Domingo, 16 de marzo
ELOGIO DEL TURISTA
Al anciano Maurice Barrès le preguntaron qué deseo pediría y
él respondió: “Tener veinte años y viajar a Italia por primera vez”.
Lo leo en
las Cartas de Italia, de Josep Pla,
uno de esos libros a los que uno, como a Italia, nunca se cansa de volver. Su
idea de la felicidad se parece mucho a la mía: “Llegar a una ciudad
desconocida, dirigirme al hotel, tomar un
baño, vestirme y salir a la calle al azar, a curiosear y a hacer de
franco forastero”.
Quien ha
vivido largos años, o toda la vida, en París, Venecia o Nueva York no conoce lo
mejor de París, Venecia o Nueva York. El secreto de una ciudad está a la vista
de todos, pero solo sabe verlo el viajero de paso.
Las
ciudades hechas de historia y de literatura a menudo se muestran ceñudas con
sus habitantes, pero siempre sonríen al enamorado que las visita por primera
vez, o que vuelve continuamente a ellas, pero siempre con la ilusión de la
primera vez.
Lunes, 17 de marzo
MIS TERRORES FAVORITOS
Siempre he vivido
lleno de temores, pero no siempre han sido los mismos. Ahora me angustia el
miedo a quedarme sin ideas, a que no se me ocurra nada a la hora de escribir.
Un miedo absurdo, porque nadie se ha
muerto de no escribir y lo que sobran son escritores en el mundo. Si me ganara
la vida escribiendo, resultaría preocupante, pero no teniendo ninguna
obligación, ¿por qué me preocupa no ser capaz de cumplir con una obligación que
no tengo?
Cierto que siempre bromeo con eso de
la posteridad, con que me gustaría ser leído dentro de cien o de mil años, y la verdad es que no me molestaría
demasiado pasar a las páginas de la historia de la literatura (que para mí es
como la historia de mi familia). Pero no me parece que la posteridad se vaya a
ocupar mucho de mí, siga o no siga escribiendo. No es cierta, o solo lo es en
muy pequeña parte, la afirmación de que el tiempo es el mejor juez y arregla
los entuertos de los contemporáneos. El tiempo lo único que hace es añadir más
paletadas al olvido. No hay gran nombre de la historia de la literatura que no
fuera reconocido como tal por sus contemporáneos. ¿Y Pessoa? ¿Y Bécquer? ¿Y
Cervantes?, me replicará alguno. El reconocimiento no siempre es inmediato; a
veces se retrasa. Ni Pessoa ni Bécquer vivieron lo suficiente para ver
publicada su obra, y Cervantes conoció el éxito con su Quijote, y las burlas de
algún envidioso coetáneo, como Lope, no hacen sino acrecentar ese éxito. Cuando
un escritor llega a los sesenta años y publica desde los veinte todo lo que
escribe, no hay sorpresa posible post
mortem.
Estas cosas las pienso, pero no se
me ocurre decirlas en público. Por una doble razón: porque parecen una petición
para que alguien las refuten, y porque hay otros escritores –y de más talento- a los que todavía se les ha hecho menos
caso que a mí.
En realidad, yo no tengo la
sensación de que se me ha hecho poco caso, aunque me queje a menudo de ello. He
disfrutado siempre del mayor de los lujos, el de decir lo que quería, sin
preocuparme demasiado de si molestaba o no.
La verdad es que no estoy demasiado
a disgusto con mi destino literario. “Yo he hecho lo que he podido, / fortuna
lo que ha querido”, y si los que escriben los manuales del futuro no me tienen
en cuenta, pues qué se le va a hacer, pero seguro que no me van a quitar el
sueño en la plácida eternidad.
Y no sería muy grave que no
escribiera más. ¡Hay tanta gente con talento en el mundo! Podrá no ocurrírseme
nada a la hora de escribir, pero de lo que estoy seguro es de que no me
faltarán maravillas a la hora de leer.
O sea que no debería estar
preocupado, pero el hombre es un animal paradójico. Y hay noches de insomnio,
demasiadas noches, que me aterra el miedo a no ser capaz de escribir una línea
más. Para probarme lo contrario, nada más levantarme, antes de desayunar,
todavía no sé si dormido o despierto, acostumbro a pergeñar un soneto como
quien hace una crucigrama, doy luego a la tecla de borrar y me voy a la primera
clase recuperado el buen ánimo.
Esta mañana, por juego, he decidido
conservar esos versos y los releo antes de ir a acostarme para evitar que se
repita la absurda pesadilla de ayer.
La lluvia que en la calle cae
callada / y desterrada del oscuro cielo, / el llanto que en mis ojos pone un
velo, /el corazón que corre hacia su nada,
la realidad que sigue ensimismada / y
la verdad que súbita alza el vuelo: / es tarde ya para cualquier anhelo / y
todo es soledad y sombra helada.
A mi lado respiras todavía / --ayer
no eras, no serás mañana--, / eternidad que dura un solo día.
Un dios cansado mira a su criatura /
--tras de tanto fervor tanta desgana--, / simple ejercicio de literatura.
Miércoles, 19 de marzo
LOS QUE NO VALEMOS PARA OTRA COSA
Abro el correo que me envían desde el Vicerrectorado de
Profesorado y Ordenación Académica indicando la capacidad docente para el curso
2014-1015: “Carga inicial: 320 horas. Reducciones de la carga docente (total 0 horas).
Carga final: 320 horas”. Debería sentirme un poco avergonzado. En la Universidad , como bien
dijo el ministro Wert, hay que reducir la carga docente a los mejores para que
se dediquen a la investigación y a la gestión, y aumentársela como castigo a
los que no sirven para la política universitaria o no son capaces de conseguir
un proyecto de investigación homologado.
Debería sentirme
avergonzado de ser –tras dar clases durante cuarenta y dos años (y no ya sin
ningún año sabático, sino sin ningún día de baja)– uno de los profesores con
más docencia. Debería sentirme avergonzado, pero me siento orgulloso, y espero
que el señor ministro me disculpe por ello.
Jueves, 20 de marzo
ESTAFAS JUAN RAMÓN, S. A.
Me llega hoy, obsequio de la editorial, un libro que estaba
deseando leer. Nada menos que una obra mayor e inédita de Juan Ramón Jiménez, Vida, la autobiografía que comenzó a escribir
en 1923 y que quedó sin concluir, como tantas otras cosas suyas. El otro sábado
el suplemento cultural más leído subrayaba el acontecimiento dedicándole la
portada, y mi amigo Andrés Trapiello, uno de los grandes conocedores del poeta,
lo glosaba encomiásticamente.
El volumen,
de mil páginas, encuadernado y en formato de bolsillo, es un hermoso objeto que
uno no se cansa de acariciar. Picoteo acá y allá disfrutando por anticipado de
las horas de placer que me esperan.
Pero
debería haberme limitado a acariciarlo y a hojearlo, como cualquier reseñista
que se precie. Solo así sería capaz de escribir con el entusiasmo de mi buen
amigo Andrés y tantos otros periodistas culturales. He cometido el error de leerlo,
página tras página, y aunque todavía voy solo por la mitad, ya he podido darme
cuenta de que se trata de otra estafa.
Este no es
un libro de Juan Ramón Jiménez, aunque casi la mitad de lo que incluye lo haya
escrito él. Este es un libro que avergonzaría a Juan Ramón Jiménez.
Mercedes
Juliá y Mª Ángeles Sanz Manzano han realizado un trabajo minucioso durante
largos años. Tan minucioso como el de quien construye con palillos de dientes
una réplica de la torre Eiffel, y exactamente con el mismo valor intelectual:
ninguno.
Estas
cosas, por supuesto, no las diría yo en público, ¿para qué? Se enfadaría
demasiada gente. Renuncio a hacer una reseña. Pero alguien, con más valor que
yo, debería ser capaz de decir que hay formas más agradables de despilfarrar el
dinero público (el libro está subvencionado y, por supuesto, a las profesoras
que se dedican a prepararlo se les reduce su carga docente) que manosear los
papeles de Juan Ramón y enturbiar su obra.
Juan Ramón
Jiménez y Fernando Pessoa son dos de los mayores poetas del siglo XX y, además,
un inagotable venero para la investigación universitaria. Cada poco un nuevo
investigador avanza unos pasos en su escalafón publicando el enésimo libro
inédito de cada uno de ellos. ¿Y cómo se hacen esos libros? Con mucha paciencia
y un desconocimiento completo de lo que es una obra literaria, con material ya
publicado y con cualquier borrador inédito, que se encuentre por ahí o que
otros investigadores hayan desdeñado. Y si hay varias versiones de un mismo
texto, no se escoge la más acabada, sino que se ponen una tras otra para
aumentar páginas.
Vida, la magna obra autobiográfica de
Juan Ramón Jiménez que se anuncia como un magno acontecimiento, lleva el
subtítulo de “Volumen I. Días de mi vida”, y el primer fragmento que incluye
dice “Mis hados orientales” (escrito con mayúsculas) y el segundo “Abrí los
ojos, vi un mundo, etc”. Las correspondientes notas nos indican que ambos
fragmentos son inéditos y que están
escritos “en el reverso de un menú del Washington Sanitarium & Hospital”.
Los tres
últimos capitulillos de la primera parte, titulada “Niñez, mocedad, juventud”,
vale la pena copiarlos íntegros. El que lleva el número CCXLIV dice así: “Mi
letra / Juan R. Jiménez / Juan R. Jiménez / Juan Ramón Jiménez”. El numerado
CCXLV: “El Imparcial / Luis López
Ballesteros, generoso y noble conmigo”. Y el siguiente: “El Imparcial / López Ballesteros / Escelente conmigo /
Agradecimiento”. Y no son las únicas llamativas piezas de este mosaico. Otro
ejemplo: “Blanco y Negro / (Navarro
Ledesma)”. El siguiente lleva título “Colaborador” y ofrece esta variante: “Blanco y Negro, ABC. / Navarro Ledesma”.
¿No hay
entonces ningún texto de interés en estas mil páginas? Por supuesto que los
hay, incluso podría editarse con ellos un sugerente volumen juanramoniano de
casi un centenar de páginas, pero pocos no han sido ya publicados en otros
volúmenes.
En las
notas, las editoras distinguen entre “texto” (“prosa publicada por el poeta”) y
“ante-texto” (prosa inédita o publicada en ediciones póstumas, confudiendo mero
borrador inacabado con texto completo, aunque inédito). En el cuerpo del libro
no; con el mismo tipo de letra y al mismo nivel aparece una maravillosa página
juanramoniana que una simple palabra garabateada en un trozo de papel.
Como tantos
investigadores literarios, las editoras de este volumen han olvidado lo que es
una obra literaria, la confunden con un trabajo de investigación (o lo que en la Universidad se
entiende por tal). Este nuevo volumen juanramoniano no va destinado a los
lectores, sino a los profesionales académicos de Juan Ramón, sirve para hacer
carrera académica, no para dar a conocer una nueva obra del poeta. Al poeta le
parecería una ofensa y una estafa a los lectores que se dejen engañar por los
suplementos. Pero no seré yo quien diga estas cosas. Buscaré otro libro para la
reseña de la próxima semana.
Viernes, 21 de marzo
SIGO SIN SER EL MÁS VIEJO
En la tertulia de hoy, que cambia de sede, nos dedicamos a
buscar nombre para una nueva revista literaria. Será la cuarta que publica la
tertulia, tras los irreverentes Cuadernos
de Oliver, la efímera Escrito en el
agua y la añorada Reloj de Arena.
Cuando preparamos la primera, creo que ninguno de los contertulios de esta
tarde había nacido. Me divierte comprobar que, a pesar ello, sigo sin ser el
más viejo.
Veo en la foto que se fuma. ¿Dónde se hace ahora la tertulia, que voy corriendo? Porque he vuelto a fumar...
ResponderEliminarYa dice JLGM que su comentario acerca de las pocas esperanzas (él dice que ninguna) que un escritor poco o nada reconocido en vida pueda tener que la posteridad cambie ese juicio, siempre que no haya muerto demasiado joven, es una invitación a disentir. La recojo.
ResponderEliminarMelville murió completamente olvidado, y pasaron muchos años antes de que Moby Dick (un fracaso cuando se publicó) o Bartleby el escribiente (idem) le situaran en el lugar que ahora ocupa. Un caso parecido al de Emily Dickinson, cuya primera edición, póstuma, no tuvo éxito, que tardaría muchos años en llegar. Cervantes, a quien él cita, tuvo con su Quijote un éxito popular, no refrendado por la intelligentsia de su tiempo. Lope, por ejemplo, dice que no hay poeta "tan malo como Cervantes, ni tan necio que alabe a Don Quijote". La opinión es de una carta de 1604, anterior por tanto a la primera publicación conocida del Quijote; pero no consta que la modificara después. Ni es el único que se expresó en términos parecidos. La novela siguió reeditándose parsimoniosamente, y sólo en el siglo XVIII (y en Inglaterra) empezará el reconocimiento de que ahora disfruta, y que no se generaliza hasta el siglo siguiente. La fama de San Juan de la Cruz como poeta supremo es aún más tardía; cuando por ejemplo Gerald Brenan se interesó por él, llevado de la frecuencia con que aparecía en la biografía de Santa Teresa (en la que estaba indagando), hubo de leer su poesía en la edición de Rivadeneyra, simplemente porque no existía otra. Su nombre era el de un poeta oscuro y secundario...
No es cierto, en fin, que la posteridad confirme siempre la desestima en vida. Ninguno de los ejemplos que he citado, ni muchos otros que podría poner (empezando por Aldana, por ejemplo) tuvo en vida una fama mayor ni más afirmada que la que JLGM ya disfruta. Así que quién sabe. Escriba pues JLGM lo que buenamente pueda, y no se atormente con fantasmas, que ya la vida da de por sí bastantes motivos reales de pasarlo mal como para que encima uno les añada otros imaginarios.
Muchas gracias, anónimo. Pero son excepciones, y algunas muy discutibles. Claro que hay Dickinson y Pessoas, pero son poetas que se mantuvieron póstumos y luego su fama fue creciendo, creciendo... Lo normal es lo contrario. Pero, desde luego, yo no tendría ningún inconveniente en ser una excepción.
EliminarJLGM
¡Esa sonrisa de Catarina!
ResponderEliminarJesús, que te veo venir... y con esa sonrisa no voy a decirte lo que estaba pensando... pero la estrella en este caso es Martín, que sigue siendo uno de los jóvenes.
EliminarQue decepción con lo del libro de JRJ, gracias por el aviso, pues el precio lo hace carísimo y ese dinero se puede emplear en otros menesteres.
ResponderEliminarA lo mejor estoy mal informado, pero creo recordar que nadie se acordó de San Juan de la Cruz hasta que lo editó Menéndez Pelayo, y poco más o menos se puede decir del Poema de mío Cid, el Libro de buen amor y tantas obras maestras de la poesía española. Es más, me parece muy significativo que fuera Quevedo quien editara a Fray de Luis de León, que Garcilaso aparezca como un complemento de la poesía de su amigo Juan Boscán, o que el mismo Fernando de Herrera fuese quien preparara la edición de la suya, con esa meticulosidad de la que habló en su momento Blecua padre, y tantas otras historias editoriales, tal vez no menos insólitas que las que vemos en el presente. De todas formas, la poesía tampoco es una excepción, la verdad: Antonio Vivaldi era un perfecto desconocido hasta la segunda década del siglo XX, por no hablar de autores anteriores como Claudio Monteverdi y un número enorme de músicos que hoy nos parecen clásicos que siempre han estado ahí. Y no pongo ejemplos del campo de la pintura y de otras artes para no aburrir, pero hay muchísimos.
ResponderEliminarNo estás mal informado, amigo José María, pero mezclas demasiadas cosas. La música, por ejemplo. Vivaldi fue una estrella en su tiempo, pero luego se le olvidó como se olvidaba a todos los músicos en una época en que no había grabaciones y solo se interpretaba la música contemporánea. El rescate de toda la música antigua es relativamente reciente, pero rara vez se descubre un gran músico que no fuera tenido por tal por sus contemporáneos. En cuando a las poesías de Fray Luis, hombre, si él no las divulgó, mal se podían conocer . Y Garcilaso, lo mismo; le editó la viuda de Boscan, pero enseguida se separó se su amigo y se convirtió en una estrella que brillaba con luz propia. En fin, que hay excepciones, pero menos de las que parece, bastante menos. Y a la hora de comparar con el presente hay que tener en cuenta la situación de cada momento. Yo me reafirmo en mi tesis: un escritor que publica regularmente y llega a un edad provecta ve reconocido su genio por los contemporáneos.. o carece de genio (que es lo más frecuente) y no se lo reconocerá nunca nadie por muchos siglos que pasen.
EliminarJLGM
Yo sigo sin estar demasiado de acuerdo. Pero, en todo caso, lo de la "edad provecta" tiene bemoles. Según el DRAE, la primera acepción del término es "caduco, viejo". Espero que JLGM no piense que semejantes adjetivos le son aplicables a él. Aún le quedan muchos años para eso.
Eliminar"El secreto de una ciudad está a la vista de todos, pero solo sabe verlo el viajero de paso".
ResponderEliminarSí, es así. Tiene que venir un forastero a enseñarnos nuestra propia ciudad, pues lo que vemos todos los días es como si no lo viéramos nunca.
Un amigo me comentaba que, habiendo nacido en Jaén, nunca le llamó la atención aquel mar de olivos. Era lo normal, lo natural. Sólo cuando llevaba muchos años viviendo fuera, un día tras pasar Despeñaperros le sobrecogió el inacabable paisaje verde olivo (ese verde plateado distinto de todos los demás).
Y algo parecido ocurre con el idioma. Estos días tengo en casa un estudiante americano, y me sorprende hablándome de los giros tan raros que empleamos en español. No los percibimos, pero él sí. Ayer me decía: "Qué expresión tan curiosa esa de "Llevo mucho tiempo sin verte". O sea: No es que haga mucho tiempo que no te veo, es que todo ese tiempo "lo llevo" (o sea, lo muevo, lo cargo, lo transporto...). Nunca me habría dado cuenta de esa rareza. "Llevo mucho tiempo sin verte". (¿Y dónde lo "llevo", y por qué lo "llevo"?...)
Hace poco Trapiello hablaba en su blog de la expresión "deseandito". "Estoy "deseandito" verte". O sea, "little wishing", ¿verdad?
Muy atinadas observaciones, Aitor.
EliminarJLGM
Sí, algo que me mueve a cautela, no sé si al horror pero desde luego que a ningún elogio: nuestros celebrados sindicatos de la Policía se manifiestan porque se han sentido "desamparados" (ellos, que iban con más arnés, pertrecho y atalaje que un señor de la guerra medieval) porque la Superioridad no les permitió emplearse a fondo como hubiese sido su deseo. Pobrecillos..., siempre llevando la peor parte en la confrontación callejera. Con lo mala que es la plebe, que está plagada de cojomantecas que guardan un estoque en la recámara de las muletas ortopédicas...
ResponderEliminarUn vecino mío, que es muy malicioso y muy malpensado, decía en la cola del pan que los mandos policiales había dado la consigna de "aguantar" sin disparar la artillería para que en los telediarios se viera la "indefensión" de los policías y para "cargarse de razón" si en futuro se emplean con la contundencia que tanto parece ser que echan de menos . Leí no sé dónde que en las recientes protestas policiales había algún exaltado que decía que la próxima vez, si fuese menester -habría que preguntarles a esos indefensos energúmenos qué entienden ellos por "menester"- iban a hacer uso de las pistolas (de los puños no decían nada, seguro que por su levedad disuasoria). Me cuesta creer tanta maldad; serán los eternos difamadores antisistema.
Ver a estos colectivos de nuestra prestigiada policía manifestarse (cortando la vía pública, por cierto) porque piden tener las manos más libres para reprimir al populacho, es para preocuparse a fondo.
Bueno, que nadie diga que no me he atenido al slogan de esta entrega cafeteril: terror, cautela y elogio ( de este último muy poco, francamente).
No estoy de acuerdo.
ResponderEliminarJLGM.
Faltaría más...
ResponderEliminarLeído en PÚBLICO.es de hoy:
ResponderEliminar"Una semana después de que cientos de miles de personas tomaran Madrid en las Marchas de la Dignidad, la imagen que los españoles asocian a estas reivindicaciones originariamente pacíficas son las de la violencia que interrumpió la protesta. "Lo que ha sucedido estos días es un montaje surgido de las cloacas del Estado, asegura Rafael González, de la coordinación estatal de las Marchas. "No querían abrir los telediarios con las Marchas, y por eso crearon la violencia", asegura.
"Tres petardos de tres personas sin identificar fueron la excusa para cargar contra los manifestantes pacíficos", defiende. No señala directamente a los policías de paisano como los lanzadores de esos petardos, pero reconoce que la cosa "huele mal".
En una rueda de prensa celebrada este viernes en Madrid, la comisión jurídica del 22-M ha recomendado a sus organizadores emprender acciones legales contra la Delegación del Gobierno y la Policía. Denuncian malos tratos y vejaciones a los detenidos e dentificaciones masivas, además de una "campaña de criminalización" de los manifestantes por parte de las autoridades.
Aseguran que el número final de manifestantes heridos fue de 108 y no de poco más de una treintena, tal y como han reproducido los medios de comunicación, y exigen la inmediata liberación de Miguel, el manifestante que sigue en prisión preventiva, acusado de un delito de lesiones.
Su abogado, Jesús Calpe, asegura que "se ha utilizado a los policías" para darles una imagen de víctimas frente a los "radicales", ante la visita de un equipo de observadores internacionales de la OSCE".
PD.- Como todo el mundo sabe, Público.es recibe pingües subvenciones de la Fundación Pol Pot. Saque cada cual sus conclusiones.
Lo cierto es que estos señores policías no expresan el menor escrúpulo porque se les encargue (y cumplan con eficacia) disolver y aporrear (casi una hora antes de lo permitido) a los pacíficos hombre, mujeres y niños que se manifestaban , cosa que ya va siendo habitual. Me parece que no es para sentirse orgullosos tener una dedicación tan poco presentable, como es la de obedecer sin rechistar las órdenes de personas de escaso talante democrático: ver hablar a la tal Cifuentes indigna a más templado.
EliminarTambién creo, por lo que he oído, que estas fuerzas antidisturbios no son representativas (en su mentalidad)dell común de la policía. Lo que no deja de ser un alivio.
Desconocía, y no podía siquiera imaginarme, que existiera nada menos que una "Fundación Pol Pot". Rogaría a RP que nos pusiera un enlace a tan increíble organismo, o nos explicara lo que sabe de él. (Y, de paso, cómo sabe él -y no "todo el mundo", a pesar de lo que dice- lo de las "pingües subvenciones" a Público.es). ¿De veras no se lo inventa?
Eliminar¿Creería usted, amigo, que existe la "Fundación Drácula", para la ayuda a los enfermos de hemofilia? ¿Daría usted crédito a que la Fundación "Francisco Franco" subvenciona con pingües cantidades dinerarias al Ilustre Colegio de Enterradores y demás empleados del gremio de Pompas Fúnebres? ¿Creería -si se lo juraran ante-sobre los Evangelios- que existe la Fundación "Torquemada" para el fomento del Libre Pensamiento? ¿Y qué de la Fundación "Erasmo de Rotterdam", dependiente de la Conferencia Episcopal Española?
Eliminar¿Cómo es posible, amigo, que pregunte por una cosa tan obviamente inexistente?
Un saludo.
Me temo que R. P. no ha captado la ironía de mi nota. Culpa mía, sin duda; como JLGM ha recordado más de una vez citando a Pessoa, 'la ironía es eso que nadie entiende'.
EliminarEfectivamente, caro Anónimo, culpa suya: la ironía ha de ser levemente manifiesta, de lo contrario no sería eficaz ni valorable. Un poco más de ironía de la precisa y se cae en la burda chanza. Pero si es tan hermética y tan poco detectable puede darse -como en este caso- que se crea hablar con un despistado o con un pazguato de los muchos que pastan hoy los céspedes de la bucólica España que, acostumbrados a formarse una idea del mundo por lo que dice la tele, te sueltan unas coces que pa qué te cuento.
Eliminar¿Conoce mi Anónimo al autor de la florida prosa que ahora disfruta? Yo sí que he reconocido al de la pacata (al parecer irónica) pregunta.
Soy poco dado a los juegos de identidades, y tendente a respetar el anonimato de quien lo busca. Que mi ironía sea tan "hermética y poco detectable" es lo mismo que, al parecer, le ocurría a Pessoa, lo que no es un mal antecedente. Es verdad que la proclividad de RP al mandoble verbal con preferencia al razonamiento me recuerda cosas (y tonos) ya conocidos; pero es vulgaridad tan extendida, que no me atrevería a identificar a nadie sólo por ella.
EliminarDios le diera a usted el mandoble de RP, señor espejo impoluto de Pessoa (según su ilusoria pretensión), Dios le diera. Porque la conjunción virtuosa del estilo y del estilete ha parido páginas gloriosas de la Literatura (que en definitiva es la Historia).
EliminarY no confunda reciedumbre con tosquedad (en los ajenos); ni fineza con cursilería (en lo propio).
PS.- Si no tiene otras cosas más intersantes que comentar, bien podía emplear esta tarde de domingo en ventilar los sellos (le presumo filatélico de lupa y manguitos, y peinándose al estilo Anasagasti).
Presume R. P. demasiado, y en más de un sentido, me temo.
EliminarDesde luego que presumo. La modestia es virtud del mediocre; y llamo mediocre al que anda por la mitad del ranking del talento, no a los "mediocres" que con tanta alegría cita la prensa analfabeta cuando quiere referirse a verdaderas acémilas. ¿No se ha dado, A., cuenta de este detalle, de que se suele llamar mediocre al negado para ciertas cosas? Tan nefasta es la erosión de la estulticia sobre el lenguaje que hasta la RAE ha acabado por admitir, en una de las acepciones de la palabra, que se refiere a " de poco mérito, tirando a malo", con lo que han conseguido esos piratas escorar la nave del lado de la maldad, lo que contradice la etimología del palabro.
EliminarPD.- Oye, A,, ¿cuándo quedamos para tomarnos unas copas?
Gracias, pero no; no nos entenderíamos. Y no porque tengamos ideas diferentes, aunque en algunas cosas me parece obvio que es así, sino porque las formas, para mí, son importantes, y me temo que en ese terreno somos demasiado distintos. Copio lo que José Manuel Benítez Ariza decía al respecto en una entrevista reciente:
Eliminar"Las formas son importantes; crean un cauce de comunicación que acaba siendo algo que compartes con otra persona, aunque piense todo lo contrario. Muchas veces estoy más en desacuerdo con los que piensan lo mismo que yo, porque no me gusta cómo lo expresan o cómo lo manifiestan, cómo lo imponen en su esfera privada, o el sentido o la intención, que con personas que piensan algo totalmente opuesto a lo que pienso yo, pero con las que puedo mantener un cauce de comunicación abierto".
Dicho en otras palabras, quien trata de razonar, mejor o peor, desde el respeto al otro, por distintas que sean sus ideas de las propias, trata de entenderse; de escuchar y, si se puede, de aprender. Quien prefiere la ostentación "virtuosa del estilo y del estilete" no se escucha, me temo, nada más que a sí mismo, que es lo único que de veras le importa. El otro no es más que una ocasión de lucirse, un pedestal. Y eso, sobre no llevar muy lejos, cansa; por lo menos, a mí.
Pero, A., que no te he pedido en matrimonio (ya estoy casao y bien casao); que unas absentas las toman hasta en los conventos. Así, podría mostrarte algunos galardones (algunos, no todos, que eso sí pudiera ser tomado por presunción) que se le adjudicaron a este juglar, tanto en las letras como en las artes escénicas (¿no caes en la cuenta ahora, palomino?), algunos de palo alto. Y no hablo de los blasones nobiliarios que me abruman y que me tienen más que harto: uno no ha hecho nada por merecerlos. Y además uno es rojo. Uno...
EliminarBueno, A., veo que eres incorregible y que citas más que la patrona de una casa de citas. No sé: pareces buen rapaz pero tienes un deje bastante cansino y unas maneras melifluas que me ponen de los nervios. Algunos hallan consuelo en el Viagra. Otros, en la absenta. Otros cuantos (como servidor) en las dos cosas. Prueba, hermano.
Las formas te daba yo a tí, morigerado y tal...
Coincido en que parece hubo provocaciòn por parte de los mandos policiales para desacreditar las marchas. Pero esa provocación no pareció que consistiera en que policías de paisano lanzaran petardos, sino en dejar expuesto a la violencia de algunos bárbaros a policías que cumplían con su trabajo.
ResponderEliminarA la policía, como a un cualquier otro profesional, hay que criticarla cuando se extralimita, pero no cuando cumple con su trabajo impidiendo la barbarie callejera (no la protesta pacífica).
JLGM
Hombre, Kurz, "la policía" también son los mandos y cuando se critica el comportamiento de la "policía" se ha de pensar en ellos prioritariamente. Y está claro que se extralimitaron. Además con premeditación y mucha alevosía.
EliminarY, a la luz de lo que se va conociendo, la "barbarie" la desencadenó la actuación policial, que ni siquiera respetó el plazo que había sido concedido a los manifestantes (hasta las 21, 30 h.) y comenzó a disolverlos con muy malos modos. No es, pues, "cumplir con su trabajo" emplearse con brutalidad (¿usar el material antidisturbios no es brutal, Kurtz?) para atajar la QUE ELLOS MISMOS DESENCADENARON.
¿En dónde queda la perspicacia de JLGM si no es capaz de discernir en un caso tan flagrante?
Y respecto a la protesta policial, además de exigir que se mire por su integridad personal, no estría nada mal que mostraran ESCRÚPULOS evidentes por cumplir órdenes tan poco dignas de aprecio entre la gente de bien. Aporrear indiscriminadamente a cualquiera que pase por "allí" es un comportamiento indigno. Y, pese a la crisis, podrían intentar buscar un trabajo más... Y si no lo encuentran, que se vayan para Alemania, como tantos. Por lo menos por seis meses. Luego que lo intenten en Suecia, Si no, a China, que dicen que es el futuro. Todo menos ganarse el sueldo a las órdenes de cierta ralea de impresentables.
No te hace falta escribir ya una letra, amigo José Luis: la mejor gloria y legitimidad de un escritor es que el público admita conocerle sin haber leído nada
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