Después y todavía: El crimen fue en Oviedo
Domingo, 1 de noviembre
UN AUDIO DE WHATSAPP
Fui al cine con el
tomo de Obras escogidas de Jean Cocteau publicado por Aguilar con
espléndido prólogo de Gil-Albert. No quería releer “La voz humana” antes de ver
la adaptación de Almodóvar. Claro que ya la había leído, pero hace tiempo, y no
la recordaba más que en líneas generales. La releo luego, sentado en el
McDonald’s con un café, aprovechando que esta película dura poquito.
No cabe duda de que Almodóvar sabe
decorar, escoger y vestir a las actrices, encargar la música a un buen
compositor y los títulos de crédito al mejor. Algo queda de la fuerza del texto
de Cocteau en su adaptación, pero sus pegotes son un poco ridículos. ¡Ese hacha
para partir por la mitad un traje, ese bidón de gasolina para incendiar un
apartamento sin pensar en los vecinos! Y lo más divertido, ese perro que añora
a su amo (el amante de la mujer) y que de pronto, en la última secuencia, se
vuelve feminista como su dueña y se larga con ella a vivir una nueva vida
después de tanta desesperación.
Me divierte ver la diferencia entre
los teléfonos de antes y de ahora. En la obra de Cocteau, hay continuas interferencias
de otras conversaciones: una mujer que quiere hablar con su médico, otra que
escucha la conversación y recrimina al amante. Son el elemento cómico, que
desaparece como el cable que la mujer , mientras habla, se enreda premonitoriamente
al cuello. Tilda Swinton utiliza unos elegantes auriculares inalámbricos que le
permiten moverse a su aire por el decorado como si el teléfono, abandonado en
una mesa, no existiese..
Pero hay algo de inverosímil, ya en
el texto de Cocteau: esa larga conversación que el amante desertor escucha
estoicamente. Corre el riesgo de sentirse conmovido, como nos sentimos nosotros
los espectadores a poco talento que tenga la actriz (y Tilda Swinton tiene
mucho). De haber adaptado yo la obra, habría hecho que el hombre colgara de
inmediato el teléfono y luego todo lo que viene fuera un audio de WhatsApp. Lo
descubrimos porque, en las últimas imágenes, un hombre sentado de espaldas en
un restaurante, frente a una hermosa joven, mira su teléfono y borra el audio
sin escucharlo.
La mujer ha hablado al vacío. Eso me
parece más impactante que el bidón y el hacha. Pero quién soy yo para
enmendarle la plana a Almodóvar.
Lunes, 2 de noviembre
SALVADOS POR LA CAMPANA
Cuando todos los
asturianos no despedíamos ya de familiares y amigos, de parques y saludables
paseos al aire libre, cuando nos resignábamos como mansos corderitos a ser
encerrados de nuevo por el mayoral que nos tiene a su cargo, resulta que de
pronto comienza a circular la noticia de que un mandamás superior se lo ha
impedido. Puedo confirmar el rumor de que en muchas casas se brindó con
champán, como cuando la muerte de Franco, pero estoy en condiciones de
desmentir y desmiento que la siguiente transcripción de una conversación
telefónica responda, palabra por palabra, a la realidad.
----Presidente, Presidente, que tu
ministro no me deja encerrar a los asturianos, que dice no sé qué de la purga
de Benito.
----Tranquilo, Adrianín, tranquilo,
que aquí está como siempre papá Sánchez para echarte una mano. Habla despacito,
para que te entienda, y dime qué te pasa.
----Pues lo que pasa, Presidente, es
que a esta gente no hay manera de meterla en cintura. Como me están fastidiando
las estadísticas, con lo bonitas que me habían quedado este verano, que éramos
la envidia de España, voy a encerrarlos en casita un mes o dos o tres a ver si
aprenden. Y va el ministro y me dice que si he creído que las medidas contra la
Covid son la purga de Benito. ¿Qué es la purga de Benito, Presidente?
----Te lo voy a explicar, Adrianín,
que tú eres muy joven para conocer estas expresiones viejunas. La purga de Benito
era un laxante que se decía que hacía efecto ya antes de tomarse.
----¡Como mis tuiters! ¡Como mis
ruedas de prensa! Que es hablar yo y se agota el papel higiénico en todos los
supermercados. ¡Voy a llamar así a ese programa diario que estoy preparando “La
purga de Benito”! Arrasaré en audiencia.
----No te pases, Adrianín, que la
gente es muy mala y luego pone motes. Probablemente lo que quería decir mi
ministro, es que si acabas de tomar unas medidas, como impedir que la gente
salga de Oviedo, de Gijón, de Avilés y no sé cuántas medidas restrictivas más
(creo que incluso has cerrado la ópera, aunque hasta los cantantes llevaban
mascarilla y se hacían pruebas de PCR hasta a las ratas que alguna vez aparecían
en el sótano), pues entonces debes esperar un tiempo prudencial, al menos
quince días, antes de tomar otras.
----Pero la curva sigue subiendo,
Presidente. ¡Déjame que los encierre desde ya! Presi, por fa, déjame que los
meta en cintura.
----Calma, chiquillo, calma. El
próximo lunes volvemos a evaluar la situación y decidimos.
----¡Y hasta entonces tendré que
soportar ver a la gente caminar tranquilamente por la calle, sentarse en un
banco del parque, subir al Naranco a respirar aire puro! Me pone frenético
cuando me asomo a las ventanas de la Presidencia y veo atravesar tranquilamente
el Campo de San Francisco! ¡Irresponsables!, me dan ganas de gritarles. ¿Pero
es que no leéis los periódicos? ¿Es que no veis los telediarios? La curva sube
y vosotros tan tranquilos. Menos mal que los hospitales me hacen caso y centran
todos sus esfuerzos en que baje la curva. Si la gente enferma, allá ellos, que
son unos irresponsables, y si mueren que se mueran, pero no de la Covid, que me
arruinan las estadísticas.
---Calma, Adrianín, calma. A ver si
el próximo lunes estamos en situación de darte ese caramelito.
---Por fa, Presi, por fa, que me
muero de ganas.
Martes, 3 de noviembre
SIN CANSARSE NUNCA
Detesto la
despedidas, por eso procuro que hoy sea un día como los otros y no pensar en el
mañana. Me levanto, escribo hasta las diez y luego atravesando el parque
desierto me acerco hasta la cafetería Noor. Allí, en la mesa de costumbre, leo La rama verde, de Eloy Sánchez Rosillo. Me envió ya dedicado su primer libro, Maneras de estar solo, de 1978. Desde entonces me ha hecho llegar
todos los suyos y yo los he ido comentando puntualmente. De vez en cuando, le
ponía algún reparo, como hago siempre (si no, no sería yo), y es el único
poeta, de los muchos que he tratado, que jamás se lo ha tomado a mal, que ha
mantenido sin altas y sin bajas su amistad desde entonces. Yo leo cada nuevo
libro suyo con algún recelo. Lleva insistiendo en los mismos temas y en la
misma manera de hacer desde hace más de cuarenta años; pocos poetas menos
amigos de novedades y de buscar nuevos caminos. Comienzo, ya digo, sin
demasiadas expectativas, dispuesto a encontrarme con lo mismo de siempre. Y poco
a poco me va ganando la emoción. En dos o tres momentos, he de dejar la lectura
con los ojos llenos de lágrimas. Pero la impresión final es de serenidad y
aceptación y asombro ante la maravilla del mundo, porque por mucho que nos robe
el tiempo es más lo que de nuevo nos entrega cada día sin cansarse nunca.
Miércoles, 4 de noviembre
CERCANÍAS
Siempre creí yo que
la naturaleza era una cosa un poco bárbara, lejos de la civilización, a la que
había que acercarse en automóvil. Descubro ahora –no hay mal que por bien no
venga-- que la Asturias rural está a dos pasos del centro de Oviedo. La
cafetería Noor, como vende periódicos y pan, cierra solo a medias. Compro un
café para llevar y lo voy bebiendo mientras salgo al campo (el primer sorbo lo
doy, y con qué placer me quito la mascarilla, frente a un acechante vehículo de
la policía nacional). La avenida de Torrelavega termina bruscamente en el
campo. Sigo por un camino en cuesta y llego hasta una ermita que no había visto
nunca dedicada a Santa Ana de Abuli. Hay un cruce de caminos: una flecha indica
Cerdeño, otra Mercadín. En sentido contrario, están Nonín, Monterrey y San
Cipriano de Pando. Salvo Cerdeño, nunca había oído ninguno de estos nombres,
pero muy cerca, sobre los árboles, veo dibujarse el skyline de Oviedo. En un
alto prado, pastan caballos; cerca del camino filosóficas vacas. Muy de tarde
en tarde, me cruzo con un caminante. Se escucha el silencio.
Si no puedo recorrer las callejuelas
de Estambul, esas que todavía guardan un eco de Pierre Loti (qué digo las
callejuelas de Estambul, ni siquiera puedo pisar el parque de Ferrera en
Avilés), pues descubro Mercadín y Nonín y San Cipriano de Pando. El mundo es
más hondo que extenso, como dijo Pessoa o le hice yo decir yo en algún texto apócrifo, que ya no sé
bien.
Jueves, 5 de noviembre
HISTORIA DE TERROR
Abelardo Linares me
encarga la edición de Huellas de
las Constituyentes, el único libro
editado por Luis de Sirval. Quiere añadirle como apéndice el recurso de
casación que Eduardo Ortega y Gasset interpuso contra la sentencia que condenó
a su asesino a unos pocos meses de cárcel.
Luis de Sirval era un periodista
valenciano que vino a Asturias para informar de la Revolución de Octubre y de
la represión posterior. Le dio tiempo a enviar dos crónicas. Iba a mandar la
tercera cuando le detuvieron. Tras su asesinato, se la devolvieron a sus
familiares con algunas páginas arrancadas. Sirval se alojaba en la Fonda de
Flora, donde estaban también algunos huéspedes del Hotel Covadonga, incendiado
por los revolucionarios. En la mesa comunal, intervino alguna vez para negar
que ciertas atrocidades que se contaban de los mineros fueran ciertas: curas
descuartizados y puestos en venta, hijos de guardias civiles con los ojos
arrancados. El dudar de esas patrañas fue bastante para que uno de los
contertulios le denunciara. Había cometido además otra imprudencia: en el café
Peñalba dio a entender que unos legionarios le habían contado cómo habían
muerto Aida La Fuente y otros revolucionarios en San Pedro de Los Arcos y que
él lo referiría en su próxima crónica. Le detuvieron y cuando estaba en la
comisaría de Oviedo, tres legionarios –Dimitri Ivanoff, Ramón Pando Caballero y
Rafael Florit de Tagores-- fueron a buscarle sin orden judicial alguna, le
sacaron al estrecho patio de la comisaria, le golpearon para que les dijera con
qué legionarios había hablado y luego le acribillaron a tiros. A aquel patio
daban varias ventanas de otros edificios, hubo testigos presenciales, pero
ninguno fue aceptado en el juicio. Abelardo me envía también la sentencia
contra la que se efectúa el recurso de casación. La firman los señores don
Cayetano Álvarez Osorio, don Francisco García Ruiz y don José Fernández Ruiz.
Queden aquí sus nombres para oprobio eterno. Su relato de los hechos es que el
preso quiso huir, que los tres legionarios le siguieron, que uno de ellos –el
búlgaro Dimitri Ivanoff-- disparó al aire para que se detuviera con el
resultado imprevisto de que ocho balas impactaran en el cuerpo de Sirval –una
en el corazón, otra en la frente, también es mala suerte-- y le causaran una
muerte instantánea. Se le condenó por imprudencia temeraria (aunque con varios
atenuantes) a seis meses y un día de cárcel. También al pago de quince mil
pesetas a los herederos de la víctima, pago que no se llegaría a hacer por
declararse el condenado insolvente.
Hubo un gran escándalo con esa
sentencia, acentuado cuando el tribunal supremo rechazó el recurso y la
confirmó en todos sus términos. Luego llegó la guerra y aquella barbarie fue
olvidada.
Llamo a Abelardo para decirle que ya
tengo el libro ¡Acusamos!, que se publicó en 1935 con textos de, entre
otros, Manuel Azaña, Antonio Espina, Indalecio Prieto, Ramon J. Sender (me lo
ha pasado, con su generosidad habitual, Antonio Insuela, que sigue trabajando
en su despacho del Milán), y hablamos luego de la situación político-sanitaria
de Asturias, que podrá ser grave, pero no es seria (como diría Karl Kraus), y de
que yo soy casi la única voz que protesta públicamente ante el disparate
generalizado.
---Pues cuidado con lo que dices, no
te vaya a ocurrir lo que a Sirval.
Y esa noche tengo una pesadilla.
Sueño que me caigo, que tienen que llevarme al hospital y que una enfermera me
reconoce y hace correr la voz: “Aquí está el negacionista ese que se burla de
los esfuerzos de nuestro presidente para contener la pandemia impidiendo que
los ovetenses vean el mar o pongan el pie en la calle después de las diez de la
noche”. Un doctor con la cara tapada, al que todos miran con reverencia (se
rumorea que es el más estrecho asesor sanitario del presidente), se acerca
entonces empuñando una larga jeringuilla y dice: “Dejádmelo a mí”.
Viernes, 6 de noviembre
LA LECCIÓN DE GOEBBELS
“El virus no piensa, tú sí”, leo en los carteles que la
propaganda oficial del Principado ha colocado por las calles. Ganas me dan de
denunciarla por publicidad engañosa.
Más
adecuado sería que dijeran: “El virus no piensa, nosotros tampoco”. Y luego la
firma: Gobierno del Principado de Asturias.
También se
podría personalizar el eslogan: “El virus no piensa, haz tú como él y deja que
Adrián Barbón piense por ti”.
"El mundo es más hondo que extenso, como dijo Pessoa o le hice yo decir yo en algún texto apócrifo, que ya no sé bien."
ResponderEliminarLa duda sobra, dada la cantidad de veces que lo ha dicho.
Esa frase ha sido plagiada por J.Bonilla, que ni siquiera cita a Pessoa:
El mundo es más hondo que extenso
por Juan Bonilla
Publicado en la revista Turia (Nº 117-118. Instituto de Estudios Turolenses, Marzo, 2016).
http://www.ieturolenses.org/revista_turia/index.php/actualidad_turia/el-mundo-es-mas-hondo-que-extenso
¿Nadie comenta nada? ¿O los comentarios en Café Arcadia también han sido excluidos del listado de actividades esenciales, señor Martín?
ResponderEliminarY ya somos dos los candidatos a 'sirvales', y con usted tres… ¿o de verdad vamos a permitir que el presidente Adrián lo haga por todos nosotros, vosotras y usted, apocado Insué…?
Canal Diversión para niños, mayores sin mascarilla e Insuelas:
René Lavand, La belleza de lo simple
https://www.youtube.com/watch?v=qKssbvggDAQ
…cuatro…
Eliminar“Queda rebelarse o resignarse. Se ha restringido tanto el derecho al desprecio que cuando nos rebelemos pasaremos a la categoría de violentos para el Comité de la Verdad Gubernamental.”
https://www.vozpopuli.com/opinion/espana-barco-deriva_0_1407760459.html
No he entendido nada del asunto de Aida de la Fuente y el legionario búlgaro. Hace unos días Víctor Menéndez hizo un comentario sobre el mismo tema y tampoco lo entendí. O me estoy haciendo viejo, o es el bichito o escribís sólo para los asturianos. No descarto que sea una mezcla de los tres factores
ResponderEliminarMás bien no caer en la cuenta de que, si se menciona un personaje, y uno no había oído nunca hablar de él, conviene teclear su nombre y consultar la Wikipedia.
Eliminar¿Os imagináis que no quedasen jóvenes para cuidar de nuestras abuelas?
EliminarPues sí, María, si eso pasara sería ciertamente preocupante para jóvenes y abuelas. ¿Y sin jóvenas para cuidar de los abuelos? La verdad, no sé qué sería peor.
Eliminar¡Qué mal pensado eres, José Luis! El Reino de España ha de poder cuidar de sus pequeñuelos, y para eso a veces es necesario tener garantizada cierta impunidad.
ResponderEliminarPOEMA PARA LEER CON GAFAS DE SOL
ResponderEliminarLA luz del Campo dei Miracoli en Pisa
es la imagen heráldica de algún grabado antiguo,
del hombre que esperaba una llamada.
Y el caso es que también
yo creo haberla visto en algún sueño.
La luz desnuda de cintura para arriba,
en la Luca Giordano, es como ver
vestirse y desvestirse al sol entre los álamos
de Nápoles, y es Nellie Campobello:
ojos como las llamas de dos velas,
¿o son dos ramas jugando mientras cantan
dos gozosos lectores de Ovidio y de Virgilio?
La luz: tinta y papel, literatura.
La luz que, más que deslumbrar, alumbra
con su patio arbolado, su huerto con limones,
su almuerzo al aire libre y su tímida iglesia
atornillada al pie de una montaña.
La luz es su bikini verde en Sagres,
con sus mitades verdes de manzana
que es pulpa comestible para el ojo:
saliva o río que se sueña Atlántico...
y los muslos suaves de Adelita.
Ya ni siquiera sé en qué mundo vivo.
Para viajar no hace falta viajar:
basta darse una vuelta por su piel
y el más viejo deseo de ser otro.
La luz es como el ruido de un tacón
sobre la oscuridad del pavimento,
embocando la calle 33
hasta el Manhattan Mall, y se detiene
en el escaparate de una agencia de viajes.
La luz que escribe su caligrafía
a la orilla del Rhein
—bajo la superficie de los cuerpos,
el agua se hará fondo y su desnudo—:
una barcaza cruza bajo el puente.
Las parejas se abrazan contra la barandilla,
la incertidumbre y el desasosiego
de no saber si voy a volver a verte
en el Pont Neuf o en el café Les Deux Magots,
en Rua das Flores o en la Torre dos Clérigos:
en las guías turísticas nadie habla de ti,
ni en las cambiantes vistas de la luz
que solo existen dentro de nosotros.
No sé dónde he leído:
«corazón: barco en tierra que no puede
soltar amarras...».
____________________O el mar en Creta,
que llora su ruina
___________________—y el futuro
que hemos dejado atrás.
No te preocupes, Benito. Lamento haber citado el tema
ResponderEliminarSanta Ana de Abuli forma parte de mi infancia y toda mi vida. De mis mejores recuerdos, cuando subía con mi padre a La Muralla...eran otros tiempos. Toda mi vida está en esa zona.
ResponderEliminarJueves, 5 de noviembre
ResponderEliminarHISTORIA DE TERROR
No fue en Oviedo ni tampoco un sueño, paciente Martín, paracronismo a lo sumo…
https://www.ansa.it/sicilia/notizie/2020/05/11/la-pandemia-non-ce-e-gli-fanno-tsogarante-chiede-notizie_640d55b2-53c7-4d75-b944-270759306f46.html
Y es perfectamente legal en “países de nuestro entorno”, lo llamamos TSO:
https://www.giustizia.it/giustizia/it/mg_3_2_20.wp
Y viene avalado por la ONU desde 1991, 46/119…
—Benitoooo, mi caramelitoooo…
—No me seas impacientón, Adri, ahora te doy lo tuyo pero espera que advierta primero al paciente Martín &Co…
https://it.wikipedia.org/wiki/Trattamento_sanitario_obbligatorio#Principi_ONU
Una tarde del verano pasado regresaba yo a Niza desde Menton -en los Alpes Marítimos- por la escarpada carretera de la costa y, entre Beaulieu-sur-Mer y Cap-Ferrat, en Eze, me topé con la silueta del caserón que Jean Cocteau eligió para los exteriores del palacio de la Bestia. Nada hacía pensar que aquel paraje, abigarrado de quintas y apartamentos, fuese el solitario y tétrico confín que percibimos en la película.
ResponderEliminarVaya, vaya, un protestón como F pudo refrescarse este verano en los Alpes Marítimos, mientras sus compañeros y compañeras se tenían que conformar con un fin de semana en Getafe. Qué suerte ser de izquierdas.
EliminarError: fue en 2019, don Andrés. Si no llega a amagar esa puñalada no caigo en la cuenta. Sorry.
EliminarNo he de callar por más que con el dedo
ResponderEliminarSilencio avises o amenaces miedo.
Disculpe el autor de este blog, pero no hay muchos sitios donde explayarse en la actualidad.
ResponderEliminarCelebremos, con una cerveza, que ha ganado Joe Biden. Lo que no es bueno ni malo, ya veremos
Yo estoy con Víctor, no sé por qué lo cortaste. Es como dejar el Don Quijote sin Sancho, o no sé si al revés. Tú a veces me recuerdas más al licenciado Vidriera que a don Quijote.
ResponderEliminarNo le corté, Jesús, ha seguido opinando en "Crisis de papel" sobre el tema de reivindicar represión y justificar asesinato.
ResponderEliminarhttps://www.lejdd.fr/Societe/Justice/tribune-200-avocats-et-juristes-appellent-au-deconfinement-et-a-defendre-la-vie-sous-tous-ses-aspects-4003339
ResponderEliminarhttps://usforthem.co.uk/open-letter-from-health-professionals-and-scientists-to-the-prime-minister
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ResponderEliminarMaravillosas citas. Forman una perfecta antología que admite lectura independiente. Muchas gracias, Ángel.
EliminarEcho de menos una campaña, sobre todo en televisión, en la que se aconseje a la población exigirse mayor prudencia frente a la plaga. Creo que sería eficaz, aunque desde luego procurando no recrearse en las imágenes dramáticas de las campañas lanzadas por Tráfico.
ResponderEliminarLa televisión, por su potente capacidad para infiltrarse en los hogares, suele ser un medio incomprensiblemente infrautilizado. Yo la aprovecharía, por ejemplo, para mejorar el espíritu cívico de los españoles. Entre otras cosas recomendaría evitar el ruido que tanta calidad de vida disminuye. La gente utiliza el móvil en los espacios públicos vociferando irrespetuosamente. Y resulta que semejante incomodidad la soportamos para poder hacer nosotros lo mismo. Muy español esa indeseable tendencia al empate.
En el segundo apartado, de acuerdo por completo. En el primero, no me imagino que se pueda aterrar más a la población, que no solo sigue todas las recomendaciones, sino que las exagera hasta poner en riesgo su salud física y mental (y hablo del 99% de población, siempre habrá excepciones, pero esas son inevitables).
ResponderEliminarDice usted, aterrar, pero, si se fija en mi comentario, precisamente he sugerido que la campaña no resulte tan desagradable como la de Tráfico. Creo que con los magníficos creativos publicitarios que tenemos, se podrían lanzar eslóganes e imágenes de fuerza expresiva disuasoria. Pero debe ser que estoy equivocado, porque ningún partido lo propone.
EliminarEn cuanto a las recomendaciones cívicas, le cuento a Martín la siguiente anécdota: como usuario habitual de los autobuses madrileños, harto de soportar la mala educación de los viciosos del móvil, escribí una carta a la Empresa Municipal de Transportes para sugerir que, a través de los displays de que disponen todos los autobuses, se lanzarán advertencias a los pasajeros ruidosos para no molestar a quienes comparten viaje. Pero la respuesta aún la estoy esperando. Está claro, y preocupa, que ningún partido político está dispuesto a recordar a los españoles que somos europeos. Por lo visto, desconsiderar la capacidad perturbadora del ruido es para algunos una clara manifestación de libertad.
Andrés, las citas que haces son perfectas.sobre todo la de Juan Manuel Alcaraz.
ResponderEliminarSirval deambulaba por un Oviedo recién liberado. Pero con las heridas abiertas.Preguntar a todo legionario ocioso sobre qué había ocurrido en San Pedro de Los Arcos, no sólo era peligroso, sino inútil para dar con la "verdad".
Respecto a la cita de Speers también es muy procedente. Legionarios y regulares no tenían precisamente una buena relación.
Un saludo y gracias.
Don Víctor Menéndez sigue erre que erre. Que un periodista pregunte para informar correctamente sobre lo que ha pasado es "inútil para dar con la verdad" y si le pegan cuatro tiros (fueron más) porque alguien respondió a sus preguntas, pues bien merecido se los tenía.
ResponderEliminar¿Tan difícil, Víctor, resulta decir "he metido la pata" y pasar a hablar de otra cosa? Te recuerdo que los magistrados que dictaminaron que el asesino había cometido solo una imprudencia y le condenaron a unos pocos meses de cárcel, más tarde serían acusados de prevaricación por el fiscal de la República y condenados dos de ellos (el otro había puesto un voto particular al no estar de acuerdo con la sentencia). Aquí no se trata de juzgar a la Revolución de Octubre ni a la Legión, sino el asesinato de un periodista cometido por legionarios, algo muy distinto.
Pues cambiemos de tema. No podemos cambiar de país, cambiemos de tema, que decía Joyce.
ResponderEliminarUn saludo
Qué estúpida ironía, qué humor palurdo y desgraciado el de ciertos ignorantes prepotentes, mientras en torno suyo muere la gente a causa de aquello sobre lo que frivolizan... Egoístas rutinarios que pasean sus neuras con una impudicia sonrojante y que, como Nerón, creen que cantan bien porque nunca falta algún adulador que piensa que gana algo siéndolo.
ResponderEliminarPetronio, Petronio, que uno está perdiendo la paciencia. Indícame quién muere porque alguien compre zapatos o tome un dafé en una terraza o vaya al cine, todo ello con aforo limitado, mascarilla, geles y todas las medidas de seguridad. Esas actividades están prohibidas en Asturias. Defender esa prohibición no cabe en ninguna cabeza que razone mínimamente. Y culpar de los muertos a quien pasea solo por una calle vacía sin mascarilla es una majadera ofensa que algunos no estamos dispuestos a aceptar, ni a los que callan su nombre ni a los que ocupan cargos politico-sanitarios.
ResponderEliminarSe nota que mi paciencia con la dañina estupidez está llegando al máximo. No frivolizo: acuso.
(Por supuesto, defiendo todas las medidas que se tomen para contener la enfermedad si tienen que ver con la contención de la enfermedad: prohibir salir de Oviedo no la tiene).
Y me aterra que a tanta gente el miedo le haga tragar cualquier cosa.
Desde aquel ridiculizado Ricardo de la Cierva, hasta los actuales Santiago Abascal & Co, pasando por el fenómeno Pío Moa (hoy ya un poco eclipsado) no han dejado de proliferar ejemplares de lo que se suele llamar "revisionismo" de la Guerra Civil y del franquismo; de revisionismo nada, porque no revisan. Mixtifican y falsean, luego son simplemente falseadores, de los que tenemos reciente ejemplo en un tal Ortega Smith, autor de vomitivas declaraciones sobre las llamadas Trece Rosas. Moa se declaraba franquista porque Franco impidió la violenta revolución socialista. Las pocas muertes hipotéticas de la República continuada son para Moa mucho más graves que las innúmeras y crueles muertes reales del franquismo, a puro paredón o mediante juicio-farsa. Y no es que "interpreten" de otra manera. Falsificar incluso las fuentes no es problema para estos historiadores-cuentistas. Necesitan hacerlo no sólo para justificar y defender su ideología, sino por algo de mucho más peso y necesidad: LA EXCULPACIÓN, desean quedar exculpados, ellos y sus padrinos ideológicos, del Holocausto al que llevaron al País.
ResponderEliminarPero no van a cambiar la historia, es prácticamente imposible que lo consigan por una razón de masas y de número. Las víctimas fueron millares y los verdugos sólo decenas o cientos de señalados criminales. Hay mucha descendencia de asesinados, son muchas cabezas para guardar el recuerdo indefinidamente, muchas bocas para contarlo y mucha sangre en marcha para defender la verdad de lo que les hicieron y mantenerlo en pie. No lo van a conseguir por mucho que se les vayan incorporando (por ignorancia, por desinformación o por mala leche) monaguillos y alevines de última hora, sin rigor y sin datos, como este lamentable Víctor, campeón de la confusión y del embrollo.
Cuando yo era pequeño, a los que se creían a pie juntillas las versiones de los tendenciosos se les llamaba panolis o papanatas. Leyéndola a usted, no soy capaz de integrarla en ese grupo, sino en de los iluminados que se acuestan sin rezar el padrenuestro porque al despertarse saben que seguirán correteando por el cielo, con los angelitos que en el verano del 36 apiolaron a diez mil inocentes por el simple hecho de pertenecer a la clase media conservadora. Esto se lo oí una vez al citado Ortega y lo aprendí para siempre. No hay como beber en las fuentes de la verdad para transitar por la vida. Mire, se me acaba de ocurrir una variante al masculino papanatas: mamanatas.
Eliminar“Hay que ir a un Estado nuevo, y para ello se imponen deberes y sacrificios.¡Qué importa que nos cueste hasta derramar sangre! Para eso nada de contubernios. No necesitamos el poder con contubernios de nadie. Necesitamos el poder íntegro y eso es lo que pedimos. Entretanto no iremos al Gobierno en colaboración con nadie. Para realizar este ideal no vamos a detenernos en formas arcaicas. La democracia no es para nosotros un fin, sino un medio para ir a la conquista de un Estado nuevo. Llegado el momento, el Parlamento o se somete o le hacemos desaparecer.”
EliminarJose Mª Gil Robles, ese paladín de “la clase media conservadora”, octubre de 1933.
Ayer, en Oviedo, un hombre de 81 años se suicidó, arrojándose desde la Losa (hay bastante altura) de cabeza.
ResponderEliminarParece un suceso menor, algo que leemos en la prensa, y pasamos página.
Sin embargo, pongámonos en su piel. Quizá estaba viudo, soltero...no tenía familiares y si dolor.
Quizás el único entretenimiento que le quedaba era tomar una pinta de vino en un bar, hablar con un conocido, ver el partido de fútbol...
Ni Huxley ni Orwell podían imaginar tal pesadilla, los geriátricos convertidos en cámaras de incineración.
Y además nos aguarda un Ministerio de la Verdad.
Esta vez tengo que darte toda la razón, Víctor. Los muertos, aunque sean por maltrato o por desatención, siempre que no sean por coronavirus, le importan poco a nuestros políticos tan preocupados por la salud.
ResponderEliminarPues todo eso se lo han arrebatado. Incluso el paseo diario.
ResponderEliminarNo voy a comentar el discurso de Marian Cillero. Bien sabido, bien aprendido.
ResponderEliminarCamarada, no se de qué historiadores me hablas.
De todas formas, eso se llama demagogia.
De eso sabía mucho Azaña y Largo Caballero, por citar a los más notables.
Te respondo porque me has citado.
Salud.
A día de hoy, el franquismo ha quedado como el c***, igual que Azaña con esa imprudente chulería de «España ha dejado de ser católica» o Alfonsito 13 escurriendo el bulto. “Políticos” de salón.
EliminarRespuesta muy pero que muy flojita, María. De penitencia le pongo que se maquille un poco mejor y se tiña la cana brava
EliminarLa treta párvula de llamar "demagogia" a lo que dice el adversario, y creerse que se ha demostrado algo está ya muy caducada. Hay que decirles a los falsificadores: Mire, lo que importa no es si se trata de demagogia. Lo que importa es si es verdadero o falso. Ahí es donde se hunde el mixtificador.
EliminarLa grosería que le dice el ultramontano ( y machista) Felgueroso a María, ¿no merece la sanción de JLGM, tan diligente para criticar otros " desmanes" de menor voltaje?
EliminarNo hay grosería alguna, previamente María se despachó a gusto descalificando a quien no comulga con su estrecho ideario. No se debe utilizar un blog para insultar, y menos para decir tonterías afectadas por el maniqueísmo ramplón. Lo asombroso es que usted se escandalice y hasta pida penalti, con lo insolente y maleducado que es. Si mi inofensiva ironía fuera dirigida a una militante de derechas, usted lo celebraría alborozado, así que compórtese como un adulto y no como un jovenzuelo revolucionario de salón. De adjetivos como machista y fascista suelen abusar los autodidactas que prenden encontrar en la Cuesta de Moyano la forma de desprenderse de su ignorancia supina.
EliminarF, espabila y déjate de clichés baratos.
EliminarTotalmente de acuerdo con Manuel en lo de usar la tele para reeducar contra el ruido. Aunque con esto de la COBI yo noto más apocamiento. Yo lo he aprovechado a mi favor, instando: “¿Y si todos hiciéramos lo mismo?”
ResponderEliminarA ver si administras mejor el lápiz censor, so arbitrario. Se te habrán pegado los resabios de Vocento...
ResponderEliminarVolviendo a la pandemia. Las restricciones no dan resultado. El récord de contagiados y de clientes de la UCI sube día a día.
ResponderEliminarYa han tenido que habilitar espacios que no lo habían hecho durante la primera ola, poner a dentistas de enfermeros, etc.
La vacuna que prometen no se la creen ni ellos.
Un consejo, amigos, salir lo menos posible. No tratar con nadie. Ir a sitios solitarios, donde poder respirar.
Esto va en serio.
No es inofensiva, Felgueroso, porque ofende; tanto que ya le había enviado por este conducto una esquelita afeándole esa bravuconería montaraz (que ya conocíamos, que no solo F es adicto al guiñol y a las sombras chinescas) y que en esta ocasión ejerce sobre María, en unos términos que le retratan y que nada le favorecen. Esquelita que extrañamente -aunque pudiera ser porque le llamaba sinvergüenza y eso debe de estar mal- se perdió en la blogosfera, y que quedó inédita. Como suelo lidiar a primera sangre, no voy a repetir el correctivo que le hacía..., pero intuirá que no eran precisamente flores: si acaso flores a María.
ResponderEliminarPS.- En la Cuesta de Moyano estar estuve: una vez detrás de un mostrador; en el escaparate puede que innúneras. Por si fuera embeleco, tómese Felgueroso la molestia de averiguarlo. Si le place.
Estoy interesadísimo en descubrir esos escaparates de las librerias de Moyano. Estuve por allí el mismo lunes y no los vi. Volveré en cuanto pueda para comprobar si los escaparates son de cristal o es simple cuestión de aire interpuesto se. A quién si vi fue a Bibiana Fernández, otra autodidacta de Sálvame. Pero, oiga, señora muy respetable, faltaría más.
Eliminar"Para hallar es menester saber buscar".
Eliminar(San Acisclo de Focea)
Para no ser usted diletante comete demasiadas tropelías con las tildes: ese "A quién si vi"...". Claro que le queda el manido recurso de echar la culpa al celular.
ResponderEliminarNaturalmente, F, siempre escribo en el celular y deprisa, para las novelas uso un ordenador igual de barato que mi Xiaomi.
EliminarPor cierto, Bibiana es igual de alta y varonil que yo, no se puede usted imaginar qué tamaño de manos. La descubrí ojeando un libro del 23f, ya sabe, aquel episodio en el que el mejor embajador dió primero un paso adelante y dos atrás para salvar la democracia. Luego aprendió a ser comisionista, putero ya lo era hacía tiempo. Al volver al paseo del Prado, en busca del 27, reconozco la envidia que me habia producido saber su tórrida relación con Bárbara Monarca. Quién sabe si también Bibi le calentó la cama.
Qué cosa, Felgueroso..., yo también tomo el 27, que me deja en la Glorieta de Emilio Catelar (republicano de pro). Malicio que usted se apeará en Colón..
ResponderEliminarMe apeo un poco más arriba del Bernabéu, zona tan facha como la de Colón, en cuyas proximidades habita el ínclito Trapiello.
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