domingo, 21 de junio de 2015

Nadie lo diría: Vivir para contarlo


Sábado, 13 de junio
NADIE MÁS CORTEJADO NI MIMADO

Para cualquier escritor, pasearse por la Feria del Libro de Madrid supone un ejercicio de modestia. ¿Cuántas editoriales están representadas en estas casetas? ¿Trescientas, cuatrocientas?
            Me paso la vida leyendo y a muchas de ellas ni siquiera las había oído nombrar. Es posible que en España se lea poco, pero en compensación se edita mucho. La minoría lectora está bien atendida. Para cada momento del día, para cualquier curiosidad por rara que sea, para el cambiante capricho, tengo aquí la lectura adecuada. Aquí y en las maravillosas librerías de mi ciudad y en la gran librería que es actualmente el mundo, una librería de inagotable escaparate y punto de venta siempre abierto en cualquier ordenador.
            Es posible que hoy, salvo para unos pocos (todos ellos al servicio de los dos o tres grandes grupos editoriales con vocación de monopolio), escribir en España sea llorar, como en tiempos de Larra. Leer, en cambio, sigue un placer promocionado, subvencionado e impune. Nadie más cortejado ni mimado que los lectores, privilegiada especie a la que me honro en pertenecer desde que tenía más o menos tres años.


Domingo, 14 de junio
EL GENEROSO AZAR

Me levanto temprano, como es mi costumbre. A las doce he quedado con una amiga en la plaza de Chueca. Hasta esa hora no tengo nada que hacer. Paseo solo por calles frescas y soleadas. Nunca he vivido en esta ciudad y por eso no tiene para mí el óxido de la costumbre, siempre parece que la acabo de estrenar.
            Cada rincón me recuerda un pasaje de la historia de España o de historia de la literatura. Aquí mataron a Prim; un poco mas allí daba órdenes Azaña para acabar con la sublevación de Sanjurjo sin que le temblara la mano que sostenía un cigarrillo; en esa esquina donde ahora venden iPads Manuel Bueno dejó manco a Valle-Inclán. Y siempre que paso por la Puerta del Sol me viene a la memoria la famosa décima de Fray Luis: “Aquí la envidia y mentira / me tuvieron encerrado…”
            Entro en el mercado de San Antón, antes de llegar al lugar de mi cita. Recuerdo que la última vez que estuve en Madrid, cuando la comida en el Palacio Real, estuve en él con Andrés Trapiello. Ayer publiqué una reseña de su versión del Quijote, tan promocionada por todos los medios (el grupo Planeta sabe hacer las cosas) y sobre todo por el propio autor, que incluso a mí me convenció de las excelencias del libro. Lo llevaba en el teléfono y me fue mostrando diversos pasajes y ponderando los aciertos de su versión.
            Yo comencé a leerla con la mejor voluntad del mundo, pero a las pocas páginas, para decirlo con una expresión de otro tiempo, se me cayó el alma a los pies.
            Trapiello no solo pone en español contemporáneo los pasajes ininteligibles hoy en día, sino cualquier otro que no se ajusta, según él, al español actual. Dice que se pasó catorce años reescribiéndolo. Yo creo que cualquier aplicado becario, sin más ayuda que una buena edición (las de Francisco Rico, por ejemplo), podía haber hecho en unos pocos meses  una versión más respetuosa con Cervantes y con el lector. Estas cosas, por supuesto, las pienso, pero no las digo en la reseña, que intento que sea todo lo amable posible sin mentit a los lectores.
            Cuando paso por la Feria, le enseño el suplemento del diario a Abelardo Linares y él me dice que mis reparos resultan poco convincentes, que está más de acuerdo con Trapiello que conmigo. Eso me tranquiliza. “Además –añade–, a ti no te van a hacer ningún caso, harán más a Vargas Llosa y a El País que a ti y El Comercio”.
             En este mes de mi cumpleaños ando coleccionando regalos y ahora se me ocurre que el no ser un escritor de éxito, el no depender del mercado, es otro regalo más, contra lo que pudiera parecer. Y no es que a mí me moleste el éxito, para que nos vamos a engañar. Pero prefiero no tenerlo a la obligación de ser disciplinado, como ciertos buenos amigos míos, con lo que conviene elogiar y con lo que no.
            El azar sigue mostrándose generoso conmigo. El año pasado me regaló un rey y este más de trescientos alcaldes de un nuevo estilo, el que a mí me gusta. Entre ellos, Manuela Carmena. Y en el último momento, cuando no me lo esperaba, Oviedo se libra, gracias a la generosidad de Podemos, de la condena impuesta por el sectarismo de la Federación Socialista Asturiana.
            Un día feliz el pasado sábado. Hasta Nueva York, representada por su diarista favorito, Hilario Barrero, se acerca a felicitarme. Su llegada a mi hotel coincide con la de un grupo de ciclistas desnudos que protestan contra no sé qué. Hilario les hace fotos y luego me entrega una copia. “Solo en la antigua Grecia podríamos encontrarnos una estampa así, si exceptuamos el pequeño detalle de que Sócrates y sus discípulos no andaban en bicicleta”.


Lunes, 15 de junio
VENTAJAS DE SER INSIGNIFICANTE

Ya ha leído Trapiello mi reseña y no se la toma demasiado a mal. Es suficientemente listo como para saber que en la venta del libro, que es lo que importa, influyen más artículos como el de Fernando Aramburu hoy en El País, tan graciosamente inane, que cualquier razonado análisis de quien ha leído atentamente su versión. Es la ventaja de ser insignificante: uno puede hacer tranquilamente su trabajo, decir la verdad, y no molestar lo más mínimo a los amigos escritores. Cosa que, contra lo que pudiera pensarse, últimamente me preocupa bastante.


Martes, 16 de junio
DOS CHISTES Y UNA PARADOJA

¿La pasión política nos vuelve idiotas? Parece que sí, sobre todo si a la pasión política se añade el miedo a perder no sé qué ancestrales privilegios.
            Resumo la historia para los hipotéticos lectores del futuro, menos obnubilados que mis contemporáneos. Resulta que allá por 2011 un escritor treintañero, parece que en medio de un debate sobre la libertad de expresión, reprodujo unos chistes de dudoso gusto y ofensivos para las víctimas de holocausto y de otros crímenes.
            El sábado pasado ese joven se convierte en concejal del Ayuntamiento de Madrid y para desprestigiarle a él y a lo que representa salen a la luz esos viejos comentarios. Y lo que en 2011 pudieron leer unas docenas o unos cientos de personas ahora periódicos, radios y televisiones lo ponen al alcance de cientos de miles.
            El concejal novato se explica una y otra vez, pide perdón a todos los ofendidos posibles. Pero no hay piedad. La derecha y la izquierda (la derecha de siempre y la antigua izquierda) piden que corra la sangre. Que dimita de sus cargos, que se retire de la vida pública. Y a la vez que lo exigen ofenden reiteradamente a quienes dicen defender. ¿O es que el chiste del cenicero solo es ofensivo si lo copia en su twiter alguien que años después llegaría a ser concejal y no lo es si lo reitera en su periódico, por citar un ejemplo, Antonio Caño?
            Hoy mismo lo vuelve a repetir (páginas 16 y 17 de la edición impresa) en un artículo de Bruno García Gallo y en otro firmado directamente por El País. Este último, un breve suelto, lo recorto y lo fotocopio para mi antología de dislates periodísticos y tambièn para la de paradojas. Se titula "La policía indaga si los tuits de Zapata son delictivos" y comienza glosando ese titular: "La Policía Nacional está analizando los mensajes publicados por Guillermo Zapata, exconcejal de Cultura en el Gobierno municipal de Manuela Carmena, por si constituyeran delito, según informaron a Efe fuentes policiales". Y a continuación reproduce una vez más (ya lo habían hecho en la página anterior, como dije) los dos chistes ofensivos. ¿Y no se pone de inmediato la Policía Nacional a indagar si esos mensajes publicados por El País son delito? ¿O solo ofenden a las víctimas si quien los publica llega a ser concejal de un partido al que hay que desprestigiar por todos los medios, incluidos los legales?
            Españolito de dentro de unos años, así de irracional era el comportamiento de tus paisanos de 2015. A nadie le sorprendía que se intentara acabar con la carrera política de una persona por hacer hace años, cuando no era político, algo que quienes le acusan hacen hoy una y otra vez y con alevosía y publicidad: repetir un ofensivo mal chiste.


Miércoles, 17 de junio
AQUEL  AMANECER

Cortesía de mi amigo Lino, de Italia me llega, vía Amazon, Se Venezia muore. Venecia siempre se está muriendo, pero sospecho que es uno de esos enfermos que gozan de una mala salud de hierro. Salvatore Settis habla de muchas cosas más, y lo hace con erudición e inteligencia, pero insiste sobre todo en dos peligros: el descenso de la población y el exceso de turismo. Venecia parece irse quedando sin venecianos: los algo más de cien mil de 1971 se han reducido a la mitad. ¿Culpa del exceso de turismo? Los excesos siempre son malos, pero los turistas son tan necesarios a Venecia como el agua de sus canales: sin ellos hace tiempo que se habría venido abajo, no habría dinero suficiente para sostener en pie sus palacios y sus iglesias, apenas habría trabajo para nadie, todo el veneciano que pudiera se iría a vivir a terra ferma (y por cierto el municipio de Venecia no pierde población, solo que la mayoría ha dejado de vivir en el centro histórico, como en tantas otras ciudades).
            ¿Qué era Venecia cuando Lord Byron se fue a vivir a ella? ¿Qué era durante su lento declive a lo largo del siglo XVIII? Pues lo que son hoy ciertos países proclives al turismo sexual y a la mano de obra barata. Un inglés de hace doscientos años podía alquilar por muy poco el piano nobile de un palacio y tener tantos criados mal pagados y amantes como quisiera, todos ellos venecianos. ¿Esa es la época dorada que añoran quienes ahora abominan del turismo? Yo tengo la sospecha de que, dejada solo en mano de los venecianos, Venecia habría desaparecido hace tiempo. Es el amor y la fascinación del mundo, el denostado turismo, lo que la mantiene en pie.
            Cierro los ojos y vuelve a deslumbrarme un amanecer veneciano que no se termina nunca.

Me despertó la luz de la mañana,
súbita, inesperada, prodigiosa,
la luz exacta de aquel distante día
en que sonó un fíat lux y nació entera
cuando aún no había ojos que la vieran
y nada más que ver sino ella misma.
En la ventana abierta sonreía,
se bañaba en las aguas del canal,
acariciaba tu cuerpo desnudo,
todavía dormido junto a mí,
y en mis ojos había orgullo y pasmo,
los mismos con que Dios por vez primera
miró su obra y se admiró en ella.


14 comentarios:

  1. No cunda el pánico, no voy a abrir ningún abanico de plumas azules y verdes, como diría el bueno de Pasacalle. No, hoy os escribo contrito y alicaído: una poeta amiga sevillana, de una poesía profunda y recatada, telúrica y sanguínea..., se ve arrojada al pozo de la desdicha más negra. Su marido, acuciado por la necesidad de llevar recursos económicos a casa (la pesadilla que viene sufriendo esa familia viene de años atrás), desesperado, enajenado, dolorido..., atracaba hace unos días -a cara descubierta- una sucursal bancaria de Sevilla, armado de una pistola de perdigones (inutilizada) y de un fingido maletín de explosivos. Los detalles de este hecho disparatado, reflejo de la desesperación de quien se ve incapaz de ganar el sustento propio y el de de su familia, los podéis leer en enlace que os mando. Ahora está en prisión preventiva,
    La historia de Sofía (que así se llama mi amiga poeta: Sofía Serra Giráldez) es la de una heroína de tragedia griega... Así la llamaba yo -medio en serio, medio en broma-: “Espiga cereal de la Hélade gloriosa”. Sí, Andrómaca rediviva. Pues tal parece que los dioses se hayan confabulado para sembrar de sal y de estériles guijarros el suelo que pisa desde su más temprana juventud (Sofía tiene ahora 52 años). Menuda, racial, impulsiva, despierta y talentosa, ve cómo un genio perverso se ensaña con ella y le incendia la mínima cosecha y le apedrea los frutales y le saliniza el pozo artesiano de su huerta. La desgracia no ahorra actos de presencia en su biografía.
    Y ahora se halla en el trance angustioso de carecer de lo más imprescindible: ni siquiera tiene asegurado el alimento para ella y para su hijo, que preparaba unas oposiciones a abogado del estado y ahora ve frustrado ese empeño, con su padre en la cárcel y su madre totalmente indefensa y desasistida.
    Sofía es una mujer digna; Sofía nunca baja la cabeza ni desvía la mirada... No sé qué pensaría si supiese que os doy cuenta de su calamitosa situación con esta aridez y con semejante impudicia. Supongo que me comprendería.
    Tiene desde hace unos años un blog “EL CUARTO CLARO” (Sofía Serra).
    Os proporciono un enlace para que podáis leer de su propia letra la tragedia que vive esta mujer . Es un grito de socorro, de petición de amparo, de ayuda... Llega a suplicar que alguien le facilite un empleo, el más humilde, ella que es licenciada en Historia del Arte, poetisa, magnífica fotógrafa, maquetadora editorial., correctora de pruebas... Y, entretanto, que le ayudemos con algún dinero para poder salir de lo más hondo del pozo.


    http://www.sofiaserra.com/2015/06/necesito-ayuda-urgente-por-favor.html?m=1


    Espero vuestra justa comprensión y colaboración.Y que lo difundáis, por favor.
    Salud.

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  2. ¿Insignificante tú? ¿Jurado del premio Príncipe/princesa de Asturias desde hace cincuenta usted años? No jodas...

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  3. Y es verdad. ¿Cómo voy a tomarme a mal luna reseña donde se asegura que al final no se distingue si se le lee a uno o a Cervantes? La experiencia me dice que lo tuyo se pasa en una o dos semanas, o antes, con una tila.

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  4. "Pasajes ininteligibles"... ¿En qué quedamos? ¿No decías en la reseña que en el
    Quijote todo era diáfano, fácil, claro? Me diviertes siempre. Me reprochas en tu reseña haber dejado sin traducir "alcaná de Toledo" (un día de lo explicaré), pero no tengo la menor duda de que de haberlo traducido, también me lo hubieras reprochado. Tú eres de aquellos con quien hagas lo que gagas, etc.. Nada, JLuis, tú a lo tuyo, a tus premios Príncipe de Asturias, al bueno de Graciano, que te tiene a sueldo, y a divertirnos a tus lectores incondicionales, entre los que siempre me encontrarás.

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  5. Y puedes creerme o no, pero esto es así: nunca, jamás, hayas escrito o escribas lo escribas, hayas dicho o digas lo que digas, por insidioso que sea (lo es lo que insinúes que detrás de este trabajo está el dinero o una operación comercial: nunca he estado a sueldo de nadie, y menos del Estado ni de los Príncipe de Asturias (no me sorprendería que este último trabajo lo hicieras gratis, por "afisión"); como decía un amigo, he sido toda mi vida un pobre de lujo), nunca, decía, digas lo que digas, podrías incomodarme ni molestarme. No lo has conseguido en cuarenta años y a estas alturas parece poco probable. Y ser como eres, y haber escrito lo has escrito, tampoco está tan mal.

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    1. Gracias, amigo Andres. Cada uno es como es y ya me gustaría a mí ser tan buen amigo de sus amigos como tú. Ya sé que nunca lo conseguiré, pero lo intento.

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  6. De terciopelo las espadas también cortan muchísimo.

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  7. Reconozco mi desconcierto. La idea de que si, un poner, se condena a una persona por injurias, habría que condenar, y supongo que a la misma pena, a todo medio de información que las reproduzca al dar cuenta de la condena, y además repetir dicha condena cada vez que lo haga, por Tutatis que me desborda. Que no haya ninguna diferencia, ni siquiera penalmente, entre proferir una burrada y contarla en un periódico, que la información sobre una barbaridad se convierta automáticamente en otra barbaridad, me parece, pues eso, una barbaridad más. Y sospecho que a JLGM también, a muy poquito que se lo piense.

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    1. Cualquier cosa te desborda, amigo A. Nónimo. Aquí no ha habido condena judicial ninguna. Simplemente se investiga si repetir un chista antisemita (que ya circulaba por ahí y yo había oído y maldita la gracias que me hacía) es delito o no. Si lo es, lo será lo repita quien lo repita, sea un periodista o un señor que algún día llegará a concejal de un partido que no nos gusta y contra el que parece que todo vale.

      JLGM

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  8. Supongo que, con tan peculiares ideas, cuando los jaleadores de ETA llamaban por teléfono a la familia de los recién asesinados para dedicarles sus piropos, no serían en opinión de JLGM más culpables por hacerlo que el perióidico que diera cuenta de dichos repugnantes piropos. Lo que hay que leer.

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    1. Lo que hay que oír, A. Nómimo. Una cosa el llamar "perro" (es un suponer) a una persona y otra distinta decir que X ha llamado perro a Y. ¿No ves la diferencia? Pues es algo extraño en un poeta, generalmente tan atentos a los matices lingüísticos.
      Repetir un chiste de mal gusto, al contrario que proferir un insulto, es siempre repetir un chiste de mal gusto, lo haga quien lo haga. Eso es lo que se afirma en mi texto. Y en el caso concreto a que nos referimos siempre se estaba ejemplificando, no tratando de caer en gracia a los amigos o de mostrarse antisemita (ejemplificando los excesos del humor negro).

      JLGM

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  9. Vivir para contar que no hubo nadie más cortejado ni mimado. No hay mejor epitafio, aunque mejor guardarlo en secreto en el último laberinto. Madonna.

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  10. “Ca un ye ca un e tie sus cadaunaes”. ¿“Cadaunaes”? El dicho, más o menos así lo repetía Antonio Heredia Armada, un amigo de primera juventud. ¿Do (o donde) las amistades de primeras juventudes? En las siguientes, con tanto nada inocente “cadaunae” de triste embozo casi todos y casi siempre, cómo añoramos aquellas. ¿Puede servir de ejemplo un elegante JLGM declinando contra su costumbre entrar aquí y ahora al triple trapo trapiellesco?

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  11. Siempre se leyó el Quijote tal cual nació y con aprovechamiento máximo de los interesados inteligentes (existen ediciones en las que las notas explicativas al margen son casi tan extensas como el propio texto cervantino). He de decir que bien joven leí este prodigio sin que tenga conciencia de haberme estrellado con un muro de dificultades interpretativas. Si no conocemos cómo hablaban nuestros antepasados (bastante próximos) no entenderemos bien el castellano de hoy. Lo que pasa es que nos estamos reblandeciendo y apresurando en demasía: hay urgencias incompatibles con la degustación de un buen convite. Quiero decir que si algo en el Quijote se nos atraviesa, tenemos recursos suficientes para desbrozar el camino. Al leer, imitemos a las gallina cuando beben, que, entre sorbo y sorbo, apuntan hacia el cielo con el pico tal que si pensaran.
    Somos un colectivo comodón y desganado para los suntos de la cultura; por ejemplo: vemos con desagrado cine en V.O., cosa común en todos los países de nuestro entorno. Nunca entendí el chusco reparo de los que no leen el Quijote porque objetan que es una novela demasiado "larga"..., cuando los mismos que tal dicen se meten entre pecho y espalda un buen montón de obras inanes a lo largo el año. Con la ventaja que tiene la descomunal obra cervantina de poder ser leída sin continuidad temporal y sin que se pierda el hilo de la narración si nos tomamos vacaciones entre capítulo y capítulo.
    Otra cosa que importa y que se pierde si todo el texto original se vierte al habla actual: en el Quijote existen dos clases de castellano, el de Cervantes (narrador omnisciente) y el de don Quijote (ya anacrónico en tiempos del autor). Si unificamos ambos, perdemos matices que son sustanciales en la obra.
    Mal asunto ese de rebajar el buen vino con agua para que pueda todo el mundo echar un trago. Sigmund Freud aprendió el español para poder leer (y gozar) el Quijote en su lengua natal. Véase lo que hacemos aquí.

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