Viernes, 9 de noviembre
EN QUÉ SE PARECEN
“No le cuentes a nadie lo que te voy a contar”, me dijo con
la intención –apenas disimulada– de que yo se lo contara a todos. Pero no eran
más que triviales secretos sobre los amaños, o presuntos amaños, de un premio
literario.
Yo le
respondí con un chiste: “¿En qué se parecen el Consejo General del Poder
Judicial y el Premio Planeta? En que en ambos casos se sabe el ganador antes de
que se reúna el jurado. Bueno, en el primer caso antes de que se nombre el
jurado. Los del Planeta guardan un poco mejor las formas”.
Sábado, 10 de noviembre
VISITA INESPERADA
Para que una historia de fantasmas me interese tiene que
reunir dos condiciones: ser completamente inverosímil y absolutamente real.
De vez en
cuando, suelo volver de Avilés –a donde voy todos los sábados desde 1982– en
tren, más incómodo que el autobús, pero con mayor encanto. Esta tarde, el vagón
estaba completamente vacío y no subió nadie en las pocas paradas del trayecto.
Como ya era de noche, no podía mirar a través de las ventanillas, convertidas
en borrosos espejos. Llevaba un libro conmigo, siempre lo llevo, pero no lo
abrí. Preferí dejarme mecer por melancólicas ensoñaciones, por el recuerdo de
amistades perdidas en el camino.
Cuando el
tren comenzó a disminuir la velocidad, ya cerca de la estación, me levanté y me
dirigí hacia la puerta. Me extrañó un poco que junto a ella ya hubiera otra
persona. Seguramente había subido sin que yo me diera cuenta, pensé.
Era algo
más joven que yo, de unos cincuenta años, y me saludó como si me conociera. En
aquel momento sonó su móvil y pareció alterarse al ver quién le llamaba. Me
despedí, pero él ya no parecía verme, atento solo a lo que escuchaba por
teléfono.
Cuando llegué a
casa, media hora después, porque lo hice dando un tranquilo paseo, me lo encuentro
sentado en los escalones del portal.
––¿Sigues
viviendo solo? Espero que no te moleste que me quede contigo una o dos noches.
Me
sorprendió que estuviera ya allí, tan tranquilamente sentado, como si llevara
largo rato esperando, y también aquella propuesta, ya que me seguía resultando
completamente desconocido.
––Me he
metido en negocios en los que no debería haberme metido y ahora me conviene
desaparecer durante un tiempo.
A mí me
parecía estar viviendo una mala película o una de esas series que miro
distraído en el televisor antes de ir a la cama.
––Disculpa,
pero ni siquiera recuerdo tu nombre.
––¿Debo
entender entonces que no aceptas tenerme unos días como invitado? No creo que
estés en condiciones de negarte. Sabes que guardo cartas comprometedoras.
Pensé que
me estaban gastando una broma. ¿Yo objeto de un chantaje? Sin saber por qué, le
invité a subir. ¿Qué cartas podrían ser esas si yo no me metido en política ni
en negocios turbios? Como cualquier persona, yo también he escrito cartas de
amor, ridículas como todas las cartas de amor, pero no me parecía que en
ninguna de ellas hubiera motivo chantajearme.
Como si conociera
la casa, entró en cuando abrí la puerta y se dirigió hacia el salón. Se sentó
exactamente en el lugar en que suelo yo sentarme. Ante mi mirada sorprendida,
dijo: “Perdona, te he quitado el sitio”. Yo no sabía qué hacer.
––Tendremos
que salir a cenar fuera. Mi nevera suele estar vacía.
––Sal tú si
quieres. Yo no tengo hambre. Y además prefiero que no se me vea mucho.
Le dejé en
el salón viendo no sé qué programa de National Geographic y me vine a la
biblioteca a escribir estas líneas. “Cuando vuelva, ya no estará, seguro. No es
la primera vez que me ocurren estas cosas. Luego, cuando relea lo escrito, no
estaré muy seguro de si fueron realidades o fantasías”, pensé.
Oí el ruido
de la puerta al cerrarse. Me levanté y vi que en salón no había nadie. Me asomé
a la terraza. En ese momento, estaba al final de la calle, por el lado del
parque. Volvió la cara hacia mí, como si sintiera mi mirada, y me hizo un gesto
de saludo. Luego le vi adentrarse entre las sombras.
Domingo, 11 de noviembre
LEGALMENTE LO ERA
¿Estuvo a punto alguna vez Marruecos de invadir España? En
1961 parece que sí, según leo en una nota hecha pública por un portavoz del
Ministerio de Asuntos Exteriores que publica SP.
Revista de información mundial que dirigía Rodrigo Royo (hojear viejas
publicaciones periódicas es uno de mis deportes favoritos): “El gobierno
español ha comunicado oficialmente al gobierno de Rabat y a la Secretaría
General de las Naciones Unidas que tiene noticias fidedignas de que
contingentes armados de Marruecos se están concentrado con la intención de
penetrar ofensivamente en territorio español, en flagrante violación de todas
las leyes internacionales de paz y buena voluntad”. Previamente se había
producido el secuestro, en territorio español, de once funcionarios por una
banda “pertrechada con las armas y uniformes del Ejército Marroquí de Liberación”.
¿Y cómo no
ha quedado registrado nada en la historia oficial de ese intento de invadirnos?
¿Y cómo hemos olvidado que el llamado
Ejército Marroquí de Liberación actuaba dentro del territorio español?
Sigo
leyendo y respiro tranquilo: la provincia española en la que se produjo el
secuestro era el Sahara, por entonces una provincia como cualquier otra. Y era
el Sahara lo que, según el gobierno español, pensaba invadir Marruecos.
Se aprende
mucho leyendo viejos periódicos. Que España perdió una de sus provincias en
1975 y a nadie pareció importarle nada, más bien todo el mundo suspiró aliviado
al quitarse un peso de encima. ¡Es que no era una verdadera provincia!, dirán
los patriotas. Legalmente lo era.
Lunes, 12 de noviembre
ELOGIO DE ALBERT RIVERA
Soy de los que opinan que un caballero, después de los
sesenta años, puede y debe tener vida sexual, pero no es elegante que hable de
ella. Yo sigo a rajatabla ese consejo y no dejo de seguirlo cuando muestro mi
indignación porque se quiera anular la inscripción de un sindicato de
trabajadoras del sexo, un trabajo que a mí me parece tan digno como otro
cualquiera.
¿Quiere eso
decir que apoyo la trata de blancas, el proxenetismo? Por supuesto que no. A mí
me parece que quienes lo apoyan son más bien quienes niegan a esas trabajadoras
(también hay trabajadores, por supuesto) toda posibilidad de legalizarse,
organizarse sindicalmente, defender sus derechos.
Hay trabajadores
explotados y en régimen de semiesclavitud en muchos países. ¿Quiere eso decir
que debemos ilegalizar el trabajo? Qué estupidez. Las feministas que quieren
prohibir la prostitución son quienes más favorecen la trata ilegal.
El sexo no
es un pecado, es una necesidad biológica y pagar adecuadamente a quien nos
ayuda a satisfacer esa necesidad (sin tener que casarse con él o con ella) no
tiene nada de ofensivo ni de denigrante para ninguna de las partes. Otra cosas
es lo que diga la religión de cada cual, pero esos respetables mandamientos
morales debe cumplirlos cada uno de acuerdo con su conciencia y no aplicárselos
por ley a los demás.
––¡Piensas
exactamente igual que Albert Rivera, se escandaliza un amigo
––Nadie es
perfecto. Albert Rivera puede disparatar en un asunto y razonar muy
sensatamente en otro. Lo malo es que son sus disparates sobre la cuestión
catalana los que les dan votos mientras que sus razonadas ideas, tan
civilizadas y exentas de prejuicios, sobre el libre ejercicio de la sexualidad
entre adultos se los quitarán. Así va el mundo.
Martes, 13 de noviembre
DE PREMIOS Y HONORES
No le doy ningún valor a los premios literarios, ni a los
grandes ni a los pequeños, aunque de sobra sé que es un prejuicio mío: un libro
no deja de ser valioso porque tenga un premio, lo mismo que una Dulce María
Loynaz no deja de ser Dulce María Loynaz porque se vista con el Cervantes.
––Haces mal
en despreciar los premios y no intrigar para conseguir alguno ahora que te
estás haciendo viejo. A ti no te importan, pero cuentan mucho en el currículum
para convencer a los concejales cuando tus amigos soliciten, por ejemplo, que le den tu
nombre a una calle.
––Honores
municipales y placas de quita y pon no son para mí, El único lugar en que me
gustaría ver mi nombre es en la portada de un libro sobre el título de una obra
maestra.
Miércoles, 14 de noviembre
EL DULCE LAMENTAR
¿Cuántas veces me han roto el corazón? Si me lo han roto
tantas veces y sigue latiendo es que debe de ser irrompible. Esa ilusión me
hago.
Jueves, 15 de noviembre
ME ARREPIENTO
Estoy suficientemente avisado, por reiterada experiencia
propia, de los riesgos de enamorarse. No creo que vuelva a incurrir en esa mala
costumbre. Pero nadie me había advertido de los de encariñarse.
He
aprendido, a fuerza de darme golpes contra la realidad, que me gusta la gente,
pero a una cierta distancia. Entre yo y el mundo, un cordón de seguridad y, si
alguien, lo salta avisar de inmediato a seguridad para que lo ponga fuera.
Lo saltaste
tú, disculpándote con una sonrisa. Te dejé estar, contraviniendo todas las
normas que yo mismo me había dado, y ahora bien que me arrepiento.
Viernes, 16 de noviembre
DE CATALUÑA NI HABLAR
––Lo que más me extraña –digo en la tertulia mientras
debatimos todo ese tejemaneje del Consejo del Poder Judicial– es la absoluta
confianza de los partidos mayoritarios en que, si ellos pactan un nombre para
presidir el Consejo y el Supremo, los vocales que designen van a votar como un
solo hombre a quien ellos han decidido. ¿Cómo están tan seguros de que no va a
haber ni uno que, haciendo uso de la independencia a que le obliga su
condición, pueda pensar que es un candidato inadecuado y decida no votarle?
––Pues
porque saben muy bien a quién proponen y a quién no. Los juristas de acreditado
prestigio se convierten en juristas de acreditada sumisión al partido.
––¿Y esos
señores, que interpretan tan a su manera la ley, son los que quieren condenar a
treinta años de cárcel a políticos que ponen la soberanía popular por encima de
interpretaciones torticeras de la ley?
––No nos
metamos en esos asuntos –digo yo, cada día más cauto en cuestiones políticas–,
tratemos de cosas más divertidas, como el intento de prohibir la prostitución
para evitar los delitos asociados, que es algo así como decretar la ley seca
para acabar con el comercio ilegal de bebidas alcohólicas.
He borrado todos lo comentarios. Qué bien se queda uno después de hacer limpieza. Creo que voy a repetir la operación con más frecuencia.
ResponderEliminarBien hecho. La cosa se estaba embarrando mas de la cuenta.
ResponderEliminarCon todos los respetos:
ResponderEliminarCreo que esa limpia se puede y se debe hacer antes de que se enturbie el ambiente.
Creo que no solo a los comentaristas se les debe achacar la turbiedad.
Creo que eliminar todo lo que se ha vertido no es del todo ortodoxo.