miércoles, 12 de agosto de 2020

Unas traducciones inéditas de Víctor Botas




En una librería de viejo de Bayona, cuyo nombre no puedo recordar ahora, pero sí que estaba muy cerca de la neoclásica sinagoga, encontré hace años una colección de epigramas, Saecli incommoda, en versión francesa firmada por Gustave Vallotton, un amigo de Paul Verlaine. El hecho de que no se incluyeran los originales latinos y el no encontrar ninguna referencia a esa colección en los manuales de literatura clásica, me hizo sospechar que se trataba de una miscelánea apócrifa.
                Los epigramas no me entusiasmaron demasiado. Me parecieron de una excesiva tosquedad, más cerca de los Carmina priapea que de las malicias de Catulo o de Marcial. Bien sabido es que Verlaine, tan gran poeta como poco ejemplar ciudadano, escribía obscenidades por encargo, pero estos poemas no parecían obra suya: carecían de esa música verbal de la que le resultaba imposible desprenderse.
                Llevé el ejemplar a una de nuestras tertulias de los viernes y Víctor Botas se mostró de inmediato entusiasmado. Andaba entonces enredado con las escatologías de Aguas mayores y menores, de las que yo traté de desanimarle sin éxito, y se comprometió a traducir este libro –del francés, por supuesto-- en cuanto terminara de hacer Aguas. Había acudido aquel día a la tertulia Álvaro Díaz Huici, que aún no había fundado Trea pero ya era el director de Deva, y se comprometió a editarlo e incluso le ofreció un anticipo, que Víctor Botas aceptó encantado.
                No sé si llegaría a terminar, o siquiera a empezar, la traducción. Entre sus papeles no apareció ni el volumen que yo le había pasado ni muestra alguna de estas traducciones. La verdad es que no me preocupó ni poco ni mucho el asunto. No creía yo que las versiones, caso de existir, añadieran demasiado a su gloria.
                Y de pronto, tantos años después,  el incansable Mario Vega me comunica que los mecanuscritos de Víctor Botas han aparecido en un puesto del Rastro y me pide que escriba un prólogo para darlos a conocer. No sé si creerle, no sé si será un juego más de aquellos a los que estábamos acostumbrados en la tertulia Óliver.
                Pero sean o no textos traducidos del latín o del francés, los haya traducido Víctor Botas o el propio Mario Vega y otros poetas del círculo de la revista Maremágnum, como Lorenzo Roal o Dalia Alonso, lo cierto es que por fin se publican en español esos poemas, poco aptos para espíritus delicados, como buena parte de la literatura clásica.
                Dejo el análisis y la glosa para los especialistas. A mí los epigramas de Saecli incommoda, que siguen sin entusiasmarme, me llevan a una librería oscura y sofocante y a una de tantas tertulias en el viejo Óliver, ya tan remoto –aquel local de la Avenida de Galicia, las tertulias continúan—“como el paso de Aníbal por los Alpes”, para decirlo con una expresión borgiana que a Víctor Botas le gustaba repetir.



13 comentarios:

  1. Nos hubiera gustado ver una foto del original francés de ese libro de "Gustave Vallotton" (Gustave Flaubert + Félix Vallotton), un "amigo" de Verlaine que no conoce nadie en internet. Ni siquiera la BNF (Bibliothèque Nationale de France) tiene noticias de él. Y menos aún de su libro, claro (inencontrable también en los catálogos de las librerías de segunda mano del mundo entero). De lo que sí informa la BNF es de que "saecli incommoda, pessimi poetae" es un verso de Catulo, de su poema "Ad Calvum poetam" que puede leerse en varias traducciones de su obra que figuran en su catálogo.

    Con internet, los juegos literarios tienen poco recorrido.

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    1. Pues le aseguro que el libro de epigramas "Saecli incommoda" existe, diga lo que diga Internet. Lo tengo delante mientras escribo este comentario. Claro que mis ojos poca autoridad pueden tener frente a la BNF.

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    2. Publique una foto de él.

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    3. Bien visible la tiene usted al final del texto, con el nombre de los poetas latinos presuntamente traducidos.

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    4. Esa es la foto de la traducción. Yo hablo del "original" francés de Vallotton.

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    5. "con el nombre de los poetas latinos presuntamente traducidos".

      Poetas, por cierto, cuyo nombre sólo es conocido en Oviedo y sus alrededores. Parecen nombres sacados de un tratado de botánica...

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    6. El origina es, debería ser, latino. La traducción francesa que sirvió de base, presuntamente, a la traducción de Víctor Botas se la pasé a él hace cerca de cuarenta años y no he vuelta a verla. Tampoco, antes de su muerte, me mostró ninguna de estas traducciones presuntamente aparecidas en el Rastro.

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  2. ¿El paso de AQUILES por los Alpes?

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    1. Sí, incrédulo don José. Madre Tetis, en vista de la endeblez de cuerpo de niño Aquiles, optó por enviarlo a un balneario de las estribaciones de los hoy llamados Alpes Marítimos. Allí, entre la preceptura de Aquilón y la palestra, forjose un corpachón (Brad Pitt es un triste remedo) que dio sus mejores empujones cabe las murallas de Ilion, minúsculo fortín cuyas ruinas podemos admirar hoy en día a un paso de Çanakkale de los Dardanelos, y que pone en evidencia lo que hinchaban el perro los aedas griegos.
      Salud, don José.

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  3. El paso de Aquiles por los Alpes habría merecido unos versos de Homero.

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  4. Aquiles o Aníbal, Martín o F.
    Pero de los monumentales pasos
    de los elefantes no hay quien se acuerde.

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  5. Extraño que no venga por aquí "el incansable Mario Vega" a explicarnos la apariciòn milagrosa de los "mecanuscritos de Víctor Botas" en un puesto del Rastro y su compra por su parte, imagino, puesto que le ha pedido a usted "un prólogo para darlos a conocer". Él o Lorenzo Roal o Dalia Alonso, que deben de conocer también la historia.

    Por cierto, no nos ha dicho si ha escrito usted dicho prólogo.

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    1. Señor Baltasar, existe una cosa llamada pacto de ficción que usted debe respetar si quiere disfrutar de lo que lee. Si lo primero que hace es poner en duda un juego del que creo que todos somos conscientes permítame decirle que resulta usted de una candidez entrañable. Ya resulta lastimoso la facilidad con la que la gente se ríe de usted sin que se dé cuenta, haciéndole cabalgar a lomos de su locura como el Quijote en busca de gigantes. Hágase el favor de ocupar su tiempo en cosas más productivas que provocar atacando una obra que todos sabemos que es de ficción y cuyo prólogo aquí reproducido no pretende más que añadir valor a una publicación no venal que solo tiene intencion de satirizar y ser posible incomodar a pollaviejas como usted.
      Buen día y suerte.

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