Sábado, 3 de mayo
UNA PROFECÍA
La industria de la
información, que forma también parte de la industria del entretenimiento, es un
monstruo que necesita alimentarse varias veces al día. Devora guerras,
terremotos, apagones, parricidios. Todo lo mastica bien durante un tiempo y
luego lo escupe lejos, fuera de los telediarios y los titulares, y pide más, pide
más. Las noticias de las guerras duran menos de lo que duran las guerras; las
de las catástrofes, bastante menos que sus consecuencias.
La actualidad es la musa de
los que escriben en los periódicos. A mí me gusta más la crónica rosa que la
crónica negra. ¿Cómo podría dormir si no fuera capaz de dejar de pensar en los
niños que mueren diariamente de hambre o bajo las bombas en Gaza? Para no
desesperar de impotencia, los aparto de mi mente y me entretengo con cosas más
agradables, el cónclave, por ejemplo. Vi la película y ahora la vivo en
directo.
Lo
mismo que en el congreso, cuando no hay mayoría absoluta, en los premios
literarios o en las oposiciones universitarias, todo consiste en conseguir la
mayoría de los votos para un candidato. Y los tejemanejes ocurren siempre fuera
de la sala de sesiones.
Suele
ocurrir que el candidato más votado por la mañana, quede fuera en las
votaciones de la tarde. En medio está la comida y los conciliábulos
pertinentes. Eso que ocurre en el cónclave es lo que ocurría en los premios
Príncipe de Asturias. En las primeras votaciones, siempre se adelantaba el
candidato liebre, el candidato que no era favorito de nadie y que no hacía
sombra a nadie. Se trataba de que a la final, no llegaran los dos mejores o más
conocidos, no Vargas Llosa y Arthur Miller, por ejemplo, sino Vargas Llosa y
Alonso Zamora Vicente, para que nadie tuviera duda de a quién votar (yo votaría
a Zamora Vicente). El riesgo es que, si cada bando se empeña en dejar fuera al
candidato del bando contrario, a la final acabe llegando alguna nulidad que no
gusta a nadie.
---Martín, Martín, te olvidas de que en el cónclave
interviene el Espíritu Santo y en esos premios a los que tú ibas Luis María
Anson.
---Pues yo no sé de quién me fiaría más. En cualquier
caso, nos quedan unos días de mucha intriga y entretenimiento, y sin sangre.
Una comedia apacible como las series de televisión que a mí me gusta ver antes
de irme a dormir.
---¿No te atreves a anticiparnos un poco de por dónde van
a ir los tiros?
---Aquí no hay tiros, solo quizá algo de veneno. Y sí, amigo, me atrevo a hacer una profecía, que me pone un tanto melancólico: hasta ahora, todos los papas que he conocido, unos cuantos, eran más viejos que yo; el próximo, por primera vez, será más joven.
Domingo, 4 de mayo
FRANCISCO Y BORGES
El 21 de abril de 1974, según
leemos en su diario recién publicado, le habla Roberto Alifano a Borges del
origen católico, de los Montoneros, uno de los grupos que practican la
violencia terrorista en la Argentina de entonces. El núcleo inicial está en la
revista Cristianismo y Revolución a partir de la cual se conformó el
comando Camilo Torres. La aproximación al peronismo tendría que ver con la
encíclica Rerum novarum, de León XIII, también muy admirada y seguida
por Perón.
---Sí, eso ya lo sabía –le responde Borges--. Un cura
jesuita que es profesor de literatura y me visita con cierta frecuencia, Jorge
Bergoglio, me habla siempre de esa encíclica, a la que él se adhiere, por
supuesto. A mí me parece una mezcla extraña todo ese mejunje o brebaje.
En otro momento, Borges se refiere a dos curas que le
visitan a menudo. Uno fue amigo de su madre e insiste en que le acompañe a misa
y recupere la fe.
---Con
el otro, que es jesuita, tengo más afinidad. Es profesor de literatura, ha
incluido mis textos en sus clases y enseña mi poesía. Yo trato de disuadirlo.
“Mi escritura no tiene ningún valor, son una suerte de borradores”, le insisto,
pero no me hace caso. A pesar de eso, es una persona sensata; con él se puede
hablar de cualquier tema: de filosofía, de teología, de política. Es un hombre
muy inteligente. He podido observar que sobre las cosas de este mundo y del
otro tiene tantas dudas como yo. Lo cual no sé si está bien tratándose de un
sacerdote. Mi madre se hubiera horrorizado de eso.
Borges no se habría horrorizado, pero si admirado, de que ese cura tan inteligente que simpatizaba con los jóvenes que mezclaban cristianismo, marxismo y peronismo buscando la justicia social, y que tenía serias dudas sobre el más allá, acabara siendo nombrado papa. “Bueno –diría--, siempre he pensado que el género más adecuado para contar la realidad es la literatura fantástica”.
Miércoles, 7 de mayo
MI REFUGIO FAVORITO
No sé por qué –es una manera
decir, lo sé de sobra-- recuerdo estos días a menudo un verso de Fernando
Ortiz: “Qué cerca están infierno y paraíso”.
Para
pensar en otra cosa, y no en lo que ahora me quita el sueño, me subo al tren
con el periodista francés Louis Teste para viajar por la España de 1872. Quiere
trazar para los lectores de su país un panorama de la España contemporánea, la
que, tras el triunfo de la revolución, ha estrenado monarquía, como Francia ha
estrenado república.
Sonrío al leer su opinión sobre las provincias vascas:
“Viven en cierto modo aisladas e independientes de España. El gobierno no les
impone levas ni impuestos fiscales”. Bueno, en ese aspecto, parece que no hemos
cambiado mucho.
Tras ir y venir por el paseo del Prado, regresa al hotel
(el hotel París, donde también se alojó Rubén Darío y donde yo también llegue a
alojarme): “Subimos hacia la Puerta del Sol, y aún no había salido del Prado
cuando el rey Amadeo pasó a nuestro lado a caballo. Es un joven alto y moreno,
vestido como un sobrio gentleman, y seguido por un solo montero con
chaqueta roja. El gentío era compacto y selecto, como todos los días a la misma
hora. Si allí se encontraban algunos demócratas, serían seguramente muy pocos.
No oí ni un solo grito de Viva el rey ni una sola mano llevada al
sombrero para saludarle”.
Abundan las reuniones en las casas de la buena sociedad
de Madrid. Se charla, se toca el piano, se baila, se recitan versos. En la
primera a la que acude Louis Teste, “doña Blanca de Gassó y Ortiz declamó
algunos de sus Cien cantares a los ojos, estrofas de sentimientos puros
e ingenuos”.
Qué
poco podía imaginarse nadie entonces el futuro de esta joven. Cinco años
después, cumplidos los treinta, su padre --dueño de una tienda, “El Bazar del
Globo”, en la calle Caballero de Gracia-- le disparó un tiro mientras dormía y luego se
suicidó. Al parecer, no estaba de acuerdo con que se casara y le abandonara. Pero
no se salió con la suya el padre asesino: Blanca sobrevivió diez días y tuvo
tiempo para casarse in articulo mortis con el joven del que estaba
enamorada y dejarle heredero de todos sus bienes.
Aplaude Teste los versos de Blanca Gassó y queda
fascinado por su belleza. Yo sé el final de la película, pero no le hago ningún
spoiler. Al día siguiente, le acompaño en su visita a don Emilio Castelar, que
vive en el número 38 de la calle Serrano. ¡Qué sorpresa la suya si yo le dijera
que antes de un año tendremos en España la república!
¿Cómo soportar el presente con sus negros nubarrones sin
resguardarse en un libro y viajar a otros mundos en los que conocemos el futuro
y nada puede hacernos daño?
Jueves, 8 de mayo
MEJOR LA PELÍCULA
Acerté en la profecía: el
nuevo papa es mucho más joven que yo, como es bastante más joven que yo –por lo
menos seis meses-- el nuevo galardonado en uno de esos premios institucionales
que se dan a los valetudinarios: Luis Alberto de Cuenca. Comenzó en literatura
como pareja de hecho –es un decir-- de Luis Antonio de Villena. Muchos los confundían.
Pero el segundo inició pronto una carrera fulgurante y el otro pareció quedar
opacado como erudito que escribía versos con citas en sánscrito y en arameo.
Luego cambiaron las tornas y uno malvive de empeñar los restos de su pasada
grandeza mientras el otro, tan caballero a la antigua, gusta a derecha y a
izquierda, al lector común y a la élite académica. Caprichos de la fortuna.
Una amiga me llama entusiasmada a última hora.
---Qué maravilla el nuevo papa, Martín. Es
norteamericano, pero no de los de Trump. Ha vivido en Perú y habla español. Va
a seguir la estela de Cristo y de Francisco, no la que marcan los jerarcas de
la curia.
---Sí, parece que Bergoglio, que se las sabía todas, lo
dejó atado y bien atado para los que los que se burlaban de él como un
populista poco versado en las honduras teológicas no se salieran con la suya. Y
eso de que el nombre elegido sea el de León XIV… Por cierto, Katy, aunque no
estuvo mal el espectáculo en vivo y en directo, con el desfile de purpurados y
el decorado de Miguel Ángel, la verdad es que me gustó más la película.
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