Sábado, 2 de junio
NADIE ME ESCUCHA
“Si nadie te escucha, puedes decir todo lo que se te ocurra” escribe Jarvis Cocker, vocalista y letrista de Pulp, en el prólogo a Madre, hermano, amante, recopilación de las letras de sus canciones. Yo también, en lugar de quejarme de que nadie me escucha, siempre he procurado aprovecharme de esa libertad.
Sigo leyendo: “Una habilidad no es más que una incapacidad disfrazada”.
“No intentes esconder tus defectos, exagéralos, hazlos tan grandes que nadie pueda verlos”.
“Sin un inmenso amor no correspondido ninguna vida está completa”.
“Puedes hacer mitología con lo que quieras, salvo con los mitos clásicos, con ellos solo se hace arqueología”.
“Con los temas profundos es difícil no ser superficial”.
“Cuenta tu vida de manera que nadie sepa donde acaba la realidad y comienza la fantasía”.
“El arte es lo que queda de la vida cuando de la vida no queda nada”.
“Aléjate un poco de lo que más te interesa para poder verlo con claridad”.
“No te esfuerces en ser distinto a todo el mundo si no quieres acabar siendo como todo el mundo”.
“El niño sabe todo lo que hay que saber, pero solo cuando llega a viejo y lo ha olvidado sabe que lo sabía”.
“Procura que lo que haces se parezca a lo que eres como un huevo a otro huevo y no como un huevo a una castaña”.
“El mejor momento de la vida siempre suele llegar demasiado pronto, o demasiado tarde”.
“El mejor lugar del mundo no está lejos del peor lugar del mundo, casi siempre está en el mismo lugar”.
“Si sabes claramente lo que quieres, seguro que no sabes lo que quieres”.
“Un hombre y una mujer no son nada si solo son un hombre y una mujer”.
“Solo si sabes que no eres tan listo como te crees eres tan listo como te crees”.
“Trabajo mucho para que no se note lo mucho que trabajo”.
“Los secretos que todo el mundo conoce, pero nadie se atreve a confesar en voz alta: esos son los verdaderos secretos”.
“No decir nada, a menudo es ya decir demasiado”.
“La última mujer de tu vida es siempre la primera mujer de tu vida”.
“El mundo entero cabe en las cuatro calles de tu barrio mejor que en el mundo entero”.
“Me gusta que me mientan, pero no soporto que me engañen”.
“Pasamos más tiempo muertos que vivos, incluso cuando estamos vivos”.
Lunes, 4 de junio
EL HOY ES MALO
Casi cada mañana, cuando paso por Los Porches, se me acerca una señora, a la que conozco de coincidir en la cafetería, con el periódico lleno de malas noticias económicas en la mano, y me dice: “Tú que eres tan listo, que siempre andas con libros, ¿cuándo crees que se va a solucionar esto?”. Está muy preocupada porque su hijo, que ha terminado brillantemente los estudios, no tiene trabajo. Y yo, a la vez halagado y humillado, tengo que contestar: “No lo sé”. Nadie lo sabe. No hay recetas. Lo que beneficia por una parte, perjudica por otra. “¡Y luego este rey que tenemos!”, añade ella que es muy de Oviedo, o sea, muy de derechas, pero nada monárquica. Yo lo soy todavía menos, pero por una de esas contradicciones de las que nadie se libra creo que ayudará a recobrar la confianza en el futuro el que el tiempo viejo, con sus corruptelas y sus Carlos Dívar, pase a la historia y un nuevo jefe del Estado inicie un nuevo tiempo. A Felipe de Borbón, que tanto gusta de las citas poéticas, yo le ofrezco una de Machado: “El hoy es malo, pero el mañana es mío”. Y mejor.
Miércoles, 6 de junio
UNA DUDOSA MANERA
A las doce en punto se comunica, desde la capilla del hotel Reconquista, la concesión del Príncipe de Asturias de las Letras a Philip Roth; a las doce y cuarto, ya estoy en Los Porches con un café y tres o cuatro libros tratando de recuperar mis costumbres perdidas. Pero me cuesta. Tengo la sensación de haber hecho el ridículo. No aprendo. Y eso que siempre he estado rodeado de buenos maestros. Por ejemplo, Víctor de la Concha. O Xuan Bello. El año pasado, tras las primeras votaciones, que dejaron fuera a Javier Marías, Teresa Sanjurjo (por inverosímil que parezca) y Víctor de la Concha me echaron una bronca en el pasillo, como si yo tuviera la culpa. Estaba completamente de acuerdo con ellos en que la apertura internacional del premio de las Letras (una inteligentísima idea) no podía suponer dejar fuera a los autores de lengua española. Y se estaba dando esa impresión. Pero para que un autor de lengua española sea premiado es necesario, obviamente, que sea candidato. Y eso no podía solucionarlo el jurado, al que el nuevo reglamento impide presentar candidatos. Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación , me pidió que pasara por su despacho para hablar del tema. Hay muchos medios para conseguir buenos candidatos. Se nos ocurrió consensuar una lista entre críticos, catedráticos, profesores de literatura para que nunca faltaran diez o doce nombres de primera fila españoles e hispanoamericanos entre los aspirantes al premio. Y que luego el jurado decidiera libremente, como es habitual. Pero esos buenos propósitos se quedaron en nada. Este año no es que no hubiera más escritores de lengua española, es que no había prácticamente ninguno. Y los pocos que había incumplían casi todos una de las exigencias explícitas del reglamento para la admisión de candidaturas: el reconocimiento internacional de su obra. Daba risa leer algunos de los currículos. Y yo en lugar de callarme, votar y luego irme discretamente con la música a otra parte, que es lo que haría cualquier persona inteligente, pues discutí, discrepé, enfadé a unos y a otros… Bueno, exagero, creo que solo enfadé a Luis María Ansón. El resto del jurado –salvo Diana Sorensen, espantada con mis maneras– disfrutó viéndome hacer el buen salvaje, el ingenuo justiciero. Y lo curioso es que me comporté así, no porque no me hubieran hecho caso (no soy tan vanidoso, aunque lo finja), sino por sentido de la responsabilidad. Cuando la Marca España no pasa por su mejor momento, cuando el gobierno lleva tan lejos la lucha contra el optimismo de Zapatero que hace todo lo posible por acabar con la autoestima nacional, cuando están en entredicho parte de la familia real, el presidente del tribunal supremo, el banco de España y no sé cuántas cosas más, parece poco conveniente declarar insistentemente que los escritores de lengua española no tienen nada que hacer frente a los que escriben en inglés.
Y si la Marca España no sale beneficiada, la monarquía mucho menos. ¿Cómo no voy a sentirme ridículo dando lecciones de cómo apoyar a la monarquía a monárquicos de toda la vida como mi admirado, es un decir, Ansón? Pero un premio que lleva el nombre del próximo jefe del Estado no puede granjearse la enemistad, o al menos la antipatía, de los escritores españoles. Ya se sabe que los escritores importan poco, pero cuentan mucho a la hora de crear opinión. Y la monarquía no pasa por el mejor momento para jugar con esas cosas. Yo debería haber aprendido de Víctor de la Concha , dejar de luchar contra la corriente y abandonar el barco (él para seguir con sus cada vez más altos destinos, yo para seguir con mis buenas costumbres, que no cambio por sus toisones), o de Xuan Bello, que enseguida comprendió lo que se pedía de él: ver, oír, votar y callar en las reuniones formales, y luego en las comidas, pasillos y paseos lucir todo su encanto y toda su inteligencia y hacerse con el personal.
Tomo mi café, hojeo un novelón de Elsa Morante, Mentira y sortilegio (termina con un poema dedicado a un gato: “La alegría de saberte mi amigo / le basta a mi corazón”), y sonrío. Diez minutos después ya se me ha pasado el mal humor. He hecho el ridículo, pero eso no es ninguna novedad. Estoy acostumbrado. Si no me llaman más, perfecto; pero si me llaman de nuevo, allí volveré a dar la tabarra. Soy de los que, cuando les piden su opinión, siempre la dan, aunque quien la pide lo haga solo por educada cortesía y por un oído le entre y por otro le salga.
Mis amigos republicanos me reprochan que participe en este jurado. “¡Es una manera de apoyar a la monarquía!”, me dicen. “Tal como va el premio de las Letras”, les respondo, “una dudosa manera”.
Jueves, 7 de junio
ME QUITAN EL SITIO
En la presentación del nuevo libro de Javier Almuzara, Catálogo de asombros (tiene lugar en el Ateneo Obrero de Gijón, un lugar de hermosas resonancias republicanas), cuento una vieja anécdota. Hace más o menos cuarenta años, yo daba clases en un colegio de Mieres. El colegio se llamaba Carrero Blanco, eran otros tiempos, pero los niños eran tan inquietos e inteligentes como suelen ser los niños antes de convertirse en adultos. Mi caligrafía siempre ha resultado detestable, pero entonces lo era menos que ahora, y me esforzaba todo lo posible cuando escribía un texto en el encerado para que los alumnos lo copiaran. Pero una vez salió al encerado uno de los niños y escribía tan bién que otro no pudo menos de exclamar: “Maestro, lo hace mejor que usted”. Conté esa anécdota y añadí: “Seguro que ahora muchos, después de escuchar a Almuzara, se quedan con ganas de decir los mismo: Profesor, habla y escribe mejor que usted”.
Al final de la presentación, mientras tomamos el vino al que nos invitaba la editorial Impronta en su estreno, se me acerca una de las asistentes: “Me ha interesado mucho lo que ha dicho, yo fui profesora en el instituto de Mieres”. Pero seguro que ella no pensó que Almuzara escribiera mejor que yo porque terminó la breve conversación con esta pregunta: “Por cierto, ¿cómo se llama usted?”
Viernes, 8 de junio
RELOJ DE SOL
El libro de poemas de Inmaculada Pelegrín, Cuestión de horas, trae un maravilloso regalo. Cada una de las secciones va precedida por una inscripción encontrada en un reloj de sol. Algunas son bien conocidas, otras no las había oído nunca; todas resultan memorables.
“Sol me vos umbra regit”. El sol a mí me gobierna, a vosotros la sombra. “Detego tegendo”. Descubro cubriendo. “Breves sunt sint utiles”. Son breves, sean útiles. “Dum numeras amittis”. Mientras las cuentas, las pierdes. “Fallere nescio”. No sé engañar. “Sol rex regula”. El sol es rey y norma. “Ego redibo tu nunquam”. Yo volveré, tú jamás. “Veritas filia temporis” Verdad, hija del tiempo. “Altera pars otio pars ista laboris” Una parte para el ocio, otra para el trabajo. “Festina mox nox”. Apresúrate, pronto anochece.
Uno traiciona siempre algo y a veces no es fácil distribuir las culpas. Si los ingleses no hubieran inventado la cerveza; los irlandeses dominarían el mundo. Si los ¿"socialistas"? no hubieran apoyado -y los feroces y puros comunistas de Carrillo y sucesores- a la monarquía; no hubieran gobernado nunca este sufrido país -y esquilmado, expoliado- los burladores de Sevilla y sus continuadores.
ResponderEliminarSe atribuye a Benjamín Franklin; pero puede ser apócrifo; el haber afirmado que "La cerveza es la prueba de que Dios nos ama y desea nuestra felicidad"
Pero El César, ni borracho, debe de echarle la culpa al que no la tiene. Podíamos haber tenido una república pura, pero sin ¿socialistas? y con Platones; también puede uno consolarse de que, si bien es cierto, que el premio ese, lleva el nombre de un hijo de rey en las Asturias patrias, no es menos cierto el importante impulso a la literatura en lengua autóctona y a la cultura hispánica, que el premio pudiera suscitar; como lo demuestra el empedernido estadounidense al que se lo acaban de dar y que quizás no lo necesitaba él -y sí la elefantiasis de los borbones ricos nuevos y pobres consejeros.
PS: Que estadosunidos sea una república; no es relevante para el caso; ellos apoyarán a quienes les sirvan, incluso si no son formales; políticamente correctos en la forma; como lo hicieron con el enemigo de su enemigo ,durante el régimen anterior. Y casi se entiende mejor que el apoyo de la "¿izquierda?" a la monarquía sucesora de Franco -por Franco- y por tanto ilegítima.
Propósito.
ResponderEliminarLa conquista del mundo es empresa de Napoleones y aguerridos Tamerlanes, buscando saciar a los niños caprichosos y crueles que fueron, allá en Ajaccio o las Estepas Tártaras.
Erigir pirámides, arrasar vidas y haciendas, conseguir absorber otra firma comercial, suponen insustanciales asuntillos, tan estériles como el recuento de los granos de arena en los relojes.
Todo arrebato fiero, toda posesión rabiosa, se torna férrea cadena, que esclaviza a inaplacables simas, escurridizas entre los espejismos de la mente, parásita élla del relegado espíritu.
No hay paz sin alumbrar estrellas en el proscrito corazón. Tan lejano como el Indo de Alejandro. A menudo, tan clarividente como incapaz de abrazar a su propio portador, inundado de compasión.
Perdone usted mis prejuicios, pero me ha dejado en el sitio al nombrar a Jarvis Cocker. Es usted una caja de sorpresas.
ResponderEliminarCreo que usted se va a la China, a Pekín, a un encuentro con poetas chinos, a través del Instituto Cervantes.
ResponderEliminarEl gigante asiático, ha decidido hace muy poco rehabilitar el confucionismo como doctrina filosófica nacional, y todo ello con un sistema inexplicable de partido único comunista compatible con el capitalismo más extremo y unas condiciones laborales aún más bien tercermundistas. Creo que se da de nuevo el hecho lampedusiano de que todo cambie para que nada se transforme realmente, tras las apariencias de grandes industrias, avenidas, ciudades de millones de habitantes, tiendas y comercios, coches y bicicletas.
Los chinos, civilización milenaria donde las haya, formada en realidad por algo más de 50 nacionalidades, ha emprendido la conquista mercantil del planeta tierra.
Siempre autoconsiderada como " imperio del centro " u ombligo del mundo, ya está obligando a muchos europeos " a ponerse las pilas" estudiando mandarín.
Fu-Manchú, "55 días en Pekín", " El Último Emperador", " La ciudad Prohibida ", Li-Po,
El Tao, Lao-Tsé, La revuelta de los Bóxer, Kublai-khan y Marco Polo, etc forman parte de nuestro imaginario colectivo acerca de China, tierra de torturas, grandes poetas, políticas natalistas de hijo único y relativamente pocos universitarios para más de 1200 millones de chinos; emperadores, Maoísmos de revolución cultural, poetas y cortesía tradicional apabullante. ¿ será verdad que son tan impenetrables, distintos y lejanos los chinos in situ? Ya nos contará usted; sin más, se despide, un admirador de Machado también.
RECUERDOS.
ResponderEliminarRondan las azoteas y su maraña de antenas inverosímiles, maléficas bandadas de ángeles caídos, que tientan con enigmáticas dádivas, susurrando en los ocasos.
La vida se expande, enemiga del cavilar, o se agita en los territorios de arcilla de un hombre, llamando a gritos a la madre perdida hace cuarenta y tres años.
Cuando todo se funde en la nada, hay que hacerse cuenco vacío para colmarnos dichosos de entusiasmo, presencia de la divinidad.
Se va recomponiendo el mapa de los sentimientos abrasadores, en el naufragio de realidad y muerte.
Todo sucedió demasiado pronto, aunque nunca quise que fuera así.
Espero que disfrute de una estancia sumamente interesnte, fascinante y agradabilísima en China, en Pekín especialmente. Civilización que nos ha legado su escritura milenaria, la pólvora, la brújula, el papel, los billetes de papel moneda, la imprenta, los voladores, cohetes y cometas, los China Towns, la Muralla China, los dragones, el calendario Chino, Bruce Lee y su gastronomía ya un poco conocida por estos lares.
QUE SEA FELIZ, SR.GARCÍA MARTÍN.