sábado, 1 de junio de 2024

Coraje y alegría: Viva España

 

 

Domingo, 26 de mayo
CARLOS Y ADELA

En una entrevista de 1953, afirma Carlos Bousoño desde el titular: “Dolores Medio me parece tonta”. Aunque luego precisa: “a juzgar por sus declaraciones”. Por entonces le habían dado el Nadal y se había hecho súbitamente famosa.

Yo –son otros tiempos-- no diré lo que me parece Adela Cortina “a juzgar por sus declaraciones” y por lo que de ella he leído. Me limitaré a apostillar algunas de sus afirmaciones en una larga entrevista con motivo de un premio “en la categoría de pensamiento”.

Durante la Transición, se dio cuenta de que “íbamos a pasar de la ética del nacionalcatolicismo a que cada quien se moviera por sus propios valores y no habría nada compartido por todos los españoles”. Se fue a Alemania buscando propuestas éticas que pudieran ser compartidas por todos y por suerte las encontró y dio cuenta de ellas en el libro Ética mínima, “que la hizo famosa”, según declara. Lo resume así: “Las exigencias de justicia no se pueden cumplir sin caer en la inhumanidad. Tiene que cumplirlas todo el mundo. Un ejemplo son los derechos humanos. Que haya gente que se muera de hambre o no tenga techo es radicalmente injusto”.

¿Y para descubrir eso tuvo que irse a Alemania? Más útil sería que nos dijera quién le pone el cascabel al gato, esto es quién obliga a un país que no cumple con los derechos humanos –en el propio país o en la franja que ha invadido-- a cumplirlos.

Aún hay más maravillas de rigor conceptual en las palabras de esta entrañable pensadora. Durante la Transición, los políticos eran “absolutamente responsables”, dejaban de lado sus intereses de partido para buscar solo el bien común. Lo contrario pasa ahora, “a los políticos no les preocupa el bien común, sino su propio bien y seguir en el poder”. Y continúa: “En una charla dije que me preocupaba tanto la corrupción como la incompetencia y hubo una salva de aplausos porque efectivamente hay muchísima incompetencia”.

Y necesitábamos –ironizo yo—que nos lo dijera alguien que hubiera ido a estudiar a Alemania para darnos cuenta. Pronto se descubre la razón del premio y de que le pongan el altavoz: arremete contra el gobierno. “Los pactos que hay ahora en el Gobierno no buscan un bien común, sino seguir en el poder. Es evidente”.

¿Y no se le ha ocurrido pensar que el “bien común”, tal como lo entienden unos, no es el “bien común” tal como lo entienden otros? ¿Y que permanecer en el poder es condición indispensable para aplicar las medidas que cada partido cree mejores para la sociedad? Ella –por eso ha estudiado en Alemania-- sabe que el amago de retirada de Pedro Sánchez fue “una estrategia fríamente calculada para mostrar en las calles que cuenta con la adhesión de los suyos para llevar adelante unas reformas de profundo calado que prácticamente seguro que serán inconstitucionales”.

¿Y no le han enseñado que por mucho apoyo que tenga en las calles –más tiene la oposición, o al menos presume de ello-- si no cuenta con los votos necesarios en el parlamento no podrá llevar ninguna reforma adelante? ¿Y dónde aprendió a determinar con tanta seguridad la inconstitucionalidad de una ley? ¿También en Alemania?

Adela Cortina tiene redes sociales, pero no tiene móvil. Ni ella ni su marido. Le basta con el teléfono fijo y en las redes sociales participa solo desde el ordenador. Bueno, allá cada uno con sus manías, que suelen acentuarse con la edad. Lo malo es cuando se pretende razonar esas manías: “Quiero tener espacios de tranquilidad. Cuando voy en tren, me gusta mirar el paisaje, leer el periódico… No quiero estar siempre vertida al exterior. Hay que tener espacios de serenidad. Y si tienes móvil te asaltan todo el tiempo. Es una opción por la libertad”.

¿No habrá un alma caritativa que le informe a esta buena señora que puede activar en el móvil el modo avión o la opción silencio? ¿Tan poco viaja en tren que aún no se ha dado cuenta de que el mayor enemigo de la tranquilidad no es el móvil de uno, sino el de los otros viajeros que hablan por él a gritos?

En fin, que no sé por qué leyendo esta entrevista he recordado la opinión de Bousoño sobre Dolores Medio.

Lunes, 27 de mayo
YA LO DIJO EINSTEIN

Por sabio que seas, no hay nadie que no sepa más que tú en alguna cosa.

Martes, 28 de mayo
LA EDICIÓN SIN EDITORES
 

Todo el mundo aprende con los años, incluso yo. Cuando era más joven, o sea cuando solo tenía setenta años y no los setenta y cuatro que estoy a punto de cumplir, al dar paso el presentador del libro a las intervenciones del público, habría levantado impacientemente la mano y me habría ganado en cinco minutos la enemistad de todos. Y eso que solo había hojeado esta Correspondencia entre asturianos, mientras el autor y el presentador hablaban.

            Para quienes gustan de la historia y de la intrahistoria literaria, y no solo literaria, estas cartas enviadas a Rafael Suárez Solís son una maravilla, una prodigiosa novela epistolar. Qué sorpresa descubrir que José Fernández Rodríguez, Pepín Fernández, el fundador de los almacenes habaneros El Encanto y de Galerías Preciados era, además de admirable empresario, uno más de los intelectuales de la Edad de Plata. El 15 de agosto de 1932 escribe a Suárez Solís y, tras elogiar a Azaña, escribe: “Yo le conocí cuando solo era ministro. Me había invitado don Luis de Zulueta a almorzar en el Palace. Y tomamos el café en el gran patio del hotel. En ese momento vino Azaña y saludó a don Luis. Este me presentó y se inició la conversación sobre temas políticos. Azaña había pronunciado, hacía días, un magnífico discurso en una ciudad española. Yo le dije: En ese discurso ha jubilado usted a Alcalá Zamora. Él protestó débilmente y sonrió de un modo que daba a entender que le satisfacía verse comprendido. Y luego le hizo a Zulueta sutilísimas observaciones sobre el carácter y la idiosincrasia del hoy jefe del Estado”.

            ¿Y cómo no sentirse emocionado al leer las cartas de Casona? “Voy a operarme del corazón”, escribe en junio de 1965. “Es cosa seria, pero no trágica”. En la carta siguiente le dice que la operación ha salido perfecta y que confía en marcharse pronto a la casita que ha alquilado en Fuenterrabía. Muere pocos días después.

            Conocidos o desconocidos los interlocutores de Rafael Suárez Solis, hay algo en este epistolario que lo hace para mí especialmente grato: abundan las referencias a Avilés. Muchos de los corresponsales lo añoran desde Cuba.

            Pero yo no habría dicho esto en el coloquio posterior a la presentación. Habría dicho que la edición es un desastre, que carece de índice de corresponsales, que es ridículo anotar quién fue Azaña, Alcalá Zamora o Perón, lo mismo que respetar los lapsus en la escritura y señalarlos con un “sic”.

Ha faltado, como suele faltar en las ediciones institucionales, un editor. ¿A nadie de los que dieron el visto bueno para la edición de este libro se le ocurrió que tal como lo mandaba el recopilador y anotador de las cartas no podía ir a la imprenta?

            “He querido evitar a los lectores la molestia de tener que recurrir a la Wikipedia”, dijo el autor. No es molestia, señor mío –pensé yo--, y dudo mucho que los lectores de este libro tengan que recurrir a la Wikipedia para saber quién fue Gerardo Diego. En el prólogo escribe: “El lector siempre tendrá la posibilidad de elegir si presta atención o no a esta documentación adicional”. Pues no, señor mío, no hay posibilidad de elegir. Como las leyes emanadas del parlamento tienen la presunción de constitucionalidad, las notas a un texto tienen la presunción de pertinencia. Interrumpen la lectura, y solo tras leerlas nos damos cuenta de que son impertinentes. Alguien tenía que haber hecho antes ese trabajo por nosotros.

Si yo tuviera algún poder, si fuera consejero de Cultura, por ejemplo, ordenaría de inmediato retirar la edición, hacer una nueva y pasar los gastos a quienes la autorizaron.

            ---¡Qué bruto eres, Martín! –me dice Alfonso López Alfonso mientras tomamos un café después de la presentación.

            ---Era. Ahora estas cosas las pienso, pero no se me ocurre decirlas.

Jueves, 30 de mayo
CELEBRACIÓN Y ORGULLO

---Pues sí, qué le vamos a hacer, ya sé que el mundo es un desastre y que hay mucho que lamentar y poco que celebrar, pero hoy me siento orgulloso del gobierno de mi país, capaz de enfrentarse al matonismo de dentro y de fuera y de alzar la voz para apoyar a los palestinos y sacar adelante, contra viento y marea, una amnistía tan justa como necesaria.

            ---No cantes victoria. Que los jueces son los que tienen la última palabra y ya sabes cómo se las gastan.

            ---De los jueces que ni quitan ni ponen gobierno (eso es cosa del parlamento, aunque algunos no acaben de creérselo), pero ayudan a su señor, no hablo. Por si acaso. Mañana será lo que Dios quiera, pero hoy déjame estar contento de ser español. Y que dé las gracias al matonismo de la derecha, porque sin ese matonismo feroz e irresponsable no habría sido posible que la izquierda y el independentismo de izquierdas y de derecha se unieran.

---Para romper España.

---Para unirla mejor.



 

3 comentarios:

  1. Ojo, a tu edad Bruce Springsteen ha tenido que suspender dos conciertos (de tres horas cada uno en días alternos) por afonía.

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  2. Quiero decir que para no caer en la hipocondría y la soledad, si hay salud es necesaria la actividad.
    Largos viajes, mudanzas, nuevas empresas...Yo tengo 61 y ya lo estoy deseando pero tengo que recuperar una pierna.
    Así que salud.

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