Domingo, 11 de septiembre
SIN POR QUÉ
Una antigua mentira que se pudre y va infectando poco a poco la vida de los mentirosos; de eso trata La deuda, la película de John Madden que veo en Los Prados. Los protagonistas son agentes del Mossad, y hoy es once de septiembre, así que salgo del cine dándole vueltas a un asunto sin solución, el de la violencia política.
Nos parece bien cuando se trata de conseguir objetivos que compartimos (llevar la democracia a Libia); intolerable, terrorismo, en caso contrario. Un crimen execrable se convierte en lamentables pero inevitables daños colaterales cuando es obra de los nuestros.
¿Y quiénes son los nuestros? En La deuda se trata de secuestrar, para que luego sea juzgado, a un antiguo criminal nazi; en ese conflicto no tengo ninguna duda de con quién estoy. Pero, si se trata de israelíes y palestinos, los míos están en los dos lados, y la más injustificable y sofisticada barbarie en uno de ellos, no diré cuál.
La rosa es sin porqué, decía Angelus Silesius; como mi simpatía por el pueblo judío, compatible con mi poca simpatía por el gobierno de Israel.
Llego a casa y abro uno de los tomos del Talmud: “Un sueño que no ha sido interpretado es como una carta que no ha sido leída”, “A un mal sueño, su tristeza le basta; a un buen sueño, su alegría”.
Simpatías y antipatías son irracionales. Qué poco simpática la comunidad judía de Oviedo. El domingo pasado abrieron el pequeño local que tienen en el Fontán, cedido por el Ayuntamiento. Había oído hablar de él, pero no había conseguido localizarlo; no tiene ninguna señal externa. Pregunté amablemente por qué. “¡Todo el mundo sabe por qué!”, me respondieron no demasiado amablemente, como si mi pregunta fuera una provocación. Una chica, que notó mi cara de pasmo, me sacó fuera: “Verá por qué”. En la fachada había un cartel que anunciaba un concierto de música para esa tarde. Estaba ligeramente manchado en una esquina: “Mire lo que han hecho”.
Fingí aceptar la explicación, entré y compré un libro del Rabí Najman de Bratslav, El listo y el tonto, historias populares que vienen de la Ucrania del siglo XVIII y del origen de los tiempos. No dije nada, pero me habría gustado tomar a aquella chica de la mano y llevarla al cercano Campillín. Allí, desde hace años, hay plantado un olivo en memoria, como indica una placa puesta al pie, de la amistad entre Oviedo e Israel. En torno suyo se celebra, cada domingo, un rastro más desastrado que el del Fontán; en torno suyo, cada noche, pulula la más pintoresca marginalia urbana, y nunca ha sufrido cualquier daño. No dije nada, pero pensé que el clandestino comportamiento de los judíos de Oviedo, el convertir su lugar de reunión casi en el piso franco de una célula del Mossad, era no solo innecesario, sino un ofensivo para los ciudadanos de Oviedo.
Muchas noches, cuando pasaba hace unos días por el Ghetto Novo, lo único que encontraba abierto e iluminado era el local donde los judíos ortodoxos de Venecia, con sus sombreros y sus largas barbas, se reúnen para estudiar y precisar y discutir punto por punto sus antiguos textos. Ningún miedo tenían en aquella ciudad en que se abrió, o se cerró en torno suyo, a comienzos del siglo XVI, el primer ghetto del mundo.
Mi amigo Jon Juaristi, converso al judaísmo, me dijo que era la única religión en que ser heterodoxo, y discutirlo todo, y hasta ser ateo, resultaba perfectamente ortodoxo. Marina Svietaieva escribió: “Todos los poetas son judíos”.
Yo no soy judío, pero nada que tenga que ver con el mundo judío me es ajeno.
Lunes, 12 de septiembre
OTRO COMIENZO
Acostumbrado a encontrarlos desoladamente vacíos, me sorprende el bullicio juvenil en los pasillos del antiguo cuartel del Milán. Caigo de pronto en la cuenta de que hoy comienza el curso, un mes antes de lo acostumbrado. Los nuevos alumnos vagan de un lado a otro, un poco aturdidos, sin acabar de dar con las aulas correspondientes. Mientras camino hacia el despacho, recuerdo unos versos de Cernuda: “Verdor nuevo los espinos / tienen ya por la colina, / toda de púrpura y nieve / en el aire estremecida”. Todo renace en cada comienzo de curso, y a mí me llega una oleada de optimismo que pronto se mancha de melancolía: “Cuántos ciclos florecidos / les has visto; aunque a la cita / ellos serán siempre fieles, / tú no lo serás un día”.
Los espinos cernudianos seguirán floreciendo en cada primavera y el curso al final del verano, pero un día yo faltaré a la cita. Me encojo de hombros, un deporte que practico cada vez más según van pasando los años. Faltaré a la cita y nadie me echará de menos. Y menos que nadie yo, ¿a qué preocuparse por ello?
El cielo se nubla solo un instante; la alegría de otro comienzo, otro regalo inmerecido, tarda en desaparecer.
Martes, 13 de septiembre
BALAS SOBRE EL NIEMEYER
“¿Es cierto —me pregunta un amigo— que la única consigna que les dio Álvarez Cascos a sus consejeros, en la primera reunión que tuvo con ellos, fue: Que no quede piedra sobre piedra de la obra de Areces? ¿Es cierto que a uno le mandó a arremeter contra la Universidad Laboral , a otro a deshacer minuciosamente la Fundación Municipal de Cultura de Gijón y al veterano Marcos Vallaure a demoler el Centro Niemeyer, del que tan orgullosos estabais todos?”
“No creo que hubiera esa consigna expresa. Lo que ocurre es que en Asturias tenemos un presidente por accidente (porque se perdieron unos cuantos votos por correo y porque los del 15-M consiguieron que se abstuvieran unos pocos votantes más de la izquierda), que tuvo que improvisar en escasos días su equipo y aún no ha tenido tiempo de formular un programa de gobierno. Álvarez Cascos se fue cabreado del PP y su intención era arrebatarle un buen puñado de votos, hacer una fácil y fuerte oposición a quien gobernara en minoría en Asturias (de nuevo el PSOE, que fue el partido más votado, o el PP) y gracias a esa labor de demagogia conseguir suficiente apoyo en las próximas elecciones generales como para volver a jugar un papel determinante en la política nacional. El azar, y la tontería de algunos votantes (cansados de los políticos de siempre solo se les ocurrió buscar un recambio en el desván de los trastos viejos), ha puesto Asturias en sus manos. Y no sabe qué hacer con ella, salvo seguir haciendo oposición. Tampoco saben muy bien qué hacer las gentes de su equipo de gobierno (la alcaldesa de Gijón se distrae de las tareas municipales, que le aburren, con su habitual trabajo de excelente cirujana). Marcos Vallaure, antiguo director y creador del admirable Museo de Bellas Artes, se ha pasado la vida quejándose de que los políticos desatendían su museo para mimar el nuevo centro de la Laboral o el Niemeyer. Ahora que es él quien reparte el dinero se frota las manos: ¡Ya verán esos advenedizos! Poner a Marcos Vallaure, que nunca soñó con tal cosa, al frente de Cultura es como poner a la zorra al cuidado del gallinero. Si le dejan, sembrará de sal el margen derecho de la ría para que sobre las ruinas del Niemeyer no vuelva a crecer la hierba”.
“Tampoco hay que exagerar, amigo Martín. A mí lo que me han dicho es que piensa convertir la cúpula en el Museo de la Madreña y el auditorio en la sede permanente de la Asociación Asturiana de Gaiteros”.
“¿Y qué pasa con las facturas?”, me pregunta Saúl. “Hay facturas sin justificar y en agosto, según me contó alguno de los asistentes, se celebró en la sala del cine el cumpleaños de ese chico que ahora trabaja en El País y que fue alumno tuyo”.
“El nuevo gobierno de Asturias lo que debería hacer, si ejerciera de gobierno, es enterarse de la situación, pedir las aclaraciones que necesite y luego, si hay irregularidades, cesar o solicitar la dimisión de quien corresponda. Atacar al Niemeyer es como disparar contra sí mismo. O tratar de darle una patada a Areces en el trasero de todos los asturianos”.
“Tú, con Areces hasta la muerte”.
“¿Con Areces? Yo, en todo caso, con Woody Allen. Pero reconozco que no soy objetivo en estas cuestiones. El Niemeyer me parece una de las mejores cosas que le han ocurrido a Asturias en los últimos tiempos y Álvarez Cascos una de las peores. Vamos a ver qué dicen las elecciones dentro de unos meses. Si tras no hacer nada y deshacer lo que estaba bien hecho, le siguen votando por resentimiento o simple bobería, pues habrá que encogerse de hombros (mi deporte favorito) y aguantar el chaparrón”.
Miércoles, 14 de septiembre
LO QUE SOSTIENE EL MUNDO
El estudio es la actividad principal del judío. Una clase no se interrumpe ni siquiera para la construcción del templo “porque el mundo se apoya en el aliento de los niños que estudian”.
Jueves, 15 de septiembre
LAS HERIDAS DE LA INFANCIA
Alterno la lectura de Los tres mosqueteros, mi más seguro bálsamo contra el desánimo, con la de Los tres Dumas, de André Maurois, no menos minuciosamente fascinante. El menor de los Dumas, el autor de La dama de las camelias, hijo natural de una costurera, fue arrebatado a su madre e internado en un prestigioso colegio. “No se le había ocurrido pensar al padre –escribe Maurois— en cómo le acogerían aquellos niños mimados, pervertidos y vanidosos”. El dolor que le causaron los pequeños e incansables verdugos –le llamaban bastardo, le despertaban a media noche, le pasaban en el comedor los platos vacíos, pintarrajeaban sus libros con dibujos obscenos al pie de los cuales ponían el nombre de su madre— no llegó a olvidarlo ni siquiera “en los días más dichosos de su vida”. Ya adulto, paseando una tarde por el boulevard, le encontró uno de sus antiguos perseguidores. Muy amablemente se detuvo a saludarle y le tendió la mano “con esa generosidad con que el hombre perdona el mal del que ha sido culpable”. Esta fue su respuesta: “Estimado señor, como vuelva a saludarme, le parto la cabeza”.
Olvidamos el mal que hemos hecho, no el que nos han hecho. Recuerdo un poema de Luis Antonio de Villena, otro niño maltratado, en el que, ya escritor famoso, se le acerca uno de sus antiguos compañeros. Le da la espalda, le desea toda clase de males a él y a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Qué terrible herencia, el odio que se pudre y nos pudre el alma.
Pero el Dumas padre, atolondrado causante de todas las desdichas de su hijo, es alérgico a cualquier remordimiento, a cualquier resentimiento. Llego a casa, abro Los tres mosqueteros y vuelvo a ser el adolescente feliz que no se cansa de soñar las aventuras de las que algún día será protagonista.
Viernes, 16 de septiembre
UNA PARÁBOLA DE RAJMAN DE BRATSLAV
Había una vez dos amigos, uno tonto y otro listo. Uno andaba a menudo confuso y sin saber qué hacer. El otro triunfaba siempre en las discusiones y tenía respuesta para todo. Era el amigo tonto.
Hoy he estado en el centro Niemeyer escuchando a Rufus Wainwright. A veces voy al cine también. Qué deleite poder ver de nuevo, y en pantalla grande, "un tranvía llamado deseo", entre otras. Ojalá el Niemeyer continúe como hasta ahora.
ResponderEliminarY leyéndole me acordé de una novela que leí varias veces, se titula "mi madre", del ya desaparecido director de cine francés Henri Verneuil. Si algún día la encuentra (creo que está descatalogada) quizás le guste leerla. Me atrevo a recomendársela.
Ud. me inspira también Música, por eso le envío siempre canciones.
Gracias por sus escritos, Sr. García Martín. Me gustan mucho.
a.r.
http://www.youtube.com/watch?v=xR0DKOGco_o
Las gracias las tengo que dar yo, por tanta hermosa música y seguir leyéndome.
ResponderEliminarA ver si no pueden con el Niemeyer. Ya lo dijo Cernuda: es la furia del ibero "que acecha lo cimero / con la piedra en la mano".
JLGM
Por eso, caro Martín, a diferencia tuya, no me canso de vapulear (vilipendiar) a nuestros socialdemócratas domésticos, tan laxos ellos en lo ético como en lo ideológico (ambas laxitudes se solapan siempre).
ResponderEliminarPorque a la indecencia (o indigencia) de aquellos en que has (han) depositado la confianza carbonera, siguen estos desastres: no es exigible a quienes se condenó a extenuarse en el filón de antracita de la incultura, que reaccionen como bachilleres por Salamanca.
Y es que poco han cundido las décadas de mandato "socialista", en lo que a troquelar en el pueblo los usos y costumbres (y los pensamientos) de los hombres libres y beneméritos. ¿Qué otra cosecha era esperable, Martín, si no atisban más que un despiadado erial donde lo único que importa es prepararse para ser competitivo, en una sociedad que -irremediablemente- ha de ser la capitalista?
Y no me vale el pretexto de que vivimos en un contexto internacional adverso y que por lo mismo se han de limitar los objetivos, porque bien que nos cantaron las excelencias del modelo..., los dirigentes de un partido que, de haberlo hecho hace treinta años, hubiesen sido expulsados de él.
No es demagogia, es la puñetera verdad. Para que se vea a qué degradación se ha llegado en las socialdemocracia europea, basta con traer a capítulo a un sujeto tan poco presentable como Strauss-Khan. Ya era un escarnio que un socialista fuese el mandamás del FMI (!), pero su conducta privada es asquerosa (¿hay álguien que dude del apaño judicial?). Y lo más escandaloso es que... era la Gran Esperanza Blanca del PSF, cara a las próximas elecciones presidenciales (!!!).
Si lo juntamos con Blair, pues vaya par de xatos, que se dice por aquí.
Y, si, Martín, que estoy refiriéndome a cosas que nos atañen directamente a los curritos españoles, que todo ello forma parte de una misma dinámica y de una misma lógica, que no son asuntos indiferentes de los Pirineos para acá. Que todos forman parte del mismo club. Y en los clubs serios, cuando surge un socio que resulta un indeseable, se le expulsa..., o si no, se da de baja la gente decente. Pero aquí, no: no hay censura ni desmarque de semejantes felones.
Y luego viene Cascos a recoger el beneficio de tanto disparate. Y hay quienes se extrañan, porque creen que el sentido común es lo más usual...
Y ahora resulta que tenemos a un Presidente autonómico que no acaba de salir del estupor de verse sentado en el trono. Y en Gijón disfrutamos de una alcaldesa que ni disimula cuando confiesa que no tiene ni puta idea, que ya irá aprendiendo poco a poco, que para eso están los funcionarios, que son los que saben... Y tiene el cinismo de decir que opera "en su tiempo libre", como si una compleja intervención quirúrgica no precisara de exhaustiva preparación y seguimiento.
Sí: otra que se encontró con la corona sin pretenderla.
¿Cuánto va a tardar en dimitir? ¿Dos, tres, seis meses?
Y ahora vamos a ver cómo las banderas rojas del yunque, la pluma y el libro se echan a la calle. Y volveremos a escuchar palabras y giros casi olvidados: proletarios, república, autogestión, cultura para el pueblo...
Nadie se va a atrever a negarme que yo mismo las escuchaba a cada paso en la Transición. Claro que entonces gobernaba la UCD.
Saluquiqui.
¿El amigo tonto?
ResponderEliminar..el amigo X, en un rapto, inusual en él, empezó a hablar de sí en un tono emocionante y desconocido para todos los presente, mostrándonos un aspecto humanísimo de su pasado, casi intimo. Lo inusual no fue claro, que X hablase de sí mismo, pues pocas cosas le gustan tanto, sino que lo hiciese de aquella manera.
Contó cómo acabó en la cárcel por una falsa identificación, cuando la policía le tomó por uno de los terrorista que pusieron la bomba de la calle Correo de Madrid que se llevó por delante a un buen numero de policías secretas y guardias que trabajaban en la vecina Dirección General de Seguridad, trece en total.
...Yo le pregunté al amigo X por qué no había contado nunca ese episodio de su vida, siendo tan novelesco, y me dijo que no lo había hecho por eso precisamente, por novelesco. Bueno pensé, después de hoy lo contará.
Algunos de los presente, y así lo manifestaron cuando se fue, ignoraban que tuviese un corazón, y otros reconocieron que sospechaban que lo tuviera crudo, pero no desnudo.
Apenas Sensitivo
Andrés Trapiello
¿Está seguro señor X que no lo contó nunca? No lo contó nunca, ni una vez; sino dos
¿Ya no le leen a uno, ni los amigos...listos?
Si. El ruido y la furia siempre acechan, y se olvidan las dos del esfuerzo y de la belleza.
ResponderEliminarAfortunadamente, siempre habrá hombres como Ud.
a.r.
Doña a.r. de mis jaquecas: ya está bien de hacer la pelota. Resulta antiestética tanta adulación exacerbada.
ResponderEliminarPero ya se que es usted recalcitrante...
Vana empresa la mía, presiento.