Viernes, 12 de mayo
POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS
Hablábamos distraídamente
en la tertulia de esto y de aquello, o contra esto y aquello, como de
costumbre, cuando apareció Javier Almuzara con gesto desolado, contra su
costumbre.
––Mariano Arias se muere –dijo–. El sábado pasado
habíamos quedado, como cada sábado, para tomar un café, pero no pudimos hacerlo
porque yo estaba en Madrid. Mañana ya no podremos ni ningún sábado más. Se
sentía cansado y desanimado, pero lo atribuía a motivos psicológicos. Los
médicos no le encontraban nada. Cuando se lo encontraron, hace tres o cuatro
días, ya no había nada que hacer. Las células dañadas se habían escondido bien,
fueron maestras en el arte de la emboscada: no asomaron la nariz hasta que ya
todo el campo de batalla era suyo.
Y de pronto yo –con ese egoísmo que caracteriza a los
humanos, y yo en eso soy muy humano– siento, más que tristeza, terror. ¿Quién
me dice que en mi interior no aguarda ya el enemigo invisible y, mientras
disfruto despreocupado del día a día, no va tomando posiciones para dejarme, en
el momento menos pensado, sin escapatoria?
“No me asusta lo que hay después de la muerte –le oí
repetir a Ángel González–, sino lo que hay antes”.
A mí lo que hay después –la nada, la maravillosa nada de
la que venimos– no solo no me asusta, sino que me parece preferible a ninguna
eternidad en esta vida o en la otra. Me aterra el dolor de los que quedan, el
desgarro que supone la muerte para quienes queremos y nos quieren.
Sábado, 13 de mayo
EN PRIMERA PERSONA
Me gusta presumir de
vanidoso, pero ya se sabe que de lo que más se presume es de lo que más se
carece.
Le temo más a un gran amor que a una enfermedad mortal.
Si pudiera volver a la juventud, volvería a los sesenta y
seis años, diez meses y veintiséis días que tengo ahora.
Me basta ser feliz una hora al día y no ser desdichado
las horas restantes.
Si no fuera quien soy, me gustaría ser quien soy.
Soy un hombre poco ambicioso: he vivido entera la segunda
mitad del siglo XX, me conformaría con vivir enterita la primera mitad del
siglo XXI.
¿Soy único o soy como todo el mundo? Depende de si me
miras de cerca o de lejos.
Soy tan egoísta que, aparte de mí, no me interesa nada en
el mundo, salvo tú y el resto del mundo.
Me gusta aprender bien las cosas para poder olvidarlas
mejor.
Escribo para fastidiar a mis amigos.
Domingo, 14 de mayo
NO LAS TENGO TODAS CONMIGO
Cómo me he reído leyendo hoy la columna "Ortografía
pringosa", de Alex Grijelmo. Habla de la famosa (pero ya olvidada) carta
que un tal Javier Fernández (pronto también olvidado) dirigió a Pablo Iglesias.
Estaba escrita de su puño y letra, sin ayuda de nadie, algo raro en un
político, algo que a Pedro de Silva le pareció insólito y admirable. Creo que
incluso comparaba esa epístola con las de Cicerón.
Alex
Grijelmo, el más sensato e informado comentarista actual sobre cuestiones
gramaticales, es de otra opinión: "Sobran siete comas, faltan cinco, dos
tildes se quedaron escondidas en el tintero, se aprecian tres errores
sintácticos y una ausencia de dos puntos, hay una confusión semántica, saltan a
la vista dos erratas y las mayúsculas y minúsculas se repartieron a
voleo". Y todo eso en pocas líneas más de las que se necesitan para
enumerarlo.
¿Ortografía
pringosa? Sospecho que la ortografía de quien se atrevió a ponerse al frente,
como testarudo testaferro, de la conjura contra los votantes del PSOE no es lo más pringoso que hay en el partido.
A ver
qué pasa el próximo domingo, a ver si logramos mandar por fin al museo de cera
a todas las beneméritas momias que ya son, como el rey Juan Carlos, historia antigua,
afortunadamente; a ver si logramos mandar a la basura a tantos otros que
convirtieron el partido en una agencia de colocaciones y en un club de los
negocios raros. Pero yo no las tengo todas conmigo. Los partidos, ya lo dijo El
Roto, son cada vez más de los accionistas y menos de los militantes.
Lunes, 15 de mayo
LA MÚSICA, EL ÉXITO Y EL
CHOCOLATE
Con la música me pasa lo
mismo que con el éxito y el chocolate. No me desagradan, incluso me atrevería a
decir que me gustan bastante, pero puedo prescindir perfectamente de ellos.
Martes, 16 de mayo
TODO LO QUE SE PRODIGA
Me llegan los primeros
ejemplares de mi, por el momento, último libro. Es de aforismos y se titula Todo lo que se prodiga cansa, pero como
yo no me canso, por mucho que prodigue (aunque canse), lo celebro llenando sus
páginas en blanco con más aforismos mientras me tomo un café en Los Porches.
El futuro solo llega rápido cuando no quieres que llegue.
El universo tiene el tamaño de nuestro cerebro.
La admiración se falsifica con facilidad.
Mejor que ser protagonista de la historia, ser el testigo
que desde un rincón lo ve todo y vive para contarlo.
En las parejas de dos, siempre hay uno que falta o uno
que sobra.
A la gente demasiado inteligente se la engaña con
facilidad.
Los sueños son sueños porque de ellos se despierta.
El pasado solo importa cuando aún no ha pasado del todo.
A veces acertamos al equivocarnos.
Las cosas que no tienen precio acaban saliendo demasiado
caras.
El silencio no se calla nunca.
El ignorante no sabe lo mucho que sabe.
Despacio se llega lejos, pero deprisa se vuelve primero a
casa.
Cuando un amor termina, descubrimos que no ha empezado
nunca.
El mayor explorador es el que descubre nuevos mundos sin
salir de casa.
Tres amores equivalen a un incendio.
Las primeras bodas casi nunca salen bien; yo creo que la
gente debería casarse solo por segunda vez.
Nos tranquilizan las explicaciones, aunque sean falsas, y
por eso tienen tanto éxito la religión, la filosofía y la física cuántica.
El amor comienza siendo un deslumbramiento y acaba
convirtiéndose en una mala costumbre.
Tras vivir un amor eterno, en el cielo se divorciaron: dos
eternidades juntos ya sería demasiado.
Hay cosas que, aunque no acaban nunca, acaban antes de
tiempo.
Miércoles, 17 de mayo
UNA NOVELA EN CLAVE
Hace una semana, comía con mi amiga Rosa Navarro Durán en
un restaurante del Carrer Tallers, en la vieja Barcelona, a la que hacía años
que no volvía. La escuchaba hablar de La
Lozana Andaluza, la novela de la ramería romana, que tanto le gustaba a
Rafael Alberti, cuando entre el ir y venir de la gente por la estrecha calle,
creí reconocer a una vieja sombra que se me quedó mirando un momento y luego
siguió su camino. ¿Cuántos años
han pasado desde que nos vimos por última vez? Pronto hará treinta, si no me
equivoco. Aquel mismo año había estado yo en Sao Paulo, en un congreso dedicado
al primer centenario de Fernando Pessoa.
Nunca he
contado aquella historia, de la que no me siento especialmente orgulloso, tampoco
me apetece contarla ahora. Me alojaba yo en el hotel Oriente, el mismo desde el
que Cristian Andersen, como recuerda una placa, contempló la gran tormenta que
inundó la ciudad a mediados del siglo XIX.
Rosa
seguía hablando de las claves que ha encontrado en la novela, que parece hablar
de una cosa y según ella habla de otra muy distinta; yo la escuchaba con un
cierto escepticismo (soy un investigador de la escuela positivista: mi maestro
es Sherlock Holmes), tratando de no prestar atención a la borrosa cinta de amor
y terror que se iba proyectando en mi memoria.
Una
poeta cordobesa, que vivía con una amiga medio bruja, nos llevó a su
destartalado piso del Raval, todavía un aguafuerte entre Goya y Genet, y yo
acerté a marcharme poco antes de que llegara la policía (oí las sirenas
mientras me alejaba). Durante muchos años, en mis pesadillas, soñé que daban
conmigo y venían a buscarme para que testificara sobre lo que allí había pasado.
¿Y qué
fue lo que pasó? Si lo cuento ahora, me parecería un cuento. Pero yo te vi
caer, arrojarte desde los tejados, como te vi hace una semana cruzar ante el
alargado ventanal del Restaurant Pelai, mirarme un momento con la misma sonrisa
que entonces y desaparecer una vez más para siempre, o para nunca, de mi vida.
Rosa
seguía hablando de las claves que ha encontrado en la novela de Francisco
Delicado. Algunas las ha enunciado ya en la revista Clarín, todas ellas quedarán pronto minuciosamente explicadas en un
libro que le va a publicar Renacimiento. Y yo, que no puedo dejar de pensar
desde entonces en aquel encuentro, pienso que mi vida es también una novela en
clave de la que nunca tendrá nadie la clave. Como cualquier vida.
DIOS Y YO O ELOGIO DE LA MODESTIA
Dios no se cansa nunca de
oír hablar de Dios y todas las alabanzas le parecen pocas. Yo soy bastante más
modesto y me canso pronto, aunque parezca lo contrario.
Viernes, 19 de mayo
ESPAÑA EN MARCHA
“Este domingo es el gran día”,
me dice el camarero de Los Porches. “¡Hay sí que harían falta observadores
internacionales y no en las elecciones de Venezuela!”
Pienso lo mismo, pero no digo nada. Me limito a sonreír.
Como votante del partido socialista estafado pude decir lo que pensaba de los
estafadores que convirtieron mi voto en contra de Rajoy en la otra muleta de
los corruptos; como militante, he de guardar las formas.
No sé si de lo más pringoso, pero cuesta encontrar algo más parecido a la carátula de la traición. En la cara lleva impreso ese rictus displicente y vergonzante del que sabe que ha cometido una fechoría y la color cerúlea, amojamada, no es la de hace nueve meses (aunque las vigilias conspirativas avejentan y apergaminan, y esas ya venían de tiempos muy atrás). Pese a que hubo unos días fulgurantes, aquellos en que el rostro tallado a hacha de entibador minero -tan inexpresivo de ordinario- parecía cobrar vida y un rubor -no precisamente de vergüenza- le encendía los pómulos y las ranuras de los párpados se le agrandaban para mostrar unos ojos deslumbrados por el flash adulador de la prensa cavernaria: el deslumbramiento íntimo de quien se descubre hombre "de Estado", pero que no se había dado cuenta de la bicoca hasta que gente de mucho abolengo se lo hizo notar. Figura...
ResponderEliminarNo voy a negar que se distinguía de los demás compadres de golferío por el recio pronunciar de las consonantes (si bien con un leve deje galleguizante, como el de bastante astur del interior), entre tanto ceceo y chasquido linguopalatino penibético.... Pero en lo demás, indistinguible.
Hoy es un día emocionante, van a pasar cosas muy importantes para un partido y para un país. Cualquier bien nacido -dejando aparte los cálculos del beneficio partidario de terceros- debiera desear que los traidores (a tantos y a tanto) pagaran el precio de su mezquina zafiedad.
Forza, Pedro.
Hoy es lunes y ya se saben los resultados de las primarias del PSOE, los militantes han votado con cordura y sentido común. Una esperanza en el horizonte.
ResponderEliminarJosé M S Paulete.
Completamente de acuerdo, José M S Paulete.
EliminarParece ser que hemos ganado, Martín. ¿Puede un podemita decir que ha ganado? Sí, pienso que sí.
ResponderEliminarSe respira mejor en esta patria. Hoy, mañana Diós dirá.
Estoy contento. Sí.
Más que darme alegría, o satisfacción, la victoria de PSánchez me ha traído sobre todo alivio. Un inmenso y relajante ""Uff!!" acompañado de la sensación de que los timadores y defraudadores, los desaprensivos que engañaron a la militancia y posibilitaron la continuidad del corrupto Rajoy, han recibido lo que merecen, o al menos parte de lo que merecen. Personalistas, caudillistas, antidemócratas, algunos vienen a este foro con toda su desvergüenza, lamentando la zurra democrática sufrida por ciertos impresentables barones. ¿No había dicho ya Susana que los líderes no deben "esconderse en la militancia"? Qué valor, qué confesión. La desvergüenza no tiene límites.
ResponderEliminarEscribo desde Palermo, piazza Giulio Cesare/via Maqueda, dos terceras partes de la ciudad literalmente se desmoronan de vejez, desatención y desidia, mientras la parte opulenta, via della Libertà y por ahí, no quiere enterarse. Miles de hindúes, de subsaharianos, de magrebíes pululan y se ganan una existencia precaria en mercadillos infames que desbordan las callejas. Lo digo porque aquí es más fácil apreciar la necesidad imperiosa de aplicar políticas sociales que salven a Europa, si Europa ha de tener algún sentido, de la voracidad de los astutos y aplicados creadores de la crisis, que han construido en beneficio propio un evidente Estado del Malestar.
Esperemos ahora que Sánchez tenga la suficiente intrepidez para llevar a cabo la poda de indecentes que su partido requiere. En algunos casos, más tala que poda. Así no habrá dos partidos, sino un partido sano y honesto y, aparte, un montón de ramaje seco, viruta y escombros.
Coño, Martín, parece mentira... No hagas esos aspavientos de permitir y luego eliminar; si algo no cuela que no lo haga ya de primera vista: ¿qué van a decir las mesnadas trapiellenses si lo notan?
ResponderEliminarEs para que se note que hay eliminaciones. Así los lectores saben qué tipo de comentarios no son bien venidos.
Eliminar"El que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores"
EliminarSimón Bolívar
«A usted, Borges, heresiarca del arrabal porteño, latinista del lunfardo, suma de infinitos bibliotecarios hipostáticos, mezcla rara de Asia Menor y Palermo, de Chesterton y Carriego, de Kafka y Martín Fierro; a usted, Borges, lo veo ante todo como un Gran Poeta. Y luego, así: arbitrario, genial, tierno, relojero, débil, grande, triunfante, arriesgado, temeroso, fracasado, magnífico, infeliz, limitado, infantil e inmortal».
EliminarSabato, Ernesto (1945). Uno y el universo.
¿Ofrecer todos mis datos, incluido el teléfono de linea para que usted sepa que quien opina y con respeto no es un Anónimo, no es bien venido?
ResponderEliminarVamos a dejarlo, Laura. Este no es un lugar para debates, sino solo para que quien no pueda leer mis colaboraciones en el diario impreso en que se publican pueda leerlas aquí, si le interesan. Eso es todo. Se admiten algunos comentarios que puedan tener que ver con el asunto tratado, y se borran los que yo sospecho que son de enmascarados que no tienen otra cosa que hacer más que marear la perdiz. A quien no le guste lo que aquí se dice que no lo lea. No es obligatorio. Quien quiera dar su opinión sobre cualquier asunto, que cree un blog. ¿Esta claro?
ResponderEliminarDon Martín, y con todo respeto, leo su Blog siempre, como así a sus comentaristas, cultos, inteligentes y algunos con un lenguaje exquisito que da placer entrar en su lectura. Desconozco los temas sobre política que se exponen especialmente por los nombres y situaciones puntuales; no soy de su país y creo que hay que opinar cuando uno lo ha vivido y lo vive en carne propia, " mordiendo el polvo". Podría extenderme en este punto, habrá quienes opinen que cualquiera con experiencia y conocimientos puede hablar de derechas y de izquierdas, de socialistas, comunistas y marxistas. Pero no pienso así.
ResponderEliminarEs cierto que en un primer comentario mío jugué un poco con las palabras, anónimos, seudónimos, parónimos, heterónimos, sólo intentando humor pero le aclaro que creo que detrás de muchos seudónimos-anónimos se esconden quienes provocan un gran daño, que es peor que hacer pasar un mal rato y enojar.
Disculpe usted las molestias ocasionadas, tengo en claro que "la Empresa se reserva el derecho de admisión".
Agrego que hay comentaristas en su Blog que lo honran y son un lujo tenerlos, y que, no obstante, se los nota humildes.
Disculpas pido ya por errores; respondo desde un móvil de pequeño teclado.
Lo saludo atentamente