Sábado,
26 de abril
DECIR Y NO DECIR
“Siempre
os estáis quejando de melancolía –le escribe Samuel Johnson a James Boswell--,
y de vuestros lamentos deduzco que os habéis encariñado con ella. Ningún hombre
habla de algo que desea ocultar, y todo hombre desea ocultar aquello de lo que
está avergonzado”.
¿Ningún hombre habla de aquello que
desea ocultar? Yo no hablo de otra cosa.
Domingo,
27 de abril
ESPAÑOLES EN NUEVA YORK
Charla
después del cine, como en los viejos tiempos, sobre la película que acabamos de
ver, La vida inesperada, de Jorge
Torregrossa, con guión de Elvira Lindo.
--A mí me ha parecido muy poquita
cosa, un sainete manchego en Nueva York. ---Pues
a mí me ha divertido, y he disfrutado sobre todo con el paseo por lugares
conocidos. Cierto que no me acabo de creer a ese primo rico, tacaño y
tontorrón. No sé por qué, en lugar de buscarse un buen hotel, se pasa un mes
compartiendo el cuchitril y, peor aún, la cama de Javier Cámara. No me creo tampoco
que quien quiere triunfar como actor se vaya a Nueva York a representar a Lorca
y a Mihura en un teatro de barrio, y además en español. Y la historia de si el
primo deja o no deja a la novia de siempre por la camarera norteamericana
resulta bastante insignificante. Pero cómo me gustan las imágenes iniciales,
con la ciudad iluminada, y la música que recuerda al Manhattan de Woody Allen. Y luego ir reconociendo los exteriores:
el paseo nocturno por el High Line, el cubo transparente de la tienda de Mac
frente al hotel Plaza, el banco en Sutton Place, junto al Quensboro Bridge
(otro homenaje a la película de Woody Allen), el perfil de la ciudad desde el
ferry a Staten Island, el edificio de ladrillo rojo de General Electric
entrevisto un momento al salir Raúl Arévalo del rascacielos donde realiza sus
entrevistas de trabajo (se trata del Citicorp Center, para mí tan familiar), el
juego de reflejos de unos rascacielos en otros que yo he fotografiado tantas
veces...
---O sea que a ti lo que ha
interesado es la posibilidad de volver a pasear otra vez por Nueva York, como
la semana pasada.
---Exacto, y no me ha importado
nada, con tal de volver a ver el Zodiaco y las más de dos mil estrellas del
vestíbulo de Grand Central, que en ella se tome el tren para Boston que parte,
en realidad, de Penn Station, tan poco fotogénica. Yo habría escrito un cuento
de hadas, otra versión de Cenicienta, la historia de la hermana mala (el primo
banquero) que humilla a Cenicienta invitándola a su hotel, el Waldorf Astoria o
el Plaza, mientras ella se ve obligada, para pagar el alquiler, a barrer el
teatro en que de vez en cuando desempeña algún pequeño papel. Pero pasa un
productor, la oye cantar mientras barre, y la contrata para un musical de
Broadway, que tiene gran éxito. Entre tanto, la crisis de la banca deja en la
calle al primo, que ha de pedirle al actor que le permita compartir un
apartamento del que se había burlado tanto.
----Me parece que como guionista
prefiero a Elvira Lindo.
Martes,
29 de abril
POR QUÉ NO ME DEDICO A LA POLÍTICA
¿Nunca
ha pensado en dedicarse a la política?, me preguntan en una de esas entrevistas
periodísticas en las que a uno le preguntan de todo menos de sus libros.
La verdad es que no. Y no por falta
de interés, sino de condiciones personales. Me temo que el único cargo político
que yo podría desempeñar con algunas garantías de éxito sería el de dictador.
Miércoles,
30 de abril
EL ENEMIGO EN CASA
Tuve
la mañana ocupada con las clases y no pude ni siquiera hojear los periódicos
locales. Lo hago por la tarde, en la cafetería habitual, y en uno de ellos
encuentro, a propósito de la entrevista televisiva de ayer, una fotografía mía
y, sobre ella, minuciosamente caligrafiado, un término despectivo.
“Alguien que no te quiere bien”, me
dice un amigo al que se la enseño. Y yo pienso en quién será ese pobre hombre
al que le ofenden mis “éxitos”. Y me lo imagino de cierta edad (o sea, más o
menos de mi edad), ya jubilado, autor de varios libros de poemas inéditos,
aficionado a mandar cartas al director a los periódicos... Como esta es una
ciudad pequeña, no sigo porque acabaría poniéndole rostro y nombre.
Siempre he pensado que la
importancia de una persona se mide por la categoría de sus enemigos. Si es así,
la mía parece que resulta bastante minúscula.
Jueves,
1 de mayo
ENCUENTRO EN EL FONTÁN
Paseo
por el Fontán como si fuera una mañana de domingo. Los puestos de libros
alternan con los de flores. Pero los segundos ofrecen todo el color y el olor
de la primavera, mientras que los primeros solo material de desecho. De pronto
la alegría de encontrarse con un conocido al que no había vuelto a ver desde
hace medio siglo: 33 historias que han
conmovido al mundo.
Vuelvo a 1962 o 1963. Yo ya vivía en
Avilés, pero los veranos –los interminables veranos de entonces-- los pasábamos
en Aldeanueva, con las largas horas de la siesta en que la gente se encerraba
en casa y no había nada que hacer. Tampoco nada que leer. Sospecho que el que
ahora haya en mi casa libros en todos los rincones, también en la cocina (pero
no de cocina), es una consecuencia de la persistente penuria de aquellos
tiempos. Unos vecinos, que vivían en Madrid y también veraneaban en el pueblo,
estaban suscritos a Selecciones del
Reader’s Digest y de vez en cuando me prestaban algunos viejos ejemplares,
que yo devoraba. En una ocasión lo que me prestaron fue un libro editado por la
revista. Lo tuve en mi poder poco tiempo y no lo había vuelto a ver hasta hoy.
Con qué emoción reconozco el Ex Libris de las guardas --el primero que vi en mi vida--, un globo
terráqueo, unos mapas enrrollados, un compás, unos gruesos tomos, la pluma en
el tintero.
Me basta repasar el índice para que
me vengan a la memoria aquellas historias. “El hombre que no maté”, un soldado francés
le perdona la vida a otro alemán durante la Segunda Guerra Mundial; “El
vuelo que emocionó al mundo entero”, el de Lindbergh recorriendo sin escalas
los cinco mil ochocientos kilómetros que separan Nueva York de París; “El
misterio del tren 8017” ,
aquel largo tren de Salerno a Nápoles
que llegó con todos los viajeros muertos y sin señal de violencia alguna; el
naufragio de un velero alemán, con 31 marinos a bordo y 55 cadetes, todos
menores de veinte años (lo cuenta uno de los seis supervivientes). Había también
fugas de la cárcel, relatos de espías, el viaje de una niña desde Boston a
Nueva York acompañando a un famoso cantante de ópera, Enrique Caruso (el viaje
terminaba con un recibimiento apoteósico en Grand Central). Todas esas
historias, y la memoria de mi adolescencia entreverada con ellas, solo cuestan
un euro.
Acaricio el libro, lo abro al azar
por cualquier página, leo un poco acá y allá. Pero pronto lo cierro y prefiero
no seguir leyendo. Ahora veo lo que no veía entonces: sentimentalismo, anticomunismo,
propaganda del tipo de vida americano en los años de la guerra fría. Prefiero
continuar conservando intacto mi recuerdo.
¡Aquellas eternas tarde de verano,
la casa a oscuras, yo sentado en el suelo cerca del balcón, una de cuyas
contraventanas, no bien cerrada, dejaba pasar un rayo de sol que caía
precisamente sobre las páginas del libro!
Abro este volumen por cualquier
capítulo, leo la primera frase, y eso me basta para recuperar la emoción de
entonces: “En las primeras horas de la mañana del 13 de enero de 1954, una
goleta de 60 metros
de eslora, tripulada por 13 hombres, a bordo de la cual viajaga una expedición
oceanográfica de la
Universidad de Columbia, compuesta por ocho miembros, luchaba
con vientos huracanados y enormes olas, doscientas millas al norte de las
Bermudas”.
Y una gran ola de melancolía está a
punto de caer sobre mí y empaparme entero en esta mañana festiva de primavera.
Viernes,
2 de mayo
PRUEBA EL POSTRE
Cosas de las que un
caballero no habla nunca en la mesa: política, religión, enfermedades. Pero
está visto que yo no soy un caballero. Le doy la tabarra al amigo con el que
almuerzo hoy a propósito de un artículo de Enrique Gil Calvo que acabo de leer.
Se titula “Contra el derecho a decidir”, un enésimo sofisma contra un derecho
al que en democracia es difícil poner reparos. Gil Calvo, que es catedrático de
Sociología, se los pone. Mi amigo quiere cambiar de conversación y disfrutar
del plato del día. Lo intenta todo, incluso preguntarme por mi próximo libro,
que es algo que nunca falla en un escritor, pero yo soy como toro que ha visto
un trapo rojo.
---¿A qué insistir? -- me dice
aburrido--. Tú estás a favor de que los ciudadanos de Cataluña decidan
libremente su futuro; el resto de los españoles, sean de izquierdas o de
derechas, voten a Rajoy o a Rubalcaba, no. Ya veremos cómo se resuelve el
problema. Ahora pasemos a otra cosa. Y no se te ocurra hablar de nuevo de esto
en el periódico de los domingos porque tienes a tus lectores más que aburridos
con el asunto. Háblales de esos nuevos amores, más o menos adúlteros, que te
traes entre manos, que seguro que les divierten más.
Pero yo he mordido carne de sofisma
en el artículo de Enrique Gil Calvo y no estoy dispuesto a soltar la presa.
---Gil Calvo incluso afirma ser favorable
a la consulta como un mal menor, por puro pragmatismo político, en aras de la
coexistencia cívica. Y a pesar de eso niega el derecho a decir basándose en presuntos
argumentos racionales. Y es por ahí por donde yo no paso. Te resumo su
razonamiento: si bien se tiene derecho a decidir por uno mismo, no se tiene
derecho a decidir por los demás. Uno no tiene derecho a decidir algo que
perjudique a otros. Y eso es lo que ocurriría –le paso el ejemplar de El País donde tengo el párrafo
subrayado—“si Cataluña decidiera separarse perjudicando a los territorios que
dependen de sus impuestos, como tampoco padres ni madres tienen derecho a
decidir el abandono de los hijos a su cargo”. No sabe Gil Calvo qué gran apoyo
brinda con ese argumento a los independentistas. ¡Cataluña sería la madre rica
a cuya costa quieren vivir unos hijos, las otras comunidades, que ya están en
edad de ganarse la vida por su cuenta! Ninguna mayoría –continúa-- puede privar
a los catalanes de la ciudadanía española del mismo modo que existe “la
imposibilidad democrática de que una mayoría electoral apruebe la pena de
muerte”. Qué ingenuidad. Ignora que hay
Estados (democráticos) en los que, después de abolida, ha sido restaurada. Si
la mayoría electoral quiere que se restaure, basta una votación en el
Parlamento para que se modifique al respecto la Constitución , como ha
ocurrido ya en otros dos casos. El derecho a decidir supondría “la pena de
muerte (o de amputación y escisión) de toda una comunidad cívica”. Qué cosas. En
una Cataluña independiente, quien quiera seguirá conservando la nacionalidad
española, sin que eso le prive de ningún derecho, salvo que, en las elecciones
generales, votará al gobierno de Madrid y no al de Barcelona. Es curioso cómo
el visceral nacionalismo impide ver la realidad incluso a la persona más
inteligente.
----¿Y nunca has pensado que lo que
tú dices de los demás podrían los demás decirlo de ti, pesadísimo Martín? Por
cierto, prueba el postre. Está muy rico.
¡¡¡ El coreano !!! Pero ¿del Norte o del Sur? Porque no es lo mismo...
ResponderEliminarHabría que preguntárselo al trasnochado denigrador.
ResponderEliminarJLGM
Para quienes vivimos algunos años en Oviedo, los domingos en el Fontán a la búsqueda de libros, revistas o cachivaches varios eran una cita ineludible. De hecho, entre los libros adquiridos en la librería de Valdés y los de la famosa plaza ovetense pude llenar como una estantería de todo tipo de cosas, sobre todo literatura. Las anécdotas podrían ser docenas, pero para eso cada cual que use sus propios blogs. Por fortuna, al contrario que lo que me pasa con la librería de el Campillín, hasta el momento no he tenido pesadillas con el Fontán.
ResponderEliminarEs Dr.EBHOSE usted puede email él si necesita ayuda en su relación ebhodaghespell@gmail.com
EliminarTe prometo que sus problemas se resuelven de inmediato. Después de estar en
relación con él durante siete años, me dejó, yo hice todo
¿Podré yo hacerle volver atrás, pero todo fue en vano. Quería
por el amor que siento por él, suplicó, pero él se negó hasta
explicado mi problema con alguien en línea y ella me sugirió que debería
más bien por correo un lanzador de conjuros que me podría ayudar a un hechizo que le trajera
espalda, pero soy el tipo que nunca creyó en hechizos, no tenía más remedio que
Pruébalo, enviado al taumaturgo, dije no hay problema
todo estará bien dentro de tres días, mis ex vuelven a mí
dentro de los tres días, el hechizo fue lanzado y, sorprendentemente, en el segundo día,
que fue alrededor de las 4:00 pm. Mi ex me llamó, yo estaba tan sorprendido, respondió el
llaman y todo lo que dijo fue que estaba tan mal por todo lo que pasó,
quería volver a mí, que me encanta tanto. Yo estaba tan feliz y
sorprendido. Desde entonces, he hecho la promesa de que todos los que conocemos la voluntad
nunca tienen un problema de relación, que me voy a referir al hechizo
lanzador para ayudar. Cualquier persona puede necesitar la ayuda de la máquina de colada, su
email ebhodaghespell@gmail.com
También hizo muchos hechizo-like,
(1) quiere que su ex atrás.
(2) Usted siempre tiene pesadillas.
(3) Para ser promovido en su oficina
(4) ¿Quieres un niño.
(5) ¿Quieres ser rico.
(6) quieren mantener su esposo / esposa a ser solo tuya para siempre.
(7) la necesidad de asistencia financiera.
8) ¿Quieres estar en control de que el matrimonio
9) ¿Quieres ser atraído a la gente
10) La falta de hijos
11) ¿NECESITA UN ESPOSO / ESPOSA
13) Cómo ganar su LOTERÍ
14) cáncer
15)tiempos,
16)VIH
17)herpes
18)úlcera
14) HECHIZO DE PROMOCIÓN
15) HECHIZO DE PROTECCIÓN
16) HECHIZO DE NEGOCIO
17) BIEN TRABAJO HECHIZO
18) cura para cualquier enfermedad / H.I.V.
Póngase en contacto con él hoy en: ebhodaghespell@gmail.com
o le WhatsApp en +2348032230074