sábado, 22 de mayo de 2021

Después y todavía: Aún no

 

Sábado, 15 de mayo
ORACIÓN EN LA GUÍA
 

Subo hasta la ermita de la Guía, en la desembocadura del Sella –a un lado el monte Corberu y los acantilados con cicatrices de las iras marinas, al otro la placidez de la ría y la villa--, y pienso que hay lugares sagrados en los que se está más cerca del cielo o más cerca de nosotros mismos. Siempre estuvieron dedicados a alguna divinidad, a algún dios o a alguna diosa de cambiante nombre, pero de idéntico poder.

Es un día vagamente lluvioso,  con una luz que difumina los colores y acentúa la soledad. ¿Qué puedo ofrecerle yo al dios o a la diosa del lugar para que me sean propicios los días que se avecinan? Solo somos el tiempo que nos queda tituló Caballero Bonald sus poesías completas. Soy el que soy ahora, no los que fui. Y el tiempo que me importa es el que me queda por vivir, no el que he vivido.

Doy las gracias por todos los errores que me han traído hasta aquí. Si hubiera hecho en todo momento lo adecuado, ahora quizá tendría más dinero, vendería más libros, no viviría solo, me habría jubilado en lo más alto del escalafón.

            Pero tengo todo el dinero que necesito, publico todos los libros que escribo, nunca he vivido solo, aunque lleve medio siglo viviendo solo, y lo de escalar escalafones es un deporte que tiene mucho de humillante y que a mí nunca me ha tentado.

            Los malos ratos de mi vida, de cualquier vida, ya es como si le hubieran pasado a otro, como imágenes de una vieja película. Ahora estoy aquí, soy todo lo feliz que se puede ser en un mundo donde se mata y se muere por las mejores causas, o sin causa ninguna, donde el resbalón acecha a cada paso que damos. Ahora estoy aquí y nunca volveré a ser tan joven ni tan dueño de mí como lo soy ahora.

            No sé el tiempo que me queda y ojalá no lo sepa nunca. Cierro lo ojos y formulo un deseo: Que pase de este tiempo a otro tiempo sin tiempo sin que nadie me avise del tiempo que me queda.

            Un cuervo, hasta ahora inmóvil sobre la más alta peña, alza el vuelo de pronto y planea sobre mí. ¿Eres tú, negro cuervo, el dios o la diosa de este lugar? Defiéndeme de todo mal y, sobre todo, defiéndeme de mí.

Domingo, 16 de mayo
LO DIFÍCIL

 Lo difícil no es hacer lo que se debe, sino saber lo que se debe hacer.

Lunes, 17 de mayo
ACERCA DEL ÉXITO

Nos seguimos esforzando, libro a libro, por llegar a la cima, sin darnos cuenta de que hace tiempo que hemos llegado a nuestra pequeña cumbre y nos deslizamos cuesta abajo.

Martes, 18 de mayo
NO ME CITA

El diario es un género literario que parece escribirse solo. Por eso tienta tanto a tantos, por eso está tan de moda como el aforismo y el haiku y otros chispazos más o menos ocurrentes. Leo Tiempo ordinario, de Eduardo Laporte, y sonrío ante alguna ingenuidad: “Ya no me invitan a la comida en el Ritz en la que se reunía lo más granado del ámbito literario para dar un premio de postín, en una editorial a la que he dedicado bastantes entrevistas y reseñas en un periódico que ningún interés económico tiene en dicho sello”. Ese premio me imagino que sería el Loewe y yo recuerdo, de cuando se lo dieron a algún amigo, que no sé si asistía lo más granado del gremio literario, pero sí que aquella selecta reunión la presidía Ana Botella, alcaldesa de Madrid.

El diario es un género menor, pero yo, que no leería ninguna novela de Eduardo Laporte, periodista cultural del Diario de Navarra (tampoco ninguna de sus admirados Sergio del Molino o Alberto Olmos, a quienes cita con frecuencia), me entretengo con el suyo mientras tomo el primer café de la mañana. Más ingenuidades: “Viajo por el último tomo de Trapiello, Mundo es, por la curiosidad de ver si salgo. Habla de un verano en los cursos de El Escorial, el año que lo entrevisté, pero no me cita”. ¡Cómo nos gusta ver nuestro nombre en los libros de los demás! Por eso ningún castigo mayor que la conspiración del silencio, por eso los escritores más o menos famosillos, cuando responden a algún detractor, se cuidan mucho de escribir su nombre.

Miércoles, 19 de mayo
SENTAR CÁTEDRA

¿De dónde me viene este antipático elitismo, este mirar por encima del hombro a tantos escritores, sobre todo si han sido muy premiados? Siempre he tenido muy claro el sentido de las jerarquías. Hay jugadores de primera, de segunda y de tercera y luego la legión de los que no dan ni darán nunca la talla y que suelen asociarse a la caza de recitales y subvenciones.

Claro que estas cosas pueden pensarse, casi todos las pensamos, pero no deben decirse. Y no se trata de que unos autores sean de mi grupo o de mi gusto y otros no. Yo distingo –siempre he distinguido--  entre un poeta que me interesa poco, su estética no es la mía ni su mundo tiene que ver con mi mundo,  y un escribidor de versos que no interesa nada, ni a mí ni a nadie, aunque acumule esos premios que tienen más de baldón que de galardón.

            Tengo mi propia escala de valores, qué le vamos a hacer. No soy de los que se dejan guiar por el renombre periodístico. Con Nobel o sin Nobel, la poesía de Louise Glück no vale mucho y su último libro, Noche fiel y virtuosa, no vale nada. Pero reconozco que puedo estar equivocado, faltaría más.

Jueves, 20 de mayo
TÓPICAS FRASES

Por el Facebook de Xuan Bello me entero de que ha muerto Xosé Bolado, el gentleman del asturianismo, y que también ha muerto Francisco Brines, a quien tanto admiré. A la memoria me viene su “Epitafio romano”, un poema de Aún no que, como tantos de ese libro, me sé de memoria desde que lo leí por primera vez a poco de su aparición, allá por 1971 o 1972. Los primeros versos traducen una inscripción latina: “No fui nada, y ahora nada soy. / Pero tú, que aún existes, bebe, goza / de la vida…, y luego ven”. A continuación, la glosa: “Eres un buen amigo. / Ya sé que hablas en serio, porque la amable piedra / la dictaste con vida; No es tuyo el privilegio, / ni de nadie, / poder decir si es bueno o malo / llegar ahí. / Quien lea debe saber que el tuyo / también es mi epitafio. / Valgan tópicas frases / por tópicas cenizas”.

Viernes, 21 de mayo
LA VENGANZA DE CALIGULÍN

Todos los días me pregunta algún amigo si me he vacunado. En cuanto les digo que no, comienzan las descalificaciones: “¡Eres un negacionista!”, “¡Eres un irresponsable!”, “¡Eres un terraplanista!”, “¡Eres un Miguel Bosé!”. Y las amenazas: “¡No te van a dejar salir de España!”,” ¡No te van a dejar salir de Asturias!”,  “¡No te van a dejar salir de casa!”, “¡Te van a obligar a andar con una campanilla, como a los leprosos, para que la gente decente se aparte de ti!"

            ----Calma, calma, borreguinos míos, que si aún no me he vacunado es porque todavía no me han llamado, a pesar de que, como a mí me gusta repetir, para ser un anciano venerable ya solo me falta ser venerable.

            ----¿No te han llamado? Qué raro.

            ----Un conocido, bien relacionado con las altas instancias, me dice que se debe a una orden directa de cierto mandamás: “A ese perro, que no ha perdido ocasión de ridiculizarme llamándome Calígula, monaguillo de Sánchez y cosas peores, lo dejáis para cuando no quede más que una dosis de AstraZeneca y, si es posible, ya caducada”.



1 comentario:

  1. Hacía mucho que no veía a Bolado, pero hubo un tiempo en que coincidíamos mucho, en aquella época del Ateneo Obrero, tú te acordarás. Fue mi editor. Siempre un trato exquisito, cordialísimos. Nos recomendábamos libros. Éramos cómplices de algunas lecturas. Fue muy importante para la cultura asturiana. Un buen poeta y sí, un dandy, un señor.

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