Domingo, 7 de abril
DON ERRE QUE ERRE
Soy una persona bastante irritante. Tan terco en las
discusiones que casi siempre acabo sacando a mi interlocutor de sus casillas. Y
es que, cuando creo que tengo razón, no hay nada que me haga cambiar de parecer
(salvo, claro está, nuevos datos y razones más convincentes que las mías).
“¿Así que eso de que al rey no se
le puede juzgar, haga lo que haga, no es más que un error al interpretar la Constitución ? ¿Así
que todo el mundo la ha leído mal, menos tú”, me dice esta mañana triunfante mi
amigo Luis (el viernes discutimos hasta la exasperación sobre el tema) y me
alarga el periódico. “Este artículo no lo ha escrito cualquiera, sino Francisco
Bastida, catedrático de Derecho Constitucional. Me imagino que a él no te
atreverás a llevarle la contraria, aunque conociéndote nunca se sabe”.
Leo el
párrafo que me señala: “El Rey podrá decir que todos son iguales ante la ley,
si previamente reconoce que la ley no es igual para todos, empezando por él,
pues, según la propia Constitución, ‘la persona del rey es inviolable’ (art.
56.3), lo que quiere decir que no se le puede someter a juicio y exigirle
responsabilidad por sus actos, ya sean públicos o privados. A diferencia de las
presidencias republicanas, esta prerrogativa no se limita a sus actos como Jefe
del Estado; se extiende a todos porque su persona es inviolable”.
Yo leo el
artículo completo, releo el párrafo que me indica mi amigo y sonrío. Nada me
encanta más que tener razón frente a un experto.
—En ese
artículo, amigo Luis, Francisco Bastida comete un error de primero de Derecho:
no glosa lo que la
Constitución dice, sino lo que “quiere decir”, esto es, la
interpreta, y el único intérprete autorizado de la Constitución es el
Tribunal Constitucional. Francisco Bastida saca sus conclusiones a partir de
una cita parcial del artículo 56.3, cosa que nunca se debe hacer (con citas
truncadas se puede demostrar cualquier cosa). Te leo el artículo completo (y
ahora comprendes porque voy siempre a tomar café con el iPad: es un arma
contundente en las discusiones): “La persona del Rey es inviolable y no está
sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma
establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo
lo dispuesto en el artículo 65.2” . Te aclaro lo que dicen los aludidos: el 64
alude a que el Presidente del Gobierno (o, en su caso, los Ministros
competentes) ha de refrendar los actos del rey y el 65 a que distribuye libremente
la cantidad global que recibe para el sostenimiento “de su Familia y Casa” y a
que “nombra y releva libremente a los miembros civiles y militares de su Casa”.
Y ahora vamos al error de Bastida (un error muy compartido, pero inexplicable
en un catedrático de Derecho Constitucional). Si la primera frase del artículo
53 dijera lo que él cree que dice, cualquier acto del rey (irse de vacaciones,
comprar un regalo para una amiga muy especial, organizar una fiesta con sus amigos
empresarios) debería estar refrendado por el Presidente del Gobierno. Y una
disculpa como las que nos dio tras la famosa cacería (“Lo siento, me he
equivocado, no volverá a ocurrir) sería un acto estrictamente
anticonstitucional porque “de los actos del Rey –art. 64.2– serán responsables
las personas que los refrendan”, no él. La interpretación de Francisco Bastida,
por muy extendida que esté, no se sostiene tras la lectura de la Constitución. A
menos que el Tribunal Constitucional diga otra casa, la inviolabilidad y la no sujeción
a responsabilidad de la persona del Rey se refiere exclusivamente a su
actividad pública, a sus actos como Jefe del Estado, que es la que “siempre” ha
de estar refrendada por el gobierno. Como persona privada, el ciudadano Juan
Carlos de Borbón está sujeto a las leyes que ha jurado “guardar y hacer
guardar” igual que cualquier otro ciudadano español. Ni siquiera tiene un fuero
especial, al contrario que los diputados y otros cargos públicos. Y no lo tiene
porque en ninguna parte, que yo sepa, se dice que lo tenga. Esto es lo
contrario de lo que todo el mundo afirma. Pero es lo que se deduce de la Constitución (salvo
que el Tribunal Constitucional diga otra cosa). Su fuero judicial, en lo que a
sus actividades privadas se refiere, es exactamente el mismo que el de la Infanta Cristina.
Si el juez Castro sigue cumpliendo con su deber, esto es, si se limita a
aplicar la ley, el siguiente implicado en la causa Nóos resulta bastante
probable que sea el monarca.
––¡No creo
que se atreva a tanto!
––Yo tampoco.
Pero no, al contrario de lo que nos han hecho creer, porque la Constitución se lo
impida, sino porque no se atreve. O porque no le dejan.
Lunes, 8 de abril
LAS TARDES INFINITAS
No hay vida tan corta que no le sobren algunos días, ni tan
larga que no le falten.
Nunca he estado tan solo como
algunas noches en la cama contigo.
Las fiestas que más nos importan
no están marcadas de rojo en el calendario.
La realidad a veces deja de hacer
pie en la realidad y se vuelve de lo más fantasiosa.
Le odiaba porque con sus
continuas bondades me había hecho esclavo de una eterna gratitud.
Lo que más me fastidia de morir
es no poder contar luego en el diario un acontecimiento tan importante.
No
despertamos del sueño de la vida, solo dejamos de soñar.
Martes, 9 de abril
FRÁGILES, FRAGANTES
Me gusta mucho el título que el profesor Guojian Chen ha
puesto a su última selección de poesía china: Poemas para disfrutar. Y mientras
él, ayudado por nuestro joven contertulio Da Jo, nos presenta, con milenaria
calma, el breve volumen en la librería Cervantes, yo aprovecho para reescribir
a Tu Fu:
“Alrededor de mi cabaña /
serpentea un arroyo. / Ante la puerta enramada, / pasa un viejo camino. / Altas
hierbas ocultan / el resto de la aldea. / Nada tengo y no me falta nada. / Frágiles
las ramas de los sauces. / Fragantes los árboles de nísperos. / Se pone el sol,
los cormoranes / agitan sus alas en el dique / y yo sueño que soy el rey del
mundo”.
Y de algún modo –pienso mientras
escucho los poemas– lo soy.
Miércoles, 10 de abril
TEORÍA DE LA RELATIVIDAD
Qué bien suena la palabra independencia cuando la gritamos
nosotros y qué mal cuando nos la gritan a nosotros.
Jueves, 11 de abril
ELOGIO DEL ABURRIMIENTO
Hace tiempo que he dejado de asistir a las conferencias
(salvo, claro está, que no tenga más remedio porque sea yo quien la dé).
Debería recuperar esa costumbre. Cierto que, en la mayoría de los casos, se
trata de un aburrido rito social. Pero el aburrimiento tiene sus ventajas.
Favorece la errabundia fantasiosa y la creatividad. A las ocho comenzó la
conferencia de esta tarde. A los ocho y media todavía no había comenzado la
conferencia y los miembros de la mesa seguían intercambiando flores, gratitudes
y otra retórica hojarasca. Yo, como suelo hacer en estos casos, me puse a escribir
haikus:
Cae la noche / aún más negra que
el día / y me cae encima
Quién como el río / que cada día
pasa / y aquí se queda
Esa tortuga / junto al camino
inmóvil / espera a Aquiles
Cuando estoy solo / hay tanta
algarabía / que no me escucho
Entre la hierba / del jardín de
los muertos / una serpiente
Viejas campanas / en la tarde de
hoy / y en otro siglo
Aguas heladas / y tengo que
cruzar / al otro lado
He llegado al final / después de
un largo viaje / y es el principio
Cuántos regalos / un día y otro
día / y nunca iguales
En el jardín / la tarde se
distrae / y no anochece
En el estanque / chapotea la
tarde / antes de irse
A veces llego / al final del
camino / y sigo andando
Luego el conferenciante, tras otros diez minutos de
agradecidas zalamerías, se puso a contarnos el Edipo rey de Sófocles. Como yo ya lo había leído, aproveché para reescribir
en clave autobiográfica un relato de David Roas: “Cuando salía de casa,
caminaba siempre dos pasos por delante de él. Al llegar a cualquier sitio,
tenía que detenerse un rato a esperarse. Uno de sus juegos preferidos era
desafiarse a ver quién leía más rápido, pasando rápidamente la página e impidiéndose
leer cómodamente. En las conferencias, cuando el conferenciante empezaba a
hablar, él ya había tomado nota de la conferencia entera y luego se aburría
soberanamente. El día en que murió fue el único en que no quiso adelantarse a
sí mismo y se lo encontraron sentado frente al ataúd en que reposaba
escribiendo un epitafio”.
Viernes, 12 de abril
NECESIDAD DE EDIPO
Aquel psicoanalista era tan ortodoxo que quería prohibir
adoptar a las parejas homosexuales porque en ella los niños no podrían tener
complejo de Edipo.
Sábado, 13 de abril
TODAVÍA NO
––¿”Delenda est monarchia”, amigo Martín?
––Todavía, no, amigo Xuan.
Vayamos por pasos. Ahora tenemos recambio, cosa que no ocurría cuando Ortega
tituló así su famoso artículo. Ahora lo que hace falta es un nuevo Cid
Campeador.
––¡Épico te pones!
––¡Épico te pones!
––Hace falta un español de
verdad, que ante las dudas sobre el comportamiento del monarca, se adelante y,
como en Santa Gadea de Burgos, le tome juramento: “Villanos te maten, rey, /
villanos, que non hidalgos, / si no dices la verdad / de lo que te es
preguntado: / si tú fuiste o consentiste / del yerno en los malos pasos”. Se
afirma que la mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo;
con más razón debe parecerlo el propio César, además de serlo. “Viva España con
honra” gritaban los revolucionarios de Septiembre hartos de las licencias de la
reina castiza y campechana. Eso mismo, con unas palabras o con otras, gritamos
ahora muchos buenos españoles. Y para despejar dudas hace falta un nuevo
juramento de Santa Gadea, ante Congreso y Senado reunidos, o en un juzgado de
Palma. Y si las dudas no se disipan creo que resulta inevitable, por simple
cuestión de decencia (además de por exigencia constitucional: un rey que falta
a su juramente de “guardar y hacer guardar las leyes” incurre en
inhabilitación), un cambio en la
Jefatura del Estado. Afortunadamente ahora tenemos recambio.
La opción republicana (ya sabes, amigo Xuan, que yo soy muy conservador y moderado
y nada amigo de aventuras) solo si también nos falla Felipe VI.
Rompo el fuego, Sr. García Martín. (Ja, ja, le persigo en todos sus blogs...). Bien, sobre los haikus. Me gustaron, sobre todo el de las campanas:
ResponderEliminarViejas campanas
en la tarde de hoy
y en otro siglo.
Y una pregunta: ¿Por qué lo de 5-7-5 sílabas? ¿Cree que en español el pretendido ritmo suena igual que en japonés? ¿Daría igual que no fuera ese número? Y una curiosidad: ¿usa Vd los dedos para contarlas?
A propósito: aquí va un haiku sin gracia pero con buena métrica (e intención):
No mediremos
nunca la poesía
con una regla.
(5-7-5: ya ve. Y una confesión: usé los deditos.)
Sobre la monarquía:
Si tu madre quiere un rey
la baraja tiene cuatro:
rey de oros, rey de copas,
rey de espadas, rey de bastos.
Ahora en serio: La monarquía no aporta nada, carece de racionalidad y por ello habría que sustituirla ya. El único problema es cómo elegir al presidente. Si los partidos no se ponen de acuerdo ni para renovar T. Const, CGPJ... y mucho menos para elegir al director de la televisión estatal, ¿cómo se pondrán de acuerdo para nombrar al presidente de la República?
Al respecto ¿tiene usted, en su (hasta ahora desconocida) faceta constitucionalista, alguna idea brillante por ahí guardada?
Los haikus brotan (5)
Eliminarde forma natural, (6+1=7)
sin medir nada.(5)
"Nunca la poesía"
EliminarNun-ca-la-poe- sí-a... (6)
Haciendo un haiku
Eliminarme paro en el instante,
se borra el tiempo.
Ella pregunta:
¿cómo se hacen los haikus?
Se oye el silencio.
***
TANKA... se añaden dos versos de 7 sílabas al haiku.
No es el pasado
ni el incierto futuro
lugar del haiku.
Tan sólo en el presente,
como negando el tiempo.
Si hubiera premios a la fidelidad, sin duda te lo habrías ganado.
ResponderEliminarGracias por leerme.
JLGM
En España algo gordo está pasando: el 15 m, los indignados, la cantidad de gente crítica que pasa de la política partitocrática; el nivel de retroceso del estado de bienestar y el paro increíble, de un 55% entre los jóvenes, el clima total de deserción de la gente de la iglesia católica, salvo para bautizos, bodas y entierros ( y las ceremonias civiles han crecido con un vértigo exponencial ) y salvo para neocatecumenales y demás sectas católicas testimoniales u opus deístas, la caída en descrédito de la monarquía incluso para gente suscrita al ABC desde su fundación y completamente conservadora, etc; la amenaza secesionista de Cataluña, con su andadura irrevocable hacia un estado propio, etc, etc. Los jóvenes preparados emigran hacia la globalización y España e Italia, países de tradición católica, se cuentan entre los estados con más bajo índice mundial de natalidad. El avance total de las tecnologías de la comunicación, internet, blogs, facebooks, etc, llevan a la creación del homo digitalis, de comunicación virtual, solitario pero hipercomunicado a través de una pantalla, con una concepción de la sociedad de videojuego de marcianitos o bélico-individualista, etc
ResponderEliminarcorrección:.. " y las ceremonias civiles han crecido a un ritmo vertiginoso y exponencial ", etc
ResponderEliminarUn saludo a un artista depurado y muy suyo, pero reflexivo, erudito y gran creador de belleza.
Así que "ahora tenemos recambio", ¿eh, Martín? O sea: entiendes que lo natural es que la defenestración encubierta del Borbón vaya seguida de la toma de la Jefatura del Estado por el hijo del heredero de don Francisco (¿habrá alguien que se atreva a desmentirme?), sin que se le conozca mérito, apoyo social, derecho moral, capacidad para el cargo, ejemplaridad biográfica...
ResponderEliminar¿Por qué coño se le ha de conceder el privilegio de que acceda a la cúspide de las magistraturas porque se le supongan (?) capacidades que, además de no ser manifiestas, no iban a compensar la falta de legitimidad moral? ¿No habrá miles de españoles más cualificados, aunque con menos lameculos que los jaleen? Al viejo rey se le ha perdonado su pecado original (el haber sido impuesto por Franco) por su papel en la intentona golpista del 23-F (circunstancia que algunos ponen en tela de juicio). Pero su hijo Felipe carece de la legitimidad moral (otra cosa es cierta legalidad de base movediza) necesaria para que se le reconozca derecho alguno sucesorio, que los rasgos de valor paternos no han de capitalizarlos los hijos: sería añadir una nueva irracionalidad a la antigua irracionalidad (esta moderada por la necesidad).
Si no se acaba de entender esto que digo es que no termina de calar el sentimiento democrático. Apelar a utilitarismos bastardos, preferir que continuemos en esta espiral de claudicación por temor a que nos compliquen la vida (¿más?), argumentar con escapismos tangenciales con tal de no reconocer que nos están puteando desde tiempo inmemorial..., será sinónimo de pensamiento flojo, muestra evidente de la capacidad de los medios de propaganda del Sistema para amputar el criterio libre e independiente de la gente. Y esas cosas no las dilucidan , per se, ni la poesía, ni la prosa, ni la música de cámara, ni la sinfónica, ni la tragedia griega, ni el cine de Pasolini... A veces, conviene distanciarse de la melé para reflexionar en soledad. Y después hablar con fundamento.
Bla, bla, bla, F. Yo sigo pensando que los cambios no son fáciles ni bastan baratas demagogias para conseguirlos. Y que Felipe es una buena opción (yo incluso le votaría como presidente de la República).
ResponderEliminarJLGM
Bla, bla, bla, en mi tierra se les dice a los "charranes" que no saben lo que dicen; así que te ruego que no seas tan pródigo con esa que ya viene siendo en ti desagradable muletilla y parapeto de tus carencias dialécticas: algunos, si se les saca de sus legajos, son incapaces de opinar con lucidez y con educación.
ResponderEliminarOtra muletilla infumable tuya es cuando protestas de la "demagogia" ajena. Esa misma falacia la acostumbro a escuchar de boca de los derechistas hispanos, cuando se les lleva al terreno de la decencia comprometida: todo lo que sea moverles los palitroques del corral o cuestionarles los esquemas, dicen que es demagogia: "No me hable usted de la dación en pago, señor diputado, no me haga demagogia, seamos serios..." Y, caso de ser demagogia lo que expendo, desde luego que no sería "barata": me cuesta una subida de la bilirrubina y un repunte de la tensión arterial..., ante las mentecateces que acostumbro a escuchar.
Tengo la sensación de que has tenido un conocimiento personal de Felipe de Borbón más bien superficial; de esos de canapé y copa de vino mediante, que suele ser seguido por el deslumbramiento ante la condescendencia del elegido de los dioses: "¿Viste que sencillo es, que hasta me palmoteó en la espalda al irse?" Y otro monárquico al bote.
Pero, vamos a ver, Martín: ¿no te da vergüenza ser tan categórico en las desmedidas alabanzas que haces de este personaje anodino, criado a golpe de academias militares, influido -sin duda- por la familia, que no se le han conocido otras novias que chicas de calendario y de costumbres más bien frívolas? ¿Cuándo leyó algo sustancial escrito de propia mano que mereciera ser tenido en cuenta? Si estimas que es una magnífica opción para la Jefatura del Estado (quizá sin desmerecer de Azaña), no te me vas a escapar sin que explicites aquí ALGUNA de las gracias que adornan a este talentoso ciudadano. Me lo debes, Martín. Porque si eres capaz de admitir (para mí es un desatino incalificable) que, de poder elegir, ibas a inclinarte por este señor, debe de ser, en buena lógica, un dechado de virtudes cívicas e intelectuales. Lo dicho: a ver, a ver dónde están esas perlas tan ocultas que los demás no vemos y que tú -afortunado mortal- has catado entre rioja y mortadela. Allí habrá sido, que vive dios que en las tertulias literarias que frecuentas no fue, a buen seguro.
Me parece que me estás hinchando las narices, buen Martín, y que te voy a dejar por imposible.
Y todo esto sin mencionar lo fundamental: aunque Felipe tuviese la cabeza de Solón, el arrojo de Alejandro y la prudencia de Ulises, habría de pasar por las urnas para ser refrendado por la ciudadanía. No iban a valer los enchufes de papá. Esos los reserva para su yerno en apuros.
De una manera u otra, el sucesor del actual jefe del Estado tendrá que ser avalado por las urnas. Lo más probable es que esa votación se haga al refrendar una reforma (ya inaplazable) de la Constitución.
ResponderEliminarCon Felipe de Borbón no he hablado nunca, pero le he observado y analizado de cerca. Y sé lo que digo.
JLGM
Lamento que con tanta ligereza como ignorancia me descalifique públicamente. Me recuerda el chiste del necio que va conduciendo contra dirección y se va riendo de los demás gritándoles que van en dirección equivocada. No tengo tiempo para ilustrarle sobre el significado y el alcance jurídicos de la inviolabilidad del Rey, pero con gusto se los enseño si se matricula en la Facultad de Derecho, aunque sepa que, si persiste en su ignorancia después de concluido el primer año, suspenderá. Un saludo, Francisco J. Bastida
ResponderEliminarBueno, pero los lectores no son tontos y probablemente el descalificado soy yo. Pero de todas maneras es lo que pienso tras leer los dos artículos (el suyo en el periódico y el de la Constitución). Yo creo que las dos oraciones del citado artículo constitucional están relacionadas y la clave está en el "siempre" de la segunda. O sea que sigo empeñado en ir en dirección contraria, pero espero aclararme algún día. ¿Mi interpretación no da ni siquiera para que un experto reflexione un momento? A fin de cuentas el texto del que hablamos está escrito en español y todos los españoles lo votamos, esto es, debíamos entenderlo.
ResponderEliminarJLGM
F Bastida...qué sensación leerle aquí. El mejor profesor que he tenido en mi vida, del que más he aprendido y mejor.
ResponderEliminarUn abrazo sincero.
Me alegra mucho este elogio a Francisco Bastida. Mi discrepancia es puntual (un artículo periodístico, una cita concreta) y no disminuye en nada el aprecio por su figura intelectual.
EliminarJLGM
Querido Martín, ¿no crees que importa bien poco cuál sea la correcta interpretación del dichoso artículo constitucional, con la que está cayendo? De poco van a servir los desvelos cabalísticos de nadie si estamos viendo cada día cómo se incumple y se tergiversa buena parte del articulado de la Carta Magna. Sobre todo, lo que debiera ser el espíritu con que fue (o así creíamos) redactada.
ResponderEliminarDespués de la vileza que cometieron los del "bipartito", perpetrando un cambio brutal que sacralizaba la sanidad de los bancos alemanes por sobre la de los españoles; asesinada la soberanía de todo un pueblo a la ambición de los gangsters de las finanzas..., a muchos se nos da un pepino lo que la Constitución diga o deje de decir. Pues a este grado de desconfianza y de inquina hemos llegado.
Por eso cuando sesudos catedráticos de "la cosa" reparan en los pelos del tocino que dicen que nos constituye, y otros ingenuos muñidores de quimeras literarias se empecinan en hacer prolijas interpretaciones -a ver si las cosas cuadran y mantenemos arriba la banderola-, no puedo por menos que dedicarles una sonrisa, no sé si sardónica o leporina: en todo caso sarcástica.
Si los que debieran ser los mayores valedores del la Constitución llaman nazis a quienes se niegan a entretener el hambre debajo de un puente y protestan delante de las casas de las ocurrentes lumbreras (ahora que los ríos vienen tan crecidos y las aguas tan encrespadas...); si la mentira parece institucionalizada (¿pasará también a la Constitución, como derecho bipartito?)..., ¿a quién importa esa bagatela de si dice esto o dice lo otro nuestra sagrada Constitución?
Martín, una píldora de la veracidad de nuestra futura "reina". Leo en un periódico que Leticia dice mostrarse dolida por cómo le tratan algunos periodistas excompañeros suyos. Además, se queja de que se le supongan intervenciones de cirugía estética -cosa que niega (!!!)-, y desafía a quien sea capaz de descubrir rastro de cicatriz en su careto (supongo que no se referirá a otras partes de su anatomía, que iba a estar la cosa complicada de inspeccionar). Con semejante alarde de veracidad, amigo Martín, podemos ponernos en lo peor.
Salud.
Tienes mucha razón, F. Peo es inútil. José Luis,no quiere saber que las opiniones de los demás se apoyan en los mismos cimientos que las suyas: subjetividad y desinformación. Sí, desinformación. Ya que quien crea que lo sabe todo porque está bien informado, lo tiene claro. ¿ Es que ignoramos los intereses tantas veces espurios de quienes nos informan? Y en cuanto a nuestras interpretaciones de lo que nos rodea, de lo que vemos, de lo que leemos o de lo que escuchamos, ¿acaso no está inducidas por nuestra forma de mirar el mundo? Ya lo decía Campoamor:
ResponderEliminarEn este mundo traidor,
nada es verdad, ni mentira.
Todo es según el color
del cristal con que se mira.
José Luis, en cuanto a lo que hablas sobre el príncipe Felipe, sinceramente, me parece una boutade.
No, Herme, no todas las opiniones son iguales. En lo que a la Constitución se refiere la opinión del Tribunal Constitucional vale más que la mía, pero también más que la de Francisco Bstida, por muy catedrático de Derecho Constitucional que sea. Y sobre la lectura que yo doy de ese artículo todavía no se ha pronunciado. Y es una lectura que no puede descartarse y que invalidaría esa monstruosidad de que podríamos tener un asesino y un ladrón como Jefe del Estado (hablo en hipótesis) y legalmente no se podría actuar contra él, quedaría impune para siempre.
ResponderEliminarEn la referencia al príncipe hay algo de boutade, pero no mucha. Creo que tiene las condiciones para ser un buen Jefe de Estado. Pero si hay opción de votar monarquís o república yo no dudaría en cual votar.
JLGM
Imagino que votarías por la república, claro. En cuanto a lo de las interpretaciones sobre el papel que dentro de la Constitución se le otorga al Rey no me atrevería a discutirlo nunca. Considero que hay que dejar a la consideración de los expertos esta materia. Mi comentario se refería a las palabras que dedicabas a F. Ese bla, bla, bla y la acusación de demagógico.
EliminarNo siempre hay que fiarse de los expertos, Herme.
EliminarJLGM
"La otra escopeta nacional", titulaba Jesús Iglesias (senador por IU) un artículo que sale hoy en La N.E. y de la que hago dos extractos:
ResponderEliminar"Las previsiones constitucionales, además de regular la sucesión en el artículo 57, señalan en el artículo 61 que al Rey corresponde guardar y hacer guardar las leyes. Sin embargo, el 56.3 afirma que la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidades, aunque incumpla las leyes, lo cual no deja de ser contradictorio".
Como verás, buen Martín, no estamos solos: existe vida fuera de nosotros mismos.
Termina el artículo:
"Dado que el citado artículo 56.3 de la Constitución significa, en la práctica, que el Jefe del Estado sólo responde ante Dios y ante la historia, miren a esta los cortesanos y vean cómo sus homólogos ayudaron, con actitudes similares, hace ochenta y dos años, al funeral de la Monarquía. O mejor no lo hagan, al fin y al cabo, no se por qué nos molestamos los republicanos en dar ideas."
Este segundo párrafo nos estoy seguro de que el buen Martín lo suscribiese en su totalidad.
Salute.
Sí,incluso los senadores de Izquierda Unida van cayendo del guindo.
ResponderEliminar¡Vaya sorpresa que se van a llevar cuando descubran que, de acuerdo con la Constitución, al rey se le puede inhabilitar, si no se marcha antes como un Nixon cualquiera!
Va siendo hora de que se abandone la lectura reverencial de la Constitución y se lea atentamente lo que dice sobre el rey. Si fuera un delincuente (no digo yo que lo sea), no tiene ni mucho menos la impunidad garantizada. Nuestra cobardía es lo único que garantiza su impunidad.
JLGM
Ves, en esto último pienso que tienes toda la razón: la cobardía del pueblo permite todo tipo de tropelías.
EliminarHerme, entiende a Martín: en el fondo no discute mis razones, pero, solapadamente, me llama rompegüevos. A lo peor no le falta razón...
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