lunes, 10 de marzo de 2014

A buen entendedor: Un golpe de timón


Sábado, 1 de marzo
LA VIEJA RUSIA

Escojo mis lecturas para cada ocasión con el mismo cuidado que los elegantes dedican a su indumentaria. Esta tarde he traído conmigo, además de los habituales suplementos literarios, el manual de historia de Rusia que acaba de publicar mi primo Pedro García Martín, catedrático de Historia en la Universidad de Madrid, y también novelista y hombre de muy variados saberes. Me parece lo más adecuado para los intermedios de El príncipe Igor.
            Los largos descansos de la ópera, que tanto me aburren en el Campoamor, los aprovecho, en las retransmisiones neoyorquinas de Los Prados, para tomar un café y leer un poco. A la música de Borodin, a su exaltación de la vieja Rusia, le pongo como contrapunto unas líneas de Gogol que se citan en el manual: “Cuanto más se adentraban en la estepa, más hermosa se volvía. En aquel entonces, todo el Sur, hasta el Mar Negro, era un territorio virgen. Nunca el arado había atravesado las inmensas olas de vegetación salvaje. Solo los caballos, ocultos entre ellas como en un bosque. Toda la superficie de la tierra parecía un océano verde y dorado sobre el que hubieran salpicado millones de flores distintas. Mezclados con los tallos finos y delgados de las altas hierbas, se veían muchos cardos de color azul celeste, azul oscuro y lila; la retama erguía su pirámide de flores amarillas; el trébol blanco, con caperuza en forma de paraguas, resaltaba en lo alto; una espiga de trigo traída de Dios sabe dónde maduraba al sol; entre las gruesas raíces corrían las perdices estirando el cuello…”
            Y se escucha el canto de un millar de pájaros distintos, los halcones se mantienen inmóviles en el cielo con las alas extendidas, una bandada de gansos salvajes se alza sobre un distante lago. Ese es el paisaje que sigo viendo luego mientras escucho la música y me invade la melancolía. “Gime la tierra rusa y ruega por los tiempos pasados y por los antiguos príncipes”, como dice uno de los versos del Cantar de la hueste de Igor.
            ¿Quién ganará en la partida de ajedrez que ahora se juega en Ucrania? Mis simpatías, aunque me cuide de reconocerlo para no despertar demasiadas antipatías, se inclinan hacia Rusia. Yo creo que, si aprovecha bien sus bazas, el golpe de Estado propiciado por la Unión Europea, le brinda en bandeja la ocasión para arreglar el entuerto de Crimea, ese regalo de un dictador soviético, como si los países pudieran regalarse. 


Lunes, 3 de marzo
PRETEXTO PARA VOLVER

Salgo de la librería de Valdés con dos viejos números de Revista de Occidente, disfrutando por anticipado el placer de hojearlos mientras tomo un café. El primero es de mayo de 1925 y está, como era de esperar, lleno de maravillas, ya desde la colorista y primaveral viñeta de Bores. 


Fernando Vela habla de cine y Jorge Guillén publica por primera vez sus décimas, que tanto asombro causaron, entre ellas la del beato sillón en que se afirma que el mundo está bien hecho. No faltan ni Benjamín Jarnés ni Antonio Espina ni Díez-Canedo. Pero no me admira menos, y me sorprende más, el otro número, de 1966, de los años oscuros del franquismo. Comienza con unos poemas de Salvador Espriu, en catalán por supuesto, titulados “Pais basc”. Eran otros tiempos, entonces los intelectuales de izquierda aún no habían demonizado el nacionalismo.
            Tras los versos de Espriu, unas páginas de Julián Gállego sobre Venecia que enseñan a mirar de otra manera las fachadas barrocas tan denostadas por Ruskin: San Moisé, Santa Maria Zobenigo, el Ospedaletto. Son fachadas menos arquitectónicas que pictóricas y están hechas para ser vistas de cerca, de abajo arriba, tal como propicia el estrecho lugar en que fueron construidas. La Calle Ancha del 22 de Marzo no existía cuando se construyó San Moisé y por eso la vemos deformada.
            La revista trae muchas cosas más (entre ellas las famosas notas sobre lo “Camp”, de Susan Sontag, que tanto juego darían luego a Castellet y los novísimos), pero a mí “La visualidad veneciana”, de Julián Gállego, me ofrece un buen pretexto para regresar a Venecia a la primera ocasión y comprobar su teoría.


Martes, 4 de marzo
DEBATIR POR DEBATIR

––Martín, Martín, deja ya de meterte con Savater, a quien antes admirabas tanto. El que apoye un partido político distinto al tuyo no me parece motivo suficiente para que le descalifiques de esa manera.
            ––No le descalifico por eso, ni tampoco porque avale con su nombre material intelectual averiado, como el famoso libro Las ciudades y los escritores.
            ––Desde que te conozco has actuado igual. ¿Cuánto tardaste en arremeter contra Aleixandre o contra Bousoño o contra Villena? A ti lo que te fastidia de Savater es que desmonte, con muy buenas razones, los argumentos de los nacionalistas.
            ––¿Con muy buenas razones? Eso es que le has leído poco. Vamos a ver lo que dice en el enésimo artículo que dedica a la materia, “Otra asignatura pendiente”, que hoy mismo publica en El País. En el debate actual echa de menos “la elucidación de la cuestión de fondo: en qué consiste la ciudadanía misma”. Y continúa: “Porque desespera ver que en la disputa actual los protagonistas siguen siendo Cataluña, Andalucía, Euskadi y demás territorios, con sus agravios o exigencias, pero nunca los ciudadanos con los derechos y deberes que los configuran como tales. Es la confusión entre pertenencia (prepolítica, acrítica, sentimental e intelectualmente irrefutable) y la participación basada en derechos civiles y leyes, en acuerdos institucionales y en la deliberación de cada cual. O si prefieren entre ‘identidad’ que es una construcción esencialista a base de rasgos culturales o folclóricos, y ‘ciudadanía’, que es la titularidad del ejercicio democrático moderno para la que no cuentan particularismo previos religiosos, raciales o regionales”. Creo que cito lo fundamental de su pensamiento, sin desnaturalizarlo ni caricaturizarlo para rebatirlo más fácilmente.
            ––Citas bien, citas bien. Yo también he leído ese artículo. Y ahora me gustaría saber en qué no estás de acuerdo.
            ––Estoy de acuerdo en todo lo que acabo de citar, y me atrevo a suponer que, no ya Artur Mas u Oriol Junqueras, estarían de acuerdo, sino hasta Arnaldo Otegui. En Cataluña lo que se pretende (y se trata de impedir por todos los medios) es preguntar a los ciudadanos de Cataluña con derecho a voto cual es su opinión sobre un asunto político de especial importancia. Preguntar a los ciudadanos de Cataluña, sean cristianos, musulmanes o judíos, bailen o no la sardana, les guste o no el pan con tomate, hayan nacido en Cataluña, en Andalucía (no olvidemos que un andaluz fue presidente de la Generalitat) o en Mozambique. No es necesario que compartan ninguna construcción ‘esencialista’, basta que estén empadronados en Cataluña y tengan derecho al voto. Savater combate un espantajo que él mismo se ha formado, no el derecho de los ciudadanos de Cataluña a decidir su futuro político. Detrás de sus razonamientos presuntamente racionales hay un dogma nacionalista, esencialista, de la peor especie, un dogma que expresó de la mejor manera José Antonio Primo de Rivera: “España es una unidad de destino en lo universal” y Cataluña ha de formar parte de España porque sí, lo quieran o no los catalanes. Y cómo da igual cuáles sean los deseos de los ciudadanos de Cataluña, ¿para qué preguntárselo? Hacer una consulta es perder tiempo y dinero, aunque el noventa por ciento quisiera formar un Estado propio no se lo íbamos a permitir. Esa es la razón última de Savater, la razón de la fuerza, del porque no nos da la gana y si estás a disgusto pues te jodes. Y su habilidad retórica le sirve de poco, solo engaña con ella a los previamente convencidos.
            ––Hombre, en ese asunto, algo tenemos que decir también los demás españoles.
            ––Mucho tenemos que decir, por supuesto. Pero lo que no podemos es obligar a una región o nacionalidad (sea o no histórica) a ser española contra su voluntad. A eso no se puede obligar ni a los gibraltareños. Para que el Reino Unido salga de la Unión Europea basta que sus ciudadanos así lo quieran, no hace falta que también lo aprueben los alemanes y los griegos y el resto de los europeos. Para formar parte de una asociación hace falta que el resto de los miembros nos acepte; para salir, basta la voluntad propia libremente expresada. 
            –-Tú no tienes en cuenta la ley.
            ––Si hay una ley que impide a los ciudadanos de una comunidad expresar su opinión sobre una cuestión de capital importancia, esa ley debe cambiarse. Pero no hay ninguna ley que impida un referéndum meramente consultivo, no vinculante. No te dejes engañar, amigo Ángel. Ni todos los savateres del mundo pueden hacer que lo blanco sea negro. No hay ninguna ley que impida colocar una terraza frente a un local, pero hace falta el permiso del Ayuntamiento. Lo mismo pasa con las consultas. Basta con que el gobierno central la autorice para que sea perfectamente legal. Pero el gobierno central no está por la labor, su intención es ponerles una mordaza en la boca a los ciudadanos de Cataluña para que no digan lo que piensan. Empeño inútil porque lo que no digan de una manera lo dirán de otra: las elecciones autonómicas no se pueden prohibir, aunque sospecho que a más de uno le gustaría.


Sábado, 8 de marzo
TUVE UN SUEÑO

Soy una persona muy racional, tan racional que, a la hora de tomar cualquier decisión, jamás dejo de tener en cuenta mis sueños. Anoche dormí poco y mal, atormentado por borrosas pesadillas. Antes de despertar, y quizá ya medio despierto, tuve sin embargo un sueño claro y preciso. Navegaba, cerca de la costa, en un velero que se parecía mucho al barco-escuela de un pasado verano, pero que en el sueño, con su gran biblioteca, recordaba al Nautilus de alguna edición decimonónica de La isla misteriosa. En la biblioteca, parte de la tripulación y algunos polizontes bebían, fumaban, jugaban a las cartas. Los pasajeros se habían ido bajando en los diversos puertos. Solo yo, el capitán, seguía a bordo tras el motín. Pensé arrojarme al agua, nadar hasta la orilla y construir un nuevo barco.
            Me desperté de la ensoñación pensando que era hora de dar un golpe de timón a la vieja tertulia que se viene reuniendo todos los viernes desde hace treinta años. Convertirla de nuevo en un lugar de descubrimientos. La próxima semana presenta su último libro de poemas Lorenzo Oliván en el Club de Prensa, el mismo lugar en que en 1988 –hace más de un cuarto de siglo– presentó sus Cuatro trazos, editado precisamente por la tertulia Oliver. ¿Podríamos descubrir hoy a un nuevo Oliván o a un nuevo López-Vega, que tardaría todavía algunos años en llegar? Me temo que no. Entonces publicábamos una revista (primero Cuadernos Óliver, luego Escrito en el agua, finalmente las más longeva Reloj de Arena), habrá que volver a hacerlo. Se me ocurre un título: Los Nuevos. Poemas del grupo de la tertulia y de autores que admiren, solicitados por ellos. La literatura siempre ha avanzado así.
            Después de la mala noche, el amanecer me llena de optimismo. El día parece que va a ser soleado y luminoso. De las dos tertulias de los viernes, la primera, a las siete de la tarde, será solo para gente dispuesta a trabajar. Gente joven, la única capaz de aprender.
            El problema será cómo decir estas cosas a los habituales de los últimos tiempos sin que se sientan como el lastre que hay que soltar para que el barco pueda seguir navegando. Tendré que ser muy discreto y sumamente diplomático. Pero ya se sabe que a discreto y a diplomático no me gana nadie.






33 comentarios:

  1. Muy buena idea la de esa revista.
    PS: Como sigas poniéndote camisas como la de la foto vas a parecerte a Alberto Chicote.

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  2. Eres muy amable criticando mis camisas y no mis ideas, amigo Piquero. Seguro que crees más fácil cambiar las primeras que las segundas.

    JLGM

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  3. Yo me temo que JLGM tiene cierta tendencia a soltar verdades incontrovertibles que no son menos simplistas que las que critica, y que a veces lo son bastante más. Hace bien El lejano (que últimamente parece otro, dialogante e informado en lugar de destemplado y dogmático; y no porque podamos coincidir o discrepar, eso no tiene importancia. Que siga) en recordarle algunas cosas. Yo le señalaré una falacia en la que incurre. Dice: "Para formar parte de una asociación hace falta que el resto de los miembros nos acepte; para salir, basta la voluntad propia libremente expresada". Y pretende aplicar ese argumento a un país. ¿Cree que los partidarios de la independencia en Cataluña lo aceptarían referido a la propia Cataluña? ¿Que si una provincia, una comarca, una ciudad, un pueblo, como miembros de la "asociación" catalana, deciden dejar de pertenecer a ella, esa voluntad sería respetada sin discusión?

    Un país no es una "asociación", entre otras cosas porque la condición de catalán, o de español, no se escoge: en esto es como la familia, uno no la escoge, nace en ella. Por esa razón, uno puede desvincularse individualmente de ella si lo desea, pero sería absurdo someter a votación si se quiere seguir formando parte de la familia, y constituir otra si hay mayoría. Puede defenderse, ciertamente, la independencia; pero debería hacerse, pienso, con mejores argumentos. Especialmente después de las descalificaciones que se permite de los de otros.

    Del mismo modo que se habla aquí de Crimea, y no se hace la más mínima alusión a la acción de Rusia tomándola militarmente, sin querer siquiera reconocer que lo ha hecho. Es obvio que lo que busca Rusia con ese referéndum no es conocer la voluntad de sus ciudadanos (¿dónde y cuándo le ha visto aplicar ese principio dentro de su propio territorio?), sino tratar de "legitimar" por ese medio una acción que nada tiene que ver con la democracia, en la que es básico aceptar el riesgo de ganar o de perder, cosa que Rusia no ha dado la más mínima prueba de que esté en sus intenciones.

    Y eso me recuerda, por cierto, una entrevista con Artur Mas publicada en El País hace ya tiempo, donde se declaraba independentista y explicaba su voluntad de convocar un referéndum, pero no en ese momento, sino sólo cuando estuvieran (son palabras suyas, no me las invento) seguros de ganarlo; si no, decía, no vale la pena. Dejando aparte lo absurdo de semejantes "seguridades", el planteamiento es el mismo de Rusia, e igual de "democráticos" ambos.

    Y otro ejemplo de su gusto por las afirmaciones, digamos, peculiares. Vuelvo a citar: "Gente joven, la única capaz de aprender". ¿De veras, y ya que de literatura hablamos, Shakespeare no aprendió nada a la edad de López-Vega u Oliván? ¿Ni Cervantes? ¿Ni Borges? ¿Ni Cernuda? ¿Ni Virgilio? ¿Ni doscientos mil más que podría citarle? Ganas me dan de tomar literalmente la afirmación con respecto a la única persona de la que puede tener alguna garantía al hacerla, el propio JLGM, y aceptar que (si él lo dice...), hace años que es incapaz de aprender nada. Sólo de enseñar, por lo que se ve. Pero no tema que lo haga: no tengo su gusto por la simplificación, o por la provocación. Sé bien, y me alegro por ello, que JLGM sigue aprendiendo a su edad, que en algo supera la de sus ejemplos, y que lo seguirá haciendo, para beneficio propio y también para el de todos los que le leemos. Aunque de vez en cuando, quizá sólo por animar el patio, le guste soltar alguna barbaridad. Es su forma de ser, supongo.

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    1. F. y los forajidos.16 de marzo de 2014, 12:30

      ¿Se olvida usted, camarada A. ( A. de anónimo, que no se entera), de que la iniciativa rusa se apoya en algo tan legitimador como es "ayudar" a que la población de Crimea (indiscutiblemente pro-rusa) no acepte el trágala de quienes han propiciado un golpe de estado en Kiev -con la indisimulable ayuda de la derecha europea y americana- y que prefieran reintegrarse en Rusia, a la que pertenecieron hasta hace bien poco y que sólo por la voluntad dictatorial de la nomenklatura comandada por don Nikita Khrushchev se intregró en la República de Ucrania.
      ¿Le parece a A. que es menos democrático que los ciudadanos de Crimea no acepten este estado de cosas impuesto por la fuerza y que decidan unirse a quien les venga en gana? ¿Que está mal que el oso ruso meta la zarpa en el puchero? ¿Tenían más credenciales los poderes conspirativos y retributivos que ayudaron a la sedición ucraniana?
      Lo de siempre: lo que haga la democrática espada neoliberal es por el bien de la justicia y de la libertad. Si lo hacen los demás -aunque el mafioso Putin no sea un tipo que quisiéramos para cuñado, hay que reconocerlo- es pura agresión de gente peligrosa..., tenga o no armas de destrucción masiva. El caso es que sí, que el pérfido plantígrado las tiene... Y cuando resulta que el enemigo DE VERDAD, las tiene..., pues eso, que hay que tentarse la ropa antes de pasar a mayores, que no todos son unos infelices como Sadam Hussein, que se dejó colgar por forajidos. Quiero decir que -en este caso- el sheriff resultó ser el peor de los forajidos.

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  4. Mis afirmaciones no son incontrovertibles, pero para rebatirlas hacen falta mejores argumentos que los del anterior bien conocido y apreciado anónimo.
    Primera falacia. Yo comparo a las nacionalidades que forman el Estado español (Cataluña, el País Vasco, Andalucía...) con las naciones que forman la Unión Europea; él las compara con una familia. Que cada uno decida qué comparación es la más acertada. Pero incluso de una familia también se sale para formar otra. Para que los hijos mayores de edad sigan viviendo con los padres hace falta que los padres quieran, para que se vayan de casa y formen un hogar independiente basta que ellos lo decidan. Incluso con su ejemplo no parece justificado tratar perpetuamente a los catalanes como menores de edad incapaces de decidir su futuro. La condición de catalán no se escoge (o sí: se puede cambiar de nacionalidad, puede uno irse a vivir a Cataluña y empadronarse allí). El que Cataluña forme o no parte del Estado español sí debería poder escogerse (ya hubo muchas otras comunidades que decidieron no formar parte, comenzando por Portugal).
    En cuanto a si los catalanes aceptarían que una parte suya se independizara, pues primero tendría que ocurrir ese hecho y luego ya veríamos. Pero aunque se opusieran no por eso dejarían de tener derecho a decidir su futuro, simplemente se comportarían poco democráticamente en ese punto (y yo los criticaría, claro). Pero no es tan fácil como pretenden los simplificadores que la situación de Cataluña (que haya un movimiento interclasista, de derechas y de izquierdas y mayoritario a favor de la independencia) se dé en otra comunidad. No es algo que dependa de la voluntad de unos pocos iluminados.
    Sigamos con Crimea. Crimea solo es Ucrania formalmente, y desde hace muy pocos años; la mayoría de sus habitantes son rusos, se sienten rusos y están deseando formar parte de Rusia. Cualquier encuesta lo confirma. Rusia no necesita manipular el referéndum. En Ucrania ha habido un golpe de Estado y los nuevos gobernantes lo primero que han hecho ha sido prohibir el ruso como lengua oficial de las zonas que hablan ruso. Rusia está en Ucrania para defender los intereses de la parte del país que se siente próxima a Rusia.
    Más presuntos sofismas. Resulta que es antidemocrático que quien promueve un referéndum lo haga solo cuando tiene la posibilidad de ganarlo. Primera noticia. A nadie se le ocurre promover un referéndum en Castilla-León para decidir si se independizan de España o en Andalucía para ver si se prohíben las corridas de toros. Sería en ambos casos un desperdicio de tiempo y dinero. Quien promueve un referendum (recordemos el del ingreso de España en la Otan) es porque cree que la mayoría aprueba sus tesis. Muchas veces resulta que luego no es así. Pero ya se sabe que a los referendos los carga el diablo, como dijo Botrel.
    Y en cuando a la última afirmación. ¿Ha oído hablar mi anónimo amigo de la lógica borrosa o lógica difusa? En la realidad, las cosas no son blancas o negras y toda regla tiene sus excepciones. Los jóvenes son más atractivos sexualmente que las personas de cierta edad, y esa regla no la invalida que uno conozco a un chico o a una chica de veinte años muy poco atractivos y a una señora o a un señor de cincuenta (o de sesenta) verdaderamente seductores. Lo mismo pasa con el aprendizaje, especialmente con el aprendizaje literario. A partir de cierta edad, el que es capaz de aprender --Shakespeare, Cervantes o yo... me encanta la enumeración-- no necesita asistir a ningún taller literario. Si lo hace, es solo para tener lectores cautivos de sus bodrios.

    JLGM

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  5. Me interpreta mal JLGM. Yo no he dicho que Cataluña sea como una familia. Dije sólo que compararla con una asociación no es válido, porque la primera condición en éstas es que se pueda ingresar, o no hacerlo, voluntariamente (de ahí que, en correspondencia, haya la misma libertad para irse). Y que ése no es el caso con la condición de catalán o español, que no se escogen, se nace con ellas. En eso (sólo en eso) se parece a una familia. Yo no estaba defendiendo una alternativa a lo que me parece un sofisma por su parte, sólo denunciaba el sofisma.

    Respecto a Rusia, ya dejé claro lo que pensaba. Es obvio para mí que su actitud en Crimea nada tiene que ver con la democracia (con el ejército por delante, para que no queden dudas). Hay en la propia Rusia varios territorios con activos movimientos independentistas; pero no verá que en ellos Putin y su gobierno promuevan o defiendan esa "libertad". De lo que se trata es, como ya dije, de intentar "legitimar" por esa vía algo que tiene muy poco que ver con la democracia.

    Y respecto a Mas, estamos en las mismas. ¿Qué le parecería a JLGM si el Gobierno español, a quien se ha pedido que autorice el referéndum en cuestión, contestara que vale, que está dispuesto a aceptarlo e incluso a promoverlo, pero no ahora, sino sólo cuando crea poder conseguir un resultado que apoye sus intereses? La democracia sólo cuando me conviene no la encuentro yo nada convincente, la verdad.

    Y en fin, por borrosa que sea su lógica, lo que dice JLGM acerca de que sólo la gente joven es capaz de aprender es falso. Hay jóvenes y no tan jóvenes muy capaces de hacerlo, y muy dispuestos a ello, como hay todo lo contrario. Por lo demás, es él quien habla de la creación de una tertulia, un taller o lo que sea. Yo no creo que lo haga porque busque "lectores cautivos". En todo caso, no lo necesita; para cautivar lectores le basta con sus muchos dones literarios.

    Y respecto al Bien Conocido (y apreciado: gracias) Anónimo, si tal es el caso, es sólo desgracia que le aflige a uno. Yo preferiría ser anónimo de veras.

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  6. Es maravilloso esto de hablar sin entenderse, amigo anónimo. Puro teatro del absurdo. Yo pienso que tú no has entendido nada de lo que te dije y tú que no entiendo nada de lo que me dices. Y eso que hablamos la misma lengua.
    Repito. 1/ Ni todos los españoles ni todos los catalanes lo son de nacimiento. La nacionalidad también se adquiere, como el derecho a votar en unas elecciones (en algunas es suficiente empadronarse, aunque no se tenga la nacionalidad). Y para dejar de ser español o catalán (en el sentido que aquí interesa, no en el de haber nacido en un lugar o en otro, que eso no se puede cambiar) basta con quererlo, con renunciar a la nacionalidad o censarse fuera de la comunidad. Y no es necesario pedir permiso a nadie. Para adquirir otra nacionalidad (la española o la norteamericana, o la que sea) sí que hacen falta más trámites y pueden concedértela o no.
    2/ Respecto a Rusia, yo no defiendo la política de Putin en su conjunto, faltaría más. Solo digo que si los ciudadanos de Crimea quieren formar parte de la Federación Rusa tienen todo el derecho a ello, y las tropas rusas solo protegen ese derecho. Lo antidemocrático fue la cesión a Ucrania (entonces república soviética) sin consultar con la población.
    3/ Bueno, pues en ese caso --si hacemos caso a lo que dicen los gobernantes españoles-- el referéndum debería promoverlo Rajoy ahora mismo, ya que en su opinión la mayoría de los catalanes está a favor de seguir formando parte de España. Pero, aparte de ese argumento (ya sabemos que los españolistas no se creen lo que dicen), una cosa es pedir un referéndum para conocer la opinión de la población sobre un asunto de interés general cuando se cree que la situación vigente no responde a los deseos de la población y otra muy distinta que el gobierno responda, no "ya lo convocaré cuando me convenga", sino como en este caso "no lo convocaré nunca". El que un referéndum se convoque cuando lo pide una mayoría suficiente de la población no me parece que sea sinónimo de utilizar la democracia cuando conviene.
    y 3/ Aquí sí que mi buen amigo no ha entendido nada, pero nada sin paliativos. Ni siquiera con la ayuda del ejemplo erótico. El atractivo sexual se pierde con la edad, como la capacidad de aprender. Eso no quiere decir que no haya algunas personas que sigan siendo atractivas a los sesenta años y otras sin ningún atractivo a los veinte. Pero son la excepción, y las excepciones ya se sabe que confirman la regla. A partir de cierta edad, estamos menos abiertos a las ideas ajenas. Le sorprendería lo que un joven es capaz de aprender en unos pocos años. Y lo digo por experiencia: he visto crecer a muchos poetas nuevos. A los veinte años se pueden escribir malos poemas y acabar siendo un buen poeta. Si se escriben malos poemas a los cincuenta, no me parece que ya haya mucho que hacer, con taller o sin él. Y en mis tertulias no se leen ni se comentan mis poemas, amigo anónimo, sino los de los demás.
    Me encanta este diálogo de sordos. Podemos seguir así hasta la eternidad. Seguro que mi anónimo amigo ya hace tiempo que, como yo, ha cumplido veinte años. A él y a mí nos cuesta aprender (como quería demostrar).

    JLGM

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  7. "Para formar parte de una asociación hace falta que el resto de los miembros nos acepte; para salir, basta la voluntad propia libremente expresada."
    ………………
    Primero de todo, si me permite, y antes de dictaminar acerca de los requisitos para formar parte o no de una asociación, sería bueno consultar los estatutos del colectivo en cuestión.
    A este respecto, el artículo 2 de la constitución vigente resulta bastante revelador: de España ni se entra ni se sale, en España se está para que España sea (lo que sea). Luego viene lo de la soberanía, nacional que no popular, aunque resida en el pueblo, y que metieron en el artículo anterior mayormente por despistar.
    Por lo demás, afirmar que un país pertenece a sus habitantes, "que son los que pueden decidir sobre él", es confundir soberanía y propiedad.
    No sé si votó usted en aquel referéndum del 78, pero así están las cosas para todos desde entonces, también para quienes no pudimos participar de aquella memorable "gesta de España".

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  8. Estimado Kenny, sí voté en el 78 la Constitución, sabiendo que era el resultado de un acuerdo, que no era perfecta, que tenía puntos que había que desarrollar, etc, etc (en algún punto, la monarquía, tuve que hacer un esfuerzo para votarla). Ahora algunos parecen pensar que ese texto acordado por Fraga, Guerra y otros seres humanos y falibles son las tablas de la ley entregadas por Dios a los hombres. No fue más que un acuerdo de los partidos españoles de 1978, un pacto. Ahora esos partidos han cambiado, como ha cambiado la sociedad española, aquel pacto ya no refleja la realidad actual. Es necesario llegar a otros acuerdos. Eso es todo.

    JLGM

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    1. "Ahora esos partidos han cambiado, como ha cambiado la sociedad española, aquel pacto ya no refleja la realidad actual."
      …………………………………..
      Lamento disentir. Es muy posible que la sociedad haya cambiado desde entonces, no así los grandes partidos, como quedó demostrado el 23 de agosto de 2011.

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    2. Una cosa es que no hayan cambiado lo suficiente y otra que no hayan cambiado. Lo cierto es que el pacto de entonces necesita ser actualizado, como ocurre con cualquier constitución cada cierto tiempo.

      JLGM

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    3. Decir de nuestros principales partidos que han ido cambiando con el tiempo resulta chocante, cuando menos. Cierto que uno y otro han hecho del cambismo consigna (cambio, cambio del cambio, súmate al cambio) y el más popular hasta ha cambiado de nombre, pero lo que se dice cambiar… A lo sumo algún que otro cambiazo, como el referéndum de la Otan. Por cierto, ¿recuerda si los términos de permanencia acordados en aquella consulta han sido posteriormente modificados?
      Como le decía, el pacto al que se refiere no sólo ha sido ya actualizado sin previo aviso ni consentimiento expreso del pueblo presuntamente soberano, sino que a partir de ese momento quedaban legitimadas 'de facto' todas las reformas acometidas con posterioridad y de manera fraudulenta por el Partido Popular, entonces en la oposición y cómplice necesario de aquella aberración democrática perpetrada, a instancias del gobierno socialista, el 23 de agosto de 2011.
      A propósito de aquella sesión, el portavoz de Convergencia en el Congreso, catalanista de pro y firme defensor del "derecho a decidir", después de denunciar que la reforma constituía una agresión a Cataluña que rompía definitivamente el consenso constitucional, decidió no votar.

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  9. Sólo leo ahora a JLGM, de vuelta de una lectura de poemas. No pienso yo que no podamos entendernos, aunque quizá nos entenderíamos mejor hablando "in person". Basta simplemente (y es discusión ya mantenida otras veces) que, como yo he señalado o lo apuntó también "El lejano" con el ejemplo que puso del parlamentario canadiense, se pueden tener opiniones distintas a ese respecto sin que (como me temo que piensa JLGM) se deje por ello de ser demócrata.

    Yo no sé qué acabará pasando en Cataluña, aunque algunas actitudes de sus gobernantes actuales o de ERC, como también lo he explicado otras veces, me gustan poco: me parecen demagógicas. Pero no por eso condeno sus planteamientos, o los de quienes se identifican con ellos, como poco democráticos.

    Esa idea de que no hay aquí dos posturas, cada una con sus razones y ambas igualmente legítimas, sino sólo una, la de los demócratas, la de los buenos, y otra la de esos "españolistas" que "no se creen lo que dicen" (yo no sé si estaré incurso en la acusación de "españolista", ni muy bien tampoco lo que ese gravísimo cargo pueda significar, pero sé que digo lo que pienso) es la que a mí me resulta difícil de digerir. Y hasta de comprender. Como la de que haya aquí catalanes, pero no "catalanistas", y "españolistas", pero no españoles. Sin duda hay razones profundas que se me escapan para esa curiosa diferencia en la terminología.

    En fin, habrá que resignarse a no tener ni razón (poseída en excluyente exclusiva por "los otros", vaya por Dios) ni honradez, ya que uno no es capaz ni de decir lo que realmente piensa, o no se atreve a hacerlo. Eso tiene el estar en el mal lado: que le pueden tirar a uno de todo.

    En fin, paciencia. Recuerdo una viñeta de Mortadelo y Filemón en la que, tras una metedura de pata del primero, el otro le recriminaba: "¿Pero es que no tiene usted nada de raciocinio?", y el pobre Mortadelo, convenientemente disfrazado de mendigo para la ocasión, le contestaba: "Hombre, nosotros los pobres...". Ni para raciocinio tenemos: españolistas y falsos para toda la vida. Así nos va. No se ensañe JLGM, que bastante castigo tenemos con ser como somos.

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    1. Ironía se llama esa figura. Hay dos posturas que se pueden defender legítimamente desde la democracia: que Cataluña siga formando parte del Estado español o que forme un Estado independiente, según decidan libremente la mayoría de sus ciudadanos. Para la primera postura, que forme parte del Estado español, si así lo desea (como para formar parte de la Unión Europea), es necesario que el resto de España lo acepte; para la segunda, basta con que lo decidan los catalanes (pero antes de que sea efectiva esa opción hay que negociar el reparto de bienes y cargas en la separación, y llegar a un acuerdo en ello puede llevar años).
      No me parece una postura adecuada, desde la democracia, negar a los catalanes, no ya el derecho a decidir su futuro, sino incluso su opinión al respecto. Y me parece deshonesto disfrazar ese rechazo (que solo puede estar basado en la fuerza) con declaraciones sobre lo que ocurre en otros países o con sofísticos razonamientos..

      JLGM

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  10. Bueno, pues sea: no discuto más. Aquí todos los que no pensamos como JLGM somos antidemócratas, y todos (desde el parlamentario canadiense del ejemplo a cualquiera que ose disentir en algo de sus verdades) deshonestos. Aceptemos pues pulpo (deshonestísimo, faltaría más) como animal de compañía, y deseemos, como se debe, el triunfo de los buenos. Yo no niego ni la condición de demócrata ni la honestidad de JLGM; es más, estoy totalmente convencido de ellas. Él duda (si es que duda) de las de cualquiera que no piense como él. Así será. Y sólo mi anemia democrática y mi más que dudosa honradez harán que no acabe de verlo claro. Prometo (intentar) corregirme; pero acaso el mal esté ya demasiado arraigado en mi naturaleza, y no tenga remedio. Qué le vamos a hacer. Por si así fuera, pido indulgencia: que el espíritu está pronto, pero la carne (deshonesta, españolista) es débil. Ay, Señor.

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    1. Sofismas, sofismas y más sofismas. De nada de lo dicho por mí se desprende que los que no piensan como yo no sean demócratas (los demócratas votan a muy diversos partidos y piensan de muy diversa manera). Antidemócrata no es el que no piensa como yo, sino por ejemplo, el que pensara que la gente inculta no tiene derecho al voto. O el que piensa, como mi anónimo favorito, que los catalanes no tienen derecho a decir lo que piensan sobre cuál sería en su opinión la mejor organización política de Cataluña. O que promover un referendum solo cuando se ven posibilidades de ganarlo --no seguridad que nunca la hay-- es antidemocrático. Que lea mi amigo anónimo lo que es un referéndum, los distintos tipos que existen, y luego hable. Así tendrá menos tiempo para jugar con la ironía o hacerse la víctima de mis tropelías dialécticas..

      JLGM

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    2. Pues hombre, si uno no puede hacerse la víctima, mal vamos; porque hacerse el verdugo es que no va nada, pero es que nada, con mi lamentable forma de ser. En todo caso, uno no piensa, Dios le libre, que los catalanes (o los araneses, o cualesquiera otros, JLGM incluido) no tengan derecho a decir lo que piensan, sobre ese tema en concreto o sobre cualquier otro. Sólo faltaría. Pero "decir lo que piensan" no es el tema; lo es si el independentismo tiene o no derecho (aquí, en Francia, en Canadá o donde sea) a convocar un referéndum que la Constitución del país al que pertenecen, aprobada masivamente en su día en la propia Cataluña, no reconoce, o más bien tendría que empezar por promover y buscar apoyos para reformar, de acuerdo con los mecanismos que esa Constitución reconoce, ese orden legal que no le gusta.

      Respecto a lo de promover un referéndum sólo cuando se ven posibilidades de ganarlo, ya dije lo que pensaba; en todo caso, y según ese razonamiento, si ellos creen estar en situación de ganarlo, se sigue que piensan que quienes se oponen a sus ideas, empezando por el propio Estado español, están en situación de perderlo; con lo que debería parecerles natural que se opongan a él, máxime si, como en este caso, la ley común les ampara.

      Pero en fin, creo que la discusión es demostradamente inútil. Sí subrayo una vez más que hay mucha gente en muchos lugares, así como los respectivos ordenamientos jurídicos de no pocos países cuya condición democrática no suele discutirse, que piensan como yo y actúan en consecuencia.

      Lo que me resulta difícil de aceptar, salvo irónicamente, es esa idea de que semejante postura (equivocada o no, que todas pueden serlo) no sólo no es en principio tan legítima como la otra, sino sólo un puro y deshonesto sofisma, de lo que yo no acuso (de nuevo, ¡Dios me libre!) a la suya. Ahí veo difícil que lleguemos a entendernos.

      Yo me temo que JLGM tiene alguna tendencia no sólo a querer llevar siempre la razón, sino a necesitar quedársela toda y que quien disiente de él no sólo se equivoque, sino que no pueda ser ni inteligente ni honrado. O sea, y como ya dije, a la actitud excluyente, a la idea de que el Otro no es alguien que legítimamente piense distinto, sino alguien que miente (incluso a sí mismo); porque pensar, lo que se dice pensar, sólo Yo y los que estén conmigo. Actitud con la que uno se siente sinceramente incómodo; y no porque le coloquen en el campo de los de inteligencia y honestidad dudosas, sino porque incluso si le pusieran en el otro, esa manera de ver se le hace poco sufrible.

      Yo creo que JLGM defiende lo que defiende con evidentes honradez e inteligencia; él no parece poder creer eso mismo respecto a quien se le opone. Es ahí donde verdaderamente disentimos. Y a eso sí que le veo poco remedio. Ni con ironía ni sin ella, la verdad.

      Pero en fin, no nos pelearemos por eso. Si a mi muy admirado JLGM le gusta llamarle a uno "So Fisma", como quien dice "So Camello", no tema que yo le responda igual: es terreno de juego que le cedo por entero. Yo, para eso (y lo reconozco sin ambages), valgo poco.

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    3. Inasequible al desaliento, trato de matizar de nuevo. Dejemos de hablar de si es posible la independencia, etc, etc. Centremonos solo en si la Constitución prohibe o no hacer deteminadas consultas únicamente a una comunidad autónoma. Obviamente, no lo prohíbe (ahí están las elecciones autonómicas, que a veces se realizan solo en una comunidad). Tampoco prohibe otras consultas, previa autorización del Gobierno Central. Y los catalanes han pedido esa autorización para atenerse estrictamente a la legalidad (algo que han hecho hasta ahora). Tú crees que el gobierno hace bien en negársela, en impedir que los catalanes expresen su opinión (no vinculante, por supuesto) sobre un determinado asunto; yo opino que no y afirmo (con toda rotundidad) que ningún argumento democrático puede justificar esa negativa. Lo que se haría después depende del resultado del referéndum; puede ser que ganen los partidarios de que las cosas queden como están (y entonces se acabó el problema) o los que pretendan cambiarlas; en este último caso, ya se discutiría que es lo que se puede cambiar y cuál sería la manera de hacerlo dentro de la legalidad. Pero ese es el segundo punto. Ahí caben varias posturas todas democráticas. En el primero, en la negativa "administrativa" (la Constitución no dice nada al respecto), yo creo que no. No se puede negar a los ciudadanos el derecho a expresar su opinión, y te costará encontrar argumentos que justifiquen lo contrario en una democracia. Si los encontraras, yo estaría dispuesto, por supuesto, a cambiar de opinión. Sabes --a menudo encuentras erratas y lapsus en lo que escribo-- que nada me gusta más que corregir mis errores.

      JLGM

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    4. Me dice JLGM estar dispuesto a cambiar de opinión si yo encuentro (le cito ad sensum) 'argumentos que justifiquen el que se niegue a los ciudadanos el derecho a expresar su opinión'. No pido (ni espero) tal cosa; en realidad me basta, con que como ahora hace (pero antes no), admita simplemente que yo (y otros) tenemos otra opinión, y que eso no supone automáticamente “falacia”, “deshonestidad” o “engaño”; es decir, y ya antes de ahora hemos discutido sobre esto, abandonar el terreno de la controversia política para pasar al de las descalificaciones personales. Eso está mal, y es comportamiento al que JLGM es, me temo, algo proclive.

      Le pondré un ejemplo. En su última respuesta, dice que “los catalanes” (el Gobierno catalán, más bien, o los representantes políticos catalanes; aunque el PP gobierne en la actualidad en España con mayoría absoluta, yo, y supongo que el propio JLGM, no aceptaríamos que determinadas medidas tomadas por dicho gobierno fueran atribuidas a “los españoles”; pero eso es un detalle menor) buscan atenerse estrictamente a la legalidad, “cosa que han hecho hasta ahora”. Pero es que antes ha señalado la necesidad, para “determinadas consultas”, de una “previa autorización del Gobierno Central”, lo cual es estrictamente cierto. Lo de las “determinadas consultas” me parece a mí un término estudiadamente vago; aquí hablamos de una consulta muy concreta, cuyo objetivo (y las declaraciones de los promotores de la iniciativa, empezando por el propio Artur Mas, no dejan ninguna duda al respecto) es la secesión de Cataluña, cosa que ciertamente la Constitución no autoriza: es más, le es expresamente contraria, ya que en su artículo 2 dice que “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”. (No es una redacción ésta que me entusiasme; pero con su insistencia deja clara la voluntad de quienes la hicieron de oponerse a cualquier intento secesionista, precisamente, que según ella está, yo creo que sin ninguna duda, fuera de la ley). En todo caso, a lo que iba: todos sabemos que dicho referéndum está ya convocado, para el 9 de Noviembre, y las repetidas declaraciones de los actuales gobernantes catalanes en el sentido de que en todo caso se hará. Ergo si para una consulta sobre un tema tan importante que la propia Constitución declara tenerlo como fundamento, se prescinde de facto de dicha autorización, lo de que se esté respetando la legalidad me parece a mí más que discutible. No obstante lo cual, no verá que yo le haga ninguna acusación personal, en las cuales además no creo. Es decir, no pienso en absoluto que JLGM crea una cosa, pero afirme interesadamente otra; que es lo que él (y no por primera vez) afirma de Savater, de mí mismo y de cualquiera que no piense como él. Es más: yo me resisto a pensar que él sí lo crea, y que piense, como dice, que Savater o yo no creemos en absoluto lo que afirmamos, pero mentimos de modo deliberado con intención de engañar a quien se deje. Savater, pienso, o yo mismo, afirmo, NO MENTIMOS; podemos equivocarnos, como también JLGM, pero eso es muy otra cosa.

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    5. [sigue] La verdadera discusión no está, y ya lo dije antes, en que los “ciudadanos” no tengan “derecho a expresar su opinión”, o en que quienes no estamos de acuerdo con JLGM pretendamos negarles ese derecho. Claro que lo tienen. Pero ese derecho (como todos) tiene límites. Que un padre tenga derecho a corregir a sus hijos no significa que ese derecho sea ilimitado, y muchos han sido (con justicia) condenados por excederse. Que yo pueda libremente escuchar música en mi casa no significa que pueda ponerla a cualquier hora y a cualquier volumen. Los derechos, repito, tienen límites. Y son esos límites lo que se discute para este caso concreto. Que JLGM persista en obviarlo y hablar, no del derecho del Gobierno catalán a convocar una consulta para la secesión de Cataluña (que es de lo que se trata), sino del “derecho a expresar su opinión”, es exactamente ese tipo de cosas que él prefiere calificar con unos términos que yo no emplearé.

      Le cito las palabras de Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona: “El Gobierno de la Generalitat debe saber que no existe el derecho a decidir entendido en el sentido de que la voluntad de los ciudadanos catalanes, expresada mayoritariamente en las urnas, sea vinculante para el resto de los españoles en cuestiones que afecten a éstos. Además, si existiera –es decir, si fuera legalmente reconocido– vulneraría el principio democrático”. Y añade todavía: “la soberanía está en el pueblo español, no en el catalán. Por tanto, el derecho a decidir de los catalanes no existe [en la Constitución, se entiende]”. Lo de que “vulnerase el principio democrático” es cosa que yo no tengo clara; que vulneraría la propia Constitución tal como está actualmente redactada y reproduje más arriba, me parece difícil de discutir.

      La Constitución, ciertamente, no es un artículo de fe. Pero sí la ley más importante de nuestro Estado de Derecho, de la que dependen todas las demás. No parece por tanto de recibo ni obviarla ni dejar de respetarla cuando a alguien le conviene. Hay un problema en Cataluña, y es el diálogo quien debe resolverlo, no las medidas de fuerza. Lo es negarse a cualquier tipo de diálogo. No lo es menos (lo es más, pienso) convocar, sin la preceptiva autorización del Gobierno Central que el propio JLGM recordaba, un referéndum cuyo objetivo secesionista contradice abierta y frontalmente algo que la propia Constitución califica como fundamental. Cambiarlo es posible; pero requiere diálogo, negociación, sin “líneas rojas” previas, como para el Gobierno catalán (y así lo han dicho repetidamente) es la celebración de la propia consulta. Y decir que uno no está de acuerdo con esa actitud no es, admirado amigo JLGM, ni una falacia, ni muchísimo menos una deshonestidad: es sólo una opinión, tan legítima como la suya, y que mucha gente comparte.

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    6. Cuánta buena intención, amigo anónimo, y cuánta palabrería para no entender de qué se está hablando. Voy a ser más preciso.
      1/ El referéndum no está convocado, sino anunciado reiteradamente la voluntad de convocarlo en una fecha concreta. Y de acuerdo con la legalidad (puede ser porque lo autorice el gobierno central o con una ley de consultas de la Generalitat). Y si no es posible de ninguna manera, habrá elecciones anticipadas que es una forma de consultar a los catalanes que no puede prohibir (de momento) el gobierno central.
      2/ No sé si has leído la cita que copias de Francesc Carreras; yo sí y lo que dice es que "la voluntad de los ciudadanos de Cataluña expresada mayoritariamente en las urnas no puede ser vinculante para el resto de los españoles en cuestiones que afectan a estos". Pero de lo que se está hablando es de que simplemente los catalanes expresen su opinión, el referéndum de que se trata no tiene ningún carácter vinculante. Cataluña seguiría formando parte del Estado español, exactamente como ahora, aunque el 99 por ciento expresara su voluntad independentista. Según sea lo que digan los catalanes, vendrán los siguientes pasos: dejarlo todo como está (si gana la opción de seguir formando parte del Estado español, algo todavía posible, aunque tú no lo creas) o iniciar los pasos necesarios, siempre dentro de la legalidad, para dejar de serlo. Porque nada hay más inconstitucional, amigo anónimo, que considerar la constitución como inmodificable. Hubo un tiempo en que el divorcio era ilegal. Cracias a que muchos expresaron su opiniòn en contra pudo llegar a ser legal

      JLGM

      Recuerda lo que pasó con la constitución anterior, los Principios Fundamentales del Movimiento, que juró defender el mismo Jefe del Estado que juró luego la actual Constitución, totalmente contraria.

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    7. Creo que la discusión podría alargarse indefinidamente, y me faltan tiempo y voluntad para ello. Las respectivas posturas, pienso, han quedado claras. La cita de Francesc de Carreras que copio, y que naturalmente he leído (por eso la copié) dice también que, vuelvo a citar, "la soberanía está en el pueblo español, no en el catalán. Por tanto, el derecho a decidir de los catalanes no existe". También cité, y vuelvo a citar ahora, lo que dice el artículo 2 de la Constitución: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”. A mí me parecen afirmaciones enteramente claras. JLGM reconoce mi buena voluntad (gracias), pero insiste en que no me entero. Siendo así, continuar es inútil.

      Resumo mi postura: de acuerdo con lo que expresamente dice la Constitución, y con lo que interpretan a su respecto expertos conocidos y reconocidos, ni la secesión de un territorio tiene cabida en nuestro ordenamiento, ni un territorio por su cuenta potestad para iniciarla ejercitando lo que llaman "derecho a decidir", que en nuestro ordenamiento actual no es tal derecho, en cuanto jurídicamente inexistente, sino una mera voluntad sin amparo legal. Y, siendo así, la iniciativa del gobierno de Cataluña es un intento de burlar, saltarse, pasar por alto o como JLGM quiera llamarle, todo ello.

      Ahora bien, existe ciertamente un problema en Cataluña. Que la iniciativa del Gobierno catalán me parezca fuera de lugar y sin amparo legal posible no significa que la situación en Cataluña pueda sin más ignorarse. Sería injusto, y un error. Lo deseable es buscar un entendimiento, cosa que espero que ocurra.

      Por lo demás, lo que JLGM dice de la Constitución olvida o neglige voluntariamente que 1) la Constitución no es inmodificable; pero preve el modo en que puede hacerse cualquier modificación. Saltárselo es anticonstitucional, o por lo menos inconstitucional. 2) no me parece muy acertada la comparación entre la legalidad de la dictadura y la de la democracia; esta última, entre otras cosas, fue aprobada masivamente en Cataluña, en unas condiciones de libertad que ciertamente no existían en época de Franco.

      Y, por fin, he repetido varias veces a JLGM la conveniencia de argumentar dentro de los términos de la discusión, sin pasar a un terreno personal que nada tiene que hacer en ella, y que no verá que yo emplee. Se ha corregido en esto, pero no por completo. Dice ahora que el triunfo del no, esto es, de la opción de seguir formando parte de España, es "algo todavía posible, aunque tú no lo creas". Se equivoca. Yo no sé cuál pueda ser el resultado del referéndum en cuestión si llega a celebrarse, y no profetizo al respecto. Sólo digo que la iniciativa del Gobierno catalán me parece legalmente indefendible. Como me lo parecía, aunque por razones no enteramente idénticas (porque las dos iniciativas tampoco lo eran) el llamado "plan Ibarretxe", también aprobado en su día por el Parlamento vasco, y luego rechazado, yo creo que con razón, por el español.

      No adelanto lo que pueda ocurrir; eso se lo dejo, si él desea hacerlo, a JLGM. A quien ciertamente no acusaré de nada, ni de entender más o menos, ni de torcer, de modo más o menos deliberado, los datos o los hechos. Simplemente, piensa de modo distinto al mío, lo que me parece del todo legítimo. Yo temo, y ya lo dije, y termino, que eso -la posibilidad de que existan legítimamente dos o más posturas distintas- es algo que a él le cuesta asimilar; tiene que deberse, parece pensar, o a mala voluntad de una de las partes, o por lo menos a ignorancia. No es ésa mi manera de pensar; por eso, porque no creo que una de las partes tenga necesariamente toda la razón y en la otra no haya más que error y mentira, espero y deseo que lleguen a entenderse.

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    8. Más puntos de vista:
      http://www.elciudadano.cl/2013/12/19/100948/catalunna-habra-independencia-porque-no-habra-referendum/

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    9. Vamos a ver, don Anónimo. Que aquí no se trata de si la Constitución permite la secesión o no, sino de si puede preguntársele a los catalanes si quieren ser independientes o no. Y eso no lo prohibe la Constitución, por mucho que te empeñes. Lo prohibe (intenta prohibirlo) el gobierno, que es algo distinto. La constitución podrá prohibir que los catalanes sean independientes, lo que no puede prohibir es que quieran serlo.
      No, amigo anónimo, no hay dos posturas en este punto concreto. Ninguna persona razonable (soy así de contundente) puede defender sin incurrir en sofismas que se pueda prohibir a nadie querer algo (otra cosa es que se le permita conseguirlo) u opinar sobre una cuestión de interés general. Repito: ahora hablamos de eso. La manera de hacer posible la independencia, si los catalanes la quisieran, ya es otra cuestión más compleja. Para cambiar la Constitución lo primero es que se dejen expresar deseo que no caben en ella (si no los hubiera, ¿para que cambiarla?).
      No hace falta discutir más, querido amigo. Pero aquí no se trata de que cada uno exprese su verdad. Yo estoy con Machado: "¿Tu verdad? No. La verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guardátela".

      JLGM

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    10. Es cierto que no nos entendemos. Que puede preguntarse a los catalanes su opinión acerca de ese tema es obvio; es más, ya se ha hecho, en una serie de referéndums organizados en distintos sitios, incluyendo Barcelona. Cosa distinta es que eso pueda hacerse con el amparo del actual ordenamiento legal. Yo creo que no. Y que, en todo caso, sólo mediante una negociación entre las dos partes, sin "líneas rojas", podrá llegarse, si se llega, a un acuerdo para hacerlo posible.

      Pero vuelvo a lo de siempre: quien no sea favorable al referéndum no es, según JLGM, una persona razonable. De donde se sigue 1) lo que ya dije hace unas notas: sólo JLGM y quienes piensen como él son razonables. 2) es doblemente inútil discutir, o intentar razonar, con alguien que, como yo (y Savater, y tanta gente más), no lo es. En eso, ya digo, no nos parecemos: como ya le expliqué, no verá que yo diga que, puesto que su postura es distinta de la mía, JLGM no es razonable. Yo estoy convencido de que sí lo es. Claro que, no siendo yo mismo razonable, siempre cabe pensar que, en eso como en tantas cosas, me equivoco.

      En todo caso, cuando el Parlamento español rechazó el Plan Ibarretxe, yo no creo que con ello prohibiera a nadie querer lo que quisiera: en eso no puede entrar la ley, que juzga de hechos y de conductas, no de voliciones, que son cosa personal e íntima. En otras palabras: aunque la ley española pretendiera hacerlo, no podría (es imposible) prohibir a nadie que quisiera lo que le parezca. Eso sólo me parece concebible en una situación como la del "1984" de Orwell, con su Policía del Pensamiento y demás. Pero sólo era una ficción.

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    11. Nos vamos acercando, nos vamos acercando... Amigo anónimo, si alguien dice que dos y dos son cuatro y otro dice que dos y dos son cinco, no se trata de dos puntos de vista igualmente respetables ni de que el primero (yo) pretenda tener siempre razón y el segundo (Savater, Cereijo o el lucero del alba) no la tenga nunca. Se trata simplemente de que, en este punto concreto, solo en este punto concreto, uno tiene razón y otros no. ¿Y cuál es el punto concreto? Que solo en una dictadura se puede impedir que los ciudadanos, si así lo desean, expresen su opinión sobre un asunto que les concierne. Otra cosa es que esa opinión sea vinculante. Una consulta no vinculante no está prohibida por la constitución, no es necesario cambiarla para hacerla. Eso es lo que yo digo (hablar ahora aquí del plan Ibarretxe está fuera de lugar). Digo que poner trabas legales a que los ciudadanos de Cataluña expresen su opinión sobre un asunto que les concierne carece de cualquier justificación democrática. El gobierno central debería facilitar esa consulta, no poner trabas. Y hacer campaña a favor de la opción que considere más adecuada para los catalanes y para el conjunto de España. Ningún referéndum está ganado ni perdido de antemano. Y por eso se realizan.
      ¿Lograremos estar de acuerdo en este punto?

      JLGM

      Y una precisión a un comentario anterior. Afirmas que la "constitución actual fue aprobada masivamente en Cataluña", como dando a entender que ahora no pueden estar en desacuerdo con ella. Es un argumento capcioso que circula por ahí, y que Anónimo acepta sin pensar. La mayoría de los catalanes de ahora no tenía derecho de voto entonces (o ni siquiera habían nacido) y aunque hubiera votado a favor, ¿no tienen derecho a cambiar de opinión? Para eso se vota cada cuatro años, para que quien voto a un partido pueda votar a otro si le parece mejor. Las constituciones no pueden ser eternas han de adaptarse a los cambios de la sociedad (por el procedimiento que ellas mismas determinan, claro, salvo en caso de revolución o golpe de Estado). Y el primer paso para ver si se debe poner o no en marcha esos procedimientos es consultar a los ciudadanos..

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    12. Sofista, sofista..., ¿a quién había llamado servidor eso mismo las últimas semanas? Y obstinado palizas y tal...
      Uno tenía el secreto remordimiento por verse -esas noches en que el insomnio nos muestra un carrusel de feas caricaturas con nuestros peores caretos de andar por el mundo- como un polemista rayano en lo insensato y provocador por el mero placer de hacer gargarismos dialécticos... Pero leo a este ANÓNíMO anonadante (y quizá onanista intelectual, que siempre ve la paja en ojo ajeno) de mis desdichas y -por comparación- soy un flemático british.
      Gracias por quitarme aquella miajilla de mala conciencia, camarada.

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    13. No, amigo JLGM, no lograremos estar de acuerdo. Un referéndum, así en abstracto y sin más precisiones, NO ES siempre y necesariamente la mejor, o la única, manera de aclarar una confusión o dirimir una diferencia en un régimen democrático. Todos los que conozco (incluyendo a Suiza, que suele alegarse en estos casos) regulan tan exactamente como pueden las circunstancias en que es legítimo recurrir a él, que no son todas, ni mucho menos. No digamos nada acerca de las condiciones de convocatoria de uno concreto, y que harían que, por ejemplo y de acuerdo con la llamada "Ley de Claridad" allí vigente, la pregunta aprobada por el Parlamento catalán con vistas al que proponen sería sencillamente ilegal. Pero no se preocupe JLGM porque discrepemos; es algo humano y natural, y lo deseable no es que nadie discrepe, sino convivir razonablemente entre discrepantes.

      Mi recordatorio sobre la aprobación masiva de la Constitución en Cataluña no tiene por objeto impedir nada; ya dije en una nota anterior (y perdón por la autocita) que "cambiarlo [lo que la Constitución dice] es posible; pero requiere diálogo, negociación, sin “líneas rojas” previas, como para el Gobierno catalán (y así lo han dicho repetidamente) es la celebración de la propia consulta". Lo que sí creo es que el cambio constitucional, previsto en la propia Constitución, requiere de unos determinados mecanismos que ella misma prevé, y a los que el Gobierno catalán no ha mostrado en ningún momento voluntad de acogerse. Y no olvidemos que lo que aquí se plantea, la secesión de Cataluña o de cualquier otro territorio, es algo a lo que la dicha Constitución no sólo se opone expresamente, sino que declara contrario a sus mismos fundamentos (recuerdo: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”. Cuando se trata de cambiar los cimientos de una casa, parece razonable que la opinión de los vecinos del 3º Derecha por sí misma no baste, y sea necesario el acuerdo también de los demás.

      Mi referencia a la aprobación masiva de la Constitución sólo tiene por objeto recordar que 1) tiene en ese punto una legitimidad a la que el independentismo ni siquiera se acerca 2) el sofisma, éste sí, que emplea JLGM recordando los años que han pasado desde la aprobación, vale tanto como cualquier otro sofisma, es decir, muy poco. Eso que en efecto ocurre con la Constitución, que por razones naturales llega un momento en que quienes la votaron, mayoritaria o totalmente, ya ni siquiera viven, ocurre con cualquier otra ley u obra humana. Pero las constituciones de la mayoría de los países democráticos occidentales son más antiguas (y algunas, muchísimo más) que la española; no obstante lo cual, a nadie se le ha ocurrido pensar que les haya llegado ya la fecha de caducidad, y en consecuencia lo aprobado entonces ya no sirva. (Sería interesante saber, si llega a producirse la secesión, cuál será la fecha de caducidad del referéndum famoso, previsiblemente aprobado por menos gente, o de una posible Constitución catalana).

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    14. [sigue]

      Repito, una vez más: una Constitución, como toda obra humana, puede naturalmente modificarse; tanto es así, que la propia Constitución prevé ese supuesto, y el modo de obrar en este caso. Hacer en ella una modificación fundamental, como la que se propone, parece que debiera requerir especial tiento y prudencia, y un acuerdo muy ampliamente mayoritario al respecto, como en el ejemplo que puse de los cimientos de un edificio. Son condiciones que a mi entender no se dan, y en consecuencia yo personalmente no soy partidario. Que JLGM piense de otro modo, repito, me parece normal; que sea incapaz de resistir a la tentación, tan viva en él, de calificar a los argumentos de quien no comparta sus ideas de capciosos, de compararlos a la afirmación de que dos y dos son cinco, o de afirmar su convicción de que dichos argumentos distintos de los suyos los acepta uno sin pensar (porque, supongo, y como ya dije, pensar, lo que se dice pensar, sólo JLGM y quien esté de acuerdo con él), me parece a mí una peculiaridad de su carácter que uno ni apoya ni comparte, sólo se resigna a ella.

      Y en fin, dijo hace ya unas cuantas notas JLGM que él se tiene por "inasequible al desaliento". Le felicito. Yo en cambio, asequible como soy no sólo a él sino al simple cansancio, y convencido de que no puedo hacer otra cosa que repetir lo que ya dije, prefiero dejarlo. Está ya más que claro, me parece, lo que cada uno piensa, como también que yo respeto las ideas de JLGM y la inteligencia y honestidad con que las plantea y defiende. Que yo mismo (o cualquiera otra persona que disienta de ellas) no se vea favorecido por su parte con igual consideración, valdrá más atribuirlo a una cierta impaciencia de carácter. En fin, como dijera Sancho, "cada uno es como Dios le hizo, y aun peor muchas veces". Con paciencia y buena voluntad, todo, o casi todo, se resuelve a la larga; y yo confío en que, en este caso, también sea así.

      Y me alegro de haber servido de alivio a la problemática conciencia de F., aunque sea a costa de ver en mis pobres escritos una voluntad de provocación que no existe, y un nerviosismo, (o "falta de flema") que sabe Dios dónde andará. No importa: otras veces me han acusado de lo contrario, de ser más frío que un pez, o más insensible que una piedra. Ni tanto ni tan calvo, diría yo.

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    15. Pues yo, antes de dejarlo, repito lo esencial: que la consulta prevista no es para conseguir la independencia (que no se puede conseguir por una simple consulta, y menos si se se declara de antemano no vinculante), sino para ver si los catalanes desean se independientes. Los pasos para conseguirlo vendrán después y ya se verá si son legales o no (ya los criticaremos en su momento). Lo que debería estar claro (incluso para mi terco Anónimo) es que desear la independencia es perfectamente legal, incluso con esta Constitución (por eso hay partidos independentistas). Esta constitución puede cambiarse (y le recuerdo al olvidadizo Anónimo que la Constitución norteamericana se ha ido actualizando con sucesivas "enmiendas" y que De Gaulle cambió la Constitución francesa y que hubo otros cambios y que en el Reino Unido no hay una constitución escrita, y que Portugal... pero no sigo), solo hay que seguir para ellos determinados procedimientos. De momento, únicamente se trata de hacer una consulta. Los términos de la misma deberían consensuarse para que se garantice la fiabilidad y la imparcialidad. En eso debería estar el gobierno de España, y no en poner ruedas delante del carro a ver si descarrila.
      Y pido disculpa por repetir de nuevo la tesis central de estos comentarios: que los ciudadanos de Cataluña tienen derecho a expresar su opinión y que eso no va contra la Constitución y solo será ilegal si el gobierno central quiere que lo sea (el gobierno de Cataluña, en cambio, quiere que sea legal, y busca todos los medios para ello).
      Mi Anónimo amigo seguirá sin enterarse... Qué se le va a hacer. En sus poemas, en cambio, acierta siempre.

      JLGM

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    16. No pensaba contestar, ni voy a hacerlo respecto a Cataluña; pero no puedo dejar dedecir algo respecto al elogio final. Un millón de gracias. Sé que es equivocado; qué más quisiera uno sino que no lo fuera. Pero aunque sólo exagerase en un 99,99% (y pido perdón por ser tan prudente), ya sería muchísimo. Y mucho más importante. Mis ideas políticas, o lo que sean, me preocupan desde luego infinitamente menos que escribir algo que merezca leerse. Uno es (o intenta ser, al menos) escritor, no político. Y, lo que es más, da gracias a Dios por ello.

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  11. "No tengo nacionalidad... el mejor estatus posible para un intelectual”.

    "... Arrancaré una nada embriagadora de todas las floraciones y me haré de las corolas de los campos un lecho donde dormir. Y ya no huiré a las estrellas ni me refugiaré en lejanías lunares”.

    (Dos pensamientos de Cioran, o mejor: definición y corolario).

    "Sentirse" o "no sentirse" de un lugar, pensar o no pensar de una determinada manera, tener un estilo u otro, ser alfabeta india o analfabeto belga, ser profesora o fontanera, congoleño sin papeles o canadiense empapelado, hormiga o gaviota… Ser, con poco arreglo, bloques de cemento armado cortados de una pieza, como Dios manda, es otra posibilidad nada infrecuente.

    Qué sería de nosotros sin el divino aroma del azahar que, ya presto, nos ataca…

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    1. Desde hace una semana, ya ataca por el Sur. “Hormiga o gaviota” dice usted sin pensar, rojo o azul, en ningún partido, está claro. Hormiga, gaviota o corazón de HR5171, a unos 12.000 años luz a lomos de Centauro. “Gigante amarilla tan enorme que, con un diámetro de 1.300 veces el Solar, resulta la mayor que se conoce de este tipo. Es aproximadamente un millón de veces más brillante que nuestra estrella” (LE MONDE y EL PAÍS de ayer al alimón). Corazones tremendos de las estrellas a los que volveremos con todos nuestros átomos y nombres. En tanto, a costa de nuestras variadas dialécticas privilegiar un poco la poética, parece justo y necesario.

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