domingo, 6 de octubre de 2013

A buen entendedor: Lágrimas de papel


Sábado, 28 de septiembre
NADIE ESTÁ DE MÁS

“Hay un raro placer en no ser comprendido ni por los que te aman ni por los que te detestan”, escribió Nietzsche. Pero según pasan los años uno tiene la impresión de que todos le comprenden demasiado bien. Y sin misterio nos volvemos transparentes y prescindibles.
            Vuelvo a Nietzsche, siempre vuelvo a Nietzsche, ahora el pretexto es la selección de sus aforismos que acaba de publicar la editorial Renacimiento. Dos de los que más me impresionaron en mi adolescencia, y que no he olvidado desde entonces, no los he vuelto a encontrar:
“Nadie está de más en el mundo, pero sobramos todos”.
“Si Dios bajara a la Tierra y viera lo que había hecho, no podría perdonárselo jamás”.

Domingo, 29 de septiembre
COMO UN MAL SUEÑO

También se miente con la verdad, y yo soy especialista en ello. Dar la impresión de que se cuenta todo, incluso lo que menos nos beneficia, pero callar lo más importante, lo que no nos atrevemos a confesar ni a nosotros mismos. O sí, pero solo en las noches de insomnio, y luego tratamos de olvidarlo como un mal sueño.
            Eso fueron, un mal sueño, los días en la isla, cuando yo había decidido romper con todo y tú no tenías nada con lo que romper. El olor y el sabor del verano, las aguas tan azules, el velero con el que recorríamos los dispersos islotes, las calas escondidas, la ermita remota y blanca en lo alto de una colina, el rebaño de ovejas virgilianas.
            Los días en la isla, la súbita tormenta que estuvo a punto de hacernos naufragar, el sabor de los higos, de las uvas, del queso y de la miel, de la soledad lentamente saboreada en las noches claras en que brillaban todas las estrellas.
            Incluso cuando llegaron los días desapacibles del invierno, cuando soplaba el ventarrón y la lluvia era un látigo helado, era grato quedarse en casa, junto al fuego, que a veces tardaba en encenderse y llenaba de humo toda la gran cocina aldeana. O salir al jardín, cuando la lluvia cesaba, a tratar de arreglar un poco los desperfectos.
            Leíamos mucho aquellos días, había tiempo para todo. Recuerdo que tú siempre volvías a un largo poema de Lord Byron, su Don Juan, y de vez en cuando te entretenías en traducir al castellano una octava que te parecía especialmente brillante. “Amo el amor y soy correspondido”, comenzaba una de ellas, al menos en tu versión.
            Recuerdo aquellos días en la isla, los días más felices de mi vida. No teníamos teléfono, todavía no se había inventado los teléfonos móviles, solo había un teléfono público en la isla, apenas si teníamos noticias del mundo, la radio la encendíamos solo para escuchar música.
            Todos los días eran iguales y ningún día era igual a otro. Antes de cerrar los ojos cada noche, para ser consciente del prodigio, para no darlo por consabido, me repetía, a modo de oración, unos versos: “Tantos años que pasaron / con mis soledades solo / y hoy tú duermes a mi lado”. Y al despertar, por unos interminables segundos, siempre temía que todo hubiera sido un sueño. Pero no, ahí seguías, durmiendo feliz (siempre te despertabas mucho después que yo).
            No, tú no eras un sueño y, sin embargo, todo fue un sueño.
            Un mal sueño. Todavía no me explico cómo pudo ocurrir semejante metamorfosis.
            La vida es un mago bromista que gusta de hacer esos trucos, de gastarnos esas bromas.


Lunes, 30 de septiembre
SOBRE EL AMOR

Según he ido perdiendo la capacidad de estar enamorado, he ido perfeccionando mi capacidad de fingirlo.
            No me gusta enamorarme a menos de estar seguro de que no voy a ser correspondido.
            Yo no le doy más importancia al sexo que a beber un buen vaso de agua cuando se tiene sed.
            ¡Aquel vaso de agua fresca y perfumada una sofocante tarde de verano, cerca de la casa en que vivió Leopardi, tras volver de una excursión al Vesubio!
            Pero según van pasando los años, hasta el agua fresca parece que pierde sabor.
           
Martes, 1 de septiembre
VOY CONTRA MI INTERÉS AL CONFESARLO

Nadie mínimamente decente puede ser feliz, y yo lo soy a menudo.        
            Tener razón es una vulgaridad, pero a mí me encanta.
            En los duelos verbales nunca tiro a matar, me conformo con hacer sangre.
            Hablo para no tener que escuchar.
            Cuanto más me conozco a mí mismo, más me gusta mi gato.
            Odio el silencio: está lleno de ruido.
            Mi deporte favorito es decir lo contrario de lo que pienso.
Cuando quiero hacer el bien, todo me sale mal.
            Tener éxito es otra vulgaridad igualmente encantadora.
            Nada me divierte más que, después de una buena noche de sueño, observar la cara de los que han pasado la noche divirtiéndose; soy así de sádico.
            Puedo prescindir de cualquier cosa, salvo de mis caprichos.
            Sin espolvorearla con un poco de tontería, la inteligencia no sabe a nada.

            
Miércoles, 2 de septiembre
NEGOCIOS RAROS

Al llegar a las siete en punto de la tarde a la cafetería de costumbre a tomar el café de costumbre, la encuentro cerrada. ¿Avería, cierre definitivo? No veo ningún cartel, pero no me extrañaría nada esto último. Mis amigos se ríen de mí porque dicen que cierro todos los locales que frecuento (el más reciente, de esta misma cadena, hace pocos meses en la calle del Rosal). Y lo que ocurre es que, como soy tan rutinario, siempre sigo a bordo hasta que el barco se hunde.
            El naufragio de hoy se veía venir desde hace tiempo. El nuevo gestor parecía empeñado en espantar a los clientes, abundantes hasta hace bien poco, hasta que se hizo con el negocio. Recurrió a todas las artimañas, la más eficaz poner dos televisores enfrentados, cada uno en un canal distinto y siempre en marcha y con estridente sonido aunque nadie los mirara (nunca nadie los miraba) y, por supuesto, acompañarlos con un no menos disonante hilo musical. Recuerdo que un día de verano sofocante, más sofocante todavía el local que la calle, al entrar a la hora en punto para comenzar la tertulia, preguntamos: “¿No funciona el aire acondicionado?” Y el camarero respondió: “Funciona, pero el dueño nos ha prohibido ponerlo en marcha”.
            “Qué raro personaje empeñado en tirar piedras contra su propio negocio”, pensé yo, no menos raro que él, empeñado en ser fiel a mis rutinas contra viento y marea.
            ¿Y cómo soportas una vida tan monótona?, me preguntan a veces quienes me conocen poco. Yo sonrío y no digo nada. Pongo todo mi empeño en evitar el más mínimo cambio y aún, en ventitrés mil ciento dos que llevo de vida, no he conseguido un día igual a otro.
            Nada más cotidiano que el asombro y la aventura, nada más imposible que la monotonía.


Jueves, 3 de septiembre
ILUSIONISMO

Me divierte el programa Brain Games, de National Geographic, y me enseña a conocerme un poco mejor. Viendo lo fácil que resulta engañar a nuestro cerebro –al menos para Apollo Robins, “especialista en el engaño”–, lo extraño es que alguna vez estemos en lo cierto, seamos capaces de conseguir que la realidad no nos dé gato por liebre.
            No se puede ser realista sin mucha imaginación. Y la imaginación nos gasta a veces malas pasadas.
            Yo hago recuento de mi vida a menudo y el resultado pocas veces es el mismo. Hay días en que el saldo resulta negativo, hay días, como hoy, en que llego a la conclusión de que, si no en todo (tampoco hay que exagerar), sí que me he equivocado en todo lo verdaderamente importante.
            Sabemos que ahí fuera hay algo, pero no sabemos qué. Lo que pasa dentro de las cabezas de los otros es un misterio. Cuando esperamos una sonrisa, nos encontramos con un mordisco. Y quien parecía no poder prescindir de nuestra compañía cualquier día, cuando menos lo esperamos, se aleja sin despedirse.
            También es un misterio para mí lo que pasa dentro de mi cabeza, ese laberinto de espejos. Esta noche me siento estafado y yo mismo soy el estafador. Me he creído todos los cuentos que me contaba.
            Los días más felices de mi vida no han existido nunca.


Viernes, 4 de septiembre
LLORO SOBRE TU HOMBRO

Van y vienen las lecturas. Tenía olvidado a François Mauriac, que leí con pasión en la adolescencia, y ahora una película de Claude Millar, Thérèse Desqueyroux, me hace volver sobre los tomos de tapas azules de sus obras completas. Abro al azar uno de ellos y me encuentro con la siguiente anotación del Diario de un hombre de treinta años: “Tarde chorreante de lluvia, tenebrosa y solitaria. Si quisiera telefonear a un amigo para que viniera a acompañarme, no hallaría un solo nombre”.
            ¿Lo hallaría yo? La verdad es que siempre estoy dispuesto a dejar que alguien llore sobre mi hombro,  pero no me veo llorando sobre el hombro de nadie.
            Soy incapaz de abrir en privado mi corazón, pero en público no tengo ningún problema.
            Lo que no le cuento a nadie, con un papel por delante se lo cuento a todos.
            Mis lágrimas son siempre lágrimas de papel.








32 comentarios:

  1. ¿De verdad que sus lágrimas son siempre lágrimas de papel, que no conoce otras? Sin duda que no es cierto. Pero, si lo fuera, no sabría si envidiarle o compadecerle; probablemente las dos cosas.

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  2. Hablo de las lágrimas en público, solo de ellas.

    JLGM

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  3. Nietzsche, Freud y Marx supusieron un auténtico giro copernicano o demolición de la falsa conciencia burguesa. Mas yo no creo que la moral sea el resentimiento del débil contra el fuerte;la sexualidad, la motivación principal inconsciente de todas nuestras conductas; la lucha de clases, el motor de la historia.
    Eran tiempos de corsés terriblemente coercitivos y antinaturales, la gente se asfixiaba por convencionalismos sociales durísimos o en las minas explotadoras, había muchos neuróticos que habían recibido rigidísimas educaciones moralistas.
    Hay un canto al vitalismo, a la liberación social y emocional, psicológica, a la desrepresión, a la denuncia de las injusticias estructurales y las desigualdades económicas terribles y evidentes , de la falsa fachada convencional de una sociedad corrupta, tanto en Nietzsche, como en Freud y Marx. Pero todo cum grano salis. Gracias

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  4. ¿ Nietzsche, igualitario ?

    Es la antítesis de ese pensamiento de origen cristiano y vigente en todas las cartas de derechos humanos y de democracias avanzadas. Habla en todo momento de una " moral de los señores " frente a " una moral de los esclavos ", de la crueldad como alegría natural del fuerte frente al débil, etc ( de ahí la apropiación famosa que se hace de él por el cacareado nazismo ).
    Lo que es cierto es su vitalismo irracionalista, su celebración del cuerpo, de la vida, de la juventud, de la fuerza, del éxtasis irracional, frente a lo caduco o " cristiano ".
    ¿ un genio absoluto, filólogo, escritor, filósofo, helenista ? ¿ un precursor memorable ? ¿ un provocador ? , o incluso ¿ un pobre loco ?

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    1. De oídas: así es como hablan de Nietzsche Anónimo y Groucho; obviando olímpicamente la complejidad de sus textos y la consecuente necesidad de leerlos, como el propio pensador ha requerido, con lentitud, reserva, cautela, "como los buenos filólogos de antaño leían su Horacio". Percibo, además, la obstinada persistencia de clichés amonedados hace mucho y hace mucho aniquilados por los estudiosos y por quienes han publicado con honestidad e idoneidad sus obras, en la vía de Mazzino Montinari.
      Es claro que no era igualitarista (¿Pero qué se entiende por esto? Para hablar de igualdad, se debe precisar entre quiénes se la supone y con respecto a qué; no en el aire) ni democrático. Pero ambas posiciones, la de los igualitarismos y los democratismos (que los hay en cantidad) son complejas, si no se trata de slogans de irresponsables o simplificadores. Ni qué hablar de la complejidad que adquieren en un pensador como Nietzsche, en cerrada discusión con su época: con Spencer, con Taine, con Renán, con Tocqueville, etc.. Una lástima comprobar cuán persistente es la precipitación en las opiniones, el que la pluma sea más veloz que el cerebro, el lanzarse a expresarse sin más, diciendo sandeces que están en el ambiente, apodícticamente... Para hablar de Nietzsche habría que antes ir a su encuentro con curiosidad, reserva, cautela, paciencia...no como se va a satisfacer atolondradamente las ansias de consumo ideológico inmediato. A Nietzsche le cabe, como a muchos otros, pero tal vez en su caso se requiere subrayarlo particularmente, lo que Lorca dijo de Góngora: "no hay que leerlo, sino estudiarlo [...] hay que perseguirlo razonablemente [...] no se lo puede entender de ninguna manera en la primera lectura"...

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    2. Nietzsche, escritor ingente de notas y asistemático donde los haya, no se puede subsumir en absoluto en la apropiación que hace de él el nazismo ( apropiación, apropiación, me ratifico ). Es evidente su alabanza de la necesidad de transmutación de valores para superar el nihilismo que adviene tras la " muerte de Dios". Preconiza una moral aristocrática, de los fuertes, de los crueles, de los señores, canta la llegada de un " superhombre ", un hombre superior que supere las interpretadas como decadentes y caducas estructuras sociales de su época. Es anticristiano deliberadamente y con ahínco no disimulado en " Humano, demasiado humano ", " Así hablaba Zaratrustha ", " Más allá del bien y del mal ", " La geneología de la moral " y definitivamente en el " Anticristo " y " Ecce Homo ". De lecturas simplonas y superficiales, nada de nada, naranjas de la China. La gran obra que debía titularse " la voluntad de poder " se editó en 1906. Pero en realidad nunca existió, pues es material unificado de las dispersísimas notas de Friedrich Nietzsche, basándose en manipulaciones y cortes sesgados, distorsionados. " La voluntad de poder " es una obra de " encargo " dictada no solo por la fidelidad a una determinada imagen de su hermano, por Elisabeth Förster, y Peter Gast, sino por una ideología abiertamente fanática y racista, ultranacionalista.
      En la filosofía de Nietszche hay profundísimos estudios sobre cultura trágica y decadencia, " desenmascaramiento "y crítica de la cultura, filosofía del eterno eterno. Existen incluso interpretaciones hippies,
      ácratas, lúdicas, de sus escritos, pues " es preciso liberar el juego de las fuerzas, construyendo una existencia donde cada momento posea
      íntegramente todo su sentido; una existencia feliz, la simbolizada por Zaratrustra danzando"
      Sergio, me parecen muy interesantes tus observaciones, pero es que Nietzsche, también falsificado hasta el extremo, es interpretable desde todos los puntos de vista casi. Especialmente ambiguo, " revolucionario ", cuando no destructor de mentalidades conformistas. Lo que es patente es su dificultad para unificarlo con los movimientos políticos del proletariado, igualitarios, socialistas o marxistas. etc

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  5. Gracias por librarnos del "mal de ojo". Todo un placer leerte.
    Expresiones
    Piedra

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  6. He subrayado varias cosas (soy incapaz de leer sin subrayar, a menos que el texto sea tan rematadamente malo -malo para mí, entiéndase- que no encuentre nada subrayable), pero de toda la entrada me quedo con esta frase, digna de Groucho Marx: "Cuanto más me conozco a mí mismo, más me gusta mi gato".

    Yo había oído aquello de "Cuanto más conozco a los hombres, más admiro a mi caballo", que se ha atribuido a mogollón de gente (a Mark Twain, a Óscar Wilde, et alii). Pero hay que reconocer que la frase de JLGM es toda una vuelta de tuerca.

    Sandra Suárez

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  7. La monotonía es imposible porque se sostiene sobre el desorden. "La rutina sirve para domesticar el caos", escribió JLGM hace tiempo ya por algún rincón de este Café Arcadia

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  8. Agapito Arruabarrena8 de octubre de 2013, 14:34

    Bueno, mein Kurtz, eso de autoinculparse de lo poco para ocultar lo mucho; parecer sincero confesando los pequeños vicios y así ganarse la confianza de la gente cándida; ser veraz en lo baladí y trolero en lo sustancial... Parece que estoy oyendo a Joseph Goebbels. Pero creo que ya he comentado esto en este Valhalla.

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  9. Soy el primer anónimo. ¿De veras cree AA, cuando lee a JLGM, estar oyendo a Goebbels? Pensemos piadosamente, con Borges, que se trata de un dictamen "fundado en una equitativa ignorancia de ambos autores". ¡Lo que hay que leer; o, mejor dicho, lo que NO hay que leer!

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  10. Pues a ver si deja de rasgarse la hopalanda y entiende un poco de qué va la fiesta, don Anónimo I . Porque la analogía que un servidor establece entre ambos intelectuales (entre JLGM y Goebbels) dista mucho de ser la que usted malicia (este es un país de cotillas y de malpensados).
    Que nuestro vate y el patizambo nazi adopten la misma estratagema para quedarse con el personal (autoflagelarse para que después terminen besándoles las espaldas) no quiere decir que profesen la misma ideología ni tengan las mismas luces.
    Franco y Stalin tenían cosas en común, como era la de enternecerse ante una tortilla de cebolla (documentado) o firmar penas de muerte sobre una mesa camilla, sin que importe para el caso que el uno tomara al tiempo un chocolate y el otro un vodka con dos cubitos de hielo.
    Sepa, despistado interlocutor, que no ignoro en absoluto las gracias respectivas que adornan a ambos autores. Uno me cae mejor en unas cosas y el otro en otras. Dijéramos que son complementarios.
    ¡Que no se entera!

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  11. No, ciertamente no me entero. Que para aclarar las diferencias que existen entre uno y otro recurra al ejemplo de Franco y Stalin, como si ambos no coincidieran en la condición fundamental de dictadores y asesinos, me sigue dejando a oscuras. Será que uno no da más de sí; qué le vamos a hacer.

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  12. Agapito Arruabarrena Shütze9 de octubre de 2013, 14:14

    Lo que no acaba usted de entender, estimado amigo, es que este es un blog con parentesco literario... Y los modestos amanuenses que concurrimos en él -aunque sea por la puerta falsa, como es mi caso- gustamos de la paradoja y de la rienda suelta al centauro que montamos, mejor dicho que incorporamos, pues servidor siente (pre) que en él se aúnan las dos naturalezas, de modo que unos días le mueven los altos pensamientos y otros añora los pastos de Tesalia.
    No sea triste, pues, ni circunspecto: suéltese la melena, póngase zapato de tacón de aguja, edéntrese en los mecanismos de relojería que entrañan las palabras... Y trate de comprenderme. Si lo hiciera, no iba a caer en el señuelo y no iba a ayudar a que desplegara mi colita (con perdón) de gallipavo; como sí que entiende el buen Martín, que procura disuadir a OTROS exhibicionistas para que no usen su blog como escenario.
    Saludos, amigo.

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  13. No, amigo mío: los pastos se los dejo enteramente a usted, faltaría más.

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    1. No debiera olvidar, don Anónimo I, que todos llevamos una bestia instalada debajo del cuero. Yo, centauro sin remedio, soy herbívoro y reconozco mi querencia ciclotímica a pastar en las ralas praderas de la Hélade.
      Otros, conviven con un carnicero-carroñero y le aseguro que que no se conforman con una dieta mediterránea como la que yo pasto.
      Salute.

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    2. Cierto que de todo hay, sea de quien sea la viña. Pero en la misma Hélade no existen sólo centauros, sino muy amplia variedad de criaturas, desde dioses hasta sátiros. Igual que ellos no lo hicieron, no queramos ahora hacer a todos aburridamente iguales. El centauro y sus pastos no son la única posibilidad humana (ni divina).

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    3. ¿Quién dice que todos hemos de ser aburridamente iguales, don Anónimo I, rex polemicorum?

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    4. Mil gracias al amigo "A." por cederme amablemente un título que tan merecido tiene. No hay más que ver el tono de sus intervenciones para darse cuenta de que él, no yo, es quien busca polémica. A mí no me gusta, aunque a veces responda a algo con lo que no estoy de acuerdo; nunca, por mi voluntad al menos, inicio una polémica, tipo de controversia que yo entiendo más centrado en el lucimiento de los saberes o habilidades personales que en el valor de los argumentos. Y eso es cosa que a mí, amante como soy del anonimato y de llamar la atención lo menos posible, me atrae bien poco. Él es, por ejemplo, quien predica cómo hemos de ser, en su opinión; yo me limito a recordar que, afortunadamente para todos, las posibilidades son muchas.

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    5. Ah, pues a mí sí que me gusta mucho polemizar, estimado Anónimo I: negarlo sería añadir a este defecto (?) una falacia, treta común en esta sociedad en la que malvivimos. Sí, encuentro en la esgrima dialéctica un placer -quizá insensato- superior al que me procura el visionado de algunas películas. Y no me duelen prendas admitir que, a veces, incitado por la terquedad o la ignorancia de mi interlocutor, estaría dispuesto a defender posiciones que no comparto y puntos de vista que considero equivocados. ¿Qué fue siempre la retórica sino una gimnasia no siempre encaminada al desarrollo de la musculatura más noble? Pero pienso que en el método, en los instrumentos puestos a contribución radica la razón, que puede ser divergente de la otra razón, no sé si de mayor rango.
      El proceso mental en la polémica ESCRITA (hago énfasis para que se repare en esta especificidad), libera una serie de derivados y subproductos de los cuales no tenemos conciencia previa; del mismo modo que guardamos recuerdos latentes que sólo un hecho fortuito es capaz de sacar a la superficie y que de otro modo iban a morir de inanición en un rincón del cerebro.
      Soy contrario al elogio de la flema y de la parquedad en el discurso, verbal o escrito, y no entiendo que la exuberancia en la palabra -per se- sea algo negativo. Discutir, si se ejercita entre personas razonables, es un sano ejercicio del espíritu, puesto que obliga a tener engrasados los resortes del pensamiento.
      Tan bueno es escribir -incluso escribir por escribir- que decía Flannery O`Connor aquello de que ella "no escribía para decir lo que pensaba, sino para saber lo que pensaba". Seguro que no cito nada que no sepa, Anónimo I (pongamos que vizconde polemicorum) pero, como viene como anillo al dedo, aquí la traigo; espero que no por los pelos.
      Salute.

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    6. Pues eso. Yo gusto de otras maneras de mantener "engrasados los resortes del pensamiento". No tengo dudas de que, por ejemplo, Emily Dickinson, quien ni era dada a polémicas ni tuvo que se sepa ocasión mayor de ejercitarse en ellas, los mantenía perfectamente engrasados.

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    7. Muy acertada, me parece, su forma de ejercitarse. ¿Puede acaso haber otra?

      LAS palabras que dicen los dichosos
      Son infame melodía.
      Pero aquéllas que sienten los callados
      Son hermosas.

      Dice Emily Dickinson, la dama blanca, que como la Rosa de Angelus Silesius "es sin porqué, florece porque florece" .

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    8. Comulgo con ustedes en el ejercicio:

      "Si yo acaso no estuviese viva
      Cuando los Petirrojos vuelvan,
      Al de Corbata Roja
      Dadle una miga en mi Memoria.

      Si agradecéroslo no puedo
      Por estar muy dormida,
      Sabed que lo estaré intentando
      ¡Con labios de granito!

      Emily Dickinson

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    9. Perdón, cierro comillas al final: "(...) ¡Con labios de granito!". ¡Y no sólo son las comillas las que se cierran!

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    10. Bueno, señores apologistas de los labios de granito: eso no se lo dirían ustedes a Pericles, ni a Cicerón, ni incluso al pobre Castelar...
      So capa de la parquedad oral y de la prudencia que se les supone a quienes parece que se guardan para sí -y quizá para la Historia- los preclaros pensamientos, cuánta broza, cuánta metralla intelectual, cuántas bobadas quedan fuera de los focos. Ya se ha dicho que la gravedad (la circunspección es una forma de ella) que se atribuye al burro no es más que la adustez de la jeta connatural de la especie, y que un rumiante, mientras rumia, no necesariamente se plantea teoremas ni siquiera especula con el forraje que va a comer mañana.
      Nadie me va a convencer de que la introspección es -per se- mejor que la comunicación y el intercambio de ideas. La palabra nunca es inconveniente si es lúcida; lo son las necedades que las tienen por vector.
      Pese a imputármelo a mí, es el estimado Anónimo I el que parece pretender limitar a los demás los modos de engrase de la maquinaria, pensando quizá que los locuaces no leemos, ni reflexionamos, ni nos extasiamos con el rumor de los arroyuelos, ni... Es ese suyo un juicio estrecho y alicorto, don A.
      Y si cree que por traer a colación los inmóviles labios de granito de Emily Dickinson le asiste la razón, le podría traer un servidor un montón de cerebros pensantes (bien) que han hecho todo lo contrario con sus saberes, especulaciones y brindis al sol.

      Salute.

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    11. Al muy vehemente A. le pierde su vehemencia, que le impide leer bien lo mismo que contesta. Yo no he dicho en ningún momento, ni pienso, que la taciturnidad sea un valor en sí misma; hay muy excelentes personas dadas a la plaza pública, y las hay a quienes no les gusta. Lo otro es, en efecto, "un juicio estrecho y alicorto", pero es de A., no mío. Yo no creo que A. esté falto de inteligencia, ni desde luego de facundia; pero algo de reposo, en lectura y pensamiento, y unos cuantos litros de tila, de veras que no le harían ningún daño.

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    12. Agapito Arruabarrena11 de octubre de 2013, 15:04

      Lo cierto es que los taciturnos no suelen polemizar; sin embargo te pueden arrear una coz que, si te pilla descuidado, puede hacerte puré: cosa no esperable de los locuaces polemistas, a quienes se les ve venir y son, o suelen ser, -no tengo duda- más nobles que aquellos.
      Y leo perfectamente; lo que pasa es que, siendo discutidor empedernido, hago que no veo algunos matices que me estorban para largar mi discurso: volver del revés lo que dicen los demás, como si fuera un calcetín, es facultad que no está al alcance de todos. Y si se es suficientemente persuasivo, si el interlocutor es pusilánime o fácilmente sugestionable..., se puede dar el caso de que termine dando la razón al polemista, que le induce a creer que dijo lo no cicho. Parece algo quimérico pero lo cierto que estas cosas ocurren.
      Yo no pretendo tanto de usted, don Anónimo I; digo que no creo que sea usted tan cándido como para dejarse enredar en mi palique y que vaya a terminar dándome la razón. Lo más lamentable sería que me la diese por quitarme de delante.
      Le aseguro que la tila carece de esos efectos sedantes que usted le atribuye: en detalles como este se ve que es usted hombre a la antigua y quizá añore las tertulias de rebotica. Hoy, la farmacopea cuenta con un arsenal de ansiolíticos (principalmente del grupo de las benzodiacepinas) muy efecientes, y una cápsula (pongamos de 5-10 mg.) suple a varios litros de la tila que usted -en su evidente desfase- me recomienda.
      Lo que le agradezco y por lo mismo y por otras cosas (no es la menor su moderación y paciencia), le envío un cordial saludo.
      Y otro al buen Martín, que estará que trina.

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  14. @ Sandra Suárez

    "Yo había oído aquello de "Cuanto más conozco a los hombres, más admiro a mi caballo", que se ha atribuido a mogollón de gente (a Mark Twain, a Óscar Wilde, et alii)."

    "Plus je connais les hommes, plus j’aime les chiens" (Erik Satie. Écrits. Champ Libre, 1977, p. 174)

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  15. «El hombre es ‘inaceptable’», E.M.Cioran

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  16. filosofía del eterno retorno10 de octubre de 2013, 16:36

    He sido lector ávido de Nietzsche, pero reconozco que suele ser lectura de inadaptados en la adolescencia y juventud, paranoides y gente que busca en la falsa superioridad megalómana de sus escritos, en contra del bien y de la gente común, aliviar su soledad en contra de una sociedad de masas que juzga " rebañega " e ignorante. Nietzsche es un autor muy controvertido, con muy logrados aforismos en una lengua alemana que el cultivó desaforadamente de manera artística, pero sin duda también allanó el camino hacia la barbarie nazi, sembrando locura, tragedia y " paridas ", que pasan por ser lucidez de un genio total, en ambientes de fetichismo culturalista y devociones paganas freakies. Digo esto sin referirme a nadie en concreto y creo que muchos de los textos de Nietzsche son totalmente antifilosóficos en la forma y en el fondo: lógica ilógica, epistemología antiepistémica, ciencia acientífica, lenguaje falaz, filología ficción, metafísica física, química inmaterial, materialismo de la nada, cosmología irreal, ateísmo teísta mítico, historia sin memoria, antropología animalista antihumana criminal, (bestialización, misantropía, misoginia, racismo, orden de castas, voluntad de dominio del superbestia contra el infrahombre), moral de la inmoralidad, sociedad egoísta esclavista, política belicista de exterminio, de explotación violenta y dominio universal. El secreto de la filosofía paranoica de Nietzsche lo toma de los "asesinos": "nada es verdad, todo está permitido".

    Siendo filosofía el gusto por pensar bien para saber vivir bien en lo posible, los textos de Nietzsche no es filosofía ( amor a la sabiduría ), es filomanía, amor a la manía, “voluntad de locura". Así le fue y así nos va.

    Un saludo afectuoso al Sr. García Martín y a los comentaristas, amigos todos.

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