sábado, 8 de noviembre de 2025

La rueda de la fortuna: Extraña pareja

 

Sábado, 1 de noviembre
ESTÁN EN MI CORAZÓN

Aunque trato de evitarlo, qué difícil no dejarse influir por la fecha del día. Me gusta frecuentar cementerios, pero nunca en esta fecha. Son para mí solo arte, melancolía, memoria colectiva y paisajismo. Los muertos que me importan están todos en mi corazón. Y no necesito una fecha precisa para recordarlos.

Domingo, 2 de noviembre
REENCUENTRO

Qué sorpresa encontrarme en los agradecimientos del libro de Eva Moreno-Lago que reseño esta semana (lo llevo haciendo, sin faltar una, desde 1988), con una antigua conocida: “Nuestras reuniones casi semanales en casa de Mercedes Arriaga se han convertido en un espacio nutritivo, física e intelectualmente. Gracias, Mercedes, madre casi divina de todas nosotras y madre putativa mía, por tu mesa siempre dispuesta y tu perspicacia crítica”.

            La ilustre catedrática Mercedes Arriaga es la famosa Merche que aparece más de una vez en los Cuadernos Óliver y que tuvo un papel importante en la fundación que una tertulia que todavía continúa (ella, por lo que veo, ha creado otra en Sevilla): fascinó a Víctor Botas, antes muy renuente a asistir a ese tipo de reuniones literarias. Era una mujer decidida, que en los cuatro meses primeros de la tertulia ya había cambiado otras tantas veces de novio. Que ella tomara la iniciativa en los acercamientos eróticos nos escandalizaba un poco y me temo que, en las referencias de nuestros escritos de entonces, que ahora me avergonzaría releer, asomará un nada disimulado tinte machista. Cuando trabajaba en Bari, donde estuvo casada con un periodista, nos tradujo al italiano.  Me alegra reencontrarla ahora convertida en una referencia de los estudios de género y rodeada de agradecidas discípulas.

Lunes, 3 de noviembre
LO QUE VA DE AYER A HOY

“A juzgar por lo que lees y comentas, cada vez te interesa menos la literatura”, me dice un amigo y puede que sea verdad. Incluso las novelas, cuando las leo (cada vez menos), me interesan más por lo que tienen de historia involuntaria que por lo que tienen de novela.

Torcuato Luca de Tena no es precisamente uno de mis escritores favoritos. Ayer, sin embargo, compré por un euro Mrs. Thompson, su mundo y yo y me ha apasionado desde las primeras páginas. Habla con humor de los Estados Unidos de principios de los cincuenta, donde fue corresponsal, y ningún libro mejor para conocer por contraste la España de entonces. O los Estados Unidos de hoy, que parecen la otra cara de la moneda.

            Me divierte leer su descripción de lo que es una autopista de peaje, algo por entonces completamente desconocido en España: “Una parte de los gastos de construcción la pagan aquellos mismos que se benefician de la obra, por medio de un impuesto abonable a la entrada o a la salida de la carretera. Y es el caso que los automóviles de turismo ahorran, por la nueva autopista, en gasolina, en aceite, en desgaste general del coche, una cantidad bastante superior a la que ahora tienen que pagar como impuesto para cruzarla. Los camiones y transportes comerciales pagan una cantidad más elevada, pero también es mayor el ahorro en jornales y gasolina de que se benefician las industrias transportistas”.

            Ahora parece que los asturianos, además del cachopo, la sidra y la fabada, tenemos otra devoción común: eliminar el peaje del Huerna, visto como una ofensa a la dignidad regional.

Yo ni entro ni salgo en ese ideal sobrevenido que une a izquierda y a derecha, solo me pregunto, como Josep Pla ante las luces de Nueva York encendidas toda la noche: “¿Y quién paga eso?”

Porque eliminarlo es fácil. Solo hay que hacer que el peaje no lo pague el usuario, sino todos los ciudadanos, lo utilicen o no, o rescindir el contrato con la empresa concesionaria abonándole la indemnización correspondiente, a cargo, no de los políticos que al aparecer prorrogaron la concesión irregularmente, ni de los que ahora, del partido contrario, están en el gobierno, sino de todos los ciudadanos. Convendría precisar las cifras en un caso y otro para que podamos tener una opinión razonada al respecto.

            “¿Pero tú crees que se quitará el peaje o no?”. “No se quitará, pero correrá a cargo del gobierno para evitar perder los votos que tiene en Asturias. O sea, que no lo abonarán los usuarios, sino entre todos, y con el aplauso de todos”.

Martes, 4 de noviembre
DE TUMBO EN TUMBO

De todos esos casos judiciales que andan por ahí y que tanto entretienen a los lectores de diarios y consumidores de telediarios, a mí el que más me fascina es el de Begoña Gómez, con su juez que parece salido de Alicia en el país de las maravillas o de algún relato de Kafka, siempre sacándose nuevas acusaciones de la chistera cuando la anterior no da más de sí.

¿Se acuerda alguien de qué comenzó acusándola? Parece que de ejercer de catedrática sin ser licenciada. Se le explicó que el tipo de cátedra que ella dirigía no precisaba ese requisito y, sin inmutarse, la acusó de otra cosa y luego de otra y así seguirá, de tumbo en tumbo, hasta que se jubile o hasta que tumbe a Pedro Sánchez porque ya se sabe que muerto el perro se acabó la rabia. Y media España aplaudiéndole a rabiar. Y las autoridades judiciales mirando para otro lado o dándole carta blanca. Cosas de la polarización. Se desacreditará la justicia, pero ¿y lo que nos reímos?

Jueves, 6 de noviembre
COSAS QUE PREFERIRÍA NO SABER

Detesto las presentaciones (salvo que sea yo el protagonista o el coprotagonista, claro), pero me alegra haber asistido a la del libro La cinta verde. Al comienzo, su autor, Víctor Colden, tuvo un momento de recuerdo para Xuan Bello, una de sus dos mayores admiraciones. La otra es el maestro de ambos, Álvaro Cunqueiro. Curiosamente, los relatos de La cinta verde, tan inteligentemente construidos, tan impactantes emocionalmente, no se parecen nada a las narraciones de ninguno de los dos, señal de que Colden es un buen discípulo.

En el coloquio final, se habló de la biografía que Antonio Rivero Taravillo le ha dedicado a Cunqueiro. Fue el gran empeño de sus últimos tiempos y admira que pudiera llevarla a cabo entre los zarpazos de la enfermedad. Nos cuenta todo lo que queríamos saber sobre el mágico escritor gallego y también algunas cosas que preferiríamos no saber. Y no me refiero solo a sus antecedentes penales: “En agosto de 1944 se le abrió un sumario por delito de estafa. En diciembre de 1946 y marzo de 1947 se le abrieron igualmente sendos sumarios por idéntico delito, el primero a la editorial Morata y el segundo a Gráficas Clemares, ambas radicadas en Madrid”. La lista continúa: en junio y agosto de 1947 fue acusado de sustraer impresos para cometer estafas, en septiembre de ese mismo año fue imputado por sustraer joyas y apropiarse de doce mil pesetas por la venta fraudulenta de un tiovivo perteneciente a doña Carmen Prida Casas (¡Vender un tiovivo de una romería! Esto sí que es muy Cunqueiro). En 1951, la Audiencia Provincial de Madrid mandó buscarlo por más delitos… Y todo esto lo hacía un periodista afamado y adicto al Régimen. Pero no es lo que más me apena. Como buen biógrafo, Rivero Taravillo no tenía más remedio que contarlo, y le agradecemos esas puntualizaciones. Pero hay otras que podía habernos ahorrado. Citando a Ana-Sofía Pérez-Bustamante –ni siquiera se lo contaron a él--, escribe: “Cuenta la gente del pueblo de sus borracheras nocturnas y de cómo pasaba las noches golpeando la puerta de la casa donde se había encerrado su mujer, que jamás quiso volver a estar con él, llamándola en vano”.

            Después de leer ciertas biografías (la de Miguel Dalmau sobre Gil de Biedma, la de J. Benito Fernández sobre Benet, por ejemplo), nuestro aprecio por el escritor se tambalea. Injustamente, quizá. Una cosa es la obra y otra la vida. Pero con tantos autores admirables como hay para leer, yo prefiero posponer a los que no me caen bien, por muy buenos escritores que sean.

            Una de mis pesadillas es que algún día un minucioso biógrafo rastree todas las triviales miserias de mi vida, que yo he preferido olvidar, y espante con ellas a los pocos lectores que pueda tener. Pero sospecho, y respiro aliviado, que esa pesadilla nunca va a convertirse en realidad.

No todo habrían de ser desventajas en haberse pasado la vida literaria haciéndose enemigos y en no ser un triunfador.

Viernes, 7 de noviembre
UNA RELACIÓN

Nuestra relación es un poco complicada, como la de la mayoría de las parejas. Siempre está llevándome la contraria. Me recuerda a un chistoso calambur: “Yo lo coloco y ella lo quita”. O sea: “yo loco loco y ella loquita”.

Me parece que es algo bipolar: pasa en un instante de colmarme de regalos a convertirse en un demonio.

No puedo imaginarme sin ella, pero confieso que a menudo me cuesta soportarla. Qué extraña pareja, la vida y yo.



 

sábado, 1 de noviembre de 2025

La rueda de la fortuna: Ese perro

 

Viernes, 24 de octubre
EN LA BIBLIOTECA DEL FONTÁN

Debería ser un motivo de celebración. Se inaugura en la Biblioteca del Fontán una exposición sobre medio siglo de revistas de poesía en Asturias y la primera de ellas, Jugar con fuego, la dirigía, editaba y escribía, al menos en su parte crítica, enteramente yo. Y luego, de una manera o de otra, he estado enredado en buena parte de las revistas que han aparecido en estos cincuenta años. De hecho, mi nombre es el que más se repite en el catálogo y en la exposición. Debería estar feliz y considerar esta exposición como un tácito homenaje. Y sin embargo…

Tengo cierta manía a los funcionarios. Poco después de terminar mi etapa de profesor, me piden llevar un certificado de no sé qué a las oficinas de Muface. Lo llevo. Detrás del mostrador hay varias funcionarias, cada una a lo suyo (una hojeando el periódico). Saludo, carraspeo y al fin una de ellas se digna dirigirme la palabra: “¿Tiene usted cita?”, “No”, “Pues entonces solicítela por Internet y vuelva cuando se le indique”. Sufro mal la estupidez así que me salió el carpetovetónico que llevo dentro: “¿Cómo es eso? ¿Me dice usted que no me recoge el certificado que vengo a entregarles porque no he pedido cita previa para ello? ¿Pero no sabe usted que lo de la cita previa es para evitar aglomeraciones y esperas indeseadas? ¿No se ha dado cuenta de que no hay nadie más que yo? ¿Podría decirme su nombre y el de su superior inmediato, ya que me imagino que cumple órdenes? Este comportamiento tiene que hacerse público”. Una de las funcionarias, no la que me había hablado, se levantó presurosa, me recogió el papel y dijo: “Bueno, por una vez…”

            En el catálogo de la exposición, viene la ficha de las revistas. En la de Anáfora, se lee: “coordinación, Esther Flórez… (et al.)”. Se les repitió a los organizadores que en la creación de la revista participó un grupo de estudiantes, cuyos nombres figuran en el primer número, pero que se desentendieron enseguida de ella, y partir del segundo aparecen solo dos: Pablo Núñez, que continúa, y Cristian David López, luego sustituido por Candela de las Heras. Abro el catálogo y veo que no han hecho ningún cambio. Se lo reprocho al director de la Biblioteca de Asturias, al entrar en la exposición. “Según las normas bibliográficas tiene que figurar así, no se puede poner más que el primer nombre”. Me recordó a aquel personaje de El médico a palos de Molière, que decía muy campanudo: “Es preferible morirse con arreglo a las leyes de la medicina que vivir con vilipendio de ellas”. También los coordinadores de la exposición, como buenos funcionarios, prefieren equivocarse con arreglo a las normas de la biblioteconomía que acertar con menosprecio de ellas.  

            “Te tomas demasiado en serio tonterías, Martín”, me dice un amigo al salir.

            “Si yo fuera ministro de Administraciones públicas, o como se llame el cargo correspondiente, esto lo arreglaba de un plumazo: un cursillo obligatorio para enseñarles que solo en el ejército hay que cumplir las normas al pie de la letra y dejarse el cerebro en la taquilla”.

            “Sospecho que tú no te conformarías con ser ministro, a ti lo que te gustaría ser es un Pedro el Grande o un Ataturk. O quizá la reina de Alicia en el país de las maravillas y gritar, cuando algo te contraría: ¡Que les corten la cabeza!”

Miércoles, 29 de octubre
EN LA TERTULIA

Mientras estamos en la tertulia virtual de los miércoles me llega un WhatsApp de Pablo Núñez: “¿Has visto lo que ha escrito Ricardo Labra de la exposición? ¡Vaya desagradecido?”. Lo hojeo por encima mientras hablo con unos y con otros y le respondo: “Pues no lo veo tan mal. Estoy bastante de acuerdo con lo que dice”. Luego aparece por la tertulia y hablamos más del tema.

---No lo has leído bien. Se mete contigo. Dice que está hecha a mayor gloria de Trifón Cármenes, que eres tú.

---¿Y quién ese ese Trifón Cármenes? Voy a buscarlo en la Wikipedia. Vaya resulta que es un personaje de La Regenta, el eterno vencedor de las justas incruentas de la gaya ciencia. ¡Ya me gustaría a mí ser el eterno vencedor de algo! Yo estoy de acuerdo con Labra cuando dice que en la exposición todo está amontonado sin atractivo alguno. Si las cartas que se incluyen caen en una zona en que no pueden leerse pues ahí se quedan. Lo de que todo está hecho a la mayor gloria de un tal Trifón, si alude a mí, se deberá a que mi nombre es el que más aparece, pero por la trivial razón de que parte del material viene del fondo que legué a la biblioteca. La carta más interesante que aparece es una de Ángel González, escrita en 1978. Responde en ella a una extensa reseña de su entonces último libro que Bernardo Delgado publicó en Jugar con fuego. Todavía figura en las bibliografías del poeta con ese nombre. Releída ahora, me parece que está muy bien vista la crisis de la poesía social y el enfrentamiento con los novísimos. Así parece reconocerlo el poeta, aunque añade algunas precisiones: “Pero ese desacuerdo no tiene ninguna importancia. Confieso, en cambio, que me dolió un poco la mala interpretación que (en mi opinión) haces de las palabras que pronuncié en Oviedo acerca de Ory. En primer lugar, yo no pretendo en mis clases desprestigiar a nadie; si emito juicios de valor, sean negativos o positivos, es a título explícitamente personal. Tú también haces lo mismo cuando dices que J.A.G. “nos parece un poeta inevitablemente menor” –juicio que, por supuesto”. Y aquí acaba lo que se nos permite ver de la carta. ¿Habrán querido mantenernos en suspenso? No, simplemente no parecen haberla leído.

            ---Eres injusto con los coordinadores. Me consta que trabajaron mucho y bien.

            ---No me cabe la menor duda. Y se lo agradezco, pero ignoran que una exposición necesita alguien que se encargue de organizar el material de manera atractiva. Me temo que tal como está solo la verán los que salen en alguna foto. Yo creo que habría que repetirla en Gijón, donde el espacio es mayor. Y nombrar allí un responsable del montaje. El nombre mejor que se me ocurre es el de Helios Pandiella, un poeta de la línea, un maestro de la ilustración conceptual, muy ligado a las revistas literarias. Se podría añadir material, como la serie de portadas que Pelayo Ortega preparó para Reloj de Arena (se conservan los originales) o el maravilloso grabado en color de Álvarez Cabrero (uno de los 25 ejemplares se conserva en el Museo de Bellas Artes), además de reproducciones a mayor tamaño de las mejores cubiertas o de algunas páginas especialmente ilustradas o con material de autores importantes e inédito en libro. Y las cartas interesantes colocadas de forma que se pudieran leer. La de Ángel González, que no recordaba, y que me ha emocionado, he tenido que fotografiarla e imprimirla para poder hacerlo. No creo que nadie más haga lo mismo, podría hacer maravillas. Eso tiene un coste, por supuesto. Pero el director de la biblioteca de Gijón no tiene por qué preocuparse. Correría a cargo de la fundación virtual y unipersonal que dirijo. Para mí sería un honor colaborar.

            ---Se lo plantearé, pero no creo que me hagan caso. 

Jueves, 30 de octubre
CUÁNTA VIDA

Se me ocurre volver a pasar, ya anochecido, por la exposición, sin nadie a estas horas, la recorro lentamente y mi impresión es otra. Creo que he sido un poco injusto. A todos nos gustaría ver nuestra labor destacada, en primer plano, estrellas de la función, a ti y a mí, infatigable Ricardo Labra. Pero somos uno más entre mucha gente. Imposible que en la memoria pública haya sitio, y menos en primera fila, para todos.

Yo soy especialmente afortunado. Ahí están algunos de esos cuadernillos que mecanografiaba, fotocopiaba y repartía entre amigos, algunas de las cartas que recibí. No han acabado en la basura ni en un polvoriento rastrillo. Alguien los ha cuidado, mimado, fichado, guardado para la eternidad. Ahí estarán, en esta casa en la que yo he pasado tantos ratos felices, protegidos por esos ángeles guardianes, los funcionarios, de los que suelo hablar tan mal solo porque alguna rara vez, o no tan rara, he tropezado con alguno.

            Pero la ingratitud es marca de la casa en los seres humanos. He de aprender a encogerme de hombros cuando me toque padecerla.

Fui observando en silencio, como en lugar sagrado, todo el material expuesto. Pocos nombres me eran desconocidos. Cada uno me evocaba una historia, y no en todas quedaba yo en buen lugar.

Cuánta vida y cuánto amor por la vida en estos viejos papeles, en estas fotografías sobre las que el tiempo se va poniendo amarillo.

Viernes, 31 de octubre
A VER SI HAY SUERTE

La noticia del fallecimiento de Clarín se la dio Emilia Pardo Bazán a un amigo con estas palabras: “¡Ya se murió ese perro! ¡Cuánto daño nos hizo con sus dentelladas!”.

Luego, tras un punto y aparte reflexivo, añadía: “Pero hemos de reconocer que, gracias a él, somos un poco mejores”.

Me temo que más de uno dirá de mí esa primera frase. A ver si hay suerte y no falta tampoco alguien que diga, y no por cumplir, la segunda.



 

sábado, 25 de octubre de 2025

La rueda de la fortuna: Elogio de la justicia

 

Sábado, 18 de octubre
LA TOMA DE LA BASTILLA

---Martín, Martín, eres de lo que no hay. No te basta con desbarrar en literatura, donde alguna vez aciertas, y otras metes la pata hasta el fondo, como con esa buena señora de Mariana Enríquez, que se aburre con Proust y se divierte con Stephen King y tú sin embargo consideras que es una de las más prestigiosas narradoras de lengua española…

            ---Eso no lo afirmo yo, sino los suplementos literarios. Lee lo que se ha dicho de su última novela, publicada por Anagrama.

            ---Déjame hablar, que ese es tu problema, que no dejas hablar a nadie. Por eso he dejado de pasar por tu tertulia. No me cuesta admitir que, en literatura, aunque a veces desbarras, tienes o tenías buen ojo, pero en lo demás… ¿Te das cuenta de que has sido el único que se ha atrevido a calificar a Santos Cerdán nada menos que de preso político, como si fuera un opositor venezolano?

            ---Un opositor de esos como Corina Machado que anima al líder de otro país a invadir el suyo y le dan el Nobel de la Paz.

            ---No me cambies de tema. Mira te leo el titular de un periódico de hoy, y además del periódico ese que tú lees habitualmente: “Santos Cerdán pide salir de la cárcel por agravio comparativo”. ¡Y tanto que hay agravio comparativo, los otros dos truhanes deberían estar también en la cárcel!

            ---¿Me permites que te resuma el caso, Abelardo? Con todo el cuidado posible, que hablamos por teléfono y alguien puede estarnos grabando y acabar nuestras palabras en manos de la UCO. Y ya sabes que palabra de UCO, palabra de Dios.

            ---Pues como te escuchen eso, no les va a gustar nada.

            ---Perdón, perdón, anónimos escuchantes, era solo un elogio a lo bien que hacéis vuestro trabajo. Ningún juez se atreve a poner ninguna pega. Ya sabes que Santos Cerdán está en la cárcel por unas grabaciones ilegales en las que se escucha decir unas palabras que pueden interpretarse de muchas maneras.

            ---¡En las que se confiesa claramente como el capo de una trama mafiosa que obtenía sustanciosas mordidas de empresarios a cambio de facilitarles ilícitamente concesiones públicas!

            ---Eso es lo que se trata de demostrar y hasta ahora lo tienen difícil. Lo que se sabe de momento es que Koldo García, asesor del entonces ministro de Transporte, hizo negocios poco claros y muy rentables, con la compra de mascarillas (y quién que pudiera no los haría cuando las autoridades político-sanitarias nos hicieron creer --a mí no, por cierto-- que nuestra salud dependía de que no nos quitáramos el trapito de la cara ni cuando paseábamos solos al aire libre), negocios de los que ya no se habla, sino de sus manejos con la contabilidad del ministro, que era un desastre personalmente, todo hay que decirlo, un manirroto, siempre necesitado de dinero y con una vida sentimental como de comedia de Alfredo Landa. Ambos tienen mucho que aclarar. Koldo le anticipa dinero y él luego se lo devuelve y no se sabe bien de dónde saca todo el dinero que le devuelve. Por eso están siendo investigados, por eso están en libertad provisional. Por eso irán a juicio cuando el juez crea contar con las pruebas suficientes. Pero yo no hablo de tal cosa. A mí, como comprenderás, me dan asco los Koldos y los Ábalos, sean del partido que sean, pero más si lo eran de uno que defiende las ideas que yo defiendo. Yo hablo de Santos Cerdán, un hombre honesto mientras no se demuestre lo contrario, al que bastan suposiciones de que anda metido en los tejemanejes de Koldo y el otro –que están libres, por cierto-- para meterle en la cárcel sin necesidad de ninguna prueba.

            ---¡No hay pruebas porque es el más listo y las esconde muy bien! ¡Está en la cárcel para que no las destruya! ¡Es que no lees ni los periódicos de tu cuerda, Martín, si queda alguno, que ya a todos les da vergüenza defender a Maduro!

            ---Dejemos a Maduro en paz que hasta el momento no ordena hundir lanchas con el pretexto de que llevan narcotraficantes. Y si en alguna de esas lanchas van menores, pues culpa suya y a ver por qué no estaban en la escuela. ¡Los asesinados por Trump en las costas de Venezuela sí que son desaparecidos! ¡Ni merecemos saber sus nombres! Pero lo hace el Puto Amo del Mundo. Así que chitón. Y a reírle las gracias, no vaya a ser que nos saque de la OTAN. Por cierto, a ver si es verdad. Que a veces Dios escribe derecho con renglones torcidos.

            ---Ya sé que Putin, Pablo Iglesias y tú os alegraríais mucho si lo hace. Pero no abras ese melón, no nos vaya a estar grabando la CIA, y sigue con Cerdán.

            ---Sigo. El que Cerdán esté en la cárcel y los otros dos en libertad no me extraña solo a mí, sino a la mayor parte de los juristas. Descartado que se trate de un chantaje para que confiese (a ser posible algo que tenga que ver con Sánchez, aunque sea muy remotamente) y entonces salga de inmediato y se convierta en un héroe televisivo, como un tal Aldama, que un juez español jamás haría eso.  Descartada tal ilegalidad quedan pocas opciones. “Sostener que esté en la cárcel por ser del PSOE es un insulto”, afirman fuentes del Supremo. “No se va a meter en la cárcel a un inocente para hacerle un favor al PP”.

            ---Se le mete en la cárcel para que no destruya pruebas.

            ---Voy a hablar con mucha cautela, Abelardo, que me adentro en terrenos pantanosos. Esas pruebas o son digitales y están guardadas en archivos que pueden inutilizarse utilizando el teléfono o el ordenador o son físicas y están en archivos externos o en papel. En libertad o en la cárcel, las primeras no puede destruirlas teniendo vigiladas sus comunicaciones. Y las segundas, si no se encuentran tras registrar sus despachos y su domicilio, se encontrarán mejor si se le deja libre y se siguen sus pasos hasta que sea tan estúpido que nos lleve hasta ellas y puedan detenerle con las manos en la masa. Lo más probable es que, si no se han encontrado ya, esas pruebas no existan. Cerdán está en la cárcel por las mismas razones que los presos estaban en la Bastilla antes de la revolución francesa.

            ---¡Tú estás loco, Martín! ¡Tú hoy no te has tomado la pastilla!

            ---Esto no lo digo yo. Lo afirman muy serias fuentes jurídicas. Dicen que los argumentos “explícitos” del magistrado –lee la información de El País publicada ayer en la página 20 de la edición impresa-- no sirven para explicar por qué Cerdán está en la cárcel y el exministro y su asesor no. Y explican: “La relación entre el instructor y la UCO no es solo a través de informes escritos. Y la UCO, afirman estas fuentes, le ha contado algo al juez y al fiscal que les han llevado a tomar esa decisión y que se sabrá cuando avance la investigación”. Y esa era, amigo Abelardo, la situación en Francia antes de que la toma de la Bastilla iniciara la revolución francesa. Para meter en la cárcel a una persona entonces bastaba una lettre de cachet, una carta que supuestamente transmitía una orden del rey. Se la podía mantener años en la cárcel sin que supiera siquiera de qué se la acusaba. Ahora la lettre de cachet son los informes de la UCO, que no solo son públicos, como todos creíamos, sino que algunos no los pueden conocer ni el acusado ni el abogado, que quedan así indefensos ante cualquier arbitrariedad, como en los tiempos que llevaron al Luis XVI al patíbulo. Pero yo no me creo que esas fuentes jurídicas estuvieran bien informadas o que el periodista recogiera bien sus palabras. Ni tampoco me creo que un magistrado del Supremo anteponga sus ideas políticas a sus obligaciones profesionales. Lo que sí sé es que existen dudas razonables sobre las razones por las que se ha encarcelado a Santos Cerdán. Y expresar esas dudas y calificarle de preso político no creo que sea ningún delito.

            ---Tú por si acaso vete preparando un petate y unos cuantos libros. Que con la justicia no se juega.

            ---Estoy bastante tranquilo. No tengo ningún parentesco con Pedro Sánchez ni próximo ni remoto.

            ---¡Pero le has votado! Yo no estaría tan tranquilo.

---Mea culpa, mea culpa.

Jueves, 23 de octubre
PAGAFANTAS

No gana uno para sobresaltos. Titular del periódico que me amarga el día: “España comprará armamento de Estados Unidos para dárselo a Ucrania”.

 ¿El que se resiste a pasar por el aro del cinco por ciento también dobla la cerviz ante el matón de los aranceles?

Qué razón tenía este cuando despidió a Zelenski dándole animosas palmaditas en la espalda: “Tú no te preocupes, Volodimir, que seguirá el negocio y no tendrás que hacer elecciones y tendrás misiles que llegan hasta Moscú. ¡Y sin que nos cuesten un dólar! Que para eso está Europa, esa panda de pagafantas.




 

 

 

sábado, 18 de octubre de 2025

La rueda de la fortuna: De vates y estorninos

 

Domingo, 12 octubre
UNA PIEDRA EN EL ZAPATO

Soy mejor enemigo que amigo, dicen los que me conocen. A los amigos, si publican un libro, no tengo inconveniente en reprocharles en público todos los descosidos. Con los enemigos muestro más miramientos, busco sobre todo aquello que puedo elogiar, no vaya a ser que alguien ponga en duda mi acreditada imparcialidad.

No me extraña por eso que tantos antiguos amigos hayan dejado de serlo. Seguro que, si son poetas y son vanidosos (valga la redundancia), suspirarían aliviados: “Es como si me hubiera quitado una piedra del zapato”.

            Para ser amigo mío, mejor tratarme poco, me temo. Y no dormirse en los laureles, por supuesto.

Lunes, 13 de octubre
MEJOR TE CALLAS

Cuando yo comenzaba a publicar, en los años setenta, casi todas las revistas de poesía se sentían orgullosas de tener un inédito de Jorge Guillén y lo publicaban, por lo general en el original manuscrito, en la primera página. Eran poemas que a mí me daban de vergüenza ajena.

Ahora apenas quedan ya revistas de poesía impresas, pero en la que me toca más de cerca, Anáfora, casi siempre el inicio lo ocupan flojeras semejantes. Entre los nombres ilustres, a los que el coordinador no se atreve a decir que no, y que abusan un poco de su benevolencia, suele estar Jon Juaristi, que es de mi edad, y al que no me atrevo a criticar porque se fue de nuestra tertulia virtual con malos modos y puede parecer que quiero vengarme.

¿Estaré yo también en esa edad en que es mejor permanecer calladito? Mientras espero a una amiga para entregarle Anáfora, leo las colaboraciones iniciales –ripiosas y blanditas-- y me entretengo en escribir unas coplillas que de inmediato subo a Facebook (uno es así de contradictorio): “Estás en lo alto / de la montaña, / a partir de ahora / todo es bajada. / No te apresures, / admira y canta / (y escucha el eco / en tu alabanza). / Respira hondo / y da las gracias. / No tengas prisa, / al fin no hay nada / (y antes de eso / mejor te callas)”.

Martes, 14 de octubre
OTRO DEBATE

Me tocó moderar un coloquio-recital en el teatro Campoamor y la verdad es que me costó bastante atenerme a mi papel de moderador. ¡Una hora entera sobre el escenario, con un numeroso público atento, y sin otro papel que el de ir diciendo los nombres de los poetas que debían intervenir! Y lo peor es que los poemas que leían de Ángel González yo me los sabía de memoria y las anécdotas que contaban ya las había oído más de una vez. En estos casos, lo que hago es sacar mi cuaderno y ponerme a escribir haikus. Pero allí en lo alto quedaría feo.

            Menos mal que soy un hombre de recursos. Mientras Álvaro Salvador, Ángeles Mora, Fernando Beltrán, Aurora Luque y Benjamín Prado leían –y muy bien-- los poemas de Ángel González y los propios ante un público atento, yo me entretuve escenificando en el teatrillo de mi cabeza un acto distinto.

            ---En mayo de 1987, en este mismo escenario del teatro Campoamor, leyeron sus versos los poetas José Agustín Goytisolo, Carlos Sahagún, Caballero Bonald, Ángel González, Francisco Brines y Claudio Rodríguez. Hubo otros dos poetas invitados a aquellos Encuentros con el 50, tan eficazmente organizados por Miguel Munárriz, que por diversas razones declinaron su asistencia: Jaime Gil de Biedma y José Ángel Valente. ¿Consideráis que esa era entonces la nómina fundamental de la generación? ¿Consideráis que lo sigue siendo ahora? ¿Añadiríais algún nombre?

            La primera en responder es Aurora Luque: “Por supuesto. ¡No hay ninguna mujer!”

            Estuvimos de acuerdo en que los poetas del cincuenta han resistido bien el paso del tiempo, aunque unos mejor que otros. Ángel González y Jaime Gil de Biedma son quizá los que mejor lo resisten: aúnan el aprecio de los estudiosos con el fervor popular.

            La verdad es que fue muy interesante ese otro debate que solo existió en mi cabeza. Quizá debería ponerlo por escrito.

Miércoles, 15 de octubre
ESTORNINOS A MÍ

He recibido como veinte o treinta reenvíos de un artículo de Álvaro Pombo en el que arremete contra García Montero. Por primera vez salió en ABC y no creo que ese periódico haya publicado nunca nada tan pésimamente redactado y tan flojamente pensado. Álvaro Pombo fue un escritor notable, hace tiempo que solo es un abuelito simpático. No escribe, pero dicta sus ocurrencias y, como es premio Cervantes y además de Santander, publica semanalmente en un diario local. Muchos de esos artículos dan vergüenza ajena, aunque pocos tanta como el dedicado a García Montero. Y sin embargo todos los que le odian lo aplauden, lo difunden, alborotan: “¡Dale duro! ¡Dale duro!”. Cuando la pasión política entra por un lado, la racionalidad sale por el otro.

            Tengo muchos defectos, más incluso de los que piensan mis enemigos, pero hay uno que me falta: soy incapaz de sumarme a un linchamiento. Antes de tomar partido en una disputa, analizaré las razones de ambos contendientes. Por eso miro un poco por encima del hombro a esa banda de estorninos que aplauden las inepcias de Pombo frente a la postura, discutible pero razonable, de García Montero.

            Antes le odiaba solo un sector del mundo literario, los poetas que se creían marginados porque no repartía con ellos premios y prebendas como supuestamente hacía con los afines. Ahora el odio se ha extendido: la derecha peor, la que está dispuesta a combatir al gobierno con todos los medios (incluidos los legales), le ve como el principal sostén intelectual de Pedro Sánchez. Y a Pedro Sánchez como la viga maestra que impide que se derrumbe sobre nuestras cabezas, sobre la pobre España, el nuevo orden mundial.

            ---Martín, Martín –me dice Rodríguez Rodero, el más sabio y el más facha de los contertulios--, ¿no crees que estás incurriendo en lo mismo que denuestas? Para ti, Montero y Sánchez son un par de santos y los que les ponen algún reparo, unos demonios.

            ---No caricaturices. Igual de deleznable me parecería el articulillo o la bobadita de Pombo, aunque el destinatario fuera Gamoneda o fuera Trapiello.

Jueves, 16 de octubre
EXTREMOS A QUE HA LLEGADO EL PERIODISMO

En la sección de cultura de un periódico de referencia, de los que todo el día están alentándonos de los riesgos a los que nos expone el mal periodismo que circula por la red, leo el siguiente titular: “Pérez Reverte tilda a García Montero de mediocre y paniaguado”.

La información la envía el enviado especial a Arequipa, donde se celebra el Congreso Internacional de la Lengua Española, pero esos insultos no se han producido allí, en presencia del rey y de los más o menos ilustres invitados, sino en la cuenta de X del conocido novelista, que es el lugar donde los insultos son todo menos noticia: cualquiera puede verter su bilis en ese escupidero personal y solo salpica a los que quieren ser salpicados.

Pero el aguerrido corresponsal, Manuel Morales es su nombre, no se limita a salpicarnos a los lectores en papel del diario en que escribe, sino que además nos alecciona: “paniaguado se refiere a alguien protegido o enchufado por otro”. Y ese otro, aclara, “es el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, de cuyo departamento depende el Cervantes”.

A este eximio periodista le habría bastado consultar la más elemental de las fuentes, ese Google al alcance de todas las fortunas intelectuales, para averiguar que Albares es ministro desde 2021 y García Montero director del Cervantes desde 2018.

El tabernario desahogo del muy vendido Reverte solo merece la rechifla: a su corto (que no Maltese) entender, Albares querría meter mano en la Academia a través de Montero. Pues lo tiene crudo, le aclaro. A los académicos los eligen los académicos (como a los socios de los casinos en los casinos de antes) y al director los académicos. Y García Montero no está en la Academia ni se le espera.

            En fin, que de los periódicos de referencia (mejor no hablar de cómo informan de Rusia o de Venezuela), líbreme Dios que de los demás ya me libraré yo. 

Viernes, 17 de octubre
QUÉ COSA MÁS RARA

Mientras Francisco Díaz de Castro y Álvaro Salvador presentaban ayer sus últimos libros, yo me leí entero Luna baja (ya se sabe que no puedo hacer tres cosas al mismo tiempo, pero sí dos).

A Díaz de Castro le tengo un especial aprecio desde que le conocí personalmente, allá por los noventa, y apareció por la cafetería en que habíamos quedado con el último número de Reloj de Arena y un montón de libros nuevos de poetas jóvenes y no tan jóvenes. Los acababa de comprar en Ojanguren, la misma librería en que ahora presenta su libro. “¡Un catedrático de literatura al que le interesa la literatura!¡Qué cosa más rara!”, pensé.

 Leo Luna baja de principio a fin y se me ocurre otro oxímoron: una gran persona, amigo y querido de todos, que además es un poeta de verdad y lo sigue siendo a una edad en la que otros ya solo escriben blandenguerías y guillenerías (en el mal sentido de la palabra). A la memoria me vienen unos versos de Machado: “Amigo que declaras arrugas en la frente, / tu musa es la más joven, se llama todavía”.

Algunos de los poemas de Luna baja podría haberlos escrito yo si tuviera el talento de Díaz de Castro.


 

 

sábado, 11 de octubre de 2025

La rueda de la fortuna: La peregrinación de Childe Harold

 

Martes, 30 de septiembre
NAZARÉ

“Cuando no soporto a mi país o no me puedo sufrir a mí conmigo, me voy a Portugal”, suele repetir un amigo. Y yo, tras ciertos desengaños en la familia adoptiva, que no son del caso, he decidido seguir su ejemplo, y el de lord Byron., y venirme a Nazaré.

            Me gusta ver atardecer desde la punta del pequeño faro, en lo alto del fuerte de San Miguel, a un lado la Praia do Norte, paraíso de los surfistas. El sol parece desangrarse y yo pienso que lord Byron, de estar aquí, sería un surfista más, de los que esperan la gran ola, la que llega hasta los treinta metros, para cabalgarla y superar el récord mundial.

            Pero no se quedaría por estas tierras mucho tiempo. En cuanto le llegaran las noticias del otro extremo del mundo, del oriente que se desangra minuto a minuto como el sol en el cotidiano ocaso, fletaría a su costa una flotilla e iría a liberar Gaza. Moriría en el empeño, seguro, como murió en la Grecia oprimida por el imperio otomano, pero sería una hermosa manera de morir.

            Yo, no tan valiente, y con algunos años más, que eso también cuenta, herido aunque no vencido por la vida, me limito a recitar a Bécquer: “Olas gigantes que os rompéis bramando / en la playa desierta y tan cercana, / envuelto entre las sábanas de espuma, / llevadme con vosotras”. 

Miércoles, 1 de octubre
ÓBIDOS

Una tarde en Óbidos me cura de melancolías. Todo florido de iglesias, caserones y buganvillas, parece la ilustración de un relato de aventuras bizantinas. Los amantes que se han jurado fidelidad eterna y separados por algún hechizo, tras mil y una peripecias se encuentran por fin y se abrazan felices.

            Borges se imaginaba el paraíso como una biblioteca. Yo también, pero como una biblioteca que se llame Óbidos, el único pueblo del mundo donde una iglesia y una frutería se han convertido en librerías y donde un hotel lleva el nombre de “The literary man” y se anuncia con el lema de “book and cook”.

            Aquí se celebra, desde hace diez años, Folio, un festival de esos que convierten la literatura en espectáculo y que siempre se adornan con algún premio nobel y media docena de best sellers internacionales. Se inaugura dentro de unos días y ya están preparando los escenarios. Yo vendría en otras fechas, por supuesto, que no me gustan los espectáculos con estrellas literarias (a no ser que sea yo una de ellas y no suele ser el caso). De los nobeles, este año vienen Coetze y Svetlana Aleksiévich, y de los españoles Aramburu y no sé si Pérez Reverte.

            Qué maravilla pasear por sus calles, tan literarias antes y después de que lleguen los escritores, entrar en sus iglesias, subir a las almenas del castillo, comer chocolate (ese dulce alivio para las penas del corazón), descubrir a Josefa d’Óbidos, delicada pintora –está en el Louvre-- en tiempos en que las mujeres no pintaban nada. Nació en Sevilla; su padre, también pintor, conoció a Zurbarán, pero ella siempre se sintió portuguesa, como me siento yo en esta patria sin espinas que es para mí Portugal.

            Qué buen sitio para reparar los desconchados del corazón. 

Jueves, 2 de octubre
ALCOBAÇA

Aquí reposa Inés de Castro, la que reinó después de morir, la dulce Inés que fue asesinada en la Quinta das Lágrimas allá en Coímbra, la que cantó Camoens.

A un lado de la sobria nave (los monjes del Císter parecieron inventar el lema “menos es más” antes de Van der Rohe), con su rostro de ninfa delicada, “antes de tiempo y casi en flor cortada”, aguarda el día de la resurrección; al otro, el barbudo rey don Pedro, tumbado en sentido contrario. Así, cuando llegue el día triunfal y ambos se pongan en pie, lo primero que harán será mirarse a los ojos y abrazarse para toda la eternidad.

Viernes, 3 de octubre
JARDÍN DE ORIENTE

Colecciono jardines, los tengo de todas clases: inmensos y palaciegos, llenos de fuentes y esculturas, y tan diminutos que casi caben en la palma de la mano; colgantes como los de Babilonia, y flotantes en el centro de un lago; formando parte de la memoria de mi infancia y entrevistos solo tras altos muros.

 A ellos añado hoy el insólito Buda Edén, en Bombarral, con sus jardines de arte moderno y de arte africano, su lago de la tranquilidad, su laberinto de bambúes, sus escaleras doradas hacia otro mundo y sus budas gigantes, su anfiteatro en el que yo recité una vez más a Li Po (“¿Cuánto podrá durar para nosotros / el disfrute del oro, la posesión del jade…?"), sus azules guerreros de Sian y su Adán que es un hombre y que es todos los hombres.

            No me importaría perderme aquí, entre garzas y aves del paraíso, y no ser capaz nunca de encontrar la salida.

Sábado, 4 de octubre
BATALHA

Recuerdo que la primera vez que estuve en Batalha --hace casi medio siglo, estudiaba en Coímbra--, le escribí un poema a las Capelas Imperfeitas. Inacabadas, pero no imperfectas: tenían por techo el más hermoso cielo, la bóveda celeste.

En esta ocasión. no puedo comprobarlo: están en obras. Me habría gustado visitarlas a media noche y contemplar, allá en lo alto, la deslumbrante cúpula de estrellas.

            Frente al monasterio, la estatua ecuestre de Nuno Alvares Pereira, el héroe de Aljubarrota, con su sobria y esbelta elegancia que nada tiene que envidiar a las estatuas del renacimiento. Pero me acerco a la cartela y compruebo que, como casi todo lo que parece antiguo en Portugal, es de la época de la dictadura. También la verdad se inventa.

Domingo, 5 de octubre
TOMAR

Recorro la ciudadela templaria, luego de los caballeros de Cristo, y pienso que no sería un mal lugar para vivir. El convento reúne todas las comodidades de un hotel de cinco estrellas y no faltan los secretos pasadizos que llevan a dulces encuentros a la orilla del río.

Estaba además rodeado por la Mata dos Sete Montes, huerto, bosque y jardín, con sus umbríos recovecos para las iniciaciones. Junto al río Nabao, una noria sigue dando vueltas y entonando igual canción que en tiempos de los templarios: todo fluye, nada pasa.

            Mientras recorro la ciudad, mientras me acerco luego en una lenta barcaza hasta Almoural, un castillo vigía en una isla del Tajo, me viene una y otra vez a la cabeza un poema de Fernando Pessoa, al que Mariza dio un aire de hipnótico fado: “De vale à montanha, / de montanha ao monte, / cabalo de sombra, / cabaleiro monge…”

            Caballo de sombra, caballero monje, sigues caminando en mí, como dice la canción.

Lunes, 6 de octubre
LISBOA

Disuena, en el luminoso claustro de los Jerónimos, el túmulo de Pessoa, con su desvaído prisma y los versos de los heterónimos. Yo leo en voz alta los de Ricardo Reis, que me acompañan desde siempre en la memoria: “Para ser grande, sé entero. / Nada tuyo exageres o excluyas…”

Pero los que me habría gustado leer, los que le habrían gustado a Pessoa, émulo de Camoens, son los dedicados al infante don Enrique: “Dios quiere, el hombre sueña, la obra nace, / Dios quiso que la tierra fuese toda una, / que el mar uniese ya no separase…”

            En 1985, cuando se trajeron aquí sus restos desde el cementerio de Os Prazeres, a los admiradores de Pessoa les avergonzaba un poco, como a los colaboradores de Presença, el poeta nacionalista de Mensagem. Pero es ese poeta que reescribe Os Lusiadas en una cáscara de nuez, más que ningún otro, el que tiene su sitio en esta inagotable filigrana, quintaesencia de Portugal.

Martes, 7 de octubre
SALESAS

Soy un lord Byron de bolsillo, qué le vamos a hacer. Él pasó media vida viajando por el mundo y yo vuelvo agotado y feliz a mi café de siempre tras una mínima escapada.

            “No me gusta viajar, pero me gusta haber viajado”, decía Borges. A mí me pasa lo mismo.

            Sentado a las doce en punto de la mañana en la mesa redonda de Los Porches, con un café, un vaso de agua y un libro recién llegado, soy feliz. De los puñales en la espalda, que quizá solo existieron en mi imaginación, ya no queda ni la más mínima cicatriz. Pero no tarda en aparecer el bienintencionado amigo que me recuerda que no todo fueron imaginaciones mías.

---¿Has visto la que has armado en Facebook? Como a un panal de rica miel, a una cosa que puso quien yo creía que era uno de tus mejores amigos (te acusaba de mentiroso y calumniador), acudieron en tropel los damnificados por tus reseñas a dejar su cagadita. Claro que también acudió a espantarlos una brigada de amigos.

---Pues no lo he visto ni pienso verlo.

---De los damnificados, el que estuvo más estupendo de todos fue Ben Clark. Dijo que eras un miserable y que, cuando te mueras, no te va a llorar nadie.

---¿De veras? ¡Y eso que creo que no nos hemos visto nunca! ¿Qué diría si llega a conocerme personalmente?