contemporánea de las enredadas historias de dioses y semidioses en la
antigüedad clásica. No siempre recuerdo quién es quién entre tantos personajes
como se entrecruzan en estas sagas y a cada paso estoy a punto de tropezar con alguna
inconsistencia, pero me dejo llevar por esa otro lógica, la de los sueños y los
mitos.
América Chávez, qué bonito nombre, es una adolescente que pasa, no sabe cómo ni por qué, de un universo a otro. ¿Habrá alguno en el que yo, sin dejar de ser yo, lleve la vida que me gustaría vivir? Aunque en realidad, ya la llevo en un ochenta por ciento y para el veinte restante, en lugar de andar dando vueltas por el metaverso, prefiero el ensueño y la fantasía.
Lunes,
16 de mayo
LA MADRE O EL PADRE
Encuentro de
pronto, en el revuelto batiburrillo de libros nuevos y viejos en que vivo, los
tres tomos de la Revista
Española de Ambos Mundos, que se publicó
entre 1853 y 1855. Más que la parte literaria, me interesa la crónica política
y el minucioso relato —se publica en
tres partes— del “Alzamiento popular de 1854, desde la cuestión de
ferrocarriles hasta la entrada del duque de la Victoria en Madrid, y
disposiciones posteriores”, la famosa Vicalvarada o Revolución de Julio. Y me
llama la atención especialmente todo lo que tiene que ver con la reina emérita
de entonces. Un escrito enviado por los sublevados a Isabel II decía así: “Desoiga vuestra majestad los consejos artificiosos
y parciales de la reina madre. Esa señora parece que llevó a vuestra majestad
en su seno y la dio a luz para complacerse luego en inmolarla a su capricho.
Poco severa ella misma en los principios de sana moral, ni supo inculcarlos en
el ánimo de vuestra majestad cuando fue niña, ni se cuidó más que de acumular
oro y de preparar desde temprano un peculio crecido a su futura prole. Llegada
la época del matrimonio, vuestra majestad sabe muy bien las sugestiones que
empleó la reina madre para que aceptase un esposo que no tenía otro mérito, a sus
ojos, que el de no creerlo hábil para menoscabar la influencia que ella quería
ejercer en los negocios del Estado. Jamás madre alguna obró con menos solicitud
para asegurar la felicidad doméstica de su hija. Por este medio continuó siendo
el alma del gobierno, dando siempre consejos encaminados a su propio beneficio.
Apenas ha habido contratas lustrosas de buena o mala ley, especulaciones
onerosas, privilegios monopolizadores a que no se haya visto asociado el nombre
de la reina madre. El resorte para que un ministro o un hombre público hayan obtenido
la protección y apoyo de esa señora, o provocado su animadversión, ha sido
pactar o no con ella el servicio de sus intereses”.
La condición primera de los
revolucionarios para seguir aceptando como reina a Isabel II fue que desterrara
a su madre, María Cristina de Borbón, a pesar de lo que había hecho por el
liberalismo. Se marchó de España en 1854 y solo volvió, fugazmente, cuando su
nieto, Alfonso XII, fue rey. En París siguió con sus sucios negocios, el más
lucrativo de los cuales fue el de la esclavitud.
¡Que diferentes y qué semejantes la España de ayer a la de hoy!
Martes,
17 de mayo
EL DAÑO QUE TÚ ME HICISTE
En alguna parte del metaverso soy otro sin dejar de ser yo; de vez en cuando, en el sueño o en la vigilia, me llegan ráfagas de esas distintas vidas. Entrecierro los ojos y me oigo cantar con voz ronca: “El daño que tú me hiciste / lo tengo bien olvidado, / el que sin querer te hice / todavía me hace daño”.
Miércoles,
18 de mayo
ESPAÑA, ESPAÑA
En la tertulia virtual,
Jon Juaristi, que es una caja de sorpresas, canta “La República en España”, del
mexicano Guty Gutiérrez: “A contarles vengo la última noticia / que en el mundo
entero la atención merece: / hoy la vieja España es republicana / y ya no es
monarca don Alfonso XIII”. Yo ni había oído hablar de ese corrido. Me gusta el
estribillo: ”España, España, tu valentía / la monarquía ya destruyó; / España,
España, tu vieja historia / tiene otra gloria por tu valor”.
A Guty Gutiérrez lo asesinaron poco después en una cantina de ciudad
de México. El asesino fue un comerciante español, ferviente monárquico, Ángel Peláez
Villa, natural de Posada de Llanes.
Jueves,
19 de mayo
HABÉIS DE JURAR, SEÑOR
Asisto, en Santa Gadea de Burgos, “do juran los
fijosdalgos”, a la solemne proclamación del rey. De pronto, me levanto, me
acerco al estrado y, nuevo Cid Campeador (hasta en los sueños soy un poco
megalómano), con voz solemne me dirijo al todavía príncipe, ante el silencio
pasmado de la concurrencia: “Que arte ni parte tuvisteis / habéis de jurar,
Señor, / en turbios tejemanejes / de vuestro progenitor. / Y si juráis os prometo
/ que como buen español / honrado me sentiré /de ser vuestro servidor. / Si no
juráis o mentís, / que os empapele Garzón / y que os expulsen de España / a
Beijing o a Waterloo / y que
vuelva la República / que reluce más que
el sol”.
Viernes,
20 de mayo
QUE NO QUIERO VERLE
“Señor presidente, señor presidente, ¿no podría prepararme
usted un improrrogable viaje de Estado para esta semana? Ir a Kiev, por
ejemplo, para mostrarle a Zelenski el inquebrantable apoyo del pueblo español
al ucraniano en su heroica lucha contra los invasores”, “Imposible en tan corto
plazo, Majestad; esas cosas requieren su tiempo”, “Es que no quiero verle, no
quiero verle. Qué bien ha hecho mi madre en largarse a Miami. ¿Puedo hablar
claro, presidente? ¿Ha desinfectado bien de Pegasus su teléfono? No quiero
verle, capaz es de abroncarme delante de todos. Fuera de casa parece muy
campechano y simpático, pero no quiera saber usted el mal genio que se gasta
dentro. Retemblaban los muros de la Zarzuela cuando perdía los nervios porque
alguien se atrevía a llevarle la contraria. ¿No podríamos evitar a los medios
de comunicación, con el pretexto de que es una visita privada, y hacerle entrar
por una puerta y salir por la otra sin que yo ni siquiera tenga que saludarle?”,
“Se hará lo posible, Majestad. Pero son asuntos de familia en los que el
gobierno ni entra ni sale. Y en cuanto al Pegasus ese, ¿pues qué quiere que le
diga? Uno lo compra para espiar a los catalanes y luego hasta me espía a mí, el
regador regado. A lo mejor nos encontramos un día con esta conversación en un
periódico, pero no se preocupe, nadie va a creérsela”.
Siempre he envidiado a los que son capaces de gobernar sus sueños. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminar