Sábado, 18 de octubre
NO SE META EN POLÍTICA
“¡Últimamente no hace más
que meterse en política! Estamos hartos de la maldita política. Escriba de otra
cosa”, me reprocha un desconocido al que me encuentro esta mañana en la
avilesina calle de la Cámara.
Le respondo con vaguedades y me callo lo que me habría
gustado decirle, que yo no escribo para él, que solo escribo para aquellos a
los que les gusta lo que escribo. Pero la verdadera respuesta la encuentro
luego al abrir al azar el libro que llevo conmigo: “Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os
digan los que pretenden hacerla sin vosotros y, naturalmente, contra vosotros.
Solo me atrevo a aconsejaros que la hagáis a cara descubierta; sin disfraz de
otra cosa; por ejemplo: de literatura, de filosofía, de religión. Porque de
otro modo contribuiréis a degradar actividades tan excelentes, por lo menos,
como la política, y a enturbiar la política de tal modo que ya no podamos nunca
entendernos”.
Quien habla es el machadiano Juan de Mairena y se dirige
a los jóvenes. Claro que yo no soy joven.
Domingo, 19 de octubre
A OTRO PERRO CON ESE CUENTO
Me gustan los cuentos de
hadas, pero no me gustan que me cuenten cuentos. Leo una entrevista con Jeremy
Rifkin, economista que asesora según dicen a Angela Merkel, Matteo Renzi y el
gobierno chino, y descubridor de una alternativa al capitalismo: “Al reducirse
el coste hasta cero, algunos productos pasan a ser gratuitos y no generan
beneficio en el mercado. ¡Y eso ha permitido que aparezca la economía
colaborativa! Piense en un coche con GPS, Internet, motor eléctrico y que se desplaza, sin conductor, por una smart road. Y, además, ese coche se ha
creado con una impresora en 3D. Ya es posible: ¡ya se ha hecho! Usaremos
energía eólica y solar. ¡El sol no manda facturas ni el viento tampoco!”
Leo la entrevista, la vuelvo a leer y descubro que, entre
mis muchas limitaciones, está también mi incapacidad para ser periodista. De
inmediato me pondría a discutir con el entrevistado. “Empecemos por el final
–le diría–, está claro que ni el sol ni el viento mandan facturas, pero hacen
falta unos intermediarios para convertir la energía solar o la eólica en
energía eléctrica y esos sí pasan facturas. ¿Un coche fabricado con una
impresora en 3D? Sí, claro, un coche de juguete y que cuesta diez veces más que
cualquiera preparado por otro medio. Usted dice que ya es posible, que ya se ha
hecho, pues muy bien, enséñeme esa impresora que fabrica coches con GPS, Internet, motor eléctrico y que se
desplazan, sin conductor, por una smart
road, quizá también construida con otra impresora. Enséñela y ese artilugio
si será noticia de primera página en todos los periódicos. Mientras no pueda
hacerlo, escriba si quiere cuentos de ciencia ficción, pero no me los cuente a
mí”. Rompería la entrevista y la tiraría a la papelera. Y si yo fuera Angela
Merkel, Matteo Renzi o el gobierno chino cambiaría de inmediato de asesor
económico.
Lunes, 20 de octubre
UN AVARO
Ser feliz es un deber,
señala Diderot; no ser feliz un pecado, afirma Borges. Yo reconozco que de
joven más de una vez incumplí ese deber, incurrí en ese pecado. Con los años me
he vuelto más virtuoso. Ahora procuro exprimir bien cada día para que no se me
escape ni un minuto de la dicha que pueda contener. Me he vuelto un avaro, como
casi todos los viejos, un avaro de la felicidad.
Martes, 21 de octubre
LA DOMÉSTICA FELICIDAD
Paso la tarde en Caces, a
las afueras de Oviedo, en casa de mi amigo Xuan Bello y al marchar me siento
lleno de la más insana envidia. ¡Una casa en el campo, con huerta y jardín, con
niños y gatos, con espacio para alojar a los amigos y a miles y miles de libros
sin tener que tropezarme a cada paso con ellos!
Se me ocurre que ya va siendo hora de que piense en
sentar la cabeza y en dejar de vivir con la provisionalidad de un estudiante, improvisando
siempre, paladeando el instante, sin pensar en el día de mañana.
Pero luego, mientras vuelvo a Oviedo, recuerdo que no
tengo coche, que el taxista me cobró el doble de lo habitual (espero que pronto
Uber le dé su merecido), que no tardará en llegar el invierno y se embarrarán
los caminos y no tendré a mano ni una cafetería y que los niños requieren
atención durante las veinticuatro horas del día y que los gatos –el distante
Polo, la melosa Prúa– no son juguetes, sino seres vivos que también enferman,
se reproducen y mueren.
Antes de llegar a Oviedo y darme una vuelta por la
librería de Valdés, ya me ha desaparecido por completo ese feo sentimiento de la
envidia. La doméstica felicidad se la dejo para otros, más afortunados. Yo me
conformo con hacerles una visita de vez en cuando, admirar el paraíso, fingir
un poco de envidia y luego sonreír recordando aquella anécdota de Menéndez
Pelayo que tanto me gusta repetir. Resulta que, según cuenta Juan Varela,
cierta noche de gala pudo ver, en uno de los palcos del Palacio Real, a una
antigua novia, engalanada y oronda, junto a su atento y esmirriado marido, y
entonces dio un suspiro y exclamó: “¡Dios mío, de qué felicidad me he librado!”
Miércoles, 22 de octubre
PERPLEJIDADES DE UN PATRIOTA
Tengo la impresión de que
la casa en la que hemos vivido durante las últimas décadas tiene las vigas
carcomidas y amenaza derrumbe. Y yo no sé bien si apuntalarla desde dentro, si
ayudar a los que quieren hacer una chapucilla aquí y otra allí para que aguante
unos años más o salir fuera, contribuir a derribarla por completo y unir mi
esfuerzo al de los que quieren construir una casa nueva.
Cada día se descubre otra viga podrida más, y aún nadie
se ha atrevido a comprobar la solidez de la viga maestra –esa que era
“inviolable”, según una lectura interesada y mentirosa de la Constitución–,
quizá la más podrida de todas.
Jueves, 23 de octubre
ORDENO Y MANDO
Hace veinte años que murió
Víctor Botas, pero sigue más vivo que nunca. El lunes se inaugura la exposición
que se le dedica en la Biblioteca del Fontán. Yo he podido visitarla hoy y en
una de las vitrinas me encuentro con una anotación de su diario íntimo e
inédito. Corresponde al 17 de agosto de 1985 y dice así: “Por la tarde le llevo
a García Martín los textos de mi librito Aguas
mayores y menores. Es un libro menor, en tono jocoso, que recoge varios
poemas míos –o traducciones– un poco ‘sucios’, y que publicaré, al fin, en Oliver. José Luis se me niega en redondo
a publicar uno de los textos, ‘De rerum natura’, aduciendo que su contenido es
radicalmente falso y propio de un lunático. Me parece una estupidez por su
parte, e incluso una prueba de la tendencia, más o menos larvada, que ya hace
tiempo observé en García Martín, al dogmatismo y al ordeno y mando”.
Sonrío al recordar nuestras discusiones de entonces. Y
sospecho que esa tendencia mía, creo que no al dogmatismo, pero sí al ordeno y
mando, cada vez resulta menos larvada.
Viernes, 24 de octubre
HACED RIQUEZA
Llego a la tertulia un
poco más tarde de lo habitual. Es algo que solo ocurre un viernes al año, como
lo de ponerme corbata. Y es que yo siento una simpatía especial por Felipe de
Borbón, que empezó a venir a Oviedo cuando comenzamos a reunirnos en Oliver.
Su edad es la misma que la de los jóvenes poetas de entonces, Oliván o
Almuzara. “¿Qué tal, qué tal los premios?”, me preguntan. “Muy bien, muy bien,
a los que protestaban ni se les veía ni se les oía”. “O sea que la policía
cumplió perfectamente su cometido de aislar a la casta del resto de la
ciudadanía”, apostilla Jaime.
La verdad es que todo resultó bien, pero yo pasé un poco
de vergüenza ajena al ver al rey hacer involuntariamente el ridículo. Y no me refiero
a los ramplones elogios que dedicó Banville (“autor de prosa muy trabajada”,
etc, etc), propios de la más trivial reseña periodística, sino al consejo de
Unamuno que cita, a esas “palabras sabias” que, según el rey, “deben resonar
con esa fuerza con la que han resistido, sin envejecer, el paso del tiempo”.
Las palabras de Unamuno son las siguientes: “Haced riqueza, haced patria, haced
ciencia, haced ética”. ¿Unamuno, el Unamuno del “que inventen ellos” mandando a
los jóvenes que hagan riqueza? La cita es textual, pero está sacada de
contexto. Aparece en el epílogo a Del
sentimiento trágico de la vida y tiene que ver con su defensa del
quijotismo y su rechazo de la europeización propugnada por Ortega. Tras
enaltecer a don Quijote y proclamar que su misión es “clamar, clamar en el
desierto”, concluye: “Y vosotros ahora, bachilleres Carrasco del
regeneracionismo europeizante, jóvenes que trabajáis a la europea, con método y
crítica… científicos, haced riqueza, haced patria, haced arte, haced ciencia,
haced ética, haced o más bien traducid sobre todo Kultura, que así mataréis a
la vida y a la muerte. ¡Para lo que ha de durarnos todo…!”
El redactor del discurso no ha entendido nada y ha puesto
en ridículo al rey. “Estoy preocupado por lo que dirán mañana los periódicos”,
digo en la tertulia.
“¡Qué ingenuo eres, Martín! Dirán maravillas, como es su
obligación, que para eso los pagan. Aparte de que no creo que ni siquiera Anson
o García de la Concha se hayan dado cuenta”.
Sábado, 25 de octubre
EL REY Y YO
Anoche soñé que por fin
se rompía la viga maestra de la Transición y a mí el derrumbe me cogía dentro
del Campoamor, asistiendo a la entrega de los premios Príncipe de Asturias. Mientras veía venir sobre mi cabeza a la gran araña de cristal, gritaba tratando
de disculparme: “Yo no estoy aquí para apoyar al rey, el rey y yo estamos aquí
para apoyar a la cultura”. No sé si mis excusas sirvieron de algo. Me desperté
sudoroso antes de que la lámpara me cayera encima.
Ah, buen Martín; veo con simpatía cómo se devanan en tus sesos ideas de recambio y que, a persona tan testaruda como tú, no le duelen prendas por reconocer que transita el camino de la rectificación. Porque debe de ser duro creer que ha vivido uno bajo un techo levantado con vigas, pontones, cabrios, ripias..., de los mejores cedros del Líbano o de los carbayos de Muniellos y encontrarse con que las corruptelas del maestro de obras y del contratista dieron el cambiazo y colocaron un infecto pino gallego. Y ahora que la carcoma a hecho su labor, sin avisar (aunque había gente avisada que siempre supo del engaño), amenaza ruina y el tinglado parece que amenaza -con muy malos modos- con enterrarnos a todos entre cascotes. Mientras, el gremio de la construcción festeja en el Campoamor a los sostenedores del chiringo; es como la banda del PP, que aplaude a Ana Mato, sin darse cuenta que ellos no son inmunes al ébola.
ResponderEliminarConvéncete, buen Kurtz, no es tiempo de reformas chapuceras, no sirve de nada cambiar unas cuantas vigas carcomidas -ni siquiera la Gran Viga- , sino que hay que levantar un tejado nuevo.
Y sí, sobran "unamunos" que nos den consejos tan nocivos como el intelectual-energúmeno tuvo a bien absequiarnos en el desgraciado pasado..., aunque el filtro borbónico les dé la vuelta como un calcetín (¿esa es la "preparación" que tanto admirabas en el vástago de Juan Carlos, Martín)? ¿No crees que hay una contradicción en los términos entre monarquía y cultura? ¿Cuántas muestras, cuántos "premios" hemos de sufrir para que nos convenzamos definitivamente?
PD.- Una imagen de la situación que vivimos me la dio ver la cara de uno de los antidisturbios que, amenazantes, se interponían el viernes entre los cortesanos y el pueblo indignado: un rostro brutal de mirada dura en un mozalbete de poco más de veinte años: parecía dispuesto a lo que fuese.
Hay que tener en cuenta que a veces es peor el remedio que la enfermedad.
EliminarJLGM
¿Qué es un progreso que no nos lleva a que muera cada hombre más en paz y más satisfecho de haber vivido?
ResponderEliminar" El progreso suele ser una superstición"
Las dos citas de Unamuno, creo que de La vida es sueño.
Y esta otra : " Podemos mejorar, pero no dejar de ser lo que somos tanto individual como colectivamente"
Dejo para otro momento otra cita que le podría gustar particularmente a JLGM sobre los nacionalismos disgregadores.
Javier
Unamuno era tan clarividente y tan ponderado en sus juicios, Javier, que apoyo la rebelión de Franco, probablemente para que muchos hombres murieran en paz y satisfechos de haber vivido. Cuando rectificó en el paraninfo, ya era tarde,,,. su decantación del lado de los sublevados influyó en muchos intelectuales indecisos (dentro y fuera de España) y contribuyó a "legitimar" el alzamiento militar entre gobiernos que buscaban un pretexto para dejar a su suerte al legítimo de la República Española.
ResponderEliminarSolo un energúmeno es capaz de decir que el progreso es una superstición y "que inventen ellos"; un analfabeto alcanza a razonar que existe diferencia entre un señuelo y una perdiz, que el crecepelo que compró en el mercado era una tomadura de pelo, que los sermones del cura no se compadecen con la vida regalada que lleva, que uno son las etiquetas y otros los contenidos, que las palabras son engañosas, que el progreso no consiste en eso que se suele llamar progreso.
Unamuno llama "el progreso" a algo que no lo es, y se pone a la altura de cualquier indocumentado que lo mida por la gráfica del PIB o del número de automóviles vendidos en un año. El verdadero progreso, la progresión en el desarrollo humano, de las facultades sociales más nobles..., no va a venir un desquiciado profesor a ponérmelo en cuestión.
No puedo evitarlo: oigo el nombre de Unamuno y la mano me va sola a la canana.
Amigo exiliado.
ResponderEliminarNo había reparado en lo de Unamuno, pero sí en el detalle de tu corbata, que es muy bonita. Mi consejo: úsula más.