domingo, 21 de febrero de 2016

El arte de quedarse solo: Mientras se espera


Sábado, 13 de febrero
MAMÁ, QUIERO SER ARTISTA

“Mamá, quiero ser vicepresidente del gobierno” canta Pablo Iglesias en un meme de Internet, disfrazado de chica ye-yé de los años sesenta. Pero eso es lo que dice. Lo que de verdad quiere es ser califa en lugar del califa. Las brujas de Macbeth, en forma de manipuladas encuestas, se lo predicen cada mañana si se repiten las elecciones. Por eso se empeña en evitar un acuerdo de izquierdas. Él, al contrario que Rajoy, sí se ha leído la Constitución y sabe que los ciudadanos eligen a los diputados, los diputados al presidente del Gobierno y el presidente nombra libremente a sus ministros. Un acuerdo que le quitara esa libertad podría incluso ser recurrido ante el Constitucional. Otra cosa es que luego, al formar gobierno, tenga en cuenta los distintos apoyos con los que cuenta. Lo que Pablo Iglesias pide se puede hablar en privado, pero no pactar en público. En fin, él sabe lo que hace. Pero conviene que relea Macbeth antes de hacer caso a las brujas. Y medite en lo que está pasando con el Ayuntamiento de Madrid y en cómo se las gasta la derecha, capaz de recurrir a todos los medios, incluidos los legales, para desalojar a quienes considera simples okupas.


Domingo, 14 de febrero
UN HOMBRE AFORTUNADO

El amor goza de un prestigio inmerecido.
            El odio bien entendido empieza por uno mismo.
            ¿Cuánto tiempo hace que no escribo cartas de amor? Exactamente diez minutos, pero hace años que he dejado de enviarlas.
            Soy un hombre afortunado: siempre he tenido a alguien que me quisiera, siempre he querido a alguien (y encima he tenido la suerte de que casi nunca fueran la misma persona).


Martes, 16 de febrero
TAMPOCO HAY QUE EXAGERAR

Habla Paul Valery: "Todo recién llegado se siente forzado al ensayo de hacer algo distinto, olvidando que, si en realidad es alguien, hará algo distinto. Esta obligación de lo nuevo crea una especie de automatismo. La contra imitación llega a ser un verdadero reflejo haciendo depender las obras no del estado del autor sino del estado del medio. Pero, como ocurre en todos los efectos de choque, la amortiguación se produce muy rápidamente. En cincuenta años he visto surgir no sé cuántas originalidades, ser devoradas por otras y reabsorbidas en el olvido. Si queda algo, es por cualidades en las cuales la voluntad novedosa no tiene parte alguna".
            ––A Valery le gustarían mucho entonces los jóvenes poetas españoles, todos ellos muy buenos monaguillos.
            ––Hombre, tampoco hay que exagerar. Que cada uno haga lo que quiere hacer de la mejor manera posible, pero si lo que quiere hacer ya lo han hecho Montero, Rosillo o incluso Karmelo C. Iribarren creo que debería dedicarse mejor a otra cosa.


Miércoles, 17 de febrero
NO HAGO PROFECÍAS

No se fían muchos los amigos de mí como analista político, y el que menos Abelardo Linares con quien como hoy en un restaurante de la calle Ventura de la Vega, muy cerca del paralizado Congreso.
            ---O sea –me dice con ironía– que la última vez que hablamos la solución era Pablo Iglesias y ahora resulta que es Pedro Sánchez. No hay quien te entienda. Pero, eso si, en lo que no cambias es en lo de estar a favor de Maduro y sus presos políticos.
            --De Venezuela no digo nada, cada país tiene sus Arnaldo Otegui. Yo solo te cuento cómo veo la partida de ajedrez que se está jugando. No tengo información privilegiada ni valgo mucho como profeta, pero creo que los movimientos de unos y de otros permiten entrever las jugadas futuras. Podemos ha optado por el radicalismo a la gijonesa (o todo o nada) y solo deja una posibilidad de que no se repitan las elecciones: una alianza de PSOE, Ciudadanos, Izquierda Unida y PNV, lo más probable que con un gobierno minoritario de los socialistas. En la primera votación, la del día 3 de marzo, los noes serán más que los síes. Hasta la segunda, el día 5, habrá tensiones internas en el PP, que no querrá votar juntamente con Podemos y los independentistas catalanes, y también en Podemos, a un sector del cual le será muy difícil votar con el PP en contra del programa con medidas sociales y contra la corrupción que presentará Pedro Sánchez.
            ---Pues, para no ser profeta, parece que lo tienes todo más claro que nadie.
            ---En absoluto. Yo no sé si habrá o no gobierno el día 5. Ni estará claro hasta unos minutos antes de la votación. Lo que sí puedo asegurar es que si, finalmente nadie cede y hay elecciones, ni PP ni Podemos, en contra de lo que piensan, saldrán muy beneficiados. Y si el PP opta en el último minuto por la abstención, antes Rajoy se habrá ido a casa y podrá dedicarse tranquilamente a leer el Marca y a que le escriban sus memorias (tras una oferta millonaria de Planeta). Sabremos así por qué renunció de un día para otro a presentarse a la investidura. Solo él puede aclarárnoslo; la otra persona en el secreto no va a escribir nunca sus memorias.
            ––Sibilino estás. ¿Quién es esa otra persona?
            ––¿Quién va a ser? Quien se ha tomado muy en serio su papel de Jefe del Estado y quiere contribuir a que salgamos de este embrollo y poner un punto y aparte con la España corrupta que ha heredado. No me parece muy aventurado afirmar que nadie que tuviera algún cargo político significativo en el reinado anterior puede esperar en este a otro destino que, en el mejor de los casos, un retiro honorable. Por acción u omisión, pocos han dejado de estar enredador en la corrupta maraña.


Jueves, 18 de febrero
GUERRA Y REVOLUCIÓN

Aproveché ayer el largo viaje el tren para leerme Celia en la revolución, la novela póstuma de Elena Fortún reeditada ahora con prólogo de Andrés Trapiello. El libro, que la propia autora abandonó en borrador, vale poco, aunque el prologuista lo considere, por razones que poco tienen que ver con la literatura, “una de las grandes novelas de la guerra civil”. El tiempo resulta inmisericorde: Elena Fortún, una de las más conocidas autoras de literatura infantil en su tiempo, es una escritora muy menor que hoy interesa solo por razones extraliterarias. Celia en la revolución vale como documento, le sobra toda su ingenuo y trasnochada armazón novelesca. Pero la literatura al prologuista le importa poco. Lo importante es que en esa obra los republicanos también asesinan, no todos son demócratas, quieren imponer una revolución comunista. Eso hizo que la novela no pudiera publicarse hasta 1987, ya que habría sido rechazada igualmente por los exiliados (aunque no ignoraran los hechos que se narran en ella) ni por el régimen franquista. Y aún hay más: ni siquiera hoy en día todos la aceptarían. Y eso explica el destino “misteriosísimo, un caso único”, de este libro: “Apenas publicado, desapareció de las librerías y únicamente en el mercado de viejo ha ido apareciendo desde entonces, con cuentagotas, algún que otro ejemplar, siempre a precios fabulosos, de todo punto infrecuentes en un libro reciente, lo que habla de su carácter excepcional”.
            No sabemos las razones, sí sabemos que no son las insinuadas por Andrés Trapiello: que desde la guerra civil ha habido una especie de conspiración general para ocultar que no existieron solo dos Españas enfrentadas, sino también una tercera, de la que él es el gran descubridor y promotor. Como en la teoría de los ovnis (soy un fan del programa Ancient Aliens del Canal Historia), el gobierno oculta información, nos engaña la izquierda, nos engaña la derecha. Solo gracias a la heroica labor de Andrés Trapiello (una especie de Giorgio A. Tsoukalos), pudo salir a la luz “el prólogo memorable, al que su autor debe su justa celebridad póstuma”, de A sangre y fuego, la colección de cuentos de Chaves Nogales, y otras obras igualmente decisivas para descubrir “la tercera España, la demócrata y liberal, republicana o no que, como la carta de Poe, teníamos delante sin verla, víctimas como fuimos del viejo mito de las dos Españas, sostenido interesadamente por los autoritarios de una y otra parte, los fascistas por un lado y los comunistas y demás por el otro”.
            Se frota uno los ojos leyendo estas cosas o escuchando al divertido Giorgio. ¿De verdad creen en lo que dicen? Probablemente sí, es parte de su negocio. Pero dejemos a un lado al teórico de los astronautas antiguos y centrémonos en el autor de Las armas y las letras, quizá más dotado para el encanto antiguo del verso y la galanura cervantina de la prosa que para el razonamiento abstracto o la reflexión histórica.
            A las gentes de la edad de Trapiello (o de la mía), ni Chaves Nogales ni Clara Campoamor tuvieron que venir a descubrirnos que en la zona republicana no todo era elegancia inglesa y buenos modos republicanos: supimos de la barbarie roja desde la más tierna infancia. Se nos explicaba en la escuela, veíamos las cruces en las iglesias, conocimos a familiares de “asesinados por los rojos”. De lo que tardamos en enterarnos fue de los otros crímenes. Y en cuanto tuvimos la edad de la razón, y pudimos leer los libros que venían como los niños de París, supimos del enfrentamiento entre Prieto y Negrín, de las luchas entre comunistas y anarquistas o trosquistas.
            No están muy claras las ideas de Trapiello y su “tercera España” (un concepto que viene, creo, de Madariaga) al que ya se adscribieron el liberal Marañón y tantos otros. Difuminar las tesis para evitar refutaciones es un arte que domina. Pero a veces resulta tan fácil echar abajo sus teorías que da un poco de pereza. ¿Por qué “ni los unos ni los otros” –se pregunta– hubieran aceptado que se publicara la novela de Elena Fortún? La primera razón está en el título, Celia en la revolución: “También aparece la palabra revolución en el título del libro de Clara Campoamor. Fue la primera que borraron de la memoria histórica los que estaban perdiendo la guerra, pese a haber sido la que movió a una gran parte de los que respondieron en un primer momento a la sublevación militar”.
            Para refutarle me basta ir en busca de un libro. “Toma y lee”, le diría si lo tuviera delante, “Es el primer tomo de la historia oficial de la guerra civil preparada por los comunistas. Lo publicó la editorial Progreso, de Moscú, en 1967. Al frente de los autores figura Dolores Ibárruri. Pero no hace falta que lo leas entero, basta con el título: Guerra y revolución en España 1936-1939. Curiosa manera de borrar la palabra revolución de la memoria histórica”.


Viernes, 19 de febrero
INFORMACIÓN,  INTELIGENCIA

Mi mejor interlocutor: alguien tan inteligente como yo, pero más joven y peor informado.


           


27 comentarios:

  1. Siempre que sale el tema de la Guerra Civil me sorprende que se hable de los crímenes de algunos republicanos, una vez comenzada esta, como si formaran parte del plan del gobierno. Si el propio ejército se subleva contra su gobierno, ¿con qué medios se iba a defender la seguridad en la república? Una vez declarada la guerra por un ejército profesional, experto en táctica y estrategia, es lógico que el bando republicano tratara de organizarse para resistir y que se cometieran muchas barbaridades "espontáneas" en todas partes, porque eso es lo que provoca una situación de guerra. ¿Qué remedió el levantamiento de Franco? Desencadenó lo peor que podía pasar.

    Los militares de esa España estaban acostumbrados a dar golpes de estado y a amañar las cosas a su manera en unos días, pero esta vez se encontraron con la resistencia del pueblo, que era consciente del valor de su república y cuyo propio rey había respetado su decisión de no ser gobernado por él.

    Después de tres años de lucha, ya en el poder el dictador, había que justificar e ideologizar todo aquello con una maquinaria propagandística que siguiera aplastando a los vencidos, con una desmesura proporcional a la ilegitimidad de dicho "gobierno". Y así surgió el nacionalcatolicismo (otra burda interpretación ilegítima, esta vez del catolicismo) y las leyendas negras de las hordas rojas.

    Yo no puedo creerme las buenas intenciones ni el tino de los militares golpistas cuando ni seis años le dieron al joven gobierno.

    ResponderEliminar
  2. Yo a JLGM, antes de volver a mentar a Trapiello, le recetaría una relectura pausada de Otelo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buen consejo. Pero mejor quizá aquella historia que comienza con mi frase favorita: "Como todos los enemigos mortales, comenzamos siendo los mejores amigos". (Es broma, claro.)

      JLGM

      Eliminar
  3. Creo que Trapiello tiene razón en lo de la otra España, la que quería una modernización de la nación a través de la educación y las reformas que llevaran al pueblo a unos niveles mas humanos y satisfactorios, todo se lo llevó por delante la vorágine de la guerra, con su revolución y contrarrevolución. Fue una pena, tres años de bárbara guerra, cuarenta años de dictadura y después una democracia imperfecta. Hemos aprendido poco de todo este dolor, de toda la miseria que acompaña a los seres humanos en momentos tan trágicos. Y viendo como van las cosas ahora parece que no sabemos ver la realidad como la vieron en aquellos tiempos los que no estaban con los Hunos ni con los Hotros. Da pena y cansancio pensar que los españoles seguimos siendo tan españoles. Cervantes en la cárcel de Sevilla empezó a escribir el Quijote para entender el mundo en que vivía y lo hizo con humos pero también con ternura y un sentir de agradecimiento a la vida. Podíamos intentar seguir su estela y fijarnos en sus sentencias. Morir como Don Quijote siendo todos un poco Alonso Quijano "El bueno".

    ResponderEliminar
  4. Después de haber leído la introducción de Trapiello a 'Celia en la revolución', de tono bastante razonable y en modo alguno imponiéndole sus opiniones al lector, creo que las notas de JLGM sobre dicho libro se acercan más a un monólogo interior suyo propio, bastante cercano a la (auto-)ficción, que a una verdadera reseña. Por supuesto, la cuestión de la calidad del libro de Fortún es opinable. Yo me reservo la mía hasta leerlo, pero sé que a algunas buenas lectoras que leyeron la edición de 1987 les parecía importante. La introducción de Trapiello la ha colgado hoy en su blog. En fin, que el lector de éste busque y compare.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimo (qué mala costumbre esa de opinar tapándose la cara), la nota de mi diario no es una reseña sino una discrepancia (razonada) con una afirmación que cito. Sea lo que sea la tercera España, no es verdad que nadie tratara de ocultar algunos libros porque llevaban la palabra "revolución" en el titulo o porque hablaban de los crímenes cometidos en la zona republicana durante la guerra civil. No es verdad, y todas las teorías que se funden sobre eso carecen de fundamento. Habló Manuel Azaña, habló José Moreno Villa y tantos otros.

      JLGM

      Eliminar
    2. Las reseñas (por cierto) aparecen en mi otro blog (y no es hacerme publicidad) "Crisis de papel".

      JLGM

      Eliminar
  5. Abren el párrafo unas comillas y creo al principio que todo lo que sigue es un comentario ajeno a JLGM que él reproduce, quién sabe si para censurarlo. Pero no: cierra comillas a la sexta palabra y todo lo que completa el párrafo es de cosecha propia. Y la tal recolecta no es sino una opinión suya algo insidiosa y taruguilla, también en la ola de esos que siempre ven aviesas intenciones en cualquier iniciativa que tomemos los españoles: será el dichoso pesimismo histórico-antropológico. Porque decir lo de que Pablo Iglesias "quiere ser vicepresidente" y quedarse tan pancho, sin el menor análisis, es de una superficialidad analítica propia de gacetilleros venales. Y ya sé que él no es ni lo uno ni lo otro. ¿Qué será más prepotente, exigir la vicepresidencia (además de que suponer que es una pretensión personal de P.I. y no de PODEMOS es una caricatura poco sostenible) o exigir -como lo hacen en Ciudadanos- que se implemente el 80% del programa de este partido derechista, caso de llegar a un acuerdo de investidura o eventual gobierno?
    Luego usa del manido estribillo de "votar con el PP"; la dichosa "pinza" de siempre, vamos. ¿Pretende sostener Martín que oponerse a la investidura de Pedro Sánchez es votar CON el PP, porque ambos coincidan en que no es lo que interesa, aunque por razones radicalmente opuestas? ¿No suena eso a vieja argucia felipista? ¿Quién va a creer semejante majadería? Aunque majaderos los hay a espuertas, es cierto...
    Mucho de lo que escribe Martín en esta entrada y a este respecto es de una tosquedad que creía superada en él. Vuelve a invocar la unión de la "izquierda"... ¿De qué izquierda, Kurtz? ¿Serás de los que sobrevaloran la "unidad" aun a costa de la calidad de lo que se une?
    A la postre parece que nuestro amigo el polígrafo es de los que prefiere el orden a la decencia, que todo siga igual en lo fundamental no sea cosa que un día se tope con una barricada camino del café y se quede ese día sin su dosis de cafeína. Porque volver a percibir con simpatía a este PSOE desnortado y corrupto ya es vicio de adicción sin fundamento.
    Y en cuanto al papel del actual "Jefe del Estado" (eufemismo que trata de no llamar a las cosas por su nombre más adecuado) cita JLGM lo poco que tienen que hacer los figuras del "reino" anterior... Recordarle que el rey actual fue nada menos que el Príncipe de Asturias, con asignación y palacio a expensas del erario público. Y está la fortuna de papá, que se heredará, ¿no? El que parece que hoy no es de este reino es Martín. Qué pena, que involuciones en la circunvoluciones del cerebro pasan a veces.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las circunstancias cambian y parece que lo que quiere hoy Podemos no es lo que quería ayer. Veremos en qué acaba todo. Afirmar públicamente que solo apoyaría al gobierno si él era vicepresidente fue una metedura de pata de Pablo Iglesias (ya creo que él mismo se ha dado cuenta).

      JLGM

      Eliminar
    2. Yo temo que, efectivamente, y dados los cambios de dirección, y hasta de sentido, que ya han dado (y los que darán) sus dirigentes, más que "Podemos" convendría llamarles "Veremos"; así nos entenderíamos todos mejor.

      Eliminar
  6. Miranda, tú vienes de la LOGSE, ¿no? Los crímenes de "algunos" republicanos empezaron "una vez comenzada" la guerra, claro. Y ésta fue un enfrentamiento del ejército contra su gobierno, claro. Y a los militares se enfrentó "el pueblo", claro. Y Alfonso XIII se fue por respeto a la voluntad popular (y municipal), claro. Y lo de las hordas rojas es una "leyenda negra", claro.
    Se puede discutir sobre las interpretaciones de los hechos, pero con quien ni siquiera reconoce los datos históricos, ¿de qué vamos a hablar?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimo (seas quien seas,) no eches la culpa a la Logse de los despiste de algunos (o algunas). Contra la República (a la que llamaban "burguesa") también actuaron muchas izquierdas, anarquistas y demás (azuzadas, y financiadas en algún caso, o no, por la derecha). La realidad histórica no es un combate de buenos y malos, como en los tebeos. Las víctimas son siempre víctimas y los asesinos asesinos, independientemente de su adscripción ideológica.

      JLGM

      Eliminar
    2. No, yo hice EGB, BUP y COU. A lo demás, sí, claro. Explícame tú esos datos históricos, por favor.

      Eliminar
    3. Hombre, ya salió lo de las "hordas". Si es que se les reconocen los tics a mil leguas. No son hordas, buen hombre, son hordísimas. Tan hordas, que deberían ponerse a dieta. Tanta hordura no es buena para nada, se lo digo yo.

      Eliminar
  7. Releo el comentario de Martín sobre la simulada intención de Pablo Iglesias de ser vicepresidente. Lo había leído por encima y no había caído en la doble intención: que P.I pediría lo imposible por si NO lo fuera ser futuro Presidente (ehte..., ¿no eh sierto? que diría Borges).
    En esto estás perdonado, Martín.

    ResponderEliminar
  8. Mientras se espera conocer cómo se repartirán nuestras vestiduras prefiero mofarme del cinismo de todo el clan que resignarme al veredicto, en medio de todo uno está curado de espanto y lo que decidan será la cara b del disco rayado que llevamos escuchando desde la muerte del caudillo. Echo en falta a Georgie Dan y su Bimbó, al menos de jóvenes hacíamos las mismas tonterías que ahora pero a veces nos divertíamos con los estribillos facilones.

    ResponderEliminar
  9. Ya lo dije: "con quien ni siquiera reconoce los datos históricos, ¿de qué vamos a hablar?". Con alguien que sostiene que los generales Miaja o Rojo, o el coronel Casado, se sublevaron, como todo el ejército, contra su gobierno, y que los asesinatos de octubre de 1934 o el de Calvo Sotelo sucedieron después de empezar la guerra, imposible entenderse. ¡Ah! Lo de las hordas rojas no fui yo quien lo sacó aquí.Al anónimo que me lo reprocha con tan ciego ardor se le nota el tac.

    ResponderEliminar
  10. Yo no sé qué defecto visual puede padecer mi tocayo; pero el "ciego ardor" que dice verme sólo existe en su maginación, que, me temo, es bastante calenturienta. Es extremadamente curioso, sea cual sea el origen del término aquí (y hay bastante diferencia entre recordarlo como parte de la propaganda sectaria o suscribirlo enteramente, como parece que es su caso), uno no ha visto nunca hablar de las "hordas azules"; quizá es que en ese otro caso la hordura se había mantenido a raya mediante buenas dosis de gimnasia..., digo yo.

    ResponderEliminar
  11. La infamia presentida se ha convertido en la infamia consumada: Albert Rivera se ufanaba ante los periodistas de haber impuesto al PSOE el 80% de su programa (ultraliberal, of course). Pero el prepotente, el pretencioso, el intratable chantajista era Pablo Iglesias, que quería ser -nada más y nada menos- que vicepresidente del (desde el principio) quimérico gobierno de coalición (salvación) de la izquierda. Con apenas trescientos mil votos menos que el PSOE, habrase visto desfachatez mayor, ambición menos justificada que la del "coletas?. Sin embargo, Ciudadanos, con unos cuantos millones de votos menos impone al desnaturalizado partido de Pedro Sánchez.... ¡el ochenta por ciento de su programa! Véase, pues, en qué queda la chulería. la prepotencia de Pablo Iglesias.
    Y tú ¿qué dices a este panfleto mío, buen Martín?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sonó por fin "la cara b del disco rayado", aunque los fans no descarten que se pueda ir mezclando con sucesivos ecos de músicas parecidas.

      Eliminar
    2. Confundir "chulería" con "habilidad negociadora" es mucho confundir, incluso para F. Lo primero es propio de cualquier matón de barrio, lo segundo resulta imprescindible para un político en democracia.

      JLGM

      Eliminar
    3. Diego Torres del Castillo25 de febrero de 2016, 22:19

      No, si al final esto de la alta política va a ser cosa de majos, embozados y manolas: tu me dices una chulería y yo te doy un garrotazo. O te clavo la peineta en la grupa. Si acierta a pasar por allí Goya nos saca un apunte y todo sea por el arte. Y hasta la próxima guerra civil. Tenemoj un talento en Ejpaña que no se puede aguantá. Y visca Catalonia.

      Eliminar
  12. Abundio Bode Romerales25 de febrero de 2016, 15:30

    "Asombra que el PSOE, que dobla en diputados a Ciudadanos, haya tragado con el programa de Luis Garicano. Según se desprende de la lectura del texto, que no de las palabras de Sánchez, se mantiene la Ley Wert, continúa la Ley Mordaza, llamada de Seguridad Ciudadana, no cambia la Lomce, sigue el copago; no se deroga el 135 de la Constitución, se anuncia nada menos que una tercera reforma laboral, se abarata el despido y se mantiene prácticamente el salario mínimo, mientras se regala a los empresarios un complemento salarial. Pensionistas y parados no merecen atención alguna. Además, no se contempla ninguna reforma fiscal que permita un menor endeudamiento, ni una política de crecimiento alguno que ponga fin al angustioso austericidio. Es la estupidez económica, parafraseando al Nobel Krugman, hecha programa."

    Lee uno lo anterior, de Fernando Lopez Agudín, y se indigna por lo frívolos que son algunos comentaristas políticos: qué sabrá este López de aquellos lópeces. En lugar de pedir que se lo expliquen gente impuesta como Sevilla o Garicano se le va la fuerza en salvas. Seamos serios, señor López, que la alta política no es para que la analicen advenedizos.
    Saludos a la peña, don Martín.

    ResponderEliminar
  13. Y Trapiello no entró al saco que le pinchó en las narices un Martín siempre bellaco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo dijo don Heráclito, hecho está todo de LITEM. De BELLUM viene bellaco.

      (El de Viñas y Torío, tan atareado siempre con tanto comisionismo.)

      Eliminar
  14. Qué mala baba tienes estos libres e iguales escuderos del trapense aquijotado...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La mala baba puede ser muy buena. Compruébelo leyendo o releyendo por ejemplo dos pasajes de la última entrega del trapense en sus viajes de comisionista. La narración de su conferencia y visita al Puerto de la Cruz (págs. 185-193) y el descacharrante “evento helliniano” con Arrabal (págs. 244-254).

      Eliminar